El escritor José Balza clausurará la sexta edición del Festival Hispanoamericano de Escritores

Martes, Agosto 20th, 2024

El escritor venezalano José Balza clausurará la sexta edición del Festival Hispanoamericano de Escritores, que se desarrollará del 23 al 28 de septiembre en Los Llanos de Aridane (La Palma) y que este año está dedicado a las letras venezolanas. Saludado en su día por escritores como el argentino Julio Cortázar, Balza cuenta con más de medio centenar de libros publicados. Es autor, entre otras, de Percusión (1982) y su obra está inspirada en gran medida por la vida del autor en el delta del Orinoco, donde nació en 1939 y reside desde hace años.

José Balza creció en una familia formada por emigrantes: su padre, de ascendencia vasca, nació en Escuque, en los Andes venezolanos, y su madre en la isla Margarita. De la rama paterna heredó cierta tendencia a la soledad, mientras que los Gómez, la familia de la madre, son dados a la fiesta, la música y las celebraciones. José Balza presenta, tanto en su vida como en su obra, un equilibrio de estas dos tendencias: cerebralidad y cordialidad.

A los diecisiete años se trasladó a Caracas, donde realizó estudios de psicología en la Universidad Central de Venezuela y participó en algunos de los movimientos de vanguardia artística y literaria de la década de 1960; de haberse dedicado plenamente a la escritura desde los ochenta, y de ser uno de los autores más cosmopolitas y viajeros con los que cuenta Venezuela, José Balza nunca se ha desvinculado de su tierra de origen: “Nacer en el Delta es un privilegio. Qué decir del caudal de los ríos, de los pájaros, de los peces, de los indígenas, del verdor. [...] Tuve una infancia prodigiosa, plena de misterios de la noche, de las aguas. Dormíamos en chinchorros y sentíamos una profunda integración entre los animales, la naturaleza y nosotros. Nos desplazábamos libremente desnudos por doquier”.

La obra de José Balza, que define como “ejercicios narrativos”, incluye títulos como Marzo anterior (1965), Largo (1968), Setecientas palmeras plantadas en un mismo lugar (1974), D (1977) y Medianoche en vídeo: 1/5 (1988) en el terreno de la novela; y Órdenes (1970), La mujer de espaldas (1986) y El vencedor (1989), en el del cuento. El su producción ensayística destacan títulos como Narrativa: instrumental y observaciones (1969), Los cuerpos del sueño (1976), Este mar narrativo (1987), Análogo, simultáneo (1983), Transfigurable (1983) y El fiero (y dulce) instinto terrestre (1988), entre otros.

FIRMA FOTO: Montaña Pulido

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Ana Salamanca: “La historia es como es y por eso hay que leerla desde el punto de vista de su momento”

Martes, Agosto 13th, 2024

Primero explicar que Ana Salamanca es un pseudónimo ya que detrás del nombre se encuentra Ana García, profesora de Lengua y Literatura del Instituto José Arencibia Gil, en Telde (Gran Canaria). Nacida en Salamanca, de ahí el apellido de su sobrenombre artístico, Ana lleva la mitad de su vida residiendo en Canarias. Primero en Lanzarote, donde ejerció como periodista y ahora trabajando en el segundo municipio más poblado de Gran Canaria. Isla hay mucha en Los últimos guanches, novela por la que obtuvo el primer premio del XIII Certamen Internacional de Novela Histórica Ciudad de Úbeda, dotado con 20.000 euros y reconocimiento que recogerá a mediados de octubre en el Festival, uno de los más veteranos en su género en España.

El jurado de esta edición estuvo presidido por la escritora Espido Freire, y decidió por unanimidad conceder el premio a Los últimos guanches porque “cuenta con una línea argumental bien definida y que atrapa al lector desde el principio hasta el fin”. Destacó además que se trata de una obra que “nos presenta personajes bien configurados y con grandes dosis de originalidad”, aunque los lectores no lo comprobarán hasta octubre, cuando tras el premio se presente la novela en Úbeda (Jaén), un título en el que los protagonistas son productos de la imaginación de la autora, lo que implica también los personajes que existieron realmente como Beatriz de Bobadilla, señora de Gomera y Hierro y una nativa de la isla de La Palma, Francisca de Gazmira, que sirve a los conquistadores como lengua o traductor.

- ¿Cuál fue el germen de Los últimos guanches?

“Empezó por curiosidad, cuando busqué información sobre la conquista. Leyendo y releyendo, encontré muchos personajes interesantes, algunos de los cuales se quedaron en mi imaginación. Entre otros, sentí mucha curiosidad por el de Beatriz de Bobadilla ya que tiene una mezcla de crueldad y ambición aunque a veces es un personaje muy desgraciado y sufridor y Francisca de Gazmira, natural de La Palma y que sufrió esclavitud y convivió con los conquistadores a los que sirvió como lengua (traductora). En la conquista de Canarias además de las batallas, hubo también convivencia y pactos en los que se intentó llegar a acuerdos con los distintos reinos de cada isla. En este escenario, los conquistadores necesitaban de traductores o lenguas, como los llamaban. Y Gazmira, que lo es, procura que la conquista sea lo menos cruenta para los suyos. Es un personaje que lucha por los derechos de su gente”.

- ¿Existió realmente Francisca de Gazmira?

“Es un personaje real pero no se tiene demasiada información de quién fue. En este sentido, la Gazmira de la novela tiene mucho aderezo de ficción aunque llegó a los tribunales para denunciar la esclavitud a la que se estaba sometiendo a su pueblo”.

- ¿En qué escenarios se desarrolla la novela?

“Gazmira procede de La Palma y Beatriz de Bobadilla acaba casada con el adelantado Alonso Fernández de Lugo que vive en Tenerife y funda La Laguna. Los personajes se encuentran a lo largo de la novela en escenarios distintos como Las Palmas de Gran Canaria cuando Cristóbal Colón hace escala y que es donde Gazmira, como esclava, conoce a los señores de La Gomera. La novela relata momentos de la conquista, cuando se asienta la población en el Real de Las Palmas, y en la que hay mucha acción y se cuentan los sucesivos intentos que hubo por conquistar La Palma y Tenerife que, en la novela, aún quedan por conquistar”.

- La conquista de Canarias es un momento histórico que literariamente se plantea casi siempre con personajes buenos contra malos. ¿Evitó caer en maniqueísmos?

“Hay personajes que no son históricos y otros que sí. David, por ejemplo, es ficticio. Se trata de un joven navegante soñador que se traslada desde Salamanca hasta las islas. Quiere embarcarse con Colón y será aquí donde conocerá y se enamorará de Gazmira. David combate en las batallas de la conquista de Tenerife y La Palma porque es lo que le toca pero sufre cuando ve los desastres de la guerra. Con esto quise decir que a veces juzgamos la historia desde nuestro punto de vista pero que hay que verla por cómo se desarrolló en cada momento. Es verdad que los conquistadores esclavizaron a los guanches pero hubo también esclavos que pelearon en los tribunales de Castilla para obtener su libertad. ¡En el siglo XV! No creo en personajes buenos y malos porque todos tienen sus contradicciones. La historia es como es pero hay que intentar leerla desde el punto de vista de su momento”.

- Uno de los protagonistas, David, es de origen judío.

“Sí, su nombre es David Leví aunque oculta el apellido por otro más castellano. El personaje logró escapar de la expulsión de los judíos de España pero está en peligro porque la península está envuelta ahora en una enloquecida limpieza étnica. David procede de Salamanca, donde coincide con Colón, que busca financiación para su expedición aunque en esa ocasión le responderán que no. David embarca rumbo a Canarias porque es lo más lejos a lo que puede llegar en aquellos días”.

- ¿Por qué cree que sigue siendo tan desconocida la conquista de Canarias en la península?

“En la península y en Canarias. De hecho es una de las cosas que me causaron curiosidad porque viví hace unos años en Texas, Estados Unidos, y cualquier persona conoce por libros o películas la conquista y posterior colonización del oeste así como los combates que mantuvieron con los indios. Fue un choque entre culturas muy fuerte pero eso pasó también en España con Canarias, donde se produce un choque de culturas solo que mucho antes que en Norteamérica y con varios siglos de diferencia y en la que en una ciudad como Salamanca llevaba funcionando la Universidad desde hacía tres siglos. Ahora se obliga en los institutos a estudiar historia de Canarias y los estudiantes parecen que están descubriéndola. Otras generaciones sí que se interesaron y leyeron sobre el asunto pero fue por su cuenta y eso que se trata de un proceso que significó un choque cultural muy fuerte”.

- ¿Cuándo se despierta en usted la curiosidad por leer sobre estos temas?

“La curiosidad se me despertó cuando estaba en Lanzarote ya que al estar rodeada de compañeros con apellidos que me resultaban llamativos, me puse a indagar para conocer cuál era su origen. Y fui descubriendo que las raíces no son tan lejanas. Pasa como con la historia de América porque aquí se cuenta también con documentación escrita de quienes llegaron”.

- ¿Qué documentación fue la que consultó?

“Toda la que pude, como Le Canarien y muchos trabajos publicados que se centran en temas tan específicos como la alimentación de los guanches, su vestimenta, los enterramientos. Hay numerosa documentación histórica especializada y vinculada a la Universidad. Estos trabajos no llegan tanto al público pero sí los que están escritos en formato de ficción”.

- ¿Y cómo le ayudó toda esa documentación para reflejar el mundo de los guanches?

“Intenté rescatar costumbres e incluso algunas palabras. Desde los ritos funerarios a la búsqueda de plantas medicinales, que es como empieza la novela, buscando plantas medicinales”.

- Recoge el premio y presenta la novela a mediados de octubre en el Festival de Novela Histórica Ciudad de Úbeda. ¿Tiene otras historias guardadas en alguna carpeta del ordenador?

“Hay algo pero no han visto la luz”.

- ¿Y se tratarían también de novelas históricas?

“Lo que más me gusta leer es novela histórica, desde Santiago Posteguillo a Ken Follet porque es un género en el que me siento muy cómoda pero también estoy cómoda con la literatura juvenil, de la que he escrito algo, pero el formato donde mejor estoy es en la novela histórica. Obra publicado tengo un conjunto de relatos que obtuvieron el premio Isaac de Vega, solo que el de aquella edición coincidió con la pandemia así que no hubo acto de entrega. También he ganado algunos certámenes de relato y cuento y una obra de teatro que se estrenó en Valencia”.

- Volvamos a Beatriz de Bobadilla, a quien describen como una mujer cruel y malvada y otros como una adelantada a su tiempo. ¿Cómo es su Beatriz?

“Beatriz vive en un tiempo en el que a la mujer se la casaba por obligación. Es decir, ella no decide con quien contraer matrimonio. Esto pasaba sobre todo en la nobleza y obedecía más a cuestiones de estrategia política. Las mujeres usaban el sexo como un arma para abrir puertas. Era algo que le habían enseñado y es el único recurso que tenían para moverse en aquellos ambientes. Mi Beatriz sufre esa condición, la de mujer en una época en la que tiene que sufrir. Se conoce que estuvo enamorada pero aquella historia no pudo ser. La obligaron entonces a casarse con el señor de La Gomera, Hernán Peraza, y en la novela la vemos cuando llega sin desearlo a las islas Canarias, que entiende como un destierro y desembarca en el fin del mundo conocido y en un archipiélago en el que algunas de las islas aún no han sido conquistadas. Sufre al casarse con un hombre que vive en tierras tan lejanas y que resulta bastante cruel si las crónicas no mienten. Se empodera, sin embargo, cuando su esposo fallece y debe llevar las riendas de ese señorío utilizando todas las herramientas que están a su alcance. Y sí, tiene poder, y el poder entonces era poseer muchas tierras y dinero. Esto la hace más independiente. Entiendo a Beatriz, la han utilizado en cierta forma y ella los utiliza ahora. En cierto sentido, es una víctima de su época aunque la historia la dibuja como una mujer muy cruel pero se ignora que fue su propia historia quien la hizo así”.

- ¿Hubo algún capítulo complicado?

“Diría que no, que la novela fluyó bastante bien. Me permití, eso sí, algunas licencias como reducir a dos años lo que sucedió en diez, pero lo hice así para no transmitir la lentitud que a veces tienen los procesos históricos”.

- ¿Hay algún capítulo concreto de la conquista que le resulte especialmente llamativo?

“Que esté recogido en el libro la conquista de las dos últimas islas, La Palma y Tenerife, porque es el momento en el que conquistadores y naturales aprenden a convivir. Las Palmas de Gran Canaria es un germen de ciudad al estilo castellano mientras que en Tenerife los guanches están a sus anchas. Lo que más me llama la atención de todo este proceso es la combinación de miedo y convivencia que mantienen unos con otros”.

- Antes mencionaba una de las licencias que se ha permitido en la novela. ¿Hay más?

“Los personajes como Beatriz de Bobadilla tienen base histórica, base que le achaca amoríos con Cristóbal Colón pero no creo que quede constancia de los secretos de alcoba en la vida real. Las conversaciones que mantienen los personajes históricos y los que no lo son, son de mi invención pero la base no deja de ser histórica”.

- ¿En Los últimos guanches aparecen otros personajes históricos?

“Aparecen los menceyes guanches en algunos episodios y se cuenta cómo Tanausú, uno de los señores de La Palma, se dejó morir en el barco que lo trasladaba preso a la península. Estos momentos están narrados a través del punto de vista de los personajes principales de la novela. En este caso, a través de Gazmira”.

- ¿Leyó mientras escribía la historia alguna novela relacionada con la conquista de Canarias?

“No me gusta mucho leer novelas que traten sobre lo que estoy escribiendo para que no contaminen mi visión. Prefiero leer historia. El escritor se toma el permiso de dar la visión que quiere de ese personaje por eso no me gusta ver películas ni leer novelas cuando decido cómo serán los personajes y la acción. Me parece más honrado. Así que si presento a Beatriz como una mujer cruel es cosa mía, no de ella”.

- ¿Trabaja en alguna nueva novela?

“Tengo aparcada una novela histórica con algún episodio que transcurre en las islas Canarias que me llama poderosamente la atención y que tiene que ver con la conexión con América. Viví en Texas y estuve en San Antonio, que fue fundada por canarios. En el Álamo los apellidos de los norteamericanos que murieron defendiendo la misión son canarios aunque la novela que escribo ahora no tiene nada que ver. Es una historia sobre la Guerra Civil que saqué de las que me contaba mi abuela”.

- ¿Autores de cabecera?

“Desde mi más tierna infancia las novelas de Celia escritas por Elena Fortún ya que fueron mis primeras lecturas y libros que aún conservo en la casa de mi madre. Los recuerdo todos pero en especial uno en el que Celia quiere ser escritora lo que me dio la idea de serlo. Después leí a los Cinco y a los realistas rusos, y más tarde a Gabriel García Márquez, Ken Follet, Isabel Allende, Santiago Posteguillo, entre otros autores. Son tantos..”

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Carlos Ruiz Caballero: “No seremos una sociedad decente hasta que dignifiquemos a nuestros muertos”

Martes, Julio 16th, 2024

Retrato del fin del mundo (Alba, 2024) nace a raíz de una fotografía que Carlos Ruiz Caballero (Las Palmas de Gran Canaria, 1960) encontró en un libro sobre la represión franquista en la isla de La Palma. En esa imagen que fue tomada el 6 de marzo de 1937 en el campo de concentración de Fyffes, en Santa Cruz de Tenerife, se puede observar a Margarita Rocha y Néstor Mendoza posando ante la cámara como recién casados horas antes de que Néstor fuera fusilado en la batería del barranco del Hierro.

Ella, Margarita, es la protagonista de esta novela que su autor, Carlos Ruiz Caballero, llevaba acariciando escribir durante muchos años. La historia cuenta además con el nihil obstat del hijo de Margarita y ha logrado que algunos lectores peninsulares descubran que la Guerra Civil se libró también en Canarias.

Carlos Ruiz Caballero vive en Barcelona, donde estudió la carrera de periodismo y fue profesor de la facultad de Comunicación Blanquerna, de la Universidad Ramon Lluch, donde trabajó como investigador y docente. Es autor del ensayo La torna de la torna. Salvador Puig Antich i el M.I.L.

- ¿Qué fue primero la fotografía o la historia?

“Lo primero es que se trata de un libro largamente macerado en el tiempo. Hace unos 36 años asumí el compromiso con una persona de San Andrés y Sauces, Santiago Abreu, de escribir una novela sobre la Guerra Civil y en la que hablaría de él. Conocí a Santiago Abreu a la edad de nueve o diez años porque era amigo de mi padre y salían los domingos a almorzar al campo y yo, que era el pequeño de la familia, iba con ellos y escuchaba las historias que mi padre y él se contaban pero prestaba especial atención a las que decía Santiago Abreu porque me resultaban increíbles. Al cabo de los años comencé a documentarme para escribir esa novela y fue entonces cuando me tropecé con el libro del historiador Alfredo Mederos República y represión franquista en La Palma, en el que se reproduce una fotografía que está en la frontera entre la vida y la muerte y en la que aparecen Margarita Rocha y Néstor Mendoza, este último preso en Fyffes y a quien permitieron casarse pocas horas antes de que lo fusilaran. Y si ves la fotografía entiendes que los dos lo sabían. Sabían que pocas horas después iban a matar a Néstor. Fue tanto el impacto que comencé a buscar libros por si alguien había publicado esta historia pero me pareció extraño cuando descubrí que nadie lo había hecho y me puse en ello. Más tarde conseguí ponerme en contacto con el hijo de Margarita, porque pensé que antes de escribir la novela necesitaba de su autorización moral”.

- La protagonista de la novela es Margarita pero no Néstor. ¿Por qué?

“Porque creo que a Néstor narrativamente y al ser la víctima había que matarlo desde el principio. Tiene tanta fuerza que para poder contar la historia había que matarlo, poner fin al suspense y quise trasladarlo al lenguaje ya que me pareció interesante adoptar el punto narrativo de la mujer, Margarita, para contar la historia. Ella es quien está con Néstor hasta poco antes de su muerte”.

- En la novela hay otro personaje importante, un boticario catalán, Margalit, que vive en La Palma y que conoce a la pareja.

“Era para mi el liberal indispensable, lo que representa es a la democracia. La democracia en tiempos turbulentos. Es el libre pensador y me daba la oportunidad de combinar dos escenarios que para mi son vitales y biográficos como Cataluña y Canarias. Barcelona y las islas son escenarios que en la novela se ensamblan con la realidad histórica, tanto en los inicios del libro en La Palma, donde por cierto se encuentra la Virgen de Montserrat de San Andrés y Sauces, como los anarquistas, ya en la segunda parte, en Tenerife”.

- Pero ¿de dónde viene Margalit?

“Margalit tiene ese apellido porque es el nombre de un filósofo que me gusta mucho y en especial uno de sus libros, La sociedad decente, en el que plantea que las instituciones que no humillan a los individuos dan el primer paso a una sociedad civilizada, a una sociedad en la que los individuos no humillan a las personas y creo que ése fue el proceso que llevó a la II República. La Guerra Civil significó una vulneración de la dignidad humana”.

- Me gustaría que habláramos del estilo de la novela.

“Intenté narrarla en primera persona pero es complicado mantener esa voz en las 270 páginas que tiene el libro. Con todo, intenté usar esa fórmula con honestidad”.

- Uno de los aspectos más interesantes de la novela es que sus protagonistas son anarquistas, que tuvieron mucha fuerza en Tenerife antes de la guerra.

“Los anarquista en Tenerife se notaron sobre todo en la estiba y en el sindicato de inquilinos donde organizaron una huelga importante. Estaban muy bien organizados y tenían cierto peso también en el sector del tabaco. Al mismo tiempo, Canarias fue un lugar de destierro y tierra donde ocultarse. Tiene dos caras, la del exilio forzado y la posibilidad que una persona significada en la península se hiciera invisible en las islas. Son enviados a Fuerteventura Unamuno durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera y Buenaventura Durruti en 1932, de quien se sabe que se reunió con otros anarquistas en Tenerife. Un hecho real que plasmo en la novela es el intento de los anarquista por asesinar a Franco. Fueron tres, uno tinerfeño y dos catalanes, pero el atentado fracasó”.

- ¿Hubo algún capítulo que le resultara más complicado de escribir que otros?

“Tenía que matar a Néstor de entrada y tomé otras decisiones que afectaron a la estructura de la novela. Consideré que tenía que ser un plano secuencia, y que había que escribirla de corrido. Fue algo que medité bastante antes de sentarme a hacerlo”.

- Gracias a su novela me entero que Néstor, anarquista, fue hermano de Florisel Mendoza, comunista..

“El director de la colección me dijo que la realidad es novelesca. El padre de los Mendoza fue zapatero y republicano, Néstor, anarquista, Pedro, socialista y Florisel, comunista. Florisel tiene una historia que es una novela en sí misma porque logra salir de La Palma y, tras muchas peripecias, llegar a la España republicana donde se pone a su servicio”.

- En la novela no hay villanos, sí acciones muy retorcidas y malvadas pero no villanos.

“Lo que pretendí lo explica muy bien Vassily Grosman en una escena de Vida y destino, aquella en la que se encuentran en una prisión soviética un oficial nazi con otro del ejército rojo que ha sido purgado por los comunistas. En la conversación que entablan el nazi le dice que Hitler y Stalin son muy parecidos y que él no se ha enterado que el bien no puede acabar con el mal pero el oficial soviético le responde que está equivocado porque es el mal el que no puede acabar con el bien. En Mazo, por ejemplo, dos pastores arriesgaron su vida espontáneamente para ayudar a los que habían huido al monte, así que quise resaltar que la bondad humana existe”.

- Retrato del fin del mundo es su primera novela, ¿qué le animó a dar el salto a la ficción?

“Fue un reto personal que llevo en la cabeza desde que era adolescente. Me atraía escribir y quizá porque soy un gran lector de novela,me dediqué al periodismo porque lo que quería era escribir. Comencé con el ensayo hasta que me animé a escribir esta novela. Ahora, cuando la gente que la ha leído te explica lo que significó para ellos no deja de sorprenderme”.

- ¿Siguió algún plan para escribir la novela?

“Un psiquiatra dijo que era bueno construir castillos en el aire siempre que no te quedaras a vivir en ellos pero creo que los escritores, los creadores literarios, deben construirlos y vivir dentro de ellos. En ningún momento de la escritura sentí presión porque tenía muy claro hacia donde quería ir pero también improvisé porque al final los personajes adquieren vida propia. Tú los construyen pero ellos son los que se perfilan y actúan en función de su carácter”.

- Lo que cuenta de Margarita es ficción.

“Es todo ficción. Al encontrarme con el libro de Alfredo Mederos la historia vino a mi para que pudiera contarla. Contacté con el hijo de Margarita, Juan Torres, en Caracas. Estaba a punto de jubilarse como profesor universitario y le expliqué lo que quería hacer, escribir la historia de su madre y me respondió que había pensado siempre hacerlo él mismo pero me cedió el testigo. Entre otras cosas, me contó que su madre cuando se casó por segunda vez aún seguía enamorada de Néstor. Comenzó a enviarme documentos, y comprobé que en todos ellos firmaba como Margarita Rocha, que era el primer apellido de Néstor. Investigué y supe que había trabajado cuidando niños y en un almacén y que fue con Néstor en 1935 a Tenerife pero nada más. Tuve que inventarme su historia”.

- Durante el proceso de escritura hubo autores que tuviera en la cabeza y que le sirvieran de guías?

“Hay un asunto que me obsesiona como profesor de Historia del Pensamiento y de Ética, también como lector, y es el Holocausto y la II Guerra Mundial,la naturaleza humana. A mi el realismo mágico me gusta mucho y lo leí cuando era joven, desde Ciro Alegría, El mundo es ancho y ajeno, a Gabriel García Márquez, Alejo Carpentier y su dominio maestro de las subordinadas pero si hay una presencia en este libro y que afectó a su estilo es la literatura del Holocausto en la que encuentras a autores como Primo Levi e Imre Kertész, el autor de Kaddish por el hijo no nacido, un libro que tiene una forma de narrar que se parece mucho al ensayo. Es decir, es una literatura en la que está presente la reflexión y creo que de alguna manera plasmé eso en Retrato del fin del mundo, pero es una técnica que tienes que dosificar porque si crece demasiado afecta al ritmo narrativo”.

- Siente debilidad por la literatura del Holocausto y la II Guerra Mundial pero ¿y por la Guerra Civil?, ¿tiene algún libro de referencia?

“Creo que el mejor libro que he leído sobre la Guerra Civil es Homenaje a Cataluña de George Orwell”.

- Menciona solo a un escritor y es extranjero.

“Orwell dice que en España por primera vez una democracia plantó cara al fascismo y esa observación, que luego de leerla piensas que es evidente, no es tan evidente como pensabas. Cuando Orwell pregunta a la gente por qué lucha, la respuesta es la misma, sencilla e impresionante: por decencia. La mirada de Orwell es muy diferente a la de los escritores españoles quizá porque era extranjero”.

- ¿Y leyó algunas novelas sobre la Guerra Civil en Canarias antes de escribir Retrato del fin del mundo?

“Preferí no hacerlo. Tomé esta decisión para que no condicionara mi forma de narrar. Cuando apareció Los milagros prohibidos, de Alexis Ravelo, estuve tentado de leerla pero no, a final no lo hice porque quiero que pase una buena temporada antes de hacerlo”.

- Se está publicando mucha novela en Canarias sobre la Guerra Civil.

“Cuando les explicaba a los estudiantes los derechos humanos y comenzaba con las listas de muertos en la II Guerra Mundial, los millones de heridos y desplazados, no hay máquina alguna que mida el dolor humano y la humillación y les explicaba que solo la literatura podía y puede explicarlo ya que penetra en la vida de una familia y describe lo que significa que aporreen la puerta de tu casa de madrugada para detener a los que allí viven, torturarlos después y hacerlos desaparecer finalmente. Así que ¿cuántas novelas hay que escribir? Pues tantas como personas fueron silenciadas. Es una indignidad que ochenta años después tengamos que seguir peleándonos para abrir una fosa y escuchar discursos públicos de algunos políticos que niegan ese derecho con el fin de manipular la historia. Creo que tenemos que cerrar la herida porque continúa abierta y no seremos una sociedad decente hasta que dignifiquemos a nuestros muertos con decencia”.

- ¿Y cómo recibe el lector peninsular la novela?

“Pues descubren que los franquistas asesinaron en Canarias a unas 2.500 personas en lo que fue una política clara de exterminio. No tienen idea de lo que pasó en las islas durante aquellos años”.

- ¿Volverá en un próximo libro a la Guerra Civil?

“Estoy con una novela que trata uno de los temas más importantes de nuestra democracia como es la vejez, y transcurre entre Barcelona y Canarias”.

FIRMA FOTO 1: Lidia Cordero Triay

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Jorge Laguna: “Mi trabajo como guionista ha sido muy influyente a la hora de desarrollar la historia”

Martes, Diciembre 5th, 2023

El secreto de La Indiana es la primera novela de Jorge Laguna (Tenerife, 1994), guionista, periodista y realizador, que presenta una historia que se desarrolla a mediados del siglo XIX y en la que la isla de La Palma es el escenario en el que se desarrolla un relato de pasiones desatadas y, al mismo tiempo, un viaje literario a otro tiempo, y a un universo, el del tabaco, que permitió por primera vez en Canarias el acceso de la mujer al mundo del trabajo.

Se trata de una novela que sabe despertar la atención del lector. Un título además que ha sabido hacerse un hueco en el cada día más difícil mercado editorial, proponiendo una historia en la que se combinan muchos ingredientes como la esclavitud y la homosexualidad, entre otros, pero que habla también de traición y del amor, ingredientes fundamentales en este libro que promete y cumple desvelar el secreto de su protagonista, la Indiana.

- ¿Jorge Hernández o Jorge Laguna?

“Aunque Hernández es mi apellido real, me apetecía dar un cambio a mi nombre artístico y quise hacerlo con un homenaje a la ciudad de La Laguna, mi lugar de origen”.

- ¿Cómo termina publicando en Suma de Letras?

“Pues con mucho esfuerzo y algo de suerte, supongo. Trabajo como guionista y comencé desarrollando el proyecto como una serie de televisión. Aunque obtuve varios premios por el desarrollo del proyecto la historia no pudo llevarse a cabo y como ya llevaba tanto tiempo trabajándola decidí escribirla como novela. La autopubliqué y la editorial se fijó en mí porque les había llamado mucho la atención la historia, a partir de ahí empezamos el trabajo juntos”.

- ¿Y hasta que punto la novela inicial termina cambiando al ser publicada por esta editorial?

“Los cambios no son demasiado profundos ya que la historia estaba bastante cerrada y a ellos les gustaba mucho eso sí el principal trabajo que hicimos fue desarrollar algunas tramas que quedaban un poco apuntadas o pinceladas y profundizar muchísimo más en los sentimientos de los personajes así como las consecuencias de los secretos y misterios que ocurren en la novela”.

- Define su novela en una entrevista cómo que “refleja la idiosincrasia de La Palma en el siglo XIX, ¿cómo era esa idiosincrasia?

 “Pues la isla de La Palma era un territorio en crisis en aquel momento al igual que el resto de islas Canarias y el tabaco palmero ayudó a transformar la economía gracias a la agricultura al empaquetado y al transporte del tabaco. Gracias a las exportaciones La Palma se convirtió en un lugar al que la cultura empezó a llegar a través de los primeros periódicos y Muchos puestos de empleo que permitieron crecer a la isla económicamente. Por otro lado la categoría de puertos francos de la isla de La Palma favoreció el intercambio cultural en un momento crucial ya que Canarias estaba medio camino entre la metrópolis y América”. 

- ¿Su trabajo como guionistas se refleja en su estilo?

“Sin duda alguna. Creo que mi trabajo de guionista ha sido muy influyente a la hora de desarrollar la historia debido a que solemos trabajar con una escaleta previa o armando muy bien la historia para no perdernos por el camino. Dicen que hay dos tipos de escritores los que trabajan con brújulas los que trabajan con mapa eh en mi caso me gusta trabajar con un mapa es decir plantear bien toda la historia y todo lo que ocurre antes de ponerme a escribir otros escritores sin embargo prefieren trabajar un poco a tientas como si fuera una brújula en medio de la selva. En mi caso me siento mucho más cómodo planteando desde el principio que quiero que ocurra en cada punto para saber hacia dónde me dirijo. Ahora bien, eso no significa que descubramos cosas malas que no descubramos cosas maravillosas por el camino sobre nuestros personajes”.

- Los personajes: La indiana, los dos hermanos, Rafaela...

“Los dos hermanos gemelos son los grandes protagonistas de la historia pero también tenemos al personaje de Eliana y el personaje de Rafaela. Son cuatro personajes protagonistas que conforman la historia y me interesaban precisamente ellos cuatro porque son jóvenes porque son emprendedores y porque quieren abrirse camino en esta industria del tabaco frente a unos veteranos que tratan de impedírselo sobre todo porque no confían en ello más allá de los secretos que puedan esconder no confían en su inexperiencia”.

- Y la presencia del padre…

“La figura del padre forma parte casi de un tropo en el género un arquetipo del que siempre han bebido las novelas de época o las novelas decimonónica, y en este caso el arranque además tiene que ver con el entierro del padre tras esa misteriosa muerte. El padre es una figura que aunque está muerta desde el primer capítulo de la novela tiene gran importancia a lo largo de la historia ya que habla mucho del pasado de todos estos personajes a los que rodea y del futuro al que se dirigen. Suyo es uno de los mayores secretos de la historia”. 

- ¿Por qué el mundo del tabaco y qué ha sacado en claro de toda esta industria?

“Escogí precisamente el mundo del tabaco porque me parecía muy representativo para hablar de la idiosincrasia palmera de la época. Escogí ese universo porque el tabaco en aquel momento estaba en su edad de oro que duró desde mitad del siglo XIX hasta principios del siglo XX, un sector que transformó por completo a la isla y que la puso en el mapa de cara al resto del mundo gracias a la exportación de este tabaco”. 

- No deja muy bien a los masones

“En ningún momento ha sido mi intención atacar a los masones, simplemente, como en toda la historia de ficción hay personas que caen mejor y personajes que caen peor.

Hay protagonistas y hay antagonistas, y en este caso la masonería representa la veteranía la política y las empresas hegemónicas de la isla de La Palma y me funcionan como contrapunto a nuestros personajes protagonistas. No pretendo con ello hacer ningún tipo de condenas simplemente son personajes que velan por sus propios intereses”.

- La novela habla sobre esclavitud y homosexualidad

“Así es. La esclavitud también me interesaba porque ya se había abolido en gran parte de España pero no en los territorios de Cuba y Puerto Rico y me interesaba hablar por una parte de cómo esto afecta a las Islas Canarias y la tradición que había de la esclavitud que es algo desconocido aparte quería hablar de esos secretos que ocultan algunos personajes que sí tuvieron que ver con la esclavitud. Con respecto al homosexualidad me interesaba porque es un tema que está de actualidad y que ya en aquella época y tal y como documenté existían casos de personas a las que se condenaba por su orientación sexual. Me parecía un tema muy interesante para trazar un puente entre el pasado y el presente”. 

- En la novela los personajes femeninos son más fuertes que los masculinos.

“Personalmente me he enamorado de los personajes femeninos de la historia así como de sus motivaciones y de su habilidades para llevar a cabo los objetivos que tienen. Tanto Eliana como Rafaela al igual que Yanet son personajes que sufren que tienen un pasado que deben dejar atrás y que en algunos casos quieren ocultar y sobre todo que tienen un objetivo muy claro no quieren ser lo que se espera de ellas en esa época. Al igual que me ocurría con el resto de la historia quería darle una modernidad a estos personajes femeninos para poder hablar de cara a estas mujeres que se reivindicaron. Esto tiene mucho que ver con el tabaco y es que fue el primer sector en la isla de La Palma y en Canarias en el que la mujer empezó a trabajar debido a que sus dedos eran más fino y podían empaquetar mejores los mejor los cigarros ellas empezaron también con las primeras revueltas sindicales y a reclamar mejores condiciones laborales y un mejor trato como mujeres”. 

- ¿Hubo algún personaje que creciera a medida que iba escribiendo la historia?

“Totalmente. Uno de los grandes descubrimientos que él llevé a cabo como escritor es que algunos personajes que tenía planteados en el proyecto de serie de televisión eran muy secundarios y fueron ganando relevancia a medida que pasa la historia. Uno de ellos es Braulio, el lector tabaquero, que le lee a los empleados mientras estos trabajan en la fábrica; así como Rafaela, la jefa de las Cigarreras, que tiene un papel fundamental para el secreto de la fábrica”.

 - Los hermanos, algo así como Caín y Abel.

“En efecto. La relación entre los hermanos es de amor y odio. Son dos gemelos que se necesitan el uno al otro porque no tienen a nadie más, pero al mismo tiempo tienen una forma muy peculiar de demostrarse su amor, ya sea a través de la violencia, a través del insulto o a través de la opresión y del sometimiento. Especialmente desde Miguel hacia Alejandro”.

- Qué le sorprendió mientras se documentaba para el libro Próxima novela… ¿Una continuación de El secreto de la indiana?

“Aún no lo tengo claro la historia se cierra pero es verdad que el universo me parece muy interesante y la época también lo es así que no descartaría volver a sumergirme en algo parecido de cara al futuro”.

El último alzado, una novela sobre la Guerra Civil en La Palma de Guadalupe González Taño

Miércoles, Noviembre 22nd, 2023

Hasta hace muy poco la literatura que se escribe en Canarias había abandonado (quiero pensar que con penosa resignación) la repercusión que tuvo la Guerra Civil española en un territorio fragmentado y en el que no hubo apenas tiempo para responder al golpe de Estado propiciado por el ejército rebelde al gobierno legítimo de la II República.

Salvo títulos ya emblemáticos como El barranco, La prisión de Fyffes y Luchar por algo digno, de Nivaria Tejera, José Antonio Rial y Pedro Víctor Debrigode y memorias dispersas, ha comenzado en los últimos años a publicarse varias novelas y cuentos también cuya acción se desarrollan en esos días aciagos para España como Canarias. Algunos de ellos, la mayoría, menores por su incapacidad de observar aquellos tiempos de odio con una mirada que nos permita entender nuestro presente y otros por una necesidad de hacer justicia sobre un pasado que todavía sigue muy vivo en la olvidadiza memoria de los nietos y de los hijos de los nietos. Muchos de los cuales siguen pensando que aquella guerra fratricida todavía pasa factura y genera encendidos debates sin que la mayoría de las partes (de un lado como del otro) se atreva a pedir perdón, lo que demuestra que como sociedad no hemos avanzado demasiado a la que en 1936 dio por perdido el debate político por la palabra para apostar por el siniestro lenguaje de las pistolas.

El caso es que toda familia de este país cuenta con unos o varios muertos provocados por aquella guerra maldita y que esos muertos para nuestra desgracia reviven cada cierto tiempo para echárselos a la cara a los que defienden a los militares y civiles que se levantaron en armas aquel 18 de julio como a los militares y civiles que prefirieron seguir siendo leales a una II República que tanto las derechas como las izquierdas torpedearon cuando nació un día de primavera de 1931 y que prometía tantas cosas menos una guerra.

Acabo de leer con mucha interés y atención El último alzado (colección Memoria histórica, Ediciones Idea, 2023), de Guadalupe González Taño y las reacciones que me ha generado esta lectura son desconcertantes. Por un lado, porque no he podido dejar de leer sus más de 300 páginas y, por otro, porque se trata de una historia real (que entiendo se permite alguna licencia histórica), inspirada en la propia familia de la escritora.

Digo poco si digo que concluido el libro todavía tengo la piel de gallina, erizada por la emoción. Y todo porque basada en hechos reales, se nota, se aprecia, que el libro está escrito desde muy adentro y que muchas de las páginas no tuvieron que resultarle muy fáciles a la escritora durante la redacción de la novela. ¿Novela? Novela, digámoslo con todas las letras. Novela de no ficción si quieren pero novela al fin y al cabo.

El último alzado cuenta en su parte final con una bibliografía y fotografías de algunos de los protagonistas de esta historia que se inicia en 1904, aunque incluye una introducción que se desarrolla en 1975 y concluye en 1954, un amplio arco temporal en el que se mueve con oficio González Taño (lo que llama la atención porque se trata si no me equivoco de su primer libro), cronología que le da oportunidad para narrar la vida de sus protagonistas desde que eran jóvenes y vivían felices en Garafía, hasta su posicionamiento de izquierdas cuando irrumpe esa II República que vino para quedarse pero que no supo como mantenerse entre la inquina y la insidia de unos y de otros.

El título ya lo avisa, se trata de la historia de El último alzado, que no lo fue pero que da igual. Y de cómo el veneno de la guerra se filtró en una tierra que derramó durante aquellos años en el mar cualquier atisbo de paz, de concordia, de reconocimiento entre vecinos que hasta ayer se saludaban por la calle.

El libro está escrito sin artificios, no hay afán de experimentalismos (a lo más que llega la autora es a identificar a los narradores que en primera persona cuentan esta historia) y es precisamente este estilo parco, casi crudo lo que le da mayor fuerza narrativa a la obra. Un libro en el que hay buenos, en todas las historias familiares siempre hay buenos y malos, que también pululan en todas las historias familiares, pero sobre todo palpita por usar un verbo que evoca –redobles de tambor– una autenticidad, de cuento contado por alguien al que le han contado un millón de veces esta misma historia que no es otra cosa que una historia familiar de “nuestra” Guerra Civil. Y es ese tono de historia familiar uno de los grandes aciertos de una novela (El último alzado lo es, una novela) que en mi caso supo tocarme el corazón. Es lo que me pasa con algunos libros que me hablan de aquella desgraciada guerra que unos pocos de ambos lados se empeñan en resucitar en unos tiempos actuales que, como los que vivimos, me obligan a pensar que como país apenas hemos avanzado lo que se dice moralmente. Que no hemos aprendido la lección de que hablando se entiende la gente.

El último alzado cuenta con páginas muy descriptivas y bellas de nuestro personaje, Antonio González Cabrera, escondido en los montes de Garafía huyendo primero de falangistas y más tarde de los soldados. Y da una visión resumida y para todos los públicos de lo que significó la Semana Roja (que sirvió también de escenario para la novela Los milagros prohibidos, de Alexis Ravelo) y la represión que vino después… Es una historia sembrada de héroes, sí, pero de héroes de carne y hueso. Humanos, creíbles y por lo tanto tan cercanos que parecen que están inspirados en los muertos que también hay en mi familia provocados en aquella gran tragedia española.

Finalmente, me gustaría destacar la portada del libro, de este El último alzado, y de quien la firma, Elías Taño.

Saludos, over the rainbow, desde este lado del ordenador

El secreto de la indiana, una novela de Jorge Laguna

Jueves, Noviembre 16th, 2023

Jorge Laguna procede del mundo de la comunicación y del guión de cine, algunas de cuyas herramientas le sirven en su primera novela, El secreto de la indiana (Suma de Letras, 2023), título que presentó en la Feria del Libro de Tenerife con una sobresaliente respuesta de público. Su libro mantiene una tensión ascendente, mezcla además y con oficio varios géneros.

La historia se desarrolla en La Palma en 1876 y se ambienta en el mundo del tabaco. Por ahí aparecen masones, a los que no trata demasiado bien el autor al señalarlos como uno de los poderes fácticos que dominan la isla y le hacen la vida imposible a los protagonistas. De lejos suenan ecos como la esclavitud y Cuba, la perla del Caribe que en aquellos años continuaba siendo española.

La novela juega también para dar densidad a la acción y a la historia, una historia trufada de secretos y traiciones. Traiciones que pese a que lo avise el título no se trata solo del secreto que guarda la indiana y que desencadenará los hitos que van a suceder en las más de quinientas páginas que regularizan el libro. Libro que aborda también formas de entender el sexo que estaban en aquellos años muy satanizadas por la sociedad como la homosexualidad.

No son de todas formas estos elementos (masones, esclavitud, homosexualidad) prioritarios en el relato pero sí que son determinantes para abrir y cerrar algunas de las tensiones que se cuentan a lo largo de una novela que atrapa porque invita a continuar su lectura con el fin de averiguar por qué la protagonista actúa así; por qué lo hacen los hermanos (gemelos) y otros personajes que, en segundo plano, juegan también un importante rol protagónico como Rafaela, trabajadora de la fábrica de tabacos La indiana que es uno de los escenarios donde se desarrolla con mayor profusión un libro que se inclina más por las tramas paralelas y los cruces de historias que parecen que no van a terminar en ningún sitio aunque terminan. Y cómo.

Se agradece la documentación que respalda la obra y sobre todo los elementos que va diseminando Jorge Laguna a lo largo de la obra sobre todo en explicar en qué consistía la industria del tabaco. El escritor describe con pinceladas la sociedad palmera y en concreto la de Santa Cruz de La Palma de aquel tiempo y sabe dar vigor a los personajes de una historia que como todas las historias (sean buenas o malas) hablan al final de lo mismo: el amor.

El amor es la maquinaria que mueve al mundo. Ese engranaje que hace que pese a que todas las épocas sean iguales, gracias a ello y a ella podamos soportarlas o soportarlos. La idea no la saco de la novela de Jorge Laguna sino de una película de viajes en el tiempo hoy prácticamente olvidada pero que recomendaría a todos aquellos que disfrutan con la posibilidad de avanzar o retroceder: Los pasajeros del tiempo (Nicholas Meyer, 1979), filme en el se contaba el enfrentamiento entre el escritor H.G. Wells contra el mismísimo Jack, el destripador.

El amor como elemento que hace que soportemos las grandezas como las vilezas de la existencia es el combo que hace que se mueva El secreto de la indiana, novela para la que parece que no existe la palabra desaliento porque capítulo que se va y capítulo que viene guarda dentro una semilla que obliga a pasar las páginas.

Respecto a la ambientación, El secreto de la indiana se lee muy bien y las páginas se suceden sin que uno apenas se de cuenta. Está escrita sin algaradas ni entusiasmos experimentales, lo que se agradece en este tipo de literatura, una literatura que busca más allá de otras cosas el entretenimiento sin tomarle el pelo al lector.

Pasan muchas cosas en la novela, como el enfrentamiento de los hermanos, la aparición y el empoderamiento que acaba por asumir la indiana, que se convierte en socia de estos para relanzar la empresa familiar aportando sus conocimientos del tabaco en la isla de Cuba, así como el agobio que supone mantener secretos celosamente guardados en una isla donde tarde o temprano se sabe todo.

En la novela, de La Palma se viaja al Santa Cruz de Tenerife de aquellos años y de ahí a una La Laguna probablemente un poco más señorial y beata que la de ahora. No hay vocación por parte de Jorge Laguna, sin embargo, de analizar con ojo demasiado crítico las características de una sociedad, la palmera y la canaria en general de aquellos años, muy encerrada en sí misma. Y tan miedosa a las ideas de progreso que venían de afuera y que penetraban en las islas a través de sus puertos.

Todos los cabos sueltos que se van desplegando a lo largo de la novela son finalmente resueltos así que tras conocer El secreto de la indiana y otros misterios que tienen solución solo cabe destacar que la última página hará sonreír a los nacidos y/o residentes de estas islas ya que tras el drama y la ruina se avista una posibilidad de futuro que lleva a los protagonistas a comenzar un nuevo negocio que será a la postre mucho más productivo que el tabaco palmero.

Saludos, puro humo, desde este lado del ordenador