La Big Band de Canarias. Que difícil y cansado resulta ser profeta en esta tierra

Peco de chauvinismo si escribo que Canarias es una potencia de primera línea en cuanto a músicos de jazz se refiere pero es que, demonios, sigo pensando que Canarias es una potencia de primera línea en cuanto a músicos de jazz se refiere tras haber disfrutado con el excelente directo que esta misma noche, lunes 4 de julio, ofreció La Big Band de Canarias en la sala de cámara del Auditorio Adán Martín, primer concierto que inicia el ciclo previsto por el Festival Internacional de Canarias Jazz&Más Heineken en este emblemático espacio de la capital tinerfeña.

La Big Band de Canarias es un proyecto que data de 2008, liderado por el saxofonista Kike Perdomo y el guitarrista Yul Ballesteros y la idea es reunir en torno al jazz a músicos que viven dentro y fuera de las islas para trabajar composiciones de diferentes estilos. Es decir, que además de interesantes fusiones con la música tradicional canaria que recogen en temas como El tango del Hierro, A Valentina, una inspiradísima versión del clásico del grupo Taburiente, o nuestro Arrorró, ejecutan versiones propias y algún estándar tan deliciosamente interpretados que si uno cierra los ojos puede imaginar que lo que está escuchando es la big band del gran Count Basie o el trepidante swing de los grandes conjuntos de jazz blanco de los años cuarenta.

Pero afortunadamente La Big Band de Canarias tiene su propio color. Y cuando escribo color me refiero a su propio sonido cuyos protagonistas no han nacido en la cuenca del Mississippi ni en el barrio francés de Nueva Orleans ni en la mítica Kansas City sino en localidades tan reconocibles para las tribus que habitan este archipiélago como son Santa Cruz de Tenerife, La Laguna, La Orotava, Buenavista, Arafo, Tafira, Las Palmas de Gran Canaria, La Palma, El Hierro…

En el intenso concierto de esta noche La Big Band de Canarias presentó su primer trabajo discográfico, Atlántida, grabado en directo en el mismo Auditorio de Tenerife el  año pasado y fue un recorrido que se inició con un temazo de Gordon Gooldwin para calentar al personal y que continuó con Tango de El Hierro y A Valentina, gozosas piezas que escenificaron en el escenario diálogos briosos entres algunos de sus instrumentistas, la mayoría de ellos interpretando solos que inevitablemente arrancaban los aplausos de un público totalmente entregado a una formación que es una unidad en sí misma.

O una visión fogosa e intensa de lo que puede llegar a ser Canarias cuando apuesta por ser creativamente región.

La única nota discordante en una noche de revelaciones al menos para quien les escribe fue la irregular presencia de público, lo que le llevó a decir a Kike Perdomo algo así como “nadie es profeta en su tierra”.

Razones no le faltaban y mucho menos cuando La Big Band de Canarias comenzó su concierto.

Los protagonistas de este gran milagro musical son además del mencionado Kike Perdomo, que actuó también como director, Ramón Díaz (batería), Luismo Valladares (contrabajo), José Alberto Medina (piano), Yul Ballesteros (guitarra), Roberto Albrecia (saxo), José A. Vera (saxo), Norberto Arteaga (saxo), Julián Díaz (trompeta), Chano Gil (trompeta), Leo Torres (trompeta), Natanael Ramos (trompeta), Santi González (trombón), Cristo Delgado (trombón), Emilio Torres Amaro (trombón) y Antonio Hernández (trombón).

El miércoles, 5 de julio, actúan en la capital grancanaria.

Yo no me lo perdería.

Saludos, gratísimamente sorprendido, desde este lado del ordenador

4 Responses to “La Big Band de Canarias. Que difícil y cansado resulta ser profeta en esta tierra”

  1. Clipper Says:

    Yo conozco otra Big Band Canaria estupenda, liderada por René González, que se merece también que la tengan en cuenta.

  2. admin Says:

    Pues en cuanto tenga tiempo de disfrutarla en dirtecto como a estos gigantes… ¡¡¡avísame!!!

  3. J.D Says:

    La big band de Rene hace tiempo que no existe.

  4. Antonio Almeyda Says:

    La Big Band de René fue otra de esas embarcadas en las que anduvo apadrinando Natacha Mora, ahora colocadísima en las oficinas de Septenio, asegurándose de que el dinero de los proyectos va a sus “hamijos” y no a los que se lo trabajan.

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