Archive for Agosto, 2021

La aventura tinerfeña de ‘El pirata negro’

Lunes, Agosto 9th, 2021

Pedro Víctor Debrigode Duggi (Barcelona, 1914 – La Orotava, 1982) está considerado uno de los grandes maestros de la literatura popular en España. Estas revistas se vendían en los estancos y estaban editadas en papel de poca calidad. Son obras que forman parte de la peculiar literatura pulp nacional, aquella que estaba destinada a grandes masas de lectores en unos años donde no existía la televisión.

Los escritores profesionales como Debrigode Duggi eran capaces de escribir varias novelas a la semana protagonizadas por un mismo personaje

De la imaginación del escritor salió una amplia galería de protagonistas que todavía viven en la memoria de quienes lo leyeron. Estos lectores son los que han recuperado en cuidadas ediciones la formidable producción de un narrador a destajo, de un obrero de la novela de aventuras de a tres pesetas.

Entre las criaturas más famosas de Pedro Víctor Debrigode se encuentra El pirata negro, personaje que camufla la identidad de Carlos Lezama, protagonista de 85 novelas, dos de las cuales se desarrollan en Tenerife, concretamente los números 46 y 47, que llevan por titulo Escala en Tenerife y Los negreros. Estas aventuras las firmó con el nombre de Arnaldo Visconti, pseudónimo que utilizaría también para otras series de su creación como El galante aventurero (para los especialistas en Debrigode su mejor serie); Diego Montes y El halcón, entre otras.

Pedro Víctor Debrigode Duggi cultivó géneros como la novela de aventuras, del oeste, ciencia ficción y el policíaco. No es nuestra intención centrarnos en el abundante trabajo literario de un narrador que tuvo que simultanear su labor como escritor con la de traductor sino la de comentar transcurridos más de sesenta años los dos cuadernos que dedicó a la isla en la que recaló en los años 30 y residió hasta su muerte en 1982.

El escritor nació en Barcelona en 1914 pero años más tarde se trasladaría a Tenerife para hacer el servicio militar que coincidió con el golpe de Estado de julio de 1936. Parte de aquella experiencia la narró en dos novelas claves de su ingente producción y que fue publicada hace unos años con el título de Luchar por algo digno en dos partes: El barco borracho, que se desarrolla en Tenerife los primeros días de la Guerra y en la que describe las condiciones de encierro de los reclusos en los barcos prisión y El espía inocente, en la que narra sus experiencias en el frente peninsular donde es acusado por los nacionales de espía. En este segundo volumen explica las razones, recién terminada la Guerra Civil, de que se dedicara profesionalmente a escribir este tipo de literatura.

Escala en Tenerife y Los Negreros siguen las pautas de otras novelas de la serie de El pirata negro solo que en esta ocasión el mar y las islas del Caribe son sustituidos por la playa de Las Teresitas y la ciudad de La Laguna, que son algunas de las localizaciones en la que se desarrolla la acción, entre el 16 y 17 de marzo de 1711.

Carlos Lezama llega a la isla haciéndose pasar por un pirata vasco, el capitán Ibarguenguoitia, al que tras hundir su navío en alta mar desembarca en Tenerife para asistir a una reunión a la que también están convocados otros tres piratas, uno siciliano, otro catalán y un británico. Los cuatro se reúnen en la casa “de la Guancha” en la que se le invita a que se conviertan en negreros aunque Carlos Lezama y, como descubriremos algunos de los piratas que asisten a esta reunión, rechazan porque desprecian dedicarse al negocio de la esclavitud.

La presencia de un capitán pirata catalán en la banda sirve al autor para describir las diferencias que existían ya en aquel entonces entre los hijos de Cataluña con los del resto del país, sobre todo cuando descubre que más allá de trabajar como negrero lo que en verdad se prepara es un diabólico plan para invadir la isla por tropas extranjeras.

Escribe de Arnau Montané, el capitán pirata de origen catalán: “Varias veces en sus estancias en Cataluña, soldados de Madrid habían impuesto el orden en revueltas suscitadas por catalanes y el ambiente nunca tenía la sincera confraternización que ahí se respiraba.

Empezó a meditar si una invasión a la isla contaría con el apoyo de los isleños. Palideció intensamente, dejando el libro sobre la mesa y llevando con rapidez la diestra al cinto, bajo la casaca…

- No sois catalán si persistís en la idea de imponer por la fuerza un dominio que no ha sido pedido”.

Al desarrollarse la acción en Tenerife, Pedro Víctor Debrigode ofrece un resumen sobre quiénes fueron los primeros pobladores de l m>Usos y costumbres del pueblo guanche y su conquista por los españoles que, sin estar demasiado ajustado a la verdad, confiere de atractivo misterio el pasado de Tenerife.

En estas dos novelas de El pirata negro destaca que Carlos Lezama permanezca en un segundo plano dejando que sean otros sus protagonistas.

Las novelas de El pirata negras están más cerca de Emilio Salgari que de de Robert L. Stevenson. De hecho, El pirata negro le debe más al Corsario negro que a otro personaje literarios que hayan navegado viento en popa, a toda vela bajo la bandera pirata.

Saludos, reedición ya, desde este lado del ordenador

Homenaje a José Carlos Cataño

Viernes, Agosto 6th, 2021

Hace unas semanas el Cabildo de Tenerife aprobó realizar un homenaje al escritor José Carlos Cataño (1954-2019) que consistiría en unas jornadas literarias y la publicación de una edición crítica de su obra.

La iniciativa fue impulsada por Sí Podemos Canarias pero según Alejandro Krawietz Rodríguez, aún no se ha recibido el proyecto. Las partes, al parecer, estudiarán en septiembre esta propuesta aunque la idea es que no sea Cultura sino quienes propusieron este homenaje los que presenten un programa de consenso.

(*) En la imagen José Carlos Cataño

Saludos, a ver si…, desde este lado del ordenadior

La Librería del Cabildo de Tenerife no tiene quien le quiera

Jueves, Agosto 5th, 2021

La Librería del Cabildo de Tenerife (*) continuará cerrada hasta nuevo aviso. Según el director Insular de Cultura, Alejandro Krawietz Rodríguez, se está apuntalando el interior del establecimiento y trabajando en la selección de los fondos que reunía.

Krawietz Rodríguez espera que estos trabajos finalicen en otoño y que será entonces cuando se tomen decisiones “porque el espacio del Baudet no va a poder utilizarse de momento”.

Por último, informó que junto al Instituto de Estudios Canarios se preparan varios libros que recogerán las últimas tres o cuatro décadas de Historia Cultural de las Islas con el fin de contar con un relato histórico que, resultado de “más o menos consenso”, llene el vacío “actual”.

(*) La Librería del Cabildo de Tenerife estaba situado en uno de los extremos del antiguo cine Teatro Baudet, en la avenida de las Islas Canarias (antes del general Mola) en Santa Cruz de Tenerife.

Saludos, puntos suspensivos, desde este lado del ordenador

Más vale un gesto que nada

Miércoles, Agosto 4th, 2021

El director insular de Cultura del Cabildo de Tenerife, Alejandro Krawietz Rodríguez, aseguró que en unas semanas se harán públicas las ayuda a la edición de libros que, desde hace unos años, no otorgaba la institución insular. Según Krawietz, la iniciativa se trata de un proyecto piloto que nace con la finalidad de “echar una mano al espacio literario de la isla”.

La primera fase de esta “experiencia piloto” contará con 60.000 euros para respaldar la literatura, el ensayo y la investigación. De esa cantidad, 50.000 se dedicará específicamente a las editoriales y los 10.000 restantes a las asociaciones culturales que tienen como objetivo la publicación de determinados libros, sobre todos circunscritos al área de la investigación.

Las cantidades que pueden percibir las editoriales y asociaciones que se presenten serán como máximo de 4.000 (editoriales) y 2.000 euros (asociaciones culturales).

Entre los objetivos de esta “experiencia piloto” está conocer el volumen de la edición en Canarias para estudiar “en el futuro” qué ayudas requiere, siempre según Alejandro Krawietz Rodríguez.

Los criterios de selección de las obras estarán fijados en principio por el volumen de libros con que cuenta la editorial en catálogo, lo que facilitará su admisión a estas subvenciones pero si por el contrario no es el caso, “los libros deberán contar con al menos tres avales” que pueden ser emitidos desde la Universidad de La Laguna así como la Academias Canaria de la Lengua y el Instituto de Estudios Canarios, entre otras entidades.

Este aval se hace con la idea de fundamentar la publicación del libro con las ayudas del dinero público que reparta el Cabildo. Se quiere, dijo, que estos avales respalden el interés de la publicación en Canarias. Se trata de un “mecanismo que manejaremos de momento”, dijo Alejandro Krawietz, quien añadió que hasta que no se tengan datos “es una cuestión muy difícil de arbitrar”. No se descarta, sin embargo, la creación de comités de lectura si continúa en marcha la voluntad del Cabildo de Tenerife en apoyar a las editoriales pero en esta ocasión “se consideró mejor establecer avales que buscarán las editoriales y asociaciones culturales que muestren su interés en obtener estas ayudas al libro”.
“Esto nos permitirá construir unas ayudas que a partir de este año permitirán que sigamos el desarrollo de la actividad literaria en Tenerife”, apuntó.

A estas subvenciones podrán presentarse editoriales canarias y libros de autores canarios sin que la editorial lo sea. Los libros de investigación tendrán que ser de temática canaria.

El director insular de Cultura indicó que su deseo era presentar a finales de julio esta iniciativa pero no nos consta que haya sido así. En este caso, anunció que la convocatoria se cerraría a finales de septiembre. Respecto a éstas y otras demoras dijo que el servicio ha tenido que trabajar con intensidad porque no existía una convocatoria actualizada, lo que obligó a “mirar hacia el Ministerio y otras comunidades autónomas” para estudiar cómo ejercían sus políticas editoriales con el objetivo de “desarrollar nuestras ayudas”.

“Mi idea es que fuera una convocatoria abierta y permanente pero ahora mismo lo que nos interesa es el sistema de concurrencia. Esperamos que con este sistema de avales, y cuando más tarde se creen los comités de lecturas, nos permitan desplegar las ayudas al libro durante seis meses al año”, concluyó.

FOTO: Fran Pallero

Saludos, ay que no sé, no sé, no sé, desde este lado del ordenador

Después, una novela de Stephen King

Martes, Agosto 3rd, 2021

La portada norteamericana de Después rinde homenaje a las novelas baratas de bolsillo pero promete algo que no está en la novela. Tampoco es que diga mucho la portada de su versión española pero a los lectores de Stephen King les tiene sin cuidado ya que lo que buscan es un libro del escritor nacido en Maine.

Stephen King es uno de esos escritores que vende por su nombre y apellido. Es decir, que no se pregunta al librero por El resplandor o It, se pregunta directamente algo así como “¿tiene la última novela de Stephen King?

La obra del escritor ha creado un estante aparte en la biblioteca de la literatura norteamericana de nuestro tiempo. Un lugar privilegiado, me atrevería a decir, que ha conseguido que novelas y relatos tan tremendamente estadounidenses resulten universales para los lectores que cosecha alrededor del mundo. E insiste casi siempre en los mismos temas, también con los mismos personajes solo que estos con otros nombres y apellidos, también oficios.

A King le debemos que sacara a la luz los miedos de los jóvenes con una novela, Carrie, que ha desarrollado después y por caminos insospechados en el resto de su obra. Un personaje, casi siempre un adolescente, tiene un poder especial que solo le traerá desgracias.

Vuelve a insistir en estas claves en Después, la novela que Stephen King presenta este tórrido verano. Un King muy recomendable para los que quieran iniciarse en la obra del autor pero no demasiado para los lectores que conocen su trabajo.

Afortunadamente, no se trata de un tocho, una de esas novelas que sobrepasan las 400 páginas (y King tiene muchas, y muchas no son demasiado buenas) sino un curioso experimento que no alcanza las 250 y en el que concentra las constantes que forman parte de su universo literario. Por eso para iniciados resulta un texto recomendable pero no para los curtidos, los que llevan siguiendo al escritor desde sus comienzos. Que puede ser mi caso.

Recuerdo que la primera novela de Stephen King que leí fue La hora del vampiro, Salem Lot. Conservo aún el ejemplar de ediciones Pomaire, que hay que coger con sumo cuidado porque las páginas se despegan con facilidad. Guardo mucho cariño a este libro porque fue la novela que me convirtió en adicto del escritor. Después llegaron Carrie e Insólito esplendor, publicadas también en Pomaire. La segunda se conocería más tarde como El resplandor a secas.

Cuento todo esto porque leyendo Después se despertó la nostalgia de la primera vez. También la sorpresa que se despertara en mi este tipo de recuerdos.

Después está narrada en primera persona por Jamie Conklin, el único hijo de una madre soltera que ve a los muertos. Y sí pero no porque esta facultad no tienen mucho que ver con la del niño de El sexto sentido. Jamie Colklin puede hacerles preguntas para averiguar cosas. Los muertos, explica, solo responden con la verdad.

La historia se complica con la novia de su madre, que trabaja de policía, cuando requiere los servicios de Jamie para descubrir a un asesino serial. Pero la historia no se queda ahí, continúa por otros derroteros manteniendo en todo momento la calma. Y eso que la acción empieza a hacerse trepidante.

Cuentan que Después es deudora de It, un novelón de casi mil páginas que no es santo de mi devoción, pero sí que presenta a una entidad curiosa y lógica dentro del universo de Stephen King, una criatura que puede poseer a los muertos. Jamie conocerá por eso a su contrario, una entidad demoníaca a la que puede mantener a raya con un ritual.

Con estos ingredientes, el escritor cocina una de esas novelas que digo que escribe con el piloto automático seguro de que no va a decepcionar ni a iniciados como a profanos. Puede que a los primeros no le sorprenda pero sí que lo hará con los segundos. De todas formas, conocer el universo de este escritor lleva su trabajo porque King intentó hace ya años reproducir un cosmos literario que suele ser referencial en sus libros. Es decir, que en varias novelas aparecen como secundarios personajes que conocimos como principales en otras. Su Maine imaginario cuenta con poblaciones que no existen en la vida real y sus criaturas maléficas también suelen aparecer en muchas de sus historias. Todo esto sin contar el ciclo de novelas que protagoniza El pistolero, saga que abandoné en sus primeros libros porque a King se le puede perdonar muchas cosas pero no que narre milongas. Y El pistolero es eso, milongas.

En Después desliza algunas pullas acerca del sector editorial estadounidense, que conoce bien y que le ha servido de escenario en Misery o La mitad oscura, ya que la madre del protagonista trabaja de agente literaria. Un retrato por cierto bastante agradecido con el trabajo que hace esta gente. También describe la quiebra de la relación de dos mujeres enamoradas y, llegando al final, ofrece una vuelta de tuerca efectista pero que a muchos dejará confundido.

Después no es un libro redondo como otras novelas del escritor pero dentro de ella late el corazón de un escritor de éxito que ha demostrado con su obra (sobre todo con las serias, Eclipse total, por ejemplo) que vender libros no tiene siempre que estar asociado a literatura fácil. Esta novela, siendo menor en su producción, contiene a flashes esa luz. Y solo por quedar deslumbrado ante ella merece la pena descubrirlo o seguirlo en Después como fue nuestro caso.

Saludos, otra vez… el Rey, desde este lado del ordenador

Lorenzo Silva: “Mi libro no es una reivindicación política sino poética de Castilla”

Lunes, Agosto 2nd, 2021

La novela policíaca y la histórica cuentan con Lorenzo Silva (Madrid, 1966) con uno de sus principales valedores. Creador de la pareja Bevilacqua y Chamorro, que tanto han hecho para humanizar y vindicar la labor de la Guardia Civil, como la guerra de Marruecos, el escritor centra ahora sus esfuerzos en recuperar la rebelión de los comuneros de Castilla a principios del siglo XVI en Castellano, una novela que presentó a finales de junio de este año en El Sauzal (Tenerife) y cuya publicación coincide con el 500 aniversario de la derrota de este “movimiento revolucionario” para el escritor madrileño.

- Si no me equivoco Castellano se trata del primer libro en el que se adentra en un período histórico que no había tocado hasta ahora.

“Ya hice una pequeña incursión en una novela anterior donde se hacía alusión al Siglo de Oro pero el período en el que se desarrolla Castellano– si bien tenía noticias desde hace unos años– me llamó más la atención. Comencé a indagar en ese tiempo y a interesarme por la sociedad castellana de aquellos días. Descubrí que cuando se produce el fenómeno histórico de la revuelta de los comuneros, ésta vino de una realidad previa. Por un lado, el proyecto imperial que Carlos V quiso imponer desde fuera a los castellanos, una sociedad en aquel entonces con una importante fuerza social, comercial, también naval, económica e intelectual. Me llamó mucho la atención además el discurso que hay detrás de esta revuelta ya que tiene lecturas muy interesantes por el impacto y la influencia que esas ideas tuvieron en la Historia de España”.

- ¿Qué influencias?

“En dos corrientes de la Historia contemporánea española como son el liberalismo y el republicanismo. Tanto los liberales del XIX como Manuel Azaña reivindicaron el carácter libertador y moderno de la revuelta de los comuneros. En el lado contrario, hubo voluntad de presentarlos como un grupo de retrógrados y xenófobos que no entendieron el proyecto moderno de Carlos V. Por parte materna soy castellano así que cuando empecé a conocer la historia de sus protagonistas sucedió algo que despertó mi atención como novelista, una conexión, si quiere, con los personajes tanto rebeldes como los que salvaron el trono a Carlos V que no fueron los flamencos sino los gobernadores castellanos que no se sumaron a la revuelta”.

- ¿No teme que algunos lectores entiendan la novela como una especie de reivindicación castellana en un país tan sensible a reivindicaciones nacionalistas en los últimos tiempos?

“Soy consciente de donde escribo, escribo para el lector contemporáneo. El libro está hecho desde la conciencia de que en España las identidades nacionales se han convertido por un lado en un banderín de enganche y por otro en una cachiporra. Hubo interpretaciones en ese sentido pero no han resultado mayoritarias porque Castellano no plantea una reivindicación identitaria nacionalista sino más bien una mirada sobre la identidad castellana que parte de una consideración y es que Castilla se deshizo prácticamente después de la derrota de las comunidades y es muy difícil que vuelva a rehacerse. Lo que se hizo con Castilla fue disolverla en el conjunto de España e incluso trocearla por si quedaba alguna duda de que se trata de una nación borrada por la Historia pero creo que ese devenir le da una fuerza más importante, como es reivindicar la herencia cultural, el legado histórico e ideológico y el carácter castellano que se traduce en una lengua que ha llegado a ser universal. Mi libro no es una reivindicación política sino poética de Castilla”.

- ¿Castilla es una o son dos?

“Castilla es ancha como dice el dicho. Y tiene diversidad y grados de castellanidad aunque tradicionalmente sean la Nueva y la Vieja. La Vieja es la que crece en torno al nombre originario que está en Burgos y la Nueva fue la ganada en la primera fase de la Reconquista. La segunda fase es la Corona de Castilla, que incluye también a Canarias. En todo caso, la Vieja y la Nueva en la revolución de las comunidades participaron activamente. Todos a una. La Nueva contó con Toledo, uno de los corazones de la revuelta y la Vieja con León, aunque sea discutible, y sobre todo Zamora y Salamanca, que es de donde procede mi familia materna”.

- ¿Queda algo del espíritu comunero en Castilla?

“En Castilla algo queda pero no es objeto de reivindicación profunda como sí pasa en otras comunidades autónomas que reivindican hechos o circunstancias que marcaron su carácter. En este sentido, la apuesta institucional castellana por los comuneros brilla por su ausencia. Parece de hecho que molesta que recordemos el 500 aniversario de la revuelta de las Comunidades de Castilla”.

- ¿Y en España?, ¿queda algo de ese espíritu comunero en España?

“El Gobierno central no le presta demasiado atención, lo que creo que es un error porque los comuneros aportaron mucho a este país y a la Constitución de 1978”.

- ¿A la Constitución de 1978?

“Sí, se parece mucho más a lo que los comuneros defendían que a lo que planteaba Carlos V por lo que, se reconozca o no, la revuelta de los comuneros forma parte del ADN de los españoles en todos los sentidos. También del político”.

- Y en medio Madrid, ¿es o no parte de Castilla?

“Yo diría que sí y que no. Lo que ahora consideramos Madrid se trata de una comunidad autónoma que con apenas siete millones de habitantes tiene el 20 por ciento del PIB del país. Madrid es en todo caso un colector que se situó en el poder hace cuatro siglos, lo que la transformó no tanto como colector de recursos sino de personas que buscaban la cercanía del poder. Y ellos, esas personas, son las que han enriquecido a Madrid. Curiosamente, Madrid cuenta debajo de esa faz cosmopolita y de aluvión, de amontonamiento de talentos ajenos que tanto le ha beneficiado, con un espíritu castellano y comunero. El centro de Madrid, la Puerta del Sol, fue un castillo comunero que defendió la ciudad durante la revuelta y que si bien fue derruido por orden de Carlos V cuando triunfó, ese castillo tuvo dibujado un sol porque estaba orientado hacia el lado oriental. Por eso la plaza se llamó y se sigue llamando la Puerta del Sol, un enclave que ha sido siempre escenario de las algaradas y revoluciones madrileñas que muchas veces han sido españolas también”.

- ¿Hablamos de revuelta pero sería correcto decir revolución de los comuneros?

“Creo que sí pero es discutible. El sentido estricto de la palabra revolución es romper una forma de Estado y los comuneros, que en algún momento plantearon la posibilidad de constituirse en república en el verano de 1520, al final defendieron una monarquía pero diferente. De todas formas, llamamos revolución a la de 1854, que comienza y acaba con Isabel II en el trono aunque se hayan transformado radicalmente las bases sobre las que se construía entonces la gobernabilidad del país”.

- No es gratuito decir la revolución de los comuneros.

“Está probado que los comuneros tenían unas bases doctrinales sólidas, dadas por los doctores de Salamanca y que contaban con un elaborado instrumento jurídico gracias a los juristas de Valladolid, los Capítulos de Tordesillas, que son casi una protoconstitución. Cuando los comuneros se hicieron cargo del gobierno por unos meses recuperaron impuestos y nombraron alcaldes, entre otras actividades”.

- No deja de llamar la atención el estilo y la voz a la que recurre para escribir Castellano. De hecho, ¿se trata de una novela, un ensayo, un reportaje histórico?

“Dejo a la jurisdicción soberana del lector decidir si le parece una novela u otra cosa. La escribí, realmente, como una novela en el sentido que he ensartado materiales diversos que forman parte para mi de una historia que no solo es la revolución de las comunidades sino la historia de su indagación, a la que trato de darle un sentido contemporáneo. En Castellano no hay, por ejemplo, fabulación. La fabulación no es tan imprescindible para que hablemos de novela. Concordamos que La forja de un rebelde es una novela pero está construida con materiales autobiográficos. No hay fabulación así que podemos admitir que una novela no contenga fabulación. Castellano, desde mi perspectiva personal, es una novela pero como dije antes dejo que sea el lector quien escoja lo que buenamente prefiera”.

- ¿Cuál fue el origen de la revolución de los comuneros?

“Lo que detona la revuelta es que Carlos V para financiar su campaña imperial establece un impuesto extraordinario tanto por la vía de la imposición directa como indirecta, que solo soportaban los pobres porque la nobleza estaba exenta de pagarlos. Esto supuso una recarga de los impuestos difíciles de asumir lo que se unió a que la población percibía que el emperador se dejaba aconsejar por una camarilla sobre todo flamenca que, mientras esquilma a impuestos a las poblaciones castellanas, vivía rodeada de lujos. Detrás de ese malestar popular, los que impulsaron la revolución plantean una reforma integral del reino para su buen gobierno”.

- ¿Y cuál es su retrato de los cabecillas comuneros, Padilla, Bravo y los Maldonado?

“De los tres conocidos quizá el menos sea Francisco Maldonado, que llega a capitán por su primo. Bravo, el mayor de los tres, ocupaba una posición importante en Segovia al estar emparentado con la alta burguesía y casado con una judía conversa. Se hace comunero para defender su ciudad ya que la familia a la que pertenece es una de las grandes afectadas por los abusos fiscales que autoriza el emperador. Se trata además de un militar experimentado, un hombre que ha formado tropas. Juan de Padilla tiene experiencia militar y era miembro de la pequeña nobleza. Formaba parte del gobierno municipal de Toledo y tuvo carisma, lo reconocen casi todos, incluso sus enemigos. Fue un hombre imbuido de una dignidad especial que se da cuenta que tiene la capacidad de arrastrar a la gente, de sumarla a la causa y, al mismo tiempo, es consciente de lo que puede depararle el futuro. Su mujer, María Pacheco, es una mujer política del siglo XVI, muy inteligente, no solo la viuda apasionada que es como nos la describen en el XIX”.

- ¿Y el rey Carlos?

“Es un hombre de 20 años al que desde pequeño han formado para ser el heredero del negocio familiar de los Ausburgo. A la edad de 15 años quiere ser Julio César y cuando llega a Castilla conoce poco a esa tierra y sus gentes. Estaba rodeado de hombres mayores que él y con Castilla se equivocó mucho porque no llegó a comprenderla y estuvo a un tris de perder el reino por estos errores, por su arrogancia e indiferencia también. Después reflexionaría y muere en España pero no dejó de perseguir el proyecto de los Ausburgo que, con perspectiva histórica, hay que reconocer que fue un proyecto fallido que durante varios siglos consumió la energía de Castilla y el resto de España. ¿Y en qué acabó este proyecto imperial?, en la hegemonía continental de Francia y la global de Gran Bretaña”.

- ¿Por qué ese recelo a lo castellano?

“No lo sé porque fueron los únicos que le plantaron cara al rey, los demás pactaron. Y por plantarse, lo perdieron todo. Las élites castellanas se laminaron para que Castilla no volviera a levantarse y los que se salvaron emigraron a América o a otros lugares de la península. También están los que terminaron por trabajar en la administración imperial, cargo que durante el Siglo de Oro era conocido como de vizcaíno, un sinónimo de funcionario público”.

LA MALA MEMORIA

Lorenzo Silva cree que el momento dulce que está viviendo la novela histórica en España y sobre España se debe a que se trata de un país con “déficit de memoria”. Buena parte de “nuestras cuestiones no resueltas tienen raíz en la comprensión quizá defectuosa de la Historia española pretérita”, explica. Para el escritor, el lector español es consciente ahora que existe un filón enorme de temas que abordar de su propia Historia. Unas historias que o bien no le han contado o le han contado nada bien y es ahí, destaca, “donde quizá la novela histórica tiene una vía de acción”.

PRÒXIMOS TRABAJOS

Lorenzo Silva se encuentra trabajando tras Castellano en dos nuevas novelas policíacas. Una de ellas correspondiente a la serie que escribe junto a Noemí Trujillo y otra en solitario, de la saga Bevilacqua y Chamorro. Pero hay más porque el escritor guarda en la recámara episodios históricos recientes y sobre “el eterno 1936” ya que “si bien dicen que hay muchos libros sobre la Guerra Civil española creo que, al contrario, hay muy pocos para todo lo que pasó”.

Saludos, alguien que pasaba por ahí, desde este lado del ordenador