Archive for Mayo, 2021

El honor es un escudo… funerario

Jueves, Mayo 6th, 2021

“–¿Qué es el honor? Aire. Sólo aire. ¿Quién lo obtiene? El que murió el miércoles pasado. ¿Lo siente? Nooo… ¿Es cosa insensible? Sííí, para los muertos. Pero… ¿puede vivir entre los vivos? Nooo… Las malas lenguas no lo permiten, por tanto no quiero saber nada de él. El honor es un escudo… funerario. Éste es mi catecismo”.

Campanadas a medianoche (1965)

George Orson Welles (Kenosha, Wisconsin; 6 de mayo de 1915-Hollywood, California; 10 de octubre de 1985)

Los olvidados: Francisco García Pavón

Miércoles, Mayo 5th, 2021

Francisco García Pavón alcanzó el éxito literario en la España de los años setenta con la serie de novelas y cuentos en los que Manuel González, más conocido como Plinio, es su protagonista. Plinio es jefe de la Policía Municipal de Tomelloso (Ciudad Real) y junto a su leal don Lotario, se encarga de resolver casos que suceden en su entorno y alrededores con la misma sagacidad del inspector Maigret solo que con la simpática cachazapero también obstinada capacidad deductiva de un castellano, castellano de verdad.

Desde su aparición, las aventuras de Plinio ocupan un espacio privilegiado en la novela policíaca escrita en español y más concretamente en España, donde es un claro antecedente de los que vendría después: el Carvalho de Vázquez Montalbán; el sargento Bevilacqua de Lorenzo Silva y el Toni Romano, de Juan Madrid por citar solo a algunos de los más conocidos.

Pero no solo de Plinio escribió García Pavón, un escritor que se movía admirablemente en la geografía del cuento donde, junto a otros compañeros de viaje es uno de los representantes más aventajados en un género que, editorialmente, no siempre ha sido mirado en España con la obligación que se merece.

Entre los libros que destacaría del escritor se encuentra los que reúne en la trilogía de la Guerra Civil, que forman de manera independiente lo libros Cuentos republicanos, Los liberales y Los nacionales. Este último, un significativo trabajo en el que su autor recrea en una serie de historias muy cortas pero acertadamente cinceladas, sobre el día después de la victoria del ejército nacional en 1939 o bien desarrollando relatos que transcurren ese mismo año pero tras haber estallado la paz, como diría Gironella. Nos encontramos en este aspecto con páginas que describen un país que, tras tres largos años de guerra, mira una mitad con recelo al vencedor y la otra con sospecha y entusiasmo por la revancha al vencido.

Esta atmósfera de miedo se palpa en las historias que García Pavón desgrana en un libro que, no entiendo la razón, ha pasado desapercibido dentro de la gran literatura española escrita sobre aquella guerra que sacó lo peor pero también lo mejor de nosotros mismos. Por ello, estas líneas están inspiradas en reivindicar un libro y un autor con todas sus letras que fue de los primeros en transmitir a sus lectores una perspectiva de reconciliación entre las dos mitades de un país que, mucho me temo, todavía sigue con ganas de partirse la cara.

Llegué como era natural a las obras de Francisco García Pavón leyendo sus novelas de Plinio. El descubrimiento de Los nacionales fue tardío y, confieso, con cierta inquietud ya que no sabía muy bien lo que podía deparar un escritor al que me había acostumbrado por sus relatos policiales, por sus historias costumbristas a las que aplicaba el barniz de lo policial. No imaginaba que también cultivara otros géneros y que resultara tan rematadamente bueno en un territorio tan difícil como es el cuento, y más cuando se trata de cuentos tan cortos. En el caso de García Pavón, de tan solo tres o cuatro páginas. Páginas, sea dicho de paso que son suficientes para narrar situaciones que trascienden la anécdota y en las que muestra lo que es capaz de hacer el hombre en situaciones de tanto riesgo intelectual y emocional como son las que describe en Los nacionales.

El libro está divido en dos partes. La primera se desarrolla mayoritariamente en Tomelloso, que fue la localidad natal del escritor, y la segunda en Madrid, que fue la ciudad donde vivió la otra mitad de su vida. Estas dos unidades cuentan más o menos historias desiguales donde prima el miedo de los vencidos y la revancha de los vencedores pero son relatos también en los que se cuela voluntad de paz, piedad y perdón.

Resulta muy difícil escoger algunas de las historias ya que todas son muy buenas, y no solo por las situaciones que plantea y los problemas morales que saca a relucir sino porque en todo estos cuentos se concluye la imposibilidad de construir un país si no hay voluntad de tender la mano a quien ayer fue tu peor enemigo.

Por encima de todas las cosas, por encima de lo que cuente, de lo que muestre y de lo que denuncie, que también, estos cuentos están además muy bien escritos. Tanto, que invitan a que sean leídos en voz alta para degustar la fuerza de sus frases y de sus palabras. El talento que tuvo García Pavón para saber contar lo que contaba.

A la espera de que alguien se atreva a rescatarlo de la oscuridad, me refiero a su trilogía de la Guerra Civil y no a las aventuras de Plinio que de tanto en tanto se reeditan, aconsejaría a los interesados a que busquen obras del escritor en librerías de viejo y de ocasión. Sobre todo porque no hay cosa más grata en la república de las letras que la de recuperar del olvido escritores que, con el fuste de Francisco García Pavón, permanecen no sabe uno bien por qué, en el más absoluto de los olvidos.

Saludos, reivindicación, desde este lado del ordenador

99 madrugadas de alarma, un libro de Juan Carlos Mateu

Martes, Mayo 4th, 2021

Sucedió hace exactamente un año pero ahora casi nadie recuerda los largos meses que permanecimos confinados con el fin de sortear ese fantasmagórico virus que recorrió y todavía recorre las calles y plazas de las ciudades y pueblos de todo el planeta. Es más que probable que cuando todo esto haya acabado (porque alguna vez tendrá que acabar) se proponga una nueva relectura de lo que vivimos y de lo que pasamos encerrados en casa. El miedo ante la incertidumbre que nos envolvió de pronto y ante el que tuvimos que reaccionar para ponerle freno.

La pandemia ha generado una literatura que tímidamente va asomando la cabeza. Una literatura que en la mayor parte de los casos nace, precisamente, los días que estuvimos encerrados. Por la pandemia transita de una u otra manera novelas, relatos, cómics, reflexiones de escritores y escritoras de las islas, todos ellos dispuestos a narrarnos su visión personal de aquellos días.

El guionista e ilustrador Eduardo González lo hizo desde una perspectiva humorística en Crónicas de la cuarentena, tiras que subía a Facebook y en las que narraba en primera persona lo absurdo y también lo terrible de aquella experiencia. La periodista Saray Encinoso Brito propone con El año que no viajé a Buenos Aires un viaje imaginado y muy documentado a la Argentina escrito durante el confinamiento mientras que el también periodista Román Delgado describe con mirada introspectiva en Historias de intramuros once días de aquellos largos meses.

Faltaba sin embargo el día a día, el retrato de cada jornada con rigor periodístico que es lo que ofrece Juan Carlos Mateu en 99 Madrugadas de alarma, una bitácora de aquellos días que pueden descargarse en la página web de Diario de Avisos.

El libro reúne descripciones de lo que pasamos, de la sorpresa que digerimos afortunadamente sin crispación. De aquellas semanas donde vecinos que no se conocían comenzaron a hacerlo de balcón en balcón, de ventana a ventana… La lectura propone también adentrarse en las páginas de un diario de confinamiento que hace revivir lo que sucedió aquellos meses y percatarnos con qué facilidad la mayoría de nosotros hemos olvidado aquellos días que parecen que están muy lejos pero que sin embargo están todavía muy cerca.

Estructurado en artículos muy cortos, la crónica además de repasar los días de encierro ofrece un retrato muy humano y cercano del largo proceso en el que todos cambiamos por dentro sin perder en ningún momento el entusiasmo por informar. Por informar de lo que sucedía con entusiasmo y en ocasiones melancolía profesional, procurando mantener el equilibrio para no caer en lo sentimental y relatar con objetividad una situación que quebró para siempre nuestra vieja y añorada normalidad.

Las impresiones que relata Juan Carlos Mateu y que son reflejos de lo que vivimos todos, parecen de ciencia ficción pero no son, desgraciadamente cosa de ciencia ficción como sabemos todos: Soldados patrullando las calles, algún peatón que pasea a su perro por una ciudad sin gente, de avenidas vacías que despertaban a las siete de la tarde con los aplausos dedicados a los que libraban batalla en la primera línea del frente son solo algunas de las impresiones que recoge un libro necesario para no olvidar esos meses de confinamiento.

Juan Carlos Mateu tiene la habilidad de evocar las inquietudes que compartimos la mayoría. También la espontánea solidaridad que unió a la ciudadanía:

“Empiezan a aparecer en los ascensores de los edificios carteles de vecinos ofreciéndose a comprar comida o medicinas a personas con problemas de movilidad. Yo mismo he visto uno hoy en un bloque de viviendas del municipio de Candelaria. “Si necesitas que vaya a comprar alimentos por ti, solo tienes que tocar en el piso 8. Iré encantado”, decía el manuscrito. Un par de horas después, el gesto solidario se reforzaba con tres ofrecimientos más. Mi amiga Carmen Rosa me ha comunicado con pena que en el sur de Tenerife, la gran sala de máquinas de la industria turística, el cielo se ha quedado sin aviones”.

Son muchos los frentes de los que se ocupa 99 Madrugadas de alarma, un diario que nació a modo de terapia personal pero que terminó por convertirse en una obra que sobrepasó lo periodístico y en la que se mezcla la primera persona con el seguimiento informativo de aquellos días extraños y en los que Mateu destaca la infatigable labor de los que trabajaron por nosotros y, también, de todos nosotros, la ciudadanía, por haber estado a la altura que exigían las circunstancias.

En estas crónicas se narran algunos de los emocionante momentos que se produjeron durante el confinamiento como el niño que salía al balcón a las siete de la tarde porque pensaba que los aplausos iban dirigidos a él o el abuelo que tocaba la armónica en la ventana de su casa. Ello y mucho más en un repaso que escrito con las prisas del momento resulta directo y auténtico.

El arco temporal de 99 Madrugadas de alarma describen las jornadas que van del 14 de marzo al 21 de junio del 2020, y cuenta con su propia banda sonora que no es otra que las canciones que sonaron aquellos días como el Resistiré del Dúo Dinámico;Volveremos a brindar, de Lucía Gil o el Viva la vida, de Coldplay:

“Un par de minutos antes pasó un coche de la Guardia Civil con la canción Viva la vida, de Coldplay, a toda pastilla, mientras los vehículos militares, poco después, volvían a formar en caravana por la avenida para recoger las muestras de cariño de la balconada”. Canciones que según Mateu “refleja el sentir general de un pueblo consternado que permanece agazapado a la espera de que el temporal escampe”.

Esto y mucho más es lo que ofrece 99 Madrugadas de alarma, la crónica personal y periodística de unos meses en lo que nunca tantos debimos tanto a tan pocos.

Saludos, basta con descargarlo en la web, desde este lado del ordenador

Nace Retina, una publicación que plantea “un juego visual”

Lunes, Mayo 3rd, 2021

La Sección de Audiovisuales del Ateneo de La Laguna presenta el jueves 6 de mayo a las 18,30 horas en el Aguere Cultural la publicación Retina, una “humilde edición hecha con cuidado que plantea un juego visual basado en fotogramas descontextualizados, una entrevista (María Sosa) e investigaciones visuales relacionadas con autoras de las Islas Canarias (Carmela García, Cristina Gámez o Nieves Lugo)”, se informa en una nota.

En esta edición de Retina participan las autoras Andrea Abreu, Teresa Correa, Daniasa Curbelo, Alejandra Galo, Carmela García, Pura Márquez, Estrella Monterrey, Yolanda Peralta Sierra, Paula Quintana, María Sosa, Noemí Tejera, Mónica Trujillo y Sabina Urraca, algunas de las cuales estarán presentes en el acto. Está previsto que se proyecten cortos realizados por ellas mismas.

La revista está diseñada y maquetada por la diseñadora Noelia Varietti. Miguel G. Morales, presidente de la Sección de Audiovisuales del Atenero de La Laguna, asume la coordinación.La edición está patrocinada por el Cabildo Insular de Tenerife. Se prevé presenbtarla próximamente en Gran Canaria y Lanzarote.

La misma nota informa que en este encuentro se dará a conocer la nueva programación de la Sección de Audiovisuales del Ateneo de La Laguna para 2021 y la formulación de un acuerdo con el Aguere Cultural, que será su nueva sede.

Saludos, se fue abril, vino mayo, desde este lado del ordenador