Una Escuela donde la imaginación es posible

El próximo años cumple su décimo aniversario y pese a las negras tormentas que nos ha tocado vivir, la Escuela Canaria de Creación Literaria disfruta de una envidiable salud y prepara su décimo aniversario, que celebrará el próximo año, con un entusiasmo que descoloca a quienes no conocen a la responsable de este espacio, oasis cultural, situado en La Laguna: Antonia Molinero.

En esta casi década de vida que lleva en las islas, La Escuela Canaria de Creación Literaria ha sabido sortear los efectos devastadores de la crisis con mucha imaginación y sentido de la oportunidad, así como por un profundo amor a la literatura. También ha conseguido que muchos de los escritores que hoy están publicando en las islas, y más allá de sus constreñidas fronteras, aprendan a manejar con soltura sus herramientas siendo conscientes en todo momento que el buen escritor solo se hace –no nace– a base de mucho esfuerzo y trabajo. De manuscritos tirados directamente al cubo de la basura, de páginas y páginas emborronadas hasta la saciedad…

Es tanto el éxito y el reconocimiento que está alcanzado esta Escuela, y al que ha contribuido su cuerpo de profesores, que Molinero ha sido invitada a participar en el I Máster de Escritura Creativa de la Universidad Complutense de Madrid, organizado por el departamento de Filología de la Facultad de Ciencias de la Información; mientras prepara nuevos talleres como el de técnicas de imaginación para los jóvenes escritores, algunos de los cuales, confío, serán los protagonistas de nuestras letras en el futuro.

Se equivocan los que piensan que esta singladura, casi a punto de celebrar su décimo aniversario, ha sido un camino de rosas porque la experiencia ha resultado ser una aventura cuyos momentos de penuria se esquivaron gracias a la inquebrantable fe en este proyecto de su directora.

Una mujer, Antonia Molinero, para la que no existe la palabra fatiga y que tiene además la virtud de rodearse de personas igual de infatigables que ella, como Ana Belén Espinosa Morales.

Escribo todo esto porque aposté desde un principio por este proyecto y en lo que quería hacer Antonia Molinero, quien supo ver el talento creativo que se almacena –y en la mayor parte se frustra– que existe en estas islas abandonada de la mano de los dioses.

Este lunes tuve la oportunidad de volver a visitar la Escuela para hablar a profesores y alumnos de todas las edades de mi trabajo en los medios de comunicación de las islas. Una cita que me tocó de rebote y como bien dijo Molinero porque soy una persona que no está acostumbrada a decir no pese a que lo que quiera decir sea precisamente no.

Pasé un rato agradable, claro que siempre paso un rato agradable cuando visito la Escuela.

Conocí a gente y saludé a viejos conocidos a los que me une algo más que afecto como es el mismo amor por la literatura y pensé, mientras se sucedían los brindis y las conversaciones, en el pequeño gran milagro que ha hecho posible Antonia Molinero.

No sé si es consciente, pero entre las caras y cruces de correos electrónicos que anoté, muchos de ellos tomarán el relevo de los que actualmente están publicando en las islas y más allá…

Pienso por eso que pese a la crisis y a que nuestros bolsillos amanezcan cada día un poco más menguados de dinero, entrar en la Escuela Canaria de Creación Literaria es como acceder a otro mundo donde la imaginación, afortunadamente, sigue siendo posible.

Y eso es un milagro.

Saludos, espero estar presente para celebrar el veinte aniversario, desde este lado del ordenador.

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