Gastando las últimas balas de este 'Colt'

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“No era un bandido. De hecho durante un tiempo fue defensor de la Ley.

Llevaba una vida de ermitaño y su credo era:

No soporto injusticias.

No soporto insultos.

No soporto a los bravucones.

No me comporto así con la gente y exigo lo mismo de ella”.

(J. B. Books, John Wayne, en El último pistolero).

Repesco –porque los dioses a pesar de que se despisten también están de mi lado– una película que recomiendo a todos aquellos corazones a los que todavía les pueda quedar un trozo de inocencia. También, me siento así de generoso, a los casposos y a los que creen que el cine es cuestión de mover de un lado a otro la cámara porque “va en función de la historia” ¡¡¡y encima se expirementaaa!!!

El filme que les recomiendo es otro western crepuscular. Crepuscular pero atípico.

Y atípico y crepuscular por varios motivos.

Se tituló en España El último pistolero y la dirigió Don Siegel a mediados de los setenta. Se trata de la última película que interpretó ese centauro del desierto que fue John Wayne. Un hombre que no sé si fue bueno pero que para mí y gracias a sus películas siempre será un modelo de cómo se tiene que ir por la vida…

El filme cuenta los últimos días de un desperado en un tiempo, principios del siglo XX, que ya no es su tiempo. El filme está rodado con cámara fija, apenas se mueve y si se mueve ni lo notas como espectador del espectáculo (¿por qué de eso se trata, verdad?).

Se permite, además, romper la dinámica de cintas del oeste tradicional porque la acción se desarrolla en una ciudad (Carson City) y no en grandes espacios abiertos.

Y se trata, lo más importante, de un largometraje que rinde tributo a uno de esos actores que hicieron grande el género por excelencia del séptimo arte (Wayne) porque en el western (¿pensarán lo mismo los del LEAC, los cubanos de la Escuela de San Antonio de los Baños, los que programan cine in… cuando está out, los del festivalito sea en La Palma o en Las Palmas de Gran Canaria now!, las lumbreras de nuestro Gobcan?) se ha narrado, queridos míos, algunas de las mejores historias que el cine ha sabido contar en pantalla grande.

Made in USA.

El último pistolero es un filme de una tristeza extrema pero con destellos –muy afortunados– de humor negro que desarma. Esa risa amarga que tanto necesitamos en estos tiempos donde ya no queda ni vino ni rosas.

Les cuento infieles:

John Wayne hace de un pistolero que se refugia en la ciudad para esperar a la muerte aunque como le sugiere un viejo amigo que interpreta James Stewart, él al menos tiene la decencia de anticipar su propia muerte…

En este ambiente de “falsa primavera” –como le dice el único personaje femenino de la cinta, Lauren Bacall (la acción se desarrolla a finales de enero)– el pistolero interpretado por Wayne espera a su final mientras mata el dolor con dosis de láudano, no quiere oír hablar de curas y negocia con su fin con el enterrador (fantástico e inolvidable John Carradine).

Es un filme negro y de una hondura terrible. Recuerdo que cuando la vi por primera vez (¿fue en el teatro Baudet?) salí de la sala conmocionado pero sin masticar las claves que ahora he descubierto en un segundo y emocionado visionado.

Es un filme muy triste pero intenso. Quizá no se trate de la mejor película de su director, Siegel, pero sí que es un  emocionado y redondísimo final a la carrera de un gigante como Wayne. Uno de esos actores y cineastas, caramba, que lograron que AME con mayúsculas ese algo intangible –materia con la que están hecho los sueños– que es el CINE.

APRENDED, MUCHACHADA

Tengo los ojos cubiertos de lágrimas. Y no por pena sino por mareo. Vengo de ver Green Zone, la última de Paul Greengrass con Matt Damon como protagonista. Esa que anuncian como un regreso de Bourne pero para adultos o algo parecido.

El filme es otro de esos quiero y no puedo que caracterizan a este cineasta cuando se quiere poner serio. Además, y es lo que genera mis lágrimas, estoy pensando seriamente en solicitar firmas para que los cineastas de nuevo cuño dejen la puta cámara en paz. Me descoloca que dé saltos de un lado a otro como si el artefacto sufriera los espasmos de un epiléptico.

Un amigo me dice que eso es influencia de los informativos pero confieso que solté la carcajada cuando me lo sugirió. “Eso es hacer malabarismos sin magia” le contesté. Claro que es probable que me haga viejo. Salgo –una vez más del cine– con la sensación de que he tirado ese dinero que tanto nos vale a la basura.

¿Y la historia?

La historia es un asco.

MEA CULPA

Por último, y casi a punto ya de iniciar ese exilio voluntario de elescobillon en los mares de la red, aprovecho que los comentarios van de cine para pedir disculpas públicas disculpas a David San Ginés por anunciar que había recuperado su bitácora enrodajecanario cuando no era así. Lo que ha hecho David es crear un nuevo espacio (mucho más interesante que el anterior según mi modesto parecer) en la red llamado diariodeunkinosofista. Y digo que más interesante porque David nos permite ver algún rayo de luz en sus tinieblas. Su blog ahora es un diario personal en el que describe en ocasiones con notable y muy sano sentido del humor sus vivencias y reflexiones diarias.

Destaco, además, que en uno de sus post ha tenido la generosidad de contestar a lo que expresé (y sigo pensando, maestro David) en elescobillon hace unos días acerca de su nueva experiencia en la red.

Pese a todo, y porque tengo fe en eso que llamo corazones inocentes, ya  tengo su blog en mis favoritos.

¿Y ustedes, cabestros, a que esperan?

Saludos, navegando, navegando, desde este lado del ordenador.

2 Responses to “Gastando las últimas balas de este 'Colt'”

  1. Betzabe Says:

    No le pido que sea Jon Wayne pero sí le pido que continúe ahí. No se nos vaya, por favor. Y siga dando caña. Caña. Y a ese David que cita, que aprenda a ser David y a creer que puede vencer a los Goliath que contaminan el mundo…

  2. editorescobillon Says:

    Bueno, eso es decisión de los davises que habitan este mundo. Gracias por el comentario.

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