Archive for Abril, 2024

No sé si me explico, recuerdos del más que crítico opinador cinematográfico Carlos Boyero

Lunes, Abril 22nd, 2024

“Yo no hago crítica de cine. No me considero un crítico de cine. No pertenezco a esa cofradía, a esa religión abarrotada de reglas absurdas. He visto a militantes de la cofradía que se quedan profundamente dormidos viendo un espanto iraní o coreano, y que luego salen diciendo: ‘¡obra maestra, absoluta obra maestra!’. A eso lo denominan rigor”.

(No sé si me explico, Carlos Boyero con la colaboración de Borja Hermoso, Espasa, 2024)

Recuerdo en aquella ya lejana infancia a un crítico llamado Alfonso Sánchez que desde la televisión y con voz tartamudeante hizo que muchos sintiéramos esa extraña filia que uno siente por el cine. Filia, por otro lado, tan necesitada de guías que más que enseñar, respalden los gustos de la parroquia.

También en la pequeña pantalla, Antonio Gasset nos enseñó en Días de Cine con su voz particular a que nuestra percepción sobre lo que vemos en pantalla grande ganara mayor espesor, eso sin dejar de lado una ironía irrepetible que crucificaba o no el largometraje del que nos hablaba a través del televisor. Así que gracias a gente como Sánchez primero y más tarde Gasset me ahorré más de una entrada al fiarme mucho de sus opiniones cinematográficas.

España, sobre todo tras la muerte del general Francisco Franco, comenzó a dejar espacio en los periódicos a la crítica cinematográfica. También aparecieron revistas que apenas dañaron en ventas a la decana Fotogramas aunque hay alguna como Dirigido por… que continúa en activo. En aquellos tiempos y cuando ya pude empezar a comprar revistas especializadas no me aboné nunca ni a Fotogramas ni al Dirigido por… pero sí a Casablanca, que puso en marcha el más tarde cineasta Fernando Trueba y un grupo de amigos entre los que se encontraba Carlos Boyero.

Boyero ha sido desde ese entonces una referencia para quien ahora les escribe para ir o no ir a ver una película. Me gusta como escribe y me gusta sobre todo que escriba con honestidad y en primera persona. Es decir, que comente una película desde el corazón y ya no tanto desde la cabeza. El cine para Boyero debe ser un arte que acaricie e incluso arañe el espíritu, que sepa conmover. La cabeza atiende a otro tipo de ocupaciones y ninguna tiene que ver con los sentidos.

Con esto lo que se quiere decir es que Carlos Boyero, guste o disguste, es una leyenda en el universo de la crítica cinematográfica en España, y ahora que se anuncia que se retira a sus cuarteles de invierno, ha sido el protagonista de un divertido documental, El crítico, y ahora de un libro de memorias titulado No sé si me explico (Espasa, 2024) escrito con la colaboración de un buen y viejo amigo, Borja Hermoso, y en la que desgrana algunos fragmentos de su vida (pocos, la verdad) para centrarse en sus filias y fobias, también en sus gustos como espectador, lector y oyente porque el cine, los libros y la música forman el triángulo de las preferencias de un hombre confeso consumidor cultural que ha tenido encima el privilegio de hablar de sus filias y fobias en dos de los periódicos de más tirada de este país que se nos perdió hace años, así como la de colaborar en un programa radiofónico y de conducir un espacio de televisión en aquel canal de pago del que resultaba tan difícil darse de baja (que me lo digan a mi).

La parte más atractiva de estas memorias ligeras, más reflexiones sobre cosas que le importan que repaso a una vida, son aquellas en la que Boyero habla de cine, de libros y de cine. No me resultan tan interesantes sus opiniones sobre el alcohol y las drogas, tampoco de su relación con las mujeres que, según cuenta, casi es la de un Casanova con sus más y sus menos. Lo demás son opiniones que suelta sobre sus amigos, a los que quiere mucho, y ellos a él también; sus viajes y su entrañable relación con los niños. Todo más o menos sabido por quien le sigue la pista desde hace unos años. Y no solo a través del chat que llevó en el periódico El Mundo y más tarde en El País.

Su criterio conecta prácticamente con el mío e imagino que con el de muchos otros lectores porque nuestros gustos culturales son semejantes. En este aspecto, no es que Boyero pontifique, que no lo hace, ese trabajo se lo deja a la crítica “rigurosa” empeñada en demostrar que sabe más que nadie, sino que a través de sus artículos, de sus confesiones cinéfilas formó y supo conectar con legiones de espectadores.

En Carlos Boyero se da además un caso extraño ya que debe ser uno de los pocos críticos de cine de este país al que pidieron su cabeza gente como Pedro Almodóvar y en un manifiesto muy cuestionable cineastas a los que presumía inteligentes como Víctor Erice y José Luis Guerín, entre otros. ¿El motivo?, no les gustaba sus más que críticas, sinceras opiniones sobre sus respectivas películas. De todo este follón habla en el libro, pero no hace mucha sangre.

Sí que hecho en falta en No sé si me explico una galería de fotografías (haberla tiene que haber y muchas de ellas, pongo la mano en el fuego, divertidas) pero estas carencias se suplen con la forma de pensar de un hombre que ha hecho casi toda la vida lo que le vino en gana. Una lección de vida, o el triunfo de la cigarra sobre la espartana hormiga.

Acostumbrado a no morderse la lengua, Boyero da un repaso a algunos personajes que, como un escritor y periodista tinerfeño que aparece en el libro, no salen lo que se dice muy bien parado. Con otros, por el contrario, muestra un afecto especial. Ese afecto que se convierte en cariño y que uno imagina que es marca de la casa, una seña de identidad de Carlos Boyero.

Pero llamar a No sé si me explico memorias es demasiado porque no lo son. Son en todo caso recuerdos que se han ordenado en capítulos (25 en total) en los que habla de su Salamanca natal, ciudad con la que mantiene una relación de amor y odio y su amor por el cine, las mujeres, las drogas, el sexo… No son capítulos densos sino más bien conversaciones que uno podría mantener con él en la barra de un bar o en la mesa de un restaurante compartiendo una buena comida y un vino de excelente cosecha. El hedonismo de un hombre que se confiesa de izquierdas pero al que le gusta vivir como un burgués acomodado, lo que no tiene nada de malo. La pregunta que uno se hace al llegar al final del libro es ¿cómo demonios lo hizo?

Mucho me temo que la respuesta se la llevará al otro mundo. Ni él mismo se lo explica en el último e interesante capítulo de la obra. Un autorretrato, El tal Boyero, que dibuja con palabras y en el que escribe:

“A Carlos no le gusta Boyero. Está un poquito harto de él. No se llevan bien” claro que, concluyo, no sé si se explica…

Saludos, canela en rama, desde este lado del ordenador

Picadura mortal, una novela de Lourdes Ortiz

Viernes, Abril 19th, 2024

Entre los escritores/as de novela negra de fuera, los que no son ni nacidos ni residentes en Canarias, quise desde que tengo memoria leer Picadura mortal, de Lourdes Ortiz. Y digo bien por el interés que me despiertan las historias que se escriben de este género que se desarrollan en Canarias, con independencia de la isla en la que transcurra el relato.

Lo hizo así Manuel Vázquez Montalbán, quien sitúa a su Pepe Carvalho en un Tenerife de los años 80. Se trata de un cuento, El barco fantasma, que más que el caso que tiene que desentrañar lo que importa, o lo que hace vibrar al relato es su retrato de un Santa Cruz de Tenerife mucho más provinciano que el actual, y en la que el pobre detective acostumbrado a tirar al fuego de la chimenea los libros de su biblioteca, se las ve y se las deseas para encontrar un restaurante en el que le sirvan comida canaria. No lo encuentra, y piensa una gran verdad y es que un “pueblo que no bebe su vino ni come su queso, tiene un grave problema de identidad”. Al final, termina almorzando pescado fresco en La casita de madera pero no recuerdo si resuelve la investigación que, como dije, es lo de menos en esta historia de Carvalho.

La primera novela de Cupido (El nacimiento de Cupido), personaje creado por Eugenio Fuentes, se desarrolla también en Tenerife y La niebla y la doncella, de Lorenzo Silva, transcurre en La Gomera. La historia forma parte de la serie que protagonizan el sargento Bevilacqua y su compañera la cabo Chamorro de la Guardia Civil. Pero si hay una novela que ofrece una insólita pintura de Gran Canaria y por extensión de los canarios esa es la que protagoniza el comisario Bernal, de la Brigada Criminal, en la novela Puerto de Luz, escrita por David Serafín (pseudónimo de Ian Michael).

Debe de haber más personajes de la literatura negra española que hayan terminado con sus huesos en estas islas. Isla, en esta ocasión la de Gran Canaria, a la que viaja la investigadora privada Bárbara Arenas para resolver la desaparición de un magnate del tabaco, conviviendo con su familia unos días.

El rasgo que distingue Picadura mortal en el universo literario negro nacional es que se trata de la primera detective mujer de esta literatura en España. Y de una mujer como Bárbara Arenas, una investigadora que no se calla las cosas, que le gusta vivir siempre mirando hacia adelante y que no le tiene miedo a casi nada, y si son hombres en un mundo de hombres, mucho menos.

Bárbara Arenas es una mujer con todas sus letras. Letras literarias. El caso es que te acompaña si te metes de lleno en la novela aunque salgas algo decepcionado por la visión miope, de turista, que hace de la isla. Isla, por otra parte, que es más un escenario que un territorio real. Tampoco resulta demasiado real el retrato que hace de la familia del magnate tabaquero.

Picadura mortal me parece un libro fallido al que le falta retrato social, lo que hace que no me lo crea, y que lo lea con el mismo entusiasmo con el que uno ve un Estrenos TV. Se deja ver, se deja leer, pero las cosas que pasan te resultan indiferentes así como sus personajes, pero esto se debe a que el espacio en el que se mueven resulta artificial, una pieza más del decorado.

Llevaba años detrás de esta novela. Uno por razón histórica que ya he contado, que Bárbara Arenas sea oficialmente la primera mujer detective en la literatura negra y criminal española, y el otro que se desarrollara en Gran Canaria, y uno de los atractivos con que cuentan todos esos libros escritos desde fuera sobre lo nuestro, es que a veces dan visiones muy objetivas sobre lo que somos, solo que somos incapaces de verlo porque lo vemos todos los días.

No hay esta voluntad en la novela de Lourdes Ortiz, de hecho lo que propone es una visión lejana, de esas que parecen que se ven por la ventanilla de un coche, ese paisaje que pasa y se aleja a medida que el automóvil avanza por la carretera. En cuanto al retrato que puede hacer de los isleños hay muy poco salvo a un personaje al que se llama “la canaria”, lo que irrita un poquito por el tono de retintín. La esposa y los hijos del desaparecido no tienen acento y carecen de color local. Tampoco me interesa conocer si ha sido asesinado el empresario por cualquiera de los miembros de esa familia que juega a ver quién hereda el imperio.

Picadura mortal se publicó a finales de los años 70 y la situación en este país poco o nada tiene que ver con la actual. Eran otros tiempos, con otros comportamientos, y que un personaje femenino se convirtiera en protagonista de una historia en un género que hasta ese entonces parecía coto privado para hombres, Lourdes Ortiz presentó a su Bárbara Arenas para decirles a todos que en ésta como en todas las literaturas podían competir las mujeres.

Ésta y no otra es la grandeza de esta novela que, por desgracia, no llegó en el momento oportuno aunque gracias a ella aparecerían años después personajes más inspirados como Petra Delicado, de la escritora Alicia Giménez Bartlett.

Saludos, se ha dicho, desde este lado del ordenador

Brevísimos

Jueves, Abril 18th, 2024

UNICORNIO REABRE PARA LIQUIDAR EL MATERIAL DE LIBROS Y OBJETOS QUE AÚN CONSERVA

La librería Unicornio que cerró definitivamente sus puerta este año por la jubilación de Cristóbal Hernández Torres y María Dolores Lapuente Montoro, anuncia a través del primero que este viernes y sábado volverán a reabrirla para liquidar todo el material que aún les queda. Lo horarios serán de 10,30 a 13 y de 17 a 20 el viernes y de 10,30 a 13 el sábado. El establecimiento colgó hace unos meses el cartel de cerrado tras llevar 37 años abierta en la calle de Santa Rosalía, nº 24, en pleno barrio de El Toscal.



SOLO UNA VEZ, DE GUILLERMO RÍOS, UNA DE LAS PELÍCULAS MÁS VISTA EN NETFLIX ESPAÑA

La ópera prima de Guillermo Ríos, Solo Una Vez, tras su estreno en Tenerife en junio de 2021 y en 61 salas de toda España al mes siguiente llega ahora llega a Netflix, donde tras su estreno el pasado 14 de abril, ha conseguido situarse en el número dos de las películas más vistas en la plataforma en España. Solo una vez cuenta la historia de Eva y Pablo, una pareja de profesionales que tiene que acudir a la consulta de Laura, una psicóloga especialista en violencia machista, cuando él es denunciado por maltrato.

Saludos, jueves, desde este lado del ordenador

El sueño del ladrón, según Eduardo Díaz

Miércoles, Abril 17th, 2024

La película El sueño del ladrón (70’/2023/España), de Eduardo Díaz, se estrena mañana jueves, 18 de abril, a las 19.00 horas, en los Multicines Tenerife, sesión en la que se inicia la semana en la que la cinta se proyectará en la sala lagunera. Díaz llega a su encuentro con el público tras obtener con su propuesta el premio al mejor largometraje experimental en el Sevilla Indie FilmFeltival Seviff 24. Las entradas pueden encontrarse en taquilla o adquirirse por adelantado a través de Internet.

Con El sueño del ladrón, el cineasta revisita y reinterpreta el primer largometraje de ficción rodado en Canarias, El ladrón de los guantes blancos, de José González Rivero y Romualdo García de Paredes, una película muda de 1926 que se rescató en parte en los años 80 del siglo pasado tras haber desaparecido y haberse perdido parte del metraje. La película de Díaz se plantea superar esta y otras dificultades que obstaculizan el acceso a la historia para el público contemporáneo.

Díaz explica que su motivación con este su primer largometraje “ha sido poner en valor esta pieza fundacional, traerla al presente para ser vista de nuevo. Cuando ves El sueño del ladrón, estás viendo El ladrón de los guantes blancos con una nueva forma: cine expandido. Una película dentro de sí misma”, explica el cineasta.

Ese cine expandido al que se refiere el director consiste en una forma tan original como arriesgada de presentar al público el metraje conservado. Además de usar todo lo existente, Díaz edita con otros elementos lo rodado hace casi un siglo y presenta todo sobre una pantalla expandida en tres cuadros, en los que transcurre el metraje en paralelo, y que pueden funcionar como tríptico, díptico o como una sola imagen panorámica. Así, el cineasta propone al público el visionado simultáneo de las escenas, de forma que, mientras el espacio de proyección se expande, el tiempo se contrae, al reducirse a 70 minutos los 137 minutos correspondientes al tiempo fílmico del original.

El film de Díaz conserva su propiedad silente en los diálogos, que se siguen presentando con rótulos, mientras que los textos narrativos originales han sido sustituidos por la voz del director, lo que, junto con la música original, de Niki Weber, y los efectos, añade una dimensión sonora de la que carece la cinta de González Rivero y García de Paredes.

El equipo artístico de El sueño del ladrón está formado por Eduardo Díaz, que se encarga de la dirección y del guion adaptado, y Nike Weber, responsable de la banda sonora original. En el equipo técnico, Díaz asume las labores de montaje y producción; Pablo Bonet, las tareas de cámara, master y postproducción y Christian Buehner, el sonido.

“En el momento del estreno de El ladrón de los guantes blancos, las imágenes cinematográficas poseían para el espectador la magia y novedad de un espectáculo nuevo”, detalla Díaz. Con su propuesta de cine expandido, El sueño del ladrón facilita a un espectador contemporáneo el acercamiento “a su magia e interesarse por los inicios del mundo contemporáneo, en Canarias”, de forma que la obra pionera de González Rivero y García de Paredes se renueva para el presente “con el propósito de poner en valor esta pieza fundamental”.

Eduardo Díaz García (Santa Cruz de Tenerife, 1966) comenzó a trabajar con videos en los años 90 del siglo pasado en el ámbito de la videocreación o videoarte. El sueño del ladrón es su primer largometraje. Esta película, junto a la escritura del guion titulado Sangre en el río, que participó en el programa desarrollo Ibermedia y no llegó a realizarse, “son, dentro de mis experiencias, las que más se ajustan a lo que podría entenderse como producción cinematográfica”, explica el cineasta.

Su primera producción, Llum de nit (1990) fue finalista de premios nacionales de vídeo de Cataluña y participó en la feria ARCO. Desde entonces, ha producido una serie piezas, de forma discontinua e independiente. Entre ellas, destacan I ching (1999), pieza abstracta y musical, como la anterior; I cant get not satifaction (2002), una sátira sobre el turismo de masas, su trabajo con mayor difusión hasta ahora; Vip (2004) y 11 dólares (2004), producciones creadas con la apropiación no autorizada de materiales; al igual que El origen del mundo (2014), un ensayo que relaciona arte, historia, sexo, psicoanálisis y política con lo personal. Estos trabajos se han exhibido en diferentes espacios de arte –CCCB, La Casa Encendida, Fundación Tàpies– y también en la escena underground.

El guitarrista y compositor Niki Weber Collins (Santa Cruz de Tenerife, 1977). Estudió en el Conservatorio Superior de su ciudad natal y Taller de Músics de Barcelona. Ha participado como guitarrista en proyectos de música clásica y música antigua y en bandas de rock, blues y jazz, principalmente. Crea música para el sector audiovisual en productoras independientes y para programas de la televisión pública.

Saludos, tarde de estreno, desde este lado del ordenador

Cierra Unicornio, la primera librería de literaturas esotéricas que abrió en Canarias

Martes, Abril 16th, 2024

Una ciudad se queda huérfana cuando cierra una de sus librerías. La frase no es mía sino de un escritor de cuyo nombre no quiero acordarme pero creo que dice una gran verdad. Pese a que vivimos en unos tiempos que están demostrando a los apocalípticos que el impacto del libro electrónico no ha sido tan fatal para el de papel, el cambio de hábitos y costumbres sí que está afectando a estos establecimientos cuyos responsables no dejan de buscar fórmulas nuevas o al menos alternativas y mestizas para que los libros sigan ahí, tras un escaparate a la espera de que venga alguien y se los lleve a casa.

Santa Cruz de Tenerife disfrutó hace unos años además de cines (prácticamente habían salas de exhibición cinematográfica en casi todos los barrios de la ciudad, y en algunos más de uno) de librerías. Por edad, he ido asistiendo como si de un dinosaurio se tratase, al cierre no solo de los cines sino también de las librerías. De demasiadas librerías como de cines. También he asistido a alguna apertura, no ya de cines pero sí de alguna librería, pero no compite su puesta en marcha con las que existieron en el pasado y que, signo de los tiempos, sus responsables no tuvieran más remedio que tirar la toalla y colgar el cartel de “se vende” en los escaparates.

La última librería que abandona definitivamente Santa Cruz de Tenerife es Unicornio, una librería especializada en literaturas esotéricas, de autoayudas y naturistas que abrió sus puertas en 1987 de la mano de María Dolores Lapuente Montoro y Cristóbal Hernández Torres, ella hasta ese entonces ATS y él capitán de la marina mercante. Pero ¿qué fue lo que los motivó para dejar sus respectivos trabajos y dedicarse en cuerpo y alma a una librería, un negocio ahí donde lo ven, bastante sacrificado?
Cristóbal Hernández dice que tras dejar de navegar terminó en una empresa de exportación de madera pero que “no se sentía a gusto” y María Dolores Lapuente igual, ambos no estaban a gusto con sus respectivos trabajos. Se sentían “muy quemados” así que de mutuo acuerdo decidieron quemar las naves y decidir qué es lo que podían hacer.

“En aquellos años lo esotérico tomaba fuerza y se estaban abriendo muchas librerías sobre el asunto en la península y como en Canarias no había nada de esto pensamos que no era una mala idea inaugurar una librería especializada en Tenerife”.

Recuerda Cristóbal Hernández que antes de Unicornio estuvo Akenaton, al frente de Paco Padrón, pero que había cerrado hacía unos años así que la idea de montar una librería como Unicornio fue tomando fuerza hasta que se materializó a finales de los 80.

Según el horóscopo chino 1987 fue año del Conejo, también el del atentado terrorista de ETA en el Hipercor de Barcelona y de la concesión del premio Nobel de Literatura al escritor rusoestadounidense Joseph Brodsky. En la capital tinerfeña, 1987 fue el año en que abrió sus puertas la librería Unicornio, una librería esotérica que se planteó desde el inicio no ser como la mayoría de las que conocían en la península.

Y es que éstas resultaban demasiado “cerradas y bastante tétricas y oscuras”, dice Cristóbal Hernández. La idea con Unicornio fue entonces hacer justo lo contrario. Si allá eran sombras, aquí habría luz. Un “espacio abierto y con luz, mucha luz y un buen escaparate”.
Fueron meses de buscar por toda la ciudad hasta que al final encontraron su Shangri-La en el número 24 de la calle de Santa Rosalía, en pleno corazón del barrio de El Toscal en Santa Cruz de Tenerife.

Antes de abrir la librería, que se llamó Unicornio a raíz de un libro sobre unicornios que les regaló un amigo, María Dolores y Cristóbal ya conocían este tipo de literaturas. Cristóbal desde que era un adolescente. Este entusiasmo hizo que la librería con el paso de los años además de vender libros expandiera su oferta con la organización de presentaciones, cursos, encuentros, debates y conferencias que se desarrollaron episódicamente a lo largo de los 37 años que Unicornio mantuvo su luz encendida. Por ahí hablaron personajes de la importancia de Isabel Arranz, Enrique de Vicente, Mario Satz, Sondra Ray y Bob Mandel, entre otros.

En Unicornio no solo se vendían libros sino también discos de música alternativa y nueva era, así como oráculos, cuencos tibetanos, piedras escogidas y barajas de Tarot. Más tarde, y cuando la gente del barrio solicitaba novelas de entretenimiento “se la buscábamos. En general vendíamos de todo y si bien al principio no teníamos ni idea del negocio, lo fuimos aprendiendo sobre la marcha porque mi idea es que si iba a ser librero tenía que conseguir los libros que me solicitaban algunos clientes. Y así trajimos libros de Argentina, México, Panamá… De todos lados, incluso La India, que fue un libro de homeopatía en español”.

Pasados unos años, comenzaron a abrirse en las islas, y en especial en Tenerife, tiendas de santería que se vendían al público como “esotéricas”, algo que molestó a Cristóbal Hernández y que le animó a que hiciera desaparecer del cartel de la librería la palabra esotérico para quedarse a partir de entonces y hasta el final como Librería Unicornio a secas. Una librería generalista pero especializada, eso sí, en lo esotérico.

En los últimos tiempos, María Dolores y Cristóbal intentaron traspasar el negocio y hubo tres personas interesadas pero las negociaciones por una u otra razón no salieron adelante. Ahora, hay dos que valoran el local para otros usos ya que el espacio cuenta con un certificado del Ayuntamiento de la capital tinerfeña que da luz verde a que se convierta en vivienda.

El negocio de las librerías ha cambiado mucho desde que Unicornio abrió sus puertas. Traer hoy libros del extranjero es imposible. Y es imposible, explica Cristóbal Hernández, por los costes, las declaraciones de aduana que disparan el precio de los libros. Por otro lado, cualquier libro que se publica en la actualidad en España se encuentra en librerías o puede mandarse a pedir sin problemas. Además, el interés por lo esotérico ha ido disminuyendo en los últimos años aunque “nosotros nos mantuvimos abiertos de una manera u otra. La librería no funcionaba como al principio, pero funcionaba”, explica.

Ante la pregunta de si llegaron a vender un libro especialmente raro, Cristóbal Hernández recuerda que el Libro rojo de Jung, una edición especial y en facsímil editada en Argentina por los herederos del médico psiquiatra suizo, que llegó a costar 200 euros y que se vendía bajo pedido. Otro libro raro y que salió mucho fue el Necronomicón, atribuido al árabe loco Abdul Alhazared, que nunca existió salvo en la imaginación de H.P.Lovecraft y su constante círculo de seguidores. Unicornio nutría además sus estanterías con libros de “todas las escuelas esotéricas que hubo en Canarias: rosacruces, masones, sufismo…”

En cuanto a la temática de los libros que más se vendían, se vendían y más que los esotéricos y dedicados a las “ciencias ocultas” los de superación personal, psicología, de autoayuda y, últimamente, de naturismo y agricultura ecológica. Y sí, los libros esotéricos salían también pero en menor cantidad y según cual fuera su temática (ufología, espiritismo, cartomancia…).

A medida que fueron pasando los años muchas de estas literaturas cumplieron su ciclo. Además, la vida ha cambiado a pasos agigantados lo que ha modificado la curiosidad de la gente que ahora está más interesada por el futuro del planeta, la situación económica y se inquieta ante guerras de alcance internacional como son las que se libran en Europa, África, Asia y Oriente Medio.

Entre la espesa red de recuerdos, Cristóbal Hernández evoca como grandes amigos de Unicornio a Libertad Álvarez, una mujer a la que llegó a adorar y que era aficionada a la ópera y que por circunstancia de la vida acabó en la librería donde venía a tomar café todas las tardes.

“Libertad era una mujer autodidacta, que se metió a fondo con la metafísica”, dice el librero que recuerda también a Paco Padrón, una persona “cariñosa y amable, y a quien le compré en la librería Akenatón mi primer libro esotérico, El tercer ojo, de Lobsang Rampa”. Más tarde se sabría que Rampa no era otro que Cyril Henry Hoskin, un hecho que a Cristóbal Hernández le da igual porque “lo importante para mi son las cosas que dice en sus libros”. Otras literaturas primerizas fueron las de autores como Krishnamurti y Hermann Hesse, pero hay muchos más.

A modo de conclusión, Cristóbal Hernández resume aquellos 37 años intensos como “una etapa maravillosa en la que conocí a mucha buena gente” y es que Unicornio con sus más y con sus menos sentó plaza y, como dicen los sufíes, supo estar con los pies en la tierra y mantener la cabeza en el cielo.

OTRAS LIBRERÍAS ESOTÉRICAS EN CANARIAS

Antes de Unicornio estuvo Akenaton en la capital tinerfeña pero no puede entenderse esta última como una estricta librería de literaturas esotéricas porque libros haberlos había aunque se ocupaba de otras cosas. Al frente estaba Paco Padrón, incombustible reivindicador de lo oculto en Canarias y uno de los personajes más recordados por informar desde las páginas de Diario de Avisos sobre el fenómeno OVNI. El caso es que hasta que no llegó Unicornio, y tras convertirse en un espacio de referencia al invitar a escritores y especialistas para que impartieran charlas y talleres, fue cuando comenzaron a abrir en Tenerife y en otras islas librerías sobre estos temas como Grial y El Duende en la capital tinerfeña y Shotis y El Manantial en La Laguna. Cristóbal y María Dolores ayudaron a que Soluciones se abriera en el Puerto de la Cruz y Tao en Las Palmas de Gran Canaria. Es probable que hubieran más establecimientos con estas características y que nos perdonen los ausentes, pero con los que mencionamos el lector se puede hacer una idea del excelente estado de salud que llegaron a disfrutar estas literaturas en las islas. Unicornio fue además y durante muchos años una de las diez librerías esotéricas que más vendía en España, dice el especialista en estos temas David Suárez Dorta.

LECTURAS

Quisimos poner en un aprieto a Cristóbal Hernández cuando le pedimos que nos recomendara algunos de sus libros favoritos. Es una pregunta con trampa porque es prácticamente imposible recordar los libros que entiendes que te marcaron. Y como te marcaron, que recomendarías a la gente porque a ti te llegaron al corazón y a la cabeza. Entre los libros que menciona están El principito, de Antoine de Saint-Exupéry, los libros de Krishnamurti y la poesía y los cuentos del escritor, poeta y pintor libanés Jalil Yibrán.

FOTOS:

1.- Fachada de la librería Unicornio en la actualidad

2.- En el centro de la imagen el psicólogo Joan Garriga flanqueado por Cristóbal Hernández y su hija Lara.

Saludos, en algún lugar del mundo, desde este lado del ordenador

Damsel, una película de Juan Carlos Fresnadillo

Lunes, Abril 15th, 2024

Dirección: Juan Carlos Fresnadillo / Producción: Jeff Kirschenbaum y Joe Roth / Guion: Dan Mazeau / Música: David Fleming / Fotografía: Larry Fong / Montaje: John Gilbert / Intérpretes: Millie Bobby Brown, Robin Wright, Angela Bassett, Ray Winstone

En el encuentro previo que por la mañana mantuvo con los periodistas antes del estreno en España de su último trabajo, Damsel, Juan Carlos Fresnadillo insistió en que su cine gira en torno a unas constantes que procuró mantener en su nueva película para Netflix.

Una de estas constantes es la familia, aunque no la familia tradicional que te toca en suerte o desgracia pero sí la que se construye a lo largo de una vida con la gente que te rodea. La otra seña de identidad de Fresnadillo, que no dijo pero que percibo en su filmografía, es la traición del padre más que la muerte del padre. Es decir, una desconfianza a la figura paterna y también a la cultura del patriarcado.

Me atrevería a añadir, incluso, que leo una tercera constante en su cine. Y esa constante es la mujer, aparece en Esposados y ya como madre en 28 semanas después, referencias que redondean, a mi juicio, una interesante e incluso desconcertante mirada que intenta que siga permaneciendo en sus películas, aunque el control de producción sea tan férreo como ha sido el caso de Netflix.

Damsel es la historia de una transformación. La de una inocente damisela (Millie Bobby Brown) en una guerrera capaz de derrotar a todos sus demonios y de paso superar a todos sus miedos. El miedo es un elemento que detecto en trabajos anteriores del cineasta como 28 semanas después e Intruders, donde se hereda de familia, ahí es nada.

En su primer trabajo profesional, Esposados, que a mi me sigue pareciendo uno de sus mejores películas hasta la fecha, la comedia negra roza pero no cae en el ridículo estrepitoso. Hay, en todo caso, una atractiva e irónica mirada en torno a la realidad que transforma a la aparentemente pareja feliz: el dinero.

Por todas estas cosas y alguna más no creo que a estas alturas haya alguien que ponga en duda que Juan Carlos Fresnadillo cuenta además de con talento con un universo propio. A veces muy oscuro, lástima que no pueda explorar con mayor intensidad esas sensaciones abisales y que de momento tenga que mostrar solo apuntes y señales en sus películas. Esto revela que se trata de un cineasta que intenta dejar huella y, se reitera, firma autoral en sus largometrajes por muy comerciales que resulten.

Damsel es una película muy luminosa con sus partes oscuras, que son aquellas que se desarrollan en una caverna profunda excavada en la roca donde habita el dragón. Dragón al que se ofrece en sacrificio jóvenes doncellas para aplacar su ira. Damsel es también una película de mujeres, de mujeres que se empoderan, que es lo que sucede con la protagonista cuando es arrojada al abismo, y de mujeres empoderadas que representa la reina malvada.

Me atrae el mundo subterráneo donde vive el dragón. Ese universo sin luz y poblado de tinieblas que se rasgan con la luz que emiten unas babosas de fosforecencia azul y unos pájaros que el espectador conoce porque vuelan convertidos en llamas para caer carbonizados al suelo.

El reino del dragón es un laberinto que conoceremos por el testimonio que otras sacrificadas han ido dibujado desde tiempos pretéritos en la pared de una de las cuevas. En ese reino oscuro, circulan ríos subterráneos y existen paredes de cristal. También estalactitas de hielo que, en otra de las escenas más potentes visualmente de la película, se convierten en agua cuando reciben el aliento del dragón.

En Damsel se produce una traición que es la del padre. También la de un novio, el príncipe, que resulta un pelele dominado por una reina madre que interpreta Robin Wright, la princesa prometida que deja de serlo en esta película.

Hay acción, que se desborda una vez superada la presentación de personajes, todos ellos venidos del cuento infantil como la princesa, la madrastra buena, que interpreta Angela Bassett; el rey e incluso el dragón, solo que vistos de otra manera, dándole la vuelta al calcetín para reinterpretar el relato clásico con una mirada respetuosa y sutil. El fin es narrar a todos los públicos, en especial el femenino, una historia de superación, de iniciación. A las mujeres casi parece que va dirigida esta producción de Netflix que como toda producción de Netflix tiene lo mejor pero también lo peor de este gigante de las plataformas.

La película gana al ser vista en pantalla grande y en un cine que ayudó a que me curtiera como espectador como es el Víctor, en Santa Cruz de Tenerife, ciudad que vive en una perezosa tranquilidad pero Damsel junto a Esposados me parecen los trabajos más redondos del cineasta tinerfeño, un cineasta del que espero otras historias que nos muestren su manera de ver la realidad en la que vivimos.

Mientras espero, salgo del estreno de Damsel con la sensación de haber visto una película que además de mucha acción y fantasía, invita a viajar por ella como si se estuviera sentado en la vagoneta de una montaña rusa. Quiero saber, mientras mi mirada va de arriba- abajo y viceversa, cómo se resolverá esa lucha de titanes: la de una virgen que se crece ante la adversidad y la de un dragón que no es tan diferente a la protagonista como nos quisieron hacer ver.

Damsel está en Netflix. Y es algo más que un cuento de hadas.

LO MEJOR: mantiene el ritmo, cuenta con escenas muy poderosas (los pájaros envueltos en llamas, las estalactitas de hielo que se derriten con el aliento del dragón) y te hace sentir como un niño.

LO PEOR: Poca cosa, se trata de una película para toda la familia y cumple las expectativas. Ofrece buen espectáculo y se aprecia la firma de su director, el tinerfeño Juan Carlos Fresnadillo

Saludos, funde a negro, desde este lado del ordenador