Archive for Noviembre, 2020

El intruso electrónico, un libro de Jorge Gorostiza

Martes, Noviembre 24th, 2020

Jorge Gorostiza, arquitecto, se ha especializado en cine, arte al que le ha dedicado varios libros que se ocupan de la vida y obra de cineastas (David Cronenberg y Peter Greenaway) o de la relación que mantiene el invento atribuido a los hermanos Lumière con la arquitectura. Cuenta además en su ya nutrida bibliografía con trabajos dedicados a los directores artísticos del cine español y al análisis de películas, entre otros.

Su libro más reciente no se ocupa sin embargo de cine sino de la televisión, pero no de la televisión como llegó este aparato en los hogares españoles. El autor ya lo advierte desde las primeras páginas de El intruso electrónico. La TV y el espacio doméstico (Newcastle ediciones, 2019) al indicar que pertenece a la generación de la televisión, a la que nació con la irrupción de este electrodoméstico y a su paulatino dominio en los hogares. También a la que vio cómo el artefacto invadía las azoteas con aquellas antenas que hacían posible el milagro de observar imágenes en casa.

El libro está estructurado en nueve capítulos, cada uno de ellos con un título que avisa del tema que trata: El lugar en el hogar, Conexiones, Pulgadas fijas, Pulgadas móviles, El espacio del telespectador, Peligros en casa, Ficción en la realidad, Fuera del hogar y El castillo de cartón, este último segmento explica la imagen de la portada y avisa de cómo Jorge Gorostiza ha abordado los temas que hilvana en cada una de las partes. Una combinación entre el ensayo y la autobiografía ya que, como insiste el autor, la televisión llega a su casa cuando él era todavía muy pequeño lo que le da pie a describir la emoción que supuso contar con una pequeña pantalla en casa y reflexionar sobre el espacio en el que terminó por ubicarse.

A nuestro juicio una de los capítulos más interesantes del libro es el que propone e intenta resolver esta cuestión: el lugar que ocupó el nuevo aparato en los hogares, también en cómo transformó la fisonomía privada de nuestros hogares como también la del exterior, con ese bosque de antenas que hoy prácticamente ha desaparecido.

No se trata así de un volumen con ánimo teórico, un manual que explique la aparición y el posterior desarrollo del electrodoméstico en la vida privada y pública de aquella sociedad española de los años sesenta, sino de un libro en el que además de reflexionar sobre la importancia física del televisor se narra lo que significó para una generación de futuros telespectadores. De ahí que ocupara un espacio privilegiado en los hogares y que solía ser el salón o el salón comedor.

Las primeras emisiones de televisión en España comenzaron en diciembre de 1956 por lo que muchas personas de la generación del autor “creció con aquel aparato incrustado en nuestras casas, por lo que aunque no lo quisiéramos fue inevitable que influyera en nuestras vidas”, escribe Jorge Gorostiza en la introducción de la obra. Esto hizo posible, evoca a continuación, que “por primera vez haya tenido que reseñar mis propios recuerdos, porque quizás por mi provecta edad ya formo parte de la historia al menos, reciente, de este país”.

En El intruso electrónico converge el material ensayístico con el de los recuerdos y el resultado es un libro con notable interés no solo para quien vivió la irrupción de aquel aparato en los hogares españoles de esos años sino su efecto en el paisaje urbano, un asunto, explica, que a “muchos profesionales les cuesta reconocer”. El autor se refiere a los “factores exteriores a la disciplina arquitectónica que influyen decididamente en las edificaciones y que deberían tenerse en cuenta en los proyectos”.

Otro momento interesante que propone la obra es cuando el escritor recuerda el momento en el que llegó por primera vez a su casa el televisor. Fue en 1963 y relata cómo gracias a este aparato hizo que “viniera más gente a mi casa”. Pero éste es solo uno de los argumentas que despliega Jorge Gorostiza para subrayar la importancia que desde entonces ha ido alcanzando el televisor, importancia que todavía mantiene pese al avance de otros dispositivos como son los ordenadores y el desembarco hace algunos años de la televisión por cable y la aparición de las grandes plataformas, monstruos audiovisuales que han cercenado en parte el monopolio que hasta bien entrado los años ochenta del pasado siglo XX todavía disfrutaba un invento que, como se dijo, entró en casa con la idea de quedarse. De formar parte del mobiliario con una función útil: entretener.

La televisión sirvió, igualmente, para reunir a la familia en torno al televisor así que actuó como elemento cohesionador pero son características que se han ido transformando con el paso de los años, despojando de su utilidad –de hoguera en torno a la cual se congregaba la tribu para calentarse y de paso contar historias– por otra cosa. La televisión que recuerda el libro de Jorge Gorostiza ya no es la televisión de estos días que nos ha tocado vivir, es como si el invento se hubiera convertido en un aparato que ha perdido su utilidad, de las atractivas tareas, más allá de las técnicas, que disfrutó en un tiempo que ahora parece que fue mucho mejor.

* TEA Tenerife Espacio de las Artes acoge este miércoles, 25 de noviembre, la presentación del libro El intruso electrónico a partir de las 18.45 (entrada a partir de las 18:15). El acceso es gratuito con inscripción presencial el mismo día de la presentación. Aforo reducido a 46 personas

Saludos, una caja no tan tonta, desde este lado del ordenador

Vergüenza ajena: del “rico” patrimonio histórico de Santa Cruz de Tenerife a los libros de Luis Yeray y la librería de la que no se supo más

Lunes, Noviembre 23rd, 2020

* Un periódico local publica hoy mismito un recorrido que organiza el Ayuntamiento de la capital tinerfeña por el “rico” patrimonio histórico de la ciudad. Como es natural, el reportaje es ligero y en el mismo no se detecta ningún asomo de crítica o sospecha sobre lo que le venden al cronista que lo escribe.

La excursión parece que parte del cementerio de San Rafael y San Roque que permanece cerrado, explica el autor del artículo, porque ahora está en obras. Ignora, sin embargo, que salvo el Día de Difuntos, las puertas del histórico campo santo chicharrero estaban cerradas a cal y canto. También que entre los ilustres que descansaban ahí dentro (se escribe descansar porque ya no guarda restos de quienes fueron mortales) se encontraba entre otros los de Secundino Delgado, que fue aquel hombre que pasó gran parte de su vida en América y la otra en las cárceles penando por sus veleidades autonomistas a finales del XIX e inicios del XX.

El recorrido lleva también a los paseantes a visitar el antiguo templo masónico que está ubicado en la calle de San Lucas. No se dice en el artículo cuál es el estado actual de su fachada (no se puede acceder a su interior), tampoco de cómo sobrevive ruinoso y emparedado entre dos edificios que han borrado la dignidad de tan venerable espacio que, lástima, ni Ayuntamiento ni las distintas familias masónicas que conviven en las islas se ponen de acuerdo para salvar el que es uno de los emblemas de esta capital de provincias que siempre ha procurado mirar a otra parte cuando se habla de su pasado. Un pasado humilde, de pescadores que se buscaban la vida en la mar… De ahí lo de chicharreros. Pero en fin.

El itinerario por el “rico” y descuidado patrimonio histórico de la ciudad que me vio nacer y en la que vivo no se detiene, cosa extraña aunque previsible, en el parque Viera y Clavijo creo yo que por vergüenza ajena. Esa excursión informativa debería de conducir a los vecinos de la capital y a los vecinos de otros pueblos de la isla, islas y de donde sean, a un parque que agoniza desde hace muchos años y del que nadie quiere hacerse cargo. El Gobierno de Canarias, el Cabildo y el Ayuntamiento se han pasado de tacón el qué hacer con un espacio que hace años vivió su momento de esplendor y al que se le puso el apellido de Cultural. Es decir que no era solo Parque Viera y Clavijo sino Parque Cultural Viera y Clavijo. El parque contaba y cuenta con dos escenarios en el exterior y la sala Pérez Minik, que era cerrada y que demolieron hace tiempo. No se puede acceder tampoco al recoleto patio de los cipreses, en el que se encontraba un busto de José de Viera y Clavijo que ignoro dónde puede encontrarse. Tampoco se puede acceder a las dependencias del edificio neogótico que, hace años, muchos, muchos años, acogió el Colegio de las Asuncionistas.

Podría continuar pero esta ciudad deja de ser cada día un poco menos la ciudad que conocí, pero invitaría a los que organizan ese paseo a que recorrieran desde las alturas el barranco de Santos, que parece el basurero alternativo de la ciudad y se dieran un salto a otro parque, el de la Granja en obras que parecen eternas y a recorrer las ramblas para observar el estado de conservación en el que se encuentran sus esculturas. En fin, al final va a ser cierto que Santa Cruz de Tenerife más que vivir, muere en soledad.

* Ya no se hace pero hubo un tiempo en el que los periodistas preguntaban a los políticos qué libros eran los que estaban leyendo. Creo que esta costumbre se perdió porque los que se dedican a la cosa pública no leen libros sino informes, esa es la excusa más socorrida, aunque la verdad fuera que, en definitiva, no leían ni leen libros.

Claro que si lo hacen, que se lo pregunten a sus asesores o a uno que al menos lea… libros. En Instragram, el 2 de noviembre, el alcalde de La Laguna, ciudad universitaria y antigua capital de Tenerife y de Canarias, Luis Yeray Gutiérrez anuncia que el doctor José Miguel Gaona participa en el I Congreso de Seguridad y Turismo, para añadir que se trata del autor de Al otro lado del túnel, “una aproximación divulgativa pero de carácter científico, realizada por un psiquiatra, a las experiencias cercanas a la muerte (ECM)”.

Nivelazo intelectual el de Luis Yeray. Y pobre, muy pobre la vida cultural de una ciudad que hace mucho, mucho tiempo, abandonó su apuesta por la cultura.

* Por cierto, alguien podría decirme qué diablos pasó con la Librería del Cabildo. Le dedicamos hace unos meses un post que le costó el puesto de Director Insular de Cultura a Leopoldo Santos Elorrieta. Y cese fulminante que degeneró en una pequeña crisis en el Cabildo de Tenerife que mal se resolvió de manera salomónica. ¿Alguien puede decirnos dónde terminaron los libros? y lo más importante ¿qué demonios va a pasar con la Librería?

Saludos, apaga y vámonos, desde este lado del ordenador

El Palmetum acogerá la 33 Feria del Libro de Santa Cruz de Tenerife del 3 al 8 de diciembre

Viernes, Noviembre 20th, 2020

El Palmetum acogerá la 33 Feria del Libro de Santa Cruz de Tenerife del 3 al 8 de diciembre. Colabora estrechamente en esta edición el V Festival Atlántico de Género Negro, que se celebrará del 25 de noviembre y el 8 de diciembre de 2020 después cambiar su calendario –que suele desarrollarse a mediados de marzo desde su primera edición–, por coincidir con la declaración del estado de alerta por la pandemia de la Covid-19.
 
En una situación histórica como la que se atraviesa, el festival, además de haber aplazado su celebración, ha dispuesto de las medidas necesarias para garantizar su compromiso con la cultura segura. El festival comienza, como ya es habitual, con la puesta en marcha de su faceta académica, con la celebración entre el 25 y el 27 de noviembre de la cuarta edición del Seminario Internacional de Investigación en el Género Negro desarrollado en colaboración con la Universidad de La Laguna (ULL), bajo la dirección del profesor de Literatura Española de esta universidad Javier Rivero Grandoso. Todas las actividades serán seguidas a través de Internet.
 
La coordinación con las administraciones públicas que colaboran con Tenerife Noir permite la ubicación de sus actividades en espacios que cumplen las exigencias impuestas por la pandemia en relación a los aforos para las actividades culturales. Las circunstancias relacionadas con estos aforos dependen de los distintos espacios designados para el desarrollo de cada actividad.


 
Está previsto el uso del Espacio La Granja, el Centro de Arte La Recova; el Gastro del Museo de la Naturaleza y la Arqueología (MUNA), Mues.ca; la Rambla de Santa Cruz y el Palmetum, el espacio donde también se celebrará la Feria del Libro de Santa Cruz de Tenerife, evento con el que el Festival Atlántico de Género Negro coordina su programación en esta edición, del 3 al 8 de diciembre.
 
Con el fin de facilitar al público la información y el registro para asistir con seguridad a cada acto, el festival ha habilitado una herramienta digital en su página web: www.tenerifenoir.com. Estos espacios acogerán el desarrollo de las actividades literarias, cinematográficas, teatrales y musicales de Tenerife Noir este año.
 
“Hemos hecho un esfuerzo extraordinario para encontrar con nuestros colaboradores los espacios que garanticen el cumplimiento de las normas de seguridad para el público y el mantenimiento de actividades presenciales, en las que extremamos las medidas de necesarias; no obstante, hemos previsto también el desarrollo de algunas actividades que se difundirán a través de Internet”, explica el director y productor del festival, Alejandro Martín.

Saludos, ni un paso atrás, desde este lado del ordenador

Da que pensar, artículos periodísticos de Víctor Álamo de la Rosa

Miércoles, Noviembre 18th, 2020

Más de un centenar de artículos y ensayos publicados en prensa y revistas desde 1987 a 2020 es lo que reúne Da que pensar, textos y pretextos para una antología, el último libro del escritor canario Víctor Álamo de la Rosa. Editado por Mercurio Editorial, el volumen, de más de trescientas páginas, ha sido compilado por dos filólogos, María Nieves Pérez Cejas y Victoriano Santana Sanjurjo, quienes se encargaron de localizar los principales artículos periodísticos del escritor y que se encontraban desperdigados por varias publicaciones, tanto en prensa como en revistas.

Saludos, mañana más, desde este lado del ordenador

Luis Carlos Castañeda obtiene por la novela Cuando venga el Rey el 7º Premio Literario Amazon

Martes, Noviembre 17th, 2020

El periodista y escritor canario Luis Carlos Castañeda ha ganado el 7º Premio Literario Amazon por su obra Cuando venga el rey, una ficción histórica que recrea la visita de Alfonso XIII a La Palma en la primavera de 1906. En esta edición, al concurso de la multinacional se han presentado más de 5.500 obras literarias procedentes de 50 países.

Cuando venga el rey lleva por subtítulo Amor y muerte en una isla a la deriva, y se trata de la primera novela de Castañeda, quien escribe una ficción histórica basada y ambientada en los hechos acaecidos con motivo de la visita del rey Alfonso XIII a La Palma, a principios del siglo XX. Se trata de una historia coral donde la isla y, en especial, Santa Cruz de La Palma y la sociedad de la época se convierten en actores principales.

Si pinchan en este enlace podrán leer lo que escribimos de la novela cuando tuvimos oportunidad de leerla.

Saludos, enhorabuena, desde este lado del ordenador

La Roca

Martes, Noviembre 17th, 2020

Ha pasado ya mucho tiempo pero sigo mirando a Roy Harold Scherer, Jr. (Winnetka, Illinois, 17 de noviembre de 1925 – Beverly Hills, California, 2 de octubre de 1985) conocido como Rock Hudson, como un héroe. Héroe por enfrentarse a la muerte con la misma dignidad como la que supo imprimir a los personajes que interpretó a lo largo de una carrera que está cuajada de obras de notable interés, y héroe porque si no hubiera sido actor habría entonces que buscar a otro que estuviera a su misma altura. Una tarea imposible porque Roy –detestaba que lo llamaran por su nombre artístico– fue uno.

El actor que respondía a la perfección al estereotipo de galán, alto, fuerte, tremendamente atractivo, hizo carrera en una industria que estimulaba la doble moral. Una cosa era el personaje que los estudios construían para el público, en el caso de Roy la invención de Rock Hudson, y otro el difícil itinerario de intentar ser él mismo siempre y cuando fuera discreto.

La carrera cinematográfica de Roy está marcadas por cuatro grandes etapas. Una primera en la que participa en películas de aventuras como El capitán Panamá, La espada de Damasco y Rifles de Bengala. Estimables western como Winchester 73 (Anthony Mann, 1950) donde hace de ¡¡¡indio!!!; Fiebre de venganza e Historia de un condenado, estas dos últimas a las órdenes de Raoul Walsh y la que, personalmente, considero una de las mejores películas de desperados de la Historia del Cine: El último atardecer donde todos, Roy, Kirk Douglas, Dorothy Malone, Joseph Cotten y Carol Linney están en estado de gracia bajo la atenta mirada del cada día más reivindicable Robert Aldrich.

La segunda etapa en la cinematografía del actor se encuentran los melodramas que dirigió a las órdenes de Douglas Sirk. Se tratan de películas si quieren demenciales pero que todavía hacen estremecer. Sirk, una de cuyas primeras películas, La Habanera (1937) se rodó en mi Canarias-se-va-al-carajo, contó con Hudson como protagonista en nueve largometrajes, nueve si no cuento mal, para ver con el corazón en un puño como son Obsesión, Solo el cielo lo sabe, Ángeles sin brillo y Escrito sobre el viento, ente otros. De hecho, Orgullo de raza, del mismo director con el mismo actor, puede entenderse como el filme de transición de su cine de aventuras al melodrama. Una vez superada esa etapa, la trayectoria Roy se inclinó por una serie de comedias musicales donde contó como pareja con la cantante y actriz Doris Day y Tony Randall. Se tratan de comedias amables, de teléfono y pantalla partida, repleta de equívocos sexuales que fueron la marca de una fábrica que encumbró a Rock y no a Roy a la cúspide de su fama y popularidad.

Sus últimos trabajos ya no tuvieron que ver demasiado con el cine sino con la televisión. Fue el protagonista de McMillan y esposa, serie que se metió al público en el bolsillo y que siguió, quien ya tenga una edad digamos que provecta, con la familia reunida para ver la televisión y Crónicas marcianas, que si bien no termina de rendir justicia al clásico literario de Ray Bradbury, sí que se rodó en un archipiélago como es el que habito que hace años, muchos años perdió la noción de sí mismo.

Al margen de estas constantes, hay dos películas inclasificables que hicieron más grande el nombre de la Roca. Una de ellas es Gigante (George Stevens, 1956), en la que trabaja con una Elizabeth Taylor en la plenitud de su juventud y James Dean en el que sería el último trabajo de su fulgurante carrera y una película rara, dicen algunos que adelantada a su tiempo y de la que Roy como Rock Hudson pensó que se trataba del mejor trabajo de su filmografía, Plan diabólico (John Frankenheimer, 1966), una de cuyas imágenes apoya gráficamente estas líneas escritas como siempre de manera apresurada.

La Roca rodó muchas más películas a lo largo de su carrera. También fue protagonista de otras series de televisión que no alcanzaron el éxito de McMillan y esposa.

Comentan quienes fueron sus amigos que al conocer su enfermedad supo llevar la procesión por dentro y que entre los pocos que se quedaron a su lado cuando se conoció qué mal lo había dejado en los huesos ahí estuvo siempre Elizabeth Taylor.

Roy Harold Scherer, Jr falleció los primeros días de octubre de 1985. Rock Hudson comenzó a vivir a partir de ese día a través de sus películas. No es un mal epitafio para la carrera de un actor cuya vida parece confundirse con la leyenda.

Saludos, amén, desde este lado del ordenador