De lo que tengo miedo es de tu miedo

Canarias es una tierra extraña y en ocasiones tremendamente hostil. Debe ser cosa de vivir en islas y por lo tanto de habernos acostumbrado a sentir en espacios demasiados acotados.

Es como si obligara a que te satisfacieran los excesos ombliguistas pero sin objetivos fuera de nuestras costreñidas fronteras y sí a ignorar a los que se han hecho eco en otros territorios.

Parece como si fuera una tierra que reza para que no creas en los triunfos del que escapó al control de los papanatas – a sueldo del Gobierno de Canarias– que todavía disfrutan de tal privilegio en estas tontas y locas islas atlánticas.

Parece como si lo que desea es que te resignes al pequeño mercado canario porque quiere que no imagines que eres uno de Los puercos de Circe que describió Luis Alemany en la que, a mi juicio, es una de las mejores y revolucionarias novelas de la literatura concebida a este lado del infierno.

Esta política cultural dirigista que se ha impuesto en las islas no solo afecta a la literatura sino también al cine, la música, las artes plásticas y todo aquello que huela a cultura. Será por trangresora en sus microbianas cabezas.

Batallas diarias muy duras. 

Hablo de un Muro que obliga a muchos de los nuestros a emigrar a otros espacios donde no se les reconozca.

Muchos, es verdad, no alcanzan sus sueños en esa aventura por mundos extraños pero otros, no tantos como deberían, sí que consiguen en ocasiones forjarlo no sé si porque fueron capaces de limpiarse el sucio polvo de las Canarias que los acompañaba.

Resulta curioso, sin embargo, que luchando contra viento y marea en la mayor parte de los casos estos exiliados continúen reflexionando sobre las posibilidades de unas islas que reclaman su esplendor.

Es verdad que la batalla puede parecer perdida pero creo que con un poco de entusiasmo estamos a tiempo de estar despiertos mientras soñamos.

Veo como se ejecuta a la pandilla de sabios porque sé que hay algo más allá de los Muros…

Escribo esto porque, aún coleando el penoso espectáculo ofrecido por la Cámara regional esta semana que se nos muere y la reacción de los miembros que la integran –los llaman sus señorías– para ningunear a los que no han querido cerrar la boca, no sé si llorar o reír cuando en otros mundos tan ajenos al nuestro sí que comienzan a hacerse eco de lo que significa ser de los nuestros.

Ejemplos hay bastantes.

Se me vienen a la cabeza en el terreno literario el Premio Nacional de Poesía a José María Millares. También la recuperación de Félix Francisco Casanova y la edición en la editorial Cátedra de sendos volúmenes dedicados a Tomás Morales y Manuel Padorno

Mientras tanto, aquí en Canarias nadie exige responsabilidades a los que han vertido siendo diputados del ¿Parlamento canario? descalificaciones gratuitas a quienes les exigieron argumentos razonables para justificar una simple y llana cretinada.

Puestas así las cosas, resulta normal que algunos de los nuestros emigren (otros se autoexilian, lo que es peor) para buscarse la vida en otras junglas en las que, paradójicamente, compiten en igualdad de condiciones que los nativos.

Si uno mira hacia nuestro pasado como región imposible descubrirá que las cosas no han cambiado tanto desde que don Benito Pérez Galdós tuvo la iluminación de largarse con lo puesto de tierra tan hermosa no sé, pienso ahora mientras escribo, por ingrata.

Claro que como escribió otro isleño que se llamaba Yukio Mishima: “la gloria tiene un sabor amargo.”

Saludos, porque sueño, yo no lo estoy, desde este lado del ordenador.

15 Responses to “De lo que tengo miedo es de tu miedo”

  1. Daniel León Lacave Says:

    Pérez Galdós salió echando pestes de Gran Canaria, y no se le reconoció por estas tierras su valía hasta que triunfó fuera.

    El otro día me sorprendió la primera plana de La Provincia con el titular “El grancanario Javier Bardem gana el Goya”. Casi vomito al tiempo que me descojono.

    Así somos. A toro pasado. Es nuestra filosofía.

    Y un apunte cinematográfico:
    Si el objetivo es la creación de industria ¿porqué se ha ninguneado durante años cualquier producción que carecía de apoyos institucionales?
    Si un corto hecho sin ayudas casi ni existía para las instituciones ¿Cómo se puede fomentar que se rueden cortos con financiación privada? ¿cómo conseguir dinero de empresas privadas, si tu corto después no va a existir para nadie, ni va a ir a Gran Vía ni a Berlín? ¿qué sentido tiene el haber apoyado a los cortos subvencionados solamente, si lo que se quiere es fomentar la industria y estimular la inversión privada?

    (ya pueden empezar a apedrearme)

  2. Ana Says:

    El Premio de las Letras Canarias deberían otorgárselo al escritor Luis Alemany y dejarse ya de tanta pamplina… Es cierto que Los puercos de Circe es de lo mejor que se ha escrito por esas islas de las que a Dios gracias estoy ahora lejos…
    Del exquisito Mishima me quedo con El pabellón de oro… Pero, ¡qué foto tan desagradable ha puesto en su post, señor editor!

  3. admin Says:

    La foto corresponde a mi estado de ánimo. Y de Mishima digamos que me quedaría con todo lo que escribió. Confesiones de una máscara, entiéndalo usted.

  4. Ana Says:

    Pues vaya estado de ánimo..! Lo siento por usted. Recupérese pronto!

  5. admin Says:

    Esté usted tranquilo.

  6. Ana Says:

    Tranquila, tranquila…

  7. admin Says:

    No, si tranquila estamos… lo que no estamos es tranquilos.

  8. Ana Says:

    Le aclaré lo de tranquila porque soy mujer y creo que usted se había equivocado en su respuesta al poner: “Esté usted tranquilo”. La interpretación que usted le haya dado escapa a mi entendimiento…

  9. admin Says:

    Créame que también escapa al mío. A mi entendimiento me refiero.

  10. Ana Says:

    Ya, claro. Se ve que sigue sin recuperarse de su estado de ánimo…

  11. admin Says:

    Debe ser eso… un abrazo y gracias por estar ahí.

  12. Ana Says:

    Lo mismo. Buenas noches…

  13. admin Says:

    Nas noches…

  14. Pino Says:

    De lo que tengo miedo es de tu cobardía…

  15. admin Says:

    Sí, de lo que tengo miedo es de su cobardía…

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