Reclaman al ICDC el pago de más de 400 facturas del primer semestre del 2023

Las voces se multiplican y las quejas también. Suele pasar tras la catástrofe.

De momento, son cada vez más las voces que advierten del deterioro profundo que sufre la gestión del Instituto Canario de Desarrollo Cultural (ICDC) desde 2021.

En parte, coinciden las fuentes, debido a los procesos de despidos de la plantilla del ICDC, hecho que provocó el año pasado el retraso de las convocatorias, algunas de ellas ni siquiera llegaron a salir, dejando excluidas, entre otras modalidades, las que tenía como objetivo fundamental el fomento de la lectura.

Nos informan que en el ICDC se dieron cuenta del error mucho después de haberlo cometido y que por culpa de este “despiste” se obligó a que encuentros que tienen como eje principal lo literario (el Festival Hispanoamericano de Escritores, el Festival del Cuento de Los Silos, Tenerife Noir, entre otros) quedaran al margen.

“Estas dinámicas nefastas y continúas” recuerda un empresario del sector, aprobó ayudas a proyectos de pequeño y mediano formatos realizados durante el primer semestre de 2023, a través de una convocatoria cuyo plazo se cerró el pasado 24 de mayo. Por eso, se calcula que en el mejor de los casos se resuelva entre junio o julio lo que ha provocado que muchos de estos proyectos tiraran para adelante por su cuenta y riesgo, sin saber si dichas iniciativas serían aprobadas o excluidas, lo que fomenta la precarización del sector, ya de por sí atomizado y con falta de músculo financiero al estar formado por multitud de pequeños empresarios y autónomos creadores con perfil discontinuo. La pregunta que se plantean ahora es “¿para esto se creó una empresa pública como el ICDC?”

La cuestión tiene su miga porque no solo se retrasan las convocatorias que terminan financiando proyectos ya realizados, sino que junto a una mayor burocracia en cada edición y en su justificación, se suma ahora la dilación en el tiempo del pago de las facturas. Por ejemplo, en el presente ejercicio 2023 no se han abonado las más de 400 facturas que esperan a su abono correspondientes a servicios realizados en el presente año. “Seis meses, ¿esto es o no es violencia administrativa”?, opina un afectado que cita con “violencia administrativa” a la ensayista española Remedios Zafra.

El problema se complica tras la “desaparición” de los programas Canarias Crea y Crea Canarias, que se refundieron en lo que ahora se conoce como Ayudas a la movilidad, ayudas la verdad que poco ayudan ya que como ha pasado “con todo en el ICDC”, se gestiona mal. Este es el caso de la convocatoria de ayudas a la movilidad que ahora se realizará en dos convocatorias este año (antes se solicitaba con 60 días de antelación, y si se aprobaba se gestionaba). De momento, se prevé que la primera convocatoria salga a la luz este mes de junio, según informa el ICDC, que financiará las ayudas del primer semestre…

“Volvemos a la misma situación y planteamiento erróneo de las convocatorias”, se queja un usuario, quien añade que “se corre a riesgo de que los agentes culturales asuman si viajan a tal o cual sitio porque no sabrán hasta que salga la convocatoria, se presente y resulte concedida, si se le va a reembolsar dichos gastos de movilidad”.

Desde que Juan Márquez Fandiño y Rubén Pérez Castellano, viceconsejero de Cultura y director general de Cultura en funciones, respectivamente, asumieron la gestión del departamento y concentraron todo en el ICDC los cambios no han brillado por su eficiencia porque “no se sabe gestionar y se paga muy tarde a los proveedores”. De un tiempo a esta parte, comienza de hecho a conocerse a la Viceconsejería como “muy mal pagadora”.

“Por ejemplo, hace unas tres semanas hablé con un alto cargo de la administración del ICDC para reclamar el dinero que se comprometieron a darnos y que una vez realizado el acto aún no hemos recibido, y me contó que ya no sabe qué hacer con tantas llamadas y correos electrónicos que recibe de los proveedores preguntando ¿qué hay de lo mío?, de ese dinero que se les concedió pero que no llega”, apunta.

Muchas de estas llamadas y correos fueron realizadas por personas que presentaron en los primeros meses del años facturas por los servicios realizados, y que a finales de mayo aún siguen sin recibir un euro del ICDC.

Este retraso y el recelo y la desconfianza que se ha instalado en el sector ha generado que algunos profesionales aprovechando el cambio de régimen en casi toda España tras las últimas elecciones municipales y autonómicas, exijan una línea de actuación semejante a la de otras instituciones como el Cabildo de Tenerife, donde las cantidades adjudicadas por convocatoria se suelen abonar en quince o treinta días después de publicada la resolución definitiva, lo que permite trabajar con antelación. “Esa política debería aplicarla el Gobierno de Canarias ya que la actual ha demostrado con creces que no es útil”.

Y no es útil solo por retrasar el cobro de las subvenciones a las que en su día se dio luz verde sino también por una burocracia feroz que justifica aspectos “de lo que entienden ellos por precio del mercado”. Ellos es el ICDC.

Por poner un ejemplo, y citando el pecado pero no al pecador, ese fue lo que ocurrió con un director de un festival literario que ya se ha asentado en las islas cuando desde el ICDC se alegó de “manera irregular y a destiempo en un correo electrónico sin firmar que no se concedía la cantidad solicitada por algunos conceptos”, el problema fue que el ICDC nunca explicó a qué “conceptos” se refería.

Parece de locos pero no lo es aunque parte de la culpa la tiene también el sector por denunciar estas situaciones ahora y no en el momento en el que las padecieron.

El caso es que a unas pocas semanas de despedirse de sus responsabilidades, Márquez Fandiño y Pérez Castellano deberían de darse prisa por solucionar todos estos casos.

Son muchos los empresarios y artistas que esperan cobrar sus facturas, por lo que las llamadas y los correos electrónicos se multiplican sin que nadie responda en el ICDC. Una práctica lamentable pero habitual en el Instituto.

“No se ha pagado nada del 2023”, lamenta uno de los promotores culturales consultados, una persona que no sabe cómo va a terminar el año y menos sufriendo una sangría económica que le ha obligado a paralizar otras iniciativas en las que estaba trabajando. Si hubo pagos por parte de Cultura en este 2023 se tratarían de ¡¡¡ atrasos del 2022!!!

La situación que ya comienza a ser insostenible entre los artistas y empresarios ha provocado además de un lógico estupor, mucha frustración en un sector que confió en un principio en la labor del ICDC aunque al final lo que representan las nuevas siglas haya terminado por convertirse en lo mismo que significó Socaem y Canarias Cultura en Red.

“No se ha conseguido erradicar los vicios que arrastraban estas empresas”, comenta otra fuente, fuente que exige al responsable ahora en funciones de la Viceconsejería de Cultura “soluciones y agilizar los pagos”.

Y así continúa el relato. Incertidumbre, decepción acumulada y un futuro repleto de nubes grises, exactamente iguales a las que la semana pasada cubrieron los cielos de este archipiélago abandonado –hoy más que nunca– de la mano de los dioses.

Saludos, que el apocalipsis nos coja confesados, desde este lado del ordenador

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