Pedro Arjona: “En aquellos años si eras de izquierdas estaba mal visto que te gustara el cine de John Ford”

Uno de los momentos más emotivos y didácticos también de la séptima edición de Tenerife Noir, celebrado en sus fechas habituales de marzo, fue el recorrido que el dibujante Pedro Arjona (Madrid, 1949) hizo con el acompañamiento del escritor y también dibujante Ángel de la Calle de la exposición de viñetas de la serie Sol de invierno, escrita por Jorge M. Reverte.

Pedro Arjona es un personaje clave para tomar el pulso de la historieta en los difíciles años de la Transición ya que formó parte del legendario equipo creativo El Cubri y ya en solitario como dibujante de varias series negras con fuerte compromiso social que ahora reúne en Marta (Reino de Cordelia), un volumen impecablemente editado.

Marta nació en 1990 resultado del dibujo de Pedro Arjona y de la imaginación del escritor Jorge M. Reverte, y sus aventuras se publicaron en El País. Se trataba de una serie policíaca protagonizada por la intrépida periodista Marta, y cuyos originales en blanco y negro se pudieron ver en la Sala R La Recova de la capital tinerfeña. La serie tuvo continuación en color veintiséis años después en las páginas de El País Semanal con el título de Los tigres del Canal.

- ¿Qué fue eso de El Cubri?

“En un principio un equipo que formaron originalmente Saturio Alonso y Felipe Hernández Cava. En aquel tiempo yo estaba en un partido político pro chino haciendo cosas en el ámbito cultural que compaginaba con mi trabajo en publicidad aunque estaba interesado en el cómic pero, profesionalmente, me dedicaba al diseño. En una entrevista que se emitió por televisión escuché a Jesús Cuadrado defender que los cómics deberían de asumir posturas y pensé que los cómics podían implicar a los antifascistas. Un día me tropecé por casualidad con Jesús Cuadrado en la Cuesta de Moyano y le propuse que escribiera un artículo para la revista Vientos del pueblo y él me invitó a conocer a unas personas que los esperaban en un hotel de la calle de Atocha que resultaron ser Saturio y Felipe. Saturio estudiaba Bellas Artes y Felipe estaba matriculado en la facultad de Filosofia y Letras”.

- ¿Qué salió de esa reunión?

“Les quería proponer, como hacían cómics, que hicieran algo para la revista. Hablamos y se produjo un flechazo y mi incorporación al equipo. Lo de El Cubri viene de Stanley Kubrick, director de una película que a todos nos había impactado como fue 2001: Una odisea del espacio, y nació como resultado de una colaboración que hicieron para la revista Fotogramas ya que al tratarse de una revista de cine pensaron que El Cubri era un pseudónimo adecuado para firmar estas colaboraciones”.

- Y se incorpora al equipo.

“Cuando me incorporé comenzamos a buscar otro nombre, más revolucionario, que tuviera peso ideológico y salió entre otros Equipo 3 pero lo desechamos en favor de El Cubri. Enviamos cosas a la revista Triunfo que fueron muy bien acogidas porque en aquel entonces no eran muy habituales las viñetas con el contenido ideológico que les dábamos. Publicamos en Fundamento El que parte y reparte se queda con la mejor parte, también otros trabajos mientras concretábamos un nuevo estilo, con historias más sociales, muy próximas al cine de Mario Camus y a los relatos de Aldecoa”.

- ¿Cuántas etapas tuvo El Cubri?

“Tuvimos dos. A finales de los 70 Saturio nos dejó porque se fue a vivir a Irlanda y nos quedamos Felipe y yo. Saturio era el que organizaba los dibujos con base fotográfica y yo me encargaba del color. Saturio estaba muy mediatizado por el estilo fotográfico mientras que yo era más versátil ya que procedía de la publicidad y no tenía aún un estilo muy definido”.

- Y comienzan a trabajar historias de serie negra.

“Cuando comenzamos a trabajar la serie negra fue porque estábamos desengañados cuando el PSOE, tras ganar las elecciones de 1982, comenzó a desmontar todos los movimientos ciudadanos y si bien por aquel entonces ya no militaba en ningún partido sí que tenía un compromiso ideológico de tendencia maoísta y troskista por lo que empezamos a cultivar una línea nueva en la que reivindicamos el cine de los años 40 y 50. Lo hicimos en unos tiempos en los que estaba muy mal visto que si eras de izquierdas te gustara el cine de John Ford, y eso se plasma Sombras, un homenaje a los secundarios de ese cine que explica muy bien al protagonista. Es decir, que en una película como Tener y no tener descubrimos el lado tierno de Bogart gracias al marinero borrachín que lo acompaña. La música que nos gustaba también estaba mal vista por la izquierda de aquellos años pero nos daba igual. De hecho, le dedicamos uno de los libros de Sombras al programa de radio Flor de pasión. Al empezar la serie Peter Parovic, y cuando formábamos familia, ya teníamos hijos, nos llamaron del programa Querido pirulí, de Fernando García Tola, para hacer una serie de cartones y Antonio Drove me fichó para que hiciera el story board de El túnel”.


- ¿Cuándo desaparece El Cubri?

“Mientras colaborábamos con El hombre invisible para El País. Este fue el último trabajo que hice con Felipe. Decidimos dar por cerrado El Cubri aunque cuando entró Joaquín Estefanía como director del periódico y nos pidió que siguiéramos pero nosotros queríamos probar otras cosas y ahí es cuando acaba la segunda etapa de El Cubri”.

- Además de cómic también ha sido director de varios documentales.

“Pasados los años colaboramos en un documental sobre la batalla del Ebro, basado en un libro de Jorge M. Reverte aunque el guión era de Felipe Hernández Cava. También rodamos un documental para la Fundación Víctimas del Terrorismo, Corazones de hielo, en su versión larga y Las voces de Antígona, en la reducida”.

- Y conoce a Jorge M. Reverte.

“Me fui a trabajar con él a una productora que había montado y en la que estaban Fernando Jáuregui, Luis Eduardo Aute, Mario Onaindia, algún financiero más y yo”.

- ¿Y cómo era su relación con los guionistas?

“He trabajado con dos guionistas prácticamente: Felipe y Jorge. En cómic, lo que hacía Felipe era escribir numéricamente los diálogos y a partir de ahí yo miraba en cuántas viñetas lo podíamos solucionar. Con Jorge era distinto ya que no era guionista, él te enviaba un texto que tú debías de resolver gráficamente”.

- Enviaban dos tiras al periódico que se publicaban diariamente, ¿cómo lo hacían?

“Cuando se empezaron a publicar yo ya tenía hecha la historia. No hubo problemas y por aquel entonces uno ya se encontraba con buenas fotocopiadoras que era lo que enviaba al periódico y no los originales porque tuve la mala experiencia de que los trataran muy mal”.

- Y Reino de Cordelia publica Marta.

“Nos propusieron publicarla en su colección de cómics pero tuve que hacer un remontaje con respecto a las tiras que se publicaron en El País. La edición de Reino de Cordelia es impecable, incluye también bocetos”.

- ¿Proyectos a la vista?

“Acabo de terminar para Reino de Cordelia las ilustraciones para las Coplas por la muerte de su padre, de Jorge Manrique y el año pasado ilustré un libro de viajes, El último verano de la URSS, de Sara Gutiérrez que se encontraba allí como estudiante de medicina el año en que cae la URSS. Gutiérrez recorrió los países bálticos para regresar otra vez a Jarkov. Se estudia también la reedición de un libro que hicimos hace tiempo, Madrid, bajos fondos, de Juan Gómez Rufo”.

- ¿Y de dónde le viene esa afición por los cómics?

“Desde siempre fui muy aficionado a los tebeos e incluso cuando trabajaba en publicidad realicé un anuncio de una conocida marca de bebidas como un cómic. Recuerdo también que utilizaba los azulejos de la cocina de casa como si fueran viñetas y cuando iba al cine, por aquello de que no se me olvidara la película, la dibujaba. Claro que si en aquellos días hubiera sido tan accesible una cámara como hoy, hubiera hecho más cine que cómic”.

- Pero llegan las grandes series que realizó para el cómic de este país.

“En El País publicaron tres historias: Un cadáver sin dueño, La maleta de Machado y Sol de invierno. A Jorge M. Reverte le gustaba mucho el cómic aunque no era guionista pero estando en la productora le comenté un día que conocía a el Nani, porque era el hermano pequeño de un compañero mío de bachiller y que recordaba haberlo visto cuando iba a buscar a su hermano al colegio. Su familia, muy humilde, era de Guadalajara. Jorge ya había publicado por aquel entonces algunas de las novelas de Gálvez pero decidimos apostar en las tiras por una mujer como protagonista porque se le daban muy bien los personaje femeninos y se lo propusimos a Martín Prieto, subdirector de El País pese a que Cebrián no fuera partidario de sacar dibujos en el periódico, quería que fuera más del tipo Le Monde, pero iniciamos la tira y comenzamos con la historia del Nani y seguimos con La maleta de Machado, en la que aparecían personaje de la vida política de aquellos años. Jorge, lo hacía también en las novelas, me decía que tal personaje se pareciera a mi cuñado, por poner un ejemplo. Siempre me daba una referencia vinculada a una broma o a un ajuste de cuenta que, insisto, lo hace también en sus novelas. En la primera de la serie Gálvez aparece de hecho El Cubri, donde somos delincuentes. A mi es al primero que mata. Con nombres y apellidos”.

- ¿Y Peter Parovic?

“Lo hicimos para Diario 16. Habíamos descubierto el arte de Muñoz y Sampayo y nos quedamos fascinados porque pensamos que se podía hacer serie negra adulta y como teníamos tanto cine visto, empezamos a investigar. A mi me gusta especialmente un director de fotografía, Russell Metty, que es el de Sed de mal, de Orson Welles, e intenté plasmar las soluciones de luz y perspectivas que aplicaba en sus películas a las historietas. Peter Parovic comenzó a publicarse en el suplemento de Diario 16, periódico que creo que entonces dirigía Miguel Ángel Aguilar”.

- Como dibujante qué prefiere: ¿blanco y negro o color?

“En el cómic el blanco y negro ya que al tratarse de una estética fuera de la realidad estiliza y simplifica tanto que permite que no te distraigas en cosas que no son fundamentales para el relato. El blanco y negro es más difícil a nivel expresivo y lo tienes que iluminar recurriendo a un recurso que es el de medio tono”.

– Jesús Cuadrado dijo una vez que usted cuidaba mucho la planificación.

“A mi me producen mucha curiosidad los fotógrafos de los años 40 y 50 que se esforzaron en que todo se viera bien. La maestría que poseían para iluminar sin fuentes de luz y en blanco y negro cuando lo veían todo en color. Me inspiraron mucho”.

- Además de las influencias cinematográficas, ¿cuáles reconoce que proceden del mundo del cómic?

“Milton Caniff y Frank Robbins y ya en la época moderna pero no como planificación sino por su estética dura Muñoz y Sampayo. No me gustan los encuadres de sus cómics pero sí los personajes que abordan”.

- ¿Sigue el cómic que se hace en la actualidad?

“Me interesa poco. Persomalmente, defiendo que toda historia requiere de su propio estilo. En este aspecto, los cómics sociales que hacíamos entonces tenían un estilo distinto. Los policíacos, de hecho, estaban inspirados en los expresionistas alemanes y en el cine negro norteamericano”.

Saludos, pow, pow, pow, desde este lado del rodenador

2 Responses to “Pedro Arjona: “En aquellos años si eras de izquierdas estaba mal visto que te gustara el cine de John Ford””

  1. Carlos Says:

    No se en la ORT, pero a mí en el PCE nadie me dijo lo que podía v9

  2. Carlos Says:

    Lo de maoista y trostquista (?!) Menuda ensalada

Escribe una respuesta