Archive for Junio, 2019

Una plaza llevará el nombre del poeta Domingo López Torrez

Miércoles, Junio 5th, 2019

Primero en Fyffes y más tarde en un barco prisión atracado en el puerto de Santa Cruz de Tenerife tras el golpe militar de julio de 1936, el poeta Domingo López Torres desapareció en el mar por orden de la autoridad para convertirse en una leyenda. Leyenda que alimenta la edad con la que fue ejecutado, apenas 27 años y una obra que pese a su brevedad da una idea de hacia dónde podria haber evolucionado.

Miembro del equipo fundacional de Gaceta de arte, editor de revistas como Índice, que solo editó dos números; y firmemente comprometido con la izquierda, Domingo López Torres fue silenciado durante los años de la dictadura franquista, silencio que ahora rompe el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife con la inauguración este jueves, 6 de junio y a partir de las 19.30 horas de una plaza que llevará su nombre en el barrio de Los Gladiolos, concretamente entre las calles de Ángel Ganivet y de Juan Ramón Jiménez.

Esta iniciativa que impulsó en su día la concejal en funciones de Sí se puede, Yaiza Afonso, como instructora del expediente, hace justicia a la memoria del poeta asesinado y de paso a todas las víctimas de la represión franquista en la capital tinerfeña.

Está previsto que en el acto participen el hispanista Brian C. Morris, catedrático emérito de Literatura Española en la Universidad de California, coeditor de las obras completas de López Torres –publicadas en 1993, tras el rescate de su poesía a partir de 1982—, junto al catedrático de Literatura Española de la Universidad de La Laguna, poeta y crítico Andrés Sánchez Robayna.

Saludos, ya era hora, desde este lado del ordenador

Tiempo extraño, cuatro novelas cortas de Joe Hill

Martes, Junio 4th, 2019

Tiempo extraño (Nocturna Ediciones, 2018) reúne en un mismo volumen cuatro novelas cortas del escritor norteamericano Joe Hill, pseudónimo de Joseph Hillstrom King, a quien por su apellido reconocerán sus seguidores por ser hijo de quién es, el reconocido Stephen King, un escritor de novelas monumentales que continúa en activo y que no ha perdido la capacidad de atrapar a millones de lectores.

Fenómeno parecido está pasando con Joe Hil, quien además de nadar en las mismas fuentes genéricas del padre, ha sabido construir un universo personal que no tiene nada que ver con el de su progenitor salvo que bucea en las aguas del fantástico con una serie de obras que tienen esa misma capacidad de atrapar la atención del lector.

Como en toda antología que se precie, y ésta lo es, Tiempo extraño ofrece cuatro historias independientes muy bien construidas y agradecidamente entretenidas. Tres de ellas pertenecen al género que ha hecho famoso al escritor y una cuarta, quizá la mejor para quien ahora escribes estas líneas, de tono policíaco que revela a un narrador perfectamente capacitado para dar el salto a ese territorio que continúa dominando el mercado editorial para enfado de unos y alegría de otros.

Las novelas fantásticas que se encuentran en este volumen son bastante interesantes. En la primera, y con la que se abre este volumen, Instantánea, plantea la inquietante historia de una máquina de fotografías polaroid que se hace con los recuerdos de todos aquellos a los que reproduce en sus imágenes y si bien no termina de estar bien cerrado –Joe Hill no es un escritor que cuadre sus finales– no deja de resultar inquietante y hasta cierto punto perverso. Elementos que juegan a favor de una narración contada con esa sencillez que parece ser un sello de estilo tan norteamericano. Sobre todo cuando estos libros se dirigen a un mercado mayoritario y no restringido.

La segunda novela, En el aire, es un imaginativo relato que transcurre, literalmente, en una nube sólida a la que viene a caer un paracaidista. La nube puede ser el camuflaje de un objeto volador no identificado y en ella habita una extraña criatura que más que odiar quiere que se quede el protagonista para no estar solo mientras flota en el aire.

La historia sabe enganchar y convertir en real lo que es mera fantasía. Sirve además para asistir al proceso de redención de sus protagonista y para reflexionar sobre el hecho de estar solo. Mientras lo leía no dejaba de pensar lo bien que quedaría como una película de dibujos animados para adultos la aventura que propone, ya que la variedad de momentos extraños y de mágica belleza quedaría mejor en uno de estos filmes que interpretados por personajes de carne y hueso, que también.

Lluvia, la tercera novela corta que contiene el libro, parte de un acontecimiento anómalo y con repercusiones catastróficas para la humanidad y todo signo de vida de este plantea en el que vivimos.

La historia plantea como del cielo cae una lluvia de cuchillas, lo que genera el caos porque no pasa una vez sino varias, y si bien la explicación que brinda el escritor para explicar este fenómeno resulta algo grotesca antes de llegar a la verdad, digámoslo así, se encuentra en un relato donde el papel protagónico lo asume una serie de personajes que no eran hasta el día de ayer habituales en este tipo de literatura.

Cargado, la última de estas historias, no tiene nada que ver con el fantástico sino que está muy pegado a esa oscura realidad que se concentra en Norteamérica.

La protagonista es una joven de raza negra que vio en su adolescencia cómo asesinaba la policía por una confusión que no es tal a uno de los suyos.

La investigación que emprende para meter en la cárcel a los autores de esa muerte está notablemente armada y quien lee la historia es consciente de que todo cuando cuenta Hill más que poder, es real. En esta novela se abordan además otros temas que van más allá del racial que, por otro lado, es el central, y resulta ser de todas las historias la más incómoda y crítica contra el sistema, lo que refuerza un acabado que, mucho me temo, no gustará a los que busquen un final feliz.

En conjunto y pese al abultado número de páginas, Tiempo extraño es una buena oportunidad para conocer las constantes de un escritor que si por su algo se caracteriza es por su mirada personal y la facilidad que tiene para que el lector acepte lo fantástico cuando este irrumpe en sus páginas, como cuando se pone objetivo y se limita a describir las enfermedades que anidan en el vientre de su país. Muchas de ellas, como el racismo y el miedo a lo diferente, tan presentes también en otros países que, dicen, se han curado de esos males por ser más civilizados.

Saludos, a un lado y al otro, desde este lado del ordenador

La ceguera del cangrejo, una novela de Alexis Ravelo

Lunes, Junio 3rd, 2019

“No tardaron ni cinco minutos en preguntarle si era canarión. Y él aprovechó para decir que sí, que lo era, pero que tenía familia en Lanzarote, los hermanos de su madre, y que precisamente allí, en Viéitez, se suponía que seguía viviendo un primo de ella. A los viejos se les dilataron las pupilas, como se le dilatan siempre a todo anciano de provincias cuando tiene la oportunidad de descubrir un parentesco”.

(La ceguera del cangrejo, Alexis Ravelo, Siruela Policíaca, Siruela, 2019)

La corrupción urbanística en una isla como Lanzarote y la arrolladora personalidad de un artista como César Manrique son los ejes a través de los cuales gira La ceguera del cangrejo (Siruela, 2019), una nueva novela de Alexis Ravelo quien tras el experimento literario de La otra vida de Ned Blackbird y su incursión en la novela histórica vertiente Guerra Civil en Canarias con Los milagros prohibidos, las dos editadas también por Siruela, regresa a los territorios de la novela negra y criminal en el que el autor ocupa un destacado espacio entre los escritores del género en España.

ConLa ceguera del cangrejo Ravelo además de nadar en aguas que conoce, describe el fascinante y arrollador paisaje de la isla en el que late en cada roca, en cada volcán, el corazón de César Manrique, artista que está presente en toda la novela en carne y espíritu porque fue el gran transformador y defensor de la naturaleza agreste de Lanzarote, una tierra donde todo el mundo se conoce y se reconoce con motes y cuyos habitantes desde tiempos ya perdidos en la memoria se han adaptado las dificultades del paisaje para sobrevivir.

La isla que recorre Ángel Fuentes, el protagonista del libro, un militar que investiga la muerte ¿casual?, ¿suicidio?, ¿asesinato?, de su novia, Olga Herrera mientras recogía información para escribir una biografía de Manrique, empapa la piel de Fuentes y Ravelo y resulta clave para aceptar el juego que propone el escritor, quien va más allá del misterio para relatar el itinerario interior y exterior que emprende su protagonista por la isla mientras rastrea las huellas de su compañera que a su vez investigaba la vida de César Manrique.
Alrededor del protagonista se mueve una pléyade de personajes lo suficientemente sólidos para armar una historia que, como en otras novelas de Ravelo, va más allá de lo policial para meter la pezuña en las entrañas de los poderes que gobiernan una isla que, como todas las que conforman el archipiélago, funciona con sus idas y venidas en su pequeño y variado universo.

Entre las muchas y gratas sorpresas de esta novela está volver a encontrar la capacidad que tiene Ravelo para engarzar todos estos elementos: personajes, Lanzarote, César Manrique y, al mismo tiempo, dotarlos de una consistencia que los hace reales..
Alexis Ravelo demuestra también con esta novela que se puede mirar a la historia de Canarias como material literario. También la de algunos de sus hijos más ilustres, aquellos que desde la trinchera de la cultura hicieron el suficiente ruido como para trascender las fronteras isleñas aunque en su tierra sean pocos los que se acuerden de ellos. No es el caso de César Manrique, de quien se celebra este año el centenario de su nacimiento, lo que hace más oportuno si cabe un libro que, además de contar una historia, sirve de homenaje al artista.

En cuanto al protagonista, Ángel Fuentes, es inevitable que recuerde a un Eladio Monroy más joven ya que sus prontos y arranques de violencia –y despliega varios en la novela– evocan al del investigador grancanario que reside en la calle Murga. Fuentes, no obstante, se distancia de él en su busca de respuestas, respuestas que den una solución a la muerte de Olga Herrera mientras reconstruye sus últimas semanas de vida. Al mismo tiempo, conoce a la gente con las que ella se relacionó en Lanzarote y se reencuentra con un viejo compañero de armas.

La ceguera del cangrejo brinda también un personal retrato de la isla visto a través de los ojos de otro isleño y muestra durante su recorrido por las distintas realidades que viven en Lanzarote, una agradecida mirada y una notable capacidad para meterse en todos lados.

Con este libro Ravelo explora nuevas posibilidades en un género que está más vivo que nunca, por lo que más que ser una novela negra es una historia de amor con fantasma, César Manrique, en el paisaje volcánico de una isla que atrapa a quien decida conocerla si huye del cartón piedra de las zonas turísticas, esos gigantescos depredadores del territorio.

Saludos, a leer que son dos días, desde este lado del ordenador

Fallece el artista tinerfeño Juan Pedro Ayala

Domingo, Junio 2nd, 2019

El martes pasado, 27 de mayo, fallecía en su domicilio el artista Juan Pedro Ayala (Tenerife, 1972), una ausencia que deja un poco más huérfano el arte en Canarias y suscita la pregunta de hacia dónde estaba escorando su creatividad, más en un pintor del que no se supo mucho artìsticamente entre 2014 a 2017.

Entre los últimos trabajos de Juan Pedro Ayala, que datan de 2018, se encontraba Castillo 58, junto a Maribel Nazco dentro del proyecto A dos de la galería Magda Lázaro y Globo Rojo Sonda, que expuso en el Centro de Arte La Regenta en la capital grancanaria y en el que retornaba a la pintura “tras tres años de exilio. Huida justificada por dos grandes batacazos: la exposición Azul, realizada en el CICCA, Las Palmas de Gran Canaria. Y la muestra 15 años no es nada, llevada a cabo en el Espacio Cultural de Guía de Isora, Tenerife. Las fechas las he conseguido olvidar…”

Otras exposiciones de Juan Pedro Ayala fueron Día de perros (2011); Las once mil, Bestiarios y Árboles de ciudad.

Pintor que procuraba intentar “no pensar cuando estoy pintando”, sus primeras obras parten del arte pop y la ilustración expresionista para, más tarde, investigar el erotismo desde una perspectiva naturalista.

En su exposición El Jardín para Marián , dedicada a su compañera sentimental, Juan Pedro Ayla compartiò su trabajo “para regenerarse la sangre y para que no se marchite nunca la flor que pintó en su adolescencia. Un símbolo del amor donde nunca se mueren ni las flores, ni las manos, ni las ganas de explotar, ni de explorar para crear y recrear”, apuntaba en una nota informativa de la agencia Europa Press,