Archive for Octubre, 2019

El cortometraje Selfie, de Nayra Sanz Fuentes, participa en IDFA

Miércoles, Octubre 30th, 2019

Tras su estreno nacional en la 16ª edición de DocumentaMadrid y de su participación en la 51ª edición de Alcances (Cádiz), la cineasta canaria Nayra Sanz Fuentes será la única directora española que competirá con Selfie en la Sección Oficial de Cortometrajes de la 31ª edición del prestigioso IDFA, donde presentará el film el próximo 21 de noviembre.

Selfie participará antes en la Sección Divergencias de Alcine (Alcalá de Henares), el 8 y el 10 de noviembre en la 61ª edición de Zinebi (Bilbao).

Selfie, Sub Tearre y En esas tierras así como el que completará el cuarteto, Derivas, se relacionan entre sí por su acercamiento formal.

En todos ellos la directora ha querido acercarse “a espacios abiertos y públicos en los que, sin hacer un proceso de intervención, me han permitido reflexionar sobre temas temporales como los límites entre la vida y la muerte, la conformación histórica y presente de nuestras (no) identidades, el choque entre una sociedad egotista y otra omnisciente y sobre la deriva que implican profesiones milenarias frente a otras contemporáneas”.

Saludos, cruzamos los dedos, desde este lado del ordenador

No tan decepcionantes

Martes, Octubre 29th, 2019

Diecisiete relatos sobre la decepción y otros tantos sencillamente decepcionantes (Baile de Sol, 2019) de Naira Marco descubre a una escritora a la que habrá que seguir los pasos porque rompe esquemas, indaga en las dobleces del alma humana y nada en un extraño océano que en ocasiones termina mezclándose con las agitadas aguas de la ironía.

El libro que ahora presenta Baile del Sol fue seleccionado en el concurso con Editores del Festival Índice y se lee con emocionante rapidez no solo por la brevedad de algunas de sus historias sino porque la mayoría terminan por enganchar, despertar la curiosidad de un lector sorprendido ante la forma y el fondo de estos relatos escritos, casi parece, como si salieran a trompicones del alma de su autora.

Los cuentos que configuran este volumen tratan varios asuntos aunque el que planea sobre todos ellos es la decepción que ya se advierte en el título de una recopilación de piezas que si bien pueden leerse de manera independiente se recomienda hacerlo de forma alterna, como si se jugara a la rayuela con el libro. En este aspecto, no funciona igual si se lee de principio a fin.

Muchas de las historias que contiene se desarrollan en Canarias pero Canarias y en concreto la isla de Tenerife es un escenario que opera más como marco que como geografía que determina el carácter de una galería de personajes que andan a la deriva en unas historias escritas más con el corazón que con la cabeza.

Esta sensación de que estén escritos desde las tripas es lo que hace que la mayoría de los relatos resulten tan auténticos y en ocasiones desarmantes por los conflictos que proponen. En la contraportada se informa que con estos 34 relatos, 17 sobre la decepción y los restantes sobre otras cosas, más allá del humorístico subtítulo con el que la escritora pretende redondear esta obra, se revela un talento que indaga en las miserias humanas sin desdeñar cierto apunte existencial que redondea un libro que genera cierta controversia por los retratos, en ocasiones casi instantáneas, que dibuja de sus protagonistas. Muchos de ellos seres a la deriva, náufragos que van de un sitio a otro con un inquietante automatismo.

Dicen que la escritora quiere rendir tributo a la decepción pero no lo veo tan claro. La decepción es una excusa para añadir una retahíla de historias que más que decepcionantes, en el sentido literario y no literal del término, plantean un juego el que Naira Marco más que radiografiar decepciones visualiza frustraciones. Esas frustraciones que salpican la vida cotidiana. Las zancadillas invisibles a las que nos enfrentamos el día a día y una y otra vez porque, dice el dicho, el hombres es el único animal que tropieza dos veces.

Al margen de leer estas historias se recomienda también leer una contraportada que bebe de la misma fuente de contradicciones ingeniosas que inundan los relatos. Les dejo un ejemplo que no hay que tomarse demasiado en serio quizá porque se intuye que está escrito con toda la seriedad del mundo:

“Al leerlas pueden ocurrir dos cosas: que resulten efectivamente defraudadoras, o que no parezcan tan inconsistentes como se esperaba, lo cual sería fuente, asimismo, de decepción. El éxito en la consecución de su propósito está pues garantizado. Se felicita por ello a la espera de que otros tengan a bien felicitarla más adelante. Podrá no gustar, pero este libro, ténganlo por seguro, decepcionará”.

El volumen incluye relatos con distinta extensión y se equivoca la contraportada cuando asegura que decepcionará porque si bien hay unos menos logrados, los más extensos, sí que cuenta con otros que se meterán al lector en el bolsillo ya que además de lo que cuenta, cuentan con un subtexto que llega y en ocasiones incluso golpea con la fuerza necesaria para descubrir que no se tratan solo, solo, de pequeñas y decepcionantes historias sobre decepciones.

El libro incluye entre otros Una historia de amor crepuscular que relata no en uno sino en varios cuentos distribuidos de manera alterna lo que puede suceder con la puesta de Sol. Otras de las narraciones discurren en escenarios diferentes que bien pueden ser los de la isla de Tenerife –me agrada sobre todo Caminando por Tegueste no solo por su oscuro naturalismo– como París, escenarios donde una serie de personajes obligan a observar con atención a una narradora que posee mirada.

Una mirada opuesta a la que en un principio podía imaginarse, lo que manifiesta la notable capacidad que tiene para adentrarse y explorar el cuento corto y hacer que el lector se adentre y explore ese universo a través de su escritura. Una escritura que se adapta a cada uno de los relatos, lo que hace que en conjunto el resultado final sea rico por variado.

Los protagonistas, por otro lado, se adaptan al curso de la historia. Historias que hablan sobre decepciones y fracasos con una sobresaliente capacidad de conmover y esperar, se ha dicho ya, por dónde irá la literatura de esta escritora.

Saludos, después de la lluvia, el sol, desde este lado del ordenador

Pesadillas con niños para adultos algo adolescentes

Lunes, Octubre 28th, 2019

El instituto, la nueva novela de Stephen King, vuelve a escarbar en las entrañas de un escritor que parece que ya lo ha dado todo en el género de terror, género que puso patas arriba hace ya varias décadas. Esperar por lo tanto algo nuevo del escritor es como buscar agua en el desierto lo que no importa si uno se pliega a su forma de contar historias por muy repetida que resulte la fórmula que lo mantiene como indiscutible rey de lo extraño.

La novela cuenta con unos capítulos iniciales aterradores pero a medida que avanza la trama –bastante retorcida cuando describe el funcionamiento de la institución en la que están confinados los niños– no termina de estar bien armada lo que la coloca en otra de las obras con piloto automático que jalonan la carrera de un autor que ahora se mueve mejor en ficciones realistas que en las fantásticas, aunque no por ello resulte interesante observar cómo da la enésima vuelta a su universo narrativo, repleto de claves netamente del escritor.

En El instituto vuelve a reunir a unos protagonistas que son menores de edad y a plantear un mundo adulto que tiene dos caras bien diferenciadas. La familiar y la oscura y envenenada que representa en la novela los adultos que trabajan en una institución que se sirve de niños con poderes especiales, la telequinesis y la telepatía, para utilizar sus facultades con siniestros objetivos políticos y militares.

Luke Ellis, de doce años, es secuestrado por una extraña organización que asesina a sus padres. El joven no lo sabe cuando despierta en unas instalaciones donde pronto descubre que está con otros compañeros de más o menos las mismas edades a los que se someten a pruebas y torturas si se niegan a colaborar con sus captores. En este instituto a los niños se les invita a beber alcohol y fumar ya que son más obedientes si recaen en uno de estos vicios.

La novela cuenta con éste y otros elementos para incomodar al lector, quien se pregunta qué diablos quiere esa gente y en qué están convirtiendo a estos chavales. El edificio en el que se encuentran posee otras alas que son zonas prohibidas y en la que desaparecen de tanto en tanto algunos de los internados. Se supone que regresan a casa, se les dice, pero todo es demasiado raro para que Luke y sus grupos de amigos se lo crean.

Contado así parece un cuento infantil, una versión siglo XXI de Pinocho, solo que en manos de King se convierte en un relato con niños para adultos algo adolescentes.

El libro se toma lo suficientemente en serio para que uno acepte las reglas del juego que dispone el autor, las mismas de siempre. Así que no generará sorpresa al lector iniciado en su universo, quien lee con una medida distancia otro libro que se saca de la chistera el autor de El resplandor, otra historia con niño, otro cuento de fantasmas para adultos algo adolescentes.

Si se conoce la producción literaria de King, El instituto le sabrá a ejercicio rutinario de un hombre al que ya se le publica todo lo que escribe. No por ello, la novela fracasa en el intento pero no deja satisfecho del todo. Lo que cuenta es conocido aunque los escenarios y los protagonistas sean otros.

La literatura de Stephen King se ha vuelto con el paso de los años más compacta, y se agradece que dentro de ese estilo que es suyo, simultanee el horror con un sabroso sentido del humor que ha ido puliendo con el tiempo.

Ofrece, en este sentido, una lectura teñida de sátira sobre la actualidad de su país y su actual presidente, Donald Trump, un personaje que parece sacado de cualquiera de sus novela solo que es real pero que le sirve para cuestionarse hasta donde se puede llegar si nos mueve el interés personal. En la novela, se llega al secuestro y explotación de niños.

La organización que se encarga de toda esta tarea está bajo las órdenes de un grupo de poderosos que cuenta con otros institutos repartidos en varios lugares del mundo, uno de ellos en España. Se supone así, que la rebelión que se describe en el libro podría ser la primera de una cadena que, probablemente veamos en próximas novelas si King decide continuar con la senda abierta en El instituto.

La novela explora por otro lado la historia de un adolescente con poderes. Ya lo hizo en Carrie, en Ojos de fuego, también en El resplandor y en otras tantas solo que ahora mezclado y vestido con un disfraz hecho con retales de de sus libros anteriores. Queda la extraña y nada sutil sensación de que esto ya lo he leído yo solo que no en ningún libro de Stephen King y sí de John Farris en La furia, una novela que fue llevada al cine por Brian de Palma, director también de Carrie y en la que contaba la historia de dos adolescentes con poderes encerrados en… un instituto especial.

La nueva novela de King funciona porque hay oficio, oficio para mostrar la facilidad con la que se mueve en el terror con niños para adultos algo adolescentes

Saludos, démonos la paz, desde este lado del ordenador

Leonardo Padura, protagonista hoy de Periplo 2019

Viernes, Octubre 25th, 2019

Periplo el Festival Internacional de Literaatura de Viajes y Aventuras de Puerto de la Cruz acogerá hoy en el patio del Museo Arqueológico de la ciudad turísticas tres encuentros con escritores que no deberían de perderse. A las 17,30. el ensayista Javier Cacho será entrevistado por la periodista y viajera Meritxell-Anfitrite Álvarez Morales. Cacho presenta en Periplo el libro Héroes de La Antárida, en el que adentra al lector en la necesidad del ser humano por explorar el mundo que lo rodea por muy inhóspito que resulte. Finalizado el diálogo esta previsto que los periodistas Salvador García y José Naranjo hablen con José Manuel Peruyera, un asturiano que estuvo internado ocho años en campos de concentración en Francia y Alemania. Hijo de padres republicanos a los que perdió durante la Guerra Civil, Peruyera reside desde los años sesenta en la capital grancanaria.

Cierra esta jornada de charlas el escritor cubano Leonardo Padura, autor de más de veinte libros y de unas doce novelas entre las que se encuentran las correspondientes a la serie protagonizada por Mario Conde, la última de las cuales, La transparencia del tiempo, se publicó en 2018.

A las 20 horas se entregarán los Premios Periplo al escritor Leonardo Padura, la activista Asha Ismail, José Manuel Peruyera y al periodista Alfonso Armada.

Saludos, es para no perdérselo, desde este lado del ordenador.

Estamos de viaje, estamos en Periplo

Miércoles, Octubre 23rd, 2019

El Festival Internacional de Literatura de Viajes y Aventuras de Puerto de la Cruz continúa su periplo a lo largo de esta semana así que hacen muy mal si no se acercan a este encuentro con las letras arriesgadas, las que cuentan experiencias en lugares remotos y no tan remotos. Para esta tarde, el programa incluye a partir de las 17,30 una entrevista con Fran Torrens bajo el título de Burung, de Austrralia a Nepal viendo pájaros; el periodista José Naranjo que presenta a las 19 horas el libro El rìo que desafía el desierto y otras crónicas africanas y, por último a las 20,15, Pilar Tejera que hablara de la obra Reinas de la carretera en la que explica cómo las primeras mujeres ciclistas, a lomos de una motocileta o en automóvil contribuyeron a la liberación femenina.

Y mañana mas. Mucho más en Periplo.

Saludos, recorriendo el mundo sentado en una silla, desde este lado del ordenador

Esther Bendahan: “Los sefardíes pertenecen a una región de España sin territorio”

Martes, Octubre 22nd, 2019

La literatura de Esther Bendahan Cohen (Tetuán, Marruecos, 1964) gira en torno a varios temas. Uno de ellos es Sefarad, España para la amplia comunidad sefardí que está desplegada por el mundo. El otro son tres ciudades que la han marcaron como persona y escritora: Tetuán, Madrid y Tel Aviv.

Esther Bendahan Cohen es directora del Instituto de Estudios Judíos, centro adherido al Ministerio de Asuntos Exteriores del Gobierno de España, y autora de una notable producción en la que se encuentra poesía, narrativa y ensayo.

La escritora fue una de las invitadas de la segunda edición del Festival Hispanoamericano de Escritores que se celebró en Los Llanos de Aridane, La Palma, a inicios de septiembre de este año, espacio con las letras en las que Bendahan Cohen intervino en algunas de sus mesas redondas y firmó ejemplares de sus libros.

Es autora de Tetuán, Déjalo, ya volveremos, El secreto de la reina persa, Deshojando alcachofas y Sefarad es también Europa, el otro en la obra de Albert Cohen, un escritor sefardí como ella y al que considera como “un hermano literario”.

- Tetuán, Madrid y Tel Aviv son ciudades que están presentes en su obra.

“Todas estas ciudades tienen que ver con mi relato. Tetuán fue la ciudad en la que nací y en la que oí todo el relato familiar de los míos, la familia sefardí que llega a Tetuán en 1492 y que se mezcla con otras familias de exiliados judíos y musulmanes que proceden, dicen, de Granada. Tetuán es el relato de mi padre y de cómo eran las calles, el casino de la ciudad. La recuerdo a veces con cariño y otras con tristeza porque fue allí donde asesinaron a mi abuelo. Madrid es la ciudad en la que vivo y con la que mantengo una relación extraña. Es una ciudad de acogida en la que viví toda mi infancia pero es tan grande que resulta difícil encontrar paisajes en ella. Es una ciudad que vive como en barrios. Como decía Alejandro Gándara, Madrid es a veces una línea que te une al barrio. Quiero a Madrid pero por trozos. En cuanto a Tel Aviv es una ciudad muy mediterránea, una ciudad de acogida, alegre y en la que cada vez que voy me siento muy fuerte. En estos tres espacios hay algo de imaginación y en todos ellos hay algo de mí que puedo descubrir en el futuro”.

- ¿Y de que forma aparecen estas ciudades en sus novelas?

“Tetuán ha aparecido en varios de mis libros como Déjalo, ya volveremos, que fue traducido al italiano y al francés y en la que aparece como una ciudad de ida y vuelta que para mi conserva la memoria del pasado pero también de mi presente. Tel Aviv surgió inesperadamente en un libro de poesía y Madrid es el lugar de salida de referencia, el lugar en el que escribo todo lo que escribo”.

-¿Cómo cree que observan los españoles a los judíos españoles sefardíes?

“Ahora sale un libro que trata sobre la idea que se tiene de los judíos y de lo sefardí. Sefarad significa España por lo que formo parte del pueblo judío vinculado a España, un país que nos ve de forma tradicional, estereotipada y cariñosa aunque a veces en algunos medios haya cierto antisemitismo por desconocimiento. Esto ha quedado también en costumbres residuales como la de beber matajudíos en un pueblo de León y que te duele cuando lo escuchas. Por otro lado y a nivel intelectual hay un gran trabajo de búsqueda y cercanía que ha logrado que la cultura sefardí y la judía se incorpore a la tradición española”.

- ¿Qué labor desarrolla el Instituto de Estudios Judíos?

“El Instituto depende del Ministerio de Exteriores español y forma parte de la diplomacia pública. Hay un reconocimiento del Gobierno por asumir esta parte de la cultura sefardí española. Los trabajos se realizan en varias líneas como cultura y educación sobre el Holocausto si bien España no tuvo relación directa con la Soah se está realizando un trabajo impresionante. Más de mil profesores han sido becados para que estudien la Soah, que es el término hebrero para referirse al Holocausto”.

- ¿Qué papel desarrolla la mujer en la comunidad sefardí?

“Como en todas las tradiciones es muy conflictivo pero existe una reivindicación por parte de algunas mujeres. El pueblo sefardí se ha comportado de acuerdo a sus leyes judías que son más bien igualitarias aunque diferencia roles. En el pasado el papel de la mujer tuvo más importancia en la educación y el desarrollo de las tradiciones y la transmisión de una lengua”.

- ¿Se mantiene el ladino?

“Se mantiene en países como Bulgaria y Turquía y se organizan ciclos y cursos para generar vínculos de trabajo. En mi caso, escribo en español porque la hajetia se habla en el norte de Marruecos y se ha quedado un poco en el ámbito privado pero uso el ladino en mis novelas si un personaje lo habla aunque mi lengua natural es el español mal hablado porque mezcla muchas palabras de lo que se llama el español del Estrecho que no es ladino”.

- ¿Hasta que punto pesa los sefardí en su literatura?

“Es muy importante porque cuando formas parte de una minoría pretendes incorporarla al mundo en general. A veces lamento el peso que tiene esta reflexión sobre Sefarad porque casi es un compromiso, parece que quieres explicarte por pertenecer a un grupo minoritario. Cuando a Albert Cohen lo llamaron judío en una calle de Marsella se pasó la vida escribiendo para explicar quién y de dónde venía. En mi caso, a veces siento ese peso pero creo que me he liberado ya de él porque lo que escribo ahora refleja la realidad actual. Me siento comprometida con algo que tiene que ver más con lo que vivo hoy y menos con el pasado”.

- ¿Qué significa España para los sefardíes?

“Es fundamental. Cuando se formuló la Ley de Nacionalidades muchos sefardíes solicitaron el pasaporte español como un símbolo. El escritor francés sefardí Pierre Assouline pidió la nacionalidad española como un símbolo. Assouline es autor de un libro, Volver a Sefarad, en el que cuenta su peripecia para solicitar el pasaporte como si fuera eso, un símbolo. Otro escritor que lo ha solicitado por lo mismo es Edgar Morin”.

- ¿Y qué significa para usted Albert Cohen, escritor a quien dedicó un ensayo?

“Fue como un hermano literario. Cuando empiezas a escribir buscas modelos, referencias. Albert Cohen me encantó al principio pero luego me dejó de gustar y ahora me vuelve a gustar. Albert Cohen representa muy bien el mundo sefardí, a veces exagerado, melancólico, distante y racional en otros. Reconozco en su obra a familiares y gente que conocí y un mundo que me rodeaba que refleja muy bien en sus obras. Me gusta mucho su humor y como caricaturiza lo que le rodea y la manera que tiene de representar algo que acaba más o menos en su tiempo: el conflicto de ser judío en occidente. Albert Cohen comenzó a escribir muy pronto y terminó muy tarde y durante ese proceso incorporó cosas. Sus personajes reflejan a la intelectualidad judía de su tiempo como algo muy importante”.

-¿Qué escritores sefardíes recomendaría para iniciarse en estas literaturas?

“Destacaría, entre otros nombres a Jacobo Israel, que está escribiendo una historia de los judíos que pasaron por España como Margarita Nelken y Max Aub que si bien no fueron judíos sí que lo fueron al formar parte de Sefarad que significa España”.

- ¿Qué libro cree que es el mejor para iniciarse en la lectura de la obra de Esther Bendahan?

“Recomendaría que comenzasen con Tetuán, editado en Confluencias. Se trata de un libro pequeño en el que su editor depositó mucho cariño. Es una obra fácil de leer que te lleva a un viaje de ida y vuelta”.

- ¿En qué está trabajando ahora?

“Estoy trabajando en varias cosas. Una de ellas es un libro, La autora, que propone una reflexión sobre el arte y que se plantea como una auto ficción en la que escribo sobre los vínculos que se establecen con una obra de arte y los conflictos que genera a la hora de establecer prioridades, más cuando se escribe y se tiene la obligación de guardar silencio”.

- Y por último, ¿considera que los españoles miran de otra forma a los judíos?
“No, si bien hay de algún modo una cierta diferenciación aunque el otro está cada vez más incorporado, integrado. La situación se ha normalizado. Jacob Hassan decía que ser sefardí significa pertenecer a una región de España solo que sin un territorio transversal y sobre esa idea he intentado trabajar siempre”.

SEFARDÍ Y ASKENAZÍ

Las diferencias que existen entre sefardíes y asquenazíes son mínimas, explica Esther Bendahan Cohen, aunque “para otros sean abismales”, añade.

Entiende que su cultura participa tanto de la literatura de Elías Canetti como de la de Isaac Bashevis Singer porque se nutre de ambos. Al margen de literatura, las diferencias son de vivencias y lugares. Unos se fueron a vivir a España y otros a Alemania y resultado de ello fue el ladino para los judíos de origen español y el yiddish para los de origen alemán aunque “la lengua es hebrea solo que entremezclada”.
Hay diferencia también en los sabores, los sonidos y las tradiciones. “Si oyes oraciones en sefardí reconoces en ella algo del flamenco y de español y de árabe pero sefardíes como asquenazíes celebramos las mismas festividades”. Israel ha creado una nueva tradición que une a sefardíes y asquenazíes aunque aún hay gente que afirma que las separaciones entre ambos son profundas”

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Juancho García

Saludos, se oye el mar, desde este lado del ordenador