Archive for Febrero, 2024

La Fundación CajaCanarias hará pública las bases de sus premios a finales de febrero

Miércoles, Febrero 21st, 2024

Tras un proceso de reconversión interna y la modificación de las bases para participar en los diferentes premios que convoca, la Fundación CajaCanarias informa que ésta y no otra ha sido la razón que explica que sus bases no se hayan hecho públicas en enero, como era habitual hasta ahora, sino que habrá que esperar para conocerlas a finales de febrero de este año.

La Fundación cuenta en la actualidad con nueve convocatorias, que son el Premio Benito Pérez Armas de Novela, el Premio Isaac de Vega de Relato Corto, el Premio Pedro García Cabrera de Poesía, el Premio de Artes Plásticas Manolo Millares, el Premio de Música Joven Alberto Delgado, el premio de Fotografía Cebrián-Poldo Cebrián, el premio de Investigación Agustín de Bethencourt, el premio de Música María Orán y el premio de Cortometrajes Manolo Villalba.

En la categoría de novela, el Benito Pérez Armas fue declarado desierto el año pasado, aunque no en las otras dos modalidades literarias que premia. Es de suponer que el jurado de 2024 sea el mismo que el de la edición pasada aunque parece que la Fundación está apostando por rotar sus comités de deliberación, lo que apremia, sobre todo en el terreno literario porque la mayoría de sus decisiones están lastradas por prejuicios a las literaturas de géneros.

En la ya larga historia de estos premios, al Benito Pérez Armas se han presentado escritores noveles como consagrados. En este último caso, consagrados por cultivar precisamente un tipo de literatura de género por el que fueron ninguneados en este concurso aunque sus obras alcanzaran tiempo después una notoriedad a nivel nacional que no hubieran alcanzado si llegan a recibir el Pérez Armas lo que significa que, por un lado hasta le hicieron un favor a novelas como La estrategia del pequinés, de Alexis Ravelo, una de las más premiadas en su momento y que optó al Pérez Armas sin que llegara a pasar la primera criba.

En fin, cosas de este concurso y cosas de esta santa tierra.

(+) En la imagen, foto de familia del acto de entrega de premios 2023 que la Fundación CajaCanarias organizó el pasado 19 de enero de 2024 en un acto desarrollado en su Espacio Cultural de Santa Cruz de Tenerife.

Saludos, bola de billar, desde este lado del ordenador

Golpe de gracia, una novela de Dennis Lehane

Martes, Febrero 20th, 2024

Con el cada día más embriagado de sí mismo James Ellroy, Michael Connelly y alguno más, Dennis Lehane es uno de los escritores norteamericanos de género negro y criminal más leídos dentro como fuera de su país, los Estados Unidos. La ciudad de Boston aparece prácticamente en toda su obra, es un personaje más que acompaña a los personajes de carne y ficción que protagonizan sus libros, lo que incluye una población heterogénea que por azares de la vida termina a un lado o al otro lado de la ley.

Tras el estreno de Mystic River, un oscuro policíaco dirigido por Clint Eastwood, el nombre de Lehane sobrepasó los límites que marcan los lectores de novela policíaca para llegar a otra clase de públicos poco o nada afines al género, la mayoría entusiastas seguidores a partir de entonces de la producción literaria del escritor porque además de saber cómo hay que contar una historia, revela las grandezas y miserias de sus personajes, muchos de origen irlandés, católicos practicantes que no tienen muy claro en algunos de los casos la distancia que separa el bien del mal.

De irlandeses y del bien y del mal trata también Golpe de gracia (Salamandra, colección Black, 2024) una novela que como la mayoría de las novelas de Dennis Lehane, te cogen por la pechera, te zarandean y que no puedes dejar de leer porque pese a que te suena de qué va la historia, está tan bien narrada, tan bien urdida, cuenta con un esqueleto tan sólido que toda la carne que pone el escritor para darle sustancia se hace “real”. Al mismo tiempo convierte Boston en una ciudad que si bien no tengo el gusto de conocer, gracias a sus novelas conozco. Antaño solo sabía que fue allí donde un grupo de colonos disfrazados de pieles rojas tiraron cargamentos de té destino a Gran Bretaña y que aquel acto de rebeldía (camuflada, eso es verdad) desató lo que conocemos como la guerra de independencia de Norteamérica, en las que intervinieron aquellas primeras trece colonias que se atrevieron a desafiar al imperio.

La protagonista de Golpe de gracia es Mary Pat, una mujer de origen irlandés que no ha tenido demasiada suerte en la vida. Junto a dos maridos ausentes y un hijo fallecido por las drogas, se suma ahora la desaparición de su hija adolescente, Jules, y la muerte de un chico de raza negra en las vía de un tren. Esta muerte fue un asesinato y puede desencadenar una guerra racial entre blancos contra negros.

Mary Pat, desesperada por la desaparición de su hija, emprende una investigación por su barrio, Sourthie, un caluroso verano de 1974, en plena batalla contra la desegregación racial de las escuelas públicas que emprende el alcalde la ciudad.

Sourthie está dominado por una mafia irlandesa que vive de los negocios sucios y que cuenta con la lealtad de su gente porque parece que trabajan por y para el barrio. El caso es que poco trabajo es el que hacen por la vida en Sourthie pero tienen a toda su población en un puño porque no perteneces al barrio si eres un chivato.

Mary Pat ha crecido en este entorno tan hostil, entorno en el que aprendió a luchar con los puños. Lleva encima mucho odio acumulado, parte del cual ha canalizado hacia los negros que amenazan con llegar a las que consideran sus escuelas. Mientras tanto, la mafia irlandesa estimula esta guerra traficando con armas y drogas con bandas afroamericanas. Ambos son la cara y la cruz de un mismo problema, aunque Mary Pat, que es toda una madre coraje, dirige su venganza hacia los suyos, los blancos irlandeses por razones que entenderán si leen esta novela que, se reitera, no deja descanso.

No se trata de lo mejor de su escritor, sin embargo. Lehane cuenta con una trilogía, la de los Coughlin, que a mi juicio me parece hasta la fecha su mejor obra, ese libro que no te cansas de recomendar porque se trata de una obra si no maestra, casi maestra. ¿Esperaba por ello encontrar el mismo efecto con Golpe de gracia?, pues sí y no a la vez, por muy contradictorio que resulte. Por un lado porque uno es consciente que es muy difícil llegar a la redondez que alcanzó con la trilogía Coughlin y por otro porque ningún escritor se merece comparaciones con sus libros anteriores, por gigantescos o menores, que también, que estos resulten.

Con todo, Golpe de gracia tiene efecto, poder, voluntad de golpear una y otra vez. Uno se convierte en cómplice de Mary Pat y confía, por otro lado, que regrese en otras novelas un detective de la policía, Bobby, que como otros personajes de Lehane, ciertos hechos cometidos en el pasado todavía le pasan factura.

Y no, no es Mystic River ni la saga de los Coughlin. Se le puede criticar incluso que resulte demasiado obvia pero es de agradecer la manera en cómo está escrita esta especie de camino hacia el infierno que emprende una mujer a la que le han dejado sin metas los mafiosos del barrio, lo jefes de un territorio que no han cuidado pero que exigen a sus vecinos protección y que miren hacia otro lado.

Una novela, Golpe de gracia, que efectivamente lo es. Aunque más que golpe diría que es un mazazo contundente y que explica que su autor, Dennis Lehane, siga ocupando los primeros puestos en el podio de grandes escritores de novela negra norteamericana. La actual, la que sigue la senda de los clásicos para denunciar las miserias de un país que, pese a Donald Trump, sigue siendo grande y generoso.

Saludos, mirános, desde este lado del ordenador

Un arpegio de lluvia en el cristal, una novela de José Luis Correa

Lunes, Febrero 19th, 2024

Catorce son ya las novelas que José Luis Correa ha dedicado a Ricardo Blanco, su peculiar investigador privado que se mueve como pez en el agua por las calles de la capital grancanaria. El personaje apareció por primera vez hace ya unos años en la novela Quince días de noviembre y desde entonces y hasta llegar a esta Un arpegio de lluvia en el cristal (Alba, 2024) ha llovido lo que se dice mucho.

Más allá del caso que le toca resolver, en esta novela el asesinato de una pareja de homosexuales, lo más interesante del ciclo literario protagonizado por Blanco son las escenas cotidianas que vive el personaje y la aparición de los coprotagonistas de la serie, todos ellos personajes que han ido evolucionando desde que aparecieron en títulos anteriores para servir de apoyo al detective. En ésta, sin embargo, llama la atención que José Correa, su creador, haya decidido dejar a su detective privado más solo, que no aislado, así que el contrapeso que representaban “los amigos” de Blanco no resulta tan insistente como sí pasó en otros libros de la saga.

Las novelas, siguiendo una tradición que institucionalizó Dashiell Hammett, están narradas en primera persona y la forma de expresarse así como los giros abundantes en floridos canarismos son muy comunes en estas historias donde, ya digo, más que despertar la atención por lo que se investiga y cómo se investiga, lo atractivo es observar la manera en la que se desenvuelve su protagonista mientras descubrimos a través de sus ojos la capital grancanaria.

Esta novela, que quizá sea de las más literarias de la serie, y se dice literaria no porque José Correa haya hecho un esfuerzo por cuidar el estilo ni proponer juegos metaliterarios sino más bien porque el pequeño y a veces asfixiante mundillo literario grancanario adquiere un especial protagonismo en el relato al conocerse que uno de los miembros de la pareja además de su trabajo también era escritor.

Esta circunstancia da lugar para que Correa a través de Blanco ofrezca un retrato si no certero sí que preciso sobre una realidad que también tiene sus hedores. Hedores que provoca el hecho de vivir en sociedades tan aisladas (pese a Internet y todo ese folclore) como son las insulares. Lo que no termino de entender, aunque se usa claramente como una metáfora es el título de esta nueva aventura más que investigación de Ricardo Blanco, ese Un arpegio de lluvia en el cristal que si bien tiene hondas resonancias poéticas no termino de encontrarle sentido a una obra total como es esta novela, una más de la saga Blanco y por lo tanto otro título al que los seguidores de este peculiar investigador privado tiene, lo que explica por otro lado que ya sean catorce (y se dice pronto, catorce) las novelas en las que ha aparecido hasta la fecha y todo hace indicar que nos lo volveremos a encontrar el próximo año porque José Correa y su creación son de los que nos recuerdan que están ahí año tras año.

Un arpegio de lluvia en el cristal está dedicada a Alexis Ravelo, el escritor grancanario también especializado en novela negra y criminal que nos dejó a finales de enero de 2023. Un justo homenaje al escritor y al amigo ausente, autor, también de un personaje fijo que apareció en seis de sus novelas, Eladio Monroy, que vivía plácidamente en la calle de Murga de la capital grancanaria, calle por donde transita el detective de José Correa en las páginas de Un arpegio de lluvia en el cristal y en el que quise ver asomado a una de sus ventanas al ex jefe de máquinas de barco mercante Monroy, ese tipo con cabeza rasurada y tatuaje con la letra K.

Es una pena, ahora que lo pienso, que José Correa y Alexis Ravelo no escribieran una historia a cuatro manos protagonizada por Blanco y Monroy, dos hombres y un destino cuya fusión hubiera resultado como experimento interesante al menos.

En la serie de Correa la mayor parte de la información la conocemos a través de lo que piensa su protagonista que es quien nos cuenta el caso. Esto hace que no haya demasiados diálogos ya que estos los interpreta nuestro Phillip Marlowe con acento grancanario. Reaparecen personajes de novelas anteriores, como Gervasio Álvarez, policía ya retirado que le echa una mano en sus investigaciones a nuestro ¿héroe? Y Beatriz, la compañera sentimental de nuestro ¿héroe?, que no deja de ser un sentimental. Otros personajes habituales que reaparecen son la sufrida secretaria y ese periodista que pertenece a una raza de reporteros por desgracia en extinción).

Entre las curiosidades que aporta este nuevo título de la saga destacaría en todo caso las líneas que se le dedican a Agustín Blanco, padre de Ricardo, “un hombre que se mamó la guerra sin comérselo ni bebérselo ni entender una vaina por qué estaba luchando”, ya que contamos con información de otro miembro de la familia del protagonista, el otro fue el abuelo Colacho, que desaparece en un de las entregas de la serie.

Un arpegio de lluvia en el cristal aporta alguna que otra novedad pero sigue el curso de los anteriores libros como ese naturalismo descriptivo, la práctica ausencia de violencia pese a que se trate de una novela negra y criminal, y la visión optimista que tiene Ricardo Blanco pese a las desgracias a las que se encuentra novela tras novela e investigación tras investigación.

Saludos, se dijo, desde este lado del ordenador

Fallece el escritor y periodista Fernando Delgado

Domingo, Febrero 18th, 2024

Fallece el escritor Fernando González Delgado, más conocido como Fernando Delgado (Santa Cruz de Tenerife, 1947-Faura, Valencia, 2024) autor de una de las mejores novelas, a mi juicio, que han retratado la sociedad santacrucera, Ciertas personas, un título al que llegué en el momento en el que tenía que haber llegado aunque la primera y última conversación que mantuve con él fue a propósito de la publicación de sus memorias De la radio a las letras (Memoria de infancia y juventud) que publicó hace apenas unos años la editorial Nectarina.

Ganador de numerosos premios litrerarios, entre otros el Planeta por La mirada del otro, reproducimos a continuación la entrevista que le hicimos precisamente por la publicación de esas memorias en las que recuerda su niñez a pocos metros de una de las calles más marginales de la capital tinerfeña, hoy prácticamente en obras, llamada de Miraflores.

FERNANDO DELGADO: “Vivivimos unos tiempos trastornadillos”

Autor de una de las mejores novelas escritas sobre Santa Cruz de Tenerife, Ciertas personas, junto a La ciudad tiene otra cara, de Luis Gálvez Monreal, Tiempo de espera, de José Antonio Rial, Guad, de Alfonso García-Ramos y Los puercos de Circe, de Luis Alemany, Fernando Delgado (Santa Cruz de Tenerife, 1947) publica la primera entrega de sus memorias de infancia y juventud con el título de De la radio a las letras (Nectarina, 2022), un libro en el que repasa un tiempo pasado teñido por la nostalgia.

Estos recuerdos, dispersos como son todos los recuerdos que recuperamos, toman el pulso a una ciudad a través de una serie de personas que contribuyeron a cimentar en su momento lo que se conoce como esplendor intelectual chicharrero. Un esplendor que tuvo pero no retuvo la capital tinerfeña.

El escritor y periodista tenía previsto presentar este libro hoy, lunes, 26 de septiembre, en el Círculo de la Amistad XII de enero, en Santa Cruz de Tenerife, pero las condiciones climatológicas han obligado a aplazar un acto en el que también estarían Alberto Omar, el periodista y escritor Juan Cruz y el portavoz y consejero de Administraciones Públicas, Justicia y Seguridad del Gobierno de Canarias, Julio Pérez.

Fernando Delgado es autor de una importante producción literaria en la que se encuentran título como Tachero y Exterminio en Lastenia a novelas que lo han consolidado como escritor y entre las que se encuentran La mirada del otro, por la que recibió el premio Planeta 1995; Sus ojos en mí, que obtuvo el premio Azorín en 2015 y ahora Todos muertos, una sátira demoledora contra el mundo que vivimos. Ese mundo que para el escritor y periodista anda ahora mismo “trastornadillo”.

- Escribe De la radio a las letras…

“En realidad se trata de un ejercicio de memoria que surgió cuando me encontraba en una clínica. Me ha gustado mucho este ejercicio de la memoria porque lo fue también de la lectura y de no quedarme solo en la descripción de hechos ni de la sospecha, esa misma sospecha que solo contribuye al ruido mediático que nos impide pensar. Por ejemplo, recuerdo ahora cómo Juan Benet, que detestaba, despreciaba la obra de Benito Pérez Galdós, unos días en los que estábamos juntos paseando por las calles de Las Palmas de Gran Canaria, se detuvo, entró en una tienda de anticuarios y adquirió con remilgos una estatua del escritor que prometió regalarme pero murió y no sé qué fue de la escultura”.

- ¿Y usted coincide con Juan Benet en su desprecio a la obra de Galdós?

“No, no… Galdós fue y sigue siendo un gran escritor al que hay que leer. Un maestro verdadero de nuestras islas y de nuestro país. Fue un personaje extraordinario”.

- Estas memorias que ahora publica son de infancia y juventud. ¿Las habrá de madurez?

“Por supuesto”.

- En estas memorias reivindica el patio, ese mismo patio que me hizo recordar la canción infantil.

“Para los que son de mi quinta y que nacieron en Santa Cruz de Tenerife el patio fue siempre una posesión común, sobre todo para los que vivieron en casas terreras, como era la mía. También los portales de aquellas modestas arquitecturas que volví a reconocer, y me emocionaron grandemente, en algunas ciudades y pueblos de nuestra América”.

- ¿Y cuáles son sus primeros recuerdos?

“Entre mis primeros recuerdos está el frescor del suelo del patio, siempre el patio, de mi casa. Y yo gateando. Cruzaba entonces del territorio de una manta que ponían en el suelo para preservarme del frío y de la eventual suciedad, y me expandía por todo el patio. En aquel patio preponderaban las helechas, las begonias, las varas de San José, que florecían por marzo; los anturios o las clavelinas que mi abuela cuidaba con sus riegos tempraneros y que estaban exultante todo el año con sus colores diferentes. El patio me servía también para aprovechar los accidentes naturales del suelo, las grietas que el tiempo había formado y que yo representaba como calles imaginarias por donde solía pasear los cochecitos que podía comprar en la plaza de Weyler por dos pesetas y entre los que recuerdo con especial cariño las guaguas, las guaguas de dos pisos que nunca tuvimos en Tenerife. Las líneas urbanas que había entonces en Santa Cruz eran escasas y yo repetía en aquellas grietas los itinerarios y pregonaba los destinos como lo pregonaban los cobradores”.

– En el libro evoca el momento en que entra en la radio, donde entra por su voz.

“Hasta los catorce años mi bachillerato fue elemental, después pase al superior y más tarde marché a la Escuela de Magisterio. Estudié también en el Colegio Tinerfeño Balear y en la Universidad de La Laguna. Más tarde, me trasladé a Madrid. En los años de adolescencia tuve un maestro, el esposo de mi madrina, Rafael Granados, un hombre extraordinario, que fue quien me propuso acercarme a la radio, Radio Juventud de Canarias, donde coincidí con Ignacio García de Talavera. Tendría como unos dieciséis años”.

-¿Qué tipo de programas realizaba?

“Era locutor y después creo que tuve algunos programas pero ya no me acuerdo de cuáles pero sí que aprendí mucho con todos”.

- ¿Y cuándo da el salto a Radio Nacional de España?

“Fue tras superar unas oposiciones cuando ingresé en RNE. Y encantado de la vida”.

- Cuenta en sus memorias que vivía muy cerca de la calle de Miraflores.

“Pasé por aquella calle, que era la calle de las putas, pero yo iba con mucho miedo porque de pequeño fui un chico muy religioso”.

– ¿Y qué sensaciones tiene de la capital tinerfeña cuando camina de nuevo por las calles de su infancia?

“La veo trastornada pero igual de trastornada que otras ciudades y pueblos de España. Estamos trastornadillo”.

- ¿Trastornadillos?

“Trastornadillos porque la vida la tenemos ahora bastante apagada, desde las clases, desde las tradiciones, desde las escrituras pero también desde la política esto está esto un poco trastornado”.

- Trastornadillo.

“Sí, mejor trastornadillo”.

- En De la radio a las letras incluye al final una serie de retratos de personas que influyeron notablemente en usted como Vicente Aleixandre, Fernando Fernán Gómez, Terenci Moix, Domingo Pérez Minik…

“Domingo Pérez Minik fue mi padre de un modo muy generoso. Éramos muy jovencitos Juan Cruz y yo, y estábamos muy vinculados a él y él con nosotros. Paseábamos juntos hasta el Puerto y más tarde, cuando iba a Madrid, nos vimos mucho también. Fue un hombre extraordinario”.

- Leo que se define como un periodista capaz de escribir novelas. ¿Hay periodistas que son incapaces de escribirlas?

“Los hay que son capaces y otros que no. Estos últimos solo se consideran periodistas pero luego están los otros, ese grupo en el que estoy metido, que son capaces de hacer las dos cosas”.

– Antes hablábamos que vivimos unos tiempos trastornadillos, ¿parte de ese trastorno lo refleja en su última novela, Todos muertos?

“En este libro lo que el lector encontrará es un territorio entre la inteligencia y la jodienda”.

- ¿Y hasta que punto su estilo literario ha quedado condicionado por su actividad como periodista?

“El estilo literario lo he vivido desde el periodismo y casi, casi, estuvo ahí desde el inicio de mi narrativa, que parte de mis vivencias. En estos momentos preparo una serie de textos con los que puedo retrotraerme y pronto se publicará un libro de poema…”

– Soy sin ser (desde lo vivido a lo pintado).

- Sí, ese es el título, que publica Pre-Textos.

- ¿Tiene Fernando Delgado un proceso de creación?

“Lo tuve pero ya no lo tengo, lo he perdido. A mi edad, 75 años, creo que de la noche que me queda de aquí al día esto va a estar muy jodido pero bueno a lo mejor desaparezco… ¿sabes?”

El Gobierno de Canarias presenta…

Viernes, Febrero 16th, 2024

El área de Cultura del Gobierno de Canarias agrega nuevos libros a sus distintas colecciones literarias. Se trata de Leopoldo, de Jorge Fonte, que se añade a la colección Agustín Espinosa de narrativa; el poemario Lluvia de fuego en Canaán, de Juan Castro Gaviño, que lo hace en Nuevas Escrituras Canarias; La latitud irreparable, de Marta Giménez, que se suma a la biblioteca Natalia Sosa Ayala de poesía, y el ensayo Turisferia, de Samir Delgado, que ya forma parte de la Clavijo y Fajardo.

Estos libros se presentaron a la última convocatoria literaria celebrada por el Gobierno autonómico para la integración de nuevos títulos dentro de sus bibliotecas. Próximamente se anunciarán las fechas de presentación de cada una de las obras. Cada colección contó con un jurado independiente que evaluó los textos enviados en el último certamen del Instituto Canario de Desarrollo Cultural. Además de su publicación y presentación, los autores galardonados cuentan con un incentivo económico de 4.000 euros, de impulso a la creación literaria.

Saludos, ya saben, desde este lado del ordenador

La estrella amarilla del inspector Sadorski, una novela de Romain Slocombe

Jueves, Febrero 15th, 2024

La aparición de Léon Sadorski en la literatura negra y criminal es una de las más afortunada creaciones que nos viene de Francia, un país que tiene buen gusto para este tipo de literatura, y la que le abrió las puertas y de paso prestigio al género negro norteamericano en Europa. Todo muy francés porque francés fue también lo de traer al viejo continente el jazz y el cine de Hollywood (fue la crítica francesa la que llamó maestros a cineastas británicos y norteamericanos como Hitchcock, Ford, Hawks y Lang, entre otros).

Creado por Romain Slocombe las peripecias de este policía muy de su tiempo, los años 40, en un París ocupado por el ejército de la Alemania nazi, me siguen resultando fascinantes con la publicación de la segunda entrega de la serie, La estrella amarilla del inspector Sadorski (Malpaso, 2023) ya que no toca presentar al personaje sino seguir el curso de la investigación en la que se mete de cabeza: ¿quiénes fueron los autores del atentado con bomba a un café frecuentado por policías y justo delante del Palacio de Justicia?

En contra de la primera novela de la saga, El caso Léon Sadorski, aquí nazis muy pocos, por no decir que ninguno salvo los que aparecen como extras, para recordar al lector que la novela se desarrolla en una Francia partida por la mitad y con una zona ocupada, París incluido, y otra “libre” bajo una república de pandereta.

En La estrella amarilla del inspector Sadorski los protagonistas son franceses, franceses que colaboraron con los nazis, entre ellos nuestro inspector, y los que operan bajo la resistencia, en este caso la del partido comunista francés, fuertemente dependiente de las decisiones del camarada Stalin.

Entre medio, uno de los sucesos más oscuros de la historia del siglo XX en Francia, la gran redada del Velódromo de invierno, que llevó a la detención de miles de judíos para ser deportados a los campos de concentración. Entre ellos niños cuyo destino final fue el de perecer en las cámaras de gas de Auschwitz.

Si leyeron las primera novela sabrán la peculiar relación que mantiene este policía con los judíos, por un lado los persigue como un perro de caza pero por otro protege a una adolescente que lleva la estrella amarilla de David cosida en la ropa. Las intenciones son claras pese a que Sadorski sea un hombre felizmente casado.

Lo mejor de estas dos noveles, y las que espero que vendrán, es el retrato que ofrece el escritor sobre aquel París ocupado y las bajezas con muy pocas grandezas de los parisinos. Slocombe tiene la facultad de transportarnos a ese tiempo, tal es la documentación de la que se sirve para que todo resulte estremecedoramente realista. En este sentido, resultan escalofriantes las escenas en las que estructura la gran redada del Velódromo de Invierno, el sufrimiento de tantos y tantos hombres, mujeres y niños a los que se les obligó a abandonarlo todo solo por ser judíos.

La serie Sadorski ha resultado devastadora en la sociedad francesa porque ésta sigue empeñada en creer el mito de la Resistencia y de la guerra de liberación que no fue tan heroica. La gran mayoría de los franceses claudicaron ante la Alemania nazi y se acomodaron para vivir lo más cómodamente bajo la sombre del Tercer Reich, que traspasó su obsesión antisemita a un pueblo, el francés, donde este sentimiento ya estaba larvado, solo hacía falta un ejercicio de poder para que saliera de los armarios y viera la luz de la manera en lo que lo hizo.

Las dos novelas que de momento se han publicado al español de Léon Sadorski son así libros de Historia con H mayúscula, y una forma de ver esa misma Historia con una mirada realista, alejada de leyendas y héroes. En estas novelas los hombres son ambiciosos, arribistas, gente a la que le gusta mostrar su identificación de policías porque les abre todas las puertas y de paso fuerzan a un sastre judío a que les haga trajes sin pagar un solo franco a cambio de protección. O acoger bajo su ala a una jovencita judía no por sentimientos humanitarios precisamente.

Sadorski es un canalla pero es que ser un canalla es lo que le da esa humanidad que lo hace real y tan humano. Por individualista y por aprovechado en unos tiempos marcados por el odio y en lo que se normalizaron crímenes tan despreciables como el que llevó a miles de judíos a ser hacinado en ese Velódromo de invierno de tan triste recuerdo para los franceses, con el fin de ser transportados hasta el corazón de Europa con destino a la muerte.

La novela es muy recomendable, sobre todo para los que todavía creen que cualquier totalitarismo (sea de derechas o de izquierdas) es bueno. Pone el dedo en la llaga, además, al contar como comunistas y nazis mantuvieron un breve romance con el pacto nazi-soviético (1939) y cómo estas corrientes ideológicas se radicalizaron al quebrarse las relaciones tras la atronadora invasión del ejército alemán a la Unión Soviética… Parece una paradoja y lo es como lo son todas las paradojas. Sadorski, de hecho, es una gigantesca paradoja.

Saludos, ayer se quemó la sardina, desde este lado del ordenador