Vida del noticioso Jorge Sargo, José de Viera y Clavijo pone acento canario a la novela picaresca

Lunes, Octubre 21st, 2024

“Un día quiso la fortuna que cogiera muchos peces llamados sargos, tantos que pude cargar cerones. Pero me quitaron la ganancia. Dando yo cuenta del lugar donde hallé tal gran pesca, acudieron de todos lados los pescadores; y como les di noticia del paraje me pusieron el Sargo el de la noticia, o el noticioso Sargo, quedándose asimismo los de este Puerto de la Cruz con el apodo de Sargos con que son conocidos. No pude vender los sargos, pero me pude saciar el vientre del mal año, que estuve a punto de morir de una apoplejía”.

Vida del noticioso Jorge Sargo, José de Viera y Clavijo, 1745. Versión modernizada por José Antonio Ramos. Transcripción del manuscrito por Adán Rocío Palmero. Diego Pun Ediciones, 2024

Escrita cuando su autor, José de Viera y Clavijo, tenía apenas catorce años, Vida del noticioso Jorge Sargo es un ejercicio literario que emprende su autor más con voluntad de rendir homenaje al género de la picaresca que a otra cosa, ubicando la acción en una isla de Tenerife que pertenece a otra época, y he aquí uno de sus atractivos más interesantes, mientras a su joven protagonista le pasa un poco de todo porque se trata, como de toda novela picaresca que se precie, de un libro de viajes así como de iniciación, en este caso la que emprende su joven protagonista por un territorio que no tiene nada que ver con el que conozco, lo que hace si cabe más sorprendente su lectura.

La editorial Diego Pun presentó hace unos meses una versión actualizada de la novela de José de Viera y Clavijo, que ha asumido el profesor de la Universidad de La Laguna, José Ramos Arteaga (responsable de la modernización del texto) y Adán Rocío Palmero (quien transcribió el manuscrito). El lector se enfrenta a un texto, dice Ramos Arteaga en la introducción, que podría considerarse como “la primera novela de la literatura canaria” si se tiene en cuenta que Ninfas y pastores de Henares, de Bernardo González de Bobadilla, se desarrolla en “el idealizado ambiente bucólico del río Henares” por lo que no tiene nada que vez con Canarias, ni hay voluntad, como sí la tiene el relato de Viera y Clavijo, por contar algo que sucede en su tierra, en un territorio que conoce perfectamente.

Que sepa, esta actualización de Vida del noticioso Jorge Sargo es la primera vez que se realiza de un clásico que ocupa las estanterías en las que se alinean los libros de la literatura canaria aunque el intento no es el primero que se hace en España. Modernizar el lenguaje de los clásicos para publicarlos en los tiempos que corren y lleguen, presuntamente, a más lectores, es una tarea bastante habitual en otros países como Inglaterra, donde las obras de teatro de Shakespeare han terminado siendo incluso cuentos.

En España, sin embargo, sigue siendo una técnica poco o mal vista por algunos. Recuerdo la de quejas que le cayeron en su día a Andrés Trapiello por modernizar la escritura de El Quijote, aunque la versión de El cantar del Mío Cid que realizó Pedro Salinas sigue siendo, a mi juicio, modélica pese a lo que digan lo detractores, la mayoría académicos a los que no le faltan razones y con algunas de las cuales estoy de acuerdo.

La Vida del noticioso Jorge Sargo se publicó en 1983 en Goya Ediciones. Del original de Viera y Clavijo faltan las primeras páginas así como las últimas pero al margen de esta pérdida, la edición de Goya rescató una obra que hasta ese momento permanecía inédita y que se rescató gracias a la copia que en 1933 realizó Buenaventura Bonnet y Reverón. En la versión de 1983, destaca una breve introducción de Enrique Romeu Palazuelos, en la que asegura que la Vida del noticioso Jorge Sargo está inspirada en la lectura que José de Viera y Clavijo hizo del Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán. Apunta también que se trata de la primera obra literaria del ilustre polígrafo canario.

La novela picaresca de Viera y Clavijo que se desarrolla en la isla de Tenerife está dividida en tres libros, el primero consta de diez capítulos, como también el segundo. El tercero, hasta la parte que se conoce porque hubo otra que se perdió, suma once. Por desgracia, no están algunas hojas del principio, en el medio y al final, y tanto en la edición de 1983 como en la de 2024, se incluyen las ilustraciones que el escritor y pensador realizó para que acompañaran al texto aunque repasándolas obliga a pensar que como pintor José de Viera y Clavijo no hubiera destacado precisamente. Con todo, estos dibujos dan a la obra un carácter próximo, y nos hace recordar la edad con la que fueron escritas estas aventuras y desventuras de Jorge Sargo por los pueblos y campos que atraviesa. Un viaje en el que se tropieza con toda clase de personajes.

Jorge Sargo nace en Puerto de la Cruz y huérfano a pronta edad decide llegar a La Laguna interrumpiendo su caminata breves estancias en localidades como La Matanza y Agua García (Tacoronte). Ya en La Laguna, alquila una casa con un dinero que ha robado, aunque la cantidad que le sobra la pierde en el juego, entrando entonces a servir como paje de un marqués. En la segunda parte, el personaje huye a Santa Cruz, donde se enrola como soldado en un buque de corso. En el tercer volumen, Jorge Sargo aparece en El Sauzal y con un amigo que no lo es, se dirigen a Candelaria. La Laguna de nuevo, Tegueste, La Punta, Los Realejos, Icod, Garachico y San Juan de la Rambla son otros de los lugares que atraviesa el protagonista y al que le pasa prácticamente de todo, muy en la línea de la novela picaresca a la que quiere homenajear, aunque especial relevancia adquieren las personas que le salen por el camino, muchas de las cuales no resultan ser lo que parecen.

La versión que actualiza el texto respeta la estructura del original, así que podría entenderse más como una traducción del texto primero que otra cosa. Para ello, José Antonio Ramos Arteaga ha realizado un trabajo de hormigas en el que prevalece en todo momento el respeto a la obra del reconocido autor de Noticias de la historia general de las Islas Canarias, que quizá sea el libro más conocido de cuantos escribió su autor.

Para entender el trabajo de actualización que propone Ramos Arteaga, invitarían a los que tienen la edición de 1983 a compararla con ésta. Los resultados son realmente instructivos, y se percibe que se ha sido atento al original.

Saludos, reír es tomarse las cosas en serio, desde este lado del ordenador

Buen viaje, Ana Briongos

Jueves, Junio 27th, 2024

Al Festival Internacional de Literatura de Viajes y Aventuras de Puerto de la Cruz, Periplo, le debo muchas cosas y entre esas muchas cosas la de conocer a personas que han dejado una huella profunda en mi memoria. Ahí están los ausentes Antonio Lozano y Javier Reverte, que se convirtieron en referentes y con los que mantuve, edición tras edición, una singular amistad. Otra de esas personas por las que guardo un recuerdo imborrable es Ana Briongos, que fallece, me entero y maldita sea la hora, por un nota que sube su amigo y también viajero Jordi Esteva en redes sociales.

Ana Briongos participó en la primera edición del Festival, hace de eso ya doce años que se dice pronto, y tuve además del honor de entrevistarla a propósito de su libro ¡Esto es Calculta!, una narración en la que cuenta su trayecto junto a Andrés, dibujante que colaboró en la legendaria revista de cómics El Víbora, por esta fascinante y caótica ciudad de la India, y relato en el que Briongos se preocupaba más por el paisaje humano que conoce que por las calles y plazas por las que aprende a moverse como pez en el agua.

Ana Briongos viajó a la ciudad de la alegría con esa idea en la cabeza, la de conocer a sus gentes y vivir con ellos durante su larga estancia en Calculta, que ausculta con precisión, lo que no evita que muchas de las páginas de este libro parezcan escritas más con el corazón que con la cabeza. Se trata por eso de un libro que sabe transmitir emociones y que conmueve al lector. Ese al menos fue mi caso.

En las páginas de ¡Estos es Calcuta! Conoceremos, entre otros, a Nilufar, una mujer cuya historia tiene ecos de tragedia shakesperiana, así como la de otros hombres y mujeres que apenas se mueven más allá de los límites de las calles en la que viven. Otro libros suyos fueron Un invierno en Kandahar, Negro sobre negro, La cueva de Alí Babá, Geografías íntimas y Mi cuaderno morado. El viaje más largo, que apareció el año pasado y que su autora promocionó sin descanso en sus redes sociales.

Tras la charla que mantuvimos en una de las salas del Museo Arqueológico del Puerto de la Cruz, y una vez que la escritora y viajera terminó de firmar ejemplares de ¡Esto es Calculta!, durante la cena conversamos de todo un poco en una charla en la que aparecían países y experiencias por donde había transitado nuestra protagonista. Me di cuenta que cuando se cruzaba Irán en el diálogo, sus ojos se encendían de entusiasmo, así como Afganistán, dos países que en la actualidad de aquel entonces como ahora no tenían ninguna semejanza con los que conoció cuando se lió la manta a la cabeza y se sumergió en la magia del cercano oriente siendo mujer en una tierra tradicionalmente de hombres.

Hablamos de esto y de muchas cosas más y recuerdo su sonrisa y la sensación, me pasa mucho con los escritores/as viajeros, de que se tratan de seres transparentes, carentes de maldad y sí de una inocencia que no han perdido pienso que gracias a que a lo largo de sus viajes han conocido a toda clase de personas, y estas personas suelen ser por norma general buenas personas.

No sé si fue ella u otro, pero los viajeros de verdad, los que se lanzan a recorrer mundo en mochila y sin prejuicios en la cabeza, suelen coincidir cuando afirman que en esos mundos de Dios prima la bondad por encima de la maldad. Que es más cierto que el hombre es bueno para el hombre que un lobo para el hombre. En Ana Briongos aprecié esa constatación así como el flechazo de una amistad inmediata que no necesitaba de años de maduración porque al viajero le bastan dos minutos para conocerte.

La despedí en la puerta del hotel y recuerdo su sonrisa y su adiós en el que entendí hubo una ligera sombra de tristeza. Tristeza, quién sabe, de que quizá no volveríamos a vernos que así fue lo que sucedió.

Ese mismo año, subí un comentario elogioso a ¡Esto es Calcuta! en este mismo su blog El Escobillón y Ana Briongos tuvo la gentileza de agradecerme en la bitácora unas palabras que fueron escritas más con el corazón que con la cabeza.

Por aquel momento especial y mágico, por aquella conversación pública y después privada mientras cenábamos solo me queda mirar al cielo y pensar que allá, en ese inmenso universo, brilla desde hace unos días una nueva estrella a la que nadie salvo yo le ha puesto nombre.

Buen viaje, Ana Briongos.

Dos documentales recuerdan a los desaparecidos por la Guerra Civil en el Puerto de la Cruz y el barrio de San Andrés en Santa Cruz de Tenerife

Lunes, Mayo 20th, 2024

“Todas las guerras se libran dos veces / la primera vez en el campo de batalla / la segunda en la memoria”.

El simpatizante, Viet Thanh Nguyen (Seix Barral, 2017)

Los rojos de San Andrés y la represión franquista
se estrenó el pasado viernes, 10 de mayo, en el antiguo cine de San Andrés, ahora local del Club Deportivo del barrio, un espacio que respira aún el aroma de aquellas clásicas salas de exhibición cinematográfica que por desgracia (signo de los tiempos) han ido desapareciendo del paisaje urbano de esta ciudad, Santa Cruz de Tenerife.

La sala estaba a rebosar de vecinos, algún que otro político con ganas de hacer campaña y gente interesada en este tipo de documentos que tiene como misión la de rescatar la memoria. En este caso la de San Andrés, barrio marinero de la capital tinerfeña y playa oficial de una ciudad que sacrificó las que tuvo en favor de la ampliación del Puerto.

En la cantina del cine de San Andrés hay una fotografía en blanco y negro que recuerda cómo era aquella playa hace ya muchos años. Esa playa está muy presente en mi memoria porque solía ir bastante con mi familia cuando era pequeño. Recuerdo cómo atravesábamos en automóvil aquella carretera que mordía la montaña con curvas y más curvas con el objeto de bañarnos en el mar en aquel espectacular litoral de piedras y arena negra.

Años más tarde las piedras y la arena negra se fue en favor de una amarilla que trajeron del Sáhara y se construyó la actual carretera que casi va paralela al Atlántico si se olvida uno de mirar las planicies del muelle en la que se alzan las naves de varias empresas comerciales.
Pensé en todo esto antes de que diera inicio este trabajo documental que nace gracias a un taller de cine que contó con el respaldo del Organismo Autónomo de Cultura del Ayuntamiento de Santa Cruz y del Cabildo de Tenerife. En la película participan numerosos vecinos del barrio.

A mi San Andrés siempre me ha dado buenas vibraciones y ese viernes, preparado para ver la película rodeado de tanta gente entusiasmada por asistir al estreno de un filme en el que aparecen porque muchos son familiares, amigos o conocidos de los verdaderos protagonistas de la película que por desgracia hicieron desaparecer los que ganaron la guerra, me trajo de vuelta recuerdos que ya creía perdidos en mi memoria.

La película se extiende en el tiempo para contarnos también el surgimiento de las cédulas comunistas que operaron en el pueblo en los años setenta y de cómo organizaron una manifestación para reclamar el alcantarillado del barrio que fue como la de los campesinos en Novecento solo que de verdad. Tan de verdad que cómo se cuenta en el documental: las mujeres tardaron en sumarse a la protesta hasta que no finalizó el capítulo de la radionovela Simplemente María, escrita por Guillermo Sautier Casaseca, autor nacido en la isla de La Palma en 1910 y fallecido en Madrid en 1980.

Tiene este trabajo colectivo algo muy próximo. Por un lado porque el trabajo se construye a base de los testimonios de los familiares cuyos abuelos, padres o tíos desaparecieron en el mar que baña estas costas y por otro porque es su testimonio el que levanta una película que no tiene vocación de documentalizar aquellos hechos sino de contarnos los recuerdos de sus protagonistas y hacer memoria de una guerra que si bien no conocieron les pasó factura porque en ella murieron –mejor fueron ejecutados y de la peor forma posible– personas cercanas de los que solo conservan una foto (en el mejor de los casos).

Era tanta la emoción que se respiraba en el antiguo cine de San Andrés que cuando en pantalla se escuchó la voz de Carlos Arias Navarro comunicando aquello de “españoles, Franco ha muerto”, la sala respondió con una feliz y atronadora ovación.

El ex senador socialista José Vicente González Bethencourt es quien sitúa al espectador en el marco histórico pero son los vecinos y vecinas los verdaderos protagonistas de esta película que desata emociones. De hecho, hay un momento divertido dentro del drama que se nos cuenta, en la que Bethencourt habla de las víctimas que los rebeldes golpistas arrojaban al mar, los apotalados, que en San Andrés se conocían como “los pandullos”, le corrige una señora.

En cuanto a las emociones y ante una sala repleta de espectadores el día de la exhibición, percibí justo detrás de donde me encontraba algún sollozo contenido y largos suspiros. Esos que uno lanza a veces para reprimir las lágrimas que acuden desbocadas a empapar los ojos.

Los rojos de San Andrés y la represión franquista es resultado de un taller de cine bajo la dirección de Raúl Jiménez, probablemente el cineasta social más destacado con el que cuenta el cine que se rueda a este lado del Atlántico, y está codirigido por Rocío Rodríguez, que lleva realizando una impagable labor por mantener la memoria de los vecinos del barrio marinero. En el apartado de ayudantes de producción actuaron José Manuel Afonso, de la asociación de vecinos El Pescador y Conrado Acosta del Club Deportivo San Andrés. A cargo del sonido estuvo Guacimara Rodríguez y Andrés Afonso en la fotografía.

Todos ellos, más el testimonio de familiares de los desaparecidos (más de una veintena) hacen de este trabajo colectivo un ejemplo a seguir para continuar recuperando la memoria de todos aquellos a los que silenció la dictadura franquista aunque si algo grande tiene este documental, ese algo son las emociones familiares que transmiten y que no son idénticas a las que sentí cuando el pasado 21 de marzo vi La represión franquista en Puerto de la Cruz: una mirada al pasado reciente en el Instituto de Estudios Canarios ya que se trata de un trabajo más preocupado por seguir el hilo de la historia, a dar protagonismo a lo que dicen una serie de profesionales a través de entrevistas. Dirige la pieza un historiador, que no es cineasta como sí lo es Raúl Jiménez, Aarón León Álvarez.

La represión franquista en el Puerto de la Cruz contó con el apoyo del Ayuntamiento de la primera ciudad turística de Canarias y se trata de un documental que es narrado no a través de los testimonios de los familiares de las víctimas sino de historiadores especializados en la Guerra Civil en Canarias.

Si tiene alguna coincidencia con Los rojos de San Andrés y la represión franquista es que además de que su historia se centra en dos pueblos marineros de la isla que llevan la Cruz en su nombre, es que en ambos se habla también de una serie de hombres y mujeres que vivieron unos momentos de incomprensible pesadilla. O al menos a mi ahora me lo parece. Sobre todo cuando intento imaginar un país en el que si algo reinó en aquellos años, lo que reinó fue el odio. Ese odio macerado por el curso de un tiempo que terminó en una guerra que aquí, en estas islas desparramadas del océano Atlántico, una parte, la legal, no supo reaccionar para responder con contundencia a la otra, la golpista.

Cómo fue el 18 de julio de 1936 en una ciudad como Santa Cruz de Tenerife lo narra muy bien José Antonio Rial en Tiempo de espera donde viene a decir que la derrota de las fuerzas republicanas y de izquierdas se produjo porque no estaban unidas y no se fiaban los unos de los otros.

Fruto de este desconcierto se impone la justicia de los rebeldes, como la acuñó el investigador Ricardo García Luis, y comenzaron los encierros y los crímenes. De algunos represaliados habla La represión franquista en Puerto de la Cruz.

El documental está narrado a través de la voz de varios historiadores y expertos en la Guerra Civil y la represión en Canarias. Ellos son Ricardo Guerra, Milagros Luis Brito, que trabajó la vida de Luis Rodríguez Figueroa; José Manuel Hernández y Ramiro Rivas. Todos exponen el estado de la cuestión a través de imágenes intercaladas de fotografías y películas de época sobre una serie de personajes represaliados que, en su mayor parte, resultaron ser servidores públicos.

La película contó también con una ayuda del Cabildo y como el trabajo que coordina Raúl Jiménez forma parte de los proyectos de recuperación de la memoria histórica. La producción corre a cargo de Ayoze Suárez, José Pablo Gallego Pérez y Clipia Estudio y es con Los rojos de San Andrés una película que se puede ver en casa aunque su intensidad es abrumadoramente distinta si se observa con público ya que éste amplifica las emociones y te hace exigir justicia, nunca venganza.

FOTOS: La primera imagen muestra el interior del antiguo cine de San Andrés el día del estreno de Los rojos de San Andrés y la represión franquista.

Saludos, tomamos nota, desde este lado del ordenador

Fallece el historiador Nicolás González Lemus

Miércoles, Febrero 14th, 2024

Fallece el historiador Nicolás González Lemus. Natural de La Orotava, pero muy vinculado al Puerto de la Cruz, historia que escribió en varios libros que se han convertido en referentes para aproximarse a la primera ciudad turística del Archipiélago.

Licenciado en Filosofía y doctor en Historia por la Universidad de La Laguna, Nicolás González Lemus marchó a Londres para trabajar en su tesis doctoral rebuscando documentos en la British Library y otros archivos británicos (Royal Geographical Society, Hakluyt Society, Public Record Office, Royal Society…). Fue autor de Piratería inglesa en las islas Canarias, título que fue su último libro publicado, concretamente el año pasado en la editorial sevillana Renacimiento.

Enamorado de la cultura anglosajona y su pasión viajera durante el siglo XIX, y en especial de la huella que dejó impresa en el Puerto de la Cruz, el historiador era miembro de la Royal Historical Society y del Instituto de Estudios Canarios, el CSIC, y el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, donde fundó la revista Catharum.

En su papel como historiador, Nicolás González Lemus dedicó algunos de sus libros a recordar la visita de ilustres turistas al archipiélago y en concreto al Puerto de la Cruz como Winston Churchill, la escritora Agatha Christie y tres de los miembros del grupo de rock The Beatles, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr. Es de destacar también aunque fuera una de sus facetas menos conocidas, su inquebrantable compromiso con la memoria histórica al ser descendiente de una familia represaliada durante el régimen franquista.

En su bibliografía destacan los libros que dedicó a la presencia británica en las islas y algunos dedicados a la presencia alemana como Viajeros naturalistas y escritores de habla alemana en Canarias.

Profesor retirado de Historia Económica del Turismo en Canarias, en el Centro Universitario Iriarte, de la Universidad de La Laguna en el Puerto de la Cruz, impulsó la creación de la revista Turismo y junto a su buen amigo Melecio Hernández Pérez fue coautor del imprescindible volumen El turismo en el Puerto de la Cruz a través de sus personajes).

Premio de investigación Álvarez Rixo, del III Premio Mare Nostrum y de Investigación Histórica Antonio Rumeu de Armas, combinó siempre que pudo la docencia y la actividad académica con la dirección de la sección de Ciencias Sociales y Humanidades de la librería Lemus así como solicitó como miembro del Consejo Científico la concesión de Patrimonio Natural de la Humanidad al Parque Nacional del Teide en 2007.

En su extenso currículo como investigador, que fue una de sus grandes pasiones junto al Puerto de la Cruz, La Orotava y La Laguna, dirigió el proyecto Evolución Histórica y Geográfica del Viaje y del Turismo en Canarias, que organizó la Consejería de Educación, Universidades, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, en colaboración con ULPGC y ULL en 2010.

En la actualidad trabajaba para el Cabildo Insular de Gran Canaria en una investigación sobre los viajes a Canarias protagonizados por los ingleses y su papel en la invención del turismo a finales del siglo XIX.

Autor de una treintena de libros, en su bibliografía destacan títulos como Las Islas de La Ilusión (Británicos en Tenerife. 1850-1900), Del hotel Martiánez al hotel Taoro, Las Islas Canarias en la British and Foreign Bible Society, La Expedición alemana de 1910 a las Cañadas del Teide, Viajeros por sol, playa y descanso o Viajeros victorianos en Canarias, con prólogo del hispanista sir Raymond Carr.

La historia con risa entra

Lunes, Octubre 30th, 2023

No es nada fácil lo que ha conseguido la periodista española Nieves Concostrina, que es acercar la Historia a toda clase de públicos con independencia de edad y de credo. Así lo dejó muy patente en la undécima edición del Festival Internacional de Literatura de Viajes y Aventuras Periplo, que se celebró del lunes 16 al domingo 22 de octubre en el Puerto de la Cruz.

El caso es que es tal su poder de convocatoria que gran parte del público se quedó el día de su charla sin entrar en el patio del Museo Arqueológico de la ciudad por limitaciones de aforo, lo que obligó gracias a la generosidad de la periodista a repetir una hora y media después su charla para que nadie se quedara sin escucharla y disfrutar de su sentido del humor, un humor que desarma y te deja en los huesos. Ese día, ese sábado que ya ha pasado a la historia, las carcajadas de los espectadores estremecieron las calles y plazas de La Ranilla.

Nieves Concostrina explicó que escribe para ser leída y también para ser oída mientras filosofaba en torno a la vida que es eso que pasa “mientras haces planes”.

Con más de cuarenta años dedicada al oficio de informar y divulgadora de la Historia con un sano sentido del humor, Concostrina se ha convertido en un personaje muy popular por sus intervenciones en la radio. De hecho, la mayor parte de los espectadores que se dieron cita en el escenario de Periplo (muy minimalista, más próximo a un set de televisión de los años 50 que a uno aburrido y funcional del siglo XXI) acudieron a su diálogo llamados por esa voz que les cuenta historias basadas en la Historia y cosas de muertos con sobresaliente sentido del humor. Y humor, mucho humor hubo en la doble conversación que mantuvo con el periodista Nicolás Castellano el sábado 21 de octubre, aunque más que diálogo fuera un monólogo en el que la periodista y escritora sacó a relucir su batería de reflexiones sobre la muerte y la Historia.

Nieves Concostrina, que trabajó durante quince años en el periódico Diario 16 y con la que uno puede perder el tiempo muy a gusto escuchando el retrato que hace del periodismo de la Transición en este país llamado España, simultanea su actividad radiofónica con la de redactora jefa de Adiós Cultural, que dirige su compañero Jesús Pozo.

La revista “va de muertos” y de muertos fue su intervención en Periplo donde dejó muy claro que es sanísimo reírse de la muerte, ese punto y final al que llegamos todos.

“Las muerte está relacionada con todo”, dijo. “Se dice que a las gentes de un lugar se las conoce por el estado en el que se encuentran su mercado y su cementerio. Si estos espacios están bien cuidados, es que los vivos están muy bien”.

La periodista aprovechó su estancia en el Puerto de la Cruz para visitar, no iba a ser menos, el cementerio. Pero no solo el católico sino también el inglés, el que se conoce popularmente como la Chercha y que es el primero que hubo en España y no el de Málaga, informó la periodista y escritora.

Después propuso hacer un recorrido sobre funerarias y cementerios con nombres vamos a decir extravagantes y que merecieron numerosas carcajadas por parte del respetable como el que lleva el nombre de Funeraria La Palma y La siempre viva (Alicante) o cementerio de Nuestra Señora de la Salud, que se encuentra este último en Córdoba. En cuanto a epitafios, recordó que el Perdóneme que no me levante que se le atribuye a Groucho Marx es falso, como falso es el que dicen que le dedicó a su suegra: Rip, rip… hurra.

Pero dejando de lado el humor negro, Nieves Concostrina considera como consideramos la mayoría que “los cementerios en España son bastante feos” aunque hay que visitarlos “porque te enseñan la historia de tu pueblo”.

La periodista defendió los cementerios municipales ante los parroquiales ya que los primeros son para todos y los segundos no, ya que están administrados por la iglesia y recordó que la gente se ríe con la muerte, lo que por otro lado y por contradictorio que resulte, es muy inteligente y encima sanísimo.

Que terminara hablando de todos estos temas, de la muerte y lo que rodea a la muerte, dio origen a Polvo eres, reflexiones que terminaron convirtiéndose en un libro por consejo de un oyente en los años en los que Nieves Concostrina trabajaba en Radio Nacional.

Fue en el Puerto de la Cruz y en el marco de Periplo, el Festival de Literatura de Viajes y Aventuras del Puerto de la Cruz donde anunció que su próximo libro llegará a las librerías el 22 de noviembre con el título de Acontece que no es poco. Aseguró que en la portada no habrá la imagen de un rey sino la de un Papa que lleva unos globos en la mano y recordó que una de sus incursiones en la literatura de ficción, Antonia, es una novela de no ficción inspirada en la vida de su madre, “una niña de la postguerra”. Este relato cuenta con algunos huecos que la periodista y escritora ha cubierto recurriendo a la ficción porque “no me acordaba de ellos” y admitió que pese a todo “no me sale escribir cosas con imaginación”.

Tras su intervención y el rugido de los aplausos, Nieves Concostrina se retiró a firmar ejemplares de sus libros siendo sustituida en el escenario por la también periodista y escritora mexicana Lydia Cacho. La hora del reloj marcaba pasada las ocho y media de la noche. Una hora después y sin perder un ápice de su humor, Concostrina volvió a subir al escenario para hablar y convencer a los indecisos de que la Historia con H mayúscula puede ser divertida. Y que la muerte, por mucho que insistan los beatos, también.

Saludos, polvo somos, desde este lado del ordenador

Puerto de la Cruz, en negro

Jueves, Julio 27th, 2023

El debate, como muchos debates, comienza a ser cansino aunque necesario porque ¿qué es la novela negra y criminal? Particularmente, lo tengo muy claro, es aquella literatura que habla de la corrupción de nuestra sociedad, que denuncia las lacras de un sistema que no reparte con equidad la misma justicia para todos… Un género, en definitiva, que se preocupa por mostrar las miserias de un mundo que hace miserables a quienes lo habitan. Solo que en este mundo surgen personajes, más que héroes, antihéroes, que solo se rigen por un peculiar código moral que los hace ir adelante cuando todo lo que les rodea conspira para que no sigan adelante con su investigación…

Luego está la novela de suspense y el thriller, que no es novela negra y criminal según la entiendo. Estos géneros son muy interesantes, y en la mayor parte de los casos su literatura me ha suscitado grandes momentos de entretenimiento solo que no me deja hecho trizas la conciencia como sí lo hace la novela negra y criminal.

A veces, y solo a veces, estos géneros se cruzan porque son géneros que no le hacen asco a otros y aparecen novelas como La perra, de Alberto Val, un escritor nacido en Cuenca que ambienta su novela en un escenario muy reconocible para los que vivimos en Tenerife: Puerto de la Cruz.

Se trata de una historia policial, de la investigación de un caso (en este caso la desaparición de un tenista) que asume la agente Guiomar Aguilera, una mujer con un hijo enfermo al que su marido “abandonó”… O no. La sustancia del relato descansa, sin embargo, en una organización que lidera una mujer , La Perra del título, que es la responsable de negocios ilícitos como son las peleas clandestinas de animales y de humanos.

El libro cuenta con un prólogo y epílogo y está estructurado en tres parte. Narrado en dos tiempos, Alberto Val sigue cronológicamente la investigación a partir del 7 de enero de 2019 al viernes 11 de enero del mismo año. Por otro, introduce al lector en la vida del tenista desaparecido, Cristian Velasco y a la que será su mujer. También se cuenta cómo conoce a su “mejor amigo”. En capítulos alternos se sabrá cómo La Perra se convirtió en La Perra.

El escenario: el Puerto de la Cruz y Los Realejos. Pero es un escenario porque la ciudad no adquiere en la novela la categoría de ser otro personaje del relato. Tampoco subraya la distancia del peninsular cuando llega a las islas y tarda un poco en aclimatarse a los modos y costumbres de esta tierra, como sí hizo Lorenzo Silva en La niebla y la doncella. Se le agradece a Alberto Val pero recuerdo que también se lo agradecí a Silva cuando leí La niebla y la doncella.

Con estos personajes (hay muchos más, la mayoría policías nacionales, como Aguilera) y estos elementos, Alberto Val construye un relato entretenido, que se deja leer muy bien. Capítulos cortos, frases directas y una acción que va in crescendo hacen que la novela enganche.

En cuanto a los ambientes, el de la comisaría y los agentes que en ella trabajan, recuerdan a los que uno ha visto mil veces en películas y leído otras tantas en novelas. Los personajes son en blanco y negro, sin grises, así que por un lado están los malos, dos gigantes y tatuados gángsters rusos que hacen de guardaespaldas de quien da nombre al libro, La Perra, una mujer a la que le arrebataron con toda crudeza su infancia, y en el lado de los buenos, Guiomar Aguilera y el comisario Carmona, que hace la misma función del jefe que abronca a Clint Eastwood en Harry el sucio, aunque como a éste las palabras que le suelta le entran por una oreja y le salen por la otra a Aguilera, que bastante tiene con su vida en casa, cuidando a un niño enfermo. Y sola.

Con este panorama, la destinan a que investigue la desaparición del tenista con un agente recién salido de la academia: Eduardo Román.
La relación entre ellos pero sobre todo la fotografía “real” que intenta imprimir al relato de cómo es el trabajo en una comisaría, en este caso la de la Comisaría de la Policía Nacional del Puerto de la Cruz-Los Realejos es lo mejor de una novela que cuenta con un protagonista que podría degenerar en serie.

El marco geográfico de la novela es Puerto de la Cruz y Los Realejos. El autor se permite ciertas licencia en su dibujo de la ciudad, como la ubicación de un club de tenis del que sale Cristian Velasco. Es aquí, en este club recreado, donde el lector observará las capacidades de los dos agentes en los interrogatorios Por un lado, la ruda distante de Aguilera y por otro la cercana de Román.

A modo de conclusión La Perra es una novela policíaca con policías como protagonistas pero no se trata de una novela negra y criminal porque pese a que se denuncien algunas cosas, como que son los ricos los que estimulan las peleas clandestinas de perros y entre seres humanos porque son los únicos que son capaces de gastar un dineral por contemplar cómo se despedazan en un ring.

LO MEJOR: Se lee muy bien. La historia engancha

LO PEOR: En ocasiones se puede llegar a pensar que eso ya se ha leído o visto en otra parte

Saludos, calor, desde este lado del ordenador