Archive for Diciembre, 2008

Ellos son el monstruo que todos llevamos dentro

Sábado, Diciembre 13th, 2008

  fatty.jpg

Gracias a Carlos Boyero y a su adictivo encuentro con los lectores que todo los jueves publica la edición digital del diario El País, me hago con Yo, Fatty de Jerry Stahl, un libro que se reconstruye en clave de autobiografía apócrifa la vida de este gran cómico del cine mudo que tras el escándalo que sepultó su carrera no pudo trascender con la misma fuerza en la historia del cine como otros geniales creadores silentes: Chaplin, Keaton y en menor medidad Harold Lloyd.

El libro de Stahl es uno de esos libros que gustan no sólo a los aficionados al cine cuando daba sus primeros balbuceos en el Hollywood escandaloso de la primera mitad del siglo XX, sino también a los lectores que no tienen nada que ver con el cine. Yo, Fatty es un libro que tiene además una extraña actualidad, sobre todo porque revela la capacidad que tienen los medios de comunicación para crucificar a una persona, independientemente de su inocencia.

Editado por Anagrama en la colección Panorama de narrativas, Yo, Fatty puede ser un buen regalo en estas fechas consumistas en las que nos encontramos. Además, es una de esas novelas amargas cuyas tapas parece que tiemblan entre tus manos, y si bien puedes conocer su final, o la trágica historia del actor que vio cómo su estrella fue arrojada al cubo de la basura por un cúmulo de ambiciones personales, no deja que, como lector, te reveles ante lo inevitable. Ante lo que sabes que pasó.

El volumen de Stahl describe también la excelente amistad que mantuvo Roscoe Arbuckle a lo largo de su vida con Buster Keaton, que es uno de los grandes del cine de todos los tiempos. Keaton sigue siendo uno de los grandes por derecho propio, aunque hay un grupo de entusiastas que continúa reivindicándolo por encima del gran Chaplin en esos divertidos enfrentamientos dialécticos en los que se enfrascan los aficionados al cine cuando no tienen nada mejor que hacer.

En todo caso, a mi me gusta mucho lo que hacían Keaton y Chaplin, también Harold Lloyd, claro que siempre he tenido muy claro que eran cineastas y autores. Y como autores y cineastas muy diferentes en sus deliciosas comedias. Chaplin explotó el lado trágico de la risa, mientras que Keaton se convirtió en un maestro de la risa catastrófica. Hay dos momentos en la obra de estos cineastas que me parecen absolutamente geniales. Por un lado, el almuerzo que Charlot hace de su zapato raído en La quimera del oro; y por otro, el de Keaton estragulando a su novia en El maquinista de la General cuando desesperado le pide más leña para alimentar a la locomotora y ella le da una astilla.

Pero hablaba de Yo, Fatty. Novela que me ha hecho recuperar en Internet imágenes de este cómico hoy olvidado que cayó al abismo tras ser empujado por los representantes de la moral, pese a que judicialmente resultara inocente del delito por el que se le acusó. Gracias a Stahl, el gran cómico que fue recupera la voz y le cuenta al mundo su versión (y la que la justicia dio por verdadera) de aquellos hechos desgraciados que segaron la vida de la aspirante a actriz Virginia Rappe.

Yo, Fatty es una novela triste y crepuscular, uno de esos títulos que te empapan de melancolía y te hace ver tu alrededor de otra manera. También te hace un poco más consciente del mundo que te rodea, y de la pesadilla en la que te puedes encontrar mañana si los medios orquestan sin pruebas que eres culpable de cualquier cosa. Incluso de haber nacido.

Un título imprescindible.

“Es lo que descubres cuando el mundo se vuelve contra ti. Ves las cosas de un modo diferente. Coges una guía telefónica llena de personas que en su día creíste que eran amigos –o al menos que no eran tus enemigos, que no querían pillarte– y, una tras otra, les oyes decir cosas sobre ti que no te habrías imaginado que pensara tu peor enemigo, y no digamos ya en voz alta. Me refiero a cosas horribles, odiosas, personales… Y se las dicen a los periódicos. Y tan descorazonador como la conducta de la gente que conoces es la de que gente que no conoces.” (Yo, Fatty, Jerry Stahl, página 221)

La suerte está echada…

Sábado, Diciembre 13th, 2008

La suerte está echada. El director general de Cultura del Cabildo de Tenerife, Cristóbal de la Rosa, anunció ayer la programación de cine difícil –aunque estudiando los título de la nueva temporada creo que hasta le gustará a Ángel Llanos– que comenzará a exhibirse en Tenerife Espacio de las Artes (TEA) tras el cierre anunciando de nuestro querido Cine Víctor a partir de enero de 2009. Me consta que no ha sido un trago fácil el que ha tenido que tomar de la Rosa para asumir desde su cargo la muerte de la última sala de verdad que le queda no sólo a Tenerife sino al archipiélago, pero así están las cosas, e historias cómo éstas comienzan a ser habituales en la vida cultural de Canarias. Hoy más curtural que nunca. El Cabildo se desprende de la gestión del Víctor y a partir de ahora, cual Poncio Pilatos redivido, se limpia las manos ajeno al futuro del cine que tanto contribuyó a hacernos la vida más feliz.

En fin, ellos sabrán. Son ellos los que pasarán a ocupar una de las páginas más negras de la Cultura en las islas, porque abandonar su gestión en los tiempos que corren significa su cierre para siempre. No nos engañemos. ¿O engañémonos? La verdad es que estoy harto de engaños y de las torpezas de quienes gestionan mis dineros. Eso se suma a la pena enorme que siento porque mi sala, mi cine, mi templo oscuro muere pese a la indignación del puñado de aficionados que han puesto el grito en el cielo, ese ¡¡¡NO AL CIERRE DEL CINE VÍCTOR!!! que espero que resuene cuando se inicie el nuevo año.

Escribo estas líneas con la sensación de que me han robado algo delante de las narices. También con la lógica frustración de quien esperaba mucho más de Cristóbal de la Rosa. Su figura se me ha quedado pequeña porque creo que no ha tenido ni astucia ni valor para capear esta crisis. La crisis del cierre.

Las cosas no se arreglan prometiendo que habrá cine independiente en el TEA, y que la programación la seguirá llevando Emilio Ramal, a quien habría quen preguntarle (si le dejan, que creo que no) qué opina de esta decisión. No me gustaría estar en la piel de ninguno de los dos. Del primero porque su equivocada decisión ya empaña una de las páginas recientes de la vida cultural canaria; y del segundo porque continuará con una labor que ya no volverá a ser la misma.

No sé qué diablos pasará con el Cine. Ni qué piensan hacer sus propietarios con la sala. Mucho me temo que cerrará a cal y canto, y que pronto formará parte del siniestro paisaje de las grandes salas de cine muertas pero no enterradas de Santa Cruz de Tenerife. Ved el Teatro Baudet, ved esa bolera en la que se transformó el Rex, imaginad ya el cartel de cerrado en la fachada del Víctor…

Demonios, que son muy malos tiempos para la lírica en Canarias.

¡Qué bueno vivir aquí!

Pan y circo: ¡¡¡Fiestah, fiestah, fiestah!!!

Viernes, Diciembre 12th, 2008

No debería de sorprendernos a esta alturas la noticia que hoy saca en primera página el Diario de Avisos pero qué quieren que les diga, debo de ser tonto porque incluso sospechándolo (la periodista Mayte Méndez nos advertía esta misma semana en La Opinión de Tenerife de lo que se avecina con el teatro Guimerá) no puedo creerlo. Me niego a creerlo.

Tengo la extraña sensación de que con la excusa de la crisis (más madera, ¡qué es la crisis) los responsables de la cosa pública (también pasa en la privada pero es asunto de empresa) están perpetrando todo tipo de desatinos porque hoy más que nunca poseen patente de corso. Y como vivimos en un archipiélago pequeño y con tendencia peligrosa al ombliguismo (no hay más mundo en estas islas que el que marcan las fronteras reales del mar), la primera víctima siempre es la cultura. Quizá porque algunos lumbreras saben que un pueblo culto no es manejable, mientras que un pueblo inculto sí que es fácil de manejar. O manipular.

Decía que el Diario de Avisos publica hoy que El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife castiga a Cultura y premia a Fiestas, información en la que se recuerda que desde 2007 se ha recortado un 43,19%  y un 18,02 por ciento las transferencias dinerarias al primer y segundo área respectivamente. Pues bien, y siempre según la misma información, que firma Jessica Moreno, para el 2009 Deportes recibirá del Ayuntamiento un total de 4.509.762 euros, Cultura 3.197.108 euros y Fiestas 5.118.887 euros.

La periodista añade que en el caso del Organismo Autónomo de Fiestas, a la cantidad aportada inicialmente, “que como todas las áreas municipales sufrió un recorte presupuestario de alrededor de un 30%, se sumó 1.500.000 euros para hacer frente a las deudas anteriores de la concejalía, aspecto que no se ha llevado a cabo en el resto de organismos autónomos”.

Da que pensar.

Tras consultar las cifras, este recorte salvaje al departamento que dirige Ángela Mena me sospechar que el próximo año culturalmente no vamos a estar sobrados. Aunque mucho me temo que por el contrario sí que disfrutaremos de los lindo curturarmente hablando.

No tengo nada en contra de las fiestas, y mucho menos de la que para unos es la joya de la corona de la capital tinerfeñea como son los carnavales, pero me indigna y me parece sonrojante que se sacrifique el buen nombre de la cultura en favor del pan y circo, que es lo que los emperadores romanos ofrecían a la plebe para que no se les pusiera escandalosa. Sobre todo en tiempos de vacas flacas como son los actuales.

A este paso, es más que probable que espacios escénicos como el Guimerá terminen por desandar el camino que tan dolorosamente habían emprendido y que regrese a los espectáculos de feria; habrá que olvidarse también de otras actividades culturales para todos los públicos como fueron el Salón del Cómic de Tenerife y la Feria del Libro Infantil, una experiencia cultural y lúdica que supo llenar de niños nuestro parque García Sanabria con el fin de despertarles el interés por la lectura. Así como de otras tantas actividades que pasarán a mejor vida por el dichoso recorte presupuestario mientras apenas se afeita los dineros a fiestah, fiestah, fiestah como gritaba Pocholo, el aristócrata de sangre azul de los freaks nacionales. Claro que algo me dice que al tal Pocholo tampoco deben de gustarle las películas que se exhiben en el cine Víctor, espacio que vive este mes sus últimos estertores. Aunque el responsable del navajazo cultural ha sido en esta ocasión el Cabildo de Tenerife.

Hace unos días colgaba un post donde me quejaba de que son malos tiempos para la lírica. Hoy añado que son malísimos tiempos para la cultura en Santa Cruz de Tenerife. La cultura está hoy más que nunca grogui en el chicharro; k.o. a punto de ser técnico, lo que deberían de aprovechar otros ayuntamientos para arrebatarle el monopolio cultural (que no curtural) que ostenta esta ciudad desde hace años.

Pienso en La Laguna, una ciudad bellísima aunque algo fría y húmeda para mi reuma. O en el Puerto de la Cruz… O en cualquier otra que sepa recoger el testigo cultural y mantenerlo con la dignidad que se merece. Ojalá me equivoque, pero Santa Cruz de Tenerife una vez más muere en soledad.

Pan y circo.

¡¡¡Fiestah, fiestah, fiestah!!! 
 

Tras el rastro de nuestro Rastro

Jueves, Diciembre 11th, 2008

Siempre me han gustado los rastros, que son algo así como grandes supermercados de la ocasión al aire libre. Tiene algo de moro esto de los rastros. Algo de zoco árabe. Si  usted es una persona viajada y ha estado en algún país que inspirtó Las mil y una noches sabrá más o menos lo que digo. Entre las experiencias más fascinantes de mi vida están aquellas en las que he tenido la oportunidad de sumergirme en los bazares de Estambul, El Cairo, Ammán, Damasco y Túnez. Experiencia lisérgica, en la que me he dejado arrastrar por la mezcla de olores, colores y sensaciones. Los rastros que he visitado en la península (y es algo que hago habitualmente cuando recalo en cualquier localidad de este país) no tienen el look de los árabes pero sí que mantienen algo de su desorden. Es decir, que no hay cosa que más me guste de un rastro que lo que tiene de anárquico y por lo tanto de desacralizador con el objeto consumista. Porque de esto se trata en estos grandes almacenes de los cachivaches usados.

Además, siempre he pensado que un objeto usado conserva algo de la vida de su anterior dueño. En este sentido, y con los libros que he ido recopilando gracias a los rastros que he pateado con la misma devoción de un  peregrino, creo que el perfume de su anterior propietario todavía se respira entre las páginas del volumen cuarteado. Y se percibe ese aroma al tropezarte con una frase subrayada a lápiz (nunca bolígrafo, por favor) o unas fotografías que aparecen abandonadas en la novela de tapas arrugadas y en las que encuentras, como por casualidad, unos rostros desconocidos con una ancha y satisfecha sonrisa en los labios.

Así, de repente, toda esta reflexión me la ha suscitado la noticia de que los vendedores del Rastro de Santa Cruz de Tenerife se oponen a irse a la avenida de San Sebastián porque dispersaría su oferta de alternativas, ya que los vecinos donde está instalado en la actualidad, la avenida de Ángel Guimerá, están hartos del caos que se organiza todos los domingos bajo sus viviendas.

Entiendo a los vecinos de Ángel Guimerá como entenderé a los vecinos de San Sebastián si se produce el traslado del Rastro, así que me parecería inteligente que los responsables del Ayuntamiento santacrucero se rompieran la cabeza para buscar otros espacios para no incomodar a la ciudadanía.

La Meca de los rastros españoles es, qué duca cabe, el de Madrid, localizado en uno de los barrios con más solera de la capital de España, como es el de Lavapiés y aledaños. En Madrid, el iniciado en bucear por sus callejuelas encuentra áreas muy definidas donde adquirir ropa usada, libros usados, cacharros usados y lo que haga falta. Además, como es una zona de bares, entre compra y compra de lo que sea puedes tomarte un pincho con una caña con los amigos, lo que convierte a este rastro en algo tan especial y único de cuantos he recorrido.

Así que merece la pena perder toda una mañana subiendo y bajando callejuelas en este gran zoco madrileño porque sólo en una ciudad tan extraña y atípica como Madrid, rompeolas de todas las España, se puede encontrar uno con un rastro de estas características.

Entiendo que imitarlo en Santa Cruz de Tenerife resultaría bastante difícil, sobre todo porque en esta provincia tenemos la manía de cuestionar todo lo que huele a lúdico salvo el Carnaval. Yo creo que este prejuicio ha sido determinante a la hora de marcar nuestro carácter como personas, reduciendo si cabe aún más nuestra visión del mundo. Por mucho que me aseguren, desde instancias superiores, que Canarias es tierra cosmopolita. Eso sería antes, porque ahora…

Pase lo que pase con la ubicación del Rastro de (y no en) Santa Cruz de Tenerife animo a quien sea (la autoridad competente, como dirían en una película de Berlanga de los años 50) a que ubiquen sus puestos en un espacio que dé vida a esta ciudad en estado catatónico, sobre todo los domingos y fiestas de guardar.

La idea es que el Rastro encuentra su sitio en una ciudad como Santa Cruz de Tenerife. Sobre todo porque con el paso de los años ha ido adquiriendo cierta identidad como rastro. Su estilo, en ocasiones deliciosamente caótico, pero esta es una de sus señas.

No creo que por esto afecte tanto su cambio de ubicación, aunque para que cale en la sociedad santacrucera necesita de un lugar que no esté sometido a los vaivenes de la vecindad. El Rastro no debe morir, como tampoco debe morir el cine Víctor, ni el teatro Guimerá…aunque tal y como están hoy los políticos con su campaña de ¡¡¡más madera, es la crisis!!! no sé que decirles yo del futuro de mi bendita tierra guanche.

Un ratito musical y otro de poesía

Jueves, Diciembre 11th, 2008

* Si de lo que se trata es de escuchar buena música, pincha aquí y luego hablamos: http://www.efeeme.com/revista/revista_ficha.aspx?id=3115&ids=2 

* Ahora bien, si lo que te gusta es la poesía, apunta en la agenda que los días 18, 19 y 20 de este mes habrá un recital de poesía en el antiguo convento de Santo Domingo. El día 19 a las 20 horas leerá sus poemas Bruno Mesa. 

* El ciclo Enciende África, que CajaCanarias organizó desde finales de febrero en diversos emplazamientos del archipiélago, ha sido reconocido en el ámbito nacional como una de las mejores obras culturales desarrolladas por las Cajas de Ahorros a lo largo de 2008. La revista Actualidad Económica así lo ha valorado y premiado esta semana en Madrid, en un acto en el que hizo entrega del tercer máximo galardón a Alfredo Luaces, subdirector de Obra Social y Relaciones Institucionales de la entidad canaria. Enhorabuena.

¡¡¡Vampiros!!!

Miércoles, Diciembre 10th, 2008

 vampiros.jpg

El esperado éxito de la versión cinematográfico de Crepúsculo, primera de las novelas de la saga de la escritora estadounidense Stephanie Meyer, pone de manifiesto que el mito del vampiro no ha pasado de moda. Paralelamente a esta nueva interpretación de los no muertos, la semana pasada finalizó en los Estados Unidos la primera temporada de la serie True Blood, otra de vampiros, seres de ficción que, como otros compañeros de viaje (la criatura del doctor Frankenstein, la momia o el hombre lobo), han sido capaces de adaptarse a los tiempos, proponiendo en algunos casos delirantes relecturas adolescentes con sabor a los viejos pulps (caso de la momia) o defensas encendidas de los más bajos instintos machistas, como fue el revival que sufrió el hombre lobo en los años ochenta en películas como Un hombre lobo americano en Londres, En compañía de lobos y Aullidos, tres interesantes filmes que piden a gritos su recuperación.

Sin embargo, si hay una criatura del infierno que sigue seduciendo en este mundo globalizado es el vampiro, personaje cuyo máximo poder de atracción puede residir en su perpetua juventud y refinado estilo de vida. Duerme de día pero ¿vive? de noche. Disfruta, además, de una envidiable capacidad sexual basada en el arte de morder con sus colmillos el cuello de sus víctimas para beber su sangre, y si bien es incapaz de ver su reflejo en los espejos (según la lectura tradicional del mito), la no vida resulta bastante atractiva, aunque deba tolerar ciertas jerarquías e incomodidades.

El vampiro postmoderno es un vampiro inmaculado y adolescente, un perpetuo rebelde sin causa para espanto de los nuevos Van Helsing, personajes que si bien antaño encarnaban la fortaleza del bien, en estos tiempos confusos han terminado por ser dibujadoas como payasos fundamentalistas (*). Ese es el retrato que ofreció Francis Ford Coppola en su arrogante y empalagosamente romántica Drácula. Suscitando un modelo que no ha dejado de ser posteriormente explotado hasta la saciedad, lo que cabreó bastante a los puristas de la excelente novela de Bram Stoker y de las películas de la Hammer, productora que en los años sesenta propuso una inteligente renovación del mito guardando las formas. Es decir, respetando su modelo original victoriano pero explotando la sexualidad del vampiro en technicolor.

La reciente literatura fantástica también ha encontrado un filón inagotable (o al menos eso parece) en estas criaturas de la noche. Tras la revolución que supuso la ambigüedad de los vampiros de Anne Rice, nacieron a su sombra nuevas propuestas sobre el mito intentándolo ajustar a nuestras enfermedades y tentaciones contemporáneas. De pronto, el vampiro puede convertirse en estrella de rock, volver a ver la luz del día gracias a ese diabólico invento que es el cinematógrafo y a psicoanalizarse como si se tratara de un miembro de la familia de Los Soprano. En todo caso, parece que el vampiro quiere ser un igual entre humanos, o al menos salir del armario para darse a conocer en sociedad rompiendo una de las máximas que, a titulo particular, considero más interesantes del mito: su existencia radica en que nadie cree, precisamente, en su existencia.

Cada década genera sus propios monstruos, y tras años de hedonismo y lujos para todos los públicos como han sido los precedentes aunque no los que vendrán, está claro que el vampiro ha vuelto a encontrar su lugar en el mundo. En especial cuando garantiza una adolescencia o juventud perpetua.

Algo me hace sospechar, no obstante, que dentro de poco volverá a adquirir protagonismo el hombre lobo cuando se nos convenza que el pelo es bello. Aunque el proceso de metamorfosis resulte cinematográficamente hablando algo dolorosa. Lo que no creo que prospere son mestizajes entre ambas ¿especies? como chabacanamente se nos mostró en Underworld, porque cuando se mete en la misma coctelera a unos y a otros el seguidor de esta gran familia de pesadilla tiene la sensación de que le toman el pelo. O lo que es lo mismo, que la cosa por muy serio que se tome apesta a parodia.

Y ni el vampiro, ni el hombre lobo, ni la momia, ni la criatura del doctor Frankenstein y otras faunas del averno cinematográfico se lo merecen.

(*) Tendría que ser un híbrido entre humanos y vampiros, y encima afroamericano, el que rompería esta tendencia en las hasta ahora dos entregas de Blade, protagonizadas con su hieratismo característico por Wesley Snipes.