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Leche condensada, una ¿novela? de Aida González Rossi

Jueves, Marzo 16th, 2023

“Es ahora, la vida, la magia-jedionda. Es el lol, juas, jajaja, jaja, lolol, es fingir que se desmayan y botarse de espaldas sobre la arena del merendero del Médano y sentirse, ahí con los ojos todos engurruñados por el sol, como si estuvieran delante del ordenador: el merendero es un sitio, pero no es un sitio, pero no es un sitio. Y nunca hay nadie. Piso de mochilas y chaquetas y desperdiguera de paquetes de papas vacíos y ciscos de esas mismas papas y gotas de flax rojos y azules y uñas mordidas y las pelusas que traen siempre dentro de los calcetines”.

Leche condensada (Aida González Rossi, editorial Caballo de Troya, 2023)

La irrupción hace ya unos años de Andrea Abreu con Panza de burro y la llegada poco después de Meryem El Mehdati con Supersaurio desató todo un fenómeno que obligó a mirar a las islas desde dentro como fuera de ellas. Dos escritoras canarias lograban por una vez ubicar el mapa del archipiélago en el mundo literario nacional. Un éxito del que todavía desconfían algunos, lo que es natural porque estas voces que suenan con fuerza, resultan un pelín transgresoras y cuentan historias (en el caso de Andrea Abreu con fuerte acento canario) sobre realidades que resultan cercanas tanto a los que viven en islas como en territorio continental.

Junto a Andrea Abreu y Meryem El Mehdati hay otros nombres, muchos de los cuales aparecerán en una antología de próxima aparición y que forman parte de esta generación que alguien definió como de Nueva Literatura Canaria, un nombre, Nueva Literatura Canaria que me produce ronchas ya que me recuerda al de aquella Nueva Trova Cubana de la que hoy casi nadie se acuerda porque lo nuevo se ha hecho viejo.

Y no, no me gusta ese y otros encasillamientos porque creo que en este caso y como grupo, estos escritores y escritoras lo están haciendo bien. Que funcionan gracias a la manera en como lo están haciendo ahora, sobre todo si detrás de toda esta aventura se encuentra una escritora y una editora visionaria como Sabina Urraca, en parte la responsable que hoy conozcamos a Andrea Abreu y su Panza de burro como ahora conozcamos a Aida González Rossi, quien presenta en Caballo de Troya Leche condensada, su primera novela.

Mis reacciones han sido contradictorias tras esta lectura. Reconozco que el libro tiene fuerza pero resulta a la postre demasiado enmarañado. Y sí, se cuenta una historia, la del fin de una infancia, la de la protagonistas que se llama como la escritora, Aida, pero este relato no termina de convencerme. Y no es porque me moleste el uso casi constante de jediondo/a, gufo y la descripción de algunos momentos digamos que escabrosos, sino porque no siento emoción ante la sustancia que quiere transmitir su autora. Es decir, que el libro pese a su entusiasmo por escandalizar no me escandaliza.

Con todo, Leche condensada respira vida y cuenta con atractivos desarrollos que se leen con mucho interés. Me suscita, además, preguntas y me hace pensar en cual será el próximo paso literario que dará Aida González Rossi, autora de dos poemarios, Deseo y la tierra y Pueblo y yo, que se inicia ahora en la narrativa con una novela desconcertante, atrevida, con ganas de irritar y no porque abuse de los jediondos/as, precisamente.

En cuanto al estilo, abundan en este libro los párrafos largos, tanto, que en ellos se cuentas varias situaciones de manera encadenada, información de momentos dulces, los menos, y agridulces, los más, a través de la mirada de una niña de doce años que no sé si busca su lugar en el planeta pero que tampoco importa demasiado que lo encuentre.

El texto, como pasa con las compañeras de generación que antes mencionamos, abunda en palabras cuya denominación de origen es canaria y su protagonista es una niña como en Panza de burro también lo fue aunque entonces frisara la adolescencia.

Acompañan a Aida en esta aventura con final, se masca, resignado, Yaiza, su mejor amiga, y Moco, su primo idéntico, su otro yo. Algo más al fondo, la abuela, que a mi particularmente me ha parecido uno de los mejores personajes de la novela y la responsable del título, Leche condensada, y una madre a la que mira cuando está revolviendo los macarrones.

Cada capítulo del libro lo encabezan las funciones que ofrece una partida de Pokémon y probablemente cuente con otras claves de una cultura que se me escapa pero es su tono general el que admite toda clase de públicos. Algunos de los cuales serán más pacientes con ese inevitable viaje que conduce al final de la infancia y que puede entenderse como otro de esos golpes radicales que produce nuestra naturaleza de seres vivos. Sería interesante conocer cómo será su adolescencia leyendo ahora lo caótica que fue su niñez, esa al menos son las impresiones que expresa.

Ignoro si la escritora contempla otro libro para narrar ese capítulo en la vida de su protagonista (la adolescencia), solo sé que me gustaría leerlo como me ha gustado –a ratos– leer Leche condensada.

“El llanto de Aida es, hoy al menos, una ristra de gufos sin sentido ninguno. Del miedo, de los gritos de ma, el camión, muchacha, ma, qué haces, mami, mami. De la preocupación en la parte baja del estómago, del odio repentino a los árboles que forman la boca que se abre para que la gente pueda entrar a Granadilla, a la plaza de arriba del merendero, a la curva”.

Saludos, demasiados aditivos, desde este lado del ordenador

La pintora tinerfeña Ana Luisa Quintero Hernández obtiene el premio Vínculos Históricos y Culturales entre América y Canarias

Miércoles, Marzo 15th, 2023

La Editorial Centro de Estudios Sociales de América Latina (CES-AL) anuncia a los ganadores de los Premios CES-Al 2023. En el correspondiente a Vínculos Históricos y Culturales entre América y Canarias ha recaído en la pintora tinerfeña Ana Luisa Quintero Hernández mientras que en la categoría de Docencia e Investigación, Literaria y Jóvenes creadore Erik Jara Matute lo recibieron Gustavo Vega, Abdón Ubidia y Liuba Mora, respectivamente.

Ana Luisa Quintero es licenciada en Bellas Artes por la Universidad de La Laguna y ha impartido clases de pintura y dibujo durante más de quince años. Fue directora de la Escuela Municipal de Óleo del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y ha realizado numerosas exposiciones individuales y colectivas a lo largo de su trayectoria artística.

En la imagen y de izquierda a derecha los premiados Gustavo Vega, actual rector de la Universidad Internacional del Ecujador; Abdón Ubidia, escritor y editor. En su juventud formó parte del grupo Tzántzicos. Ha sido Premio Nacional Eugenio Espejo 2012 por su obra literaria y cuatro veces merecedor del Premio Nacional de narrativa, la pintora Ana Luisa Quintero Hernández y, por último, Liuba Mora, activista por los derechos de niños, niñas y adolescentes de 14 años de edad. Presidenta honoraria de la Fundación  los Ángeles de las niñas y niños que lucha contra el “M.A.S” Maltrato infantil grave e institucional, asesinato y suicidio de niñas, niños y adolescentes.

Fallece el periodista y promotor cultural Martín Rivero

Martes, Marzo 14th, 2023

Fuente: Diario de Avisos

El periodista y promotor cultural tinerfeño Martín Rivero Ferrera falleció hoy, martes 14 de marzo, en Madrid, a los 68 años, tras una repentina enfermedad. Premio Canarias de Comunicación en 2004, junto a su hermano, el también periodista Carmelo Rivero, en la actualidad adjunto al editor en Diario de Avisos, Martín Rivero fue un dinamizador cultural en el Archipiélago desde la Transición, en lo que entonces era el departamento de la Obra Social y Cultural de la Caja General de Ahorros de Canarias, actual Fundación CajaCanarias.

Junto a su hermano, codirigió el periódico La Gaceta de Canarias en su fundación, en 1989. Fue corresponsal de la revista Triunfo en el tardofranquismo y de periódicos como el Diario de Barcelona y El País. Su trayectoria periodística incluyó el paso por las redacciones de los periódicos La Tarde, Diario de Avisos y El Día. Asimismo, formó parte del equipo de Radio Club Tenerife, bajo la dirección de Francisco Padrón, y antes había colaborado en RNE, en programas de música popular.

Como escritor fue coautor de los libros Valdano. Sueños de fútbol, Iñaki Gabilondo. Ciudadano en Gran Vía, Los Sabandeños. El canto de las Afortunadas y Santa Cruz en blanco y negro…

En los años 70 y 80 promovió el Movimiento de la Nueva Canción Popular Canaria, que integraba a los cantautores de las Islas. Fue un destacado promotor musical, que creó, junto al también promotor Leopoldo Mansito, el macrofestival Son Latinos, en Arona, el más importante de su género en Europa, que se celebró entre 1998 y 2004 en la Playa de las Vistas.

El programa cultural del macroconcierto de 12 horas, con figuras internacionales, incluyó cada año un premio nacional y un homenaje a autores como Carlos Fuentes, Vargas Llosa y Mario Benedetti. Estaba considerado uno de los promotores de world music más importantes de Europa.

Organizó conciertos históricos, como la primera actuación en los escenarios europeos de Marc Anthony y Jennifer López, Luis Miguel, Ricky Martin, Juan Luis Guerra, entre muchos otros artistas.

En el mundo de la música mestiza sobresalió con festivales como Mumes. A lo largo de su trayectoria estrechó lazos con la vida musical y cultural de Cuba y África, primordialmente.

En la última década dirigía junto a Santiago Gutiérrez Arona SOS Atlántico, un festival en torno a la biodiversidad y la cultura que apostaba por la sostenibilidad y la preservación del medioambiente.

Arona SOS Atlántico comprende un apretado programa de actividades culturales. En la edición de este año la muestra dio un salto a Bélgica y a Francia, concretamente, a Bruselas y a París, y mereció el reconocimiento por parte de la Organización Mundial de Turismo (OMT), como uno de los festivales medioambientales modélicos en Europa.

Medio siglo con Lemus

Martes, Marzo 14th, 2023

La librería abierta más antigua de Tenerife debe ser Ifara, en la capital tinerfeña, que hace unos años celebró su 50 aniversario. Ahora, otra librería de la isla cumple medio siglo de existencia en La Laguna, se trata de Lemus, que durante un tiempo compaginó la tarea de vender libros con una editorial que dio origen a volúmenes que una vez en la calle significaron una pequeña revolución a este lado del Atlántico como la publicación de la monumental Historia del pueblo guanche, del médico e historiador Juan Bethencourt Alfonso (San Miguel de Abona, Tenerife, 5 de febrero de 1847 – Santa Cruz de Tenerife, 29 de agosto de 1913), entre otros.

Que una librería abra y no cuelgue el cartel de cerrado, que celebre estos días su 50 aniversario, que es lo que hace Lemus con un programa de actividades que, bueno, podrían haberse esforzado por hacer algo mejor, es una noticia grata, sobre todo en unas tierras como son las nuestras (las isleñas) donde los índices de lectura no son, precisamente, para tirar voladores.

Por esto y otras cosas más, desde El Escobillón 1ueremos darle nuestras felicidades a la librería Lemus, en la húmeda ciudad de Los Adelantados y desearle que cumple otros 50 años más y que nosotros (¡ja!) lo veamos.

Saludos, feclicidades, desde este lado del ordenador

Pesadilla en Femés

Lunes, Marzo 13th, 2023

“Entonces sucede algo. La casa comienza a transformarse. Los pasillos se hacen más largos; los muros, más gruesos. Las habitaciones cambian de lugar. El techo se hunde, como si quiera aplastar a los niños, y vuelve a alzarse hasta el cielo: la madera gime, los tabiques crujen. La lámpara se convierte en el pico de un enorme pájaro que le amenaza. Ahora sabe que no tenía miedo de irse a la cama, sino de estar en la cama”.

Año nuevo, Juli Zeh. Traducción: Roberto Bravo de la Varga, Vegueta Narrativa, Vegueta Ediciones, 2021

Un thriller psicológico en toda regla. Que anima además a seguir con la lectura de una novela que atrapa desde sus primeras páginas aunque la carne, cuando la escritura pone todo en el asador, empieza en su segunda mitad. Se trata de una historia dentro de la historia que es la que explica el conflicto y los demonios internos que sufre su protagonista, un padre de familia alemán que se va de vacaciones con todos los suyos a una casa próxima al pueblo de Femés, en Lanzarote, donde habitan una serie de fantasmas de los que este hombre tímido, receloso y que desconfía de los demás, tendrá que liberarse porque no hay vuelta atrás. Los traumas están para superarlos si no, cualquiera puede quedar preso de sus pesadillas lo que le resta de vida.

Escrita por Juli Zeh, Año nuevo toma muy en cuenta el paisaje agreste de Lanzarote para contar esta historia pero no es solo eso, un paisaje de turbadora belleza natural, sino un escenario que forma parte de ese pasado que persigue al protagonista y que revive sin saberlo. Que salga adelante con su existencia depende de si logra vencer la cadena de espantosos acontecimientos que vivió junto con su hermana cuando eran pequeños.

Es complicado escribir acerca de un libro que funciona como las célebres matrioskas, las muñecas rusas que se abren para mostrarnos en su interior otra más pequeña que también se abre y muestra una muñeca diminuta que no puede abrirse porque ahí, al menos en la novela, descansa el corazón del relato.

Jugando con Henning, que así se llama el protagonista, Año nuevo es un interesante ejercicio de estilo literario que maneja una escritora, Juli Zeh, que conoce a la perfección los mecanismos del género solo que le interesa más lo que lleva por dentro su personaje que el relato que nos explica las razones de que las cosas fueran tan mal cuando era un niño y vivía con sus padres.

Año nuevo tiene algo más que de fantástico, de surrealista. Como una pared cubierta de arañas negras y un agujero en uno de los patios oscuro como una noche sin luna y en el que habita “el monstruo”, cree a pie de juntillas Henning niño y su pequeña hermana. Lo que acontece viene después y es un infierno y al mismo tiempo un brutal retrato sobre la inocencia y la infancia que amplifica el hecho de que estas dos criaturas se vean dentro de una pesadilla a la que llegan por una serie de catastróficas desgracias.

Y resulta tan sólido el material que emplea Juli Zeh que pese a no terminar de cerrar bien una novela que hasta ese momento hace que te olvides de que hay una realidad más allá de las páginas, consigue una estocada final que, a nuestro juicio, es muy reveladora: la toma de conciencia del protagonista cuando concluye que ya es adulto tras quemar lo traumático de un pasado, cuando era niño, que es el que desencadena todo ese proceso de equivocaciones que, desde entonces marcó su vida y la relación que mantiene con los demás, incluida su esposa y sus hijos.

Juli Zeh se maneja muy bien en las procelosas aguas del thriller, en ocasiones me evoca a Patricia Highsmith no solo porque cuente la historia a través de un hombre sino porque lo que le interesa indagar es en la mente del protagonista. Para ello se sirve de un tiempo presente, unos hechos que se desarrollaron en el pasado, y vuelta al presente.

El paisaje de la isla de Lanzarote es el segundo gran protagonista de esta novela ya que, como se dijo, sería otra si no tuviera lugar en la isla de los volcanes. El relato se desarrolla además no en un espacio próximo a la costa sino interior. Al fondo Femés, que es la misma localidad en la que Rafael Arozarena ambienta Mararía, su obra más emblemática, y más allá un paisaje desértico, formado por rocas de volcán y una casa aislada que será el lugar en el que tendrán lugar los hechos.

Que la escritora haya escogido esta parte de la isla para contarnos su historia es fundamental para entender el conflicto que lleva por dentro Henning. Sirve, además, para que Zeh se explaye con un paisaje que se nota que le fascina y que logra plasmar con una belleza que interpreta muy bien Roberto Bravo de la Varga como su traductor. Permite también aproximarnos a una isla vista a través de los ojos de uno que viene del norte, de la gélida Alemania, país que aparece al final de la novela cuando la familia regresa a casa. Después del sol, de la potentísima luz de la isla, la acogedora pero fría penumbra del lugar en el que nació.

Me ha sorprendido muy gratamente Año nuevo y me gustaría seguir el itinerario de una escritora de línea tan clara y clásica. Y sí, descubro que hay otras novelas suyas traducidas así que no tardaré en volver a Juli Ze.

Saludo, se dictó, desde este lado del ordenador

El grito del profeta

Viernes, Marzo 10th, 2023

Pasa a mi lado el hombre que grita. El hombre que grita es un indigente que tiene pinta de ser un profeta. Es delgado y largo. Levemente inclinado y lleva una barba blanca que le da aires de orate. Lo escucho ahora mismo, mientras escribo estas líneas porque suele pasearse cerca de casa y casi siempre más o menos a la misma hora. Casi como un reloj. A veces me lo encuentro por la calle y me dan ganas de gritarle como saludo pero no lo hago. Todavía. Los gritos del profeta no son de alarma sino de advertencia, como si quisiera decir apartad de mi, alejarse, carajo… No saben la que se les viene encima. Y sube y baja por la Rambla de Pulido donde un poco más allá está la mujer (loca la llama uno) que le da de comer a las palomas silvestres que viven en esta capital de provincias. Las ratas del aire que diría El Maño.

Al profeta me lo encontré de sopetón un día y nuestras miradas se cruzaron. Sentí recelo porque su mirada era la de un perturbado. Es decir, que no me veía a mi sino a otra cosa o igual, vaya uno a saber, era yo mismo. Así que seguí mi camino con unas ganas enormes de desayunarme unos churros pero la churrería estaba cerrada. Siempre acompañado de la perrita nos subimos al parque de La Granja, donde puede correr y charlar con otros compañeros perrunos cuando más que oír, escuché el grito. Pero no era el del profeta de la barba blanca sino el de un francés con pintas de vaga por el mundo que llevaba una bicicleta a cuestas.

Como no entiendo el idioma no sé lo que iba diciendo, pero sí que los gritos eran en lengua gabacha y que por la entonación, debía de quejarse de algo. O no. La verdad es que lo ignoro y me distraigo con reflexiones que no llegan a nada ni a nadie.

Pregunté a una pareja que paseaba a su perro en el mismo parque de La Granja si conocían a ese francés pero me dijeron que no, nanay, que no sabían de quien podía tratarse. Pero sumé uno más uno y la solución me dijo que se tratan de dos iluminados que no dejan de advertirnos de lo que hay, o de lo que se nos viene encima.

Me encuentro en la plaza que está en la calle del padre Anchieta a uno durmiendo y tapado hasta arriba (como si fuera un cadáver) en uno de los sillones que hay en el entorno, y el otro día a un tipo durmiendo en un colchón que habían arrojado entre unos cubos de basura. Debajo del puente que cruza a pocos metros de La casa del carnaval, uno ha improvisado una vivienda y muy cerca, otro se ha montado una caseta de campaña… Quise pensar entonces y ahora que los gritos de los dos profetas eran lo que dije: advertencias y no gritos para espantar el miedo. Un reclamo angustioso de lo mal que están yendo las cosas aunque no nos demos cuenta todavía…

Termino este texto que no busca nada con el grito del profeta de barba blanca que pasa debajo de casa. Pese a la hora que es, nadie le llama al silencio, lo que entiendo como una señal de respeto y no de tolerancia, que solo implica desprecio.

Ahhhh, ahhh.- se escucha el grito, grito que gradualmente baja de volumen a medida que el hombre se aleja de la calle, de pasar debajo de mi ventana.

Saludos, ahhh, ahhh, desde este lado del ordenador