Dos novelas francesas. Dos premios Gouncourt 2010

Dos novelas francesas.

Dos Premios Gouncourt 2010.

Leo en tiempo record El mapa y el territorio.

Alguien acusa a su autor, Michel Houellebecq de haber empleado la Wikipedia en varias partes de la novela. Entiendo que ese alguien no sabe que el mismo Houellebecq cita como fuente la Wikipedia en la nota final de su desconcertante novela.

En otro lado, leo a un escritor canario escribir en un diario nacional que el autor de Plataforma, Las partícula elementales o Ampliación del campo de batalla es un bluff.

Y pienso que bluff es en todo caso ese escritor canario que hace tiempo que no entiende nada.  

El mapa y el territorio es una de las más conmovedoras y desgarradoras novelas que he leído en los últimos tiempos. Houellebecq, en un alarde narcisista, aparece incluso como protagonista de la historia.

No revelo lo que pasa con el personaje del huraño escritor en su propia novela, y a quien describe como un patético solitario que toma vino hasta caer rendido en el sofá.

El caso es que el volantazo que da a la historia hace gracia y descoloca.

Descubrí a Houellebecq hace ya tiempo, por mediación de un amigo que lo entrevistó en París.

Fue muy objetivo cuando me entregó Las partículas elementales y escupió: “envenénate”.

No me avisó de si debía leerlo con un antídoto a mano.

Afortunadamente, los amigos están para eso.

Probablemente Houellebecq se trate de los pocos escritores de estos tiempos al que sigo con tonta devoción antirreligiosa.

Me hace estremecer, me hace reír, me hace ver el mundo con rara inquietud. También me hace concluir que las cosas deben ser así aunque a veces me disguste su divertido y oscuro pesimismo. Su resignación de que las cosas son así por mucho que intentes cambiarlas.

El destino, idiota, está escrito. Solo que puebla el sendero con bromas trágicas y macabras.

Leo a otro autor francés. Se llama Laurent Binet y la novela, la crónica histórica, el experimento: HHhH.

¿HHhH?

Himmlers Hirn heist Heydrich.

Una extraña biografía de Reinhard Heydrich y una épica biografía de los dos paracaidistas checos que tuvieron la misión de asesinarlo en Praga en 1942.

El relato, con sus extremismos, me apasiona también.

La reconstrucción de los hechos es magnífica pero como escribe el autor no se trata de una novela histórica. De hecho, la novela podría ser una no novela sobre la bestia rubia, el verdugo nazi, el frío burócrata que puso en marcha la Solución final, así como de los héroes de la resistencia checa que pusieron fin a su vida en esa capital, Praga, que parece sacada de un cuento de hadas.

Su autor, Laurent Binet, obtiene el premio Gouncourt 2010 de primera novela por esta novela que puede ser no novela.

El mapa y el territorio fue también Premio Gouncourt a la mejor novela el mismo año.

A mi los premios me dan grima porque suelen equivocarse aunque en este caso aciertan. Acierta con HHhH porque se trata de una poderosa reflexión sobre el bien y el mal.

Descuartiza con elegancia la figura de ese ángel de la muerte que fue Heydrich. Los trozos conforman la primera parte del relato. La segunda parte radiografía el atentado.

Binet critica en alguna parte del libro que no es novela pero que puede ser una novela Las benévolas, de Jonathan Littell.

Mi memoria falla y no tengo tiempo ni ganas para encontrar la frase exacta que escribe en su libro. Pero viene a decir algo así: es una especie de Houellebecq histórico.

Se equivoca Binet. Probablemente porque habrá leído mal a Houellebcq.

Pero no es razón para que detenga la absorbente lectura de HHhH. Quizá porque soy uno de tantos que detesta la novela de Littell.

De hecho, cuando iba por más de la mitad comencé a leerla a saltos. La novela de Littell. Y rara vez hago eso. Como rara vez salgo de un cine aunque la película me aburra. En el cine prefiero cerrar los ojos y dejarme dormir. Con una novela no puedo hacerlo. Simplemente la tiro. Y últimamente las dejó en una montaña de libros que tengo en la habitación donde suelo desnudar mis alegrías y miserias.

Soy incapaz de quemar todos esos ejemplares que he ido podando de mi biblioteca.

Los amontono y veo como crece.

Así de sencillo, sin saber muy bien que hacer con ellos.

Dos novelas francesas.

Y The Kinks mientras tanto suena de fondo.

Saludos, mañana será otro día, desde este lado del ordenador.

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