Cinco reflexiones ‘hitchcorianas’ sobre cositas culturetas Can-Arias. Y de regalo, ¡¡¡un extra!!!
Domingo, Enero 24th, 2010EL HOMBRE QUE SABÍA DEMASIADO
Desde que tengo uso de razón si hay un escritor canario que se encuentra más allá del bien y del mal es Félix Francisco Casanova. Y ello pese a que nos dejó una obra breve pero intensa. Tan intensa que algunos iluminados la califican ya como la de un Rimbaud canario. Que a mi me parece casi lo mismo que decir eso del lagarto gigante: especie autóctona de sangre fría a la que le gusta calentarse al sol.
Dejando antipáticas etiquetas a un lado, sí que es una buena noticia saber que la editorial Demipage reedita ahora la novela El don de Vorace y su Diario, lo que pongo en conocimiento de todos aquellos que todavía ignoraban esta noticia.
Transcurrido mucho, mucho tiempo después de su muerte –a los 19 años y en “extrañas” circunstancias como nos recuerdan las crónicas que se han ido publicando porque se reeditan estos dos textos esenciales del malogrado escritor– creo que la gran suerte pero también la gran desgracia de Félix Francisco Casanova fue la de saber demasiado en unos tiempos (como también son los actuales) donde se premia casi todo menos, precisamente, saber demasiado.
Entre los mejores textos que he leído sobre el nuevo revival Casanova (¿le dedicará el Ejecutivo regional el Día de las Letras Canarias en el año 3.000?) se encuentra este formidable artículo que firma el escritor Juan José Armas Marcelo en el suplemento cultural ABCD de las artes y de las letras publicado el sábado pasado, 23 de enero…
YO CONFIESO
Les confieso que no he seguido con mucha atención la que se está liando por no concederle la subvención “prometida” al Centro de la Cultura Popular Canaria. Pero es que a mí esto de los repartos de subvenciones siempre me ha puesto los pelos de punta. Y más, como dicen, si la misma era “prometida”. ¿Prometida?
No creo que a estas alturas nadie ponga en duda la labor desarrollada por el Centro desde que comenzó su andadura en la noche de los tiempos pero permítanme al menos observar que dentro de esas reivindicaciones que están lanzando numerosos notables culturales de esta tierra canaria, así como políticos de todo signo y de toda condición para que nada cambie y todo siga igual, que se repita y repita que la política de publicaciones del CCPC siempre ha sido exquista e impecable… qué baje la santísima Virgen de Candelaria y lo vea…
CON LA MUERTE EN LOS TALONES
Leo con ancha sonrisa en la edición de pasado jueves de Diario de Avisos que el escritor gallego Manuel Loureiro acaba de publicar la segunda entrega de su historia de zombis Apocalipsis Z (Plaza&Janés), titulada Los días oscuros. Y si bien admito que hasta aquí nada nuevo bajo el sol, el chiste profético me asalta cuando me entero que en esta segunda entrega los cuatro supervivientes del primer volumen recalan en Lanzarote donde son rescatados por un grupo de personas que procede de Tenerife, quienes les informan del apocalipsis zombi mundial. ¡Sólo Tenerife y Gran Canaria han logrado escapar de los no muertos! Aunque…. En ambas islas se ha declarado la guerra civil.
Y yo pienso, llevándome las manos a la cabeza, que tiene que ser uno de esos godos a los que tanto quiere el concejal del Ayuntamiento de la capital tinerfeña Hilario Rodríguez quien nos revele en clave de ficción uno de los posibles futuros alternativos del dichoso y ya cansino pleito insular…
LA SOMBRA DE UNA DUDA
Me tranquiliza un lector del blog al suponer que el anunciado the end de Mueca está aún en el aire. Y que sus festivaleros organizadores se han adelantado a la jugada sospechando la reacción a la contra del nuevo alcalde del Puerto de la Cruz, a quien conocemos por esta bitácora cariñosamente como Copito de Nieve.
Si eso es así, espero que Copito recule, se dé cuenta de lo que hace y dé luz verde a un certamen que no es que enriquezca al Puerto de la Cruz ni a Tenerife, es que enriquece a Canarias toda.
Quizá si la muchachada de Mueca convence al primer edil de que este Festival, además de traer a comediantes que hacen el ganso por las calles de la ciudad turística, también reparte dinero, pasta o parné en ese Puerto de mi Cruz igual se lo piensa antes de condenarlo a la nada….
FALSO CULPABLE
Me alegro lo que se dice un montón que Enrique Carrasco esté en estos momentos grabando el documental Gonsalvus, un canario en la kunstkammer. Me consta que se trata de un proyecto largamente acariciado por el periodista y cineasta tinerfeño.
Persona, además, que fue de las primeras que descubrió al tal Petrus Gonsalvus, un tinerfeño con exceso de vello que causó asombro en las cortes europeas del siglo XVI…
EXTRA: CORTINA RASGADA
Cuando era pequeñito y no entendía una palabra solía ir al maestro o a la mestra (porque en ese tiempo eran maestros y maestras y no profesores y profesoras) y le preguntaba qué quería decir (pongamos un ejemplo): ”corrupción”. El maestro o la maestra me respondían entonces casi siempre lo mismo: “búscalo en el Diccionario”. Les cuento esto porque el titulito hitchcoriano de este comentario es para “iniciados” y no me apatece contarles que Cortina Rasgada es una ironía de lo que se llamaba Mundo Libre cuando se lograba “pasar” a Occidente a alguien del otro lado del Telón de Acero y… ¡vaya, cojones, si casi se lo he dicho todo!
Les contaba esto porque ayer, sábado, quien les escribe se encontraba en uno de esos centros comerciales más perdido que uno de los protagonistas de la serie que hace tanto furor cuando de repente sus ojos se tropiezan con el único dvd que les quedaba de la miniserie ¡¡¡The Company!!! a precio de risa maríaluisa.
Como sabrán, cabestros, no hace mucho devoré las casi 1.300 páginas de la novela que la inspira, de Robert Littel, un escritor que para quien les escribe está a la misma altura –o más– de John Le Carré. De hecho, he tenido tiempo para masticar otras historias del autor como El Rizo y Leyendas, y es tanta mi obsesión que continuo a la captura de más novelas de este señor en el Rastro de la capitá con el mismo entusiasmo de un caballero de la Mesa Redonda tras el Santo Grial.
Cabe añadir, no obstante, que sin poca fortuna.
Pero ¿y qué?
Les contaba que me hago con la miniserie The Company. Y que me pego las cuatro horas bien entrada la noche.
¿Conclusión?
No la recomendaría si no han leído la novela.
Verdad de verdades…
Saludos, a lo “no preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregunta qué puedes hacer tú por tu país”, desde este lado del ordenador.