María Elvira Roca: “Hace falta contar otra Historia de España”

María Elvira Roca Barea (Málaga, 1966) ha conseguido con su libro Imperiofobia y la leyenda negra. Roma, Rusia, Estados Unidos y el Imperio español un hito en este país al llevar vendidos hasta la fecha más de cien mil ejemplares. La obra propone una vuelta a lo que hasta este momento se estudia y se aprende sobre la Historia de España, un relato, afirma, que lleva reproduciendo palabra por palabra y argumento por argumento lo escrito anteriormente por franceses e ingleses lo que explica, dice la historiadora, que temas tan candentes y polémicos como la leyenda negra sean ahora reinterpretados por los historiadores desde una perspectiva actual. Ha llegado la hora de “sacudir las alfombras”.

María Elvira Roca Barea estuvo recientemente en Tenerife para impartir la conferencia Martín Lutero y su mundo, título de una exposición en la que colaboró el Gobierno de Canarias y que hasta ayer, sábado, pudo verse en la sala Joaquín Amigó del Real Casino de Tenerife.

- Imperiofobia y la leyenda negra va ya por las 26 edición, más de cien mil ejemplares vendidos, ¿cómo explica el éxito de un libro de estas características en España?

“Esa es una pregunta que le planteo a la gente porque lo veo desde dentro y no termino de encontrarle una explicación. No lo sé, tengo hecho un repertorio de explicaciones y unas me dicen que porque el libro se lee bien y otras porque responde un poco a algo que siempre sospecharon y es que todo no pudo ser tan malo y le confirma que todavía queda algo por contar”.

- En el libro repasa el imperio Romano, el Ruso, el Norteamericano y el Español, ¿por qué?

“Porque era necesario explicar el fenómeno de la imperiofobia antes de entender qué fue la leyenda negra y para hacerlo necesitaba de cierto armazón conceptual teórico previo ya que no se puede entender la leyenda negra si no se conocen otros fenómenos semejantes. Simple y llanamente parece que no tiene parangón, que no hay ningún fenómeno como éste en la historia occidental. Era importante explicar que esa razón y reacción contra los imperios se trataba de un fenómeno universal. Lo que sucede es que la gente cree que en Europa occidental han habido muchos imperios pero no es cierto: solo hubo un imperio que fue el español. Han habido otros fenómenos de expansión pero eso no es un imperio”.

- ¿Y qué entiende usted por imperio?

“La consolidación de una situación hegemónica que dura siglos aunque tiene otras características fundamentales a mi modo de entender como el mestizaje, que engendra una realidad que es nueva porque no existe previamente y el mundo no vuelve a ser el mismo. Ahí está el imperio Romano y es igual en el caso del imperio Español por lo que tenía que ubicarlo al lado de otros imperios de naturaleza semejante y no de cualquier clase de expansión europea porque desenfocaba completamente el fenómeno”.

- ¿Se conoce dónde y cuándo nace la leyenda negra?

“Es un proceso larguísimo de, digamos, decantación. Empieza a manifestarse en Italia porque la primera expansión imperial española es aragonesa y se hace en el Mediterráneo. Se produce durante el Quattrocento cuando los humanistas italianos comienzan a decir que los españoles son malos cristianos, marranos, que son un pueblo de bárbaros. A principios del siglo XVI aparece el factor religioso que es cuando la hispanofobia cobra un carácter nuevo con las guerra santas. Es un momento en el que los españoles se transforman en los demonios del mediodía, que es la expresión que se usaba popularmente al referirse a Felipe II y por extensión a todos los españoles. Las honduras del componente religioso en la hispanofobia son muy profunda en la Europa occidental y luego nos encontramos ya en el siglo XVIII con una versión muy vinculada a los franceses y en la que los españoles no son marranos ni bárbaros en el sentido de godos, que es como los franceses concebían a los españoles: un individuo de sangre impura. Esa idea se trasmuta de la época de los conflictos religiosos al siglo XVIII como el español ignorante y antilustrado. Es decir, propaga la idea de que España no ha tenido cultura, ni ciencia y se va dando una visión de los españoles como el gran malo de Europa occidental durante su etapa hegemónica aunque cuando deja de existir esa hegemonía el fenómeno permanece porque esta escrito en los mitos fundamentales de las grandes naciones europeas y en algunas religiones”.

- La sensación es que en España pesa mucho todavía esa piedra que se llama la leyenda negra.

“Cuando se produce el cambio de dinastía en España durante el siglo XVIII, la cultura francesa se convierte en la gran ventana en la que los españoles ven el mundo y, por imitación, lo que en aquel momento es el estilo cortesano, el de la corte. España tiene afrancesados, ningún país de Europa tiene afrancesados y sí ilustrados. Lo de afrancesado tiene además una especial categoría intelectual por lo que a partir de la primera oleada de intelectuales españoles que imitan en todo a los franceses, también reproducen su sentido de la hispanofobia con el que denigran a su propio país”.

- A raíz de su libro parece que en España los lectores comienzan a demandar a que se cuente su Historia de otra manera por lo que da también la sensación de que esos lectores comienzan a plantearse la leyenda negra de otra manera.

“Creo que algo se mueve pero si cuaja en una corriente histórica no es trabajo de una sola persona. Hay que fabricar otra casa para tener una nueva. La Historia de España no ha sido contada desde dentro sino que está copiada de la de los franceses e ingleses. Hemos reproducido sus tópicos con asuntos relacionados con España como, por ejemplo, la derrota de la Armada Invencible que para los españoles no es tan importante como para los ingleses y se le presta menos atención a la victoria que sí obtuvo contra los ingleses en Cartagena de Indias. Hemos estudiado aquellos hechos que fueron importantes y significativos para los franceses e ingleses en función de sus egos y de sus necesidades nacionales en contraposición con las nuestras. En este sentido, hay que escribir una Historia de España desde un ángulo completamente diferente, lo que está por hacer y que no es tarea para una sola persona sino de varias generaciones de historiadores para que seamos capaces de levantar las alfombras y sacar los muertos de los armarios y quitar las telarañas de las lámparas. Yo he enseñado solo la punta del iceberg. Se tiene que escribir también una historia religiosa en Europa occidental para poner en su sitio a la Inquisición, que no es el peor ni el más grave fenómeno religioso de occidente”.

- Y según usted, ¿cuál fue el más grave?

“Está por escribir una historia religiosa de la Europa occidental aunque por citar solo un dato murieron más personas en la Noche de San Bartolomé que a manos de la Inquisición a lo largo de toda su historia pero claro, ¿quién va a escribir una historia de la intolerancia religiosa en Europa?”

- Usted defiende que los españoles no son cainitas.

“Lo he dicho muchas veces, los españoles no son cainitas, o más cainitas que otros pueblos. En este país hemos tenido pocos enfrentamientos si lo comparamos con las guerras civiles que se producen en Francia a lo largo del siglo XIX, que son constantes. O la Revolución Francesa, en el XVIII. El lado positivo de la Inquisición es que sometía a sistema y a juicio de delito la intolerancia religiosa. El médico forense es una creación de la Inquisición”.

- En este país se puso de moda durante unos años leer Historia de España escrita por historiadores británicos porque parecían más objetivos, sobre todo en temas como la Guerra Civil que estalla en julio de 1936.

“Esa tendencia viene de atrás. En el siglo XVIII ocupa el poder en España una nueva dinastía lo que lleva aparejado un cierto desconocimiento. Sin embargo, si bien cuando llegaron los Habsburgos tuvieron que enfrentarse a la Rebelión de los Comuneros, la nueva dinastía que reina en el XVIII, los Borbones, sí que es enemiga mortal de los Habsburgos. Cuando los borbones reinan en España consideraban a la anterior casa real un enemigo secular desde hacía dos siglos y eso tuvo que producir un enorme desajuste porque cuando desaparece el período Habsburgo estos dejan de existir y no se escribe en España una historia sobre ellos a lo largo de un siglo aunque sí que hay biografías de Carlos I y Felipe II publicadas esos años en Francia e Inglaterra”.

-Recientemente ha publicado Seis relatos ejemplares, seis, en el que escribe sobre “los luteranos del norte y los católicos del sur”.

“Son seis historias muy concretas con una trama real y una base histórica que vienen a reflexionar sobre el hecho de ¿por qué se piensa que el norte protestante es más virtuoso, más decente, trabajador y el ramillete de virtudes que quieras frente a ese sur que es mal pagador, indigno y falto de confianza?”.

– ¿Y con qué personaje de esa época siente mayor sintonía?

“Por Tomás Moro porque no ha perdido brillo con el paso del tiempo. Encarna de alguna manera la materialización de aquello que se asume con todas sus consecuencias y hasta el final sin doblegarse y sin ser desleal a su rey. Aceptó la muerte con valentía”.

– ¿Está trabajando en algún nuevo libro?
“Estoy trabajando en algo que tiene un poco que ver con el fenómeno de la absorción de la leyenda negra pero aún no tengo ni el titulo”



NI OLVIDO NI PERDÓN

La historiadora María Elvira Roca se lleva simbólicamente las manos a la cabeza cuando se le pide que dé su interpretación sobre la carta que el presidente de México Andrés Manuel López Obrador, envió al rey de España, Felipe VI para que se disculpara de los agravios cometidos durante la conquista de América. Ese tipo de planteamientos es “una estupidez”, dice, “es como si le exigiéramos a los italianos que nos pidieran perdón porque vino a esta tierra Escipión el Africano. Es una forma infantil, ridícula y perversa que tiene esa maldad de los niños y que causa tanto daño porque no son conscientes de lo que están haciendo”. Este argumento lo extiende igualmente a algunos canarios que, sin la sonoridad del presidente de México, han exigido perdón por las muertes violentas y por enfermedad que sufrieron muchos de los primeros pobladores de las islas cuando se enfrentaron a los conquistadores europeos en el siglo XV.

“Es un intento de borrar la Historia pero no se puede porque entonces habría que eliminar también la tradición, la lengua común que nos une desde hace ya tantos siglos”.

Saludos, aún recuerdo…, desde este lado del ordenador

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