Cuando Dalton Trumbo empuñó su fusil
El estreno de una película sobre Dalton Trumbo y el protagonismo que tuvo durante la tristemente célebre caza de brujas, y que interpreta el actor Bryan Cranston (Walter White en la estupenda serie Breaking Bad) ha animado a la gente de Navona a publicar en español la biografía que el periodista y escritor Bruce Cook logró presentar al público en 1977, y libro en el que además de seguir paso a paso la vida del escritor y guionista, recoge testimonios del mismo Trumbo, quien falleció en 1976, así como de cineastas, actores, productores y guionistas que lo conocieron, muchos de ellos víctimas también de la lista negra, de los famosos diez de Hollywood como fueron, entre otros, Ring Lardner Jr. y Alvah Bessie.
No se trata, sin embargo, esta biografía de un libro recomendable solo a cinéfilos de viejo cuño sino también de los lectores que disfrutan leyendo sobre la vida de los demás, esos demás que han hecho algo (y Dalton Trumbo hizo mucho, dedicó gran parte de su existencia a que él y el resto de compañeros de la lista a negra ocupase un espacio privilegiado en esa geografía que conocemos como tierra Dignidad), así como a los que les encanta evadirse con el relato de un escritor que se forjó a sí mismo, y la lucha constante por defender su condición de hombre libre que marcó buena parte de su vida porque Trumbo, Dalton Trumbo fue miembro del Partido Comunista Norteamericano y un escritor que dejó detrás un buen puñado de guiones que terminarían convirtiéndose en clásicos del cine (Espartaco, Papillón y Éxodo, también El último atardecer) y una novela cuya adaptación a la gran pantalla la escribió y dirigió él mismo: Johnny cogió su fusil, aunque el traductor de esta biografía, José Luis Piquero, traduce el título como Johnny empuñó su fusil.
Desgraciadamente, y como ocurre con otros libros que publica Navona, da la sensación de que la obra se ha publicado con prisas. Noto ese antipático desequilibrio en una edición que merecía mucho más mimo que el que ha recibido en su acabado final. Una pena, más si tenemos en cuenta que poco se hace para promocionar los valores de un libro que es el relato de un hombre que parece que no conoció el sentido de la palabra desaliento, ya que incluso en la peor etapa de su vida y tras sufrir casi un año de cárcel por negarse a delatar a compañeros, tuvo que trabajar como negro y escribir guiones que firmaban otros a modo de tapadera.
El negocio se vino abajo, aunque también significó la primera grieta que atravesó el muro de paranoia anticomunista que desató el Comité de Actividades Antiamericanas en Hollywood, tras obtener uno de sus libretos, The Brave, el Oscar al mejor Guión Original de ese año, lo que produjo una situación extraña cuando al sonar el nombre del ganador –un tal Robert Rich– nadie salió a recogerlo.
Es verdad que el Dalton Trumbo que presenta Bruce Cook es un hombre que casi parece que transita más allá del bien y del mal, pero no esto no desdibuja el retrato de un escritor que tras hacerse un nombre como guionista, no pierde la razón cuando su propio país le vuelve la espalda al acusarlo de comunista en los años cincuenta, una década en la que ser rojo en Norteamérica era algo así como llevar una letra escarlata grabada en la frente. Y estigma que además de padecer como individuo también sufrió su familia.
La biografía de Cook intenta hacer justicia y describe con cierta distancia periodística el mal que vivió Trumbo y los suyos, náufragos que habitaron un país –tras un frustrado exilio a Méjico– dominado por la esquizofrenia y enfermo de recelo pero también es la historia de cómo enfrentarte al mundo con constancia y fe en uno mismo.
Se trata, en definitiva, del retrato de un hombre que, y así lo destaca Cook en su libro, actuó con honor. Que fue un hombre justo incluso cuando no que le quedó otro remedio que coger su fusil.
Saludos, en plano americano, desde este lado del ordenador.
Mayo 13th, 2016 at 16:30
La razón de traducir “Johnny empuñó su fusil” en vez de “Johnny cogió su fusil” es porque el libro se distribuye también en Latinoamérica, donde con frecuencia “coger” es palabra malsonante.
Mayo 15th, 2016 at 13:30
Se agradece la aclaración.