Archive for Marzo, 2021

Fernando Pérez: “Gonzalo Díaz a través de Conca abre el concepto de coleccionista en Canarias”

Miércoles, Marzo 17th, 2021

El viernes pasado se inauguró en BIBLI una exposición que celebra el 50 aniversario de la sala Conca y el trabajo que desarrolló en ella Gonzalo Díaz, su fundador. Conca fue durante muchos años un referente para aproximarse a través de sus exposiciones –alguna legendaria– a etapas claves del arte en Canarias como fueron la de los años 70.

La exposición, que permanecerá en este espacio hasta el 21 de mayo, quiere ser también un reconocimiento del director de BIBLI, Fernando Pérez (Tenerife, 1980) a toda una generación de artistas que colocaron muy alto el listón gracias a la intervención (con sus luces y sus sombras) de galeristas y resistentes como Gonzalo Díaz.

- ¿Cuándo, dónde, cómo y por qué surge BIBLI?

“Toda mi carrera profesional se ha desarrollado en un espacio de interrelación entre la arquitectura, el diseño y el arte. Trabajé en el Círculo de Bellas Artes de Tenerife y luego en un estudio de proyectos de interiorismo donde se vendían las mejores firmas de mobiliario de diseño a nivel internacional, en este espacio ya propicié algunas exposiciones con muchos de los artistas con los que he seguido trabajando, Gonzalo González, Sema Castro o Juana Fortuny. BIBLI se presenta en diciembre de 2012, en la galería Mácula, de nuestro amigo Emilio Beautell. En ella realizamos una exposición que se llamó Interacciones, Arte y Diseño, donde integramos piezas de los artistas de la galería con piezas de diseño industrial creadas por Le Corbusier, Phlilippe Starck, Castiglioni, entre otros. En plena crisis, en febrero del 2013, abrimos el local de la calle de La Rosa, con una exposición del artista Gonzalo González, y en el año 2019 compramos y reformamos un local en el mismo barrio del Toscal, en la calle San Francisco Javier, 15, un local más amplio y más céntrico, el local donde, en los años 60, se fundó el Kilo”.

- ¿Cómo es el mundo de las galerías de arte en la era digital?

“Es totalmente diferente al que habíamos conocido antes. En estos momentos la información vuela, la gente puede ver todo lo que pasa en el mundo y tener acceso muy fácil a través de internet, por lo tanto, lo que necesitaba era un modelo de galería que fuera más integral, que lo que le ofrezca al cliente no solo sea una pieza de arte, sino un concepto, un estilo, una forma de vida que incorpore el arte, la arquitectura y el diseño. Lo que vendemos es una idea más amplia de lo que es el concepto de arte, no sólo centrado en el arte entendido en sentido más tradicional”.

- ¿Cómo?

“En la galería ponemos en contexto cómo se verá la obra, si la aspiración es que la obra pase a formar parte del mercado, esta se verá en un contexto doméstico, con lo cual ya hay un espacio de prevención, al poder ver la obra en un contexto previo a lo doméstico, en cierta forma BIBLI funciona como un espacio osmótico en cuanto hace de membrana que permite entender como se va a producir el trasvase del estudio del artista a la casa que la va a acoger. En BIBLI hacemos proyectos de interiorismo y vendemos mobiliario de diseñadores y arquitectos que forman parte de importantes colecciones de museos del mundo, como el Moma y el Pompidou, entre otros, objetos industriales diseñados por Norman Foster, John Pawson, Patricia Urquiola, los Hermanos Campana, etc.“Somos una galería del siglo XXI permeable a todo lo que ocurre a nuestro alrededor. Si miramos lo que pasa a nuestro alrededor lo vemos claro, Bjork a expuesto más veces en el MOMA que Picasso, y no tanto por ser cantante, sino como referente cultural. Los videojuegos ya han entrado en las colecciones permanentes de los museos de arte contemporáneo. Esos museos están abiertos y son porosos. En 1982 el Metropolitan se rindió ante Ives Saunt Laurent y en el 2017 volvió a rendirse” ante la diseñadora Rei Kawakubo, hablar de que todo es liquido es una obviedad”.

- Qué le lleva a organizar una exposición homenaje a Gonzalo Díaz, fundador de la sala conca en 1971.

 “Gonzalo Díaz ha sido una figura decisiva para el desarrollo del arte contemporáneo en Canarias, su galería indiscutiblemente forma parte de uno de los episodios más destacados del arte contemporáneo.  Hizo que el mercado del arte no fuese tan pequeño, y eso no se ha valorado lo suficiente. Gonzalo es una figura olvidada y no lo suficientemente entendida. Sin él no se entendería el auge del arte contemporáneo en Canarias. Su galería fue un escenario destacado en el arte contemporáneo que contribuyó al proceso de democratización y modernización. Hoy Gonzalo Díaz es un mito y la Sala Conca un lugar histórico que confunde la persona con la galería”.

– ¿Cuál fue el criterio para seleccionar las obras?

“La Conca fue la casa de una generación de artistas amplia y muy diversa. Nos hemos centrado con especial relevancia en los artistas vinculados a la galería durante la década de los 70, la etapa más importante del espacio. Hemos seleccionado los artistas que tuvieron una importante vinculación con Gonzalo Díaz; como Cándido Camacho, Juan Hernández, Ernesto Valcárcel, Gonzalo González, Juan Bordes, Fernando Álamo, Ildefonso Aguilar y José Antonio García Álvarez. Hemos seleccionado importantes piezas de cada uno de los autores y una pequeña selección de folletos e invitaciones de las exposiciones desarrolladas en los años 70. Toda la imagen gráfica creada por la Conca fue otra de las aportaciones más significativas”.

- ¿La procedencia de las obras es en exclusiva de Conca?

 “Las piezas que se exponen son íntegramente de la Colección Conca, con excepción de la obra del artista Ernesto Valcárcel que nos ha cedido el propio artista. En la colección ya no había ninguna y era muy importante tener obra de Valcárcel de esa época. Queríamos una pieza significativa dentro de su producción y de la historia de la Conca”.
- ¿Qué diferencias cree que existe entre el mercado de arte actual y el de los años 70-80 del siglo pasado?
 “No tengo una experiencia directa de lo que hacían las galerías en esos años. Pero si creo que en el contexto insular la labor de Gonzalo Díaz durante esos años fue fundamental, el abre el concepto de coleccionista, algo que prácticamente no existía, allanó el terreno para que nosotros ahora sigamos ampliando y trabajando”.

- ¿Cómo se calcula el precio de una obra de arte?

“Indiscutiblemente la trayectoria del artista es fundamental para el valor de la obra. La historia de la pieza, de dónde viene, a quién ha pertenecido, el momento en el que fue creada y las circunstancias que la rodearon. El mercado del arte es sumamente importante para el arte y para la historia del arte, y a veces se establece una separación muy absurda entre la historia y el mercado”.

- En verano del año pasado se publicó un artículo en redes sociales que cuestionaba tanto a su galería como a TEA Tenerife Espacio de las Artes…

“Cada uno llama la atención como quiere y puede. Nosotros lo hacemos a través de nuestro trabajo. Lo que queremos decir está ahí. No soy de fuegos artificiales ni voy a participar en dividir aún más un contexto tan frágil y atomizado como todo lo que rodea el arte contemporáneo en Canarias”.

- ¿Quién compra ahora obras de arte?

“El perfil del comprador es muy variado, y de muy variada situación social y económica. Un buen coleccionista no implica tener mucho dinero, sino saber elegir, tener buen ojo y estar muy bien asesorado. El arte es, en principio, una experiencia emocional y más una forma de cuestionamiento que una serie de respuestas. Vivimos en la época de la imagen, y en un mundo donde hay tantas imágenes, entender su significado nos exige reflexión. El coleccionista establece una relación con el objeto que adquiere, se identifica con la obra y entiende que habla de él. Las personas que compran arte son las que hacen un esfuerzo por entender eso”.

- ¿Qué diferencias observa en galerías de arte. Han cambiado con el paso del tiempo?

“Indiscutiblemente las redes sociales han cambiado la manera de acercarnos al arte, la manera de mirar y nuestra relación física con la obra y los espacios. Perder esa relación es catastrófico. A pesar de todo creo que las ventas de arte en plataformas digitales no son todo lo interesante que nos venden, la mayor parte de las cosas que se venden por internet son de poca importancia. El coleccionista todavía quiere ver físicamente la obra. Esa relación no se ha perdido. Por suerte, cada vez más también vemos la incorporación de la mujer en el ámbito de las artes plásticas, esto nos debería alegrar a todos. Hace unas décadas la imagen de la mujer era casi inexistente, estaban ahí, pero silenciadas. Lo que creo que no ha cambiado prácticamente nada es la visión que se tiene de una galería, hay que quitarse la idea de que el arte es un lujo elitista y necesariamente algo caro, somos espacios abiertos al público de manera gratuita y estamos encantados de que nos visite toda persona”.

- ¿Es importante que las galerías tengan su propia colección?

“Es fundamental, el primer apoyo para el artista lo debe realizar la galería. Es una cuestión de coherencia. Las colecciones más importantes del país en un porcentaje alto están en manos de galeristas, sin ir más lejos la colección de Gonzalo Díaz es un buen ejemplo de ello, significativa es la colección del galerista Miguel Marcos o la de la galerista Helga de Alvear que recientemente ha inaugurado en Cáceres su museo, donde alberga su enciclopédica colección, hace unos años la galerista Soledad Lorenzo donó su importante colección al Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Ejemplos de buenas colecciones en manos de galeristas hay muchos”.

- ¿Cuál es la relación de los artistas con su galería o galerías: hay contratos, exclusividad?

“La galería es el instrumento fundamental para el artista, es el lugar de encuentro de la obra con la crítica, el coleccionista y el público en general. Cada espacio define como quiere trabajar. Mi relación con los artistas se establece de una forma muy personal que roza lo familiar. En mi caso no creo en las exclusivas, porque no me parecen justas. En un territorio como Canarias nadie puede garantizar unas ventas anuales que permitan al artista vivir exclusivamente de su trabajo”.

- ¿Qué formación tiene que tener wl director de una galería?

“No hace falta una formación concreta pero sí un conocimiento profundo. La profesión está impregnada de una visión histórica, analítica y de investigación constante que solo se aprende estudiando. El conocimiento y la sensibilidad no se heredan. Yo estudié Bellas Artes en la Universidad de la Laguna y en la Escuela Superior de Diseño Femando Estévez de Tenerife, ahora mismo estoy realizando un Máster de Peritaje y Tasación de Obras de Arte por la Universidad de Nebrija”.

- ¿BIBLI se define porque apuesta por tendencias artísticas muy concretas?

“BIBLI responde a propuestas concretas que nos parecen interesantes, está claro que existen cosas que nos definen como espacio, detrás de todas las galerías está el gusto del galerista con una mirada muy clara. Nos hemos esforzado siempre en mantener un contacto directo y activo con todo el que quiere acercarse, en ofrecer algo más que cuadros colgados en las paredes. Hemos organizado performance, visitas guiadas, encuentros, presentaciones de libros, lecturas de poesías, conciertos, en suma, crear un público interesado en el arte. BIBLI se define por ser un lugar permeable a todo lo que ocurre a su alrededor”.

- ¿Trabajan ya en la próxima exposición?

“La próxima exposición y la que clausura la temporada será muy especial, se trata de una exposición dual de los artistas Dokoupil y Fernando Álamo, llevan meses trabajando juntos. En septiembre comenzamos la temporada con la artista Juana Fortuny, con un proyecto muy arriesgado que gira en torno al ornamento y lo doméstico. Estos son los proyectos más confesables”.

TODAS LAS IMÁGENES SON DE SERGIO ACOSTA

Saludos, se dijo, desde este lado del ordenador

El delator, una novela de Juan-Manuel García Ramos

Martes, Marzo 16th, 2021

No es El delator (Mercurio Editorial, 2021) un libro cómodo. Ya lo advierte su autor, Juan-Manuel García Ramos en el prólogo, “prólogo de salvaguardia”, en el que explica las razones que lo llevaron a escribir una obra siendo consciente –es una suposición– que lo que iba a exponer no iba a gustar a demasiada gente.

Esto hace que cualquier reflexión en torno a este libro resulte difícil e incluso contraproducente. El propio escritor narra una versión de los hechos, la muerte y desaparición del poeta tinerfeño Domingo López Torres, incómoda ya que acusa (veladamente, es verdad) a algunos de los integrantes del grupo que aglutinó la revista Gaceta de Arte de la delación, encierro y posterior ejecución del poeta santacrucero.

Para apoyar el hilo de esta investigación literaria, Juan-Manuel García Ramos se basa en “revelaciones” y “testimonios directos de familiares allegados” de una víctima que pone nombre y apellido a tantos y tantos desaparecidos por la represión militar iniciado el golpe de Estado en contra de la II República en la islas Canarias. Recurre García Ramos a la especulación literaria, sabedor de que su libro (crónica, afirma el autor) caerá como un mazazo entre los que defienden la versión oficial, la dignidad antes durante y después de la guerra de los miembros de Gaceta de Arte que sobrevivieron a la represión pero no al miedo feroz que alimentó sus vidas en aquellos años de plomo.

La intención de El delator no es solo la de cuestionar el protagonismo durante la Guerra Civil de los que integraron Gaceta de Arte, uno de los pocos referentes culturales sagrados de los que podemos enorgullecernos los nacidos y residentes en esta tierra, sino la de reivindicar la figura más como víctima propiciatoria que como poeta de Domingo López Torres, que sigue siendo con otros uno de los personajes menos conocidos y reivindicados de aquel grupo adelantado a su tiempo. También la única víctima de aquellos desgraciados años.

Para construir la obra, Juan-Manuel García Ramos se ha servido además de las fuentes mencionadas, de la literatura que se ha escrito sobre Gaceta de Arte y algunos de sus miembros más destacados. Mezcla con oficio una gran variedad de géneros que convierte esta “crónica literaria”, este relato que noveliza hechos basados en la realidad, en una obra híbrida que tiene mucho de policíaco pero también de ensayo y de lo que ahora se conoce como novela de no ficción, aunque esto último no lo sea en su sentido más estricto.

El delator propone muchas lecturas, entre otras una marcadamente moral que sirve, algo forzadamente, para defender la dignidad vital y como artista de Domingo López Torres, un hombre comprometido con el socialismo que vivió de lo que sacaba explotando un estanco próximo a la plaza de la Candelaria, creo, si no me equivoco, de La Constitución por aquel entonces. Juan-Manuel García-Ramos tiene la capacidad de humanizar al poeta, de hacer creíble un personaje literario llamado Domingo López Torres mientras se pregunta quién y la razón de su delación. Y da una respuesta velada sobre la persona que pudo ser –no proporciona sin embargo pruebas materiales que acusen a uno o varios de la traición– ya que deduce que fue alguien muy cercano, un amigo y compañero de Gaceta de Arte.

El libro está planteado más que como una crónica como un reportaje literario que no periodístico porque los hechos aquí son factibles de ser manipulados, pero sí recupera y vindica además del poeta a otros personajes que sufrieron represión y en algunos casos la muerte como Luis Rodríguez Figueroa y José Antonio Rial, este último sobreviviente de la represión y autor de un libro fundamental que escribió en el exilio para conocer desde dentro la brutal represión de los rebeldes: La prisión de Fyffes. Hay mucho de esta obra en El delator, sobre todo en las escenas que se desarrollan y describen desde dentro de esa cárcel improvisada en la empaquetadora de plátanos que se encontraba entonces a las afueras de Santa Cruz de Tenerife.

Resulta curioso que las últimas novelas de Juan-Manuel García Ramos se encasillen en el género histórico. Se acomoda a él El guanche en Venecia, El zahorí del Valbanera y por supuesto El delator. Se tratan de tres obras comprometidas y cada una de ellas propone una atractiva y también discutida revisión de capítulos claves en la Historia de Canarias como lo fue la resistencia final de los primeros pobladores de Tenerife contra los conquistadores castellanos; el exilio de los canarios a principios de siglo a América, en este caso Cuba y ahora Gaceta de Arte y la Guerra Civil. No obstante, si llega a tocar la fibra sentimental es, precisamente, con El delator porque se desarrolla gran parte en un tiempo no tan reciente pero que sigue estando ahí al ser episódicamente recuperado por unos y por otros: La Guerra Civil. En este caso, narrada con la melancolía de quien sabe que no va a ser entendido, que provocará rechazo por cuestionar la versión oficial y las actitudes que, según el libro, mantuvieron algunos de los miembros de Gaceta de Arte cuando los militares se hicieron con el poder en las islas.

El delator parece –pero no creo que fuera esa la intención– demoler el espíritu cohesionador de aquel grupo tan representativo en la vida intelectual y artística canaria ya que trascendió fronteras, invitó al padre del surrealismo André Breton a conocer la isla y editó una revista hoy casi objeto de culto. El libro se cuestiona el papel de alguno de ellos cuando las cosas se quebraron a partir de mediados de julio de 1936 pero no dice esto fue así sino que escoge y ordena suposiciones que hacen sospechar que las cosas no fueron como nos la han contado.

Recomiendo una aproximación a El delator con distancia y objetividad y la esperanza de que si gusta (y reúne todos los elementos para gustar) despierte el interés por conocer a un grupo de poetas, escritores, artistas e intelectuales que además de la revista y traerse a Breton y endeudarse por ese viaje, organizaron dos exposiciones surrealistas que pese a la calidad de sus obras apenas tuvo repercusión en la pacata sociedad tinerfeña de los años 30.

El delator, con todos sus peros, no hay que tomárselo al pie de la letra como obra histórica pero sí como una inteligente especulación sobre el destino final de Domingo López Torres.

El libro se lee de un tirón, está escrito con emoción contenida y reivindica la sangre vertida del poeta –una voz silenciada– porque salvó a sus amigos y compañeros de Gaceta de Arte.

Saludos, resignado y sin miedo, desde este lado del ordenaor

Teresa Arozena, directora artística de Fotonoviembre 2021

Sábado, Marzo 13th, 2021

La profesora de la Universidad de La Laguna y también artista Teresa Arozena (Tenerife, 1973) será la directora artística de las exposiciones y actividades paralelas que conformarán la Sección Oficial de la XVI edición de la Bienal Internacional de Fotografía Fotonoviembre.

Según Arozena, esta edición deberá ser “como un encuentro que pretende contribuir a un llamado crítico e interpretativo, tan necesario en un mundo que deviene imagen. Las imágenes son nuestra verdadera caja negra. Las fotografías particularmente están atravesadas por el espacio y el tiempo, por el territorio y la historia. Desde una responsabilidad civil, se pretende visibilizar trayectos, descubrir y presenciar relatos desde la fotografía, para proponer así nuevas lecturas y encontrar también nuevas preguntas”.

Teresa Arozena, que expuso en la primera edición de Fotonoviembre en 1991, espera ahora “poder aportar lo que he aprendido y experimentado en estos años, y también espero que, en este momento social complejo que atravesamos, podamos vivir el encuentro con alegría y energía intensificada.

La nueva directora artística de Fotonoviembre es doctora por la Universidad de La Laguna y docente en la Universidad Europea de Canarias.

Su trabajo como artista se desarrolla en torno al medio fotográfico, y las nuevas tecnologías en el marco de los nuevos medios digitales. Realizó sus estudios de Bellas Artes entre Tenerife (Universidad de La Laguna), Madrid (Universidad Complutense) y Francia (École des Beaux Arts de Toulouse).

Su obra se ha expuesto en distintos centros y museos, tales como el CAAM en Gran Canaria, el Centro de Arte La Regenta, el Centro de Arte Juan Ismael, en Fuerteventura, el MIAC en Lanzarote, TEA, el Nabi Art Center en Seoul, Corea, en la Primavera Fotográfica de Barcelona, la Bienal de Dakar o en los Encuentros de Fotografía de Arles. Sus dos últimas muestras individuales, Menos es nada y Parade pudieron verse en la sala de la Fundación Mapfre en Tenerife (2016) y en el Centro de Arte La Regenta (2017), respectivamente.

Saludos, suerte porque la va a necesitar, desde este lado del ordenador

El sector crítica el ‘cierre cultural’ decretado por el Cabildo de Lanzarote

Viernes, Marzo 12th, 2021

Se reoroduce a continuación un comunicado de la Mesa Sectorial de las Artes Escénicas y de la Música de Canarias:

“Tras dos meses de suspensión de todas las actividades culturales en Lanzarote, desde la Mesa Sectorial de las Artes Escénicas y la Música de Canarias, manifestamos nuestra gran preocupación e indignación por el abandono cultural al que está siendo sometida la isla, cuna de uno de los iconos más sobresalientes de la cultura canaria, César Manrique, que, estamos convencidos, sería el primero en rebelarse ante esta situación. Esta decisión de `parón cultural ́, por segunda vez en la isla en los últimos doce meses, y que nos atreveríamos a decir que es única en España, no exageraríamos si la calificamos como vergonzoso secuestro de la Cultura.

Entendemos que son tiempos difíciles, a consecuencia de la crisis sanitaria de la pandemia, y que siempre debe prevalecer la salvaguarda de la salud de todos, pero la cancelación total de la actividad cultural en Lanzarote, no tiene justificación alguna y obedece a una mala gestión, por parte de la Mesa Insular formada por el Cabildo y los siete ayuntamientos.

La cultura es segura y así se ha corroborado tanto desde el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España como desde la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias. Hasta la fecha, todas las actividades culturales programadas, desde el inicio de la pandemia, han sido un ejemplo de seguridad y profesionalidad a la hora de implementar los protocolos sanitarios establecidos y prueba de ello es la inexistencia de brotes o contagios vinculados a las celebraciones culturales en todo el territorio español. Es por ello, que, independientemente del nivel de alerta sanitaria, el cierre cultural no está contemplado, en ningún caso, por el Gobierno de Canarias ni por el Gobierno de España. Asimismo, nos consta que, según la Consejería de Educación, Universidades, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, se ha trasladado al Cabildo de Lanzarote que “el cierre no está justificado”.

La Cultura es un derecho fundamental de primera necesidad y un elemento vital para el desarrollo personal, social y económico comunitario. Es transmisora de valores democráticos y promueve la cohesión y la participación social. La Cultura genera riqueza y trabajo; es un servicio público indispensable para una sociedad equilibrada y plenamente desarrollada.

El sector de la Cultura en Canarias cuenta con cerca de 6.000 empresas, que son garantes de la economía de 32.000 puestos de trabajo directos e indirectos [el 3% del total de la población activa de las islas], que genera 38 millones anuales de IGIC y que aporta un 2% al PIB de la Comunidad Autónoma de Canarias, que es la octava del Estado español en consumo de cultura al superar los 500 millones por este concepto.

Además, la Organización Mundial de la Salud [OMS] ha reconocido el papel del arte y las actividades culturales en la salud y el bienestar de forma global, con casi un millar de publicaciones científicas, y llama, por esta razón, a las autoridades a tomarse muy en serio la inclusión del arte en el sistema sanitario. «En tiempos de crisis las personas necesitan más cultura que nunca», señalan desde la UNESCO, que concluye que «la cultura nos hace más resilientes, nos da esperanza y nos recuerda que no estamos solos».

Con la decisión de suspensión de actividades culturales en Lanzarote, consideramos que se está privando a la población, de manera ilegítima, de un derecho constitucional [artículo 44.1 de la Constitución Española: Los poderes públicos promoverán y tutelarán el acceso a la cultura, a la que todos tienen derecho] y el artículo 27.3 del Estatuto de Autonomía, que establece que “los poderes públicos canarios garantizarán la práctica de actividades culturales, artísticas y formativas en condiciones de igualdad en todo el territorio de Canarias, promoviendo las acciones y medidas necesarias y teniendo en cuenta la doble insularidad”.

Es por todo ello, que como Mesa Sectorial de las Artes Escénicas y la Música de Canarias, que está integrada por trece asociaciones profesionales de ámbito autonómico, nos sumamos a la petición de que se revierta urgentemente la decisión de mantener las actividades culturales suspendidas en Lanzarote, así como exigimos que no se vuelva a producir un cierre cultural de esta índole. Por otra parte, entendemos que ya es hora de que, tanto el Cabildo como los siete ayuntamientos de la isla, concedan a La Cultura la importancia y la consideración que se merece. Hacemos, en este sentido, un llamado para que las autoridades lanzaroteñas potencien, de una vez por todas, la cultura como elemento vertebrador, transversal, resiliente y cohesionador de la política insular y local, fortaleciendo así la identidad de Lanzarote.

También instamos al Cabildo y a los ayuntamientos a que no disminuyan, ni en un solo céntimo, los presupuestos destinados a cultura con respecto a años anteriores [dotación económica ya de por sí muy inferior a las recomendaciones de la UE] y que los ejecuten en su totalidad, que garanticen la pervivencia digna del sector cultural, muy perjudicado por la pandemia, así como el acceso de la población de Lanzarote a una programación cultural completa, variada y de calidad. Reiteramos, asimismo, nuestra voluntad de diálogo para intentar llegar a una solución satisfactoria para todas las partes, que garantice permanentemente, la actividad cultural en Lanzarote.

La Mesa Sectorial de las Artes Escénicas y la Música de Canarias está compuesta por trece asociaciones de profesionales de la cultura que, de manera activa y unánime, han venido trabajando, desde el pasado 2020, por, para y desde la cultura como bien de primera necesidad y como sector empresarial en nuestras islas”.

Asociación Canaria de Narración Oral [TAGORAL]

Asociación Canaria de Representantes Musicales [ACREM]

Asociación de Artistas del Movimiento de Canarias (PiedeBase)

Asociación de Empresas de Artes Escénicas de Canarias [Réplica]

Asociación de la Industria Musical Canaria [AIMCA]

Asociación de Profesionales de la Gestión Cultural de Canarias [APGCC]

Asociación de Profesionales de la Música Clásica [ASPROMUC]

Asociación de Profesionales del Circo de las Islas Canarias [APCIC]

Asociación Músico Artística [ASOMUAR]

Asociación Profesional de Técnicos de Las Artes Escénicas de Canarias [APTAECAN]

Asociación Profesionales de la Música de las Islas Canarias [Promusic]

Asociación Sindical Unión de Actores y Actrices de Canarias [UAC]

Clúster Canario de la Música.

Saludos, aguardemos, desde este lado del ordenador

Raoul Walsh, siempre con las botas puestas

Jueves, Marzo 11th, 2021

“Aristófanes nos enseñó, hace veinticinco siglos, a reírnos del sexo y los franceses hicieron del malogrado amour un producto nacional. A pesar de ello, muchos de los advenedizos contemplan todavía el sexo como algo oscuro. ¡Ah, pues bien! Los chicos serán chicos y, solo en algunas ocasiones, los chicos serán chicas. Si así lo quieren, amén. Mi única queja es la mojigatería enmascarada de sofisticación. Tengo la esperanza de que una nueva generación de realizadores supere esta inquietud a base de grafitti en dibujos animados. Porque además de conocer a fondo los entresijos del espectáculo, es necesario contar con la imaginación; ambos son la base de este raro producto de consumo que algunos creemos que es también un arte, puesto que cualquiera en el transcurso de su vida interpreta muchos papeles”.

(Raoul Walsh. El cine en sus manos. Traductor: Francisco Delgado, JC Clementine, 1998)

En aquellos tiempos en los que me nutría cinematográficamente hablando gracias a la televisión, una televisión en blanco y negro, luego en blanco y negro y color para transformarse años más tarde en tele en color, uno de los primeros cineastas que aprendí a reconocer con su nombre y apellido fue Raoul Walsh. La película: Murieron con las botas puestas, una versión de lo que tuvo que haber sido la vida del general Custer protagonizada por un actor al que ya sí conocía, Errol Flynn.

Creo que lo que me hizo acercarme a la filmografía del señor Walsh fue las películas que rodó, precisamente con Flynn. Además de Murieron con las botas puestas, Gentleman Jim y Objetivo Birmania, entre otras. Cintas capitales que ocupan un espacio privilegiado en mi memoria cinéfila y que suelo ver de tanto en tanto porque siguen igual de lozanas que siempre. Porque si hay algo que define el cine de Raoul Walsh es su lozanía. Un ímpetu juvenil que domina casi todo su mejor cine, que son casi todos sus largometrajes, en especial los que rodó al servicio de la Warner Brothers, la misma que producía los dibujos animados de Bugs Bunny.

Raoul Walsh tocó casi todos los géneros y en casi todos los géneros resultaba igual de gigantesco. El cine negro le debe tres clásicos: Los violentos años 20, Al rojo vivo y El último refugio. Un delicioso musical y para mi una de sus mejores películas, La pelirroja; western convincentes (Montana, Cheyenne); películas de aventuras tan redondas como El hidalgo de los mares, dramones muy góticos y con fuerte carga sexual como La esclava libre y el cine bélico, Objetivo Birmania, que es otra de sus obras maestras y otra de sus colaboraciones con Errol Flynn.

Todo cinéfilo sabe que hizo del asesino de Abraham Licoln, John Wilkes Booth, en El nacimiento de una nación y que apareció prácticamente cuando Hollywood nacía. Primero como extra y más tarde como ayudante de dirección de David W. Griffth, cineasta al que consideraba como su guía espiritual. Todo esto y mucho más lo cuenta en una autobiografía, Each Man in His Time, aunque la edición en español se titula El mundo en sus manos,que quizá sea, junto a la de Errol Flynn (Aventuras de un vividor) y Luis Buñuel (Mi último suspiro) de las más divertidas que he leído. Todas coinciden además en ser bastante mentirosas, o en adornar muchos recuerdos con una escenografía que quizá no fue la exacta pero qué diablos, leyéndolas uno pasa el tiempo sin darse cuenta mientras sonríe o se echa unas risas repasando lo que dicen que recuerdan de sus vidas.

Raoul Walsh además de con Flynn (el mejor Flynn se concentra en Walsh y Michael Curtiz) trabajó frecuentemente también con Humphrey Bogart , George Raft y James Cagney, actores que siempre estaban muy bien pero que con Walsh están más que muy bien porque se trataba de Raoul Walsh. En cuanto a sus mujeres, las habituales eran Virginia Mayo, Ida Lupin y Olivia de Havilland… Cada una se acoplaba al modelo de personaje que estaba escrito para ellas. Mayo es suave y delicada en El hidalgo de los mares pero también una mala caprichosa en Al rojo vivo. Ida Lupino se pasa al otro lado de la ley por Bogart en El último refugio, otra de sus obras maestras mientras que Olivia de Havilland hizo de la abnegada esposa de Flynn no solo a las órdenes de Raoul Walsh.

El cineasta perteneció además a la honorable sociedad de los directores con parche en un ojo. Compartía esta ausencia con directores de la vieja escuela como John Ford, Fritz Lang y André de Toth. Luego vinieron otros pero al contrario que estos, ellos no comenzaron a trabajar cuando el cine andaba todavía en pañales.

En cuanto a su parche, recuerda en su autobiografía: “Hitler me inspeccionó de arriba abajo, deteniendo su mirada en el parche del ojo. Me saludó con la cabeza y, cuando se alejaba, el barón le mencionó el nombre de Hearst. Aquel nombre pareció impactarle, se volvió despacio y me alargó su mano; en ningún caso le habría devuelto el saludo con un taconazo. En su lugar le dije: ¿Cómo está usted? y le dejé allí. El Führer y el barón cruzaron unas palabras y me miraron con atención. Goering se sumó a la tertulia y los tres se encaminaron a una ventana. Allí vi sonreír por primera vez a Hitler”.

Si se lee el libro, la vida de Raoul Walsh como sus películas fue emocionante pero no sé si realmente tuvo el cine en sus manos. Fue y así dejó constancia en su vida y su obra un hombre de su tiempo. Un tipo, ya saben, que siempre tuvo las botas puestas.

Saludos, mil millones de gracias, desde este lado del ordenador

Un archipiélago mestizo

Miércoles, Marzo 10th, 2021

Tras la conquista, qué palabra, la Historia de Canarias es la de un intenso proceso de mestizaje en el que se mezcla en un todo los primeros pobladores de las islas con las gentes que cruzaron el mar para construir una nueva vida en estos peñascos diseminados a este lado del océano Atlántico.

La literatura que se escribe en el archipiélago no ha explotado todavía con la fuerza que se merece cómo se transformó la sociedad canaria tras ser sometida por los europeos, aunque hay algunos ejemplos significativos que han ahondado con mejor y también con peor fortuna en lo que implicó esa mutación. El mestizaje entre las gentes que venían del mar con los que vivían en las islas a través de los años y los siglos.

Lo interesante de estas obras es, a nuestro juicio, la reflexión por poco profunda que resulte, que se plantean los autores entre los primeros pobladores de Canarias con los que llegaron después, con la espada en una mano y la cruz en la otra, con el fin de ser los embriones de lo que más tarde serán los canarios, resultado en la actualidad de aquella mezcla tan característica y habitual en los territorios de frontera.

Pese a su atractivo, no ha sido un tema que haya generado mucha literatura quizá porque aún desconcierta la verdad de donde procedemos: una sociedad en constante evolución, mezclada, con sangre castellana, andaluza, indígena, flamenca, portuguesa, africana, entre otras, que da una idea de la mixtura de un pueblo que aún vive de espaldas a su origen. Un origen que no procede precisamente de los primeros pobladores, aquella raza que según la canción “nació en la Historia para vivir en la leyenda”, sino de los que llegaron más tarde, se mezclaron y buscaron un sitio en el que establecerse antes de que el sueño americano llamara a su puerta.

Nos hemos centrado pues en este recorrido en las novelas y cuentos que desde la perspectiva del siglo XX y XXI han desarrollado sus historias después de la conquista hasta el siglo XVII, aprovechando la reciente publicación de Llevadme a ver el mar, de Jorge Fonte, que se desarrolla en una La Laguna que todavía puede ser reconocida en algunas de sus calles y plazas. Omitimos, aunque el arco temporal en el que ubicamos estas obras sea una constante temporal en los thriller de Mariano Gambín, un puñado de obras por desconocimiento pero los títulos que se comentan están aquí porque, a nuestro juicio, encarnan lo más representativo de una literatura que si tuvo alguna pretensión fue la de mostrar a sus lectores cómo era Canarias en unos tiempos donde comenzaba a tomar conciencia de sí misma.

Se menciona como antecedente el canario que forma parte de la expedición de Pedro de Ursúa y en la que se encuentra Lope de Aguirre, y que la pluma de Ramón J. Sender describe en La aventura equinoccial de Lope de Aguirre como un personaje “taimado y peligroso”.

Entre los primeros títulos que imaginaron cómo pudo ser aquella Canarias de frontera, un territorio dado al mestizaje y última escala antes de navegar por el Atlántico rumbo a las Américas, se destacaría por su singularidad Benartemi o El último de los canarios, de Agustín Millares Torres, novela notablemente influenciada por El último mohicano de J. Fenimore Cooper. La obra transcurre en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria una decena de años después de la conquista con una buena parte de la población aborigen reducida a la esclavitud. Algunos rebeldes canarios se han refugiado en los montes y atacan de cuando en cuando la ciudad, si bien es cierto que cada vez son menos y mucho más esporádicas sus incursiones. El jefe de todos los rebeldes es Benartemi, al que el pueblo ha convertido en un mito y los castellanos en el mismo diablo, aquel al que debe darse muerte.

Islas afortunadas. Retablo pintoresco de vida colonial (J. García de Vegueta, Ediciones Aymá, 1944) propone un recorrido de ambientación histórica precisamente en los siglos que nos ocupan, comenzando su recorrido por Tenerife para finalizar en la legendaria San Borondón. El autor explica en el prefacio de la obra que su libro recoge leyendas en contadas ocasiones y que su objetivo era fijar la atención en la Historia del pueblo que habita las islas si bien reconoce que “no es tarea fácil dar nueva vida a los personajes que yacen olvidados en los archivos. La historia de los antiguos Purpurista o Hespérides es una intrincada maraña, y hemos tenido que abrir una brecha para encontrar a nuestra gentecilla”.

El libro Islas afortunadas… ofrece así un interesante recorrido a medio camino entre la realidad y la ficción de un archipiélago que comenzaba a adaptarse a la civilización europea.

Si tiene un pero este libro es que está escrito con el español de su tiempo, lo que puede lastrar su lectura a los lectores actuales siempre caracterizados por las prisas y la impaciencia.

Esa misma Canarias que comenzaba a españolizarse marca la época en las que se desarrolla La pluma del arcángel, de Carlos Álvarez, y obra por la que obtuvo el premio Benito Pérez Armas. Álvarez, soriano de nacimiento pero isleño de corazón, insistiría años más tarde en la novela histórica con La señora. Doña Beatriz, señora de Gomera y Fierro, centrada en la vida de Beatriz de Bobadilla en La Gomera pero no ahondaremos en ella porque se salta la línea temporal que hemos establecido de relatos que se ocupan de las Canarias después de ser conquistadas aunque eso no le resta mérito a una obra en la que el escritor y guionista pretende dar otra visión de quién fue la señora de La Gomera y El Hierro muy alejada de la visión insultante y descalificadora que hasta la fecha habían acuñado muchos historiadores sobre doña Beatriz.

La pluma del arcángel sin embargo sí que se adecua a las intenciones de este artículo ya que el escritor ubica la acción a inicios del siglo XVI, cuando el inquisidor Fernán Ximénez llega a Canaria, “rincón del Imperio donde las costumbres se han relajado bastante, dispuesto a imponer su viejo rigor toledano”. Su llegada, sin embargo, no es celebrada por casi nadie en este pequeño microcosmo de la sociedad colonizadora, y que encarnan en el libro el gobernador Diego de Herrera, hombre pragmático que teme que los excesos de la Iglesia hagan de su isla un lugar inevitable; el mujeriego teniente Múxica, brazo derecho del gobernador; el pescador y visionario Antón Carreño; Martín Toscano, rico comerciante y judío converso; Nemesio Quiroga, pregonero, recadero y hombre para todo del teniente Múxica; o la vieja Farfana, prostituta y hechicera.

La novela, prácticamente inencontrable en papel, se puede descargar en la página web de Hora Antes Editorial por el módico precio de tres euros.

Premio Benito Pérez Armas también por El corsario de Lanzarote, Francisco Estupiñán narra en esta novela las peripecias de una poderosa familia canaria del siglo XVI y de paso reflexionar sobre “cómo fue la construcción de Canarias y cómo es hoy Canarias a través de esta construcción”.

La obra se centra en un personaje real de la Historia del Archipiélago, Agustín de Herrera y Rojas, marqués de Lanzarote, mestizo por el que corría en sus venas sangre de nobles castellanos con la de los conquistadores normandos y los primeros pobladores del archipiélago en unos años en los que comenzaban a instalarse los primeros cimientos de la sociedad canaria.

El libro reincide en las correrías que tanto los naturales de las islas más orientales del archipiélago como los africanos que tenían como vecinos hacían unos con otros con el fin de intercambiar rehenes, hacer pillaje y cualquier otro trabajo con el que sacar algo de dinero. A mal tiempo, buena cara.

Francisco Estupiñán insistiría en la misma época en Negro Juan, donde noveliza la vida de Juan Garrido, el único hombre de raza negra y condición libre del que existe constancia documental, muy escasa, sobre su participación en la conquista y colonización de América.

Juan-Manuel García Ramos se ocupa también de este periodo en El guanche en Venecia, novela que transcurre durante el verano de 1496, una vez culminada la conquista de Tenerife, cuando siete de los derrotados menceyes guanches, uno de ellos Bencomo de Taoro, son conducidos ante la Corte de los Reyes Católicos por el capitán-conquistador Alonso Fernández de Lugo. La historia, sin embargo, se desarrolla más en la Venecia del título que en la isla de Tenerife aunque la primera y última parte sí que se desarrolla en la isla.

Ni el siglo XV ni en el XVI sino en el XVII se ambienta La sombra y la tortuga, de Alberto Omar, interesante retrato de la sociedad tinerfeña de frontera donde lo religioso y pagano se mezcla sin estridencias, dando verosimilitud a un relato que se desarrolla en su mayor extensión en la ciudad de La Laguna, ahondado en las diferencias sociales y las fisonomías de los grupos cerrados que existían entonces en la ciudad.

Otras novelas que se han ocupado de este periodo son Ponte en mi piel, de Emma Lira, que se desarrolla en Tenerife durante el siglo XVI y que explica la historia de Petrus Gonsalvus, un personaje que existió y que recorrió las cortes europeas por su abundante vello y El baúl de los cangrejos, de Javier González y novela en la que propone un viaje a través de los siglos de una familia que se establece en el Puerto de la Cruz desde el XVI hasta nuestros días.

Historias de complicado andamiaje, El baúl de los cangrejos como bien explica en el prólogo el escritor y periodista tinerfeño Juan Cruz Ruiz coincide con las intenciones con las que abordamos este artículo ya que “los herederos de esos conquistadores, en su inmensa mayoría luego fueron considerados como canarios, porque lo eran, mezclaron sus sentimientos de dependencia y su reticencia ante los conquistadores y no lograron zafarse de esas ataduras morales o económicas y optaron más por magnificar las leyendas que por rebuscar en los hechos de la historia”.

La literatura sobre piratería ha dado también origen a varios libros que se desarrollan de manera indirecta la mayor parte de las veces en Canarias. Destacaríamos al ceñirse a nuestro corsé temporal novelas como Alí, el canario. Un corsario berberisco, de Moisés Morán Vega y que se desarrolla en el siglo XVII y que recrea la vida de Simón Romero, nacido en el año 1639 en la calle Triana de Las Palmas de Gran Canaria y que a los 16 años fue capturado por un corsario argelino cuando pescaba en las costas de berbería, en África. No obstante, la literatura de piratas se desarrolla mayoritariamente en el XVIII y XIX, siglos en los que aparecen dos mercenarios de origen canario cuya leyenda se confunde con la realidad como Amaro Pargo y Ángel García, Cabeza de perro, este último más mito que otra cosa en opinión del catedrático de Historia de América de la Universidad de La Laguna, Manuel de Paz, quien afirma que es un personaje literario que aparece en la novela Sor Milagros o secretos de Cuba: novela histórica contemporánea ilustrada, escrita por Aurelio Pérez Zamora en 1895 y publicada en 1897.

Es muy probable que haya algún título más que se desarrolle en estos dos siglos de Historia de Canarias, periodo que, quién sabe, despertó la imaginación de un escritor con independencia de su sexo con el objetivo de corregir algunos de los conflictos que seguimos arrastrando de “nuestro pasado común”. Defiendo que, pese a sus atractivos, continúa tratándose de un periodo no demasiado frecuentado en la literatura que se escribe en Canarias. Sin embargo, y como dijo el poeta, la esperanza me mantiene.

Saludos, leer, leer, leer, ¿esa es la cuestión?, desde este lado del ordenador