‘Un paso al frente’, una novela sobre las fuerzas armadas de Luis Gonzalo Segura de Oro Pulido

“‘¿Falta grave? ¿Por no avisar al coronel con antelación de que íbamos a realizar un registro? ¿Cómo voy a avisar a alguien  a quien investigo con antelación  sobre un registro que le voy a hacer? Es una locura y una negligencia. Encima me dicen que me pueden encerrar en un centro displinario de uno a tres meses y expulsarme de la judicatura. No puedo entenderlo’, se lamentaba Álex que se debatía entre la sorpresa, la indignación y la rabia.

Al final, las palabras del coronel  habían sido proféticas: ‘Eres un mierda de teniente y te puedo empapelar“.

(Un paso al frente, Luis Gonzalo Segura de Oro Pulido, Tropo Editores)

El teniente del Ejército Luis Gonzalo Segura de Oro Pulido presentó en mayo, y también en junio, su novela Un paso al frente en Santa Cruz de Tenerife. El libro ya va por su cuarta edición y desde que apareció en las librerías ha generado un intenso debate en la sociedad civil y un terremoto en la institución militar española.

En las entrevistas que concedió durante su paso por la isla no se cansó de repetir que tras la publicación de la obra podían caerle dos años de cárcel. Al final, y por noticias que leemos recientemente en varios medios de comunicación, el autor ingresará este viernes, 18 de julio, en un centro disciplinario “acusado de dos faltas graves tras la publicación y promoción de un libro en el que denuncia abusos y casos de corrupción dentro del Ejército. Por el momento, tendrá que pasar dos meses encerrado y perderá su destino dentro de las Fuerzas Armadas.”

El golpe tiene que haber sido demoledor para este militar que cambio el CETME por el teclado de un ordenador para cantarle las cuarenta a tan alta institución, y manifiesta nada más conocer la noticia: “No puedo creerme que estén yendo a castigarme en vez de investigar las cosas que denuncio. Ni un sólo juez militar me ha pedido las pruebas que tengo ni siquiera se ha interesado.”

Más cuando son esas pruebas las que emplea –asegura Luis Gonzalo Segura de Oro Pulido– para armar Un paso al frente, novela en la que critica a través de sus protagonistas escandalosas corruptelas que se dan en el seno militar. Mete el dedo –con razón o sin ello eso es algo que deben de juzgar los lectores– en el enchufe.

Al margen de valorar las acusaciones que hace Luis Gonzalo Segura en su novela, algunas de ellas escandalosas, más si tenemos en cuenta que por primera vez se fotografía lo que, presuntamente, pasa dentro de los cuarteles, Un paso al frente no funciona como novelas como sí funciona la polémica que rodea al libro.

Lo traiciona su disfrazada vocación de denuncia hacia una profesión, como es la militar en España,  que según Segura de Oro Pulido es endogámica. Y por endogámica, en la que resulta casi imposible prosperar si no se cuenta con un pasado de veteranos soldados. Un trabajo, en definitiva, que no  sabe o no quiere, según la tesis del autor, adaptarse, democratizarse con los tiempos.

El problema de Un paso al frente es que se trata de una novela en la que el desafío del autor ha superado a los protagonistas de su historia. Lo manifiesta en sus opiniones, en las que viene a denunciar que un funcionario sin currículum familiar lo tiene muy difícil para ascender galones en esta estructura administrativa. Y eso  empañan un relato que  recupera colorido y ritmo en Afganistán. Capítulos donde Gonzalo de Oro Pulido pinta un eficaz retrato del trabajo que realizan los soldados españoles en territorio hostil.

El autor de la novela no se cansó de explicar durante los meses que estuvo ocupado en la  promoción del libro que su única intención era denunciar una organización que, a su juicio, está senil. No obstante, Un paso al frente como novela y analizada como novela apenas alcanza un aprobado raspado.

Lo que cuenta y cómo lo cuenta es otra cosa.

Sirviéndose de una ficción que aparentemente está basada en hechos reales, Un paso al frente narra la enfermiza corrupción que corroe al modelo militar actual español. De cómo los poderosos, los oficiales de alta graduación, acosan o reprimen con total impunidad y con la connivencia de la justicia militar.

En mayo tuve la oportunidad de conversar con Luis Gonzalo Segura sobre su libro, y la sensación que tuve de aquel encuentro fue la de hablar con un hombre al que los acontecimientos parecían desbordar aunque, en conciencia, parecía que se había liado la manta a la cabeza para dar su paso al frente.

A lo largo de la charla citó a Ramón J. Sender y Arturo Barea como ejemplos precedentes de su paso al frente.

A Sender y Barea le debemos quizá dos de los retratos más crudos, críticos pero no antimilitaristas de la guerra que sostuvo este país con Marruecos: Imán y La forja de un rebelde.

Imán y La forja de un rebelde se han convertido con el paso de los años en clásicos de la novela militar española no solo por lo que denunciaron sino también por cómo están escritas como novelas. Sender y Barea son además dos españoles que han logrado que me sienta tontamente orgulloso de ser español, aunque hoy reivindicar esa cultura parezca cosa de idiotas y el debate prefiera derivarse a la defensa o no de los toros.

Encuentro intenciones de encender la chispa de Imán y La forja de un rebelde en Un paso al frente, aunque en la novela de Luis Gonzalo Segura de Oro Pulido todo está como en un estado embrionario.

Sujeto, paradójicamente, a una disciplina que quebraron Sender y Barea.

Pero ellos publicaron sus novelas en otro periodo de la historia de esta Expaña nuestra. Unos años en los que todavía se podía creer en transformar las cosas.

Despues vino una guerra y cuarenta años de miedo.

Saludos, érase una vez en…, desde este lado del ordenador.

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