Sí, en recuerdo a Fernando Díaz-Plaja

“España, al hacerse romana, en realidad lo que se hace es así misma. No importaba quiénes eran los recién llegados. Lo importante era que unos extranjeros permitían a los nativos conocerse, verse, hablarse. Como si en una habitación grande y oscura entrase, de pronto, la luz.” 

“La relación entre españoles y musulmanes es una relación familiar, evidentemente, con todo lo que esto trae de problemática. La dominación árabe en nuestro suelo era, ante todo, una convivencia entre elementos afines.”

“La Reconquista mantiene a España durante siglos en equilibrio difícil, ¿Europa o África-Asia? Como hermanos que son en muchas características, ambos bandos cristianos y musulmanes se entorpecen en la paz y se crecen en la guerra. Igual al norte que al sur de la línea divisoria, los grupos distintos –eslavos, sirios, beréberes, árabes– en un lado; castellanos, leoneses, aragoneses, navarros por el otro, se ponen de acuerdo a veces contra el común enemigo, y otras, no solo luchan entre ellos –guerra civil dentro de otra guerra civil– sino que incluso llaman a sus enemigos permanentes contra los enemigos momentáneos.”

(Todas las citas estás sacadas de Otra historia de España)

Muere en Montevideo y a los 94 años de edad el escritor Fernando Díaz-Plaja.

La noticia me coge desprevenido porque pensaba que Díaz-Plaja había fallecido hacía ya mucho tiempo…

Me sorprende también que cerrara los ojos definitivamente en un país que no era el suyo, aunque llevara residiendo los últimos doce años en Uruguay.

Y me molesta, y soy consciente de las razones, de no encontrar demasiado entusiasmo en los óbitos que se publican sobre el autor de El español y los siete pecados capitales. La mayoría de ellas, reseñas en las que se limitan a reproducir la biografía de un escritor que a mí, particularmente, sí que me tocó y aún me toca un pedazo de alma como lector.  

Fernando Díaz-Plaja practicó una manera de escribir ensayos digamos que para todos los públicos, y se preocupó a lo largo de algunas de sus obra por masticar la historia de España para que llegara, precisamente, a todos los públicos.

En este aspecto, se adelantó a Juan Eslava Galán con su Otra historia de España, un libro que de alguna manera inspiró la Historia de España contada para escépticos y Una historia de la Guerra Civil que no va a gustar a nadie, del autor de la celebrada En busca del unicornio.

Díaz-Plaja escribió además La Historia de España en sus documentos, La Historia de España cantada por los poetas; Las Españas de Goya, en la que propuso una valiente aproximación entre lo literario y lo histórico de la España del siglo XVIII; y Cuando perdí la guerra, que es un libro escrito por alguien de los que sí ganaron la guerra.

La Guerra Civil Española.

Por este título obtuvo el Premio Espejo de España, que concedía  la editorial Planeta.

Más tarde nos sorprendió con su Anecdotario de la Guerra Civil Española, un volumen en el que dio voz a los combatientes que estaban a un lado y al otro de las trincheras en ese conflicto que los nietos de unos y otros se empeñan en que no cicatrice de una puñetera vez…

Fernando Díaz-Plaja escribió más libros.

Y cultivó casi todos los géneros.

Entre otros el de la ucrononía con El desfile de la victoria, una novela que ya comentamos en este mismo blog hace apenas unas semanas.

Al margen de su ideología, objetivamente de derechas, Díaz-Plaja fue uno de esos escritores e intelectuales que, a mi juicio, son tan necesarios en los tiempos que corren.

Lo apunto porque fue un español que se preocupó por viajar y analizar desde la distancia la variopinta realidad de su país.

Lo que lo hace grande y necesario, sin embargo, es que procuró siempre ser meridianamente objetivo con esa misma España que él aprendió a amar reivindicando sobre todo a su hombre de a pie.

Ése que solo desea que lo dejen vivir en paz hasta que le tocan los bajos. Momento en el que saca lo peor y también, paradójicamente, lo mejor de sí mismo.

En este sentido, con Fernando Díaz-Plaja –que fallece en el Hogar Español de Ancianos de Montevideo– desaparece uno de esos escritores que se preocupó por escribir de y sobre España.

Es decir, de darle sentido y carácter a esta realidad enloquecida y ombliguista que yo llamo todavía –y sin que me asomen los colores– España. 

Saludos, por todo eso y más, muchas gracias Fernando Díaz-Plaja, desde este lado del ordenador.

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