Archive for Julio, 2024

Revolución, una novela de Arturo Pérez Reverte

Miércoles, Julio 31st, 2024

El éxito como novelista de Arturo Pérez Reverte se comprueba con la cantidad de amores y odios que suscita. El caso es que no resulta indiferente a nadie, lo que pone de manifiesto que detrás hay un autor con todas sus letras y que encima vende y muy bien sus novelas no solo en el mercado español sino también en el que está más allá de sus fronteras.

Arturo Pérez Reverte es autor de dos series, una de las cuales fue la que lo catapultó a la fama en unos tiempos en donde el lector español demandaba buena novela histórica. El género, tras el éxito de Reverte y más tarde de otros escritores que están en la memoria de todos, sigue viviendo una buena época en cuanto a novelas se refiere aunque es verdad que su calidad se ha resentido en función de contar la historia que, en este caso engloba no solo a su argumento sino también al periodo en el que se desarrolla.

Ya comentaba que lo menos que me interesa de Pérez Reverte como escritor son las dos series que hasta el momento ocupan un espacio en su bibliografía. Estas son las dedicadas a Alatriste, que transcurren cuando en el imperio español no se ocultaba el sol y la trilogía que dedicó a Falcó, agente secreto al servicio de los nacionales en plena Guerra Civil, y que están más cercanas al espíritu de las historias narradas por Ian Fleming para su James Bond que al Eric Ambler de La máscara de Dimitros, un clásico de este subgénero y novela de lectura obligada para todo amante de la literatura de espionaje.

Personalmente, las novelas que más me gustan de Arturo Pérez Reverte son aquellas que se leen independientes, que no terminan en serie ni en trilogías. En este sentido, creo que uno descubre al gran escritor que es si se acerca a títulos como El italiano y Revolución, que a mi parecer se tratan de dos magníficas novelas históricas que se desarrollan la primera durante la II Guerra Mundial en un escenario poco habitual, como es Gibraltar, y la segunda en plena Revolución Mexicana. Si tuviera que escoger una de estas dos novelas, escogería sin dudarlo Revolución, libro que admito comencé a leer sin demasiadas esperanzas pero que a medida que fui avanzando terminó por meterme en el bolsillo.

Tal y como ya indica el título, Revolución se desarrolla entre 1911 a 1914 en México, sacudida por vientos coléricos que arrasan al país de norte a sur. En el norte actúa el legendario Pancho Villa, hombre que detesta a los españoles pero que alistará en su ejército a Martín Garret Ortiz, natural de Linares, por su habilidad con la dinamita y su contrastado valor.

Paralelamente, se nos ofrece un cuadro resumido pero bien informado de los vaivenes de aquella revolución que tantos corridos trajo al mundo, fijándose en sus gentes (hombres recios y muy machos y las soldadas, mujeres serias y con las que mejor no meterse ni darles la espalda) y en las causas que motivaron aquel movimiento popular que puso en jaque a los gobiernos que intentaron domesticarlo y que al mismo tiempo prendía las suspicacias del su gran vecino del norte: los gringos.

Tiene mucho de western esta estupenda novela. De western fronterizo. También una interesante galería de personajes que parecen sacados de las películas que se han rodado sobre este periodo de la historia (especialmente en los Estados Unidos) y un entusiasmo por describir el carácter de un pueblo, el mexicano, que no se acobarda si al toro hay que cogerlo por los cuernos. También es el relato de una dramática decepción, la de una revolución que terminó devorando a sus mejores hijos: Pancho Villa y Emiliano Zapata, y la de un país que a partir de ese momento no ha terminado por construirse.

Pasan muchas cosas en Revolución. Aparecen mexicanos corajudos y rebeldes, leales hasta la muerte como el mayor Genovevo Garza y gringos que como Tom Logan trabajan como mercenario a las órdenes de Pancho Villa, y que conoce el carácter de los españoles porque combatió contra ellos en Cuba a finales del siglo XIX. También una periodista norteamericana, Diana Palmer, que va tras todas las guerra para dar cumplida información sobre ellas a los lectores, y un revolucionario mexicano, el mismo Villa, que casi adopta a nuestro héroe, ese español al principio desubicado y al que convierte en soldado para que luche por una causa que ni le va ni le viene aunque al final le venga.

La novela me parece un artefacto perfecto no solo como producto de entretenimiento sino también de emocionada canción de amor a un país y a unas gentes que fueron capaces de dejar lo poco que tenían para alcanzar sus sueños aunque si hay un personaje en el libro que devora a los otros por su potentísima personalidad ese es Pancho Villa, que aparece lo suficiente para que uno se haga a la idea de lo que significó formar parte de su ejército y recorrer el castigado norte de un país donde los ricos no se cansaban de explotar a los más humildes.

En la novela se dan cita muchas de las constantes que forman parte de la literatura de aventuras que escribe Pérez Reverte como la amistad, amistad que puede encontrarse también en el enemigo, lo que establece un invisible código de caballeros cuando las circunstancias hacen que los dos se vean las caras no en un rico salón de ciudad de México sino frente al pelotón de fusilamiento.

Se trata Revolución de un libro muy recomendable para pasar estas fechas de calores excesivos. Evade y desarma al lector, y contagia como a su protagonista la fuerte personalidad de los mexicanos que aparecen en la novela. Todos ellos gentes de honor, de los que miran a los ojos a la muerte cuando parece que el final es inevitable. De paso, y se agradece, el lector poco versado en la historia de la Revolución Mexicana se hará una idea de aquel complejísimo proceso. También de cómo un pueblo se acostumbró todos los días a apostar –como si de una moneda se tratase– con la vida y con la muerte.

Saludos, The End, desde este lado del ordenador

Pedro Juan Gutiérrez: “La literatura es la memoria de un pueblo”

Martes, Julio 30th, 2024

Esta es una entrevista que se hizo en unas condiciones un tanto complejas. Pedro Juan Gutiérrez (Matanzas, Cuba, 1950) decidió responder desde La Habana con correos electrónicos separados. Dos respuesta en uno. Además, no podía usar el Word aunque los problemas no deben de existir en la cabeza del autor de Fabián y el caos porque al final y como pudo lo hizo. Contestar a una batería de preguntas desde el otro lado del Atlántico.

Por las venas del escritor cubano corre sangre canaria, su abuelo paterno era natural de Santa Úrsula (Tenerife) y durante un tiempo fue habitual ver a Pedro Juan por aquí visitando librerías o tomando café en el Casino de La Laguna. Sobre su paso por la isla tratarán algunos de los cuentos que incluirá en Un periodo de estupor, todavía inédito, pero no quiere hablar demasiado de un libro que no está en circulación como sí lo está ahora Mecánica popular (Anagrama, 2024), que reúne diecisiete estampas las llama Pedro Juan, que se desarrollan en Matanzas, Pinar del Río y La Habana en la década de los años 50 y 60. Todas estas historias están protagonizadas por Carlitos, un trasunto de un escritor que ha crecido literariamente, y eso sin dejar de lado el tremendismo que caracterizaron los cuentos de su Trilogía sucia de La Habana pero vistos y entendidos desde otra perspectiva.

Pedro Juan Gutiérrez ha publicado casi toda su narrativa en España a través de la editorial Anagrama salvo Corazón mestizo. Apuntes de viaje por Cuba (Planeta), una narrativa en la que revela una realidad que no tiene nada que ver con la versión oficial, aunque en Mecánica popular revisa su infancia, adolescencia y primera juventud mientras repasa cómo era la vida de un país que ha sufrido tantos altibajos.

A la espera de que pronto asome de nuevo la cabeza con Un periodo de estupor, los seguidores como quienes lo descubran a raíz de la publicación de Mecánica popular pueden estar de enhorabuena. Regresa el mejor Pedro Juan, el escritor que no se tapa la boca, el que radiografía un país y sus gentes ya no con el desatado desenfreno del principio sino con la mirada de un hombre tranquilo y más sabio.

- Su literatura sigue siendo la misma aunque tengo la impresión que ahora parece más sosegada, alejada de los excesos de los cuentos que reunió en Trilogía sucia de La Habana. ¿La edad hace que observemos nuestra realidad de manera distinta?

“Si. Mi escritura es, como mi vida, más sosegada y reflexiva. Es lógico. Si sigo con aquella vida tan desesperada y con tanto alcohol ya no estaría en este mundo. Y por eso hice un esfuerzo para ganar tranquilidad”.

- Los cuentos de Mecánica popular se desarrollan de los años 50 a los 60 y en todos ellos está Carlitos, un personaje inocente. ¿Cree que hemos perdido esa manera de ver las cosas?

“Carlitos es un niño y adolescente asombrado ante todo lo que descubre cada día. Se maravilla al conocer más a fondo a la gente que le rodea y al descubrirse a sí mismo. Y la revolución de 1959 es solo un ruido de fondo. El busca explicaciones”.

- Los cuentos transcurren en La Habana, Matanzas y Pinar del Río, ¿qué significan estas tres ciudades en la vida de Pedro Juan Gutiérrez?

“En esas tres ciudades he vivido toda mi vida. Y las conozco en detalle. Por eso Carlitos vive en ellas. Obvio, es muy autobiográfico cada relato”.

- Carlitos es el protagonista de estas historias, pero ¿es Carlitos un trasunto de Pedro Juan Gutiérrez?

“Sí, totalmente. Carlitos traduce momentos importantes, extraños, asombrosos, de mi propia vida. La literatura es la memoria de un pueblo. Creo que es su principal función. Una memoria profunda que no se guardaría si no hay un escritor. Por ejemplo en Cuba no tenemos una buena memoria del siglo XIX por no tener buenos escritores realistas en ese momento. El romanticismo hizo lo suyo”.

- Otro de los grandes personajes del libro es Nereyda, la madre de Carlitos, ¿hasta que punto fue importante la madre en la formación sentimental y cultural de Pedro Juan Gutiérrez?

“Mi padre y mi madre fueron importantes y decisivos. Estuvimos muy unidos, con mucho cariño. Tuvimos años difíciles pero siempre los sorteamos juntos. Y mucha felicidad también. Apoyo mutuo y amor. Tuve suerte”.

- ¿Y las mujeres?

“Las mujeres… Quizás mucha testosterona. Pero siempre he disfrutado mis relaciones. Es esencial. En Cuba no hay muchos prejuicios. Al contrario. Disfrutamos el sexo. A veces con amor. A veces no. Pero una gran plenitud sexual. Por eso aparece tanto en mis relatos. Forma parte natural de mi vida”.

- Me llama la atención que en estas historias haya recurrido a la tercera persona y no la primera, ¿por qué?

“En tercera persona tengo más libertad para moverme como narrador y pasar con naturalidad de uno a otro personaje. La primera es convincente pero limita las posibilidades del narrador. En este libro necesitaba moverme más”.

- Los cuentos que reúne en Mecánica popular me resultan más “adultos” que los que he leído anteriormente de usted. Hay una mayor preocupación por lo que piensa el personaje ante lo que pasa a su alrededor. Como escritor, ¿cuál es la actitud vital de Pedro Juan Gutiérrez?

“Evoluciono con mi vida. Mi escritura es mi propia vida. Cada nuevo libro es una reflexión sobre algún trozo de mi vida. Quizás por eso la escritura me agota mucho y quedo extenuado. Al final escribo para olvidar. Termino el libro y trato de viajar o alejarme rápido para olvidar”. 

- Llevaba un tiempo sin publicar cuentos, ¿a qué se debió?, ¿y cómo ha sido reencontrarse con el género?

“Me encanta escribir cuentos. Mucho más que la novela. El cuento breve, impactante, fuerte, que deja mucho oculto para que el lector ponga su parte. Pero es difícil escribir cuentos. Hay que estar en forma o no funciona”.

- ¿Y cómo lleva su poesía?, ¿dónde se siente más cómodo, escribiendo poesía o narrativa?

“Cada cosa tiene su momento. Es inexplicable. Escribo más con la intuición. Quizás con el corazón. No sé. Ahora escribo unos poemas, poco a poco. No se nunca como voy de un género a otro. Lo importante es que siempre tengo algo más que escribir”.

- ¿Hasta que punto le ha afectado en su literatura las realidades que ha sufrido no solo su país sino también el resto del mundo?

“Mi vida y mi escritura se amalgaman y están mezcladas. No hay diferencia”.

- ¿Considera que la pandemia y el confinamiento proporciona un buen material narrativo?

“En la pandemia escribí unas memorias. Unas 200 paginas. No mucho. Pero son un ladrillo. Ahora las escribo de nuevo, a ver si salen más potables. No soporto ser un pesado y cansar al lector con tonterías. Lo más importante es la amenidad, ser convincente, atrapar al lector, que no pueda soltar el libro”. 

- ¿Y cuánto queda por explorar y explotar en la vida de Pedro Juan Gutiérrez en sus novelas?

“Ya he escrito unos treinta títulos. Es decir, unos doce en Anagrama y el resto de poesía. Es mucho. No tengo idea de qué más puedo o necesito escribir. Por ahora las memorias. Después ya veremos”.

- En este aspecto, ¿la literatura le sirve como ejercicio para liberar sus demonios o esos son cuentos de viejas?

“Sí, claro. Los demonios nos vuelven locos y nos empujan al alcohol, a ser odiosos. O a escribir. Y siguen ahí molestando. No creas. Son persistentes”.

- ¿Cómo sería un cuento de Pedro Juan Gutiérrez sobre La Habana actual?, ¿hasta que punto siente que ha cambiado la ciudad y el país en el que vive y reside?, ¿cómo resolvería una historia con todas estas características?

“No puedo escribir así. Pasa mucho tiempo entre tener una experiencia y poder escribir sobre ella. Hay que dejar que sedimente. Me costó aprender esta cuestión”.

- ¿Piensa escribir más libros con algunos de sus personajes viviendo en otro país que no sea Cuba?

“Sí. Mi novela Estoico y frugal, publicada por Anagrama, se refiere precisamente al Pedro Juan en Europa. Y mi libro de cuentos Un periodo de estupor, inédito, también se desarrolla en Europa. Fue muy bueno escribir esos libros”.

- ¿Qué es lo primero que le llama la atención para escribir una historia?

“Lo principal es tener la historia elaborada en la mente. Escribir o dibujar un esquema de las diferentes secuencias. Y quizás el final más o menos. Hay algo que uno sabe si funciona o no. No se puede forzar nada”.

- ¿Se considera un escritor disciplinado?

“Muy disciplinado. Eso lo aprendí del periodismo. Hay que establecer horarios y rutinas. Y trabajar. Un libro no se escribe solo. Horas y horas cada día, trabajando”.

- ¿Y Hasta que punto ha marcado su estilo como escritor el haber sido periodista?

“Sobre todo la disciplina y el control del idioma. Evitar los excesos verbales y respetar al lector. No dedicar dos páginas si algo se puede contar en cuatro líneas. Pero es bueno dejar el periodismo porque te pierde. Yo hice periodismo por 26 años. Suficiente”. 

- Tras El rey de La Habana no se ha llevado otro de sus libros al cine, ¿qué opina de la versión que hizo Agustí Villaronga?, ¿y que libro de los que ha escrito le gustaría que se adaptara al cine?

“Me gustaría llevar al cine Fabián y el caos. Una tragedia tremenda y muy real. Bien hecha seria una película tremenda. Una pena que Agustí Villaronga ya no esté con nosotros. Era el director ideal. Y un gran amigo”.

- ¿Que nos va a deparar su próximo libro, ese que aún está inédito?

“Un periodo de estupor es un libro de cuentos y se desarrolla en La Habana y Tenerife pero no quiero adelantar nada. En su momento lo veremos”.

FIRMA FOTO: Teresa Fernández / El Español

Happy End, de la cineasta canaria Fátima Luzardo, se exhibirá en Cineteca Madrid, CICUS de Sevilla y en el RUIRAU de Alicante

Lunes, Julio 29th, 2024

El cortometraje Happy End, de la directora canaria Fátima Luzardo, se proyectará en Cineteca Madrid (Matadero) tras ser seleccionado en la X Edición del Festival Directed by Women Spain, que se celebra entre el 4 y el 8 de septiembre en Madrid.

La proyección tendrá lugar el domingo 8 de septiembre a las 19.00 h con la presencia de la directora en el coloquio.

Posteriormente, dentro del mismo festival se proyectará en una extensión de este, en el CICUS de Sevilla entre el 20 y 22 del mismo mes. Con anterioridad, también se proyectará el 19 de agosto al ser seleccionado en la XIII Edición del RUIRAU Film Festival que se celebra en Alicante.

Saludos, enhorabuena, desde este lado del ordenador

Francisco Barragán anuncia que presentará un recurso de alzada al concurso de director artístico de TEA Tenerife Espacio de las Artes

Sábado, Julio 27th, 2024

Francisco Barragán, uno de los once participantes clasificados al concurso para la dirección artística de TEA Tenerife Espacio de las Artes, anunciará este lunes, 29 de julio en una rueda de prensa, que presentará un recurso de alzada a la resolución de este certamen ya que entiende que ha sido “perjudicado a propósito por miembros del comité de selección en la evaluación y ponderación de los méritos con respecto al currículum formativo, la trayectoria profesional, y, especialmente, el proyecto artístico”.

Curador, crítico de arte y escritor entiende en un escrito que “a pesar de no tener el expediente académico ni la trayectoria internacional del recurrente” cuatro personas recibieron la misma evaluación que él tanto en el apartado referente al currículum formativo como en el de trayectoria profesional y que fue en este apartado, en el que debería “haber destacado por encima de los demás candidatos” por lo que, a su juicio, “fue claramente perjudicado” así como el proyecto que presentó al concurso que, destaca, “fue deliberadamente evaluado con una calificación muy baja por determinados miembros del jurado” mientras que Sergio Rubira, el nuevo director de TEA Tenerife Espacio de las Artes, se le otorgaron 37 puntos de 40 posibles. Paco Barragan se queja en el escrito que el jurado tampoco valoró el dominio que tiene de cinco idiomas.

Todos estos argumentos serán expuestos por el afectado este lunes, 29 de julio, en un céntrico hotel de la capital tinerfeña, espacio en el que afirma denunciará “las manifiestas relaciones de trabajo y amistad entre dos miembros del jurado —Álvaro Rodríguez Fominaya y Tania Pardo— y el candidato ganador. Un hecho, defiende, que les inhabilitaba a participar en el comité de selección. Para el afectado, en esta relación Fominaya-Pardo-Rubira, los dos primeros tenían que haber dejado de ser jurado, lo que sí hizo, recuerda Paco Barragán en el escrito, Claudio A. Marrero Escudero, actual director del Ateneo de La Laguna (aún sin sede física tras el incendio que inutilizó sus instalaciones en octubre de 2019) que renunció a esta responsabilidad al conocer personalmente a varios de los candidatos que se presentaron al concurso.

Barragán cree que Fominaya y Pardo no se “inhibieron con el fin de asegurarse de que el Sr. Sergio Rubira saliera elegido”.

Añade por último que como se trata de un proceso “nuevamente lleno de irregularidades a lo largo de todo el concurso, lo que en los concursos del TEA viene siendo desgraciadamente la norma y no la excepción”, Paco Barragán anuncia su deseo de interponer un recurso de alzada “siendo los motivos de impugnación y su fundamentación jurídica tanto los de anulabilidad de los contemplados en el artículo 48 de la Ley del Procedimiento Administrativo Común (LPAC), como los contemplados en el artículo 47 de la misma ley, por infringir la legalidad vigente y causar indefensión”.
 
En este sentido, el recurrente solicita “la revisión y modificación de la Resolución impugnada y también el acceso a las puntuaciones pormenorizadas de los apartados a) CV b) experiencia profesional y c) exposición y proyecto que el comité ha hecho de su candidatura y las otras cuatro que han puntuado por encima de él. Es un derecho del opositor contemplado por el Tribunal Supremo”.

Saludos, ¿continuará?, desde este lado del ordenador

‘Kafka y lo kafkiano en el cine’ recuerda al autor de ‘La Metamorfosis’ en el centenario de su fallecimiento

Miércoles, Julio 24th, 2024

El Festival de Cine Fantástico de Canarias Ciudad de La Laguna Isla Calavera conmemora junto a la Semana de Cine Fantástico y de Terror de Sebastián el centenario del fallecimiento del escritor checo Franz Kafka (1883-1924) con la publicación de un ensayo escrito por el filólogo canario Jonathan Allen y el escritor y crítico de cine madrileño Jesús Palacios, quien recogió el Premio Isla Calavera a la Difusión del Fantástico en 2022.

Editado por Hermenaute, Kafka, lo kafkiano y el cine fantástico se acerca a la enorme influencia del autor al género a lo largo de la historia, no solo a través de adaptaciones de sus obras, sino por el influjo que su trabajo ha ejercido en innumerables cineastas. Orson Welles (El proceso, 1962), David Hugh Jones (El proceso de Kafka, 1993), Michael Haneke (El castillo, 1997) o Valeri Fokin (Metamorfosis, 2002) son algunos de los directores que han llevado sus novelas y relatos a la pantalla. El libro estará disponible durante la celebración de sendos festivales especializados, del 25 de octubre al 1 de noviembre la Semana de San Sebastián, y del 8 al 17 de noviembre el Festival Isla Calavera, y a la venta en librerías especializadas.

En palabras de Jonathan Allen y Jesús Palacios: “En pleno centenario de la muerte de Franz Kafka, uno de los autores más relevantes de la literatura y el pensamiento universales, queremos destacar en esta pequeña aportación al extenso corpus de estudios sobre su obra la singular, fundamental y fundacional importancia de la misma para el género fantástico cinematográfico. “Partiendo del carácter netamente simbólico, alegórico y surrealista de la propia obra de Kafka, esta construye un modelo de lo fantástico singular y poderoso, que ha moldeado nuestra visión del universo, así como nuestra relación con lo real, con la ficción y la condición humana. Y si un género ha sentido ese poderoso influjo más que ningún otro, por su propia naturaleza y coincidencia con el pensamiento kafkiano, es el fantástico”, añaden.

Kelly Martínez-Grandal: “Le tengo alergia a lo panfletario”

Martes, Julio 23rd, 2024

La vida de Kelly Martínez-Grandal (La Habana, 1980) comenzó en Cuba y continuó a las edad de trece años en Venezuela para terminar en Miami, Estados Unidos. Esta vocación de trotamundos no nació natural sino forzada por un exterior incontrolable que ella define como “tránsito”, una percepción que ha fijado su visión literaria y especialmente poética.

La escritora pasó unos días en Tenerife, donde aprovechó para presentar su libro de poesía Zugunruhe en el espacio La Poeteca, en La Laguna. De la isla se lleva una impresión “tremenda” del mar que baña sus costas y cuya evocación formará parte de un trabajo en el que reflexiona –en una especie de híbrido entre ensayo y poesía– sobre las playas y el mar que han marcado su vida.

En la actualidad, Kelly Martínez-Grandal trabaja como editora y formó parte de Funcionarte Corp., una organización sin fines de lucro dedicada a ayudar a las sobrevivientes de violencia doméstica a través de talleres de literatura y arte. Desde el 2019 trabaja como Editora de Producción para Penguin Random House Grupo Editorial y en 2024 recibió la Cintas Foundation Fellowship in Creative Writing.

- ¿Cuándo empieza acariciar usted la idea de escribir poesía?

“Nací en un ambiente propicio, mis padres eran fotógrafos y desde pequeña estuve rodeada de artista y escritores aunque empecé a coquetear con la poesía cuando estudiaba en la universidad pero entonces me dedicaba sobre todo al ensayo, más a la escritura académica que a la poesía. Tomármelo en serio empieza en Miami ya con una edad tardía, los treinta y tantos, en la que me doy cuenta que no está todo lo que me era conocido y que lo único que me pertenecía era la escritura”.

- Cuba, Venezuela y ahora Estados Unidos. ¿El hecho de haber estado en estos tres países condicionó su manera de entender el mundo?, ¿cómo cree que afectó a su poesía?

“No me detengo a pensar en eso porque es mi vida y no la veo desde una distancia contemplativa pero todo lo que escribo está marcado por la imagen del tránsito más que por la emigración. Mi vida, incluso en Cuba, ha sido un poco nómada. Está la imagen de lo escindido, del tránsito, de lo escindido en tres culturas y eso se refleja en mi escritura. Me gusta mucho lo permeable y que choquen los géneros literarios como la poesía y el ensayo. Cuando en mi caso coinciden, coinciden por esa obsesión por el tránsito. Mi poesía es una poesía festiva pero también dolorosa y resignada porque he aprendido a ser muy práctica con esas cosas: lo que pasó, pasó. Fue lo que me tocó, no hay lágrimas por el pasado”.

- Escribe en español.

“Sí, pero no descarto hacerlo en algún momento en inglés aunque me gusta mucho el español por su estructura”.

- ¿Qué otros temas aparecen en su obra poética?

“La ciudad es importante para mi. Todas las ciudades donde he estado. Lo urbano, el tránsito de los espacios urbanos, el tránsito otra vez. Y el mar, no puedo escapar de mi insularidad. El mar aparece sin que me de cuenta en mi trabajo. Ahora estoy con un proyecto precisamente sobre el mar. En cuanto otros temas, destacaría la muerte, que es el último gran tránsito. Mi poesía está marcada por ella. La muerte de mi padre y las muertes en el exilio. El proyecto del mar es una mezcla de ensayo y poesía sobre mi vida a través de las playas aunque en Tenerife me ha inspirado mucho más el mar”.

- Es distinto al del Caribe.

“Totalmente distinto, por eso me ha impactado. No es el mar calmo de Cuba, el de Tenerife me recuerda un poco al de Venezuela pero magnificado por la presencia monumental del Teide. Es apabullante”.

- Estuvo en Tenerife y presentó su último libro de poesía Zugunruhe. ¿qué es Zugunruhe?

“Es una palabra en alemán que significa ansiedad migratoria que es lo que le entra a los pájaros cuando tienen que emigrar. Esta palabra alemana es la única que lo define”.

- ¿Qué elementos cubanos y venezolanos cree que se encuentran en su poesía?

“La memoria. La memoria es importante para mi. La memoria de la infancia está vinculada con Cuba y asoma constantemente Cuba en ese sentido aunque es más tema que voz. Me formé en Venezuela y dentro de la tradición poética venezolana en su manera de decir y, es gracioso que te diga esto porque me doy cuenta ahora que mi interior es cubano pero toda la fachada es venezolana porque crecí allí”.

- ¿Su poesía es más venezolana que cubana?

“En la manera de decirlo sí porque la poesía cubana es más experimental con el lenguaje, eso lo marca Lezama que fue el monstruo de la experimentación del lenguajes mientras la poesía venezolana es más directa, seca, más de imagen y yo soy más de imagen aunque construir una a través del lenguaje es muy complicado pese a que parezca escrita con un lenguaje directo. En todo caso, mi poesía no tienen el tono marino de la poesía cubana. Reconozco también influencias de la poesía estadounidense, de la generación Beat. Mi tesis fue sobre Jack Kerouac, así que me tocó leerme no solo a los Beat y toda la poesía anterior sino también la posterior a ellos. Y me gusta mucho. Me gusta esa aparente sencillez de la literatura norteamericana donde todo está escrito muy limpiamente porque en el contenido está lo que subyace”.

- ¿Vivir en Miami no ha influenciado en su trabajo literario?

“Sí lo ha hecho. Significó el reencuentro con mi propia cubanía y recordar palabras que había olvidado. Ha influenciado no solo en lo que soy para bien o para mal”.

- ¿Mantiene contacto con los escritores y poetas cubanos que viven en la isla?

“No tanto como quisiera pero ya casi todo el mundo está fuera porque dentro queda muy poca gente. Los jóvenes se están yendo en desbandada”.

- ¿Su poesía es política?

“No es panfletaria ni abiertamente política aunque creo que todo acto humano es político. Política es una palabra hermosa y muy amplia. Y sí, sí hay momentos en que mi poesía puede ser política en cuatro o cinco poemas que abiertamente lo son pero trato que no sea evidente. Lo panfletario me molesta mucho porque mi vida ha estado marcada por el panfleto. Me molesta tanto que incluso en mi manera de hacer disidencia –y hay muchas maneras de hacer disidencia contra lo que sea– le tengo alergia a lo panfletario”.

- ¿Y dónde vuelca su disidencia?

“En cualquier cosa. Contra el régimen cubano, contra Maduro y contra Trump… Lo que huela a dictador sea de derechas como de izquierdas”.

- Cuba, Venezuela y los Estados Unido. ¿Cuál es su patria?

“Ninguna. O mejor, mi patria es la Universidad Central de Venezuela que fue donde estudié y ejercí como profesora y en donde sentí que pertenecía a un sitio. Me acogieron sin que les importara que fuera extranjera. Llegué a Venezuela en 1993, antes de Chávez, en 1998, pero entonces no era tan evidente la deriva que iba a tener el régimen. Yo sabía lo que vendría y si bien no lo sufrí como escritora sí que lo sentí como curadora de proyectos que fueron rechazados porque no eran lo suficientemente revolucionarios. Y lo sufrí mucho ya como profesora a raíz de las protestas del 2014”.

- Es autora también de un libro de cuentos.

“Fue un experimento pandémico y más que historias tratan de personajes que estaban tirando de mi desde hace mucho tiempo. Escribir narrativa me parece muy difícil porque no es mi terreno pero conté con unos editores magníficos. No me niego a repetirlo ya que mi sueño es escribir una novela pero escribo el primer capítulo y soy incapaz de continuar”.

- Si el régimen castrista terminara mañana, ¿volvería?

“No lo sé. Fantaseo mucho con volver y vivir en La Habana vieja. Mi sueño era comprar un pequeño apartamento en la zona del puerto porque mi padre era de allí, pero lo tendría solo para pasar temporadas. Pensar que volvería a la Cuba que dejé es una mentira. Ya no es la misma en cuanto a infraestructuras y el comportamiento de la gente. Nada de eso existe ya”.

- ¿No le molesta que haya gente todavía que defiende regímenes como el cubano o el venezolano desde países como España?

“Desde que tengo trece años llevo peleando por eso hasta que llegué a un punto en el que me cansé. Traté de advertírselo a los venezolanos cuando estaba allí pero me di cuenta que no sirve de nada. En este momento, me molesta especialmente que la izquierda radical norteamericana celebre continuamente al régimen cubano y venezolano pero no les peleo porque es perder el tiempo. Tienen que verlo para entenderlo y eso que mis valores están más próximos a la izquierda que a la derecha” .

- ¿Qué tipo de literatura es la que se está escribiendo y publicando ahora en Miami?

“Muchos escritores trabajan el tema de la emigración, como Pedro Medina, que escribe noir desde Miami y Dainerys Machado. Los escritores jóvenes trabajan mucho el Miami que no se ve y que no tiene nada que ver con las playas y las fiestas y sí la ciudad sucia, polvorienta y gamberra que también existe pero que está apartada de la otra”.

- ¿Han superado las nuevas generaciones de cubanos que viven en Miami el choque de no vivir en Cuba?

“No estoy muy segura ya que la comunidad cubana de Miami tiene muy vivo ese trauma y actuamos a través del trauma de haber perdido la isla. Tuve la oportunidad de apartarme un poco de todo eso pero la obsesión con la isla en las distintas generaciones de cubanos aún está presente. Es una herida muy dolorosa y si bien es verdad que los más jóvenes no tienen el mismo apego que sus padres y abuelos hacia Cuba, sí que tienen una suerte de rechazo por la isla. La herida aún sangra porque es tu patria y cuando te vas dejas de existir para ella”.

- ¿Qué escritores sigue con más atención?

“Son miles pero citaría a Dulce María Loynaz, la poeta venezolana Hanni Ossott… Ahora mismo estoy con Libro Mediterráneo de los muertos, de María Ángeles Pérez López y en cuanto a narradores hay muchos y si miro al pasado la lista es muy larga. Estoy obsesionada con la Medea de Chantal Maillard y me gusta lo que escribe Fabio Morábito, entre otros”.

- Más ellas que ellos.

“No me gusta distinguir entre voz masculina y femenina pero hay temas en lo femenino, como lo doméstico, que manejamos de otra manera y con una mirada distinta en la que como mujer me siento más identificada”.

¿Funcionarte Corp.?

Funcionarte Corp. es un proyecto de la promotora Yovana Martínez y se trata de una iniciativa en la que “siempre quise entrar porque tengo un pasado relacionado con la violencia doméstica”, recuerda Kelly Martínez-Grandal cuando rebobina para hablar de este trabajo. “Quería que lo que me pasó ayudara a otras mujeres”, dice, “así que lo organizamos pese a la dificultad de hacerlo con las cosas que no tienen ánimo de lucro”. Funcionarte Corp. consistía en una serie de cursos de arte muy básicos porque “el trauma es más fácil hablarlo a través del lenguaje no verbal que el verbal. El hecho de pintar era muy útil para ellas y para nosotras. Para todas. Escribíamos también, bueno, las que se atrevían a hacerlo porque hay muchos niveles de trauma”. El caso es que “leímos mucho” y que fueron tres años maravillosos “hasta darme cuenta que no estaba hecha para eso. Se trataban de historias muy duras”. Este año publicará un libro sobre esta experiencia.

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