Nápoles 1944, un libro de Norman Lewis

Mayo 25th, 2023

Uno de los más grandes escritores italianos del pasado siglo XX es Curzio Malaparte, que se puso muy de moda en los años 40 y 50, y autor de un libro, Técnica del golpe de Estado, que publicó en los años 30 que le otorgó cierto reconocimiento y sirvió incluso de libro de cabecera para Fidel Castro cuando luchaba junto a sus hombres contra la dictadura de Fulgencio Batista en las montañas de la Sierra Maestra, Cuba.

Pero si es reconocido el escritor italiano no es, precisamente, por este ensayo sobre la toma violenta del poder sino por dos libros en los que se mezcla autobiografía y algo de ficción que siguen siendo sus obras más reconocidas y de las que hablan la mayoría de los que se han acercado al universo repleto de contradicciones de Malaparte, quien tras ser fascista como muchos de sus compatriotas (Churchill ya había dicho que si él fuera italiano también vestiría la camisa negra) fue cambiando de pensamiento a medida que maduraba y descubría la gigantesca mentira que escondía el régimen impuesto por Benito Mussolini y sus acólitos.

Estas obras son Kapput y La piel. Si en la primera cuenta sus experiencias como diplomático y como escritor por aquella Europa hecha trizas durante la II Guerra Mundial (relevantes son los capítulos que dedica a sus encuentros con Hans Frank, gobernador general de la Polonia ocupada por los alemanes y Ante Pavelic, político y dictador croata, líder y miembro fundador del grupo Movimiento Revolucionario de Levantamiento Croata, Ustacha) en la segunda toma el pulso a la ciudad de Nápoles ocupada por el ejército aliado, donde sirvió como traductor para el ejército norteamericano.

Era inevitable que evocase La piel de Malaparte al leer Nápoles 1944, que lleva en la edición española el subtítulo de Un oficial del Servicio de Inteligencia en el laberinto italiano porque lo que escribe Norman Lewis, su autor, en forma de diario, recuerda mucho aunque sin los excesos de lo que nos narraba el autor de La piel, un libro, por cierto, que fue llevado al cine por Liliana Cavani.

Escritor especializado en lo que ahora se llama literatura de viajes y en palabras de Graham Greene “uno de los mejores escritores del siglo XX”, Nápoles 1944 (RBA, 2008) reproduce el diario que su autor llevó durante la estancia que lo mantuvo en la ciudad italiana que descansa bajo las faldas del Vesubio en aquel año de gracia. El norte de la península italiana continúa en mano de los alemanes pero todo el sur llegando a los límites de Roma, ha caído en poder de los aliados que, a medida que conquistan y ganan territorio, tienen que organizar una retaguardia y mantener además de a sus tropas a la hambrienta población civil que ahora tienen a su cuidado.

En este confuso escenario y mientras el autor de estos diarios, Norman Lewis, explica las tareas que debía de llevar a cabo para mantener la paz entre soldados y civiles y, al mismo tiempo, aplastar cualquier vestigio fascista o de simpatía por los alemanes que pueda quedar en las zonas liberadas, el libro cuenta primero la sorpresa y más tarde las rutinas que asume su protagonista para que la paz no se doblegue ante la reacción de un ejército de ocupación que se cree con derecho a todo (se suceden, y así lo cuenta, numerosos episodios de violaciones contra mujeres por los soldados aliados) y con una población que no se resigna a su destino y lucha, como ha hecho siempre, por su supervivencia.

Muchas son las entradas que parecen surrealista en este diario por las situaciones que plantea, sobre todo cuando escribe que la camorra está muy presente en una ciudad, Nápoles, que ha normalizado lo que hace esta organización criminal en unos días donde el crimen y la corrupción parecía institucionalizado. También de cómo muchas mujeres tuvieron que dedicarse al oficio más viejo del mundo para llevar algo de alimento a sus hogares, y de las partidas de bandoleros que actuaban en las montañas y que atacaban no solo a los alemanes sino también a los aliados porque para estas bandas todos tenían algo que ofrecer, y no es dinero precisamente sino comida y útiles de aseo, entre otras cosas por la que se pagan precios astronómicos en un Nápoles cuyos habitantes no terminan de creerse que la guerra ya ha acabado para ellos.

La grandeza de Nápoles 1944 es que se trata de un testimonio directo, de lo que observa su protagonista en una ciudad que pese a que agoniza se pone de pie todas las mañanas para seguir adelante. También de una crónica sucinta pero a la que no se le escapa detalle, de lo que sufre la población civil y de los poco que pueden hacer los militares para poner fin a ese sufrimiento. Se trata, en definitiva, de una obra que nos habla de una guerra que se aleja pero que ha dejado sus huellas tanto físicas como mentales entre los napolitanos, un pueblo feroz, del sur, que se ha acostumbrado a regirse bajo una serie de reglas que no son las que marcan la justicia tal y como la conocemos.

Nápoles 1944
es un libro riquísimo y del que se puede aprender mucho a partir de las experiencias que describe Lewis mientras estuvo destinado en una ciudad a la que le costó mucho entender hasta que lo logró. A partir de ese momento el hechizo está completado y Lewis, pese a ver toda esa miseria física y humana a su alrededor, se despide con un amargo sabor de boca, muy parecido al marsala que toma a lo largo de este libro, de una ciudad que ya ha hecho suya para siempre.

Xavier Molina: “No nos han invitado a dar nuestra opinión sobre la rehabilitación del templo masónico de Santa Cruz”

Mayo 24th, 2023

Una de las máximas de la masonería es libertad, igualdad y fraternidad aunque a veces las familias masónicas lo olviden porque sus interesantes resultan demasiado profanos. La rehabilitación del antiguo templo masónico de la calle de San Lucas en la capital tinerfeña era una oportunidad para que estas organizaciones visualizaran una unidad que, desgraciadamente, no ha sido posible. Para Xavier Molina Figueres (Gerona, 1972), Serenísimo Gran Maestre de la Logia Simbólica de España, porque la Corporación que preside José Manuel Bermúdez ha contado solo con un interlocutor masónico: la Gran Logia de España, descartando que participen en las conversaciones miembros de otras obediencias, muy extrañados por este desplante.

- ¿Por qué piensa que se ha apartado a la Gran Logia Simbólica de España en las conversaciones sobre la rehabilitación del antiguo templo masónico de la calle de San Lucas en la capital tinerfeña?

“Nunca se nos apartó porque nunca hemos estado. De hecho, no nos han dejado estar involucrados en la rehabilitación del templo. Nosotros hemos pretendido siempre que el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife nos tuviera cómo un interlocutor más porque entendemos que el templo es una herencia de la masonería que hoy representan básicamente tres grandes organizaciones masónicas que trabajan en Tenerife y que son la Gran Logia de Canarias, la Gran Logia de España y la Gran Logia Simbólica de España. El Ayuntamiento, sin embargo, ha decidido contar con un solo interlocutor, la Gran Logia de España. Los motivos que han llevado a esta decisión los desconocemos pero me gustaría recordar que nosotros somos la única obediencia mixta, que incluye tanto a hombres como a mujeres en Tenerife así que nos preguntamos ¿por qué esta discriminación a las otras obediencias masónicas? Y la única respuesta es que no tiene sentido ni base alguna”.

- ¿Han trasladado este malestar al Ayuntamiento?

“Hemos traslado este malestar al Ayuntamiento y el Ayuntamiento no ha respondido. La única repuesta es que ya se hará un plan de usos para la gestión del templo lo que nos inquieta, sobre todo por la posibilidad de que no podamos participar en ese plan, en la planificación del uso que tendrá el templo que ahora se está rehabilitando con dinero público”.

- Pero tenía entendido que el Ayuntamiento había hablado con los representantes de las organizaciones masónicas que existen en Tenerife.

“El Ayuntamiento solo habló de la rehabilitación del templo con hermanos de la Gran Logia de España, que sí han tenido acceso a lo que el Ayuntamiento pretende hacer con el templo una vez esté rehabilitado y abierto al público pero las otras organizaciones masónicas no tenemos información sobre ese plan de usos que se tiene en mente. Nosotros esperamos que sea abierto a la sociedad civil y que represente especialmente a la memoria histórica de la masonería en Tenerife”.

- ¿Tienen ustedes constancia de que ya existe algún plan de usos?

“No tenemos constancia de ningún plan redactado por el Ayuntamiento. El caso es que no nos han invitado a dar nuestra opinión y por eso no sabemos nada porque no nos han invitado a nada y es de eso, precisamente, de lo que nos quejamos. De ese oscurantismo por parte del Ayuntamiento en cuanto a la rehabilitación y a su gestión. Nos quejamos también de la falta de participación ciudadana y que una entidad pública como es el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife tenga que trabajar de esta forma”.

- Critica las formas de hacer que, según entienden, está llevando a cabo el Ayuntamiento de la capital tinerfeña pero ¿y la Gran Logia de España?

“Nuestra crítica es a los dos. El Supremo Consejo Masónico para España es el que tenía que haber invitado a participar de forma abierta a todos. En este aspecto, la Gran Logia de España orienta mal al Ayuntamiento en el sentido de que ha hecho creer que hay una sola masonería válida y aceptada internacionalmente y otra que no lo es cuando la Gran Logia Simbólica de España está reconocida por el Gran Oriente de Francia, que es una potencia masónica con más de 50.00 miembros y tan antigua, probablemente, que la Gran Logia de Inglaterra. La masonería se dividió hace mucho tiempo en dos corrientes, la liberal y adogmática, que deja abierta la creencia en un ser supremo y otra que se trata de una masonería de tradición anglosajona que exige a sus miembros la creencia en una verdad revelada. Esto no los hace mejor o peor que otros, sencillamente son organizaciones que plantean otras formas de trabajar la masonería”.

- Entonces ¿qué es lo que está pasando?

“Creo que la Gran Logia de España intenta excluir a la mitad del mundo masónico porque no tiene en cuenta que el templo no es propiedad de una sola organización masónica sino de la sociedad tinerfeña. Es un edificio propiedad de la sociedad de Tenerife que cuenta con una historia masónica muy importante. Prácticamente es el único edificio masónico en España con estas características y su rehabilitación para la masonería española significa una oportunidad histórica muy grande. Felicitamos, en este aspecto, al Ayuntamiento por la iniciativa de la rehabilitación y felicitamos al alcalde y a la Corporación y al Gobierno de España por ceder este dinero para las obras, así que estamos encantados con la rehabilitación pero no entendemos que tras conseguir lo más difícil, que era el dinero para la rehabilitación no se haya hecho lo más fácil, que era dar participación a las otras organizaciones masónicas con el fin de que se sintieran integradas al proyecto”.

- Habla de dos grandes masonerías, ¿es lo que algunos conocen como masonería regular e irregular?

“No me gusta esa denominación porque no me considero irregular para nada. Hace 200 años hubo una escisión porque la masonería francesa quiso integrar a gente agnóstica y yo creo en esa masonería integradora. Más tarde, mucho más tarde, esta masonería integra también en régimen de igualdad a la mujer. Personalmente, y es la que presido, la Gran Logia Simbólica de España es la masonería válida para mi pero entiendo que haya gente que lo vea de otra forma. Todos somos hermanos, entre los masones nos llamamos hermanos como fraternidad que somos, y en determinados temas podemos trabajar juntos, más ahora, en plena rehabilitación de la memoria histórica de la masonería, por lo que no debería de haber diferencias”.

- Visto desde fuera resulta muy triste observar esta división entre masones.

“Por eso debemos trabajar juntos y más en un proyecto que ha avanzado mucho gracias a la Ley de Memoria Histórica, que ha contribuido a la rehabilitación de la masonería en España. Y eso es tarea de todos, seamos reconocidos por Francia como por Inglaterra o por nadie. Es una tarea común porque la masonería en España estuvo muy vilipendiada y ha costado casi un cambio generacional para que la gente tenga otra opinión de la masonería y esa es una tarea informativa que queremos y debemos trasladar a la sociedad española. Una tarea que tenemos que hacer en conjunto porque las trabajamos fuera de logia y una cosa es que en logia tengamos nuestras diferencias, que al final son más cuestiones de matices, y otra la de dar una visión de unidad porque la gente no entiende la división que puede haber en la masonería y mucho menos que haya trifulca entre masones. Me entristece la exclusión que nos han hecho más cuando lo que tenemos que hacer es dar una visión de unidad para que se vea a la masonería plenamente normalizada e integrada en la sociedad”.

– ¿Han pedido algún tipo de información al Ayuntamiento de Santa Cruz para resolver este asunto?

“Hemos pedido información al Ayuntamiento y hace tiempo mantuvimos una entrevista con el alcalde pero creo que no fuimos escuchados”.

- Y a partir de ahora ¿cuáles van a ser sus movimientos?

“Después de las elecciones solicitar a la nueva Corporación otra reunión para tratar este asunto y entendernos con la alcaldía con el fin de dar una visión lo más amplia posible de la rehabilitación para extenderla a la sociedad tinerfeña”.

- ¿Cómo son las relaciones con el otro interlocutor del que se ha prescindido en las negociaciones, la Gran Logia de Canarias?

“Mantenemos un trato fluido con respecto al templo masónico de la calle de San Lucas y creemos como ellos que éste debe de estar orientado hacia la memoria histórica en su conjunto, una iniciativa que ha liderado la Gran Logia de Canarias y con la que nosotros estamos completamente de acuerdo”.

- ¿Cuenta la Gran Logia Simbólica de España con un plan de usos para el templo cuando ya esté completamente rehabilitado?

“Creemos que el templo debe estar abierto a visitas en los horarios que se establezcan y abierto también a la práctica de actos masónicos así como a charlas y conferencias, con un trato específico sobre la memoria histórica. Defendemos que los masones puedan trabajar de manera accidental en el templo para dignificar y recuperar ese sentido histórico que tiene. Esta voluntad implica que cualquier organización masónica que trabaje en la isla pueda acceder al templo una o dos veces al año”.

- ¿Conoce por dentro el templo?

“Conocemos el templo por dentro, ahora no se puede entrar por las obras, obras de rehabilitación que nos parecen magníficas. Reitero mis felicitaciones al Ayuntamiento aunque lamento que no hayamos podido estar presentes en las reuniones que se han mantenido hasta ahora. Creo que hablo también en nombre de la Gran Logia de Canarias”

LA PRIMERA MASONA DE CANARIAS

a Gran Logia Simbólica de España reivindica la memoria de la masonería femenina en Tenerife y para ello rinde tributo a la primera masona de la que se tiene constancia que hubo en la isla, la arpista Clotilde Cerdá, más conocida por su nombre artístico, Esmeralda Cervantes, e hija (posiblemente putativa) del ingeniero Ildefonso Cerdá, responsable del ensanche de Barcelona a mediados del siglo XIX, y de la pintora Clotilde Bosch. Los restos de Clotilde Cerdá descansan en el cementerio de Santa Lastenia, en la capital tinerfeña, y la idea es rendirle un homenaje.”Se ha olvidado la aportación de la mujer a la masonería. En el pasado hubo una masonería masculina y otra femenina, no estaban integradas pero ahora sí. Y esto debe de animarnos para reivindicar el trabajo que hicieron aquellas mujeres masonas”.

Saludos, aprendices, compañeros y maestros, desde este lado del ordenador

Historias imaginadas de Canarias, un libro que recoge tres relatos del profesor Domingo Garí

Mayo 23rd, 2023

Historias imaginadas de Canarias, de Domingo Garí, reúne tres relatos en los que se proponen situaciones que, tal y como indica el título, son fruto de la imaginación. La clave, sin embargo de este juego, es que los momentos que registran están basados en la realidad, o en lo que la Historia ha impreso como realidad, así que los cuentos, tres historias largas, más la primera que las dos restantes, podrían entenderse así como ucronías que imagina un ¿y si los norteamericanos amenazaran con invadir las islas tras tomar Filipinas, Guam, Cuba y Puerto Rico en 1898? ¿Qué hubiera pasado si se da el primer brote independentista canario allá en la primera mitad del XIX?

Historias imaginadas de Canarias termina con una narración que transcurre en la segunda mitad de los años 70, en plena Transición, y que a mi, particularmente, me ha parecido la mejor historia del libro porque recuerdo (por aquel entonces era un niño) algunas de las situaciones políticas y sociales que describe el autor.

El primer relato del libro, El desembarco, plantea cómo corren los rumores de una posible invasión norteamericana a las islas tras perder España sus últimas colonias americanas y asiáticas. Este rumor se propaga con una velocidad de escándalo en el archipiélago, lo que provoca toda clase de situaciones aunque Domingo Garí es más historiador que escritor, ya que le interesa más el marco histórico en el que desarrolla el relato que los protagonistas que aparecen en él. Esta mirada por arriba de lo que cuenta, casi como si se asomara por la ventana del narrador, le quita mucha fuerza al conjunto de la narración pero no es obstáculo para que se lea con interés, sobre todo porque hace creíble una situación que nunca existió.

Se agradece que El desembarco esté escrito con ironía, una ironía en la que el narrador es un canario “muy español”, para quien “ese… Finley, ah no McKinley” es “un político azuzado por el populacho” que no sabe nada de historia. Al menos de la historia de España. En este caso y si los norteamericanos conocieran algo de España regresarían a los puertos de origen, dice la voz que nos cuenta este relato imaginado que está basado en hechos reales.

El desembarco me hizo recordar una novela, Puerto Santo, de Juan Royo Iranzo, ya que además de desarrollarse en el mismo escenario, las islas bajo la amenaza de una posible invasión estadounidense, cuenta también la historia en clave de humor. Un humor que tira al sainete en el caso de Royo y más a la parodia en el de Domingo Garí.

En el segundo relato se recurre a una leyenda de las islas y más concretamente de la de Tenerife como es la del pirata Cabeza de perro. El pirata Cabeza de perro se titula precisamente la narración y al margen de que esta figura sea real o no, sí que forma parte del imaginario de una isla con todo el feroz atractivo que tiene la figura del pirata.

Su protagonista es Ángel García de Igueste que “cambió en la edad adulta su nombre por el de Cabeza de perro” y más que narrar sus correrías por los siete mares, lo que hace Domingo Garí es plantear un escenario que no tuvo lugar pero ¿y si…? Y este es un libro que plantea, al menos en las dos primeras historias, situaciones que pudieron suceder pero que no sucedieron.

En el relato, su protagonista Cabeza de perro se une a un grupo de insurrectos canarios que exigen la independencia del archipiélago coincidiendo con los brotes separatistas que estallan en todo el continente americano.

“La agitación en el continente americano había llegado a las islas, y las guerras libertadoras acrecentaban la actividad pirática de Canarias”.
Más adelante escribe: “la guerra de independencia en América embriagó a los canarios que pensaban su archipiélago como república, hermanada a la insurgencia antimonárquica”. El barco en el que viajan los rebeldes hacia las islas se llama La libertad y todo lo que parecía imposible puede ser posible en esta historia de hombres de mar y de corazones generosos que aman a su tierra. Una tierra por la que son capaces de perder la vida.

Si estos dos primeros relatos dan una visión de lo que pudo ser pero no fue, el tercero, Un año a toda pastilla, se desarrolla durante la Transición y es el más salvaje. De hecho, ya no se trata de una ucronía sino de contar cómo un estudiante vive su juventud demasiado deprisa con sus colegas. El dictador Francisco Franco ha muerto y con él parece que comienza a desmontarse un sistema que promete un cambio real.

El cuento está salpicado de música de la época y sus protagonistas son un grupo de amigos con mucha marcha. Lo que incluye drogas (porros, anfetaminas y alcohol) y algún escarceo sexual mientras la calle se llena de manifestaciones que la policía reprime con violencia.

El cuento me parece escrito desde dentro, y es por eso por lo que me parece el mejor de los tres. Tres historias que deberían de abrir caminos a posibles ¿y si…? de la historia del archipiélago. De momento, y no conozco otro antecedente, Historias imaginadas de Canarias es el primer libro de esta clase que se escribe en las islas. Plantea dos ucronías y una descripción, el último, que hacen pensar en otros relatos alternativas que planteen Que pasaría si… Lo que nos cuenta hubiera sido distinto.

Saludos, good morning, desde este lado del ordenador

Un debate lento y muy aburrido

Mayo 22nd, 2023

Tenía mucho interés por asistir al debate Políticas culturales. El compromiso político de la cultura. ¿Qué medidas se implementarán en el próximo gobierno?, que se celebró el pasado 11 de mayo en el salón de Grados del Aulario General César Manrique del campus Guajara de la Universidad de La Laguna, pero causas ajenas a mi voluntad me impidieron que asistiera en vivo y en riguroso directo a un encuentro que prometía atractivo para los que informamos desde hace ya muchos, demasiados años, sobre el sector cultural en Canarias. Más en estos tiempos que corren. Sin embargo, y tras verlo en diferido (está subido a You Tube) pueden pinchar este enlace) llegué a la conclusión que lo mejor que pude hacer fue la de no asistir al debate. Un debate que se puede resumir en una sola palabra: Aburrido.

Lo que es un mal síntoma, no solo para los que organizaron este encuentro, la Cátedra de Gestión Cultural de la ULL con el Clúster Canario de la Música, los invitados, que poco esfuerzo le pusieron a la cosa y el sufrido público que siguió con estoicismos cristiano el debate. Un debate, ya digo, pesado, de los que parecen que no finalizarán nunca y por ese lastre con tan escasos titulares para los que, se reitera, seguimos estos asuntos desde la noche de los tiempos. Lo que resulta muy triste porque desde la noche de los tiempos me di cuenta que en cuanto a discursos en defensa de la cultura en Canarias la verdad es que no hemos avanzado demasiado. O nada de nada.

Continúan las mismas frases hechas, las promesas imposibles que parecen idénticas cada cuatro años. Encima, no se permitió a los invitados que se salieran del guión y no se planteó una pregunta que, a mi juicio, era fundamental para iniciar o terminar un encuentro que fue más un monólogo a cinco voces (más la del moderador, que hablar, habló poco salvo para leer enunciados de preguntas kilométricos) que un diálogo: ¿qué tal lo ha hecho en Cultura el Gobierno de Canarias en estos últimos cuatro años?

Salvo la Ley del Sistema Público de Cultura de Canarias, que salió adelante con el respaldo unánime de la Cámara regional pero no, curiosamente, de la mayor parte del sector cultural del archipiélago, y salvo las políticas de ayudas que desde la Viceconsejería –ya con Juan Márquez Fandiño al frente– se diseñó para garantizar la supervivencia de los trabajadores de la cultura para hacer frente a la pandemia y el apagón que supuso el confinamiento por la Covid-19, digamos que poco más porque ¿se puede contar como novedad la creación de un Instituto Canario del Desarrollo Cultural que ha terminado al final resultando lo que en su día fue Socaem y Canarias Cultura en Red: la reproducción casi exacta de un kiosquito para iniciados?

En fin, que lo que tuvo que ser un debate serio y cuajado de propuestas, acabó siendo un monólogo sin puñetero sentido del humor. Es decir, tan tedioso y repetitivo como la programación de la Televisión Canaria lo que me llevó a pensar en lo bien que hizo el PP de no asistir al acto, aunque por lo que sé, se habían comprometido a estar allí si encontraban a un candidato/a para hablar de esa cosa que es la cultura.

Pero deben de no haberlo encontrado, lo que no me parece raro. Lo raro hubiera sido lo contrario.
Como ya vienen siendo normal pero no debería de serlo en un sistema democrático, no se avisó a Vox, representantes que no creo que hubieran asistido porque la cultura es cosa de rojos pero no costaba nada haber levantado el teléfono y elevar la propuesta…

El primer error de debate a mi juicio fue concederles a cada uno de los invitados diez minutos, ¡diez minutos!, de intervención para que resumieran las políticas culturales que se incluyen en los programas electorales de las respectivas formaciones políticas que sí quisieron dar la cara en este escenario, y tiempo que todos despilfarraron para no decir nada.

Entre los intervinientes estaban Janet Aguiar (Nueva Canarias), que no dejó de recordar durante toda la sesión que ella era de ciencias, eso explica que no dejara de leer unos papeles donde debían de estar resumidas las propuestas de NC a la curtura; Manuel Marreo González (Unidas Sí Podemos Canarias), un tipo sosegado, de esos que parecen que lo han visto si no todo casi todo. Lástima que repitiera como un mantra la Ley del Sistema Cultural Canario como el hit de lo más hit de estos cuatro años que se nos han ido como un suspiro. Romén García Arteaga (Drago Verdes Canarias), el más joven de los cinco y también el más despistado de todos; Alejandro Krawietz (PSOE), en la actualidad director insular de Cultura del Cabildo de Tenerife, que se presenta ahora como número 4 en las listas socialistas al Ayuntamiento de Santa Úrsula, y que abrió el debate recitando un poema Júlia de Carvalho Hansen sobre la Insularidad que, pregunto, qué cabida tenía dentro de este debate y Miguel Ángel Clavijo (Coalición Canaria), que fue director general de Patrimonio Histórico del Gobierno de Canarias con el anterior gobierno y que me resultó el más bronco al cuidar su terreno. De hecho, creo que estuvo muy bien cuando habló de lo que sabe (Historia y Patrimonio) pero no tanto cuando se refirió a los problemas reales que aquejan a la cultura en las islas, problemas que dio la sensación que ninguno de los participantes conocía.

Hubo algo de sal cuando el representante de Drago pese al despiste que llevaba –repitió lo mismo que llevo escuchando desde que soy un infante: en esta comunidad autónoma solo se apoya las iniciativas culturales de los más ricos (a mi no me miren)– lamentó que no se fomentara la identidad canaria, que es algo que no sé exactamente lo que es, saltó al ruedo en plan matador cuando señaló que tanto CC como PSOE son el mismo perro pero con distinto collar.

Los representantes de CC y PSOE reaccionaron al ataque. Miguel Ángel Clavijo con la crudeza con la que un adulto amonesta al alumno sabiondo por preguntón y Krawietz mascullando un largo parlamento que se perdió en el aire como se pierde en este país sin memoria su gestión al frente del Cabildo Insular: la nada más absoluta.

El debate no valió la pena por como estuvo enfocado y, por supuesto, por los invitados que no se molestaron demasiado en esforzarse por explicar qué políticas aplicarán sus partidos si tocan poder, una pena, porque necesitamos en esta tierra este tipo de encuentros aunque la calidad de los invitados sea la que vimos. Igual con otro planteamiento el debate hubiera resultado provechoso porque éste no lo fue.

Para Krawietz entre los mayores méritos de su gestión al frente de Cultura en el Cabildo de Tenerife está la implementación de las subvenciones de concurrencia competitiva y un uso democrático del dinero público. Clavijo, por su parte, anunció que si CC llega a gobernar otras vez esta sufrida Comunidad Autónoma se crearía una consejería específica de Cultura, nada de formar parte de Educación y Deportes, y que ésta contaría entre otras con una dirección general de Industrias Culturales que no le dio tiempo de explicar bien.

No dijo lo mismo la representante de NC, la chica de ciencias a la que habían metido en esta encerrona, pero tras consultar los papeles de los que no se separó en las casi tres horas que duró todo esto, leyó en uno de ellos la apuesta de su formación política por coordinar cultura y turismo.

El representante de Unidas podemos recordó que el sector podía estar satisfecho con la aprobación de la ley del Sistema Público de Cultura de Canarias, aprobada por unanimidad en el Parlamento regional a iniciativa de su formación política que, oh casualidad, es la que gestiona desde hace cuatro años la cultura en esta tierra. El podemita abogó también porque la cultura llegara a todos los rincones de las islas.

En cuanto al representante de Drago, muy en la línea de esta formación, dijo que “la cultura es pueblo” y vino a decir que gobierne una izquierda como una derecha moderada en estas islas apartadas de la mano de los dioses, la gestión siempre terminará siendo la misma: censurar a los que critican al poder. Añadió que “no se puede hablar de cultura sin hablar de identidad”, una identidad que sigue sufriendo “los estragos de la coloniedad”. No sé si existe esta palabra, coloniedad, pero así fue como la dijo un chico que decía nosotras y no nosotros (los fascistas italianos sustituyeron al llegar al poder el usted por el vos) y otras perlas que no son del mundo en el que vivimos.

Le disculpa su juventud aunque fue el único que aportó algo de chispa a un debate largo, larguísimo y sin sustancia.

Por eso, si Krawietz quiso recordarnos a todos y a todas (no vaya a ser…) la voz de una poeta brasileño, el de Drago nos recordó la voz de un poeta canario, “nuestro Pedro García Cabrera” para reivindicar unas islas donde la cultura no sea un “silencio amortajado”.

Y silencio amortajado es el que se me quedó en el cuerpo cuando concluyó un debate en el que no hubo turno de preguntas y del que poco saco. Mucho menos cuando intento hacerme una idea concreta de lo que culturalmente pretenden hacer las cinco formaciones políticas invitadas. Faltaron más voces, ya lo dije al principio, pero no creo que aportaran demasiado a un debate que fue, ya se dijo, lento y muy aburrido.

En la imagen Miguel Manescau, presidente del Clúster Canario de laa Música; Manuel Marrero Morales, candidato a la presidencia del Cabildo de Tenerife por Unidas Sí Podemos; Muguel Ángel Clavijo, que está en las listas al Cabildo de Tenerife por CC; Alejandro Martín Perera, codirector de la Cátedra de Gestión y Políticas Culturalesde la Universidad de La Laguna-FECAM; Alejandro Krawietz, director insular del Cabildo de Tenerife y núimero cuatro en la lista por el PSOE al Ayuntamiento de Santa Úrsula; Janet Aguiar, concejala en Arona y número dos al Ayuntamieento y al Cabildo de Tenerife por NC; Romén García Arteaga, candidato a la alcaldía de Santa Cruz y miembro del área de Identidad y Cultura de Drago Canarias-Drago Verdes Canarias; José Antonio Ramos Arteaga, ditrector de la Cátedra de Gestión y Políticas Culturales de la ULL-FECAM y Benjamín Eche, gerente del Clúster Canario de la Música.

FOTO: Ainhoa Cruz (Atlántico Hoy)

Saludos, apaga la luz, por Dios, desde este lado del ordenador

¿Cuestión de carácter?, peor imposible

Mayo 17th, 2023

Para Javier Tolentino no existe la palabra descanso. De un tiempo a esta parte y al borde de un retiro más que merecido, el periodista cinematográfico publica libros e incluso tiene tiempo para dirigir documentales, uno de ellos, Un blues para Teherán (2020), un interesante trabajo sobre cómo se vive la música en un país bajo un férreo régimen religioso que se estrenó hace unos años en España, y trabajo que el ahora realizador presentó en Canarias, archipiélago que visita con cierta regularidad para informar de algunos de los festivales de cine que se celebran en las islas.

No contento con ello, el crítico y cineasta publica Cuestión de carácter. Hacia una reflexión del lenguaje en la crítica cinematográfica que nace, más que para sentar las bases de lo que podría ser un libro de texto para abordar el comentario cinematográfico, como un vehículo de reflexión sobre el cine. Que la obra consiga su propósito es otra cosa.

Acompañan a nuestro hombre en esta singladura sobre y de crítica especialistas como Quim Casas, Claudio Utrera, Jaime Rosales y Andrey Plakhov, todos ellos aportan con sus textos miradas en las que se analiza el compromiso de estudiar y analizar obras ajenas. Y eso es más o menos todo. Es decir, la de un volumen que uno no sabe muy bien con que objeto nació, cual es su fin si tenía un fin. Con todo, los artículos que se incluyen resultan interesantes, esa es la idea general aunque algunos me parezcan más atractivos que otros.

Es verdad que Cuestión de carácter está firmado por un solo autor, Javier Tolentino, y que como tal así aparece en la portada pero el trabajo, como ya se ha dicho, cuenta con la colaboración de cuatro expertos que aportan su mirada personal sobre la crítica y el cine. El lenguaje que emplean es directo aunque dificulta mucho la lectura las notas a pie de página. Por extensas. ¡Algunas ocupan más de la mitad de la página!

Cuestión de carácter está editado por la Filmoteca Canaria lo que llama la atención porque, que sepamos y hasta la fecha, la institución solo había publicado trabajos relacionados con el cine en Canarias, campo en el que han aportado libros muy atractivos sobre rodajes, actrices (María Montez) cineastas y en especial los catálogos de películas que se han rodado en las islas, y que tras dos tomos, muchos somos los aficionados que esperamos un tercero y un cuarto si fuera posible. Que conozca, salvo una colección de libritos dedicados a cineastas nacionales e internacionales que fueron objeto de ciclos programados por la casa y serie que se publicó hace ya unos cuantos años, la actividad editora de la Filmoteca Canaria se había ceñido hasta ahora a lo que tenía que ceñirse, que es publicar obras que informen sobre una realidad cinematográfica como es la canaria que necesita de más publicaciones. Vivimos en un territorio que, por fortuna, cuenta con una historia pequeña, sí, pero muy rica en cuanto a cine se refiere.

No comprendo por eso la publicación de Cuestión de carácter y no porque sea un mal libro, que no lo es, sino la razón que motivó al Gobierno de Canarias para su publicación.

Y sí, entiendo que alguno me llame de todo menos bonito. También provinciano, pero que alguien me explique la razón porque, a mi juicio, no aporta nada a nuestra particular historia del cine en Canarias. Una historia que pide a gritos no sé si un trabajo definitivo, algo poco probable si tenemos en cuenta que este cine está, afortunadamente, en continuo movimiento, pero sí más trabajos que dejen registro de nuestra memoria cinematográfica. En este sentido, un libro como Cuestión de carácter carece de interés para los aficionados a una realidad que, con sus altos y bajos, define la historia del séptimo arte en el archipiélago.

Que no se confundan los que tienen la manía de confundirse ya que solo preguntamos (consciente de que no habrá respuesta por vías oficiales) ¿qué justifica el desembolso económico que ha supuesto para nuestra Comunidad Autónoma la publicación de Cuestión de carácter? Entendería y aplaudiría su publicación en un festival de cine como el que se celebra en la capital grancanaria pero ¿la Filmoteca Canaria?

La única participación canaria en el libro es la de Claudio Utrera, quien fuera con Aurelio Carnero director de la, precisamente, Filmoteca Canaria y en la actualidad colaborador con sendos artículos sobre cine en periódicos de las islas pero casi parece que la aparición de Utrera está ahí para cubrir la cuota canaria de un libro editado en Canarias por la Filmoteca Canaria, departamento que depende del Gobierno de Canarias. Desconozco el número de ejemplares que se ha hecho de la obra y cuál ha sido su distribución, también cuánto nos ha costado la edición de una obra que firma un respetado comentarista de cine nacional y que incluye otros textos de especialistas para dar pluralidad a una obra que necesitaba también de un mayor cuidado en su edición. El tamaño de la letra, las notas a pie de página, que más que aportar información lo que hacen es ocupar un espacio que supera en ocasiones el de los propios textos…

En fin, he tenido la oportunidad de leer parte de las memorias de Josep Vilageliú, cineasta de origen catalán establecido en estas islas desde hace muchos años. La Filmoteca Canaria debería de publicar este trabajo en el que se cuenta un buen pedazo de la pequeña gran historia del cine canario como la de los 70 y 80. Años de ebullición y cine guerrillero, grandes rodajes que no pudieron ser y el trabajo estajanovista de un hombre que, literalmente, ama el cine… Pero algo me dice que esta propuesta caerá en saco roto, que no la verán los que no ven nada. Y así nos va.

¿Cuestión de carácter?

Saludos, ay esta tierra mía,desde este lado del ordenador

Galdós y Buñuel, dos gigantes y un destino

Mayo 16th, 2023

Benito Pérez Buñuel es un proyecto largamente acariciado por su guionista y director, Luis Roca, escritor y periodista que, literalmente, es además de un galdosiano, lo que le viene de familia, un seguidor del cine de Buñuel forjado a través del paso de los años, de quemarse las pestañas viendo películas del genial cineasta, un hombre cuya obra trasciende la pantalla y a la que parece que el paso del tiempo apenas envejece.

La influencia que tuvo la obra del escritor Benito Pérez Galdós en su cine es uno de los grandes temas que aborda este documental, ya lo avisa desde su título, Benito Pérez Buñuel, pero también trata otros temas siempre vinculados a este binomio genial, lo que da más atractivo a un trabajo que no renuncia a sus ambiciones, ambiciones que a lo largo de todo el filme se sabe canalizar sin estridencias salvo algunas descartables ocurrencias para que, como espectadores, entendamos que este documental, que este hermoso homenaje a dos grandes de España (Galdós y Buñuel) unidos tanto sentimental como espiritualmente afectó también la vida de otros. Y uno de esos otros es, precisamente, Luis Roca.

Por eso, Benito Pérez Buñuel debe verse y debe entenderse como una película que no solo va a contar (y en ocasiones revelar) cómo los elementos de la literatura de Galdós penetraron en el imaginario del cineasta, sino también cómo su director llegó primero a Galdós a través de su madre, Yolanda Arencibia, catedrática de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y autora de Galdós. Una biografía, por la que recibió el XXXII Premio Comillas 2020, y que es una de las mayores expertas en la vida y en la obra del autor de Fortunata y Jacinta.

En el documental, Luis Roca explica esta relación con Galdós dejando entrar al espectador en la casa de sus padres, donde se observan bustos del escritor. En este ambiente, el director y guionista mantiene conversaciones con sus progenitores (su madre aparece como una de las entrevistadas) pero no aportan otra información que la que cruzan unos padres con sus hijos. En este caso, en un escenario donde se nota, casi se toca con los dedos, la presencia de Galdós.

El documental nos presenta así y de momento, dos historias que no convergen pero sí que van paralelas a lo largo del metraje. En este sentido, Benito Pérez Buñuel no existiría como tal si Luis Roca no hubiera crecido en el hogar en el que nació. Un hogar, y así lo muestra, donde la familia convive con Galdós.

El otro gran protagonista de Benito Pérez Buñuel ya no es ni el escritor ni el director de El discreto encanto de la burguesía, sino la capital grancanaria. La película es una confesa carta de amor a la ciudad en la que nació el escritor y Luis Roca. Se sigue así la huella de Galdós por sus calles y plazas, también en un complejo de viviendas y en otros espacios que se reflejan en la película en imagen real y también en dibujos animados.

Los dibujos animados son un componente esencial en este trabajo ya que ayudan sin recurrir a las para mi siempre falsas recreaciones, a contarnos momentos muy significativos en la vida de Galdós y Buñuel que a mi modo de ver le dan mucho vigor al documental.
Paralelamente, se va desgranando la relación entre el escritor y el cineasta aragonés, y trata de explicar la fascinación que sintió Luis Buñuel desde muy joven por las novelas del escritor que puso a Madrid en el mapa de la literatura a finales del XIX y principios del XX.

Es a través de los dibujos animados donde vemos el primer y último encuentro de Buñuel con un Galdós enfermo y en cama. También sus encuentros con Max Aub, autor de la fascinante Luis Buñuel, novela y a quien le confesó “la única influencia que yo reconocería es la de Galdós, así, en general, sobre mí”. En dibujos animados se recrea también la despedida del escritor siendo un adolescente de la capital grancanaria cuando zarpó en barco rumbo a la capital de España. Una despedida que tuvo mucho de amargo porque el futuro y reconocido escritor dejó en su tierra entre otras cosas a su primer amor, una relación sentimental que fabuló Santiago Gil en la novela El gran amor de Galdós.

Rodado en Gran Canaria, Calanda (Teruel), donde nació Luis Buñuel, y México, entre otras localizaciones, el documental reúne a un destacado grupo de expertos que hablan en torno a las vinculaciones del cine de Buñuel con la literatura de Galdós. Buñuel de hecho adaptó con mirada muy personal novelas del escritor como Nazarín (1959) y Tristana (1970) y también Viridiana (1961) una adaptación muy de Buñuel de Halma.

Todas estas piezas, piezas que son fundamentales en ese rompecabezas que es Benito Pérez Buñuel, dan sustancia al relato que narra la íntima relación intelectual que uno imprimió sobre el otro. Además, la sombra del escritor en la vida de Luis Roca y la capital grancanaria como escenario de toda esta gigantesca aventura que ha terminado siendo este documental forman al final un retrato en el que se muestra la influencia que tuvo Galdós sobre Buñuel mientras expertos como Arantxa Aguirre, Carolina Fernández Cordero, Elena Poniatowska y Víctor Fuentes, entre otros, aportan información que dan más espesor a esta extraordinaria relación.

Uno de los entrevistados resume en tres grandes etapas el universo del cineasta aragonés: la teológica, la realista y la surrealista, y viene a comentar que estas mismas pautas se encuentran en la literatura del autor de Los episodios nacionales… Tanto que la famosa escena que aparece en El perro andaluz de un ojo, una nube y una navaja se explica de donde viene su origen pero eso no se la vamos a contar así que vean Benito Pérez Buñuel.

* En la imagen y con gorra verde, Luis Roca, rodeado de miembros del equipo de Benito Pérez Buñuel en la plaza Las Moraditas en México, uno de los escenarios de Los olvidados (1950). En el otro extremo de la imagen, la productora Marta de Santa Ana.

Saludos, ya lo saben, desde este lado del ordenador