El rodillo Rodin

Me llega y por distintos canales, imagino que como a muchos, una petición de change.org que bajo el título de NO al museo Rodin en Santa Cruz de Tenerife cuenta ya con el respaldo de más de 2.000 firmas. Esto pone de manifiesto que hay mar de fondo y voluntad pero sobre todo indignación ante un proyecto del que se ha hablado y seguirá hablando en los próximos días.

Al alcalde de la capital tinerfeña, José Manuel Bermúdez, mientras tanto y muy en su papel, la cara no se le cae de la vergüenza, lo que alimenta la indignación no solo entre el artisteo y los culturetas sino que parece que está calando también en otra ciudadanía que no tiene mucho que ver con el universo de estrellas y estrellados de la cultura.

Por eso no deja de resultar insólito que Izquierda Unida, que ha sido la única fuerza política en el Ayuntamiento chicharrero que ha criticado con contundencia el proyectado museo Rodin reproduzca en una de sus publicaciones una conclusión que me desarma: “Habrá Museo Rodin, pero será un fracaso y uno más de los carísismos y frustrados proyectos de Coalición Canaria en Santa Cruz”, lo que hace que pregunte “cómo que habrá Museo Rodin”, porque “si habrá” para qué coño ha servido tanta indignación, tanto ruido desatado en las redes… ¿Acaso tira la toalla IU?

Espero que no porque lo que ha suscitado el museo Rodin exige que como asunto continúe ahí hasta después incluso de las elecciones.

Se publican en periódicos digitales y en alguno de papel artículos que firma gente tan seria como Elsa López, el socialista José Vicente González Bethencourt y uno que me parece muy sensato y de lo mejor que he leído sobre este tema del que pronto se podrá sacar un libro. Es tan raro todo esto y tan grosero en sus formas…

En mi mundo lo calificaría de chabacano y en el que piso, en el real, de peor, imposible… pero así son las cosas. Uno, me parece, tirando la toalla y recurriendo al grito de “compañeros, lo intentamos pero no valió para nada” que parece que lanza Izquierda Unida y otro el de un asunto, el puñetero Museo Rodin, muy sombrío que poco a poco va impregnando entre la gente. Y no solo entre el artisteo y los intelectualoides, que esa gente siempre es prescindible, sino en el que no tiene nada que ver con la cultura… La cultura, ah, la cultura, ese territorio en el que no hay cama para tanta gente.

* En la imagen, el complejo escultórico de Los burgueses de Calais, que representa a los seis burgueses que en 1347, al inicio de la Guerra de los Cien Años (1337-1453), se ofrecieron a dar sus vidas para salvar a los habitantes de la sitiada ciudad francesa de Calais.

Saludos, sigan bailando, desde este lado del ordenador

One Response to “El rodillo Rodin”

  1. Necesariemente Anónimo (N.A.) Says:

    MUSEO RODIN Y EL AYUNTAMIENTO BIPOLAR
    Resulta que la misma institución que hace diez años fue condenada judicialmente por vulnerar flagrantemente los derechos del artista Martín Chirino tras la mutilación de su escultura con la excusa de “evitar caídas durante los carnavales”, va a ser la protagonista de una de las mayores inversiones en materia escultórica del panorama nacional de los últimos años.
    El ayuntamiento que renunció y no fue capaz de recuperar la escultura ¡¡¡perdida!!! de Claude Viseux hace más de una década, enarbola la bandera de la Exposición Internacional de Esculturas en la Calle para justificar una transferencia de varios millones de euros a una fundación pública francesa.
    Parece que la misma institución que debería vigilar las constantes de un deteriorado Museo Municipal de Bellas Artes (sin dirección, sin personal técnico, sin almacenes en condiciones, sin presupuesto suficiente, sin perspectivas de mejora) decide tras años de abandono, evadir toda responsabilidad respecto a su histórico museo para volcar más de 14 millones de euros en un proyecto de museo sin raigambre en el contexto local.
    Nos enteramos de que el mismo ayuntamiento que ha dejado morir al organismo autónomo vinculado a la cultura del municipio, piensa montar un museo que debería contratar a varias decenas de personas sin contarnos qué se va a hacer con el déficit histórico de personal que tiene esa corporación en lo referente a las cuitas culturales.
    Todo apunta a que, si las cosas salen como tienen previsto, una de las capitales de provincia de España que menos presupuesto ha dedicado a la cultura en las últimas décadas, va a realizar uno de los gastos artísticos más esperpénticos y voluminosos del panorama europeo.
    Si nadie lo evita, en un par de años seguiremos con un Teatro Guimerá sin dirección conocida, un Museo Municipal de Bellas Artes sin dirección artística, una red de espacios culturales de barrio inexistente, una biblioteca municipal desgastada, una red de espacios expositivos sin presupuesto adecuado o una escuela de municipal de música sin apoyo económico a la altura de las circunstancias, pero con un Museo Rodin con presupuesto y organigrama por encima de las posibilidades.
    La comunidad artística local y la ciudadanía chicharrera se habían acostumbrado a subsistir con las sobras del presupuesto regional e insular que han complementado (a través de la programación del Auditorio de Tenerife, del TEA, de la Fundación Cajacanarias o del Espacio La Granja) una inexistente y/o mal diseñada programación cultural para la ciudad. La incapacidad de obrar adecuadamente del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife en materia cultural es una realidad histórica a la que estábamos ya acostumbrados. La novedad se presenta cuando, quienes han negado a través de sus hechos la relevancia de la cultura como elemento integrador y transformador, arguyen las virtudes del arte para justificar una inaceptable operación de varios millones de euros.
    Los argumentos a favor del Museo Rodin en Santa Cruz de Tenerife son solo aceptables si se cierran los ojos a la realidad o se hacen oídos sordos a la opinión de los expertos en este tipo de proyectos. Quienes conocen el negocio, saben que es impensable que esta iniciativa concite el interés de más de medio millón de visitantes al año, que se prevean ingresos propios por valor de varios millones de euros en concepto de entradas o venta de merchandising, o que el perfil de turista que acude a Santa Cruz de Tenerife pase varias horas en las instalaciones de ese museo. No es probable que el Museo Rodin reciba más visitantes en un año que la suma de todos los museos de Canarias. No es creíble que el Museo Rodin reciba más visitantes al año que el Loro Parque o el Siam Park. ¿En serio creen que más de 1.500 visitantes al día pagarán una entrada para visitar un museo de copias?
    Si lo anterior no es suficiente motivo de preocupación, fijémonos en cómo se ha tomado la decisión de invertir varios millones de euros en la franquicia de un museo. Todo parece indicar que las personas que han tenido la iniciativa, han asesorado o avalado la pertinencia del proyecto, son las mismas personas que llevan mucho tiempo rondando pasillos, velando por intereses profesionales o intenciones de posteridad. Personas que cuando ostentaron cargos públicos despreciaban a las organizaciones cívicas ciudadanas y cuando perdieron influencia política se dedicaron a organizar enjambres de asociaciones pantalla interrelacionadas para articular campañas de opinión o hacer lobby.
    Está claro que para este ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife es más importante el contrato firmado a toda prisa con la Fundación Rodin que el firmado (e históricamente incumplido) con la ciudadanía chicharrera.

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