Señor Viceconsejero, ¿sigue usted ahí?
Sábado, Diciembre 12th, 2009Todo hacía sospechar que actual viceconsejero de Cultura del Gobierno de Canarias. Alberto Delgado, no iba a responder punto por punto y con la misma inmediatez a la carta abierta que el jueves pasado publicó el realizador canario Manuel S. Umo en la edición de papel de La Opinión de Tenerife, carta que nosotros hemos reproducido íntegramente en este blog.
Entre los ingenuos, militancia en la que probablemente ocupo un lugar destacado, pensábamos que Alberto Delgado iba a contestar con parecida celeridad a este escrito. A volver a dar la cara como escribimos entonces. Desgraciadamente, y a la espera de confirmar si ha tenido al menos la gentileza de responder a Umo en privado, intuyo que tras el primer calentón del Viceconsejero, éste ha preferido ahora volver a encerrarse en su torre de marfil mientras en el departamento que dirige ya comienzan a asomar las primeras cabezas que se escondieron cuando tuvo la imperiosa necesidad de comunicarle al mundo: “aquí el que manda soy yo”.
Entiendo, no obstante, la postura del Viceconsejero. Y la entiendo porque dar respuesta a las cuestiones que plantea el cineasta canario en su nuevo escrito (el primero estaba dirigido a Patricia González Cámpora) significaría admitir públicamente que la denuncia de Umo es real y que por lo tanto él se equivocó. Se equivocó cuando firmó las bases para optar al reparto actual de subvenciones, argumento que defiende el cineasta canario con la urgente reclamación de que se arregle una situación en la que no todos los que compiten en ellas participan en igualdad de condiciones.
A la espera, sin embargo, de que el Viceconsejero vuelva a darnos la grata sorpresa que brindó cuando redactó su carta abierta (¿o se la escribieron y él se limitó a firmarla sin preocuparle demasiado lo que estaba haciendo?) se despide de todos ustedes un escobillonero que tiene la rara sensación de que Delgado se limitará a imitar lo que hacen otros gestores de la cosa pública en Canarias: refugiarse en sus cuarteles de invierno con la esperanza de que este asunto se olvide, que desaparezca en el aire. La de crear esa atmósfera de que aquí no passsa nada.
El problema, hermanos y hermanas, es que sí ha pasado y no son tiempos estos, precisamente, para intentar hacernos olvidar de que aquí nunca passsa nada porque lamentablemente sí que pasan muchas cosas. Sólos que unos pocos no las quieren ni ver.
En fin.
Saludos, a lo uy, uy, uy, desde este lado del ordenador.