Yo también reivindico a los guanches de a pie

UNA REFLEXIÓN, DEBE SER COSA DEL CALOR

El fenómeno no es nuevo. Y supongo que le pasa a la mayoría de los habitantes de estas ínsulas. Y de otras. El hecho es que alejarte de Canarias durante unos días (casi dos semanas en mi caso) hace que el regreso sin ser traumático te deje algo tarumba y también marcado.

Cuando estás fuera, en otro sitio y en otro lugar, notas como te vas quitando la armadura con la que afrontas la realidad insular para descubrir a un personaje que eres tú. Sólo que libre de ataduras, presiones, cuchicheos y otros hartazgos que te rodean diariamente. Vuelves a descubrir también con cierta congoja que tu región es un pequeño ombligo situado en el mundo, y agradeces las nuevas perspectivas que van sacudiendo tu cabeza mientras el proceso de metamorfosis sigue avanzando irremediablemente. Puede que hasta te parezca que eres más fuerte. Una ilusión.

Cuando regresas a Canarias y han pasado unos días sabes que todo sigue igual. Que las miserias diarias continúan siendo las mismas. Y aprecias, falsamente sorprendido, que te encierras de nuevo en esa especie de torre de marfil para evitar los ninguneos y desprecios (probablemente involuntarios) de los que te rodean. Notas que vuelves a ser ese otro yo, y que la experiencia vivida en el exterior sólo forma parte ahora de tu leyenda, de tu pequeña historia, de un plácido sueño del que te has despertado.

ABRE LOS OJOS

Los medios de comunicación se han volcado sobre el anunciado regreso al cine de Javier Fernández Caldas. Leo a través de la Internet los numerosos artículos que se han escrito sobre el cineasta tinerfeño y sacudo la cabeza. Caldas sabe venderse lo que se dice muy bien.

Espero con impaciencia el estreno de este nuevo cortometraje de título tan poco sutil, La criada. Veo algunas imágenes y aprecio un buen trabajo de fotografía. Esto me hace recordar que cuando veía una película con mi santo padre, siempre exclamaba (sobre todo si se trataba de un western, género por el que ambos dos sentíamos devoción) algo así como ¡qué foto!. Y yo pienso, con esto del regreso de Caldas –Diario de Avisos publica hoy mismo un reportaje sobre esta La criada–, qué foto la de este director que hace un puñado de años rompió en estos siete peñascos y también allende sus fronteras con los cortometrajes El último latido y Frágil. Después con el inclasificable largometraje La isla del infierno y su radical reivindicación del guanche de a pie y ese extraño experimento que responde al nombre de El aroma del café, para quien les escribe su mejor obra hasta la fecha. Quizá por rara e insospechadamente intelectual.

UN RESISTENTE

El incombustible y afortunadamente casi siempre inclasificable Josep Vilageliú presenta hoy, jueves, en el Ateneo de La Laguna un documental en forma de diario llamado DC ADA. La entrevista, que pueden leer sí pinchan este enlace, me ha resultado francamente interesante. Interesante porque Josep Vilageliú habla de sus constantes, de cómo ideó este nuevo experimento audiovisual y del retrato que se hace como cineasta de frontera: “El cine de ficción que yo he hecho son artefactos muy barrocos, donde mezclo códigos del teatro o de la música, cine de investigación. En cuanto a documentales, siempre he intentado que sean las imágenes las que lo digan todo, con apenas una voz en off para situar”.

JUGANDO A SOLDADITOS

Uno de mis mejores amigos forma parte del batallón de falsos soldados que cada 25 de julio se disfrazan de infantes para recrear el asalto a Santa Cruz de Tenerife del por aquel entonces contraalmirante Horacio Nelson. El cineasta Teodoro Ríos es quien dirige a esta tropa, formada por aficionados a la Historia, y no deja de hacerme gracia.

Ese amigo al que le encanta llevar mosquetón está empeñado en que forme parte de este universo de adultos que quieren hacer una guerra de mentirijillas. Y quizá, si me hubiera cogido más joven, quién sabe. Ahora disfruto verlos desfilar por las calles de la capital tinerfeña quizá porque como dijo Scott Fitzgerald “soy una persona que me emociono al escuchar a las trompetas tocando a plata”, y de esas que todavía saca de sus cajas de Airfix los soldados que participaron en la célebre batalla de Waterloo. 

Saludos, cantando aquello de que calor, que calor, desde este lado del ordenador.

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