Algo pasa con la Cultura en el Ayuntamiento de La Laguna. Nos preguntamos si se trata de la desidia, provocada no ya por los calores de este verano que está llamando a la puerta sino por puro desinterés del nuevo equipo de gobierno lagunero. Al cual parece se la trae muy floja esto de la Cultura.
Parece una broma macabra, sobre todo si tenemos en cuenta que hablamos de la que fue primera capital de Canarias y sede también de la primera Universidad de este archipiélago cuyas gentes ya están acostumbradas a cerrar la boca para que no entren moscas.
Les proponemos por eso que retrocedan con nosotros a unos dos meses atrás, cuando se anunció con letra pequeña que Juan Manuel Castañeda Contreras regresaba al área de Cultura del Consistorio lagunero. Si han seguido este blog, sabrán que en su momento celebramos tan inteligente decisión aunque se nos cambie ahora el gesto al conocer que Castañeda no formará parte del Ayuntamiento de La Laguna tras dos meses, dos meses, trabajando en la sombra con el único objetivo de espabilar área tan necesitada de buena e inteligente gestión.
Se preguntarán ustedes, ¿por qué ya no está Castañeda? Circulan varias versiones en la ciudad de Los Adelantados. Volvamos a retroceder en el tiempo: Fidencia Iglesias dimite de Cultura y da paso, por nombramiento del nuevo alcalde de La Laguna, Fernando Clavijo, a la por entonces concejal de Fiestas (¡!), Julia Dorta. Tiempo después, el alcalde se pone en contacto con Castañeda para que planifique toda la política cultural del municipio, noticia que muchas laguneras y laguneros y los que no son laguneros y laguneras celebraron. Razones no faltaban para la fiesta: por una vez parecía que iba a ganar la eficaz gestión cultural en una ciudad tan necesitada de ella como La Laguna.
Se filtra por aquel entonces a la prensa que Juan Manuel Castañeda ocupará (aunque nunca lo ocupó pese a que trabajó sin ser nombrado de facto para tal ocupación) la dichosa responsabilidad. Más tarde, se anuncia que será el nuevo gerente del Organismo Autónomo de Actividades Musicales y de coordinación del teatro Leal, puesto en el que intentó colocar a una persona de su absoluta confianza y reconocida labor profesional.
A partir de este momento se inicia lo que denomino la sopa de gansos lagunera. Caldo que cultiva, al parecer, con esmero y celo quien dirige la concejalía de Cultura, Julia Dorta. Se frustran las expectativas de todos aquellos que esperaban que Aguere recuperara su esplendor cultural perdido.
¿A santo de qué? Permítanme que pregunte.
¿Y por qué dirige la concejalía de Cultura una mujer que no cuenta con suficientes méritos para desempeñar tal responsabilidad? En los mentideros de la ciudad universitaria explican que Clavijo escogió a Dorta porque la conoce desde su época de estudiante de instituto y para evitar la crisis interna que se podría generar en el grupo municipal de CC. Razones políticas que han dado al traste, reitero, con las esperanzas de entre otros, funcionarios y técnicos del Ayuntamiento de La Laguna, quienes destacan que durante el breve periodo de Castañeda se han resuelto muchas papeletas y sobre todo a colocarse los primeros cimientos para relanzar la Cultura en la vieja (¿ahora roñosa?) Aguere.
Parece que durante su breve periodo (dos meses), esta tarea fue relativamente cómoda para un gestor y un político que sabe lo que hace. Así lo hizo cuando fue concejal-delegado de Cultura y Patrimonio Histórico-Artístico del Ayuntamiento de La Laguna (luego en tiempo presente conocía las entrañas de la casa); y también cuando se puso al frente de la dirección general de Cultura del Gobierno de Canarias antes de que Dulce Xerach Pérez cometiera uno de los peores errores de su carrera política, como fue la de chasquear los dedos y que desapareciera tal Dirección.
Que Juan Manuel Castañeda es un tipo que sabe lo que hace casi nadie lo pone en duda, salvo sus enemigos, claro. De hecho, durante los dos meses que trabajó en la sombra para dar contenidos culturales a La Laguna, la mayor parte de los técnicos y funcionarios le están agradecidos por haber encontrado por fin a una persona con la que podían tratar los antipáticos asuntos burocráticos internos. Obvia decirlo, pero lo diremos: Castañeda sabe cómo se mueve la administración pública. Un ejemplo, la empresa contratada por el Ayuntamiento lagunero para gestionar la producción artística del teatro Leal (que acumula una deuda cercana a los 60.000 euros) y que parecía no iba a salir del atolladero porque los pliegos de condiciones administrativas fueron retrasados en su confección y desde enero estaban paralizados, fueron redactados de nuevo bajo su asesoramiento (recordemos que sin ser nunca nombrado oficialmente gerente) con lo que posiblemente esta empresa pueda recibir en breve lo que se les adeuda. Me informan, además, de que tuvo tiempo de cerrar con varios meses de antelación una programación del Leal con los mínimos exigibles de calidad y huyendo del tradicional “día a día” que es como se había estado haciendo las cosas hasta hace… dos meses. Cabe recordar que, tras el extraño cese del anterior coordinador, el Leal ha funcionado sin cabeza visible hasta su llegada, puesto que ha coordinado sin recibir nombramiento oficial. Ni ayer ni hoy. Ni nunca, para que me entiendan.
Todo esto nos hace concluir que tras la “eliminación” de Castañeda, los creadores, técnicos, funcionarios y consumidores culturales de La Laguna, Tenerife y Canarias estén con la mosca detrás de la oreja. También su manifiesta inquietud ante el panorama Cultura que le espera a La Laguna en manos de una señora acostumbrada a sus Fiestas.
“No tiene caché y su perfil es bajo. Le suena demasiado (con todos mis respetos a estos artistas) Pepe Benavente y Las K-Narias”, señala un cultureta lagunero que prefiere mantener el anonimato.
Las miradas están puestas ahora en el alcalde Fernando Clavijo. Aunque muchos no creen que dé un golpe sobre la mesa y ponga orden ante tan escandaloso desaguisado. Una vez más: Cultura 0, Verbena 5.
Mientras tanto, en la vieja La Laguna se repite como un mantra lo mismo: “a Julia Dorta le viene demasiado grande el cargo”. O “no es buena inversión política”. Otros comentan: “vete tú a saber, quizá traerá votos folklóricos”. “Pocos, pero votos folclóricos”.
En fin, que esta es la historia de los dos meses de Juan Manuel Castañeda en el Ayuntamiento de La Laguna. La historia de un hombre que sí estuvo allí.
Saludos ya hartos de estar tan mosquiados a este lado del ordenador.