Un ajuste de cuentas

Viernes, Enero 9th, 2015

Dirección y guión (basado en un cuento del mismo título de José Santiesteban): Aurelio Carnero Hernández. / Producción: Proim Canarias y Luna Llena Producciones. / Fotografía y Sonido: Enrique Guillermo. / Montaje: Miguel Ángel Cigala y Guillermo Carnero Rosell. / Música: Antonio Rosell. / Dirección de Producción: Davinia Súárez. /  Maquillaje: Rosa Vidal. / Ayudante de sonido: Francisco Puñal. / Intérpretes: Juancho Aguiar y Blanca Casañas. Fecha de estreno: TEA Tenerife Espacio de las Artes, 7 de enero de 2015.

Tiene razón Aurelio Carnero cuando recomienda a los cineastas canarios a que busquen algunos de los argumentos e ideas de sus películas en las obras publicadas por escritores de aquí. De hecho, el último cortometraje de Carnero, Suena el destino, digo el teléfono, ¿lo coges?, adapta el relato del mismo título de José Santiesteban, un autor que cuenta con dos notables libros de cuentos como son Topless y El arte de los jíbaros, y volúmenes por los que obtuvo el primer premio del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y el Premio de Cuentos Ateneo de La Laguna-CajaCanarias, en 1997 y 2001, respectivamente.

No obstante, y paradójicamente, uno de los grandes defectos de Suena el destino, digo el teléfono, ¿lo coges? es su origen literario ya que en el filme prima más el diálogo que la imagen en un arte, como el cine, en el que lo que cuenta es cómo se narra visualmente la historia más que por lo que hablan, conversan, sus protagonistas que en esta película interpretan los actores Blanca Casañas y Juancho Aguiar.

El filme de Carnero, como lo fue en su momento el relato de Santiesteban, es un ingenioso combate psicológico que manipula con habilidad las emociones del espectador. Todo lo que se ve y se escucha por lo tanto en este trabajo inevitablemente terminará siendo distinto a lo que en un principio podría sospechar el público, ya que se trata de un ajuste de cuentas. O de aplicar justicia de una manera poco ortodoxa sobre las –quiero pensar–  involuntarias traiciones que cometemos a lo largo de nuestra existencia.

Cuenta así con interesante y desconcertantes cargas de profundidad la adaptación que Aurelio Carnero adapta del original literario, lo que contribuye –sobre todo al inicio del filme– a plasmar ese sentimiento de culpa que termina por ahogar a uno de los protagonistas con una intensidad deliberadamente improvisada.

Improvisación que poco a poco va derivando hacia una narrativa tradicional como si el cineasta, ya se ha dicho, lo que pretendiera es jugar continuamente con el espectador, al tiempo que mantiene una medida distancia –la mirada del voyeur– sobre el desarrollo de unos acontecimientos que se precipitan a raíz de la conversación telefónica que se cruzan los dos protagonistas y en la que aflora la culpa como resto de un naufragio que todavía continúa flotando en la memoria.

La tragicomedia es un género en el que Aurelio Carnero se mueve muy bien. Un caso insólito si recordamos el parámo que el género tiene en la pequeña pero cada año más nutrida historia del cine independiente rodado por canarios en Canarias.

Ya lo demostró con El zorrocloco y Apartamento 23F, tragicomedias que todavía se mantienen porque Carnero más que un cineasta preocupado por la técnica es partidario, sospecho, de la planificación de las escenas y el diálogo. Y diálogo con acento de aquí.

Suena el destino, digo el teléfono, ¿lo coges? cuenta en este sentido con esos elementos que definen la para nada sutil ironía canaria, aunque la historia tiene la habilidad de hacerlo sutil y devenir en una reflexión, me permito, bastante interesante sobre la condición insular y lo complejo que resulta desprenderse de ella cuando lo que se pretende es reinventarse en otro espacio, en otra geografía, en otro lugar. En este caso Madrid, ciudad en la que vive uno de los protagonistas, protagonista que recibe la llamada del destino, digo teléfono, desde su lugar de nacimiento, Santa Cruz de Tenerife.

Rodado en un día, se nota la improvisación no ya técnica –en este aspecto es un filme bastante clásico, casi de cámara fija, cuyo velocidad se la deja en principio a un espasmódico montaje–  sino artística que asumen Casañas y Aguilar, por lo que sus interpretaciones dan la sensación que necesitaban estar más trabajadas para que ambos actores resultaran convincentes.

Más si se tiene en cuenta que Suena el destino, digo el teléfono, ¿lo coges? no deja de ser como una obra de teatro filmado en la que su director y guionista apuesta más por el que se dice que por la manera de mostrar el cómo se dice. Y lo que se dice, que exigía mayor preocupación cinematográfica, tiene como ya se ha dicho mucho fondo, sabor a culpa no expiada y a un ajuste de cuentas que se dispara con una simple pero demoledora llamada telefónica.

Saludos, ya saben, desde este lado del ordenador.

Cinco personajes en busca de redención

Lunes, Octubre 13th, 2014

Crónicas del desencanto.- Dirección: Daniel León Lacave / Guión: Daniel León Lacave, Borja Texeira, Lamberto Guerra / Fotografía: Pablo G. Gallego, Mario Blanco / Intérpretes: Cathy Pulido, Lamberto Guerra, Penélope Acín, Borja Texeira, Fátima Luzardo, Leonor Cifuentes, Abraham Santacruz, Tamara Déniz, Víctor León y José Antonio González.

Daniel León Lacave es uno de los cineastas más inquietos y audaces, por constante, que trabaja en esta región desestructurada que llamamos Canarias. Su cine, porque ya cuenta con una filmografía generosa con todos sus aciertos y desaciertos se caracteriza por una mirada muy personal que pone al servicio de la historia, historias que hasta Crónicas del  desencanto, su primer largometraje, podíamos entender como relatos cortos y medianos en los que subyace en ocasiones una vena de ironía que, a nuestro juicio, debería de explotar más esta especie de hombre orquesta del cine que se rueda por esta tierras.

Si siguen con atención su recomendable bitácora Algo que se parece a cine, Lacave es, precisamente, un personaje de cine. Cansado y harto de estamparse contra el muro de los que dirigen hasta el día de hoy con fantástico estrabismo la política audiovisual en Canarias, el cineasta se sumó a la corriente del denominado cine leve que no es otra cosa, entiendo, que la de fabricar películas muy profesionales pero con presupuestos que rayan el coste cero. Al límite, ya saben, de la indigencia.

Sin embargo, no es ésta una buena razón para relegar el conjunto de su obra al cajón de los cineastas aficionados ya que posee una filmografía compacta y objetivamente personal que gira sobre unas mismas constantes. Es decir, que no le resta interés la escasez de recursos con las que pone en pie sus producciones ya que su cine es un cine que se adapta a estas circunstancias.

Y ese entusiasmo lo asume con rigor, tanto que a veces se traduce en sus películas.  Películas que se suceden unas a otras porque apenas respira entre un rodaje y otro lo que  lastra, a veces, unos cortos y ahora un largo que en ocasiones parecen ejercicios leves pero en otras relatos intimistas, muy humanos, que le otorga a Lacave una denominación de origen dentro de esa filmografía tan cacareada que se intenta articular en Canarias.

Como ya se ha dicho, Crónicas del desencanto es su primer largometraje. Un largometraje insiste Lacave en calificar como leve y que está dedicado a sus actores, todos ellos habituales en otros trabajos de su director.

El filme cuenta la historia de cinco personajes no en busca de autor sino de la redención y se apoya en ellos, gente de la calle que se reúne para someterse a una terapia de grupo que dirige un profesional que también arrastra, aunque reprime, sus frustraciones lo que lo vincula al resto de los cuatro protagonistas porque Crónicas del desencanto es una película de y sobre personajes que, afortunadamente, se preocupa más por mostrar emociones que por destripar sus costuras psicológicas.

Y la cosa funciona. Y funciona incluso cuando parece que la historia se escora al melodrama aunque la película recupera el tono gracias al comedido trabajo de sus actores, todos ellos convincentes: Borja Texeira interpreta a un tipo con la cadena de la culpa alrededor del cuello (metafóricamente), casi un masoquista que encuentra en esa reunión de tarados (con perdón) el otro lado de la moneda en el personaje que protagoniza Cathy Pulido, una chica de barrio exaltada y mal hablada que no encuentra su lugar en el mundo. Y Penélope Acín, una enfermera con vocación de madre Teresa de Calcuta y Fátima Luzardo, una madre que por las convicciones religiosas de su esposo se responsabiliza pero no asume la muerte de su hijo. Escucha sus historias de desamparo el terapeuta, papel que interpreta Lamberto Guerra.

Al tratarse, como se observa, de una película de actores, el filme de Lacave podría entenderse como un cálido homenaje a todos estos actores que han trabajado con el cineasta. Y todos ellos, sus actores, lo hacen, la verdad, que muy bien. Cada uno explota emocionalmente las trabas de sus personajes sin demasiados histerismos y esto los hace creíbles por cercanos. Éste y no otro es uno de los rasgos más destacables de una película que solo se hace, a nuestro juicio, un poco larga en su media hora final, cuando se intenta cerrar el círculo que se propone metafóricamente en el primer plano con el que se inicia el filme: una sala con cinco sillas en las que van apareciendo los personajes, y un plano final que muestra esa misma sala y esas mismas sillas solo que ahora vacías, como si todos ellos, los cinco, hubieran vencido finalmente a sus fantasmas aunque probablemente quede en alguno severas secuelas.

Daniel León Lacave cuenta estas historias con agilidad y pese a la economía de medios los forzados recortes apenas se traducen en pantalla. Sigue, y el espectador sigue con él, esas cinco tragedias de la vida vulgar como diría Wenceslao Fernández Flores no con ojo clínico pero sí una discreta y en ocasiones hasta documental distancia que pone de manifiesto la madurez con la que está narrada esta película. Una historia modesta pero arriesgada en sus ambiciones que lo aleja de otros trabajos que realizan otros compañeros en los territorios del cine con y sin subvenciones en Canarias.

No es raro, visto el resultado de Crónicas del desencanto, preguntarse hasta dónde podría llegar el director y sus películas con un presupuesto respetable. Tiene una mirada que no descansa pese a las limitaciones económicas porque le gusta rodar al precio que sea. De ahí, quizá, que Daniel León Lacave se haya convertido en el cineasta más leve de los leves aunque no sea la levedad, precisamente, el mensaje que transmite en muchos de sus filmes. Y Crónicas del desencanto es uno de ellos.

Es inevitable por ello subrayar como una virtud la modestia e incluso la pudorosa humildad que alimenta este largometraje. Un largometraje que conmueve y que logra que el espectador se identifique con cada uno de sus personajes. Contribuye a ello, resaltamos de nuevo, un trabajo actoral que es de lo más a atractivo de una película que fue concebida con ese fin. Ya lo anuncia el mismo Lacave en los títulos de crédito: “A mis actores”. Y ese  respeto y esa complicidad se reflejan en la pantalla.

La fuerza de Crónicas del desencanto reside así en que se trata de una película que se toma muy en serio el trabajo de sus actores. Y eso que el largometraje no es, en contra de lo que diga alguno, teatro filmado. Hay variedad de escenarios no solo cerrados sino en espacios abiertos y su factura es elegante lo que hace que sumado a sus pretensiones, ninguna de ellas estéticas sino actorales, resulte como una isla dentro de ese cine que también es una isla y que quiere ser pretendidamente canario.

Lacave cuenta una historia y la cuenta con las escasas herramientas que tiene a su alcance con desconcertante convicción y sin renunciar a un estilo que, entiendo, define la filmografía de un cineasta que se ha fogueado en el cortometraje y que se ha acostumbrado a mover en producciones de costes muy bajos.

Uno concluye tras ver su primera y espero que no última incursión en los territorios del largometraje que es un cineasta que se ha ganado a pulso el sello de autor. Una etiqueta que me produce escalofríos pero que sí encuentro en un director que cuenta con estilo y una mirada propia. Esa firma que hace que sus películas resulten cien por cien de Daniel León Lacave.

NOTA: El Escobillón.com agradece la generosidad de Daniel León Lacave de hacer posible el visionado de Crónicas del desencanto.

Saludos, sin desencanto, desde este lado del ordenador.

Canarias en corto 2013/2014

Lunes, Agosto 11th, 2014

Se habla de los resultados pero no del proceso de valoración, ese difícil momento en el que los miembros del jurado se reúnen para deliberar y defender qué puntuación dan y qué puntuación quitan cuando hay tan pocas botellas de agua sobre la mesa.

Tras arrebatarle de la boca el caramelo de las subvenciones por razones que van desde la puñetera crisis del carajo a maniobras orquestales en la oscuridad, el audiovisual en Canarias no vive lo que se dice últimamente su mejor época.

Una vez se dijo adiós a los repartos millonarios que terminaron en proyectos la mayor parte de las veces inexistentes, aguanta como buenamente puede y con ciertos ajustes en su pliego de condiciones el catálogo de Canarias en corto. El presente, por si alguien se despista, Canarias en corto 2013/2014.

¿Lo tuvieron fácil los miembros del comité para seleccionar los trabajos que componen este muestrario?

¿Hubo suficientes botellas de agua sobre la mesa?

No se dice nada de ello en las informaciones que se hacen eco de la noticia.

Esto me obliga a imaginar cómo tuvo que ser el examen del jurado. Y a visualizarlos en torno a una mesa en la que ya dije, faltan botellas de agua.

El cortometraje Plástico reciclable, dirigido por Pablo Rodríguez Montenegro, obtiene la mayor puntuación (87 de 100). Los otros seis títulos escogidos son Golosinas, de Iván López (80,8 puntos), Caballo de mar, de Fernando García–Montero Alcántara e Iñaki Gaztañaga (80,70 puntos); La trompeta de Andrés Raymundo Nieves Pérez (78 puntos); Un día cualquiera, de Nayra Sanz (74,70 puntos); Progreso al pasado, de Edgar García (74,20) y El tipo del fondo, de José Medina (72 puntos).

En rigurosa reserva: No son los patos, de Pablo Fajardo (71,20 puntos); Las leyes físicas del amor, de Iván López (69,80 puntos); y Tres corderos, de David Pantaleón (67,20 puntos).

Como los iniciados ya conocen, los siete cortos que forman el catálogo se distribuirán por festivales a lo largo de un año y es probable que se estrenen en las islas como paquete en una de esas sesiones –ahora que lo pienso inolvidables por los malos y buenos ratos que me hicieron pasar– que acogían los multicines Renoir/Price, que aún sobrevivían y cine cuyo estreno oficial no existiría hoy sino es por TEA Tenerife Espacio de las Artes, el único espacio que en la provincia de Santa Cruz de Tenerife se preocupa por exhibir estas películas con acento canario.

En esta ocasión, el comité deliberador estuvo formado por los directores  Guillermo Ríos, Mercedes Afonso Padrón y David Cánovas, así como por el presidente de la asociación cultural Gran Angular y de la Muestra de Cortometrajes San Rafael en Corto, Agustín Domínguez Cordero y el director del Festival de Cortos de la Villa de La Orotava, Enrique Rodríguez González.

Mercedes Afonso Padrón es la única que repite como jurado de la edición anterior, en la que estuvieron también David Baute, Claudio Utrera, Luis Miranda, Víctor Moreno y Mercedes Ortega

Todos ellos, los de hace un año y los de éste, valoraron la calidad artística de las obras y puntuaron su técnica así como sus nuevas propuestas.

Lo de nuevas propuestas es para sumar puntos si el corto tiene buena imagen y sonido y se adecua “al formato requerido, nuevos lenguajes audiovisuales”.

También da puntos que partice en la producción un equipo canario. Lo que tiene su aquel. Leo en un periódico que esta edición de Canarias en corto es la primera en la que no hacía falta inscribir el cortometraje bajo el ala de una productora.

No se explica en ninguna de las informaciones sobre el catálogo 2013/2014 si alguna de las películas seleccionadas o en discreta reserva incluía “uno de los cortometrajes producidos en la primera edición de LEAC Dirección-Cortometrajes, tal y como se estableció en las bases de dicha iniciativa”.

“El LEAC es un laboratorio de creación audiovisual puesto en marcha por el Gobierno de Canarias hace cinco años y que tras cuatro convocatorias dedicadas al desarrollo de guiones comenzó el pasado año una nueva etapa en torno a la dirección cinematográfica. Un itinerario que se completa con esta integración de LEAC y Canarias en corto.”

Silencio en la sala.

¿Hubo suficientes botellas de agua sobre la mesa?

Saludos, funde a negro, desde este lado del ordenador.

Noticias sobre ese cine que tanto nos (dis)gusta

Lunes, Febrero 17th, 2014

* El largometraje Muchachos, de Raúl Jiménez Pastor, una de las sorpresas de ese cine que tanto nos (dis)gusta y que tuve la oportunidad de ver el año pasado,  se exhibirá del 21 al 23 de febrero en TEA Tenerife Espacio de las Artes en dos pases, 19 y 21.30 horas. Muchachos también se podrá ver, a las 21 horas, el viernes 21 de febrero en el Espacio Cultural Aguere, en La Laguna. La película cuenta la historia de tres muchachos que se pasan las horas muertas frecuentando diferentes paisajes urbanos y relacionándose con personajes que van desde un delincuente común que atemoriza al vecindario,  un padre de familia que busca trabajo y un abuelo solitario y testarudo desencantado con la vida.

* El próximo jueves se inicia en el Teatro Guimerá de Santa Cruz de Tenerife el ciclo Encuentros con el cine, y que tendrá como protagonista a David Pantaleón, de quien se exhibirá, a partir de las 20 horas, el documental Fronteras de Zalamea, sobre la gira que realizó la compañía teatral canaria 2RC por Estados Unidos y Méjico, así como A lo oscuro más seguro (2012) y Por la puerta grande (2013). El acto será presentado por Joaquín Ayala e intervendrá el mismo David Pantaleón. Encuentros con el cine es una iniciativa del Organismo Autónomo de Cultura del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y está producido por Digital 104. Lástima que media hora más tarde, la proyección coincida con la exhibición de la tercera película del ciclo que la Filmoteca Canaria dedica a Terence Fisher, La Gorgona, en el espacio cultural Aguere.

* Nos sumamos a las felicitaciones y al tributo por su trabajo que le rinde Luis Roca a La Mirada Producciones por su veinte aniversario en una extensa entrevista con sus responsables que publica La Opinión de Tenerife y La Provincia. La primera noticia que tuve de  La Mirada Producciones fue cuando rodaban un cortometraje cuyo título –curiosidad caprichosa o broma inevitable del destino siempre burlón– juega con la mirada. Nos referimos a Mirando a Laura (Ramón Santos, 1991), y un poco más tarde, El último latido (Javier Fernández Caldas, 1992). Luego vendría una catarata de cortos y largometrajes que han consolidado una filmografía en la que se cuenta todo tipo de experiencias audiovisuales. También la de haber participado en el rodaje de dos de las películas que recuperaron con nombre y apellido eso que podría denominarse Cine Canario: Esposados (Juan Carlos Fresnadillo, 1996) y La Raya (Andrés M. Koppel, 1997).

* La Casa de América de Madrid ha sido el escenario elegido para la presentación en España de la primera edición de los Premio Platino del Cine Iberoamericano, que se entregarán el 5 de abril en  Panamá. El largometraje Hiroku; Defensores de Gaia forma parte de la candidatura española a Mejor Película Iberoamericana de Animación junto a Justin y la espada del valor y El extraordinario viaje de Lucius Dumb que competirán contra otros seis títulos latinoamericanos. Hiroku estuvo nominada a los Goyas y a las Medallas CEC.

* Era un secreto a voces aunque al final ha terminado por convertirse en secreto que ya no necesita de voces. Nos referimos a la polémica que ha rodeado el documental Edificio España, de Víctor Moreno, una película que llevaba recluida quince meses y a la que ahora el Banco de Santander –leemos– “retira el veto”. La historia parece un culebrón: Tras estrenarse hace dos años en el Festival de Cine de San Sebastián y en el de Cine Independiente de Buenos Aires, la maldición sobre Edificio España comenzó cuando sus responsables recibieron un burofax de la entidad bancaria que decía que, de acuerdo a una cláusula del contrato firmado con el director para rodar en la propiedad, se vetaba el documental por “la posible incidencia que un elemento externo puede tener sobre el actual proceso de comercialización del edificio”. Sin entender aún las razones del Santander, solo espero que esta publicidad respalde el difícil camino comercial de este trabajo. Un Edificio España que me sabe a sutil metáfora de la actual situación económica y soicial que vive este país.

Saludos, koniec, desde este lado del ordenador

Un año de cine en Canarias

Lunes, Diciembre 23rd, 2013

Falta apenas una semana para despedir 2013, así que es hora de hacer balance de lo que ha sido el cine, y lo audiovisual, en esta región abandonada de la mano de los dioses. Somos conscientes que nos dejamos muchos títulos en el tintero pero esperamos que los trabajos que reseñamos a continuación ofrezcan una idea del pulso que todavía late en el audiovisual que se hace en las islas. También en la importancia que, como lugar de rodaje, está adquiriendo el archipiélago para producciones nacionales y extranjeras.

PASANDO REVISTA

Como en ediciones pasadas –si no nos equivocamos es la tercera ocasión en la que repasamos en un post lo que ha sido este año cinematográficamente hablando– queremos iniciarlo recordando a quienes nos dejaron. Entre otros, Diego García Soto, quien desde los micrófonos de Radio Nacional de España en Tenerife informó puntualmente y siempre con rigor sobre bandas sonoras. También al actor José Sancho y al maestro de efectos especial Harry Harryhausen así como a al productor Elías Querejeta.

El primero porque su última película, El clan (Jaime Falero, 2013) se rodó en Tenerife. El segundo porque algunas de sus criaturas legendarias aparecieron en películas que se rodaron en las islas como Hace un millón de años (Don Chafey, 1966) aunque muchos la recordemos más por Raquel Welch en biquini que por esas criaturas antediluvianas en inquietante movimiento por la técnica del stop motion. Y en cuanto al tercero, Elías Querejeta, porque mientras hacía historia en el cine español como productor, Javier Fernández Caldas se curtió en esto del cine trabajando a sus órdenes.

En cuanto a hechos noticiosos este año que se nos va quedará registrado en la memoria de los que nos resistimos a perderla como el último –hasta nuevo aviso– en que el Gobierno canario repartió dinero para eso que llaman cine canario pero también porque significó la sustitución de Patricia González Cámpora al frente de la responsabilidad del Plan Canario Audiovisual, puesto que ahora ocupa Natacha Mora Yanes.

El Gobierno de Canarias eliminó este año tres viceconsejerías, una de ellas Cultura y Deportes. Esto significó la destitución de Alberto Delgado al frente de Cultura y que el área sea ahora Dirección General de Cultura con Xérach Gutiérrez Ortega a la cabeza.

En cuanto a noticias tristes, el año termina con la defunción de los Multicines Renoir Price en la capital tiñerfeña aunque se recupera –milagro, milagro– el Cine Víctor, hoy por hoy una de las pocas salas de pantalla única que funcionan en este país que se nos ha perdido para siempre.

LARGOMETRAJES

En cuanto a películas con acento canario podemos afirmar que este año ha sido el año de los estrenos de largometrajes con acento, precisamente, canario.

Las razones son variadas para explicar este insólito fenómeno. Ya que casi se han estrenado más largos que cortometrajes con acento canario.

Sin seguir un orden cronológico, vimos:

La senda, una película de Miguel Ángel Toledo, autor del guión junto a Juan Carlos Fresnadillo, y una inquietante cinta de colores fantásticos; La última isla, largometraje de Dácil Pérez de Guzmán rodado en la isla de El Hierro y en el que se mezcla fantasía y realidad; y Slimane, de José Ángel Alayón.

Asistimos al estreno de Hiroku, los defensores de Gaia, de Manuel González Mauricio y Saúl Barreto, el primer largometraje canario de animación 3D y nos sorprendieron las pequeñas pero auténticas La nada cotidiana, de Fátima Luzardo, y Muchachos, de Raúl Jiménez, un atractivo relato que sabe a cine social.

La última en llegar a las pantallas fue Project 12: The Bunker, de Jaime Falero. Se trata de una película independiente de acción y que está producida por el también actor Joaquín Sánchez.

Como apunte necesario, destacar también la versión con más escenas de La isla del infierno (Javier Fernández Caldas, 1998) y las presentaciones de los documentales Personas (Guillermo Ríos) y en riguroso estreno on line de Gonsalvus, un canario en la  Kunstkammer (Enrique Carrasco).

Otros documentales fueron: Agua bendita, de Octavio Guerra, que fue galardonada en MiradasDoc y recibió el Premio del Público en LPAFilm Canarias; Pilar Rey, pasión por el teatro (María Jesús Alvarado); Los caminos de Aissa (Rolando Díaz) y Los hijos de la memoria (David Baute).

Quedan sin estrenar y pendiente de un hilo los largometrajes Las cartas de Málex, de Carlos Reyes Lima, y el filme independiente El clan, de Jaime Falero.

La Filmoteca Canaria rindió homenaje a Pepe Dámaso con motivo de su ochenta aniversario con la proyección de las películas La umbría (1976) y Réquiem para un absurdo (1979).

CORTOMETRAJES

No ha sido el 2013 un año fértil para los que nos habíamos acostumbrado a contemplar  cortometrajes rodados y con acento de aquí.

Se selecciona –¿por última vez?– para el catálogo Canarias en corto 2012/2013: Malpaís, de Samuel Martín (El Viaje Films); A lo oscuro más seguro, de David Pantaleón (Los De Lito Films); La máquina de los rusos, de Octavio Guerra (Calibrando Producciones); Souvenir, de Gerardo Carreras (Muak Canarias); Modou Modou, de Virginia Manchado (Dunes Films); La producción, de Nuria Machado (Nuria Machado); y Democracia Real, de Chedey Reyes (Machango Studio).

Y no faltaron a la cita cortometrajes de cine leve:  Rondó, de Joseph Vilageliú; Ruido y Mirando hacia atrás, de Daniel León Lacave y Silvia, de Adrián Gómez Barreto.

Se presenta  Héroes (José J. Ramallo y Vasni Ramos) y Verdad & Consecuencia (Vasni Ramos). Y producidos por Luis Adern: Plástico reciclable, de Pablo R. Montenegro, y El viaje, de Beatriz Fariña. Soy un héroe y El cazador. Un mundo en imágenes, de Juan Alfredo Amil son otros trabajos que aportamos a este listado. El primero obtuvo el Premio del Público en Cinephone, y el segundo fue finalista en Movilfest Budapest.

Y en TEA Tenerife Espacio de las Artes –que junto al Aguere Espacio Cultural, en Tenerife, y los Monopol en la capital grancanaria, se puede ver los se cocina cinematográficamente en las islas– se pudo ver los primeros capítulos de la web serie Extinción.

En cuanto a mediometrajes se exhibieron Anoréxica Ana (Pablo Martín), Vulnerables (Iván López) y Antilla. Navigatio Sancti Brandini (Jorge Lozano Van de Walle), un episodio piloto de serie de televisión

Por otro lado, un periódico de las islas distribuye Ansite (Armando Ravelo).

Y un añadido de última hora, si los dioses no conspiraron para lo contrario, el jueves 26 de diciembre se exhibe el cortometraje No te dije, de Ángela Verje y Juan Pablo Alemán.

CANARIAS COMO PLATÓ DE RODAJE

Entre otras películas y acogiéndose a las ventajas fiscales se han rodado aprovechando los paisajes de las islas In the Heart of the Sea (Ron Howard) y Exodus (Ridley Scott). Asistimos además al estreno de Fast on Furious 6 (Justin Lin), algunas de cuyas escenas se filmaron en distintas localizaciones del archipiélago.

Conocimos a Adrián Guerra (Las Palmas de Gran Canaria, 1984) productor de, entre otras películas, Buried y Grand piano. Y, sin lugar a dudas, 2013 fue el año del diseñador de vestuario nacido en Lanzarote Paco Delgado, que recibe el Premio Europeo del Cine al mejor vestuario por Blancanieves y el Goya en la misma categoría y por la misma película, aunque se queda sin Oscar por su trabajo en Los miserables, estatuilla que sí obtiene Jacqueline Durran por Anna Karenina.

RESISTEN

Mientras, sobreviven festivales como MiradasDoc, Fimucité, y dentro de Fimucité Fimucinemá, cuya primera edición se celebró este año. Año en el que tuvo lugar la primera edición de Tenerife Shorts y el Festival Santa Cruz y Red. Continúan pese a las adversidades –la crisis– Animayo, el Festival de Cortos de La Orotava; LPAFilm Canarias y CineEsCena, en La Laguna.

Cabe destacar que este año la Muestra Internacional de Cortometrajes de la Universidad de La Laguna (MIDEC) celebró su décimo aniversario.

Por último, no quisiéramos olvidar en el apartado literario dos volúmenes sobre cine escritos por el especialista Jorge Fonte. Un trabajo ampliado de su estudio sobre la vida y obra de Woody Allen, así como un examen a la filmografía y producción de John Lasseter, volúmenes que el aficionado puede encontrar en Ediciones Cátedra.

Saludos, la esperanza me mantiene, desde este lado del ordenador.

Project 12: The Bunker: un callejón con salida

Viernes, Diciembre 20th, 2013

Director: Jaime Falero; Productor: Joaquín Sánchez; Guión: Joaquín Sánchez y Jaime Falero; Música: Iván Palomares; Director de Fotografía: Juanmi Márquez; Edición: Vasni Ramos; Diseño de Producción: Juan Carlos Sáncheez; Efectos visuales: Xerach Cruz Intérpretes: Eric Roberts; James Cosmo; Natasha Alam; Timothy Gibbs; Tony Corvillo; Joaquín Sánchez; Gor Ortega; Gisela Betancort; Antonio de la Cruz; James Conner Ferguson.

Project 12. The Bunker es una película que hace historia en eso que algunos quieren llamar cine canario. Categoría a la que ahora se añade incluso la etiqueta de nuevo cine canario. Al margen de inútiles debates, entiendo la película que dirige Jaime Falero y protagoniza y produce Joaquín Sánchez como un título pionero, un trabajo –reitero– que hace historia en esta región alejada de la mano de los dioses.

Se trata de un largometraje hecho realidad gracias al respaldo de un grupo de inversores privados en el que apenas ha tenido cabida la mano pública.

La película quiere entretener. Evadir al espectador de la grisácea realidad en la que vive, ser en definitiva un producto comercial. Sus cabezas visibles, Sánchez/Falero así lo promocionan.

Hay que valorar Project 12: The Bunker como lo que es una: una cinta de acción en la que late –aunque poco, es verdad–  el espíritu rudo y violento de aquellas películas de los ochenta. Producciones pequeñas pero industriales que resultaban comerciales.

Lástima que el largometraje no asuma esta perspectiva. Comienza a fallar cuando han pasado sus primeros veinte minutos.

Pero lo entiendo, esas cosas pasan en un rodaje espartano y las prisas por presentar el resultado final en los tiempos pactados con ese grupo de inversores que permanece discretamente en la sombra.

Como película de acción, Project 12: The Bunker cuenta con un inicio potente, en el que se presenta muy en la línea Guy Ritchie a sus protagonistas, tres hombres y una mujer. Ese tono da un giro de noventa grados cuando los soldados de fortuna se introducen en el búnker, momento en el que el filme se adentra peligrosamente en el caos.

Caos del que no sale, casi como si la historia se hubiera extraviado por los  laberintos de lo que se supone fue –en el filme– un secreto complejo militar soviético en los años de la Guerra Fría.

No funciona este desvío hacia la fantaciencia. Resulta atropellado y metido con calzador.

Es otra película.

Otra película en la que el espectador no entiende los inquietantes fenómenos que se producen en el búnker.

No sorprenden así los giros –presuntamente inesperados– del relato.

Estos socorridos elementos contribuyen a hacer más confuso el seguimiento del filme al desdibujar lo que tenía que haber sido una coherente y sencilla historia de buenos y malos.

En Project 12: The Bunker se abusa del primer plano pero se olvida de crear atmósfera e inquietud. Sensación de espacio cerrado, de claustrofobia. De adentrarse en un mundo –el búnker– que esconde un terrible secreto que al final, cuando se revela, es bastante frustrante.

Al final, y como confeso seguidor de cine de acción, no sé muy bien qué se me ha contado, ni cuál era el objetivo del filme.

Project 12: The Bunker se encuentra así más cerca de películas que se perdieron dentro de sí mismas como The Bunker (Rob Green, 2001) y Outpost (Steve Baker, 2008) que en imitar el subgénero del cine de acción de los ochenta. Un cine simple. De buenos y malos y en el que brilló Eric Roberts, actor que interviene en el filme de Falero/Sánchez y cuya colaboración entiendo como un homenaje a esas películas con mucho músculo pero poco seso.

Con todo, y teniendo en cuenta que se trata de un filme en el que no se invirtió un euro del contribuyente como sí se gastó en otras producciones canarias que hemos visto y otras que aún no hemos podido ver –¿qué pasó con ellas? ¿Y con el dinero que obtuvieron? ¿Se devolvió?– Project 12: The Bunker es cine con toda sus letras por apuesta.

Y un desafío a los que aún no han dejado de comer gracias a ese cine canario sin músculo ni sesera.

Esto me hace pensar en la película que hubiera podido ser Project 12: The Bunker con un guión trabajado y sobre todo con las ideas claras.

También contando con un plan de rodaje más relajado y en el que no se notara esa sensación –lo apuntó el mismo Jaime Falero durante la presentación del filme– de trabajar con una pistola apuntándote a la cabeza.

Saludos, agrupémonos todos en la lucha final, desde este lado del ordenador.