Archive for Mayo, 2023

Un canto al buen salvaje

Martes, Mayo 9th, 2023

No soy arqueólogo ni historiador pero sí que me gusta la Historia, con H mayúscula, cuando no se la manipula y se escribe con rigor. Contrastando los hechos.

Por desgracia, ha llegado bastante contaminado hasta nosotros la idea de los primeros pobladores del archipiélago que, para ahorrarnos debates, llamaré en conjunto guanches porque tanto los que defienden lo que se conoce de su legado como los que lo atacan además de no ponerse de acuerdo en lo sustancial, siguen generando cortinas de humo que pone trabas a comenzar un estudio serio y riguroso en torno a estos pueblos que habitaron Canarias antes de la llegada de los primeros europeos.

Por eso, porque en torno a los guanches casi nadie se pone de acuerdo, comenzando por los especialistas, suelo acudir a estos libros con muchas reservas. En especial cuando se hace ficción. Algo así me ha ocurrido con Memorias guanches. Testimonios sobre nuestro pasado indígena (Le Canarien, 2023), de A. José Farrujia de la Rosa, un libro que como explica el autor en el prefacio de la obra, nace a raíz de una serie de retratos que escribió sobre guanches y que fue colgando en sus redes sociales.

Según nos informa el mismo Farrujia, estos perfiles tuvieron cierto éxito lo que lo animó a escribir otros episodios y presentarlos en forma de libro. Un libro que está dividido en dos partes (Raíces y Frutos) y que cuenta con prólogos que firman el catedrático de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid, González Ruiz Zapatero y la escritora y poeta Elsa López.

Este libro apenas supera el centenar de páginas e incluye una serie de ilustraciones en las que se da vida a los protagonistas de estas narraciones que en su primera parte están inspiradas en la realidad, así lo hace saber el autor del libro explicando donde encontró estos relatos, qué fue lo que lo motivó para imaginar cómo los contaría porque, y de esto se trata, son perfiles imaginarios de una serie de personajes que si en la primera parte son guanches que se están europeizando tras los primeros años de haber sido sometido el archipiélago por los castellanos, en la segunda ofrece una galería de canarios del siglo XXI que no reniegan de sus raíces guanches, de lo que los ata al pasado de unas islas cuya memoria, se reitera, queda bastante desdibujada entre los actuales canarios. En este sentido, entiendo la obra de A. Farrujia como un atractivo ejercicio de imaginación que se basa en hechos reales.

Las descripciones que ofrece A. José Farrujia están más próximas al buen salvaje roussoniano. Es decir, que los guanches, hombres y mujeres, son hombres y mujeres humildes y de bien que intentan adaptarse a unas islas, sus islas, ahora bajo el gobierno de Castilla. El tono que asume el autor en la primera sección resulta desconcertante, en especial cuando alguno de los guanches que expone su visión de lo que ve y de lo que sufre, llama indeseable a Alonso Fernández de Lugo, el capitán de las conquistas de La Palma y de Tenerife, y que junto a Fernando de Guanarteme, uno de los reyes de los canarios, conquistaron estas dos islas en las que se les hizo frente hasta ser derrotados por completo.

Se tratan de perfiles de una página y página y media. A lo sumo dos, y sus historias resultan más o menos parecidas, lo que se debe no tanto a lo que narran sino a cómo lo narran. Y es ese cómo lo narran donde entiendo que yerra el autor de los retratos, errores que se pueden justificar porque A. José Farrujia no es un escritor y así lo advierte él mismo en el prefacio pero esto no lo exime de haber cuidado más el estilo, las voces de sus protagonistas ya que al no hacerlo todas resultan monocordes. Esto le resta ambiciones a los textos ya que se tratan de voces que cuentan experiencias distintas de la misma manera.

Al margen del respeto histórico que hay detrás de estas historias, lo que se presupone porque Farrujia es historiador, estas Memorias guanches pedían más espesor histórico y literatura de la que contienen, pero se debe tener en cuenta que fueron escritos para las redes sociales y no un libro, aunque ahora se ha convertido en un libro. Lástima que el autor no haya aprovechado la oportunidad para desarrollar estos retratos que explotan su particular imaginario sobre el pueblo guanche.

La segunda parte de Memorias guanches se titula Frutos y en ella A. José Farrujia inserta nueve relatos de canarios del siglo XXI, ninguno de los cuales rechaza su pasado. Un pasado que parecen que conocen bastante bien. En Frutos, el autor del libro se apoya en la ficción, ya no está atado al rigor histórico, así que se sirve de su imaginación para exponer una galería de personajes orgullosos de su herencia y de sus raíces.

No es la mejor parte del libro. Y no lo es porque aquí la credibilidad deja de funcionar. No me creo a estos personajes y no solo por el tono monocorde. Que todos hablen como el vecino con independencia de la edad que tengan sino también porque no siendo una obra periodística, juega a ello con ambigüedad, termina resultando como una especie de reivindicación de lo que alguien llamó una vez el guanche de a pie.

Ese guanche que, según parece que nos dice Farrujia, todos los canarios llevamos dentro.

En resumen, estas Memorias guanches son muy ligeras y a veces incluso algo extravagantes pero tienen su encanto si uno acepta las reglas del juego. Se trata de ficción no de Historia. Se trata de imaginar lo que podrían más que pensar sentir los antiguos como los modernos canarios.

Y tanto los antiguos como los modernos canarios me parecen más próximos en estas Memorias guanches al buen salvaje que a los pueblos que vivieron no tan apaciblemente en estas islas del Atlántico. Este libro debe así encuadrarse en la copiosa bibliografía de novelas y cuentos que se han escrito sobre los guanches, historias que como las de la Guerra Civil oscilan entre buenos (los indígenas) y malos (los taimados conquistadores) relegando casi siempre el lento proceso de mestizaje del que venimos la mayoría de los que nacimos a este lado del Atlántico.

Saludos, se ha dicho, desde este lado del ordenador

Romain Slocombe: “No me gustan los héroes, los héroes me ponen nervioso”

Lunes, Mayo 8th, 2023

El caso Léon Sadorski, una novela de Romain Slocombe (París, 1953) que publica en España la editorial Malpaso con traducción de Julia Escobar, es la primera novela de una trilogía que protagoniza un policía que trabaja en París durante la ocupación alemana. La particularidad es que Léon Sadorski es un tipo repugnante pero para nada servil en unos tiempos de pesadilla.

No es la primera novela negra que se escribe en Europa con la idea de intentar explicar qué sucedió de 1939 a 1945, ecos que hoy ya no suenan tan lejanos con la batalla que se está librando en Ucrania. Escritores como el británico Philip Kerr y la italo-estadounidense Ben Pastor, se adentraron en las entrañas de la Alemania nazi a través de Bernie Gunther y Martin Bora, respectivamente. Ignacio del Valle, aquí en España, llevó a su personaje Arturo Andrade a Rusia con la División Azul y en otra novela a las ruinas de Berlín rodeado por las tropas soviéticas… Y ahora Léon Sadorski que no es un héroe, sino un funcionario que hace bien su trabajo: detener a judíos y comunistas y entregárselos a los alemanes.

El escritor lleva hasta el momento dos trilogías que protagoniza Léon Sadorski y ya trabaja en una tercera con la que pondrá el punto y final a un personaje con el que desmitifica bastante esa Francia que después de la guerra explotó la imagen de haber resistido en la clandestinidad al ejército invasor nazi.

- El personaje de su novela, Léon Sadorski, ¿está inspirado en la realidad?

“Existió un policía francés con un nombre un poco diferente, André Sadorski, así que cuando me enteré que existía pensé que era la ocasión perfecta para contar la ocupación desde su perspectiva. El personaje real tuvo un peso representativo en su momento. Dirigía entonces la Brigada Antijudía en la Prefectura de Policía de París pero no era un personaje muy importante sino un pequeño funcionario y eso fue lo que me resultó interesante porque no me gustan las novelas con héroes, los héroes me ponen nervioso. Además, la Resistencia se ha contado desde el punto de vista de la misma Resistencia así que pensé que para adentrarme en el origen del mal debía de contarlo desde la perspectiva de un personaje como Léon Sadorski, un funcionario. Recogí más información de André y la fui adaptando a la novela y cambiándole el nombre por el de Léon. De pronto, se me abrió un amplio abanico de posibilidades”.

- Pero ¿cuál fue el germen que le animó a ambientar estas historias en Francia durante la ocupación?

“Mis padres vivieron este periodo y me hablaron mucho de él. Mis padres estaban en el lado de los buenos, de los gaullista, y tuvieron mucha suerte porque no hubo víctimas en mi familia. Mi madre tuvo que pasar de una parte del país a otra para encontrarse con mi padre en el verano de 1940. Iba sin el documento acreditativo para atravesar la línea de demarcación con la Francia de Vichy, y cuando se detuvo el tren, un soldado alemán le pidió la documentación, lo que hizo que se pusiera muy nerviosa. No sabía qué hacer. Normalmente la habrían detenido, pero el soldado la dejó pasar. Si no hubiera sido así, yo no estaría aquí. Más tarde descubrí que mi abuela materna era judía y que mis padres me lo habían ocultado”.

- ¿Por qué?

“Esto tiene relación con la novela porque mi interés en saber por qué no me lo contaron me dio ganas de hablar sobre aquella época y de por qué la vida en aquel momento fue tan diferente a la anterior. Me considero un escritor perfeccionista, no me gusta escribir de cosas que no son posibles. Algo que no se sabe de aquellos años es que en París los semáforos no funcionaban, y si en una película o en una novela la heroína baja de un taxi cuando el semáforo está en rojo se cometen dos errores porque los semáforos no funcionaban y no habían taxis”.

– Cuando inició este trabajo ¿calculaba que iba a crecer tanto?

“Pensamos al principio hacer una trilogía, como ya lo había hecho antes un escritor que me gusta mucho, Philip Kerr, que escribió bastantes libros sobre este periodo y que inició con su Trilogía Berlinesa, que en Francia tuvo mucho éxito. Con Léon Sadorski quise seguir su vida hasta la Liberación y la purga que hubo después con los que colaboraron. Tenía, además, que solucionar qué iba a pasar con el personaje”.

– ¿Por qué sigue siendo la ocupación un periodo tan incómodo en su país?

“Cuando terminó la guerra los dos grandes ganadores, los gaullistas y los comunistas, tenían un gran interés en que la historia se contara de la manera más bonita posible. La razón es que por un lado De Gaulle quería que Francia se recuperara lo más rápidamente posible de la guerra y los comunista deseaban olvidar esta parte de la historia, cuando mi país fue aliado de los alemanes. Así que ambos bandos tenían sus razones para difundir que la colaboración había sido un movimiento minoritario, en el que participaron pocos franceses ya que la mayoría estaba en la Resistencia, lo que no es verdad. La leyenda ha durado mucho tiempo pero poco a poco se ha ido descubriendo la verdad, se ha ido mostrando el retrato real de la colaboración en Francia. Más tarde salió una película, Lacombe Lucien, de Louis Malle y con guión de Patrick Modiano, en la que se retrata a un joven que en principio no es malo y que termina colaborando con el enemigo cuando parecía que iba a formar parte de la Resistencia. Otro problema son los judíos y el plan para su erradicación y en el que jugó un papel fundamental el gobierno títere de Vichy y la policía francesa pero en Francia se sigue hablando poco al respecto cuando se conoce ahora la realidad de los campos de la muerte y los jóvenes en las escuelas hablan sobre esto aunque a día de hoy los historiadores franceses sigan intentando contar cómo fue el gobierno de Vichy pero es más difícil de lo que parece porque era un gobierno extremadamente xenófobo. Cuando los alemanes quisieron acabar con los judíos no les importaba su nacionalidad sino exterminarlos pero para los franceses sí que había una diferencia entre los judíos que sí eran franceses con los que no lo eran. El caso también es que para un policía francés de la época, aunque fuera antijudío, era todo un problema expatriarlos porque implicaba quitarle su nacionalidad y eso era un proceso muy complejo. A Pierre Laval, ministro de la Francia de Vichy, sin embargo, un judío fuera francés o no le daba igual. Para él solo eran escoria, prácticamente la misma visión que tienen ahora algunas personas con los inmigrantes árabes y africanos, así que hicieron una propuesta a los alemanes, solo expulsarían a judíos no franceses aunque los judíos franceses serían enviados más tarde”.

– Muchos españoles no olvidan todavía que al finalizar la Guerra Civil, los derrotados republicanos que cruzaron la frontera a Francia fueron internados en campos de concentración custodiados por soldados de la colonia francesa de Senegal.

“Sí, es cierto, tras la guerra en España, los republicanos españoles que se fueron a Francia estuvieron detenidos en campos de concentración pero lo mismo ocurrió con todos los antifascistas que permanecían en Francia y fueron detenidos. Se les internó en campos de concentración. Fue una medida extrema del gobierno de Daladier. Lo que nadie se imaginaba es que cuando los alemanes ocuparon Francia, exigieron la puesta en libertad de todos estos detenidos y que fueron entregados a la Gestapo. Lo exigieron incluso en las zonas libres del sur pero se trata de una realidad que no gusta descubrir a los franceses, que sienten por otro lado que se les ha ocultado algo. Por eso les gusta leer este tipo de libros, lo hacen para descubrir qué se les ha ocultado”.

– Gran parte de El caso de Léon Sadorski se desarrolla en Francia. En las otras novelas ¿hace viajar a su personaje por otros países de aquella Europa en guerra?

“Conozco muy bien París y quise contar cómo fue la ocupación en todos los barrios de las ciudad. El personaje principal es deportado en la primera novela a Alemania, donde permanece prisionero unas cinco semanas, y lo escribí así porque sentí la necesidad de hacerlo. Admito que como escritor esta parte me resultó muy difícil ya que un tercio de la novela está basado en un informe muy limitado pero quise trabajar con esa realidad siendo consciente en todo momento que debía mezclarlo con ficción y que el lector no terminara por conocer qué era verdad y qué era ficción en lo que estaban leyendo. Trabajé mucho un informe de la Jefatura de Policía de París de aquellos años y consulté otros archivos de la policía para hacerme una idea de cómo trabajaban. En este aspecto, la lectura de estos archivos me hizo comprender la manera de actuar de la policía francesa de aquella época y conocer como a las brigadas especiales les encantaba conducir coches grandes con los que perseguir a los comunistas y a quienes consideraban terroristas. Estas brigadas llevaban a cabo también actos de tortura y si bien es verdad que practicaban torturas de una manera menos científica que los alemanes, eran muy violentos con los prisioneros”.

- Durante la ocupación hay dos Francia claramente diferenciadas, la que resiste a los alemanes y la que colabora con ellos. ¿Hubo una guerra civil?

“Los franceses han sido a veces de izquierdas y otra de derechas, como en todas partes solo que en los años 30 la pasión política estaba muy viva. Aparecen las primeras dictaduras en Europa y surgen dos grandes ideologías: la comunista y la nazi-fascista. En Francia en los años 40 todo el mundo quedó tan sorprendido por lo que ocurrió, la invasión alemana y su rápida victoria, que la moral de los franceses quedó minada. Eso hizo que aceptaran a Pétain y a la República de Vichy así que no hubo guerra civil al principio de la ocupación, entre 1940-1942 porque la mayoría de los franceses eran pro Pétain pero a medida que pasaban los años esta posición fue cambiado por lo que guerra civil en Francia en un sentido exacto diría que fue a partir de 1943”.

- En España se ha publicado el primer volumen de la primera trilogía Léon Sadorski, pero hay otra más y planea una tercera. ¿No está cansado del personaje?

“No estoy cansado del personaje solo que ahora la editorial que publica la serie en Francia ha sido comprada por un hombre de extrema derecha lo que me ha hecho pensar si cambio de editorial. De todas formas estoy en un momento en el que debo tomar un descanso del personaje porque estoy escribiendo una nueva novela que no tiene nada que ver con él y su época. Y sí, como escritor admito que estoy un poco cansado de Léon Sadorski porque cuando escribes una serie no debes de escribir las novelas que vendrán a continuación de forma automática ni caer en la autoparodia. Al mismo tiempo, me he dado cuenta que la Francia posterior a la liberación es, si me apuras, mucho más apasionante que la de la ocupación alemana por todo lo que desata, así que me veo capaz de escribir otras dos o tres novelas más protagonizadas por Léon Sadorski”.

Saludos, tres colores, desde este lado del ordenador

La increíble feria del libro menguante de Santa Cruz de Tenerife

Viernes, Mayo 5th, 2023

La Feria del Libro de Santa Cruz de Tenerife (vamos a llamar feria a este conjunto de casetas diseminadas por el parque García Sanabria) me recuerda cada año que la visito el argumento de la novela El increíble hombre menguantes, de Richard Mathenson, un libro que dio origen a la película del mismo título dirigida por Jack Arnold en 1957.

Y digo que me recuerda a la novela y a la película porque desde hace dos años, cuando la verdadera feria se trasladó a La Laguna, la de la capital tinerfeña en vez de crecer se ha ido empequeñeciendo hasta lo que es ahora, un aditivo que, aprovechando las fiestas de mayo se suma a las también ¿ferias? de artesanía, gastronomía (pasteles y quesos), flores y plantas (esta última en franco retroceso porque cada vez veo menos flores y plantas) para formar un tótum revolutum en el que todo vale y todo cabe que tanto gusta a unos y tantos desespera a otros.

Esta nueva creación municipal toma durante una semana (del 1 al 7 de mayo) uno de los pulmones más hermosos de la capital en la que habito, esa ciudad, Santa Cruz de Tenerife, a la que se la quiere y se la odia tanto al mismo tiempo.

Los días que me he dado una vuelta por la ¿feria?, tenía que ir sorteando a la gente que, literalmente, invadía todas las calles y avenidas del García Sanabria. Nadie, y escribo bien, nadie, puede discutir el éxito de las ferias (en plural) que se han instalado en el parque. Así lo constaté el 1, el 2 y el 3 de este mes y por las conversaciones que mantuve con los libreros, las ventas han sido meridianamente satisfactorias y salvo casos aislados, digamos que la mayoría de los libreros están contentos con los resultados con independencia de que los que la visiten hayan preferido llevarse antes unos laguneros que la última novela de Arturo Pérez Reverte.

Sin embargo, no termino de entender que el Ayuntamiento no haya hecho el esfuerzo por imprimir un programa en condiciones. Es verdad que se te invita a que lo consultes en código QR pero si no eres un hacha con las tecnología estás vendido. Ésta vagancia, ese poco esfuerzo por facilitarles las cosas al ciudadano, es lo que ha hecho que algunos se resientan de volver este año a la feria del libro de la capital tinerfeña y a que uno, que ya está habituado a visitarlas truene o llueva, tenga la sensación vaporosa que ésta se ha hecho deprisa y corriendo… Lo de deprisa y corriendo me lo confirman algunos libreros y algún editor. El primer día uno de estos últimos muy enfadado con la organización por el sitio en el que se le había ubicado.

“Yo vendo canario”, decía.

Paso por el parque García Sanabria atestado de hombres y mujeres. Y niños y niñas. También perros. Yo paseo a Kala, una perra a la que no le intimida la marabunta y lo que he visto en el parque es marabunta. Sobre todo el día 3, el Día de la Cruz, donde era prácticamente imposible transitar.

Mientras doy zancadas arriba y abajo me asaltan emociones de todo tipo pero prevalece una por encima de las otras y es que la Feria que conocí ya no es la feria con la que me encuentro ahora. Son sensaciones y si bien sé que la nostalgia es un error, como que la de antes, la que se instalaba al menos hace tres años (obviemos la que se realizó tras salir del confinamiento) resultaban más grandes y ambiciosas.

Se traían escritores/as que sonaban en el territorio nacional y supo crear un ambiente que, con sus más y sus menos, con sus aciertos y sus errores, se convirtió en algo más que en una feria de pueblo como es ahora.

Entonces, al menos, el visitante conocía la programación. Podías acceder a ella en papel, en la página de Facebook y en sendos carteles que estaban al inicio como al final de donde se distribuían las casetas que ocupaban dos avenidas que venían a confluir en la famosísima estatua de la tetona (1), así conocida por vecinos y visitantes.

Estos días y durante mi recorrido sentimental por las casetas, esquivando a unos y a otros, ya digo que aquello era una marejada continúa de gentes que sube y que baja, descubrí que la librería Lemus volvía a ocupar espacio en la feria cuando hacía ya no sé cuántos años que no lo hacía. Circuló por aquellos días el rumor de una bronca entre el mismo Paco Lemus con la presidenta de la Asociación de Libreros de Santa Cruz de Tenerife, Remedios Sosa, a propósito de una caseta en la que Lemus liquidaba a buenos precios muchos libros que tenía en stock. Gracias a aquellas iniciativa que provocó la airada reacción de la presidenta, me hice con bastantes libros que hoy forman parte de mi biblioteca aunque tras la bronca cuentan que Lemus rehusó volver a la feria hasta la de este año de gracia de 2023. Lo que saludo con entusiasmo aunque los libros que ofrezca sean los mismos de las casetas que tiene al lado.

Otra caseta que me llamó poderosamente la atención es una que lleva la asociación Brahma Kumaris. Alguien dice que son Hare Krishna pero a mi no me lo parecen porque no van con la cabeza rapada. En esta caseta, donde venden libros de autoayuda y esas cosas, cuenta con una especie de ruleta de la fortuna que llaman de las virtudes a la que le puedes dar vuelta y comprobar que virtud fruto del azar te ha tocado. Lo hice y me salió “paciencia”. Detrás del mostrador los miembros de Brahma Kumaris sonreían con una beatitud que a mi, cuanto menos, me resultó inquietante.

En mi paseo por la feria me encuentro con escritoras y escritores a la espera de una firma. Conozco a la mayoría pero a otros no tanto aunque suelo verlos cada año en ésta como en otras ferias del libro que se celebran en la isla y en las otras islas. Me tropiezo con el tipo que lleva sobre la cabeza un casco de obrero de la construcción presto a firmar ejemplares de su obra. Más allá, una escritora vestida como Red Sonja

En fin… No detecto librerías que deberían de estar y sí que encuentro librerías que están por primera vez.

Bajando por el kiosco Numancia y al lado izquierdo, la librería de Mujeres. Circula una historia en torno al presunto castigo que ha sufrido el establecimiento que dirige Izaskun Legarza Negrín, y que les reproduzco (2) y que tomo del muro de Facebook de Rafael Alonso Solís. Otros dicen que si la caseta de la librería de Mujeres ha sido relegada se debe a la mala suerte, producto del sorteo que hubo previamente entre libreros…

Camino arriba y abajo y me topo con un amigo con el que recorro una vez más el pasillo en el que se distribuyen las casetas repletas de libros, la mayoría –reitero– con los mismos títulos de la vecina, y salimos del García Sanabria. Le digo que lo acompaño hasta donde tiene el coche aparcado.

Tras dejarlo y de vuelta a casa y mientras dejo que Kala vaya a su aire (ya saben, que olisquee meadas, que haga sus necesidades, excrementos que diligentemente recojo en una bolsa para arrojar en una de las pocas papeleras que hay en esta capital de provincias) me asalta repentinamente la congoja. Y me siento más triste de lo que ya estaba lo que parece imposible.

Esta congoja es como una tristeza que no asoma con lágrimas sino que te agarra y sacude el corazón. Y pienso, como ya dije, en El increíble hombre menguante, y en esa feria que cada año empequeñece en sus ambiciones. Será por falta de cariño y poca complicidad con el libro, que es de lo que se trata.

La mañana del lunes 1 de mayo, cuando caminaba por el parque García Sanabria un conocido me dijo que por ahí estaba el alcarde… Me lo imaginé con un rosquete en las manos y un Mortadelo bajo el brazo. Y es que, efectivamente, el sueño de la razón produce monstruos. Más allá, la concejala de Cultura, Gladis de León, estrechaba manos y se deja ver entre la multitud.

Por un momento me siento como Kurtz, el que susurra el horror, el horror porque habita en el corazón de las tinieblas…

Después, ya a punto de llegar a casa, esa pena, esa tristeza, esa congoja que insiste en no dejarme. La aplastante seguridad de que todo se ha ido al carajo, que aquí, cuando se pronuncia la palabra cultura lo primero que hacen los gestores públicos es desenfundar el revólver…

Por eso esta feria que ya no es Feria. Y sí, por una vez las mayúsculas son muy importantes.

(1) El Monumento a García Sanabria es una fuente que se encuentra en el centro del Parque García Sanabria, es el monumento más emblemático del parque y fue realizado en 1938 por el escultor Francisco Borges Salas, aunque diseñado por el arquitecto José Enrique Marrero Regalado. El monumento está compuesto por dos piezas de técnica totalmente distinta y consta de una enorme fuente con distintos chorros de agua, que tiene en el centro un obelisco de tipo expresionista en el que hay varias esculturas talladas en piedra. De todas estas esculturas, la más destacada es la que representa a una mujer desnuda en homenaje a la fecundidad y a la mujer tinerfeña (Wikipedia).

2) “APOYO A LIBRERIA DE MUJERES EN LA FERIA DEL LIBRO DE SANTA CRUZ DE TENERIFE.
La Librería de Mujeres es uno de los espacios más activos de la cultura en esta isla: generosas con la gente que empieza, con los colectivos que necesitan un lugar de encuentro y de creación, con artesanas y artistas que necesitan vender sus creaciones…, en fin, un lugar seguro de intercambio, sororidad y lucha. Es un ejemplo de supervivencia de librería pequeña y especializada. Este año les ha tocado fuera del circuito de casetas de librerías y están debajo del Kiosco Numancia, en la parte de arriba del parque García Sanabria. Este mensaje es para que vayan por allí, busquen la caseta, pues las compañeras libreras nos necesitan.

De camino añado (porque si no reviento): la falta de información, programa y visibilidad de las librerías pequeñas en esta feria demuestra que a los organizadores ni les interesa la cultura, ni les interesa la economía de cercanía que supone apoyar a este sector cultural de las librerías.

¡Por favor, pasen por la carpa de Librería de Mujeres aunque solo sea para charlar con Izaskun, Mase y tanta persona maravillosa que frecuenta este espacio! Recuerden, parte alta del parque García Sanabria, debajo del Numancia (y de camino se toman allí un cafecito que está muy bueno).

AH, Y COMPARTAN O HAGAN SU PROPIO LLAMAMIENTO”

Saludos, amén, desde este lado del ordenador

“El verbo leer, como el verbo amar y el verbo soñar, no soporta el modo imperativo”

Lunes, Mayo 1st, 2023

“El libro es fuerza, es valor, es fuerza, es alimento; antorcha del pensamiento y manantial del amor”. Rubén Darío

“El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”. Miguel de Cervantes

“Allí donde se queman los libros, se acaba por quemar a los hombres”. Heinrich Heine

“Ante ciertos libros, uno se pregunta: ¿quién los leerá? Y ante ciertas personas uno se pregunta: ¿qué leerán? Y al fin, libros y personas se encuentran”. André Gide

“Aprender a leer es lo más importante que me ha pasado en la vida”. Mario Vargas Llosa

“Carecer de libros propios es el colmo de la miseria”. Benjamin Franklin

“Cuanto menos se lee, más daño hace lo que se lee”. Miguel de Unamuno

“De los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro; todos los demás son extensiones de su cuerpo… Sólo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria”. Jorge Luis Borges

“Detesto la vulgaridad del realismo en la literatura. Al que es capaz de llamarle pala a una pala, deberían obligarle a usar una. Es lo único para lo que sirve”. Oscar Wilde

“El verbo leer, como el verbo amar y el verbo soñar, no soporta el modo imperativo”. Daniel Pennac

Saludos, lectores del mundo, uníos, desde este lado del ordenador