Archive for Enero, 2024

Lauren Beukes: “Escribir es como conducir un coche de noche”

Miércoles, Enero 31st, 2024

Lauren Beukes es una escritora que nació en Johannesburgo, Sudáfrica, en 1976 aunque en la actualidad reside en Londres. Los motivos de su traslado se debe a la violencia que viven las grandes ciudades de su país y parte de esa cultura (apartheid incluido) es lo que intenta reflejar en las novelas que ha publicado, cuatro de ellas traducidas al español y que presentó en la cuarta edición de Aridane Criminal, que se desarrolló en Los Llanos de Aridane, La Palma, del 17 al 20 de enero y cuyos contenidos estuvieron dedicados casi en su integridad a la vida y la obra del escritor grancanario Alexis Ravelo, el comisario de las tres ediciones anteriores.

Lauren Beukes es una autora que combina lo policíaco y la ciencia ficción y ya se ha ganado el favor de otros hermanos de letras como Stephen King, George R. R. Martin y William Gibson. Entre sus obras se encuentra un título, Las luminosas, que se convirtió en miniserie y que protagoniza la actriz Elizabeth Moss, a quien vimos también en La hija de la criada.

“En mi literatura aparecen asesinos en serie pero no con los rasgos encantadores que representa al caníbal Hannibal Lecter sino como lo que son, monstruos repugnantes. No me gusta sublimar a personas que no merecen ser sublimadas”, dijo la escritora, autora de Afterland y Bridge, esta última de reciente circulación por España.

A Beukes le gustan los contrastes y así lo vuelca en sus novelas. Se tratan de contrastes con los que nos tropezamos todos los días por las calles de las grandes ciudades pero en los que apenas reparamos porque hemos perdido la capacidad de observar. La escritora se refiere a los sin techo y los que no lo son, gente que se cruza sin que apenas se digne a mirar al otro. “Hacen como si no existieran en un día normal y corriente”.

“Ambos mundos se encuentran pero no se mezclan en la vida cotidiana”, explicó la escritora, que presenta ahora en España Bridge, historia en la que una madre y una hija se enfrentan a un asesino en serie que no deja de acosarlas y que puede resultar simpático pero no por ello deja de ser terrible”.

Los escenarios de sus libros han ido cambiando con el curso de los años de localizaciones. Si en sus inicios se trataba de Johannesburgo pero ahora discurren en ciudades norteamericanas o en Londres, donde lleva una vida dedicada por completo a la escritura y a la educación de su hija, y no necesariamente en ese orden.

Procura, sea el escenario que sea, dejar constancia de un elemento que ya es fundamental en su literatura como son los viajes en el tiempo. También cambiar de espacios, dijo Beukes, razón por la cual ella y otros escritores sudafricanos que han emigrado han sido acusados de abandonar su país.

Este abandono que no se trata de una marcha por causas políticas sino de supervivencia en todo caso. Eso vino a decir, explicando que la falta de seguridad en Sudáfrica es un azote que ha desgastado mucho la convivencia.

En cuanto a la adaptación a televisión de Las luminosas señaló que se siente honrada y muy satisfecha. También que fue una experiencia maravillosa y que la producción hizo un trabajo excelente ya que el guión incluía diálogos “que me hubiera gustado escribir”. Lamentó, sin embargo, que la serie careciera de ese humor negro que “tenemos en Sudáfrica” y que ella imprimió en las páginas del libro.

Lauren Beukes considera que a los escritores les encanta situar a sus personajes ante situaciones imposibles y generar preguntas a las que dar respuesta del tipo “¿cómo van a descubrir a un asesino que actúa en siglos diferentes?”. También la de explorar situaciones e ir más allá del clásico qué habría ocurrido si…

“En mi obra hablo también del perdón y utilizo mecanismos para capturar la atención de los lectores”, añadió.

La escritora considera que escribir literatura es un poco como conducir de noche, “solo ves de la carretera lo que iluminan los faros del coche así que a veces llegas a destino y otras te metes en una cuneta o te desvías del camino”. “Escribir tiene mucho de subconsciente aunque me agrada que cuando leen algunos de mis libros los lectores saquen sus propias conclusiones por eso procuro que las tramas tengan mucho sentido”.

El viaje es otra de las constantes en la literatura de Beukes y no solo el viaje en el tiempo. Para la escritora, de alguna manera, viajar refleja su propia experiencia que ha sido un poco nómada hasta ahora. Trabajó como periodista freelance durante diez años, dos de los cuales los pasó en Nueva York y Chicago, en los Estados Unidos, ahora ha fijado con su hija residencia en Londres.

En cuanto a los días que pasó en Los Llanos de Aridane señaló que probablemente aparezca si no en una de sus novelas sí en uno de sus cuentos porque la experiencia vivida lo merece. Tiene que pensar la historia, dijo la escritora, una mujer a la que le gusta transitar en su literatura por zonas poco iluminadas, esas que permanecen en sombras. Respecto a Bridge, novela que fue publicada el año pasado en español, destacó que es “uno de los mejores libros que he escrito hasta la fecha”.

FIRMA FOTO: Jonathan Rodríguez

Saludos, misterios, desde este lado del ordenador

Ángel Guerra, protagonista del Día de las Letras Canarias

Martes, Enero 30th, 2024

“¡Ah! ¡Si él supiera que, después de muerto, ya no hay flores en su patio! Sobre la vieja casa en ruinas, vendida, otro edificio se ha levantado. Ya no resta nada, ni huellas. Sólo en mi corazón viven las memorias del pasado, el recuerdo de los que amé y me amaron; en mi corazón que va por el mundo, de tierra en tierra, como un niño sin madre, perdido a la ventura y a lo largo de los caminos desiertos y sin fin”.

La Lapa, Ángel Guerra

Nunca llueve al gustos de todos y el anuncio llega muy tarde pero con un febrero de 29 días, el mundo que no deja de estar revuelto y la proximidad de los carnavales que el Consejo de Gobierno de Canarias haya aprobado dedicar este año el Día de las Letras Canarias, que se celebra el próximo 21 de febrero, a Ángel Guerra (Lanzarote, 1874-1950), me hace viajar al pasado y a un libro, La Lapa, que fue de los pocos que me entusiasmó cuando estudiaba bachillerato, de eso hace eones, de cuando los dinosaurios dominaban la tierra.

Ángel Guerra es un pseudónimo. José Betancort Cabrera (Teguise, 1874-Madrid, 1950) lo tomó de una novela de don Benito Pérez Galdós. Bajo ese nombre publicó unos cuantos libros, entre otros La Lapa que a mi me entusiasmó porque enfrenta a su protagonista, Martín, con el mar. Ese mar que a los canarios nos encanta decir que echamos de menos cuando estamos en tierra de secano.

Ángel Guerra tomará el 21 de febrero el testigo que le cede Félix Francisco Casanova, el protagonista del año pasado, con un programa que comienza el 21 a a las 19:00 horas con un acto institucional en los Jameos del Agua.

El Gobierno canario informa que entre las acciones que se llevarán a cabo a lo largo del año, se incluye la reedición de Relatos canarios, una compilación de textos que exhiben su visión del archipiélago, así como el lanzamiento de una revista monográfica con artículos firmados por varios colaboradores.

“Nada tenía de particular. Puede que fuera algún perro de los cortijos del jable que rastreara algún conejo, o que estuviese malherido por el diente de un camello caliente que recorría embravecido y retozón, el llano. También podía ser que avisara el paso de un perro carnicero que se acercara cautelosamente a los rebaños en descanso, con propósito de descuartizar alguna res, o que en lucha con un gato salvaje, bravos como tigres que salen de sus guaridas hambrientos, hubiese sentido que las garras felinas le rajaran la piel y desangrándose imploraba, con aullar siniestro, un socorro imposible”.

La Lapa, Ángel Guerra

Saludos, calima, desde este lado del ordenador

Una historia de los detectives privados en España

Lunes, Enero 29th, 2024

Me hago con Todo lo oye, todo lo ve, todo lo sabe. La extraordinaria aventura de los primeros detectives (Espasa, 2020) porque tengo la suerte de hablar con el autor, José Luis Ibáñez, que es el primero que me da noticia de la existencia de un libro de estas características. En especial porque gran parte de las páginas de la obra se ocupan en contar el origen de los detectives privados en un país como España donde, no iba a ser menos, irrumpen en una de las convulsiones que de tanto en tanto sufre y casi como reacción a un modelo policial inestable y a una violencia política que, por lo que se ve, se ha convertido en todo un clásico. Un clásico español.

Los detectives por cuenta ajena asoman la cabeza en una España del XIX a imitación de lo que ya estaban en Francia y los Estados Unidos mucho tiempo antes. El relato de cómo se fue propagando esta profesión es una de las columnas que sostiene este libro que no va a dejar indiferente a nadie y que se lee, además, con mucho interés si gustan de estos temas aunque la redacción es tan directa, tan periodística, que también fascinará a los que le resulte indiferente un oficio que la novela negra y criminal ha mitificado porque la realidad es otra bien distinta, más de andar por casa. Es decir, que una de las cualidades del buen detective debe ser la de mantener la paciencia porque esperar es un verbo indicativo en este trabajo.

El libro está dividido en tres grandes partes. La primera, El siglo de los detectives, contextualiza su aparición y reseña la vida y la obra de ilustres antepasados extranjeros como Vidoq y Pinkerton, en Francia y los Estados Unidos, respectivamente.

En la segunda parte, Ibáñez nos hace descubrir a Los primeros detectives privados españoles, entrega en la que el autor puntualiza que no hay demasiada información para conocer el origen exacto de la profesión en España pero sí de cuáles fueron las primeras agencias y de quiénes fueron sus pioneros: Dordal y Freixa.

La tercera y última entrega nos cuenta la vida y milagros de siete detectives fundamentales en este país como fueron Daniel Freixas, Cadiñanos, Antonio de Nait, Julibert, Antoni Tresols, Enrique Cazeneuve y Ramón Fernández-Luna.

Se trata Todo lo ve, todo lo oye, todo lo sabe de un libro plagado de anécdotas y datos que sorprenden, revela además episodios como la contratación por el Gobierno de Alfonso XII de detectives para seguir los pasos de su madre, Isabel II, en París, o el acuerdo de la embajada española en Washington con la famosa agencia Pinkerton para espiar a los independentistas cubanos en los Estados Unidos. No se olvida el autor en relatar cómo las mujeres accedieron a este trabajo que en principio era solo para hombres, y cómo lo lograron con determinación y oficio. Y oficio hay mucho en este libro que, efectivamente, si no todo, sí que sabe casi todo de los detectives.

Saludos, un libro apasionante, desde este lado del ordenador

La Poeteca de Canarias ofrece Una mirada a la escritura poética de Pompeyo Pérez Díaz

Miércoles, Enero 24th, 2024

La próxima actividad de la Poetaca ce Canarias acoge este jueves, 25 de enero, a partir de las 19 horas, al poeta tinerfeño Pompeyo Pérez Díaz quien realizará una lectura pública de su obra poética de los libros Terciopelo y fascinación,Las Presencias y Variaciones serias. El acto será presentado por Ramiro Rosón, coordinador de la Poeteca, ubicada en el Parque Estudiante Javier Fernández Quesada, de la ciudad universitaria de La La Laguna.

Pompeyo Pérez Díaz es guitarrista y profesor del área de Musicología en la Universidad de La Laguna. Su acercamiento a la poesía fue muy temprano. Obtuvo algunos premios que generaron publicaciones, entre los que aprecia el Premio Félix Francisco Casanova para jóvenes autores y el Premio Ciudad de La Laguna, y asimismo colaboró con pequeñas revistas literarias y fanzines de corte underground.

Dice que prefiere olvidar esa producción poética juvenil y centrarse en la versión revisada de Terciopelo y Fascinación (Libros del Luthier, Madrid, 2014) a Las Presencias (Hontanar, León, 2017) y a Variaciones serias (Devenir Editorial, Madrid, 2022).

Es autor de relatos y guiones de cortometrajes, así como de decenas de textos culturales en prensa, firmados con su nombre o con el de alguno de sus tres heterónimos. Aunque continúa escribiendo poesía, actualmente se propone un cultivo más sistemático de la prosa. Como intérprete se especializa tanto en música contemporánea, habiendo estrenado obras que le han sido dedicadas por varios autores, como en repertorio del siglo XIX interpretado con instrumentos históricos. Años atrás tocó el bajo en un grupo pospunk. Ha publicado libros, artículos de investigación y ensayos de marco académico. Licenciado en Psicología, con un máster en Terapia de Conducta, obtuvo el Premio Nacional de Investigación y Estudios Musicológicos de la Sociedad Española de Musicología con Dionisio Aguado y la guitarra clásico-romántica, libro basado en su tesis doctoral.

Saludos, mañana es viernes, desde este lado del ordenador

En la fragua del viento, una novela de Manuel Vílchez López

Martes, Enero 23rd, 2024

Leo con interés En la fragua del viento (Aguere/Idea, 2023) aunque a medida que devoro las páginas me entra el efecto de la cámara lenta que es algo así como que el empuje inicial va perdiendo fuerza a medida que se avanza en una novela que, a mi juicio, le sobra un puñado de páginas. Con todo, se trata de un título diferente a lo que habitualmente se encuentra uno en las literaturas que se escriben a este lado del océano.

Además de voluntad de entretener, su autor, Manuel Vílchez López, concibe un curioso universo en el que convoca con mesura elementos fantásticos. A mi me sugiere de hecho la primera parte, la que se desarrolla durante un verano de 1990 en el Médano (Tenerife), al primer Stephen King, aquel que parecía que solo sabía escribir sobre adolescentes que miran con cierto recelo el futuro nada prometedor que les espera. Como escribió Calderón, ¿qué es la vida? ¿Una sombra? ¿Una ficción?

En la fragua del viento se lee bastante bien, está escrita con oficio y evita piruetas estilísticas pero su lastre, el peso que arrastra, es su desmedido grosor, sobrepasa las 450 páginas. Una pena, porque más meditada, acortando capítulos y puliendo otros, uno piensa que la obra resultante hubiera sido otra porque no es fácil mantener la atención del lector ante un relato tan largo ya que hay que saber diseminar claves que atrapen el interés con el fin de que no atrape el aburrimiento a quien lo lee.

Es una tarea difícil, muy compleja, que exige mucha atención sobre lo que se escribe y, sobre todo, mucha fuerza para plantar cara a la siempre tentadora improvisación y a esos personajes que nacieron como secundarios y que por los milagros de la creación adoptan más y más protagonismo a medida que se escribe. Es como si adquirieran vida propia. Esa sensación me asalta con La fragua del viento, que se trata de un libro con ambiciones y ante el cual hay que quitarse simbólicamente el sombrero porque sabe sobre todo recrear atmósferas y que quien las lea las imagine dentro de su cabeza.

Esta capacidad de dar lustre a los escenarios es donde Manuel Vílchez López se crece como escritor porque lo que consigue no lo consiguen demasiados escritores con independencia de su sexo. Tiene garra y sus descripciones de ambientes son realmente eficaces, lo que traslada a la galería de personajes que aparecen y desaparecen en esta obra que con sus picos y bajadas me deja un extraño sabor de boca. Provocado, probablemente, porque tengo la sensación de que el escritor no terminó de controlar demasiado la historia que tenía entre las manos y que lo que comenzó más o menos con un plan terminó por otros derroteros.

Pero con todo, En la fragua del viento me resulta interesante y la leo con la misma sed que otras novelas que se publican con iguales o mayores ambiciones literarias. La parte que transcurre en aquel verano de 1990 en el Médano, con visita a una casa misteriosa que sirve de lugar de encuentro de una extraña hermandad, reúne una potencia sobresaliente y pone de manifiesto que estamos ante un escritor atento, que disfruta con las escenas y los escenarios y que a veces, solo a veces, consigue que me haga cómplice de lo que narra mientras despierta preguntas del tipo ¿qué es lo que está pasando?

Tiene algo de It este libro que viene a contarnos, como nos cuentan muchos libros, una historia de iniciación, de aprendizaje, de ir hacia adelante aunque los elementos se manifiesten en nuestra contra.

Para escribir este relato de misterio con trasfondo gótico por el que asoman la cabeza inquietantes rasgos fantásticos, Vílchez López recurre y da dinamismo a los diálogos pero sobre todo a la descripción de ambientes que, como se dijo con anterioridad, están muy bien representados en esta novela. Se aprecia que detrás hay un escritor que sabe cómo contar historias aunque la historia parezca que lo devora en ocasiones. Pero ahí está el riesgo de la literatura, sobre todo cuando se aprecia que el primero que se divirtió con ella fue el escritor cuando acometió la tarea de escribirla. Con todos los giros que brotan a medida que se avanza en su lectura.

Así que si en un principio parece que la novela va por un lado no es raro que termine yendo por otro. Se destaca además el uso que hace de la poesía el escritor para dar mayor densidad dramática a un libro de aventuras que se desarrolla en la isla de Tenerife y en el que se observa con una nostalgia razonable la adolescencia y juventud de su protagonista, Joaquín López, cuando veraneaba en el Médano, retrato en el que se aprecia el pensamiento inevitable de que cualquier tiempo pasado fue mejor precisamente porque entonces éramos jóvenes pero no sé si más felices.

LO MEJOR: La capacidad que tiene el autor de recrear atmósferas, todas ellas notablemente descritas y que ponen en situación al lector

LO PEOR: La sensación, provocada por el número de páginas que hacen posible el libro, que la historia se le va de las manos

Saludos, lean, carajo, desde este lado del oridenador

Holly, una novela de Stephen King

Lunes, Enero 22nd, 2024

Holly Gibney es un personaje secundario pero con importancia en las tres novelas que protagoniza Bill Hodges (Mr. Mercedes, Quien pierde paga y Fin de guardia). Reúne en ella muchas de las características que se han convertido en marca de la producción literaria del escritor, originario del estado de Maine, en los Estado Unidos, y como tal y como asegura el propio Stephen King, le había cogido cariño a esta mujer con problemas pero con olfato para la investigación por lo que se merecía algo más grande, como una novela.

La novela es Holly, otro título de éxito en la carrera literaria de King aunque no tenga nada que ver con el fantástico que es un territorio que conoce y maneja muy bien el autor de Salem ‘s Lot, sino un policiaco poco o nada convencional. Poco o nada convencional por los personajes protagonistas, comenzando por Holly y terminando por la pareja de villanos que son lo más atractivo de este libro que no es uno de los mejores del autor pero tampoco de los más malos que salpican una bibliografía que está repleta de títulos que más que novelas son trabajos alimenticios resueltos con la profesionalidad que lo caracteriza.

Como las tres novelas de la serie Hodges, Holly es un policiaco muy kingneniano, es decir, una historia con aliento negro y criminal solo que protagonizada por personajes que no suelen protagonizar este tipo de historias. Holly es una mujer con serios problemas afectivos que ha perdido recientemente, y se siente culpable por ello, a su madre y su tío carnal, además del hombre que la sacó del pantano en el que se encontraba, Bill Hodges. Algunos secundarios de la trilogía regresan, como Barbara, a la que conocimos como una niña y que ya es toda una universitaria con aficiones literarias (se nos ha vuelto poeta) pero lo mejor, la guinda del pastel de Holly, una novela con demasiadas páginas (más de 600) para contar lo que quería contarse, son los personajes que ejercen como villanos, un matrimonio de anciano, maestros jubilados, que se dedican a secuestrar personas y encerrarlas en una jaula del sótano de su casa con fines que no voy a revelar pero que son bastante repugnantes.

La pareja de ancianos, Roddy y Emily, casi parecen un trasunto de la vieja bruja del popular cuento infantil Hansel y Gretel, y si bien el motivo que los empuja a cometer estos asesinatos esté cogido con hilos, a la postre ellos son los que dan más emoción y sordidez a un relato muy clásico de Stephen King, aunque no aparezca una niña o una adolescente con poderes. Esta niña o adolescente si lo encarna alguien en la novela es la misma Holly, que no termina por superar los traumas que han retardado su crecimiento personal aunque al final se enfrente a sus propios monstruos y miedos para salir victoriosa de una batalla crucial en la que se pone en riesgo su propia vida.

Como la mayoría de los títulos que jalonan la trayectoria literaria de Stephen King, Holly se lee con facilidad pese a que el escritor ubique la historia en distintos periodos cronológicos (2012, 2018, 2021), lo que no lleva a ningún tipo de confusión sino a entender mucho mejor el carácter de los personajes, sobre todo el de Holly, que resulta el más acabado.

De hecho que la novela se llamen como ella está hecho a posta porque esta es la historia de una mujer que aprende a vencer sus miedos. Y el miedo que la espera a la vuelta de la esquina es el de una simpática pareja de ancianos que ha perdido la cabeza aunque nadie lo sospeche a su alrededor. Aunque señales, haberlas, las hay.

La ubicación temporal permite al escritor ambientar la historia principal, que se desarrolla en 2021, durante las semanas que fuimos ganando la guerra la pandemia provocada por la Covid-19, lo que da pie a King para criticar el comportamiento de los antivacunas y de políticos irresponsables como Donald Trump, por aquel entonces presidente de los Estados Unidos de Norteamérica. Con estos credenciales, todo hacía pensar que la novela fluiría cuesta abajo con comodidad aunque por desgracia las cosas no terminan por resultar como uno quisiera. Son demasiadas las páginas que utiliza para contarnos esta historia de superación que desarrolla en un ambiente negrísimo lo que hace que su lectura más que abrumar, aburra en algunos casos.

Es verdad que no suele pasar demasiado, pero pasa y eso no es bueno para un escritor que se ha acostumbrado a escribir novela generosas en páginas que, en este caso, parecen más de relleno que otra cosa.

Saludos, se dijo, desde este lado del ordenador