Reflexiones tras una máscara

EL VISIONARIO DIRECTOR DE…

Podría pegarme el día entero viendo avances de películas. Me encanta perder el tiempo observando los de antes y los de ahora. Busco en la red páginas especializadas en anunciar lo que viene cinematográficamente hablando. Me encanta quedarme con la boca abierta y sentir esa peligrosa sensación por ver una película que, el día de su estreno, frustrará las expectativas que había depositado en ella. Llego, además, a la conclusión de que hay que tener talento para hacer un buen tráiler. Desgraciadamente, y si no les invito a que hagan la prueba, los españoles no han entendido aún cómo funciona esa ciencia. No hay color si lo comparas con los que fabrican los malditos gringosExpaña pierde estrepitosamente el partido. Sin derecho a Medalla de Plata, ni siquiera la de Bronce. Los expañoles no han entendido qué demonios es esto de un tráiler. Por norma general, se limitan a resumirte la película. Los gringos a lo más que llegan es a soltarte en off esa bufonada de que se trata de “una película  firmada por el visionario director de…

CUANDO EL DESTINO NOS ALCANCE

Ha muerto Harry Harrison. Es probable que para los que no estén iniciados en la literatura de ciencia ficción el nombre de Harrison apenas le diga nada aunque yo quiero rendirle un modesto homenaje porque fue una de sus novelas, Hagan sitio, hagan sitio, la que dio origen a la que continúa siendo una de las mejores películas del género de todos los tiempos: Soylent Green (Richard Flesicher, 1973). Por una vez, y sin que sirva de precedente, el título en español me parece infinitamente mejor que el original: Cuando el destino nos alcance. También me pasa con Centauros del desierto, tiene una resonancia que va más allá de The Searches (John Ford, 1956).

 SOY LEYENDA

Los títulos vuelven a jugármela cuando repesco la primera versión de Soy leyenda (Sidney Salkow, co-acreditado Ubaldo Ragona, 1964), y que está basada en la novela The Last Man on the Earth de Richard Mathenson. Vincent Price es su absoluto protagonista y, obviamente, si la ven panda de desgraciados podrán descubrir el germen (¡oh!) de La noche de los muertos vivientes (George C. Romero, 1968). Este Soy leyenda es tan pobre, tan indigente, que pese a que resulte un tostonazo y sus diálogos pongan los pelos de punta, tiene su no sé qué. Ese no sé qué explica que no la apague a la mitad, ni que dé hacia adelante… El culpable tiene un nombre: Vincent Price. Con todo, y a mi modesto entender, es la más salvables de las tres adaptaciones cinematográficas que se han hecho de la obra maestra de Mathenson.

EL HOMBRE DE LOS ZAPATOS ROTOS

Esta mañana, mientras daba un paseo por la cansada ciudad de provincias en la que vivo, y tras escuchar como una chica sudamericana le decía a su acompañante que estaba aburrida de que la llevase a pasear siempre por calles tan feas y antiguas… ¿antigua la Rambla?, las suelas de mis zapatos se abrieron como las fauces de Godzilla. Parecía como si quisiera que mis pies tomasen aire fresco. Se produjo así una situación incómoda, tan incómoda que disparó mi paranoia al hacerme suponer que todos los que cruzaban a mi lado solo tenían una idea en la cabeza y era, precisamente, la de preocuparse por reparar en el estado de mis zapatones. Zapatones que hacían un molesto ruido como de clap, clap que me resultaba igual de inquietante que el bum, bum de mi aún cristiano corazón delator. La situación que se produjo fue algo así como la de esos sueños en los que sales tal y como Dios te trajo al mundo. Ya saben, esa amarga sensación de sentirte centro de un mal chiste. Mientras caminaba acompañado por el clap, clap de los zapatones recordaba a Charlot… El vagabundo. El trotamundos…

GRACIAS LE SEAN DADAS

Es un sábado y casi hago una locura. Al final logro serenarme y frenar mis más bajos instintos. Contribuye a que me tropiece con el tonto que dice apoya la Cultura y se haga el loco fijando su vista en un escaparate de libros. Gracias a él no, no fui a ver Prometheus, una película dirigida por el visionario director Ridley Scott.

EL GRITO

Me tropiezo con un tipo joven en plena rambla, mientras cae ya la noche, que da gritos espantosos. La gente pasa a su alrededor bajando la cabeza mientras escucho como dos jubilados que toman el fresco en un banco tranquilizan a los peatones atemorizados: “déjenlo estar. No tiene trabajo, ni cobra del paro. No tiene nada…” En otro banco, un teatrero al que estimo con los ojos inyectados en sangre, fuma y bebe un refresco.

LA PROPINA QUE NO FUE

En una céntrica cafetería de la capital tinerfeña y tras tomarme el café con hielo –probablemente la bebida más refrescante de este tedioso verano–  y mientras trago mi inevitable caña de agua con gas el camarero me devuelve el cambio sin el platito de rigor. El intercambio de monedas se hace mano a mano. Y observo, con una mueca, que hace lo mismo con otros clientes que, como yo, han finalizado sus consumiciones. Me pregunto si la crisis ha puesto fin a una tradición tan incómoda como es la de la propina. Nunca me gustaron las propinas, incluso cuando alguna caía en mis hambrientos bolsillos. Esto me hace recordar, mientras me dirijo a casa que antes no era así. La propina más que un molesto hábito fue un signo de cortesía. Una señal decorosa con la que se agradecía el buen trato, el buen servicio. Siempre me molestó, no obstante, que en Madrid, en los cines de estreno, el acomodador se quedara a mi lado esperando la voluntad. Cien, cincuenta pesetas significaba para mi mucho dinero en aquel entonces. Tanto dinero que, veinte o treinta años después, carajo ¡me sigue pareciendo mucho dinero!

CONCLUSIÓN

El lunes, si tengo oportunidad, llevaré los zapatones al zapatero.

NOTA: Atención, pregunta, ¿a qué película corresponde la imagen que ilustra este post?

Saludos, cual jinete en la tormenta, desde este lado del ordenador.

2 Responses to “Reflexiones tras una máscara”

  1. Daniel León Lacave Says:

    Lo mejor del The Last Man on Earth o el Soy Leyenda con Price es la escena final. La madre que calma al niñito.

    Aún espero LA versión de Soy Leyenda…

  2. admin Says:

    A mi me gusta el comienzo… las calles salpicadas de cadáveres, la cámara muestra un dormitorio donde yace otro hasta que suena el despertador y Price abre los ojos y parece que regresa del mundo de los muertos…

Escribe una respuesta