Manuel Hernández: “La influencia de la masonería fue irrelevante en la independencia de las colonias americanas”
Martes, Octubre 22nd, 2024El último trabajo de Manuel Hernández González, Masonería, criollismo y cuestión nacional en Cuba (1808-1823), estudia la cuestión nacional en Cuba y el papel que jugaron en ella la masonería y los criollos en un momento trascendental en la historia de ambos países. En 1808 la Península Ibérica está ocupada por el ejército de Napoleón y en 1823 se produce el segundo período constitucional en un reino, el de España, gobernado por Fernando VII, que ha pasado a la historia con el nombre de “rey felón”. El libro (Ediciones Idea, 2024) revela datos significativos en la historia de ambos países y en especial en la de Cuba ya que explica el desarrollo y la explotación de su poderosa industria azucarera.
Manuel Hernández es catedrático de Historia de América de la Universidad de La Laguna y autor de numerosos libros entre los que destacan El círculo de los Gálvez: formación, apogeo y ocaso de una elite de poder indiana y La Ilustración en Canarias y su proyección en América.
- Hace doce años publicó Liberalismo, masonería y cuestión nacional en Cuba (1808-1823) y ahora Masonería, criollismo y cuestión nacional (1808-1923) ¿se trata de una obra que amplia la anterior?
“En 2012 dimos a la luz en Ediciones Idea el libro Liberalismo, masonería y cuestión nacional en Cuba (1808-1823). Dijimos entonces que esa obra no tenía pretensiones de exhaustividad, ni se planteaba un estudio global de la sociedad cubana en el período comprendido entre la invasión napoleónica de la Península Ibérica y la finalización del segundo período constitucional. En esta nueva obra, contando con partes de la anterior como punta de partida, nuevas investigaciones en archivos y bibliotecas cubanas y españolas nos han llevado a publicar este volumen, en el que ampliamos algunos aspectos que en la anterior obra no fueron sino bosquejados y añadimos capítulos completamente nuevos con un estudio más exhaustivo del criollismo del primer período constitucional, notablemente diferente al del Trienio y en el que las diferencias entre criollistas y exaltados españolistas no eran tan evidentes con la obra del cántabro Simón Bergaño y Villegas con su rotativo El Correo de las Damas, que tanta oposición encontró en el obispo Espada. Y de Antonio José Valdés. Un segundo aspecto abordado es una profundización en los orígenes sociales e ideológicos de la masonería cubana con documentación hasta entonces desconocida y que nos ayuda a entender el papel que esa sociedad jugo en el devenir habanero en el Trienio constitucional como grupo de presión crucial. Desde esa perspectiva se estudia las divisiones en su seno no solo entre los de los ritos de York y escocés, sino también en sus dependencias de las Grandes Logias o Grandes Orientes españoles y norteamericanos. Finalmente, se acomete también el proceso de radicalización de los exaltados que, ante la fusión entre yorkinos y escoceses, optaron por escindirse en la comunería. Profundizamos en las bases sociales, ideológicas y económicas de los dos sectores en pugna en el Trienio, los liberalismos exaltados y criollos y en la división en 1823 del liberalismo criollo entre moderados y radicales”.
-¿Qué momentos destacaría en estos años como más importantes en Cuba?
“Fueron años centrales para la isla desde el punto de vista socio-económico y político. Una isla en expansión con una economía esclavista azucarera en expansión con un agudo tráfico de esclavos, pero también con una migración familiar esencialmente canaria que se dirige a nuevas áreas y localidades, que sufre el impacto de la invasión napoleónica y la emancipación hispanoamericana, que tiene que decidir su futuro en dos períodos constitucionales y en la reacción absolutista. Todo eso da pie a una efervescencia única en la que tanto los comerciantes foráneos, como las elites criollas y las capas medias tienen que tomar partido ante realidades cambiantes. El ímpetu alcanzado por la prensa y la masonería en los dos períodos liberales es tal que es mucho mayor que en Madrid o en Cádiz”.
- Estudia la masonería en Cuba pero no en Venezuela y República Dominicana ¿por qué?
“La masonería fue un elemento clave de influencia sociopolítica en Cuba que aglutinó a un amplio número de sectores sociales altos y medios y en el que se debatió como nunca el futuro de la Isla. Llegaron a fusionarse en ella tanto las logias del rito de York como las escocesas, creando una masonería independiente de la española convirtiéndose en centros de debates sobre la isla hasta el punto que la agrupación de masones cubanos de clase y alta y media coaligados derrotaron a los liberales exaltados tanto locales como peninsulares y los obligaron a romper con la masonería y desarrollar la comunería como alternativa. En Venezuela, pese a la mitología independentista, no hubo logias antes de 1830, por lo que en este período de estudio es irrelevante, al igual en la República Dominicana. El origen de la masonería cubana procedía de los inmigrantes franceses huidos de Saint Domingue, pero en esta época ya era plenamente criolla”.
- ¿Fue tan determinante la influencia de la masonería en la independencia de las colonias americanas?
“Fue irrelevante, pese a que historiadores y políticos como Mitre quisieron crear una mitología masónica como génesis de la independencia, cuestión que curiosamente también recrearon los sectores españolistas. Es fácil atribuirlo todo a una conspiración de una sociedad secreta. Lo que hubo fueron sociedades patrióticas nacionalistas para radicalizar el proceso como la caraqueña, algunas con estructuras parecidas a las logias, pero nada que ver con la masonería. Miranda nunca fue masón y Bolívar solo se inició en París, pero no tuvo vida interna en ninguna logia, es más prohibió la masonería cuando gobernó la Gran Colombia”.
- ¿Cómo fue la relación de la masonería cubana con la española?, tengo entendido que la cubana era leal a España.
“En la época que estudio, es muy distinta la segunda mitad del siglo XIX, la masonería cubana apoyada por las capas criollas quiso convertirse en un vehículo de expresión socio-político en el que se debatió el futuro de la isla. Eran autonomista, querían que España les garantizase un cierto grado de autonomía y de libertad comercial, pero no querían romper con España porque tenían miedo a que Cuba se convirtiese en un nuevo Haití. Por eso unificaron a todas las corrientes masónicas en un proyecto común. La Gran Logia unificada era independiente de España primero porque curiosamente la masonería era más débil allí y estaba controlada por el Gran Oriente, más proclive a los liberales exaltados. Prefirieron no depender orgánicamente de la Península. De ahí que los liberales exaltados creasen como alternativa la comunería al verse derrotados”.
- ¿La masonería cubana estaba formada solo por criollos?
“Estaba formada mayoritariamente por criollos blancos de capas altas y medias, aunque también hubo peninsulares. De ello su gran maestro era Pedro Pablo O´Reilly que era madrileño, pero un gran hacendado cubano. Los liberales exaltados eran tanto criollos como peninsulares. El objetivo de la masonería unificada de los ritos escocés y de York era formar un grupo de presión socio-política que garantizase los intereses de las capas altas cubanas y la estabilidad social, que estaba todo cifrado en el pacto con las autoridades metropolitanas para que continuasen tales ventajas y privilegios. Los liberales exaltados querían una radicalización del régimen constitucional y un sistema económico más dependiente de la Península, por lo que, al ser derrotados, constituyeron la comunería”.
- ¿La comunería?
“La comunería fue en la Península una escisión liberal radical de la masonería, que tomó el nombre de los comuneros rebelados contra Carlos V. Su estructura era parecida en cuanto a su organización, pero su finalidad era distinta, la profundización de la revolución liberal española. En Cuba nació como consecuencia de la derrota en 1822 de los liberales exaltados en la pugna por el control de la masonería. Su alcance fue limitado porque los liberales exaltados estaban ya derrotados, habían perdido el ayuntamiento habanero, sus periódicos habían sido desmantelados. Estaban en regresión”.
- ¿Hasta qué punto es determinante el azúcar para el desarrollo de estas sociedades en el Caribe?
“Con la liberalización de la trata esclavista en 1789 y con la rebelión antiesclavista de Saint Domingue en 1791 Cuba se convierte en la mayor economía de plantación azucarera del mundo sin competencia gracias a los capitales acumulados con el tabaco en la nueva clase dominante, la sacarocracia, la abundancia de montes y la fertilidad de la isla, particularmente en esta época de la región de La Habana. Al no haber competencia, defendían la libertad de comercio frente al monopolio español que quería la burguesía comercial peninsular. Inglaterra tenía sus colonias azucareras como Jamaica, pero Cuba se había convertido en el centro hegemónico de la economía de plantación azucarera. Por eso sus elites querían garantizar la estabilidad política con un proyecto que les trajese su control del poder y la libertad de mercados”.
- ¿Es cierto que bajo el reinado de Fernando VII Cuba vive un momento de cierta autonomía política?
“Fue un pacto entre las clases dirigentes cubanas y Fernando VII. A cambio de su fidelidad a la Monarquía, les dio la libertad de comercio, la abolición de la factoría de tabaco, el reconocimiento de la propiedad de la tierra, cierta autonomía política y una mayor libertad y tolerancia que en la Península. Aunque se vio obligado en 1817 por presión británica a firmar el tratado de la abolición de la trata a partir de 1820, se permitiría la entrada de nuevos contingentes haciendo los capitanes generales la vista gorda”.
- Y en todo este proceso, ¿qué papel juega la Iglesia?
“La Iglesia con el obispo Espada a la cabeza y con el deán el habanero Juan Bernardo O´Gavan, que fue diputado a Cortes, eran partidarios del status quo y del liberalismo criollo. Algunos clérigos como el canónigo canario Pedro Gordillo o el clérigo cántabro Tomás Gutiérrez de Piñeres, máximo ideólogo del liberalismo exaltado, fueron críticos y defendieron propuestas liberales radicales, pero eran la excepción”.
- El periodo que estudia en el libro, 1808-1823, son claves pero ¿se llegó en Cuba a hablar también de independencia?
“Claro que sí, la masonería llevó a debatir en su seno sobre la cuestión y publicó con gran difusión un texto al respecto en el que contemplaban todas las opciones, pero se apostaba por seguir gobernados por el régimen liberal gaditano. Querían antes que nada la estabilidad socio-política. Solo en 1823 cuando la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis era evidente, el sector de las capas medias apostó por la independencia a través de una organización, Los soles y los rayos de Bolívar, pero fue un gesto desesperado que se fundamentaba en una invasión de tropas mejicanas y colombianas que era inviable”.
- ¿Cómo observa Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia la situación en Cuba durante estos años?
“Estados Unidos prefería que Cuba siguiera siendo española, porque si no entraría en la órbita de Gran Bretaña. Por eso vetaron cualquier intención inglesa o francesa para invadir la isla. Inglaterra podría haber sido partidaria de la anexión, pero nunca se llegó a materializar. Su posición contraria a la trata era un factor negativo para su apoyo por las elites criollas”.
- Estudia la prensa cubana de aquellos años, ¿cuál era la línea editorial de los periódicos cubanos de aquel entonces?
“En el primer período liberal no había una tendencia criollista definida, aunque el Patriota americano podría parecerlo, pero dos de sus integrantes eran liberales españolistas. En general, había prensa liberal abundante y también absolutista no tan numerosa, pero significativa. Incluso en la prensa destinada al público femenino hubo un Correo de las Damas Liberal y una Tertulia de las Damas conservadora. En el Trienio sí hubo una división entre periódicos muy marcada entre liberales criollos y exaltados, los absolutistas quedaron difuminados”.
- ¿Hay presencia canaria en alguno de ellos?
“Sí, incluso la cuestión canaria fue tema de debate y nació en 1811 el primer periódico regionalista, El Canario, en donde se habló de identidad canaria frente a las críticas de sus contrarios”.
- Como investigador y ante la crisis que sufre el país antillano en la actualidad, ¿en qué estado de conservación se encuentra la documentación que se guarda en Cuba?
“La situación de los archivos y bibliotecas es crítica por problemas de conservación muy grandes, algunos muy graves como el del Instituto de Literatura y Lingüística, la biblioteca de la antigua Económica, que se agrava con la falta de digitalización de los archivos y las bibliotecas como medida de preservación”.
- Creo que ahora trabaja en la vida y obra de Simón Bergaño y en el papel de la Iglesia en la independencia de Venezuela.
“He finalizado un libro que será editado por la Universidad autónoma de Madrid sobre la Iglesia y la independencia de Venezuela. Los sacerdotes desterrados a España, donde estudio la trayectoria de más de 30 de ellos. La Iglesia fue un sector clave en el proceso emancipador pero no creo que fuera determinante, fue un factor más porque la contienda fue esencialmente una guerra civil, por eso fue tan larga y sangrienta”.
Saludos, se conversó, desde este lado del ordenador