Archive for Febrero, 2024

Fallece el historiador Nicolás González Lemus

Miércoles, Febrero 14th, 2024

Fallece el historiador Nicolás González Lemus. Natural de La Orotava, pero muy vinculado al Puerto de la Cruz, historia que escribió en varios libros que se han convertido en referentes para aproximarse a la primera ciudad turística del Archipiélago.

Licenciado en Filosofía y doctor en Historia por la Universidad de La Laguna, Nicolás González Lemus marchó a Londres para trabajar en su tesis doctoral rebuscando documentos en la British Library y otros archivos británicos (Royal Geographical Society, Hakluyt Society, Public Record Office, Royal Society…). Fue autor de Piratería inglesa en las islas Canarias, título que fue su último libro publicado, concretamente el año pasado en la editorial sevillana Renacimiento.

Enamorado de la cultura anglosajona y su pasión viajera durante el siglo XIX, y en especial de la huella que dejó impresa en el Puerto de la Cruz, el historiador era miembro de la Royal Historical Society y del Instituto de Estudios Canarios, el CSIC, y el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, donde fundó la revista Catharum.

En su papel como historiador, Nicolás González Lemus dedicó algunos de sus libros a recordar la visita de ilustres turistas al archipiélago y en concreto al Puerto de la Cruz como Winston Churchill, la escritora Agatha Christie y tres de los miembros del grupo de rock The Beatles, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr. Es de destacar también aunque fuera una de sus facetas menos conocidas, su inquebrantable compromiso con la memoria histórica al ser descendiente de una familia represaliada durante el régimen franquista.

En su bibliografía destacan los libros que dedicó a la presencia británica en las islas y algunos dedicados a la presencia alemana como Viajeros naturalistas y escritores de habla alemana en Canarias.

Profesor retirado de Historia Económica del Turismo en Canarias, en el Centro Universitario Iriarte, de la Universidad de La Laguna en el Puerto de la Cruz, impulsó la creación de la revista Turismo y junto a su buen amigo Melecio Hernández Pérez fue coautor del imprescindible volumen El turismo en el Puerto de la Cruz a través de sus personajes).

Premio de investigación Álvarez Rixo, del III Premio Mare Nostrum y de Investigación Histórica Antonio Rumeu de Armas, combinó siempre que pudo la docencia y la actividad académica con la dirección de la sección de Ciencias Sociales y Humanidades de la librería Lemus así como solicitó como miembro del Consejo Científico la concesión de Patrimonio Natural de la Humanidad al Parque Nacional del Teide en 2007.

En su extenso currículo como investigador, que fue una de sus grandes pasiones junto al Puerto de la Cruz, La Orotava y La Laguna, dirigió el proyecto Evolución Histórica y Geográfica del Viaje y del Turismo en Canarias, que organizó la Consejería de Educación, Universidades, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, en colaboración con ULPGC y ULL en 2010.

En la actualidad trabajaba para el Cabildo Insular de Gran Canaria en una investigación sobre los viajes a Canarias protagonizados por los ingleses y su papel en la invención del turismo a finales del siglo XIX.

Autor de una treintena de libros, en su bibliografía destacan títulos como Las Islas de La Ilusión (Británicos en Tenerife. 1850-1900), Del hotel Martiánez al hotel Taoro, Las Islas Canarias en la British and Foreign Bible Society, La Expedición alemana de 1910 a las Cañadas del Teide, Viajeros por sol, playa y descanso o Viajeros victorianos en Canarias, con prólogo del hispanista sir Raymond Carr.

Hasta la próxima, Fran

Sábado, Febrero 10th, 2024

Nos conocíamos porque ambos trabajamos en este oficio tan ingrato que es el periodismo. Durante unos años en empresas en abierta competencia y durante otros en el mismo periódico, Diario de Avisos, donde Fran Domínguez ejercía ahora de subdirector y responsable de la crítica cinematográfica y de series de televisión, además de llevar un blog que no sé qué destino tendrá o tuvo mientras miro el horizonte cubierto de calima y me pregunto qué es la vida y me respondo que un frenesí porque los sueños, sueños son…

La última vez que pude hablar con él, al margen de las conversaciones estrictamente profesionales, esas en las que me preguntaba vía telefónica “oye, que has puesto esto y creo que queda mejor explicado así que asá…”, fue en un encuentro casual en la calle, cerca del veterano cine Víctor, que ahí sigue, resistiendo el acoso del tiempo.

Y por consenso acordamos entrar en el café bar Imperial para charlar con algo caliente entre las manos aunque vivo en una ciudad donde la palabra frío parece que no existe en su diccionario… En el de Fran sí que existía. La palabra frío, digo. Fran era de La Orotava, esa hermosísima ciudad del norte de la isla tan incómoda (por sus cuestas demasiado inclinadas) de pasear.

Estábamos sentados en la barra del Imperial, un cortado y un barraquito, también dos vasos de agua. No recuerdo la de él pero la mía seguro que era de bolitas. Sentados en los taburetes Fran me habló de la Asociación de Informadores Cinematográficos de España (AICE), de la que era miembro y que vota los premios Feroz y me animaba a que me hiciera socio pero yo no estaba muy por la labor.

Pertenezco de hecho al gremio de los que nunca entrarían en un club que admitiera a gente como yo pero eso, dicen, lo soltaba Groucho Marx y siendo marxista pero de los hermanos no del otro, el gigante y canoso melenudo autor de El capital, a Fran le entró la risa y nos despedimos sin saber cuándo ni dónde nos íbamos a reencontrar.

Estuvo trabajando un tiempo en el gabinete de prensa del Cabildo de Tenerife con el anterior gobierno pero dejó aquella responsabilidad para regresar al Diario de Avisos porque así tira este oficio tan ingrato y poblado de ingratos.

Por fortuna, Fran Domínguez destacaba dentro de la profesión porque era simple y llanamente buena gente. Así como un tipo bregado en la redacción, de esos que se pasan media vida dentro de un periódico mientras el mundo sigue en marcha y tú intentas informar de lo que le pasa… Con la sombra del cierre siempre presente.

Y los nervios y terminar la jornada para regresar a casa siendo consciente que nadie te va a pagar las horas extras. Todo ese tiempo dedicado a que las cosas salgan bien sin recibir un euro a cambio de tu esfuerzo. Todo ese trabajo, todas esas horas dedicadas a la empresa gratis. Son las cosas que tiene trabajar en el oficio más bello del mundo, que es una frase que dijo (creo que con mucha ironía) Gabriel García Márquez, claro que el autor de Cien años de soledad trabajó en esto cuando trabajar en esto era otra cosa…

Es muy jodido escribir un óbito sobre alguien al que conocías y respetabas aunque nuestros caminos fueran por caminos diferentes. Como dije, si algo recuerdo de Fran Domínguez es que era por encima de todas las cosas un buen tipo. Un buen tipo al que le gustaba leer, escuchar música, el cine y las series de televisión.

De Fran leí –y en el periódico donde ahora era subdirector– una de las mejores entrevistas que le han hecho a Juan Carlos Fresnadillo, el director de Esposados, el mediometraje que llegó a los Oscars, y de Intacto, 28 semanas después, Intruders y ahora Damsel, que estrenará Netflix un mes de estos.

Si encuentran esa entrevista les invito a que la disfruten porque es una delicada obra de orfebrería periodística con preguntas directas y en ocasiones incómodas pero que nunca buscan faltar el respeto al protagonista. Y es que así era Fran Domínguez, un tipo además de bueno, un gigantesco profesional.

Esta mañana, mientras repasaba los periódicos por Internet, me enteré de la amarga noticia de su fallecimiento y me entró una pena grande. Muy grande. Por un lado porque se va un tipo al que apreciaba (y cada vez son menos los que aprecio, más los que se dedican a este oficio de ingratos que es el periodismo) y por otro porque ya no podré leer sus comentarios sobre cine y cuando se terciaba, las entrevistas que de tanto y en tanto, y cuando el tiempo se lo permitía, publicaba en el periódico que fue su casa y que también es la mía.

Muere Fran a una edad demasiado temprana, 52 años solamente, y esto me hace rabiar porque no es, no, no lo es, justo.

Cierro estas líneas apresuradas buscando una palabra que sirva de colofón para terminar un texto que solo pretende rendirle homenaje al compañero y al periodista.

A ese tipo bueno que fue Fran Domínguez.

El sueño del ladrón, del tinerfeño Eduardo Díaz, premio al mejor filme experimental en SEVIFF

Jueves, Febrero 8th, 2024

El sueño del ladrón (Eduardo Díaz), una audaz puesta al día de El ladrón de los guantes blancos (Romualdo García de Paredes y José González Rivero, 1926) ha obtenido el premio al mejor filme experimental en SEVIFF, Sevilla Indie Film Festival, un certamen de cine independiente internacional que se celebra en esta ciudad andaluza y que forma parte de IBERIFF • Iberia Indie Film Festivals, que proyecta nuevas producciones de artistas independientes de todas partes del mundo en Madrid (MADRIFF), Barcelona (BARCIFF), València (VALÈIFF), Sevilla (SEVIFF) y Lisboa (LISBIFF).

SEVIFF promociona las películas seleccionadas en su página web oficial www.iberiff.org y redes sociales, donde los seleccionados pueden compartir sus nominaciones con sus seguidores.

El sueño del ladrón propone una nueva mirada a la película silente El ladrón de los guantes blancos, oficialmente el primer largometraje canario, un filme que el paso del tiempo ha terminado por convertir en un título de culto. En el apartado técnico de esta propuesta colaboraron con Díaz Niki Weber (música); Pablo Bonet (fotografía) y Christian Buhener (sonido) quienes unieron esfuerzos para actualizar, “no restaurar”, la película de 1926.

Entre las actualizaciones destaca el uso de multipantallas y un montaje que da un nuevo ritmo a este clásico del cine en Canarias. El proyecto, no obstante, nació como un espectáculo en directo aunque más tarde Eduardo Diaz se decantó por la expresión cinematográfica deconstruyendo la cinta para volverla a construir respetando en todo momento el espíritu de la película original, muy de su tiempo ya que está notablemente influenciada por el folletín.

Eduardo Díaz espera estrenar esta experiencia cinematográfico a lo largo de 2024 pero todavía no se conocen fechas ni el lugar de exhibición.

Saludos, calima, calima, calima, desde este lado del ordenador

Cinco novelas finalistas optan al Premio Ciudad de Santa Cruz de Novela Criminal 2024

Miércoles, Febrero 7th, 2024

Cinco obras aspiran a obtener el X Premio Ciudad de Santa Cruz de Novela Criminal como mejor novela negra de 2023, que conceden el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y el Festival Atlántico de Género Negro, Tenerife Noir. Se trata de La ronda, de Francisco Bescós (Reservoir Books); Crisanta, de Juan Ramón Biedma (Alianza Editorial); La ley del padre, de Carlos Augusto Casas (Ediciones B); El miedo en el cuerpo, de Empar Fernández (Alrevés Editorial), y Buenos tiempos, de Victoria González Torralba (Siruela).

El festival presentó las obras seleccionadas este miércoles, 7 de febrero, en una rueda de prensa celebrada en la Biblioteca Municipal Central de la capital tinerfeña, en la que participaron el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, Santiago Díaz Mejías; el escritor Javier Hernández Velázquez y el director y productor de esta iniciativa cultural, Alejandro Martín.

El jurado que elegirá la mejor novela negra de 2023 escrita en español en la décima edición del galardón está presidido por el escritor mexicano Élmer Mendoza y se completa con la participación de la escritora y periodista Yanet Acosta; la Premio Novelpol a la mejor lectora 2022, Charo González, comisaria de Sant Boi Negre y presidenta del jurado de Cubelles Noir; la escritora y colaboradora del diario La Provincia Elizabeth López, también psicóloga, docente y el escritor Javier Hernández Velázquez, que también es fundador de Tenerife Noir y consigliere del “Sindicato”, el equipo que pone en marcha cada año este festival, al que también pertenecen Acosta y López.

Según explicó el secretario de este equipo, el director del festival, Alejandro Martín, el fallo se dará a conocer el próximo 9 de marzo. Como ya es una costumbre, el premio no se entregará a lo largo de la semana en la que se desarrolla el festival, solo se anuncia. “Decidimos esto hace ya varias ediciones, para no condicionar la calidad literaria del premio con la necesidad de contar con la presencia del autor durante el festival para proceder a la entrega, ya que no siempre se pueden ajustar las agendas, y damos así también oportunidad a que los clubes de lectura lean la novela ganadora y se pueda disfrutar de un encuentro enriquecedor”, explicó Martín.

“Para Santa Cruz es un privilegio que su nombre esté asociado al nombre de un premio literario que coloca nuestra ciudad en el mapa del género negro en español, tanto en España como en América Latina”, aseguró el concejal de Cultura de la capital tinerfeña, Santiago Díaz Mejías, quien recordó que el Ciudad de Santa Cruz de Novela Criminal es “uno de los pocos premios dotados económicamente en España a novela publicada”, al tiempo que destacó que “desde que Santa Cruz lo hace así, otros festivales se han animado a seguir esta misma línea”, un planteamiento en el que el premio va dirigido en metálico al autor con una dotación de 3000 euros, y no va a la distribución o a las editoriales, de forma que se trata “un reconocimiento y un estímulo a la creación” .

El secretario del jurado y director del Festival, Alejandro Martín, detalló también los pormenores del proceso de selección de las obras finalistas, que se hizo en esta ocasión a través de un equipo de 22 informantes del Festival Atlántico de Género Negro, un grupo compuesto de forma paritaria a nivel nacional entre diferentes ámbitos del sector del libro: librerías, universidades, autores, comisariados y direcciones de festivales y grupos de lectura, blogueros, editoriales…, constituido de forma paritaria por mujeres y hombres. Este grupo de informantes propuso 55 títulos de los que salieron las cinco novelas finalistas, escogidas por votación. Martín subrayó el hecho de que entre las firmas de los autores preseleccionados se encuentran 29 hombres y 28 mujeres, algo más de las obras escogidas, puesto que dos de ellas fueron firmadas al alimón también por parejas paritarias de autores.

Javier Hernández Velázquez recordó que “este galardón tiene un año más de recorrido que el festival, porque nació en 2015 en las jornadas Tu Santa Cruz Noir, que, un año después, cristalizaron en el festival Tenerife Noir” y que indican “el vínculo” de este evento literario y artístico en torno al género negro con la capital tinerfeña.

FIRMA FOTO: Juan C. Hurtado

Saludos, noche, desde este lado del ordenador

La galería de los antepasados, una novela de Andrea Cabrera Kñallinsky

Martes, Febrero 6th, 2024

La galería de los antepasados (Machado libros, 2023), de la escritora Andrea Cabrera Kñallinsky fue uno de los libros más interesantes, por originales, que se publicaron el año pasado así que espero que su recorrido por librerías haya tenido la respuesta que se merece porque esta obra además de contener literatura recupera algo de ese realismo mágicos que transformó el mundo de las letras, al menos las escritas en español, solo que con claves canarias porque Canarias, aunque no aparezca y si aparece es solo de refilón, es como territorio uno de los grandes protagonistas de una novela que destila sentimiento. Se nota además la influencia bien digerida de Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, que es un título que planea inevitablemente por la cabeza mientras se lee esta novela en la que se cuenta no una sino muchas historias.

Para adentrarse en este universo es necesario, antes que nada, que se dejen los prejuicios que tuvieran como lectores fuera para dejarse mecer por las aparentemente tranquilas aguas de un relato que tiene también algo de western por fronterizo.

El escenario, un pueblo, Santona, rodeado de plataneras y una casa decorada con unos fascinantes azulejos que tienen la capacidad de mantener presentes a los antepasados fallecidos de la familia protagonista, lo que permite a la autora mezclar planos narrativos en una obra coral en la que las mujeres son las grandes protagonistas. También las grandes sacrificadas de un libro en el que pasa de todo, y en el que se nos cuenta la vida de una unidad familiar perdida en cualquier zona rural de las islas, islas que pueden ser cualquiera del archipiélago canario.

Estructurada en tres grandes capítulos que son tres novelitas por sí mismas (La primera casa del pueblo, Los viajes y Paso del testigo) en La galería de los antepasados acontece un poco de todo.

Hay juego de naipes (nada más comenzar el relato se nos cuenta cómo el patriarca de la familia se hace con una ladera aparentemente baldía tras apostar su flota de camiones a una única carta contra un contrincante caprichoso como lo será su hijo) y continúa con la construcción de la casona en ese terreno y las relaciones que los protagonistas, ellas en especial, mantienen con los antepasados que se encuentran en esos hermosos azulejos que dan color a la casa pero también a ese ejército de protagonistas femeninas que saben unirse ante la adversidad así como protegerse unas y otras a medida que pasa el tiempo demoledor.

Hay crímenes, se pierden cosechas devoradas por la langosta, se hacen amistades y hay romances y se anidan enemistades que tarde o temprano pasarán factura. También hay secretos que se transmiten generación a generación e hijos que nacen condenados aunque la familia los arrope con la intención de apartarlos del mundo que existe alrededor de la finca inclinada en un paisaje donde si hay verde es el que salpican las plataneras con el fruto sin madurar y alguna palmera.

Escrita con un lenguaje sencillo y al que trufa con algunas palabras que proceden del español que se habla en Canarias, la novela consigue que me interese por sus protagonistas y que vea épica en el enorme esfuerzo que hacen todas ellas para mantener unida a una familia que como todas las familias tienen sus días felices pero también amargos. Estos elementos me hacen confiar que asistimos al nacimiento de una narrativa canaria que mira a Hispanoamérica sin el quiero y no puedo que marcó la trayectoria de la generación del 70. Su vocación, además, es universal para llegar a toda clase de lectores con independencia del lugar en el que nació. Y se hace fuerte. Tan fuerte, que en el caso de Andrea Cabrera Kñallinsky me transmite cierta nostalgia por unas islas que no creo que ya existan debido al hambre feroz por el territorio que caracteriza a la industria turística.

Santona, el territorio mítico que ha creado la escritora, lo entiendo así como una visión lejana de un archipiélago que existió pero que ya no es. Una tierra en la que podían producirse los milagros porque no había perdido su magia.

Y magia hay muchas en este libro que sabe conmover y que atrapa el corazón y lo eleva. Siento, a veces, que algunos de los miembros de esa familia me pertenecen porque me recuerdan a mis propios antepasados. Los que tuve el honor de conocer como los que formaron parte de la memoria de mis padres.

Toca el ánimo La galería de los antepasados, quizá porque reparte justicia y todo, como antaño pasaba en estas islas abandonadas de la mano de los dioses, queda celosamente guardado en casa. En la novela, una casona que se alza sobre una ladera. Alrededor, plataneras y un olor, que no dice pero que cuando leo el libro aprecio, a campo. A una tierra, Canarias, en la que apenas quedan espacios como esa Santona en la que discurren de la mano pasado y presente. Presente y pasado. La vida.

Saludos, gratamente sorprendido, desde este lado del ordenador

En busca de la luz, confesiones de Oliver Stone

Lunes, Febrero 5th, 2024

Escritor y guionista, Oliver Stone ha firmado algunas de las películas más importantes de las dos últimas décadas en su país, los Estados Unidos, inoculando en muchas de ellas un sentimiento de protesta política que si bien lo lanzó a la fama en sus inicios ha terminado por condenarlo al ostracismo en los tiempos que vivimos, tan extraños e inclinados a pensamientos ultras vengan de la izquierda como de la derecha ya que los extremos se tocan.

En busca de la luz –Memorias de Oliver Stone– (Cult Room, Libros del Kultrum, 2023) es solo la primera parte de una autobiografía en la que se sumergió el autor durante los meses de confinamiento provocados por la pandemia de la Covid-19, y los resultados no pueden haber sido más satisfactorios porque basta un mínimo conocimiento en la filmografía del cineasta para disfrutar con los contenidos de un libro en los que Stone se desnuda y confiesa, tanto, que las partes en las que el también escritor evoca su infancia y adolescencia y la peculiar relación que mantuvo con sus padres, arrojan algo de luz a las tinieblas de su quehacer cinematográfico, en especial las tres primeras películas que marcaron su carrera como director y, previamente, guionista de éxito en filmes como Conan, el bárbaro, El expreso de medianoche, El precio del poder y Manhattan Sur, esta última cinta acusada en su día de racista, y filme dirigido por Michael Cimino, quien animó a Stone durante el rodaje a que filmara Platoon, un proyecto accidentado que el cineasta llevó a la pantalla grande muchos años después, cuando el fenómeno de las películas sobre Vietnam se había puesto de moda.

En cuanto a su paso al otro lado, de convertirse en guionista a ser director de cine, En busca de la luz da explicaciones sobre esta conversión y da cuenta también de la delgada línea que separa la fama y el éxito del fracaso. La autobiografía cuenta con un subtítulo en el que Oliver Stone advierte con lo que se encontrará el lector cuando abra las páginas del libro: Escribir, dirigir y sobrevivir a El expreso de medianoche, El precio del poder, Salvador, Platoon, Wall Street… y a la industria del cine.

En esta primera parte de sus memorias, Oliver Stone se centra en su actividad como guionista de películas como El expreso de medianoche, El precio del poder y Manhattan Sur, aunque dedica también pero pocas líneas a Conan, el bárbaro, personaje creado por la imaginación del escritor Robert E. Howard y que llevó al cine un cineasta nunca lo suficientemente reconocido como es John Milius.

Resulta interesante conocer las relaciones que mantuvo el cineasta con los directores de estas tres películas, sobre todo con Alan Parker ya que no fueron especialmente buenas. En cuando a su primer largometraje como director: La mano, el director de Asesinos natos reconoce que se trata de un filme fallido aunque elogia a su actor protagonista, Michael Caine, que hacía en la película el papel de un dibujante de cómics que pierde accidente la mano con la que dibuja.

Los recuerdos de Oliver Stone se trasladan después a Salvador, que fue, tras La mano, la segunda de sus películas como director y la segunda que como espectador pude ver en un cine. El rodaje de la cinta, según relata, fue un caos y su relación con la estrella protagonista, James Wood, tirante por decirlo de una manera suave. El filme está basado en las experiencias de un periodista norteamericano en aquel país centroamericano, que primero quiso rodarse allí, en la república de El Salvador pero que no pudo ser por la inestabilidad que sufría ese castigado país centroamericano.

Stone fue calificado en sus inicios como un cineasta reaccionario, ideología que si bien pudo marcar sus primeros pasos en la industria se ha ido disolviendo con el paso de los años ya que hoy es uno de los cineastas más comprometidos de Hollywood, siendo criticado duramente por sus entrevistas (es verdad que con escaso nervio crítico) en los documentales que dedica a Fidel Castro, Hugo Chávez y Vladimir Putin.

La primera parte de esta autobiografía concluye con el rodaje y el estreno posterior de Platoon, el proyecto de su vida, la película que lo cambió todo, comenzando por él mismo. Después da pinceladas de otras películas que imagino que desarrollará con mayor entusiasmo en un segundo volumen que espero se publique pronto ya que dentro de la producción de libros sobre cine los de carácter testimonial, las memorias, biografías y autobiografías son interesantes pese a que la mayoría no profundicen en las miserias y sí solo en las grandezas de sus protagonistas.

Este y no otro es el caso de Stone con En busca de la luz que no es otra, la luz, la que lo hizo cambiar su forma de ver el mundo. Y transformación, cambio, alegrías (como el nacimiento de su hijo) y tristezas (la muerte de su padre) aparecen en un libro que se lee más como novela que como un ensayo sobre una manera de ver y entender el cine.

Al fondo, como si se tratara de un telón pintado, su experiencia como soldado voluntario en Vietnam, una guerra que intentó exorcizar de su cabeza con Platoon, la película que lo consagraría y por la que recibió el Oscar al Mejor Director.

Luego, y de esto imagino que hablará en la segunda entrega de sus recuerdos dispersos, vino Wall Street y JFK y más tarde Nacido el 4 de julio y El cielo y la tierra que forman con Platoon partes de su trilogía dedicada a la guerra de Vietnam, y sus retratos sobre presidentes como Nixon y Bush Jr, W, así como experimentales propuestas desbocadas, Asesinos natos, y biopics colosales que se quedaron en el camino, Alejandro Magno. Pero de todo esto hablará, espero, en un próximo libro. De momento, contamos con la primera parte de unas memorias que como su vida no tienen desperdicio.

Saludos, lunes, desde este lado del ordenador