Archive for Marzo, 2021

Llevadme a ver el mar, una novela de Jorge Fonte

Martes, Marzo 9th, 2021

La aparición en la república de las letras de Jorge Fonte es relativamente reciente. Si no se equivocan sus perfiles biográficos, irrumpe en 2017 con un libro de cuentos de carácter erótico titulado Natalia y otros relatos solo para adultos, volumen al que, tres años después, añadiría una continuación con Milena Velba y más relatos solo para adultos. En 2018 presentó su primera novela, Una isla a la deriva, en la que se sirve de un hecho fantástico para promover una reflexión sobre el archipiélago y en concreto El Hierro, a la que se siente fuertemente atado por lazos familiares.

Jorge Fonte era conocido, no obstante, mucho tiempo antes por una serie de trabajos críticos sobre el cine y sobre algunos cineastas. En concreto, resultan muy interesantes las aproximaciones que realiza al universo imaginativo de Walt Disney, como creador y como fabricante de sueños; Woody Allen, al que ha dedicado varias obras que se ocupan, entre otras particularidades que definen la filmografía del director de Manhattan, sus abundantes referencias cinéfilas y musicales que aparecen en sus películas así como sendos estudios sobre Robert Zemeckis, Russ Meyer, Oliver Stone y Steven Spielberg, entre otros.

El escritor regresa ahora con Llevadme a ver el mar (Ediciones Idea, 2021) al territorio de la literatura de ficción con una novela que no tiene nada que ver con la primera (Una isla a la deriva), lo que revela a un autor inquieto que es capaz de escribir un texto con tintes extraordinarios a volcarse ahora con otro que no tiene nada que ver con el anterior, ya que se costriñe a los límites –en fondo y forma– que impone la novela histórica.

Llevadme a ver el mar se desarrolla en la ciudad de La Laguna a mediados del siglo XVII y está inspirada en un hecho real: la historia de amor que se tejió entre el noble Jerónimo de Grimón y Rojas con la monja sor Úrsula de San Pedro.
Se sitúa la acción en el año de “nuestro Señor” de 1651 y la ciudad, la isla, el archipiélago canario comienza a moverse con lentitud en dirección a un futuro incierto mientras su población permanece atada a viejas tradiciones y lealtades familiares que el paso de los años no ha disuelto en el aire. Y tradición que parece que se ha enquistado –de generación en generación– en la sociedad lagunera.

La novela está notablemente ambientada, por lo que las situaciones que plantea Fonte resultan muy creíbles. El escritor, a modo de guiño, da apellidos de amigos y conocidos a algunos de los protagonistas “no reales” de la historia pero que están ahí para facilitar lo que tiene de ficción un relato que procura en todo momento (y suele conseguirlo) respetar el hecho histórico que lo inspira.

El libro cuenta además con un índice de personajes (reales y no reales) para que el lector no se pierda con ellos ya que son casi medio centenar entre principales y secundarios. Se agradece esta guía porque resulta natural que a medida que se avanza en la historia (dividida en tres partes) uno se pierda con ellos. La mayoría, de todas formas, son fundamentales para sostener una narración que más que reflejar la armonía de la época, la ciudad de La Laguna como núcleo urbano que empieza a crecer y que cuenta con una estructura social claramente definida, se decanta por la pasión amorosa.

La novela, de todas formas, se desarrolla en el escalón más alto de la pirámide social: la nobleza, algunos de los cuales son nietos y bisnietos de los conquistadores que acompañaron a Alonso Fernández de Lugo, el hidalgo castellano que fue responsable de la incorporación definitiva de las islas Canarias a la Corona de Castilla en el siglo XV.

Llevadme a ver el mar cuenta con algunos peros… Entre otros destacaríamos el estilo que ha escogido Jorge Fonte para narrar esta historia, una imitación más irregular que regular de cómo se hablaba en aquel entonces en una islas ya sometidas. A mi juicio, más que situar al lector en la época que describe lo aparta de la misma por el tono solemne del lenguaje que mantiene a lo largo de toda la novela. Entiendo que se hizo así para dar credibilidad a su relato pero no termina de convencer una escritura que, por vicios de donde procede, peca la mayor parte de las veces de pomposidad. No termina tampoco de asumirse el número de páginas, más de trescientas, ya que la convierte en una obra demasiado extensa para narrar una historia de amor que no cuenta con demasiados matices. Sí que se agradece, por otro lado, el ánimo que tiene Fonte para informar de algunos hechos claves en la Historia de La Laguna, notas necesarias porque mucho de lo que se cuenta en el libro pudo pasar en verdad. No se nota, o al menos no escandaliza, que el escritor se haya arrogado la autoridad de “inventar” algunos neologismos porque “aportan buen ritmo y elegancia al texto”.

En conjunto, Llevadme a ver el mar cumple las expectativas. Se agradece el cuidado y la meticulosidad con la que Jorge Fonte cuenta esta historia de amores prohibidos en una ciudad de La Laguna que más que mirar a España y el nuevo mundo, se fija atolondradamente en sí misma al margen de los cambios que se producen a un lado y al otro del océano. Esas transformaciones que traen y se llevan los vientos de la Historia son detalladas también por el escritor para dotar de autenticidad el momento histórico en el que se desarrolla una ficción que bebe de la fuente de un hecho real que marcó a la antigua capital de Canarias.

El libro cuenta con una amplia bibliografía en la que se detallan las obras a las que recurrió Fonte para dar coherencia histórica a este relato de amores imposibles que se desarrolla en una ciudad que crece y que domina una pequeña nobleza con apellidos (muchos de los cuales han llegados hasta la actualidad); una iglesia que dirige la vida espiritual de sus habitantes y una clases populares en la que se mezcla lo mejor y lo peor de eso que llaman pueblo. Un pueblo mestizo que anda con esclavos de raza negra y mulatos que augura el futuro de un archipiélago atlántico que vive demasiado dentro y embobado de sí mismo.

Saludos, ya saben, desde este lado del ordenador

Manuel Hernández: “El campesino blanco cubano era de origen ‘canario’ a inicios del XIX”

Lunes, Marzo 8th, 2021

Venezuela, Cuba y República Dominicana forman el grueso de las investigaciones del catedrático de Historia de América de la Universidad de La Laguna, Manuel Hernández González, historiador que presenta estos días un nuevo y voluminoso trabajo, Resistencia y adaptación. La pugna del campesinado guajiro isleño del occidente de Cuba contra la sacarocracia (1670-1817), muy revelador para conocer no solo la importancia de los isleños que se establecieron a lo largo de ese período en la mayor de las Antillas sino también para estudiar sus relaciones con el poder que se había desarrollado en Cuba. El volumen está publicado en Ediciones Idea (2021).

- Estudia la resistencia y adaptación del campesinado isleño en Cuba de 1670 a1817.

“A partir de 1670 se desarrolla una creciente migración familiar hacia Cuba. Tiene sus raíces en la grave crisis que sufre la economía canaria como consecuencia de la emancipación portuguesa, que repercute especialmente en comarcas que dependían de la exportación de viñedos a las colonias portuguesas. Puso fin a siglo y medio de crecimiento demográfico. Al mismo tiempo en Cuba estas familias que se instalan allí comienzan a cultivar tabaco en áreas próximas a La Habana en tierras generalmente arrendadas a los grandes propietarios.

-¿Cómo se expande este campesinado?

“Ese campesinado se expande gracias a la agricultura de exportación de alta calidad y para abastecer a la ciudad de alimentos aunque ve obstaculizado su progreso por la no disponibilidad de tierras al estar concentradas en manos de la oligarquía habanera y por la política de la Monarquía que controlar en su provecho ese recurso a través del monopolio del tabaco. Ello derivará por un lado en una pugna por establecer jurisdicciones y ayuntamientos independientes en el extrarradio habanero, al que se opone la alianza de intereses entre esa clase dirigente que quiere acaparar esas tierras para imponer una economía de plantación azucarera basada en la trata esclavista y las autoridades, en especial los capitanes generales”.

- ¿Y cómo se refleja esa pugna?

“La pugna se demuestra en la búsqueda de jurisdicciones independientes en Santiago de las Vegas, Guanabacoa o Los Güines y en su batalla contra los señoríos que se trataron de imponer en la región como Santa María del Rosario, San Felipe y Santiago de Bejucal, San Antonio de las Vegas o Jaruco. En la otra perspectiva las rebeliones contra el monopolio del tabaco, que fueron duramente reprimidas, especialmente la tercera asonada, que mostraron su capacidad de resistencia y que obligaron al estado a importar batallones para su represión. El proceso finalizó en 1817 cuando las clases dirigentes cubanas lograron de la Corona todos sus objetivos como la liberalización de la trata en 1789, el freno a las jurisdicciones independientes como demostró la batalla de Güines, la legalización de las tierras en su provecho, la expansión de la plantación azucarera monopolizada por ella, el libre comercio con el extranjero y finalmente la abolición de la factoría de tabaco que monopolizaba su exportación desde 1760 y que ahora deja en manos de la burguesía cubana la creación de fábricas”.

- La obra estudia estos movimientos en el occidente de la isla pero no en el oriente.

“El occidente de la isla concentraba la inmensa mayoría de la población. Su peso en esta época fue decisivo en la economía tabaquera primera y azucarera después. El peso del resto de la isla fue menor. A ella se dirigió durante este período el grueso de la migración canaria, lo que no quiere decir que no hubiera migración en la región central y en el oriente, pero ese no era el objetivo de nuestro trabajo. Tras esta época una significativa parte de la migración isleña se dirigió hacia el oriente de la isla y más tarde hacia la región central”.

-Se habla mucho de la presencia canaria en Cuba pero hasta que punto es determinante en la formación de su campesinado.

“El periódico habanero El Canario publica en 1811 que toda la población blanca del campo cubano era de ascendencia canaria. El análisis demográfico a través de censos, testamentos, libros sacramentales reafirma fehacientemente esa idea. Al ser una migración con un importante componente familiar, explica su arraigo en las manifestaciones culturales de toda índole desde el habla, la alimentación, las labores campesinas. Hay que tener en cuenta que en Cuba hasta 1776 el campesinado blanco era el sector mayoritario de la población. Aunque la trata masiva expandió el peso de la esclavitud, nunca descendió del 45% de la población para superar el 50% desde mediados del siglo XIX. Eso no se dio en ninguna otra región de la América española colonial”.

- Escribe en el libro que hubo una elevada presencia de mujeres isleñas que marcharon a Cuba.

“Es una tradición que se remonta hasta 1670. Las mujeres forman parte de los contingentes porque se va en familias. Además hay numerosas mujeres solteras con hijos que se marchan para superar la nula consideración social y los prejuicios que sufren en las islas. Los maridos incluso traen a sus mujeres e hijas con ellos o cuando ya están consolidados. Emigran también muchas mujeres para la prostitución, que tendrán una presencia en los burdeles en el siglo XIX. Reproduzco una carta sobre el traslado a La Habana en 1790 de 28 procedentes de Santa Cruz de Tenerife. La pobreza y la exclusión social explican su elevado peso en la migración canaria”.

- Además del campesinado, ¿hasta qué punto cree que fue importante la presencia canaria en las zonas urbanas de Cuba?

“Frente a los tópicos tradicionales que afirman que el artesanado era exclusivamente de mulatos y negros, hubo muchos canarios dedicados a él en zapaterías, herrerías, etc. No es objeto de mi trabajo, pero tengo numerosos testamentos de isleños dedicados a esos oficios. Lo mismo cabe decir de los pulperos, los taberneros, los lecheros o los pequeños mercaderes”.

-Se dice que fueron tinerfeños y gomeros los que marcharon a Venezuela mientras que grancanarios y palmeros fueron mayoritariamente a Cuba, ¿es cierto?

“Eso depende de las épocas, la migración a Cuba, como a Venezuela es una constante histórica de las islas. En esta época la tinerfeña era la más numerosa porque Tenerife tenía más población que el resto de las islas juntas. No obstante, fue importante la palmera, la grancanaria e incluso, pese a su escasa población la herreña. Lo curioso es el comportamiento de Tenerife dentro de las conexiones con Cuba y Venezuela. La Isla Baja, el valle de La Orotava y el sur emigró mucho más a Venezuela, mientras que Tacoronte, Acentejo y el entorno lagunero lo hizo más hacia Cuba”.

- ¿Por qué se produce en Cuba el tránsito de la producción tabaquera en favor de la del azúcar?

“Por diversos factores, uno las condiciones naturales óptimas, la existencia de capitales como consecuencia del auge tabaquero, la trata esclavista libre que abarató el precio del esclavo y el fin de la competencia del Santo Domingo francés con la rebelión de sus esclavos, que convirtió a Cuba en el mayor productor de azúcar del mundo y obligó a Napoleón a buscar su alternativa en una nueva tecnología que transformó la remolacha en azúcar”.

-¿Qué características definen a los miembros de la sacarocracia? ¿Hubo canarios que pertenecieran a esa “élite”?

“La sacarocracia se caracterizó en el último tercio del siglo XVIII por su apuesta decisiva por la inversión en la economía de plantación azucarera. Se había enriquecido con la comercialización del tabaco a través de sus molinos y había acaparado enormes extensiones de tierras gracias a su control del ayuntamiento habanero. Hubo algunas familias que procedían en el siglo XVI de Canarias como los palmeros Beltrán de Santa Cruz, condes de Jaruco y marqueses de Santa Cruz de Mopox y en el siglo XVIII hubo algunas familias de hacendados comerciantes de ese origen como los Alfonso, Madan o Diego Antonio Marrero, pero, a diferencia de Venezuela, donde fueron un factor significativo de las élites mantuanas, su peso fue mucho menor, porque estuvo dominada por familias terratenientes peninsulares que acapararon tierras y poder político en los siglos XVII y XVIII”.

- ¿Estas pugnas además de políticas fueron también violentas?

“Las élites dirigentes quisieron desarrollar señoríos y para ello tenían que constituir ciudades. Para crearlas se necesitaban familias de cultivadores. Ahí entraban los canarios y sus hijos que compusieron un elevado número de los fundadores de Santa María del Rosario o Bejucal. A los hacendados les interesaba porque cultivaban tabaco para ellos en tierras arrendadas y podían controlar el poder político. La batalla fue violenta en las asonadas como la de los vegueros, o represiva como las que sufrían los cultivadores de Pinar del Río, pero también políticas fundamentalmente ante la Corona, porque los capitanes generales estaban al servicio de la sacarocracia y defendían sus puntos de vista, incluso recibían gratificaciones en ingenios como acaeció en San Julián de los Güines con De las Casas, los O´Reilly, Arango y el intendente Valiente. Su gran victoria fue Santiago de las Vegas, pero desde entonces los hacendados movilizaron toda su capacidad para paralizarlas como demostró Güines y Guanabacoa, esta última con una jurisdicción surrealista, que solo valía para las tierras que no pertenecían a habaneros”.

- ¿Cómo eran las relaciones del campesinado isleño con España?

“Con la Península eran escasas, pero sí muy elevadas con los familiares insulares como se puede apreciar por la correspondencia. Eran la punta de lanza para traer nuevas personas, atraídas por esa ayuda que suponía el parentesco y el paisanaje. Hay que tenerlo en cuenta incluso en los esclavos canarios, a los que dedico una parte del trabajo y en los numerosos sacerdotes y frailes que emigraron y se establecieron en el mundo rural habanero estrechando esas alianzas sociales, de identidad y de cultura”.

- ¿Cómo observan los campesinos que no eran de origen canario al guajiro isleño?

“En esta época el resto del campesinado que no era de origen canario se podía decir que eran los esclavos porque el mundo rural de esa época fue colonizado por ellos, salvo un mínimo porcentaje de población local y un muy reducido número de peninsulares como se puede ver por el censo de 1787. Para la sacarocracia era un obstáculo para su proyecto de economía de plantación esclavista. De ahí que fuera mirada por ella con profundo desprecio. Ha llegado a nuestros días un dicho que los define con esa carga peyorativa “eres tan bruto como un isleño”.

- En la introducción resalta que “la sacarocracia optó por la continuidad del dominio español?

“El miedo a un Haití español se tradujo en un apoyo a la estabilidad, pero al mismo tiempo la proyectó en una alianza con la Corona. Fernando VII les proporcionó muchas de sus reivindicaciones y una “autonomía pactada”, pero todo cambió con “la revolución burguesa” en el reinado de Isabel II. Desde esa perspectiva el guajiro sufrió un proceso de expulsión de sus tierras, que le condujo a emigrar hacia otras áreas para buscarse la vida, como se puede apreciar en los cambios demográficos en las áreas expansivas de la plantación, donde fueron reemplazados por esclavos, como ejemplifica Los Güines”.

Saludos, nos fuimos pero volvimos, desde este lado del ordenador

Pier Paolo Pasolini, un hombre al margen

Viernes, Marzo 5th, 2021

En contra de lo que pensaban sus detractores el cine de Pier Paolo Pasolini (Bolonia, Emilia-Romaña, Italia; 5 de marzo de 1922-Ostia, Lacio; 2 de noviembre de 1975) crece con el paso del tiempo por raro, diferente…. Me atrevería incluso a definirlo como “verdadero”. Nada es impostado en sus largometrajes, filmes con un aliento “realista” que incomoda a los que no han educado su mirada.

Pasolini, escritor, poeta y cineasta, dejó tras su brutal asesinato, una obra que no caduca ante el paso del tiempo. Es más, resulta “nueva” si se descubre o redescubre como conozco más de un caso, el trabajo de un artista total que volcó su mirada poética en su producción literaria más que en la cinematográfica, esta última acusadamente ruda, tosca e hipnótica que marca una carrera en el cine que cerró con una perturbadora adaptación de la novela inconclusa del Marqués de Sade: Saló o los 120 días de Sodoma.

Artista del Renacimiento, Pasolini encontró en la literatura y el cine el vehículo perfecto para expresar todo el caudal de creaciones que bullía dentro de su cabezas y de su alma.
Leal a sí mismo, su producción apenas recibe el arañazo del tiempo y si se lee o se ve con cierta periodicidad se revela muchas de sus constantes, se desentrañan las metáforas que dejaba desperdigadas en una obra que no se ata ni a escuelas ni a tendencias. Que vive aislada porque es eternamente libre.

Al margen de su poesía, territorio que otros conocen con el rigor que se merece, sí que destacaría entre sus novelas Muchachos de la calle, páginas que alienta una cierta estética neorrealista y su cine todo su cine. Comenzando por Accatone, donde trabaja con un actor que será una de los protagonistas de la mayoría de sus películas, Franco Citti; Mama Roma, con una siempre poderosa Ana Magnani y su versión de El Evangelio según San Mateo, que el periódico L’Osservatore Romano definió como la mejor película sobre Jesucristo en 2015.

El cineasta, de naturaleza trágica, explota sin embargo su vena humorística en las adaptaciones que realizó de tres grandes clásicos de la literatura universal como son El Decamerón, Los cuentos de Canterburry y Las mil y una noches, así como igual de sobresalientes son sus adaptaciones de Medea y Edipo Rey, y ese experimento que fue Apuntes para una Orestíada africana. Más tarde, rodaría Teorema y antes, mucho antes, otras películas que olvidamos o no vimos.

La idea con estas letras que se escriben de manera apresurada es que no dejen de ver y si pueden leer a Pier Paolo Pasolini. Un tipo al margen. Un artista del Renacimiento.

Saludos, el año próximo se celebra su centenario, desde este lado del ordenador

Javier Tolentino: “Las plataformas no deben imponer el cine que viene”

Jueves, Marzo 4th, 2021

Javier Tolentino, crítico y ahora cineasta, no se atreve a definir Un blues para Teherán, su primer largometraje, ya que no se trata de un trabajo de ficción pero tampoco de no ficción. “Los géneros están cruzados, trabajo un cine de ficción donde los personajes son reales aunque los trato como actores y hay una escenografía. Eso es cine puro”, afirma el conductor del programa radiofónico El séptimo vicio, quien bromea sobre lo que tiene que “soportar” de otros compañeros de profesión cuando se ríen de él por su amor incondicional al cine iraní. Cine al que ahora rinde homenaje, también a su música, en un documental que no lo es aunque lo sea.

- Ha realizado dos cortos y con Un blues para Teherán debuta en el largometraje. ¿Qué lleva a un crítico de cine a pasarse al otro lado de la cámara?

“Ya estuve en 2011 a un paso de dirigir un proyecto de largometraje, El fantasma enamorado. Se trataba de pura ficción y se iba a rodar en Canarias sobre la figura de Miguel de Unamuno. La película quería mostrar cómo las islas y en concreto la de Fuerteventura, lo transformó pero al proyecto se le pasó el arroz cuando se estrenaron no una sino tres películas centradas en el autor de La tía Tula. Con todo, las ansias de rodar siempre estuvieron ahí por lo que tras asistir a varios cursos con Abbas Kiarostami y otros cineastas iraníes surgió un debate en el que se planteó por qué un español, un europeo, contemplaba la posibilidad de rodar en Irán. Hasta ese momento, nadie se había acercado desde fuera a Irán por lo que se convirtió en un reto. Fui invitado al Festival Internacional de Cine de Teherán, el Festival Internacional de Cine de Fajr y estando un día en la casa de Kiarostami con otros cineastas iraníes se mostraron encantados de que pusiera en marcha este proyecto que es heredero de todo ese cine que a uno lo ha marcado. Con Un blues para Teherán les devuelvo, o eso intenté de alguna manera, el favor”.

- ¿Qué atractivo tiene para usted el cine iraní?

“Es una de las cinematografías que más me impactaron en los 80 y 90 porque hasta ese momento el cine oriental no se exhibía demasiado en festivales. De hecho, al cine africano le quedaba entonces unos diez años para que los espectadores se fijaran en él. En cuanto al cine iraní, descubrí que destruía la narrativa clásica y, al mismo tiempo, mostraba un enorme amor a la naturaleza con un gran poso poético. Tenía algo de un cine que ya no lo vas a ver en Scorsese o Allen”.

- La música y la poesía de las canciones marcan el ritmo de Un blues para Teherán.

“La poética persa y la india son a las que más me acerco. El cine iraní es heredero de su poesía lo que hace que me identifique con él. Es un cine de puro zen, que deja descansar la mirada por sus paisajes y, sutilmente, te enseña cómo está organizado socialmente Irán y cómo se produjo el desenganche con occidente, lo que resultó tremendamente negativo tanto para ellos como para nosotros”.

- La película parece un documental pero no lo es…

“Es algo que caracteriza mi trayectoria profesional. Por ejemplo, El séptimo vicio es un programa de cine pero no de actualidad… Acabo de publicar Un alfabeto para Emma Suárez que no es un biopic sino una fantasía sobre la actriz. En este aspecto, no podía realizar un documental de, por ejemplo, Abbas Kiarostami. El origen de Un blues para Teherán fue primero la historia de un cronista de radio que ama la música y que viaja al Kurdistán para encontrar las más antiguas músicas persas con la idea de descubrir dónde se rompió el cordón umbilical entre oriente y occidente. Esa fue la propuesta original, el punto de partida de la película, un leiv motiv que creo que sigue estando presente en el filme. La búsqueda de las canciones planteó a la sonidista Tere Núñez un juego que despliega en toda la banda sonora al proponer un pulso entre lo que canta una de las intérpretes con el canto de las aves. Se imita el de las garzas”.

- Usted subraya en la película un elemento crucial en la cultura iraní como es el de honrar a sus poetas.

“Los norteamericanos con esta especie de unión europea que tenemos han consentido en propagar la idea de que los enemigos de Dios son los persas cuando ha sido occidente quien ha explotado los pozos de petróleo de Irán. En especial el Reino Unido que colocó en el trono a un sha y a otro cuando eran soldados a los que se convertían en reyes con el fin de que garantizaran a las potencias occidenta la explotación de sus recursos naturales. El persa es heredero de una cultura ancestral. Puede ser analfabeto desde la lengua pero no desde el conocimiento. Te explican cómo es su país con un comentario sencillo, honrado y cargado de mucha verdad y eso es lo que quería encontrar y mostrar”.

- ¿Y que destacaría del iraní de a pie?

“Sobre todo su humildad y que la pobreza no tiene por qué significar miseria. Es el Irán que descubres cuando te alejas bastante de Teherán, de ahí el título de la película, ya que Teherán encarna la derrota de su propia capital. Irán es otra cosa, es la profundidad del desierto, del mar Caspio, del golfo… Te encuentras con persas que parecen de la antigüedad. Y digo parecen por su conocimiento”.

- Una de las canciones que se escuchan en la película lamenta sin embargo la maldición de haber nacido en Asia.

“Sí, porque parece que en el planeta solo sirve Europa, EE.UU y Canadá. El resto es como si no existiera. Es la maldición, la maldición de no haber nacido en otro país. Los iraníes tienen muy metido en vena que quieren evolucionar por su cuenta. En las conversaciones los grafiteros se plantean para qué prostituirse en Europa cuando pueden enseñar su arte desde su propio país”.

- ¿Hubo dificultades para rodar en Irán?

“La película tuvo muchos problemas. Primero fueron los de conseguir los permisos para colaborar porque no existe colaboración entre los gobiernos de España e Irán. Me hubiera gustado que la película fuera resultado de una coproducción entre ambos países pero resultó imposible. No hay legislación ni reglamentos pero con todo espero que algún día Irán deje de ser el enemigo de Dios para que ambas cinematografías puedan colaborar. En Un blues para Teherán hemos tardado más de dos años en obtener los permisos y las autorizaciones para poder rodar sin dificultad aunque fue imposible hacerlo sin problemas en Teherán. La policía viene a pedirte primero los permisos y luego te llevan a la comisaría si no les gusta lo que escuchan hasta que certifican que tienes los permisos. Fuera de Teherán el cien por cien de los persas y de los kurdos te abren las puertas de sus casas de par en par. Te dan de cenar, te invitan. Es la cultura del saber y del conocimiento. En Irán no está Teherán sino el pueblo”.

- ¿Sabe si la película se estrenará en Irán?

“Es lo que me gustaría, es mi sueño porque el depositario de la película es el espectador iraní, es a quien va dirigida Un blues para Teherán que es una película sobre su país realizada por un europeo que sabe perfectamente que hubo un origen de la cultura occidental y que ese origen procede de Persia. Somos herederos de esa cultura y creo que he transmitido ese afecto por el pueblo iraní en la película aunque no es una declaración de amor sino un filme basado en la relación de Persia con toda la cuenca del Mediterráneo”.

- ¿Cómo cree que los iraníes perciben esa relación?

“Tienen la sensación de que la evolución social, económica y política de Irán es muy buena pero no para el pueblo iraní. Nosotros nos vamos a dejar la piel para que la película se proyecte de una u otra manera en Irán”.

- La música es el gran motivo de Un blues para Teherán pero, curiosamente y lo afirma uno de los protagonistas del filme, el cine iraní se caracteriza por no contar con apoyo musical.

“Tanto Bergman como Lars von Trier y Kiarostami, entre otros, piensan que la música en el cine es una manipulación ya que la vida no tiene música. Por esto mismo, piensan que debe ser ajena al contexto de la película ya que su uso implicaría una mayor manipulación, dejémoslo así. Yo no opino igual porque vivo la música por encima de todo. Si ves Nadie sabe nada de gatos persas (Bahman Ghobadi, 2009), una película rodada con grupos underground en Teherán, lo observarás. Respeto las opiniones que dicen que nuestra realidad no tiene banda sonora pero este proyecto nació casi como un musical. Es la historia de la búsqueda de unas canciones a través del diálogo con músicos iraníes”.

- Cambiemos de asunto y hablemos de las alarmas que se han encendido a partir de la pandemia con el cierre de las salas de exhibición cinematográfica. ¿Estamos asistiendo si no a la muerte sí a la agonía del cine?

“No lo creo. Una cosa es que no podamos salir al campo o a la playa cuando estuvimos confinados pero cuando esto termine estoy seguro que regresaremos al campo, a la playa y a los bares porque eso es la vida y no podemos ir contra la vida. Diría a los espectadores que se enfrenten a todo eso porque hay un punto –si quieres político– en que nos quieren como nos quería Dios: que no nos toquemos ni nos acostemos pero el cine es un lugar seguro: llevas mascarilla, las butacas están espaciadas. Hay que mantener las salas. El cine es para verlo en salas. Además, no hay nada como ir una tarde al cine con tu gente, con los amigos. La atmósfera que se respira”.

- ¿No cree que el éxito de las plataformas agrave el problema?

“El cine visto en plataforma hace que se pierda el contacto con el público si bien admito que es una opción pero no deben imponer el cine que viene. Las series son otra cosa, otro formato porque el cine, lo que conocemos como cine, se piensa para la pantalla grande con el fin de que mantenga su ritmo, cierta cadencia”.

- En cuanto a usted, todo indica que sigue apostando por el cine. Ahora mismo prepara el guión de otro largometraje.

“Estamos rodando en Cataluña y es un musical pero hasta ahí puedo decir. Vivimos momentos muy híbridos en los que puedes coger recursos de todos los géneros como, por ejemplo, el thriller y el documental puro para la ficción. Así que ¿para qué reducir lo que cuentas a un solo género cuando lo tienes todos a tu alcance?”

UNA PRODUCCIÓN DIFERENTE

Poner en pie la producción de Un blues para Teherán fue un trabajo laborioso, de muchos años con sus alegrías y sus decepciones. Este amor al proyecto hizo que el filme se estrenara antes que en ningún sitio en Bilbao, Barcelona, Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria. “Técnicamente, la película fue posible gracias a la colaboración de mucha gente que participó en un crowdfunding por lo que procuramos que, geográficamente, los que nos apoyaron fueran los primeros que la vieran”. Un blues para Teherán se exhibió primero en un cine club de Bilbao porque fue el primero que apoyó económicanente “la viabilidad del proyecto”. Después vino Barcelona, Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife sin olvidar, añade Javier Tolentino, el festival MiradasDoc que se celebró esta misma semana en Guía de Isora (Tenerife).

Saludos, ¡¡¡corten!!!, desde este lado del ordenador

Aviso a lectores y espectadores: Libreros de Nueva York

Miércoles, Marzo 3rd, 2021

Los Multicines Tenerife, que como la aldea de los galos resiste la embestida que está padeciendo el sector de las salas por la pandemia, exhibe mañana, jueves 4 de marzo y a las 19 horas, Libreros de Nueva York (D.W. Young, 2019) un documental que refleja e indaga en el fabuloso universo de las librerías de libro antiguo y usado que son esos establecimientos estrafalarios y caóticos, en la mayor parte de los casos, en los que entras por adicción con la esperanza de escontrar una rareza que despierte algo nuevo.

El documental narra cómo a finales del siglo XIX y hasta mediados del siglo pasado, en las manzanas que comprendían la Cuarta Avenida, Astor Place, Broadway y Union Square en Manhattan llegaron a existir unas 50 librerías.

La zona se llamaba The Book Row y se trataban de tiendas, sobre todo, de libro antiguo y de segunda mano.

La entrada ya está disponible en taquilla o en este enlace.

Esta sesión cuenta con el patrocinio de: Cultura La Laguna. Organizan el Aula de Cine de la ULL y Charlas de Cine con la colaboración de Multicines Tenerife, TumbaAbierta.com, Días de Radio, Noches de Cine, Asociación Isla Calavera, Juan Antonio Ribas Ediciones Digitales, Limbo Kids, Coca-Cola, Ksa Mario, Amigos de La Recova.

Saludos, nam, nam, nam, desde este lado del ordenador

El cine canario se suelta la melena

Martes, Marzo 2nd, 2021

Al margen de gran operación comercial con que se quiere vender el próximo (y esperado por algunos) estreno de varios largometrajes con acento canario, unos terminados y otros camino de esa fase, es una excelente noticia que este año o el que viene podamos ver en pantalla (si los cine reabren o si las plataformas lo permiten) el trabajo de una serie de realizadores que bajo el título de Canarias desatada (Canarias Unleashed) se presenta en la actual edición del European Film Market.

En este paquete se exhibe un avance de su debut en el largometraje de David Pantaleón, Samuel M. Delgado & Helena Girón, Guillermo Ríos y Armando Ravelo.

La operación es una iniciativa del Clúster Audiovisual de Canarias y cuenta con la colaboración de PROEXCA.

En una nota se informa que “el récord de subvenciones otorgado en 2020 por el Gobierno de Canarias y los Cabildos de Tenerife y Gran Canaria, con la cifra histórica de más de 2.000.000 de euros, ha permitido que los productores y los cineastas del archipiélago puedan materializar apuestas potentes de largometrajes de ficción, tras haber demostrado su capacidad y la relevancia del talento local en el formato del cortometraje y en el género documental”.

Rendir los machos (Our Father) de David Pantaleón es una producción de Volcano Films (España) y Noodles Production (Francia) y es el salto al largometraje de un cineasta que ha sido premiado en Rotterdam, Oberhausen, Chicago o Sevilla.

Fuerteventura se convierte en la cinta en una insólita y ancestral isla desierta a lo largo de la cual viajan junto a un rebaño de machos cabríos, dos hermanos enfrentados por una promesa y una herencia. En palabras de su David Pantaleón, la isla canaria funciona “como el paisaje interior de los protagonistas. Es un lugar, seco, rudo, hostil pero a la vez lleno de pequeños detalles, matices y lugares hermosos. Por lo que más que un personaje, considero a Fuerteventura como el alma visual de los mismos”.

Ellos transportan la muerte (They Carry Death) es la primera colaboración de las productoras canaria (El Viaje Films) y gallega (Filmika Galaika), Se trata de una película que codirigen Samuel M. Delgado y Helena Girón. En el filme pretenden aportar una mirada crítica a la colonización y al relato histórico en una singular película de aventuras. En ella tres tripulantes de la expedición capitaneada por Cristóbal Colón roban la vela de la Santa María y huyen con ella por una isla desconocida.

Protagonizada por el actor tinerfeño Álex García, Ariadna Gil y Silvia Alonso, Solo una vez (Just Once) de Guillermo Ríos, es un drama con ligeros toques de comedia.La película está producida por Álamo Producciones, 4ª Parte AIE y River Flow Pictures y es la ópera prima del director del cortometraje Nasija.

Solo una vez cuenta la historia de Eva y Pablo, una pareja de profesionales que tiene que acudir a la consulta de Laura, una psicóloga especialista en violencia machista, cuando él es denunciado por maltrato. El realizador afirma que ha pretendido “mostrar la complejidad que conllevan las relaciones de pareja y cómo le afecta el patriarcado, no solo en la propia relación si no también de todo lo que la rodea”.

La piel del volcán (The skin of the Volcano) de Armando Ravelo está producida por Las hormigas negras, Proyecto Bentejuí y Doble 10 TV y se trata de la segunda película de su director, que se ha especializado en representar el pasado indígena de las islas reconstruyendo la lengua original de sus antiguos moradores a partir del amazigh, el lenguaje de los bereberes.

La película mezcla tres momentos claves en la historia de las Islas Canarias: la colonización y conquista por parte de los castellanos, la represión de la posguerra del siglo XX, y el presente.

A esta relación de estrenos se suman también dos documentales de creación producidos en Canarias: A veces el amor (Sometimes Love) de José Víctor Fuentes y Absolución de Juan Alfredo Amil (Juan Alfredo Amil’s Absolution) de Juan Alfredo Amil.

Saludos, que bajo Dios y lo vea, desde este lado del ordenador