No es increíble, y por eso es cierto
Martes, Junio 30th, 2009En cierta ocasión alguien me dijo que no me iba a decir lo que tenía que escribir delatando con esa frase hecha precisamente todo lo contrario. Hoy casi todo el mundo habla con segundas y triples intenciones, pero esa amenaza velada ha sido una de las más terribles decepciones de mi vida. Precisamente porque quien me lo dijo es alguien (una persona con nombres y apellidos) a quien todavía aprecio, aunque me resulte un aprecio amargo, ese extraño sabor que tiene a veces comprobar como han sido derrotados los demás.
Les cuento esto porque últimamente, y en los ambientes donde me muevo, la gente está siendo sacudida por expresiones de este talante. Como sin decirlo (pero diciéndolo) necesitasen esos otros insuflarnos el miedo en el cuerpo. Esa advertencia velada de que si te siguen moviendo no vas a salir en la puta foto.
El lunes pasado mantuve una charla con un amigo que me soltó como si fuera la cosa más natural del mundo que un conocido gestor de nuestra cosa pública le había vomitado (porque esa es la expresión: mierda salida de su estómago podrido) la célebre frase “te espero en la bajadita”, que es una manera poco elegante de aquello de más dulce será la venganza cuando vengas a llamar a mi puerta, lo que no dejó de sorprenderme. No por ese colega al que casi todo le importa un rábano (es una de las personas más felices y auténticas que conozco del artisteo que se mueve en las Canarias) sino porque un político sea capaz de amenazar a un soldado de tropa con que no olvida su rebeldía, el no dar un paso al frente cuando toca el silbato.
Esto me ha hecho reflexionar. Y caer de nuevo en la cuenta que con gente así, apaga y vámonos porque tienen un concepto equivocado del vive y deja vivir. Por eso, a veces, sólo a veces tengo la sensación de vivir en un estado totalitario disfrazado de democracia. Palabra, que no palabreja, bastante maltratada en los últimos tiempos.
Mi amigo me dijo que no me lo tomara tan en serio. Que las cosas han funcionado más o menos así en estas islas desde siempre. Como es ¿natural? no estuve de acuerdo, aunque sí que coincidimos en que esta frustración no hay quien la pare si continuamos con la boca cerrada por aquello de que no entren moscas.
No revelo nombres porque ese amigo que me informó de esta anécdota siniestra me pidió que si escribía sobre este patético asunto respetara su anonimato. Tengo, de todas formas, la vaga esperanza de que quién le escupió esa amenaza lea estas líneas y por lo menos recapacite.
Esa vaga esperanza tiene gusto también a vana, porque la verdad, visto el panorama de acojone al que nos están acostumbrando me parece a mí que será inútil. De todas formas no quería irme a dormir sin comentarlo en el blog con el objetivo de darles una idea de hasta donde estamos llegando. Una geografía donde te recomiendan, mientras te pasan amigablemente el brazo por encima del hombro, que como sigas dando lata “te espero en la bajadita”.
Una cosa sí tengo clara, y es que no es que sea bueno vivir aquí, es delicioso para todos aquéllos y aquéllas que tienen gustos digamos que masoquistas.
Saludos (desde mi exilio interior) a este lado del ordenador.