Archive for Octubre, 2022

Charla con el dibujante Paco Sáez en la Escuela de Arte y Superior de Diseño Fernando Estévez

Jueves, Octubre 13th, 2022

La Escuela de Arte y Superior de Diseño Fernando Estévez organiza hoy, jueves, 13 de octubre, una charla protagonizada por el cineasta y dibujante Paco Sáez, Premio Goya 2021 a Mejor cortometraje de animación por su ópera prima como director Madrid2120, junto a José Luis Quirós. El encuentro, bajo el título Del boceto a la pantalla, 30 años dibujando historias, que tendrá lugar en las instalaciones del centro educativo, será de entrada libre y gratuita, hasta completar el aforo, y arrancará a las 16.00 horas. El acto contará con la moderación de Carlos Miranda, del proyecto TFanimation.

La charla versará sobre “la importancia de dibujar previamente la historia en viñetas, tanto en el cine de animación como en el de acción real”, apunta Sáez, que mostrará al público asistente ejemplos de secuencias en storyboards y cómo se acabaron convirtiendo en fuente de inspiración para la construcción de planos.

Sáez es dibujante y se ha especializado en los storyboards. Participó en la construcción de los guiones gráficos de Tadeo Jones 2 (2017), Atrapa la bandera (2015) o Planet51 (2009). Asimismo, el dibujante se aventuró con la dirección de Madrid2120, un corto que ofrece un mensaje futurista de lucha contra el cambio climático.

El cineasta ha visto su carrera vinculada a las islas, pues su primer trabajo como dibujante de storyboards fue con la serie La Historia de Canarias, de la productora BRB Internacional. Para esta producción realizó 27 capítulos. También es autor de las viñetas de Los intocables de Elliot Mouse o El nuevo mundo de los gnomos. Trabajó para Walt Disney Company, Warner Bross, Cartoon Network España, y en 2013 fue el único ilustrador para el proyecto de la página web oficial de la Casa Real española.

Más tarde comienza a trabajar junto al director Nacho Velilla en filmes como Que se mueran los feos, Perdiendo el norte o Villaviciosa de al lado. También fue el creador del storyboard de la popular producción Spanish Movie, de Javier Ruiz Caldera.

Saludos, otro día escribimos del Gobierno, desde este lado del ordenador

Nuevo libro y documental sobre Sanmao, la escritora china que se vinculó a Canarias

Miércoles, Octubre 12th, 2022

Madrid, finales de los años 60. Tras un largo vuelo desde Taipéi una joven aterriza en el aeropuerto de Barajas. Sale por primera vez de su hogar y no sabe que España cambiará su vida para siempre. Será aquí donde encontrará el amor y también la inspiración para escribir unos relatos que la convertirán en la escritora más famosa de Asia.

Ahora, ve la luz el libro titulado Un viaje al corazón de Sanmao, editado por Anaya Touring, que narra de la mano de las directoras y guionistas, Marta Arribas y Ana Pérez de la Fuente, la historia de esta escritora y viajera que descubrió España a millones de lectores asiáticos.

“En la primavera del año 2014 caímos bajo el hechizo de Sanmao. El efecto del encantamiento fue rápido, se produjo nada más empezar a escuchar la historia de esta singular escritora y viajera taiwanesa, nacida en China, tan vinculada a España pero de la que los españoles, sin embargo, desconocían hasta su existencia. Fue la casualidad, quizá el destino, como diría la propia Sanmao, la que nos llevó hasta ella”, explican las autoras del libro. “¿Os he contado alguna vez la historia de mis tíos, la escritora Sanmao y el submarinista José María Quero?”. Esta fue la pregunta de una amiga de las escritoras. Se trataba de Lorena Mena Quero que comenzó a relatar una historia increíble llena de amor, aventura, libertad, fama, vida intensa y muerte trágica.

A partir de ahí, estas galardonas directoras de cine se convierten en exploradoras en busca de pistas y señales que les fueran iluminando el camino hacia Sanmao. “Cualquier hallazgo era una victoria”, relatan. Se dan cuenta de que Sanmano es todavía un ídolo, un icono femenino de mujer viajera, libre e independiente, sus libros son fenómenos superventas en Asia y miles de turistas chinos viajan a España en busca de sus huellas. Incluso en La Palma, en 2017, se inauguró en la isla una ruta literaria en su honor, homenajes y reconocimientos que se han ido extendiendo como un manto por el resto de Canarias.

Cuando Sanmao llega a Madrid, para olvidar una turbulenta infancia y adolescencia en Taiwán, conocerá a José María Quero, un submarinista con el que vivirá una romántica y trágica historia de amor. De su mano viajará hasta El Aaiún, antigua capital del Sáhara español, un lugar exótico en el que escribirá sobre sus vivencias cotidianas con grandes dosis de sentido del humor. Diarios del Sáhara y posteriormente Diarios de Canarias fueron un bestseller en Taiwán y China, lugares que entonces tenían prohibido viajar a sus ciudadanos. “Sanmao hablaba del Sáhara Occidental español pero también de Madrid, del Rastro, y de las islas Canarias. Sus lectores, atraídos por una libertad de la que ellos no gozaban, pudieron viajar con ella, llegando a conocer ambientes, lugares y costumbres españolas”, afirman Ana y Marta.

Así es como surge la idea de realizar un documental, que se estrena en 2020 con el título Sanmao, la novia del desierto, que es seleccionado en diversos festivales de cine como Hotdocs (Toronto), Festival de Málaga 2020, Festival de cine Guanzhou (China), Cinemaespaña Tolousse, entre otros, y que contribuye a dar a conocer la personalidad poliédrica y compleja de la persona que había detrás de su obra.

“La aventura en la que nos sumergimos aquella tarde en Madrid gracias a Lorena (la sobrina de José María Quero), culmina ahora con la publicación de este libro”, exponen sus autoras. Un viaje al corazón de Sanmao es un recorrido por su vida viajera. Sus viajes por más de cuarenta países marcaron una trayectoria que empezó el día que salió con el corazón herido de casa de sus padres en Taipéi para convertirse en una escritora «vagabunda» que no escondió los dos mundos interiores que la habitaban: uno proyectaba luz hacia los demás, el otro la inundaba a ella de oscuridad.

Un viaje al corazón de Sanmao nos invita a conocer a esta mujer esencialmente libre y a recorrer los paisajes físicos y emocionales por los que transitó su vida legendaria en la que el amor, la aventura, la literatura y la tragedia son inseparables.

MARTA ARRIBAS Y ANA PÉREZ DE LA FUENTE

Licenciadas en Ciencias de la Información, forman un tándem creativo como directoras y guionistas de cine documental desde 2005. Son las autoras de Sanmao, la novia del desierto estrenado en cines de toda España y seleccionado en diversos festivales de cine como Hotdocs (Toronto), Festival de Málaga 2020, Festival de cine Guanzhou (China), Cinemaespaña Tolousse, entre otros. Sus películas documentales como el multipremiado El tren de la memoria (Premio del jurado Festival de Málaga 2005), Cómicos (nominado a los premios Goya 2009), Héroes sin armas (2010), Un sitio donde quedarse (2013) o Carmen Laforet, la chica rara (2015) han sido exhibidos en las pantallas de múltiples festivales de cine nacionales e internacionales obteniendo diversos premios. Sus trabajos han participado en muestras de cine español como la del Lincoln Center de Nueva York, el museo MOMA y se han mostrado en Institutos Cervantes por todo el mundo. También han obtenido diversos galardones a lo largo de su larga trayectoria haciendo documentales para diferentes cadenas de Televisión. («Treinta Minutos», Telemadrid, «Documentos TV», Televisión española, «Crónica de una generación», Antena 3).

Saludos, yipi yei, desde este lado del ordenador

Pedro M. García obtiene el Premio Isaac de Vega CajaCanarias por Donde soplan los alisios

Martes, Octubre 11th, 2022

La Fundación CajaCanarias ha anunciado hoy martes, 11 de octubre, el fallo de su Premio de Relato Corto Isaac de Vega 2022, que ha recaído en el autor Pedro M. García por su conjunto de textos titulado Donde soplan los alisios. De este modo el jurado, compuesto por Ana Criado, Alberto Omar Walls y Víctor Ramírez, ha decidido otorgar el galardón en la presente edición a la citada obra del escritor grancanario, certamen que conlleva una dotación de 3.000 euros y la publicación del volumen, y a la que se han presentado a concurso casi medio centenar de obras.

Las historias que pueblan Donde soplan los alisios giran en torno a la nostalgia, la inocencia de la niñez, el humor y la pérdida. Forman, en palabras del autor, una especie de ropa vieja en la que ingredientes de distinta forma, sabor y textura se unen para dejar ese saborcillo tan típico de nuestra tierra, o que al menos yo asocio a nuestra tierra, en el paladar de quien los degusta. En ellas hay calor y algo de hielo, piedra labrada, laurisilva, olas, incluso duendes y perros. Sus protagonistas, tan dispares como lo pueden ser, por ejemplo, una antropóloga, un panadero, una guía turística, un excoronel o un surfista retirado, hablan y se mueven por escenarios autóctonos que incluyen lugares reconocibles como el barrio de Vegueta o la iglesia de Arucas, y otros menos concretos pero igualmente isleños como una playa, un barranco o una cuesta interminable.

Para Pedro M. García, los citados personajes que cobran vida a lo largo de los diferentes relatos que componen el nuevo Premio Isaac de Vega CajaCanarias buscan transmitir un legado, ya sea de tía a sobrino, de padre a hijo o de abuelo a nieta; también ansían un respiro, obtener o consolidar un trabajo o resarcir un entuerto; al mismo tiempo, unos se ven forzados a regresar al hogar y otros a abandonarlo; son seres insatisfechos, acaso ridículos, sumamente tiernos. Donde soplan los alisios ofrece, así, un caleidoscopio a ratos divertido y conmovedor por el que se asoman personas y situaciones vecinas que a menudo pasamos por alto pero que sin duda están ahí, a la espera de que las miremos de cerca con un poquito más, solo un poco, de interés y atención.

Pedro M. García

Pedro M. García (Arucas, 1993), escritor y traductor, cursó el grado en Lenguas Modernas en la ULPGC y el Máster de Narrativa en la Escuela de Escritores de Madrid (IX promoción). Ha trabajado para el Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria, ganado varios premios a nivel local y publicado cuentos en las revistas literarias Temporales, de la NYU; La Rompedora, de la EdE; Fábula, de ARLEA y la Universidad de La Rioja; La gran belleza y Windumanoth. Además, en 2021 resultó ganador del premio Nuevas Escrituras Canarias con la obra ¬Orilla es-con-di-te, publicada durante el otoño de 2022.

Tras la confirmación de haber sido designado nuevo ganador del Premio de Relato Corto Isaac de Vega CajaCanarias, Pedro M. García reconoció que le ha supuesto una alegría y satisfacción tremendas a distintos niveles. En primer lugar, porque significa que estas historias que tanto disfruté escribiendo han logrado entretener, emocionar y divertir a los miembros del jurado y, al hacerlo, se han ganado la mayor recompensa posible: pasar de la pantalla al papel y, con este, a las manos y estanterías de lectores desconocidos. En segundo lugar, porque se siente como una de esas palmadas en la espalda que reconfortan y que animan a seguir adelante, más si cabe al venir de un premio con la categoría cultural e histórica de este; creo que contarme entre sus ganadores, además de un orgullo, le dará un empuje a mi carrera en ciernes como escritor. Y finalmente porque, quizás más que otra cosa, haberlo recibido constituye para mí una suerte de recompensa a la tenacidad y al empeño, la cristalización de aquel refrán que dice «El que la sigue la consigue», en tanto que esta era la tercera vez, y por suerte será la última, que me presentaba.

FIRMA FOTO: Eduardo Cano/Estudio Ático

Saludos, felicidades, desde este lado del ordenador

Nicholas Monsarrat, el marino que no perdió la gracia del mar

Lunes, Octubre 10th, 2022

“El aspecto no era el de un hombre que se siente bien. Horacio Nelson, de físico poco agraciado, daba la impresión de haberse encogido hasta la mínima expresión de un hombre desde que se encontraron por última vez. Se le veía enjuto, delgado, pero los ojos vivos eran el único rasgo saliente en un rostro macilento de fiebre, agotamiento o tal vez preocupación”.

El marino maldito, Nicholas Monsarrat (Traducción: Lucrecia Moreno de Sáez, Ultramar editores, 1987).

Entre los aficionados a la novela de aventuras el libro más famoso del escritor Nicholas Monsarrat es Mar cruel, una historia que se desarrolla en plena II Guerra y que cuenta con una excelente adaptación cinematográfica. Lo que quizá no conozcan muchos de los seguidores de este extraordinario narrador, que también fue periodista, militar y diplomático, es que fue autor de varias novelas históricas en el más estricto sentido de la palabra. Relatos donde habla de unos tiempos en el mar que no conoció.

En este sentido, una de sus obras más ambiciosas es El marino maldito, que en España se publicó en varios volúmenes y novela con la que Monsarrat intentó contar la Historia de la Royal Navy a través del tiempo tomando como protagonista a un marino, precisamente, que ante un acto de cobardía durante un combate naval contra la Armada Invencible, pena desde entonces sus culpas a lo largo de los siglos sirviendo bajo distintos capitanes pero siempre bajo la misma bandera, la de la Unión Jack.

La novela relata así las distintas guerras en las que se ha visto involucrada la armada británica, una de ellas y se expone aunque en muy pocas líneas en este volumen, la que llevó al por aquel entonces contraalmirante Horacio Nelson a las costas de Santa Cruz de Tenerife donde además de perder el brazo sufrió una amarga derrota.

Escrita por un marino profesional y con el oficio de un escritor veterano, curtido en mil batalla, El marino maldito además de continuar explotando el filón desatado por la leyenda del holandés errante, es una excelente novela de aventuras para lectores que conocen como se las gasta la mar así como para todos aquellos lobos de mar que no salen de la comodidad de su casa.

En cuanto al escritor, Nicholas Monsarrat dejó detrás una interesante producción literaria vinculada siempre a lo marino. Y en muchas ocasiones, a los grandes marinos que pueblan las páginas de la Historia de la Royal Navy.

Las novelas de guerra en el mar se han convertido en un género muy cultivado por los escritores británicos prácticamente desde que existe la novela histórica. Además de Monsarrat, que cuenta entre otros títulos con Mar cruel, en la que rememora sus experiencias en un buque de guerra, se encuentran escritores del fuste de C.S. Forester, autor de la serie Hornblower, que transcurren durante las guerras napoleónicas o Patrick O’Obrien, responsable de la saga protagonizada por Aubrey y Maturin y que se desarrollan también en el mar con el telón de fondo de las guerras napoleónicas.

Para los que gustan de este tipo de literatura y aunque sean marinos de agua dulce, el nombre de un escritor como Nicholas Monsarrat suena con mucho respeto. El marino maldito es un intento muy ambicioso por resumir la historia de la Royal Navy y, al mismo tiempo, la historia de un cobarde que busca redención.

En la imagen un fotograma de la versión cinematográfica de Mar cruel (Charles Fredm 1953). En primer término y con unos prismáticos en las manos Stanley Baker. En segundo plano, Jack Hawkins.

Saludos, allá, a lo lejos, el rumor de las olas, desde este lado del ordenador

Historias de la ‘zona prohibida’

Jueves, Octubre 6th, 2022

Hubo un tiempo en que la capital tinerfeña contó con una calle, y otras calles y callejones cercanos, que fueron una zona prohibida para los habitantes de la ciudad. En otro lugar, estas calles hubieran servido de material para toda clase de historias pero, desgraciadamente, aquí se apostó por no mirar en esa dirección y de paso marginar a quien habitaban sus viviendas, algunas de ellas con hermosísimas fachadas que aún se mantienen a salvo de la demolición y vías por la que todavía se pueden transitar pese a que hoy la calle parezca más la de una ciudad en guerra.

Esa calle se llama de Miraflores y está situada en una zona bastante céntrica de Santa Cruz de Tenerife. La calle, la zona, existe desde el siglo XVIII, y se llamó también calle de Vilaflor. Curioso contraste que una calle tan marginada por la ciudad, tuviera el nombre de algo tan hermoso como es una flor. Flor seca y abandonada cuando paseo ahora por ella y doy los buenos días a las últimas profesionales que cultivan el oficio más viejo del mundo. Mientras, camino por la acera y me asomo a una ventana que oculta en su interior los restos de lo que tuvo que ser un barra americana, que vinieron a esta ciudad en los años setenta.

No es muy difícil imaginarse la actividad que tuvo que tener Miraflores y sus alrededores en los años de su controvertido esplendor. Recuerdo que desde el puente de Serrador, que desemboca frente al arco de la puerta de entrada del mercado de Nuestra Señora de África, podía verse un establecimiento que contaba con puertas batientes, como la de entrada y salida de un saloon de las películas del oeste, y que fue un lugar, junto a otros bares que se encontraban en esa calle y callejones, donde no solo las señoritas sino también señoritos y trabajadores acudían para desayunar cuando el horario era respetable. Alguien que frecuentó la calle de Miraflores me asegura que en aquellos bares “no se conocía a las chicas” ya que en estos establecimientos la gente iba a charlar y beber mientras se les iba el día.

Miraflores y sus callejones vienen a mi mente a raíz de la lectura de De la radio a las letras (Nectarina, 2022) las memorias de infancia y juventud del escritor y periodista Fernandor Delgado, un libro imprescindible para hacerse una idea de cómo era entonces esta capital de provincias. Capital cuy Delgado, autor de unos emocionados recuerdos que me han refrescado la memoria de un Santa Cruz de Tenerife que vi agonizar y morir y que Fernando Delgado conoció en toda su miserable grandeza. Merece en este sentido acea moral subterránea no ha cambiado demasiado así como tampoco sus pretensiones de clase. Esa pretensión de clase que Delgado escribe hizo que hubieran piscinas para gentes con posible y playas para pobres, algunas muy próximas a esas piscinas para la gente con posibles.

El caso es que apenas existen novelas y cuentos que se desarrollen en la calle de Miraflores y mucho menos de sus alrededores. Salvo estas memorias de Fernando Delgado y alguna novela y cuento, lo que he podido recopilar sobre una posible literatura de nuestro barrio más canalla se puede contar con los dedos de una sola mano, así que prácticamente es imposible hacer un ejercicio de memoria histórica para reivindicar no que ahí estuvo la supuesta Sodoma y Gomorra de la pequeña ciudad en la que nací y en la que vivo, sino la de rendir homenaje a las miles de mujeres que se dejaron allí la vida, algunas de ellas sacando adelante también a sus hijos en unas condiciones que vistas con perspectiva resultan de un estremecedor espanto.

Fernando Delgado cuenta en sus memorias de infancia y juventud que los adultos les tenían prohibido a los niños de aquel entonces que se adentraran en aquella especie de infierno en la tierra, y ese consejo, con doble moral porque probablemente quien lo daba sí que se habría adentrado alguna vez en aquellas calles para echar “una canita al aire”, permaneció inalterable con el paso del tiempo.

Recuerdo que siendo adolescente, con esa edad, la del pavo que le dicen, me atreví a adentrarme en aquella zona prohibida con un amigo para acortar camino rumbo a la casa de La Portuguesa, que se trataba de una juguetería que vendía entre otros cachivaches maquetas de barcos, vehículos y aviones, así como soldaditos. Mi amigo y yo estábamos éramos muy aficionados a los de Airfix, los de escala 32.

Creo que los dos estábamos bastante nerviosos cuando atravesamos la calle, nervios que se acrecentaron al meternos en uno de los callejones donde las señoras buscaban clientes sentadas en sillas frente a la entrada de aquellos caserones que hoy se caen a pedazos. Recuerdo ver a un lagarto ahorcado en un cable que atravesaba el callejón de lado a lado y que aquella imagen fue lo más violento que vi en nuestro deambular por una geografía en la que –así se nos había inculcado– no debían de pasear los niños, ni siquiera dos indocumentados adolescentes como éramos nosotros.

El caso es que siempre me ha intrigado esa calle, y otras calles que vivieron al margen del resto de la ciudad porque allí se hacían cosas feas (pagar por sexo sería una de ellas). Por ejemplo, el solar donde estaba situado TEA Tenerife Espacio de las Artes fue un barrio de chabolas y en alguna de ellas se practicaba el oficio más viejo del mundo. Por los alrededores del Mercado de Nuestra Señora de África esperaban a sus clientes por la noche los travestís así como en el García Sanabria, donde en la actualidad un cartel recuerda que en sus jardines muchos lograron desafiar a la autoridad de aquel entonces. Este cartel me dio la idea de proponer lo mismo, un cartel que recordara a las señoras y señoritas que vendieron su cuerpo en Miraflores. Muchas de ellas fueron madres solteras, mujeres que habían llegado a la isla con una mano delante y otra atrás.

Otros espacios donde por negocio, poderoso caballero es don dinero, se hizo sexo o se fantaseaba con el sexo de pago son los cabaret que estaban desperdigados por zonas cercanas a la capital tinerfeña pero siempre manteniendo una discreta distancia, así como la ya legendaria Casa la Húngara, que mira que tiene nombre literario, y que por mucho que me explican no sé donde ubicarla. He intentado además conocer la razón de por qué se llama o llamaba así, y las respuestas no me han convencido demasiado hasta la fecha.

Al margen de grupos que apostaron por cultivar una literatura poco apegada a la tierra, los años 50 contaron también con varios autores que se preocuparon por narrar la realidad de su tiempo. No se escribe sobre Miraflores pero sí del ambiente que se respiraba por los alrededores del Mercado de Nuestra Señora de África en Buscadores de agua, de Juan Farias. Mismo tema, el agua, y prácticamente los mismos años, los 50, recrean los ambientes de Guad, una de las mejores novelas canarias de todos los tiempos escrita por Alfonso García Ramos, y si bien no está centrada sí aparece la calle de Miraflores en un buen número de páginas de un título ya de culto en la literatura escrita en Canarias, La ciudad tiene otra cara, de Luis Gálvez Monreal (Goya Ediciones, 1955), una novela que sigue siendo desconocida y el retrato (con apuntes dickensianos) de dos hermanos indigentes que se buscan la vida por las calles de un Santa Cruz de Tenerife que, efectivamente, tiene otra cara en este fantástico relato que pide a gritos su reedición.

“Sus caserones tienen los bajos ocupados por tabernas y cafés, llenos de un público heterogéneo y pintoresco. Las habitaciones altas albergan la industria del placer barato. Desde que oscurece, comienza en la calleja y sus aledaños una intensa animación. Se escuchan canciones de todas las latitudes; se goza al estilo de todas las razas, y se discute en todos los idiomas. Tiene la calle bullicio de aquelarre y rumor de colmena, y el hervidero de la gente se distingue, a trechos, por los prismas de luz que arrojan las ventanas o por los conos que bajan de las mortecinas bombillas del alumbrado público”.

Ambientada entre los años 50 y principio de los 60, el arco de una década, el escritor y periodista tinerfeño Fernando Delgado describe con pericia la doble moral de la sociedad de la capital tinerfeña en Ciertas personas. El autor ofrece un retrato realista y a la vez crítico de una ciudad que parece que nada a la deriva. Indiferente a su pasado y presente. La novela no se desarrolla en la calle de Miraflores de aquellos años sino en otras vías que por aquel entonces acogían también las llamadas casas de tapadillo y bares, que el escritor recrea en La Barra, donde los clientes acuden para negociar un rato de sexo previo pago.

“- ¿Tú querías ser puta, Lotera, o te hicieron una desgraciada?

– Ya de chiquita jugaba a puta, mi niño. Mi padre se asustó cuando nací y ya me vio el morro de puta que tenía. Pero ¿qué otra cosa podía ser yo? ‘Aurora, al colegio’, me decían. ‘Al colegio irá la puta de tu madre’, les contestaba. Me ponían morada el culo y lloraba por llorar. Desde entonces creo que ya me gustaba una paliza” (Ciertas personas, Alfaguara, 1989).

La calle de Miraflores sí que aparece en las memorias de infancia y de juventud de Fernando Delgado, De la radio a las letras, ya que por aquel entonces el periodista y escritor vivía en una casa muy próxima a la calle de Miraflores.

“Era mi calle una calle céntrica y principal de la ciudad, pero muy vecina a un barrio de mujeres de la vida, –jamás nos dejaban decir putas, naturalmente– y los niños de la zona éramos advertidos de continuo sobre la prohibición de cruzar la frontera apenas perceptible entre nuestras supuestas calles decentes y aquellas otras tan supuestamente peligrosas”.

Juan José Delgado incluyó en el libro Estantigua un relato titulado, precisamente, Calle de Miraflores, en el que se ofrece una muy literaria descripción del paseo hasta que su protagonista se mete en un bar y allí le suceden un montón de cosas:

“La calzada es de ciudad vieja. Una mala calle de piedras negras que la rasante luz de una luna, encarada monstruosa al fondo, le había robado el color. Bajaba, pasada la media noche, caminando por ese suelo empalidecido. Al lado izquierdo, casas bajas y quietas, sin ruido, como no queriendo participar en la vida ruidosa de más abajo. Se miraba a la derecha y veíase la sombra negra de un barranco; podía sospecharse un puente, con su guarnición de faroles, rompiendo la línea negra lanzado hacia el cercano mar. Del fondo de la calle, luces; viene también un sonido que a veces deja de oírse pero que renace de improviso. La primera casa con vida está bañada con un cartel de luz blanca en el que parpadean las letras rojas de BAR”.

La protagonista de Arraigo incipiente, un cuento que se incluye en Ellas tampoco saben por qué (Idea Ediciones, 2013), de María Gutiérrez, es una prostituta que repasa su vida, una vida en la que no ha tenido demasiada suerte y, al mismo tiempo, se rinde homenaje a una calle que resiste su derribo en pleno corazón de la capital tinerfeña y cuya memoria pide a gritos que la recupere una literatura urbana que no termina de cuajar en esta isla y en esta ciudad que parece abandonada de la mano de los dioses.

“Cuando la conocí todavía ejercía. Era una provocadora a la que le gustaba echarse los güisquis en una boca salpicada de dientes de oro y llena de palabras mientras los hombres la miraban, aunque nunca la vi con ninguno en particular. Me encantaba contemplarla, me provocaba una satisfacción que por aquella época no entendía, una curiosidad que se extendía a todo su entorno, tan fascinante me resultaba; por lo que me contrariaba que mi padre y los demás se la comieran con los ojos y fueran criticando más tarde el lenguaje soez del que hacía gala y otros descaros suyos.”

El periodista Francisco Pimentel no describe Miraflores y calles adyacentes en su Santa Cruz La Nuit (Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, 1984) pero sí otras de esas calles (antigua de Malteses, apunta en su crónica fechada el domingo 30 de junio de 1957) en la marinera capital de la isla que se prestó al relajo y a la fiesta:

“Esta es una calle olorosa a fritangas, tabacos, cervezas, mujeres, y con los líos de vez en cuando.

Calle de marineros borrachos que han vendido lo que llevan puesto, para seguir la tournée, y que han tenido que ir a bordo en calzoncillos.
Calle de pasodobles o de tangazo arrabalero, en la noche caliente de neón parece un pedazo de Cádiz o algo de Gibraltar, pero no le demos parientes, quién sabe si más pobres, o extraños por lo menos, aunque ella misma los devore, chillona sirena de percal y perfume barato”.

Antonio Bermejo, el escritor outsider del grupo fetasiano, dejó un legado literario bastante escaso, aunque lo que se conserva, un puñado de cuentos, no deje de resultar potente y una literatura que crece, por marginal, con el paso de los años. En La fiesta, uno de los relatos que se incluye en el libro Balada del café pobre, el escritor describe el encuentro de un señor con una señora de la noche:

“- ¿Me das fuego?

A la luz de la cerilla se abrió una cara bonita, con ojos jóvenes y piel ajada, que miró no a la lumbre sino a los ojos de él.

- ¿Vienes conmigo, guapo?

Salió de la sombra, la luz del faro próximo le permitió ver su cuerpo, en el cual se empezaba a insinuar abultamiento triste de la maternidad. Ella se dio cuenta de lo que él había observado y rio triste, con ese renunciamiento que la mujer perdida expresa cuando hace referencia a su falta”.

A las afueras de la capital de la isla de Tenerife, se situaban los cabarés que, aún recuerdo en mi infancia, se me enseñó a que pensara de ellos que eran algo así como lo más próximo al infierno que se podía pisar en la tierra. El escritor Luis Alemany, en su ya legendaria novela Los puercos de Circe (Taller Ediciones JB, 1973), comienza esta particular singladura por ese Santa Cruz que tiene no una sino varias caras, al situar a los personajes en uno de estos antros donde de amanecida, los golfos de la noche se reunían para apurar la arrancadilla.

“Pero a José Luis le gusta hacer las cosas bien, y a José Luis le parece que una noche de juerga sin haber ido a Casa Felisa de amanecida a comer unos bistecs con una furcia, y sin haber tocado en la puerta del callejón como de escondidas, como si fueran conspiradores de opereta, no sería una noche de juerga total y redonda. En el fondo José Luis sigue siendo bastante infantil”.

Esta previsto que Baile del Sol publique en noviembre La tuerta, una novela de María del Mar Rodríguez que se desarrolla en la calle de Miraflores entre 1946 y 1947. Con su anterior novela, La prestamista (2020) se reveló como una escritora con notable pulso narrativo, que sabe sumergir al lector en lo que cuenta.

Y siendo conscientes que se nos escapa algún título pero no demasiados, se reseña aunque no se trate de ficción un libro que apareció a finales de los años 70 y que formó parte de una colección que proponía lo mismo en otros lugares de España: Guía secreta de Canarias (Sedmay Ediciones, 1979), escrita por los escritores J.J. Armas Marcelo (Gran Canaria) y Luis Alemany (Tenerife).

En la parte dedicada a Santa Cruz, Alemany explica que este tipo de actividades se concentró en la capital tinerfeña en las zonas portuarias o marginales pero que su centro “fue la parte baja de la calle Miraflores, donde aún se forman largas y pacientes colas, a pesar de las presiones (al parecer más del orden inmobiliario que ético) que han conseguido iniciar la demolición de algunas de las viejas casas en la que abren sus puertas bares y ‘pensiones’, desplazando estas retozonas actividades a los modernos barrios de expansión, en cuyos pisos aparecen de cuando en cuando talleres de costura, a los que cualquiera puede ir a que le tomen la medida, si conoce previamente la contraseña”.

Con o sin ella, y nos referimos a la contraseña, el fragmento que hemos entresacado de esta Guía secreta de Canarias parece que se anticipó en el tiempo al estado actual en el que se encuentra una calle, y aledaños, que como los galos de las historietas de Astérix resisten en un espacio cada vez más reducido, la acometida de una ciudad que en su plan por remodelar una zona que, guste o disguste, forma parte del pasado santacrucero. Solo lamento desconocer las miles de historias que en aquellos edificios, los que han sobrevivido son un pálido reflejo de lo que fueron, y en aquellos bares y cafeterías, se cocinó porque la vida nocturna de la ciudad se desarrollaba en gran parte en este lugar que merece, cuando ya no quede rastro de su pasado salvo una o dos casas que se salven por su valor patrimonial, una placa en que se recuerde que allí trabajaron por necesidad hombres y mujeres, mujeres y hombres a los que el resto de la sociedad condenó y marginó como si fueran apestados, gente que vivía en la cara B de la ciudad.

Saludos, una calle casi de leyenda, desde este lado del ordenador

Ironia Naturae de Nieves Delgado obtiene el premio de poesía Pedro García Cabrera 2022

Miércoles, Octubre 5th, 2022

La Fundación CajaCanarias ha anunciado hoy miércoles, 5 de octubre, el fallo de su Premio de Poesía Pedro García Cabrera 2022, certamen que se convoca desde 1968 en el referido ámbito literario. De este modo el jurado, compuesto por Rosario Valcárcel, Alicia Llarena y Sabas Martín, ha decidido otorgar el galardón en la presente edición a la obra titulada Ironia Naturae, creación de la escritora grancanaria Nieves Delgado. Dotado con 3.000 euros y la publicación del volumen, a la presente edición del certamen se han presentado un total de 79 obras a concurso, aumentando un 10% la participación con respecto a la convocatoria anterior.

En palabras de la autora, Ironia Naturae es, en parte, el resultado de las curiosas analogías que he creído descubrir entre las características, e incluso comportamientos, de algunos individuos del reino vegetal y las de los siempre enrevesados seres humanos. En ocasiones, la planta me llevo a la persona; en otras sucedió justo lo contrario.

Por otro lado, a Nieves Delgado le atrajo, de una manera instintiva a lo largo del proceso creativo, la sonoridad de las palabras propias del vocabulario botánico, en gran parte ininteligibles para ella, pero seductoras siempre para mi oído. Mi gran reto ha sido, usando las palabras de un amigo poeta, procurar traducir estas impresiones al código de la poesía, afirma la autora de un poemario redondo, a juicio del jurado del Premio Pedro García Cabrera CajaCanarias 2022, que decidió otorgarle el galardón por unanimidad.

Nieves Delgado nace en Las Palmas de Gran Canaria, en 1962, aunque reside hace más de dos décadas en la villa de Teror. Su formación no guarda relación alguna con el mundo literario, si bien ha cursado diferentes cursos de filología a lo largo de su etapa de creación poética, además de participar asiduamente en talleres literarios. Tras conocer el fallo del certamen, Delgado ha afirmado que este premio de la Fundación CajaCanarias, el cual agradezco profundamente, me servirá, sin duda, como acicate para seguir intentándolo.

Saludos, felicidades, desde este lado del ordenador