La cinta de Moebius
Conocí primero a Moebius que a Jean Giraud. Y fue a través de Tótem, una revista que en aquel entonces era solo para adultos y que se vendía a un precio inalcanzable a mi bolsillo de adolescente que comenzaba a despedir con la mano esa extraña etapa de la vida que es, precisamente, la adolescencia.
El hermano de un amigo, que era mayor, tenía en su casa varios números de Tótem, así que en una mañana en la que me encontraba pasando el rato se me ocurrió coger de la estantería un ejemplar del número 1, en cuya portada aparece la imagen de un simio –animal que forma parte de mi peculiar heráldica inventada– y fue entonces, lo recuerdo como una de esas fechas claves que por mucho que se pudra el cerebro permanecerá en un rincón privilegiado de mi memoria, cuando descubrí Arzach, de un tal Moebius.
Y ese fue el principio de la relación que he mantenido con Moebius desde entonces. Una bonita historia de amor con sus encuentros y desencuentros como debe ser toda historia de amor.
Con esto quiero decir que el Arzach de Moebius me produjo las mismas sensaciones que cuando descubrí al Tintín de Hergé, o al Corto Maltés de Hugo Pratt, o a Astérix y Obélix de René Goscinny y Albert Uderzo o al Mortadelo y Filemón de Francisco Ibáñez y al Anacleto, agente secreto de Manuel Vázquez.
Un punto y aparte en la ya larga historia que como consumidor cultural me ha configurado desde entonces como persona.
Más tarde, y por mediación del mismo amigo, me enteré que antes de ser Moebius, Moebius era Jean Giraud, el dibujante de las aventuras de El teniente Blueberry y Jim Cultass, ambas con guiones de Jean-Michel Charlier. Dos formidables western con firma de autor –afirmarían los cursis– hechos en una Europa que por aquel entonces ni soñaba con la unión de inmundos mercaderes en la que ha terminado por convertirse en estos días.
De todas formas, y gracias a Arzach, a mí siempre me interesó más el trabajo firmado por Moebius que el de Giraud. Me refiero a series tan iluminadas como El Incal y El garaje hermético, la primera escrita por ese extraordinario vendedor de elixires espirituales que es Alejandro Jodorowsky y la segunda notablemente influenciada por las doctrinas alucinógenas y empapadas por el peyote de Carlos Castaneda.
Moebius fue también autor –autor con todas sus letras– de la fascinante y barroca Venecia celeste entre otros álbumes que han convertido al dibujante que sentía pasión por el kárate en clásicos de lo que quiero llamar como noveno arte.
O en piezas imprescindibles para conocer la dimensión a la que puede llegar el cómic si cae en manos de un genio con pinta extravagante y profundamente preocupado porque sus historias fueran más allá de sus páginas.
Moebius, que ha fallecido hoy en París, fue excelente artista porque tuvo estilo. Marca, lo que le granjeó numerosos seguidores en todo el planeta que alababan incluso los trabajos más mediocres que salieron de sus lápices como aquel olvidable volumen sobre Estela plateada realizado por encargo de la todopoderosa Marvel.
Pero es que incluso disculpándole estos errores, en la mayoría de las historias que ilustró se nota la mano Moebius.
Un autor cuya influencia todavía no nos hemos detenido a estudiar con la calma y la paciencia que se merece.
Ha muerto pues un grande del Cómic.
O lo que es lo mismo, un grande de eso que llaman Arte.
Saludos, de luto riguroso, desde este lado del ordenador.
Marzo 10th, 2012 at 23:07
Suscribo al 100% sus palabras y me permito recordar también la dirección de arte en “El quinto Elemento”.
Marzo 11th, 2012 at 17:56
Moebius participó también en la preproducción de Dune que iba a dirigir Jodorowsky aunque el proyecto finalmente no vio la luz. Hay una película francesa –muy olvidable– que adapta las aventuras del teniente Blueberry en la que no creo que colaborase y su influencia es notable en filmes como Blade Runner…
Marzo 11th, 2012 at 18:55
Se ha ido el más grande.
Marzo 11th, 2012 at 23:01
No he probado el peyote, pero leer El garaje hermético es la experiencia más alucinógena que recuerdo.
Marzo 12th, 2012 at 19:49
Talmente de acuerdo, Josepv.
Marzo 15th, 2012 at 14:49
Uno de los artistas de cómic (europeo, mundial, cósmico) más relevantes e influyentes del medio de la bande dessinée. Conocí a Moebius personalmente en Santiago de Chile el año 1992, cuando vino en visita a Chile convitado por el maestro Alejandro Jodorowsky. Una persona encantadora, brillante, generosa y con una humildad propia de los grandes creadores. Se ha hablado de dos Moebius, lo cual se refiere a la capacidad de cambio del artista francés, impulsada por su búsqueda constante de experimentación. Neil Gaiman lo describe así: “Dibujaba diferentes historias en diferentes estilos, y lo único que parecían tener en común es que eran hermosas”. La mano de Moebius transforma en belleza lo que toca.