El escritor de la ciudad de los prodigios

Eduardo Mendoza, premio Cervantes 2016, no sería Eduardo Mendoza si no hubiera nacido en Barcelona. La llamada ciudad Condal ocupa gran parte de su producción literaria y ha terminado por convertirse en un personaje más en la mayoría de sus libros.

La relación que mantiene con Barcelona es casi una constante en sus novelas, novelas muchas de ellas en las que continúa y con la cabeza bien alta una tradición literaria en la que ha sabido combinar, y muy bien, por cierto, otros géneros venidos de fuera y los que aún nos laten por dentro. Cuando se escribe por dentro es inevitable destacar el apego profundo que siente Eduardo Mendoza por la picaresca y el hecho, singular en una literatura que históricamente tuvo excelente sentido del humor, por recuperarlo cuando inició su carrera como escritor.

Se rastrea así ese humor tan negro y español en títulos en los que mezcla con mano maestra estilos, puntos de vista y situaciones como en El misterio de la cripta embrujada, intriga en la que presenta a una especie de detective encerrado en un manicomio y personaje que protagoniza también El laberinto de las aceitunas, La aventura del tocador de señoras y El enredo de la bolsa y la vida.

En las novelas de Eduardo Mendoza se combina un poco de todo. Y ese un poco de todo está excelentemente sazonado por lo que sus libros resultan al final platos en los que el escritor recurre a la novela histórica para narrar las cruentas luchas sindicales en la Barcelona de principios del siglo XX (La verdad sobre el caso Savolta, aunque el título original fuera Los soldados de Cataluña); cómo se las gastaba el fundador de Falange Española, José Antonio Primo de Rivera, en aquel Madrid alegre y juvenil de antes de la Guerra Civil (Riña de gatos) o su visión hilarante del poder de Roma en El asombroso viaje de Pomponio Flato, en la que además de  parodiar el género epistolar, cuenta las extravagantes aventuras de un filósofo romano en tierras de Nazaret tras ser contratado por un joven al que llaman Jesús.

Y esto solo en cuanto a novelas se refiere, porque Eduardo Mendoza también ha escrito teatro, cuentos, ensayos e incluso novela por entregas. Recuerdo en este último caso Sin noticias de Gurb, o las desventuras de un extraterrestre por una ciudad, Barcelona, que en sus manos se convierte en una ciudad de prodigios.

Saludos, me dicen, desde este lado del ordenador.

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