El secreto de la indiana, una novela de Jorge Laguna

Noviembre 16th, 2023

Jorge Laguna procede del mundo de la comunicación y del guión de cine, algunas de cuyas herramientas le sirven en su primera novela, El secreto de la indiana (Suma de Letras, 2023), título que presentó en la Feria del Libro de Tenerife con una sobresaliente respuesta de público. Su libro mantiene una tensión ascendente, mezcla además y con oficio varios géneros.

La historia se desarrolla en La Palma en 1876 y se ambienta en el mundo del tabaco. Por ahí aparecen masones, a los que no trata demasiado bien el autor al señalarlos como uno de los poderes fácticos que dominan la isla y le hacen la vida imposible a los protagonistas. De lejos suenan ecos como la esclavitud y Cuba, la perla del Caribe que en aquellos años continuaba siendo española.

La novela juega también para dar densidad a la acción y a la historia, una historia trufada de secretos y traiciones. Traiciones que pese a que lo avise el título no se trata solo del secreto que guarda la indiana y que desencadenará los hitos que van a suceder en las más de quinientas páginas que regularizan el libro. Libro que aborda también formas de entender el sexo que estaban en aquellos años muy satanizadas por la sociedad como la homosexualidad.

No son de todas formas estos elementos (masones, esclavitud, homosexualidad) prioritarios en el relato pero sí que son determinantes para abrir y cerrar algunas de las tensiones que se cuentan a lo largo de una novela que atrapa porque invita a continuar su lectura con el fin de averiguar por qué la protagonista actúa así; por qué lo hacen los hermanos (gemelos) y otros personajes que, en segundo plano, juegan también un importante rol protagónico como Rafaela, trabajadora de la fábrica de tabacos La indiana que es uno de los escenarios donde se desarrolla con mayor profusión un libro que se inclina más por las tramas paralelas y los cruces de historias que parecen que no van a terminar en ningún sitio aunque terminan. Y cómo.

Se agradece la documentación que respalda la obra y sobre todo los elementos que va diseminando Jorge Laguna a lo largo de la obra sobre todo en explicar en qué consistía la industria del tabaco. El escritor describe con pinceladas la sociedad palmera y en concreto la de Santa Cruz de La Palma de aquel tiempo y sabe dar vigor a los personajes de una historia que como todas las historias (sean buenas o malas) hablan al final de lo mismo: el amor.

El amor es la maquinaria que mueve al mundo. Ese engranaje que hace que pese a que todas las épocas sean iguales, gracias a ello y a ella podamos soportarlas o soportarlos. La idea no la saco de la novela de Jorge Laguna sino de una película de viajes en el tiempo hoy prácticamente olvidada pero que recomendaría a todos aquellos que disfrutan con la posibilidad de avanzar o retroceder: Los pasajeros del tiempo (Nicholas Meyer, 1979), filme en el se contaba el enfrentamiento entre el escritor H.G. Wells contra el mismísimo Jack, el destripador.

El amor como elemento que hace que soportemos las grandezas como las vilezas de la existencia es el combo que hace que se mueva El secreto de la indiana, novela para la que parece que no existe la palabra desaliento porque capítulo que se va y capítulo que viene guarda dentro una semilla que obliga a pasar las páginas.

Respecto a la ambientación, El secreto de la indiana se lee muy bien y las páginas se suceden sin que uno apenas se de cuenta. Está escrita sin algaradas ni entusiasmos experimentales, lo que se agradece en este tipo de literatura, una literatura que busca más allá de otras cosas el entretenimiento sin tomarle el pelo al lector.

Pasan muchas cosas en la novela, como el enfrentamiento de los hermanos, la aparición y el empoderamiento que acaba por asumir la indiana, que se convierte en socia de estos para relanzar la empresa familiar aportando sus conocimientos del tabaco en la isla de Cuba, así como el agobio que supone mantener secretos celosamente guardados en una isla donde tarde o temprano se sabe todo.

En la novela, de La Palma se viaja al Santa Cruz de Tenerife de aquellos años y de ahí a una La Laguna probablemente un poco más señorial y beata que la de ahora. No hay vocación por parte de Jorge Laguna, sin embargo, de analizar con ojo demasiado crítico las características de una sociedad, la palmera y la canaria en general de aquellos años, muy encerrada en sí misma. Y tan miedosa a las ideas de progreso que venían de afuera y que penetraban en las islas a través de sus puertos.

Todos los cabos sueltos que se van desplegando a lo largo de la novela son finalmente resueltos así que tras conocer El secreto de la indiana y otros misterios que tienen solución solo cabe destacar que la última página hará sonreír a los nacidos y/o residentes de estas islas ya que tras el drama y la ruina se avista una posibilidad de futuro que lleva a los protagonistas a comenzar un nuevo negocio que será a la postre mucho más productivo que el tabaco palmero.

Saludos, puro humo, desde este lado del ordenador

De Damsel, lo último de Juan Carlos Fresnadillo, a Canarias en corto regresa de entre los muertos y algo así como Érase una vez en Canarias

Noviembre 15th, 2023

EL TRÁILER DE DAMSEL, LO ÚLTIMO DE FRESNADILLO

Veo el tráiler de Damsel, una nueva película de Juan Carlos Fresnadillo para Netflix y me quedo con muchas ganas por ver esta fantasía de capa y espada en la que parece que un dragón anda por ahí. El filme está protagonizado por Millie Bobby Brown, Nick Robinson, Angela Bassett, Robin Wright, Ricky Guillart, Ray Winstone, Brooke Carter y Shohreh Aghdashloo y se estrenará en la plataforma de streaming Netflix en 2024. Muchísimas ganas por verla y disfrutarla.

VUELVE, TRAS TRES EDICIONES ‘PERDIDAS’, EL CATÁLOGO CANARIAS EN CORTO

Una buena noticia tras tres ediciones sin haber sido vistas porque nunca se exhibieron para el público. Me refiero al catálogo Canarias en Corto, que anuncia el estreno de las siete películas seleccionadas del 2022 para el 27 y el 29 de noviembre y a partir de las 18,30 en el Espacio La Granja, en Santa Cruz de Tenerife y el teatro Guiniguada, en la capital grancaria.

Los trabajos son Aitana, de María Alberti; Circe, de María Abenia; Las invasiones biológicas. El caso del Ovis orientalis musimon en la isla de Tenerife: El último muflón, de Shira Ukrainit y Omar Razzak; En un segundo, de Pablo Fajardo; Daida back to the Ocean, de Pablo Ramírez; Visionado, de Manuel Román y Cloro, de Pablo Borges.

La selección estuvo a cargo de un comité integrado por gente que conocen muy bien en su casa como Andreea Alexandra Pătru, programadora, crítica de cine y gestora cultural; Mariona Borrull Zapata, que realiza crítica de cine y se desempeña en la programación y en la locución radiofónica; y Víctor Lamadrid Hernández, responsable de Cantabria Film Commission y del catálogo de cortometrajes Cantabria en Corto.

UN CUENTITO DE HADAS CON ACENTO DE AQUÍ

Vemos Érase una vez en Canarias, de Armando Ravelo, que escribe y dirige una de esas películas que nunca entrarán en el catálogo porque no es cine de qualité y sí de entretenimiento. Y pese a que me enoje que la cinta abuse del sentimiento facilón y que la historia no resulte creíble hay que darse cuenta mientras se ve que se trata precisamente de un cuentito de hadas, de una historia clásica, de aquellas que comenzaban con el famoso érase una vez… que ya han glorificado en el cine ilustres precedentes como Sergio Leone y Quentin Tarantino, solo que estos dos últimos con un significativo sentido de la violencia. Y violenta no es esta nueva incursión de Ravelo en el cine sino un relato, ya se dijo, que pinta un archipiélago mágico y de colores. Destaco, por cierto, el trabajo actoral de Mingo Ruano y Yanely Hernández.

Saludos, eoooo, desde este lado del ordenador

Miguel de León: “Los ejes centrales de mis novelas son el amor, la libertad y la naturaleza del alma”

Noviembre 14th, 2023

A Miguel de León (Santa Cruz de Tenerife, 1956) le acompaña en el camino “aquel niño enfurruñado que quería escribir”, así que lo que comenzó siendo un sueño acariciado durante largas jornadas en las que trabajaba para vivir, se convirtió en realidad porque supo aprovechar uno de esos días en los que estás en el sitio y en el momento adecuado para que los astros conspiren en tu favor. Es decir, que te llamen de una editorial del fuste de Plaza y Janés y comunique –así fue su caso– que publicarían Los amores perdidos.

Ocho años después, Plaza y Janés publica un nuevo libro de Miguel de León. Se titula Almas en el páramo y se trata de “una saga familiar plagada de amores imposibles y dramas irreconciliables que se entremezclan con unos crímenes devastadores y aparentemente irresolubles”.

- ¿Cuándo se despierta en usted las ganas por escribir?

“En la adolescencia, cuando me pregunté por primera vez qué me gustaría ser en la vida, me dije que quería ser escritor. Lo dije en voz alta y provoqué la burla. Después sólo lo supieron algunas personas muy señaladas a las que les hice la confesión casi con vergüenza, como quién arrastrara la carga de haber cometido un delito. Por dentro me superaban la avidez por encontrar más y más historias y un vicio morboso por cambiarlas. De adulto descubrí que ese era el síntoma más elocuente del impulso que lleva a escribir. Por supuesto, hice muchísimos intentos sobre hojas de papel que no resistían la primera lectura pasados unos días y terminaban en la basura, picadas muy menudito”.

- Su relación con Plaza y Janés comienza con la publicación de Los amores perdidos, ¿cómo se produce este encuentro?

“Fue una absoluta sorpresa. Para los amigos había impreso una versión de la novela, todavía muy mejorable, a la que titulé Ecos del silencio. Animado por la acogida, toqué muchas puertas, todas cerradas. En un último intento sin esperanza, llamé por teléfono a Penguin Random House donde una joven recién incorporada a la plantilla me pidió que le enviara la novela en un archivo. Me dijo que tardarían tres meses en evaluarla y que tal vez no me responderían si la desestimaban. Antes de una semana, esa joven que hoy es editora del grupo editorial, me llamó para felicitarme por la novela y me dijo que la había propuesto. Tardaron unos meses en darme la respuesta definitiva, pero lo hicieron con elogios. Para alguien que había soñado con ser escritor desde niño, publicar con una gran editorial fue como entrar en el paraíso. Gustó al público y a la crítica. Los amores perdidos es hoy la experiencia más intensa de mi vida”.

- Almas en el páramo se desarrolla en una ciudad de su invención, ¿por qué?

“ De los materiales literarios, el del tiempo y el espacio es el que más veces señalan algunos lectores, pero tan espacio y tiempo son los que se hacen explícitos con datos precisos como los que se ocultan o sólo se insinúan, y todos son legítimos por igual. Algunos sientes frustración si no se les dice la hora y el minuto exacto en que suceden los hechos que se relatan, pero eso las más de las veces es irrelevante. El territorio literario es el de la imaginación, mágico, poblado de fantasmas, ilusorio, pero en su contexto es siempre más auténtico que el real. Los grandes maestros nos lo enseñaron. ¿Cuál es el espacio y el tiempo de El Quijote? Nos dice Cervantes que fue “En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiere acordarse” y que “no ha mucho que vivía un hidalgo caballero”. En una sola frase nos dice que el espacio y el tiempo poco importan para lo que va a contar, pero ya nos ha metido de lleno en el saco de su narración. De igual forma, en Cien años de soledad nos dice García Márquez que “Mucho tiempo después “el coronel Aureliano Buendía había de recordar la tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”. De nuevo ese artificio por el que el autor nos saca de este mundo y nos mete de lleno en el suyo. No nos dice cuándo fue y tampoco nos dice nada del sitio, excepto que lo llamará Macondo.
Los ejes centrales de las novelas que he publicado son el amor y la libertad y la naturaleza del alma. Los dos temas son universales y eternos. A las historias que lo desarrollan conviene cierta ingravidez, un tanto de indefinición. Es así incluso en Los amores perdidos, que es una novela canaria, escrita en homenaje a los canarios de todas las islas y con gran intención costumbrista. En ella, el Terrero es un pueblo imaginario y la isla es la suma de todas las islas, por tanto es también es imaginaria. En Almas en el páramo, la que acaba de salir, necesitaba extremar esa indefinición con una atmósfera atemporal en una ciudad imaginaria. Creo que ha gustado a los lectores”.

- ¿Por qué Los amores perdidos como Almas en el páramo tratan sobre el paso del tiempo?

“Porque esos temas centrales sobre los que orbitan los relatos, son trascendentes en las vidas humanas. Para contarlos necesito la perspectiva completa de las vidas de los personajes. Pero no sólo por eso sino porque también me obliga el desarrollo de los personajes. De ellos necesito saberlo todo antes de ponerme a escribir. Cuando llego a conocerlos es muy difícil que no haya encontrado viñetas de sus vidas, que a veces se resisten a abandonar las páginas y quedan en el texto final. Aunque otras viñetas no aparecen porque de lo contrario me saldrían novelas de mil páginas”.

- Las relaciones sentimentales son un tema también recurrente en sus libros.

“No se me ocurre una buena historia que no vaya acompañada de una historia de amor. Al desnudar a un personajes para mostrarlo al lector, necesito responder muchas preguntas: cuáles son sus deseos más íntimos, qué lo obsesiona, qué quiere conseguir, qué es lo que aborrece, qué ama y a quién ama. En Los amores perdidos el tema central es todo lo que entregamos por amor, la parte de renuncia a nosotros mismos que damos sin esperar nada a cambio y que, sabemos auténtica, porque la damos en silencio. Las historias de amor son en ella imprescindibles, como centro del relato.

Además de que mis lectores no me perdonarían que no incluyera unas cuantas historias de jugoso amor, en Almas en el páramo, la conclusión final orbita también en torno a la idea de que la vida carecería de sentido sin otra vida alrededor; sea lo que sea el alma, carece de sentido sin contacto con otras almas; no estamos hechos para la soledad, estamos hechos para amar y hallar la armonía con todo lo que existe. Disponemos de mucho tiempo para conseguirlo, todo el tiempo del universo”.

- ¿Influencia del realismo mágico?

“Mi primer contacto con el realismo mágico llegó en la adolescencia con La hojarasca y El coronel no tiene quien le escriba, de García Márquez, pero fue subrepticio, lo justo para despertarme el interés. A los veinte años, con mi lectura de Cien años de soledad, que fueron dos lecturas seguidas sin interrupción, me maravillé. Pero no fue hasta que cayó en mis manos la obra de Juan Rulfo, primero de El llano en llamas y después de Pedro Páramo, cuando supe que también yo había sucumbido a un encantamiento.

Sin embargo, suelo hacer ciertas consideraciones que, por supuesto, podrán corregirme los entendidos en literatura. El ámbito de la literatura es siempre, el de la realidad y el de la magia, porque es fruto de la invención. El realismo mágico lleva al extremo lo que ya estaba en la literatura. A Juan Rulfo le salió redondo, en él parece que no le costara porque brotó de forma espontanea. Quería hablar de la vida, los sentimientos, las tradiciones y creencias de su gente cercana y expresarlos con las mismas palabras que ellos emplearían. Pero en la cultura mexicana los vivos y los muertos transitan los mismos caminos, y no se distinguen muy bien unos de otros”.

- ¿Escritor de mapa y brújula?

“Antes de comenzar un nuevo proyecto sé qué quiero escribir y de qué voy a hablar. Una vez me pongo a escribir, procuro estar atento a la emoción y sigo los senderos que van apareciendo cuando los considero interesantes. Es decir que también brujuleo mucho. Pese a planes, mapas y brújulas, más veces de las que quisiera terminó en un desierto sin saber cómo he llegado hasta allí. A veces tengo que rehacer los mapas y calibrar la brújula para empezar de nuevo”.

- ¿Se deja llevar por la intuición?

“Sí. Para bien muchas veces y errado en otras.”

- ¿Y escribe para el futuro?

“No existe la posteridad. Todos partiremos de aquí sin otro equipaje que el que trajimos al nacer. Tal vez esa parte que llamamos alma, se lleve algunas briznas de conocimiento; nadie lo sabe y quien diga que lo sabe, engaña. Escribo para mis lectores y no me preocupa si son dos docenas o dos docenas de miles. El cariño que me devuelven me contenta de sobra, es el único que acepto como tal premio. En esta época, donde el censo de los que leen mengua cada día, donde los que tienen buena comprensión lectora empiezan a ser una excepción, donde los que otorgan los premios parece que jamás hayan leído una obra literaria, donde los premios son un medio para repartir prebendas con las que ganar clientela, donde los premios se asignan por cuotas, tanto para mayores, tanto para jóvenes; tanto para hombres, tanto para mujeres; tanto para oscuritos, tanto para claritos, tanto para los de más acá, tanto para los de más allá. No quiero participar en nada de eso. Tengo la mejor recompensa cada días porque sé que mientras respondo estas preguntas unos cuantos lectores tienen un libro mío en su manos”.

- Por último, la pregunta del millón ¿cuáles son sus lecturas de referencia?

“Como lector soy fiel a mis viejos amigos. Este año he leído a Stefan Zweig, Alejandro Sawa, Saramago, un poquito de Virginia Wolf, he hojeado mucho a Rosalía de Castro, a Miguel Hernández y a Antonio Machado. Sólo hojeado, porque la poesía debe leerse para el deleite. He repasado algunas de mis viejas novelas de Benito Pérez Galdós, he devorado cada artículo o noticia de ciencia, y he repasado un poco a los viejos filósofos. Pero todo eso lo hago por impulso. Soy caótico, no tengo una norma”.

Saludos, noviembre, desde este lado del ordenador

Una rareza llamada Juan, el negro

Noviembre 13th, 2023

Esta es la novela de un escritor que disfrutó de cierta fama cuando este país de cuyo nombre no quiero acordarme estuvo al mando de un militar que fue todo menos franco con su gente, así que los libros de ese autor con apellido italiano tuvieron casi siempre un tufillo casposo a lo España una, grande y libre que no debería de desautorizarlo para aquellos lectores que tienen paladar para toda clase de sabores y sobre todo cuentan con un estómago a prueba de perdigonazos para aguantar ciertas lecturas que, pasado el tiempo, no son aptas para toda clase de públicos.

El escritor y periodista se llamó Domingo Manfredi y la novela de la que nos hacemos eco una rareza, Juan, el negro, sobre todo si se une a lo que se ha escrito de la Guerra Civil española, un conflicto que dio al mundo y es probable que dé en el futuro indiscutible obras maestras de la literatura así como relatos de sonrojo, dominados por la propaganda de aquellos turbulentos días como por el deseo de seguir abriendo las heridas en estos tiempos de guerra que vivimos.

Domingo Manfredi Cano se definía a sí mismo como “periodista, novelista, ensayista, poeta y conferenciante” y fue profesor de la sección de Periodismo en la Universidad de la Laguna así como director del Centro Emisor del Atlántico, de Radio Nacional de España (Tenerife) y del Centro Emisor del Sur (Sevilla). Ofició como corresponsal en Portugal de Radio Nacional de España y de TVE y a lo largo de su carrera profesional recibió numerosas distinciones que pueden consultar si tienen interés en la página web que su familia le dedica.

Hace el servicio militar en 1934, con solo 16 años, sirviendo como soldado del Regimiento de Infantería Soria nº 9, en el cuartel del Duque. Con esa Unidad participó en la Guerra Civil, donde fue herido en el Frente de Córdoba y atendido en el centro de primeros auxilios instalado en una casa de Espiel (Córdoba), en la que conoció a la que luego sería su esposa, Magdalena Mayoral Pérez.

Al término de la Guerra Civil ya era alférez provisional y en 1939 fue destinado a Lanzarote aunque estuvo poco tiempo en la isla de los volcanes. De su sí larga estancia en Tenerife sale una guía de viajes que recuerdo que andaba por casa de mis padres pero vaya uno a saber dónde se encontrará hoy. Tengo sumo interés en conocer las recomendaciones de este hombre sobre la isla en la que desarrolló una buena parte de su carrera profesional y, al mismo tiempo, cómo lo recuerdan si hay alguien del oficio de informar que lo recuerde tras su paso por tierras tinerfeñas. Quiero imaginarlo con una máquina de escribir portátil y una cámara de fotos cruzada al pecho mientras anda por los barrancos de una isla que no le ha hecho todavía el homenaje que se merecen a sus abruptas quebradas.

Como todo soldado que combatió en la desdichada Guerra Civil, la mirada que Manfredi da en Juan, el negro, sobre esta pesadilla que aún amputa a este país de marcianos que es España es la de mirar de tú a tú al enemigo, sobre todo si es español. La originalidad de la novela no va, entonces, por este sentido sino por su intento de contar la historia de un norteamericano de raza negra que termina en las Brigadas Internacionales no por compromiso ideológico sino para escapar de las manos de la policía neoyorquina tras liquidar a un policía racista.

Las mejores páginas de la novela, escrita con brío, con ganas de ir siempre hacia adelante, son así las que lo sitúan en el frente español y las relaciones que mantiene con otros camaradas estadounidenses de aquella famosa brigada. Aparecen así personajes reales y ficticios. Entre los reales que rodean a Juan, el negro, citaría a Alvah Bessie, que terminó en Hollywood cuando regresó a su país; y al escritor Ernest Hemingway. Entre lo malo, la ideología del autor, peso que intenta difuminar en las páginas del libro con la forma de la ironía pero no funciona la broma. Y el chiste que hace como tal termina por caer desde un quinto piso para aplastarse contra el suelo.

Recomiendo en este sentido y a probables navegantes que se hagan con esta curiosidad recomendando, eso sí, que despejen de prejuicios ideológicos su cabeza y se enfrenten a esta obra con la misma curiosidad con la que me enfrenté a ella.

Si se logra el propósito, la novela no deja de resultar interesante. Primero porque está escrita por una persona del bando ganador que intenta desmitificar la aportación de las Brigadas Internacionales en la Guerra de España y segundo porque pese a sus tópicos está escrita con una sencillez que la acerca más al espíritu de las novelas de kiosco que a las serias, las que solo se venden en librerías.

Si le interesa, y escritas desde dentro, por un brigada internacional de raza negra en la guerra española, recomendaría la lectura de De Misisipi a Madrid: Memorias de un afroamericano de la Brigada Lincoln, que firma James Yates ya que son muy interesantes, sobre todo cuando el protagonista describe la expectación que levantaba por el color de su piel en todos los rincones que recorrió de aquella España en guerra. La descripción refleja su asombro por el cariño que despierta entre la gente. El odio hacia el diferente no existe, y si existe es para el enemigo que está en la otra trinchera, esa misma en la que se encontraba Domingo Manfredi.

Saludos, reloj, no marques las horas, desde este lado del ordenador

María del Mar Rodríguez presenta esta tarde La tuerta en el Festival de Novela Histórica Ciudad de Tacoronte

Noviembre 9th, 2023

“Me gusta fabular”, dice María del Mar Rodríguez para explicar cómo comenzó la aventura de una psicopedagoga que ejercía como orientadora en la educación pública hasta convertirse en una escritora con un seguimiento inesperado para ella. Le gusta fabular, “imaginar qué podría pasar a determinados personajes en un contexto histórico” y, además, es “una mujer previsora”, que cinco años antes de su jubilación se propuso encontrar “alguna alternativa a toda esa dedicación que yo le había puesto al mundo del trabajo, porque es muy vocacional”.

Rodríguez presenta en Tacoronte Histórica este jueves, 9 de noviembre, su segunda novela, La tuerta (Baile del sol, 2023), que, junto a La prestamista (Baile del sol, 2019) y la novela que escribe en estos momentos, formarán “la trilogía Relatos de unas islas desamparadas”, anuncia.

El acto comienza a las 19.00 en la Sala Óscar Domínguez de la Casa de la Cultura, donde la escritora estará acompañada por el historiador Aarón León. Con su libro se abre una agenda que se completa con la presentación de Historias imaginadas de Canarias (Idea-Aguere, 2023), de Domingo Garí-Montllor, también con León, en la misma sala, a las 20.00. Tras las presentaciones, el investigador de lo extraordinario José Gregorio González guiará la ruta Terror en el convento, que parte a las 21.00 desde la puerta del centro cultural.

Las protagonistas de las novelas de Rodríguez son mujeres y esto es una decisión consciente: “me apetece mucho hablar de mujeres, de sus vivencias y ponerlas en el centro de las novelas como protagonistas. Todas ellas –dice en referencia a las mujeres que viven en sus páginas–, de alguna manera reflejan la historia de mis antepasadas, de mi madre, la mía, la de mis amigas, la de todas las mujeres que yo he conocido a lo largo de mi vida, que me han enseñado mucho”.

La tuerta se desarrolla en los años 1946 y 1947, los más duros de la postguerra; su protagonista “es muy peculiar, porque es una mujer que ha vivido el periodo republicano, con lo que eso significó de esperanza, de derechos conquistados, de leyes aprobadas y de oportunidades para las mujeres, que desaparecieron de golpe el 18 de julio del 36, una semana después en La Palma y dos días después en Vallehermoso. Muchas veces me pregunto cómo esas mujeres no se asfixiaron con la pérdida de la esperanza y no fue así porque había que sobrevivir”.

Para quienes aún no conozcan su obra, Rodríguez recomienda que sus nuevos lectores empiecen en la misma secuencia de la publicación, primero, La prestamista y después, La tuerta. Aunque son obras independientes, la protagonista de La tuerta “nació” en La prestamista. “Cuando estaba escribiendo esta primera novela me di cuenta de que esta mujer me encantaba, pero no podía desarrollarla entonces, así que ya tenía claro que iba a ser la protagonista de la segunda obra”, que se desarrolla en la calle Miraflores de Santa Cruz de Tenerife, donde las casas de tapadilla conforman un entramado despreciado y aceptado como necesario.

La primera novela se extiende durante casi un siglo, en La Palma, desde 1850 a 1946. A través de la historia de Petra, los lectores pueden conocer las hambrunas que fuerzan la emigración a Cuba, el esplendor y las miserias del siglo de oro palmero, la irrupción de la ideología de izquierdas en una sociedad cansada y desabastecida, la esperanza republicana, la crudeza de la Guerra Civil, los alzados y su lucha por la supervivencia.

“Hay un mito de que aquí no ha pasado nada, que aquí no se ha sufrido, que aquí solo hay sol y turismo. No. Hemos sido unas islas olvidadas y desamparadas y aquí han sucedido muchísimas cosas, nos lo han contado nuestras familias y los historiadores que se han atrevido a investigar en la historia oculta”, afirma.

Sobre su método de trabajo, detalla que, en los primeros años, antes de jubilarse, combinaba trabajo y escritura, pero, en lo básico, el procedimiento no ha cambiado: no planifica el contenido desde el principio, sino que define un marco general y, de resto, se guía por su intuición y por la vida propia que cobran sus personajes, y escribe cuando quiere.

“Como nunca me lo he planteado como una tarea para ganarme la vida, ni tengo ningún tipo de presión, depende de las ganas que tenga. Primero voy creando en mi cabeza posibilidades con una historia, nunca tengo totalmente preparado lo que va a suceder, puede cambiar. Cuando arranco, suelo mantenerme escribiendo muchas horas al día, hasta que me noto cansada o que las cosas que me salen no son frescas o no me gustan. Entonces descanso y descanso y sigo gestando y después me vuelvo a sentar a escribir. La única continuidad es que escribo en el ordenador”.

La documentación, claro, es fundamental a la hora de escribir, como ocurre con cualquier novelista de temática histórica. La autora agradece la existencia de Internet, porque se documenta más rápido, sin necesidad de trasladarse a bibliotecas o archivos. Además, hasta ahora ha contado con dos historiadores que han resultado fundamentales. Se trata de Salvador González Vázquez, profesor de Historia de La Palma, que cuenta con trabajos que le han permitido documentar el periodo en el que se desarrolla La prestamista. González también accedió a realizar una primera lectura de la obra, para detectar y corregir errores básicos. El mismo papel desempeñó el historiador Aarón León con La tuerta. “A mí me da la tranquilidad de que a nivel histórico no hay errores graves”, apunta.

Clubes de lectura
“No me defino como escritora, soy una profesora jubilada que me he echado escribir”, dice María del Mar Rodríguez con modestia, pero lo cierto es que, casi en silencio, han ido creciendo los lectores que tiene, especialmente, lectoras, que la siguen entusiastas allá donde presenta sus libros en una especie de fenómeno “fan” que es desconocido en Canarias con autores de las islas. El recorrido de sus novelas crece casi como en la misma intimidad con la que ha escrito sus novelas.

“A esas personas que me siguen las han ganado la prestamista y la tuerta, las protagonistas de las novelas, Petra, Juana, porque yo soy persona que no es conocida y con pocas estrategias de promoción. Simplemente he presentado las novelas donde me invitan, pero sí hay un elemento que me ha ayudado muchísimo y al que le estoy muy muy muy agradecida: los clubes de lectura de Canarias. Los libros que se han vendido –la dimensión no es exagerada, pero es mucho más de lo que yo pude esperar nunca–, son debidas a los clubes de lectura y se extienden de boca en boca. En los clubes la novela ya está leída. No tengo miedo a destriparla y la gente me devuelve su visión de los personajes de una manera muchas veces asombrosa para mí”, explica.

El encuentro con las lectoras de los clubes –compuestos en su mayoría por mujeres, “porque nos gusta socializar”, explica– tiene para ella un efecto doble: “me cuesta entender y aceptar ese seguimiento, pero también es un regalo de la vida; es una cosa tan bonita, y con lo que yo he escrito, que empecé a escribir el otro día…”.

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El cinefoum de Tacoronte Histórica presenta hoy en el Auditorio Capitol la exhibición del largometraje Érase una vez en Canarias

Noviembre 8th, 2023

Érase una vez en Canarias (110’/España/2023) protagoniza el cineforum del Festival de Novela Histórica Ciudad de Tacoronte este miércoles, 8 de noviembre, en el Auditorio Capitol, a las 19.30. El acto contará con la presencia de su director, Armando Ravelo. La entrada es libre hasta completar el aforo.

Ravelo es el director y guionista de esta película, en la que aborda la migración desde África a Canarias con una historia de ficción. Érase una vez en Canarias es una producción de las compañías Proyecto Bentejuí, Alegando Factoría Cultural y Nekkentia, que cuenta con la participación de Diarra Diouf en el rol protagonista, dando vida al personaje Nola Belle; Alex García, Elisa Cano, Kira Miró, Manolo Vieira, Lili Quintana, Thimbo Samb y Yanely Hernández, entre otros. La música es de Celia Rivero y la fotografía de Darío Missaghian.

Ravelo incorpora la migración desde África a su exploración cinematográfica sobre la realidad canaria. La película es el relato de la búsqueda de una joven senegalesa, Nola Belle, que llega a las Islas en cayuco con la intención de encontrar a su padre, un canario al que no conoce. La historia permite al director reflejar el aumento de la discriminación racial y de las actitudes xenófobas hacia las personas que llegan al Archipiélago provenientes de África en situación irregular.

El traslado de Nola entre Gran Canaria y Tenerife es un viaje en el que la trama confluye con la historia del Archipiélago, una temática característica de las inquietudes del director, que también busca en el espectador, como es su sello personal, provocar una reflexión sobre el pasado y el presente de las islas, en este caso, desde la perspectiva del drama migratorio. Esa reflexión que impulsa la mirada del realizador grancanario se sostiene en la ficción, entendida como un formato que puede estimular un abordaje profundo de una realidad social compleja.

Ravelo parte del hecho de que Canarias se ha configurado históricamente como un territorio de personas migrantes y en que acontecimientos como los que protagoniza una joven senegalesa en su película se pueden encontrar en los más variados relatos de personas migrantes que partieron de las islas y están aún frescos en la memoria colectiva.

Ravelo ha asegurado que rodó Érase una vez en Canarias con la intención de mostrar la conexión del Archipiélago con África, “lo que tenemos de africanidad, que es mucho, desde nuestra raíz indígena”, e incorporar de forma natural e integradora esa relación al fluctuante imaginario colectivo del pueblo canario sobre el continente vecino, “influido por la perenne mirada externa”.

Ravelo creó en 2012 el Proyecto Bentejuí, un espacio creativo multidiscplinar que relata la historia de Canarias en clave de ficción; en 2019 escribió su primera novela, Doramas, bajo los pies de nadie, y dos años después estrenó su segundo largometraje, La piel del volcán.

La historia indígena y la conquista forman parte de las inquietudes temáticas del director teldense. Desde su primer corto, Ansite (2012) –con el que obtuvo en 2013 el premio al mejor corto en el Festival Internacional FIFB de París– hasta Érase una vez Canarias (2023), ha rodado en total, once películas, tres de ellas, largometrajes. El resto de su producción cinematográfica lo completan Monstruo (2014); El canto del monstruo (2015); Estela (2015), Premio del Público San Rafael en Corto en 2016; Mah (2016); La tribu de las siete islas (2017, largo); La cueva de las mujeres (2018); Sara y Darmo, y los oficios artesanos (corto de animación, 2019); Los ojos de la tierra (2019), y el largo La piel del volcán (2021). Es también autor de tres textos teatrales La tribu de las siete islas (2015); Sara y Darmo y la cueva de los antiguos canarios (2016) y Ancestro (2017).

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