Archive for the ‘Óbitos’ Category

Fallece el cineasta Roberto Pérez Toledo

Lunes, Enero 31st, 2022

Una noticia triste no solo para el cine que se hace en Canarias sino también para la cultura de este archipiélago, muere a la edad temprana de 43 años el director, guionista y productor Roberto Pérez Toledo en Madrid, según informa la Academia de Cine y que recoge en un despacho la agencia de noticias Europa Press.

El fallecimiento del cineasta ha coincidido con la representación estos días de su primera obra de teatro, Manual básico de lengua de signos para romper corazones, en el Teatro María Guerrero con producción del Centro Dramático Nacional.

Roberto Pérez Toledo tenía previsto participar este lunes en un encuentro en la Academia de Cine que incluía la exhibición de sus cortos Vuelco Los gritones, Rotos, Sí a todo, Tris, Admirador secreto, Taras, Amor de autor, Siempre que lo cuento, Hidroalcohólico y Antes de la erupción.

Además, la semana anterior presentaba en el Centro Dramático Nacional Manual básico de lengua de signos para romper corazones, una historia de amor entre dos chicos con discapacidad.

Natural de Lanzarote, el también productor y guionista estrenó en 2012 Seis puntos sobre Emma, su primer largometraje como director y guionista. Un año después participó en el largometraje colectivo Al final todos mueren junto a otros tres directores y un año después lanzó la tv-movie Los raros amigos convertida en un fenómeno viral en la red, donde acumula más de 22 millones de visitados.

En 2017 estrenó Como la espuma, su tercera película en solitario. Además, ha sido director y guionista de más de 40 cortometrajes. Recientemente creó y dirigió Amor superdotado, la primera serie de ficción española para Facebook Watch, y rodó el largometraje Lugares a los que nunca hemos ido.

(*) La imagen está tomada del Diario de Lanzarote

Antonio Escohotado, un rebelde con causa

Domingo, Noviembre 21st, 2021

Tuve la suerte de entrevista al filósofo Antonio Escohotado Espinosa (Madrid, 5 de julio de 1941 – Ibiza, 21 de noviembre de 2021) en dos ocasiones. La primera porque vino a Tenerife para impartir una conferencia y me empeñé en entrevistarlo porque Escohotado fue para la generación a la que pertenezco una especie de faro, de referencia por la polémica que suscitaban sus libros, sobre todo su Historia general de las drogas (tres volúmenes) y aquel otro que escribió sobre la prostitución.

Recuerdo que lo llamé por teléfono al hotel en el que se hospedaba y que desde recepción me pasaron a su habitación. Tras sonar varias veces, al final cogió el aparato el profesor quien preguntó con voz adormilada quién era. Le dije mi nombre y el propósito de mi llamada y tras unos segundos de silencio susurró algo así como “Eduardo García Rojas, mereces morir”, ¿cómo?, tartamudeé al otro lado de la línea telefónica, “que mereces morir” repitió lo que parecía estar convirtiéndose en otra de esas ejecuciones al amanecer a la que estoy tan acostumbrado (ya les cuento un día de estos la última, hace apenas unas semanas).

¿Por qué merezco morir, señor Escohotado?, musité con acento de trágame tierra. “Porque me has despertado de la siesta”, contestó el tipo. Respondí con silencio, un silencio temeroso que, pienso ahora, entendió el escritor y filósofo porque me recomendó que me diera una vuelta por donde iba a dar la conferencia (la casa Elder, en la capital tinerfeña) y ya vería cuando terminara de dictarla si me atendía.

Tragué lentamente saliva y ambos cortamos la comunicación.

El caso es que sí me atendió al finalizar la conferencia y que le debí de caer simpático porque la segunda ocasión en la que visitó Tenerife quedé con él para volverlo a entrevistar. Esta vez en el hotel Mencey.

Escohotado estaba por esta tierra abandonada de la mano de los dioses para rodar el anuncio de una campaña contra las drogas. A los que la idearon les pareció original que alguien que se pasó toda la vida luchando por la liberación de estas sustancias fuera precisamente el protagonista de un spot que pretendía vender todo lo contrario. Al final no sé lo que pasó con el anuncio pero sí recuerdo aquella entrevista como una de las mejores de mi vida.

El escritor y filósofo recordaba nuestro primer encuentro y me permitió que abusara de su tiempo lo que quisiera. Tanto era el entusiasmo que me recomendó varios libros, uno de ellos fundamental, me dijo, para explicar su transformación ideológica. Es decir, que paulatinamente dejaba el chicle del materialismo histórico y otras zarandajas de las izquierdas para pasarse al liberalismo. Años después publicaría su fundamental Los enemigos del comercio (tres volúmenes), una metamorfosis que no me cogió de sorpresa porque ya me la había anunciado en aquel diálogo que, si no me equivoco, se publicó en Diario de Avisos. La primera entrevista, la del “mereces morir”, fue en El Día.

Escribo todo esto porque me entero que hoy ha muerto el profesor, el filósofo, el hombre que se empeñó en decirnos que hay que tener mucho cuidado cuando por consenso decimos NO. Solía seguirlo por YouTube, antológica la entrevista en la que prácticamente deja sin argumentos a Pablo Iglesias, que dirigía y presentaba entonces el programa Otra vuelta de tuerka, y de vez en cuando leía algunos de sus libros.

Muere así un tipo que, personalmente, me cayó siempre muy bien y que me influenció a su manera como influenció a casi toda la generación a la que pertenezco. Solo espero que haya muerto en paz y sin dolor. En una de las dos entrevistas que tuvo conmigo me dijo que más que temor a la muerte lo que temía era sufrir, y que sufrir solo se sufre estando vivo. Me dijo entonces que si podía evitar el dolor atiborrado de drogas, bienvenida fueran a su organismo.

No sé si se despidió de esta valle de lágrimas colocado pero fuera así o no, solo puedo decir que fue un honor entrevistarlo, conocerlo, que influenciara en un periodista algo atrevido de provincias que tuvo el inmenso honor de conocerlo. A Antonio Escohotado, al escritor, al filósofo y también al rebelde con causa.

Saludos, muy apenados, desde esta lado del ordenador

Luis Gasca coge el tren

Miércoles, Julio 7th, 2021

Mi fascinación por los cómics, hasta entonces llamados colorines, fue gracias a Luis Gasca, Luis María Francisco Gasca Burges (San Sebastián, 17 de septiembre de 1933-​San Sebastián, 6 de julio de 2021). Es decir, que sin Gasca no habría descubierto, o lo habría hecho más tarde, ese universo que comprimen las viñetas, ese cine para los pobres que decía el otro y ese arte, noveno lo llaman, que me enseñó a leer mientras observaba las viñetas.

En ese remoto pasado en el que casi nadie se reconoce llegó a mis manos por casualidad un álbum de Flash Gordon a todo color que editaba entonces, hablo de inicios de los 70 del pasado siglo, la editorial Buru Lan, cuya línea de cómic dirigía el señor Gasca que los dioses guarden.

Más tarde me regalaron varios números de aquella colección. 106, el 107 lo conseguiría años después sin saber todavía si hubo un 108, un 109 y hasta el infinito, de las historietas del gladiador rubio como la cerveza que termina en el planeta Mongo para hacer la revolución contra el empesador Ming, una especie de dictador chino del espacio. El caso es que su lectura me cambió literalmente la vida.

En aquellas revistas que luego se encuadernaban como tomos, los álbumes estaban dibujados por Alex Raymond, que fue el creador en los años 30 de Flash y por Dan Barry, que imprimió al héroe de otro carácter en los años 60. Tanto, que osaron traumatizar al pobre Gordon cuando Dale Arden, su resignada compañera cuaderno a cuaderno, lo abandona por un astronauta.

Durante mucho tiempo me pregunté si la Arden regresaría a los brazos de Flash. El caso es que Gordon se quedaba noqueado en esas historietas que, ya digo, marcaron mi niñez que es lo mismo que decir que marcaron mi vida y mi futura relación con las mujeres.

Gasca fue también el director de la primera gran enciclopedia de cine que leí en mi vida. Me refiero a la de Buru Lan, otra vez la dichosa editorial. Como las historietas de Flash (y de El hombre enmascarado, entre otros), la enciclopedia del cine llegaba en fascículos a los kioscos, fascículos que luego se encuadernaban en tomos.

Recuerdo que el apartado de ciencia ficción de esta enciclopedia –si no me falla la memoria– estaba firmado por José Luis Garci, autor de un libro sobre Ray Bradbury que se ha vuelto a editar, y uno de los guionistas del mediometraje más raro y exitoso del cine español: La cabina (Antonio Mercero, 1972).

Siendo todavía un infante me dediqué aquellos años donde era prácticamente imposible encontrar material sobre fantástico en España a buscar, precisamente, información sobre aquel cine y aquella literatura que apenas se explotaba ni traducía.

Logré poca cosa hasta que ediciones Vértice publicó la versión en castellano del Famous Monster of Filmland, lo que me llevó a conocer al mayor coleccionista y aficionado del género, Forrest J. Ackerman, un tipo que había convertido su casa en un museo de cosas raras relacionadas con el género y que encima hablaba esperanto.

Unos reyes mis padres acertaron con el regalo de aquel año, un libro de tapas blancas con la imagen de Bowman, el astronauta de 2001, en la portada que hablaba sobre cine y ciencia ficción. El libro, que todavía conservo, estaba escrito por Luis Gasca y si bien espantará a los que buscan ensayos sesudos sobre el género, aquella obra me mostró una nueva mirada sobre lo que más me gustaba esos días.

Es verdad que la ciencia ficción ha dado pasos de gigantes desde entonces pero el libro de Gasca tiene la virtud de hablar de muchas películas que mucho me temo no veré nunca. Además, y como se dijo, el especialista no perdía el tiempo destripando el largometraje fabulando retorcidas conclusiones intelectuales sino que contaba de qué iba, su argumento en unas pocas líneas que te daban la sensación entonces y ahora de que ya la habías visto porque Gasca te la había contado.

Recordad que eran tiempos en los que hablar de algo tan común hoy día como el vídeo y los computadores resultaba cosa de… ciencia ficción. Recordad que ni existía teléfono móvil ni video llamadas. ¡¡¡Joder, eso solo lo veías o lo leías en películas y novelas!!!

Me consta que Luis Gasca escribió otros libros. Libros sobre cómic, alguno firmado con Roman Gubern, y libros sobre cine. Uno de ellos centrado en el destape que publicó entrega por entrega la revista Interviú. Su muerte, como era natural, ha conmocionado al fándom nacional, y razones no faltan para lamentar la ausencia de un hombre que hizo todo lo posible para que España se adentrara en un cine y en unos cómics que, gracias a gente como él, comenzamos a llamar así, cómic, lo que antes reconocíamos como colorines, chistes o tebeos.

Leo también que Luis Gasca fue director del Festival de Cine de San Sebastián y que formó parte de una asociación de críticos de cómic. Creo, no obstante y como Groucho Marx, que saldría por patas si existe un club capaz de admitir a gente “como yo” pero no hay duda que su aportación como pionero a que todas estas revistas populares se establecieran en España se debe al tesón y el empuje de gente como Luis Gasca. Tipos que entendieron que el cómic y el cine del espacio (ese que se hace preguntas sobre cómo será nuestro futuro) son un arte.

Un arte que Gasca, se repite, contribuyó a que llegara a gente como quien ahora les escribe. Y tanto fue el efecto, tanto ruido hizo la detonación, que todavía –y a mi edad– sigo enganchado a ellos. A los cómics, al cine que me cuenta amenazas de otros mundos.

Y no vale solo dar las gracias. Vale en todo caso volver a sus libros y recordar que hace tiempo, eones si quieren, aquellos friquis pobres y progres (en eso no hemos cambiado demasiado) fuimos niños. Eso sí, niños más parecidos al de El pueblo de los malditos que a los otros. Niños, imaginaba uno entonces y ahora, que pensaban que el futuro era suyo. Nuestro.

Sobre si tenían razón o no eso, mucho me temo, es otra historia.

Saludos, gracias, desde este lado del ordenador

Fallece el arquitecto Vicente Saavedra

Jueves, Abril 22nd, 2021

El arquitecto Vicente Saavedra falleció el pasado miércoles, 21 de abril. Tuve la oportunidad de charlar con él en algunas ocasiones, siempre por motivos profesionales, y el recuerdo que tengo él es el de una persona extremadamente amable, dispuesta siempre a atender cualquier petición así como la de un apasionado de las artes plásticas

El paisaje de Tenerife cuenta con edificios que fueron diseñados por él o por su estudio, que compartía con Javier Díaz-Llanos. Estos son, entre otros, el astrofísico de Izaña, la Casa de la Cultura de Santa Cruz de Tenerife, las edificaciones turísticas de Ten-Bel, el Colegio de Arquitectos en Santa Cruz de Tenerife o las viviendas sociales de Añaza, La Hornera, Los Alisios y el Polígono de Ofra. Fue, también, uno de los promotores de la I Exposición de Esculuras en la Calle, que sigue siendo uno de los hitos culturales de la capital tinerfeña, y que en 2023 celebrará su 50 aniversario.

Reproducimos a continuación una entrevista que mantuvimos con Vicente Saavedra (27-2-2017) con motivo de la exposición Una colección para un viaje, muestra que fue resultado de la apuesta que un grupo de alumnos de la 85 promoción de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona realizó a inicio de los años 60 del pasado siglo para ganar algo de dinero en su proyectado viaje de fin de curso.

“Esta colección radiografía el arte de 1960”

Los trabajos que reúne la exposición Una colección para un viaje son resultado de la apuesta que un grupo de alumnos de la 85 promoción de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona realizaron hace ahora 57 años para ganar algo de dinero en su proyectado viaje de fin de curso. Uno de los implicados en aquella empresa, que logró recoger 141 dibujos originales de los artistas a los cursaron invitación para que les cedieran algún dibujo original, fue Vicente Saavedra, quien presenta hasta el 17 de abril en el Colegio Interinsular de Arquitectos de Canarias, 91 de aquellas obras firmadas, entre otros, Miró, Saura, Tàpies, Serrano, Chirino y  Vasarely.

- ¿Una colección para un viaje?

“En enero de 1960, los componentes de la 85 promoción de la Escuela Superior de Arquitectura de Barcelona, decidimos inventar algún procedimiento para, amparados en la fantasía propia de los 25 años de edad, poder financiar un “viaje final de carrera” que nos permitiera recorrer el mundo viendo la arquitectura que solo conocíamos por los libros y revistas. En ese momento, surgió la idea de pedirle a los arquitectos, escultores y pintores más famosos del mundo que, con su generosidad, nos ayudasen a iniciar nuestro sueño.”

- ¿Y a quién se le ocurrió la idea de formar una colección de arte?

“Después de analizar el sistema tradicional para conseguir los dineros necesarios para realizar el viaje de los 28 componentes de la promoción y comprobar que, con lo que teníamos hasta ese momento, solo conseguiríamos dar una vuelta por Cataluña, celebramos una reunión de curso para aportar nuevas ideas, distintas a las tenidas hasta ese momento y entonces, unos compañeros interesados en el arte contemporáneo, además de en la arquitectura, hicimos la nueva propuesta al resto y, desde ese momento, empezamos a trabajar como una pequeña empresa con un objetivo claro: “financiar un viaje dando la vuelta al mundo”, tal como expresábamos en la carta que recibirían los artistas seleccionados.”

- ¿Cuál fue la selección de artistas? ¿Quién se negó o no contestó para participar en esta iniciativa?

“Para poder empezar a desarrollar nuestra idea, deberíamos disponer de un listado de los nombres de los artistas y arquitectos a los que dirigirles nuestra petición. La relación de arquitectos surgió de forma natural, pues eran parte de nuestra formación en la Escuela de Arquitectura. Para la elección de los artistas españoles, contamos con la entusiasta colaboración del afamado crítico de arte Alexander Cirici Pellicer, que en aquel tiempo estaba organizando la creación del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, del mismo modo que ya existía en Madrid. La relación de artistas extranjeros nos resultaba mucho más difícil y para ello, pudimos contar con el catálogo de la exposición 50 años de Arte Moderno de la Exposición Universal de Bruselas de 1958, avalada por los Comisarios más prestigiosos de cada país representado en esa muestra. A partir de ese momento, todo el esfuerzo se concentraba en conseguir las señas de cada uno de los artistas que nos interesaban (no existía Internet ni ordenadores), para lo cual recurrimos a las diferentes embajadas y galerías importantes de las principales capitales europeas. De las 270 carpetas que enviamos, incluyendo una cartulina DIN A-4 con la inscripción 85 promoción de arquitectos. Barcelona. España, recibimos 141 respuestas y nos falló Picasso, a pesar de las tres carpetas que le hicimos llegar por distintos caminos.”

- Las obras iban, en un principio, a ser subastadas…

“Teníamos un compromiso con la Sala Gaspar de Barcelona para realizar en ella la subasta de todas las obras recibidas. Pero a medida que recibíamos los dibujos en nuestra Escuela, aumentaba la sensación de que se estaba formando una extraordinaria colección que no debía ser dividida, pues estaba constituida por un gran número de obras de los mejores artistas del mundo, realizados todas a la vez y para un grupo de estudiantes que se habían atrevido a pedirles una muestra de su arte para realizar un viaje. Las críticas recogidas en los periódicos del momento eran muy elogiosas para nuestra idea y estaba avaladas por críticos de prestigio, como Santos Torroella, Juan Eduardo Cirlot o Juan Teixidor. A la vista de todo esto, la promoción olvidó lo de dar la vuelta al mundo y decidió cambiar la subasta, por conseguir que la colección se quedase unida y con un solo propietario. La solución apareció milagrosamente, por la visita que realizó a la exposición el que era secretario del Colegio de Arquitectos de Barcelona, Antonio de Moragas, que propuso a la Junta General Ordinaria del Colegio de Arquitectos de Barcelona que la adquiriese en su integridad, y así evitar la subasta.”

-La exposición que ahora se exhibe en Santa Cruz de Tenerife también se expuso hace unos meses en Barcelona. ¿Quiénes son los que podríamos considerar sus comisarios y cómo se implicaron entonces en aquella aventura?

“Desde 1960 la colección fue guardada en el Archivo Histórico del Colegio de Arquitectos de Barcelona y solo fue expuesta unos meses en su nuevo edificio con motivo de su inauguración en 1962. Transcurridos cincuenta años, hicimos varios intentos para exponerla de nuevo, pero fracasamos cuantas veces lo intentamos. Ya habíamos abandonado la idea de sacar del Archivo la colección para exponerla en algún sitio, cuando tuvimos la suerte de que un amigo, abogado de prestigio y bien relacionado en Barcelona nos puso en contacto con la historiadora y crítica de arte Victoria Combalía que, después de tener acceso a la colección guardada en el Archivo del Colegio, aceptó ser Comisaria y buscar en Barcelona un lugar adecuado para su exposición. De esta forma, la primera quincena de enero de 2016 se pudo inaugurar en el Museo Can Framis de la Fundación Vila Casas, la exposición con el título Una colección para un viaje. El éxito obtenido durante los tres meses que permaneció expuesta la colección en el Museo Can Framis fue extraordinario y quedó constancia en los medios de información en los que reprodujeron entrevistas a la comisaria de la exposición Victoria Combalía y a los alumnos de la 85 promoción José María Sen Tato y Vicente Saavedra.”

- ¿Qué se pintaba en 1960. Lo pregunto porque respondiendo a la invitación 141 artistas?

“En el catálogo que se emitió en Barcelona acompañando la exposición, Victoria Combalía explica en detalle lo que se pintaba durante el año 1960,  indicando que la colección podría interpretarse como una suerte de radiografía del arte de aquel entonces. Asímismo, indica que  puede hablarse de una excelente muestra de casi todas las modalidades de la abstracción de aquella época: informalismo, tachismo, abstracción lírica, geométrica y espacialismo”.

- ¿Qué autores destacaría?

“Destacaría la presencia y generosidad de autores tan importantes como Joan Miró, Naum Gabo, Erich Heckel, Otto Dix, Giorgio Morandi, Lucio Fontana, Angel Ferrant, Max Bill, Antoni Tàpies, Hans Hartung, Karel Appel, César, Martín Chirino, Antonio Saura, Pierre Soulages, Rufino Tamayo, Victor Vasarely….completando la relación de 98 autores que componen la selección de los 141 que contestaron a nuestra carta invitación. Dentro de esta lista están incluidos los diez arquitectos que, por destacar alguno, citaremos a Walter Gropius, Richard Neutra, Gio Ponti, Saarinen y Alberto Sartoris (que da el nombre a la plaza que cubre las Salas de Exposiciones del Colegio de Arquitectos de Tenerife)”.
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- Y de los 98 dibujos que forman parte de la exposición, ¿cuál es su preferido?

“La mitad de los artistas expuestos son extranjeros y la otra mitad españoles. Existen varios nombres que componen la élite de la historia del arte contemporáneo internacional, y que figuran en muchos de los grandes Museos de las capitales del mundo, por lo que es difícil separar alguno del resto; lo más importante de esta colección es que está compuesta por autores que, al mismo tiempo, decidieron hacer un dibujo expresamente para un grupo de estudiantes que solicitaron su ayuda para hacer un viaje final de la carrera de arquitectura.”

- ¿Cuántos artistas españoles participaron en esta exposición? 

“La selección de los artistas españoles la había realizado  el crítico Alexander Cirici Pellicer, gran conocedor del arte que se hacía en España y por ello figuran todos los componentes del Grupo el Paso de Madrid, el grupo Dau al Set de Barcelona y artistas reconocidos de otras varias provincias españolas, de las que actualmente podemos comprobar su importancia, gracias a la información obtenida en Internet y en los Museos de los que forman parte. Hay que tener en cuenta que en la actualidad no vive ninguno de los artistas extranjeros y de los españoles solo viven nueve. Los canarios que participaron en la selección fueron Manolo Millares y Martín Chirino.”

 
 
“El viaje fue un éxito”

Resuelta la colección, ¿cómo fue el viaje? “El viaje fue un éxito”, sentencia Vicente Saavedra, que explica que salieron desde Barcelona hasta Helsinki y vuelta por otra ruta distinta para poder contemplar  todas las obras de arquitectura que “nos habíamos propuesto conocer. Empezamos visitando la capilla de Ronchamp, del arquitecto Le Corbusier, que puede considerarse como una de las obras de arquitectura mas importantes de la historia y en Dinamarca estuvimos en varias obras del arquitecto Arne Jacobsen, especialmente en el edificio de la SAS de Copenague, impresionante por el altísimo grado de intervención en cada uno de sus detalles. Cerca de Copenague existe el Luisiana Museum, ejemplo de un edificio creado para el arte, integrado en la naturaleza y con actividades complementarias que lo convierten en un santuario para la cultura. En Rotterdan pudimos conocer bien la reconstrucción de su nuevo Centro Comercial, que había sido destruido completamente durante la guerra. En la maravillosa ciudad de Estocolmo visitamos, además de su centro histórico, sus nuevos barrios periféricos, ejemplo de un  moderno desarrollo urbanístico. Las obras del arquitecto finlandés Alvar Aalto, merecerían todo un libro para explicarlas y en Helsinki disfrutamos visitando algunas. En Finlandia pudimos conocer pueblos nuevos, como Tapiola, que son ejemplo de intervenciones con respeto absoluto a la naturaleza y al paisaje. En París, visitamos el edificio de la Unesco, en el que participó el arquitecto Bernard Zehrfuss, y que contiene varias obras de artistas  que están en nuestra colección, como Miró, Rufino Tamayo, Llorens Artigas, Calder, Appel y Vasarely. Como dato curioso y singular de este viaje, el catedrático de proyectos que teníamos, entendió muy pronto que habíamos tenido una idea que, por lo nuevo y original, nos ocupó todo nuestro tiempo desde enero hasta mayo, por lo que no éramos capaces de sacar la capacidad necesaria para dedicarnos seriamente a realizar el obligatorio proyecto fin de carrera. En esas circunstancias, nos propuso que hiciéramos durante el viaje un riguroso estudio de todas las obras que íbamos a visitar y que presentásemos a la vuelta un libro que recogiese todas nuestras impresiones, tanto favorables como críticas, y así lo hicimos entregando el llamado desde entonces el libro verde que forma parte importante de esta exposición”.

Fallece Monte Hellman, entre ‘Carretera asfaltada en dos direcciones’ y ‘La iguana’

Miércoles, Abril 21st, 2021

Hollywood también tiene a sus malditos y uno de ellos es el cineasta Monte Hellman, nacido Monte Hay Himmelman, y que falleció este miércoles, 21 de abril de 2021, a la nada desdeñable edad de 91 años.

Fue lo que se dice un marginado en la industria del cine pero logró rodar un puñado de películas que por raras merecen ser repasadas un día de estos. La mayoría de los iniciados recuerdan su Carretera asfaltada en dos direcciones y también Gallo de pelea, un filme que adapta la novela del mismo título de Charles Willeford, otro maldito pero de la literatura norteamericana, autor de una obra maestra del género negro y criminal, Miami Blues, donde entre tanta violencia circula con toda la tranquilidad del mundo un sentido del humor que desarma a cualquiera.

Rodó además western con Jack Nicholson, un actor grande, tan grande que a decir de quienes lo conocen, tiene un corazón igual de gigantesco. Nicholson lleva ya diez años apartado del cine y no sé si alguien le habrá comentado la desaparición de quien fue compañero de trabajo y también de alguna juerga.

Lo que no dicen las crónicas es que Monte Hellman dirigió a finales de los 80 un largometraje, La iguana, que era perfecto para un tipo como él. Desgraciadamente, el filme no resultó lo que tenía que ser aunque queda como una rareza más en la filmografía de un cineasta al que le costó levantar proyectos y sobrevivió como pudo en un mundo tan competitivo y adorador del dinero como es Hollywood, donde te disculpan siempre que ganes mucho dinero. Con independencia que lo hecho sea una de súper héroes, otro clon de tipos enmascarados y vestidos con leotardos.

La iguana, como sabrán algunos, es la adaptación de una de las mejores novelas de aventuras del escritor y periodista tinerfeño Alberto Vázquez Figueroa, quien inspirado en un hecho real narra la vida de un marinero irlandés al que apodan La iguana por su aspecto que termina en una de las islas del archipiélago de Las Galápagos, y de la que se declara rey. El filme, que tiene una duración de 88 minutos, es una producción italiana que se rodó en gran parte en Lanzarote y cuenta en su reparto con Everett McGill, Fabio Testi, Michael Bradford y Jack Taylor, entre otros. Se puede descargar si se busca en la red, pero solo tiene interés para los seguidores del cineasta, quien firma una digna versión para el cine de esta aventura para adultos con mirada muy personal.

No se trata, sin embargo, de una de sus mejores películas y la pobreza de producción explica el escaso eco que tuvo cuando se estrenó en cines, donde duró muy poco en cartel. Pese a todo respira muchas de las constantes que marcaron la errática filmografía del cineasta. Un tipo que se rodeó, aunque no fue el caso de La iguana, de actores más o menos habituales. Warren Oates fue uno de ellos. Lo verán como protagonista en Gallo de pelea y El tiroteo, uno de esos western lisérgicos que rodó con Jack Nicholson, dos películas que junto a la mayoría de su no demasiado copiosa filmografía da prioridad a los grandes escenarios, paisajes donde se pierden como hormigas los personajes que transitan por sus películas.

Reivindicado por ese gran rescatador de “olvidados, malditos y marginados” que es Quentin Tarantino, quizá su muerte a los 91 años despierte el entusiasmo entre algún cinéfilo por ver su cine y mantener la llama de su memoria encendida.

Hasta ese momento, aprovechen y enfréntense a sus películas sin la espesa infulencia intelectual del universitario. Con su muerte desaparece una leyenda.

Un maldito del cine norteamericano.

Fallece la poeta y escritora Olga Rivero Jordán

Jueves, Abril 15th, 2021

La larga vida de Olga Rivero Jordán (San Cristóbal de La Laguna, 24 de noviembre de 1928-14 de abril de 2021) estuvo marcada en sus inicios por la tragedia de la Guerra Civil. Su padre, Luis Rivero, primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de La Laguna,fue preso gubernativo al inicio del golpe militar producido a mediados de julio de 1936, huella que se grabó al rojo vivo en su memoria. Quizá eso explique que desde muy joven sintiera una poderosa atracción por la lectura que, según las fuentes, quedó bien alimentada gracias a las obras que contenía la biblioteca del Instituto de Canarias y que organizara año más tarde tertulias en la que se hablaba de lo divino y lo humano en el Ateneo de La Laguna.

Las crónicas subrayan de una u otra manera que la educación intelectual de Olga Rivero Jordán fue fundamentalmente autodidacta, lo que también explica que su primer libro lo publicara muy tarde, ya con cincuenta años con el título de Los zapatos del mundo, aunque previamente mantuvo una actividad como articulista en periódicos de la provincia, entre ellos Diario de Avisos.

Más narradora que poeta, su obra que forma parte de varias antologías (Escritoras canarias del siglo XX y Antología de 100 escritoras canarias) se caracterizó por una escritura que en palabras del poeta Antonio Arroyo Silva “es único e irreemplazable, producto de un mestizaje expresivo y una memoria poética que recorre desde el primer balbuceo hasta la mayor profundización en el espíritu humano. Su verso seguro va más allá de los límites académicos de escuelas, generaciones, movimientos y prosodias”.

El Gobierno de Canarias la homenajeó en octubre del 2020 en la tercera edición del Día de las Escritoras, un reconocimiento que probablemente le llegó tarde pero que intentó poner en valor la trayectoria de una mujer que antes de identificarse con generaciones sostuvo siempre que era “poeta” porque “creo en la poesía”, así lo recoge la investigadora Bárbara Rodríguez Martín cuando escribe sobre ella en el libro colectivo Escritoras canarias del siglo XX: de la invisibilidad al reconocimiento, capítulo en el que destaca de Olga Rivero Jordán “su gusto por el verso libre, el experimentalismo tipográfico, el cultivo del poema en prosa” y el eco surrealista en muchas de sus composiciones.

A modo de despedida, reproducimos los versos de su poema Sola:

Sola
con el tejido
de mi carne
compongo mariposas
alas que llegan
al final
del universo
.