Al sur de Tánger. Un viaje a las culturas de Marruecos, de Gonzalo Fernández Parrilla

La literatura es un buen pretexto para viajar y conocer otros territorios. Se escribe a propósito de Al sur de Tánger. Un viaje a las culturas de Marruecos, un libro que escribe Gonzalo Fernández Parrilla y que edita La línea del horizonte con mucho mimo, lo que multiplica si cabe el atractivo de enfrentarse a las páginas de un texto que introduce al lector, ese al menos ha sido nuestro caso, en otra realidad. La de Marruecos, un país vecino que está tan cerca pero sin embargo también tan lejos de España con el que a lo largo de los siglos mantiene una peculiar relación de amor y de odio. En ocasiones, con más odio que amor y en otras viceversa.

Gonzalo Fernández Parrilla conoce muy bien Marruecos, así que este libro, Al sur de Marruecos, no se trata de una guía turística al uso o destinada para trotamundos del mundo entero uníos sino de un atractivo trabajo en el que estudia el enorme poso cultural que caracteriza al país y las contradicciones que esa misma cultura somete y a veces devora las entrañas de un Marruecos que ya no es una evocación cinematográfica que heredamos gracias a clásicos del cine como Casablanca, sino una realidad que vale la pena conocer más allá de que forme parte de nuestro imaginario.

El libro resume las experiencias que su autor fue recogiendo de Marruecos desde que inició su primer viaje, a principio de los años 80, hasta la actualidad, en la que ha vuelto a revisitar una geografía que ha digerido y que pese a que la conozca, y que la sienta en su piel, le sorprende con cada regreso. El país muta. Y ese cambio se debe no solo a la velocidad que nos marca la existencia sino a sus propias gentes que observan con mirada distinta la tradición que heredaron de sus padres y abuelos.

No se trata de una guía de viajes pero sí que recomendaría a futuros viajeros a Marruecos que llevaran este libro encima por la información que facilita, por ese regalo que significa que veamos con otros ojos una realidad que va más allá de las ciudades monumentales y del bazar en el que se desarrolla un comercio que los europeos fantasean como el de Las mil y una noches. O ese caer rendido ante el esplendor de lo diferente. Una diferencia que va más allá de un idioma que en apariencia resulta ininteligible para nosotros y de una cultura y unas costumbres que no tienen nada que ver con las nuestras pese a que oriente y occidente estén –si uno se encuentra a este lado del estrecho– a un tiro de piedra.

Pero si hay un asunto que me ha atraído más que otro en este libro es el que se ocupa de las relaciones que a lo largo de la historia han mantenido España y Marruecos, relación que ha dado frutos hermosos como podridos. Como se anuncia en la contraportada se trata de un libro que propone no una historia de Marruecos sino relatos sugeridos por un viaje distinto a Marruecos.

Entre los protagonistas que aparecen en esta obra compacta, escrita con pulsión y mucho amor a ese país que se encuentra al otro lado del Estrecho destacaría los libros que acompañan a su autor por este periplo, lo que añade un poco de magia a un relato que cuida en todo momento con informar. Evitando dar una imagen eurocentrista de un país del que apenas conocemos nada si no se es un especialista en la materia. Por ello resulta tan agradecido sumergirse en estas páginas, y contrastar que Marruecos es una potencia cultural que sigue siendo injustamente desconocida en España, que siempre ha preferido vivir de espaldas a esa realidad.

El libro está estructurado en pequeños artículos en los que el autor repasa la literatura marroquí y su cine y su música. Evoca también algunos de sus centros urbanos, y destaca algunos elementos que ya forman parte de su cultura y que han heredado de España como es la fabricación de nuestros populares churros.

También, cómo no, se habla de la rica gastronomía que se cocina a ese lado del Estrecho y de la poesía y la irrupción de escritoras en un país muy marcado por una monarquía que prefiere vivir encerrada en palacio y una religión que domina el día a día desde la mañana hasta la noche.

Al sur de Tánger es una sobresaliente reflexión no ya del rito iniciático que significa todo viaje sino también como un documento para conocer y acariciar el alma que late bajo los ropajes alborotados de un país cuyas gentes son de una generosidad peculiar sobre todo para europeos cínicos y cansados. Gente que ya no tienen demasiada fe en el ser humano.

Saludos, se dijo, me dicen, desde este lado del ordenador

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