Archive for Julio, 2023

Miguel Clavijo y Cristóbal de la Rosa, directores generales de Cultura y Patrimonio Cultural e Innovación Cultural e Industrias Creativas

Viernes, Julio 21st, 2023

¿UN HOMBRE DE PODEMOS, DIRECTOR GENERAL DE CULTURA DE UN GOBIERNO DE CENTRO DERECHA?

El martes pasado, 18 de julio, me dio por echar un vistazo al Boltín Oficial de Canarias (BOC) para cotillear nombramientos, ceses y todas esas cosas que en estos tiempos de retroceso uno hace por instinto voy a decir que periodístico. La sorpresa cuando lo repasaba fue tropezarme con el anuncio del nombramiento como director general de Cultura y Patrimonio Cultural de Rubén Pérez Castellano, que ejerció estas mismas funciones con el equipo de gobierno anterior.

Lo primero que pensé fue ¿qué hace un hombre del Podemos ocupando un cargo en el nuevo gobierno de centro derecha que dirige los destinos del archipiélago? Así que comencé a hacer llamadas para que alguien me explicara esta “conversión”.

Pero antes de que alguien me explicara la “conversión” y como suele ser habitual comencé a plantearme varias teorías, todas muy locas, pero teorías al fin y al cabo.

La primera de ellas es que Rubén Pérez Castellano, como San Pablo, había sufrido una revelación (abandona hijo mío las izquierdas y hazte de las derechas) y la segunda es que como Bartebly cuando llegaron los bárbaros a los despachos de Cultura se encontraron con nuestro hombre en un rincón repitiendo a los que le decían que se fuera aquello de “preferiría no hacerlo”.

NOMBRAMIENTOS: CARAS CONOCIDAS

Al final que Rubén Pérez Castellano haya sido nombrado director general de Cultura y Patrimonio Cultural según el decreto 208/2023 del 17 de junio, texto que rubrica la consejera de la recién creada Consejería de Universidades, Ciencia e Innovación y Cultura, Migdalia Marín Machín Tavío y el presidente del Gobierno regional, Fernando Clavijo Batlle, se debe “al cambio de denominación de la Consejería”, un asunto que se resolverá probablemente la semana próxima con el cese de Pérez Castellano y el anuncio de nuevos nombramientos en el área de Cultura.

Sabemos que Miguel Ángel Clavijo y Cristóbal de la Rosa serán nombrados director general de Cultura y Patrimonio Cultural y director general de Innovación Cultural e Industrias Creativas, respectivamente.

Tanto Clavijo como de la Rosa cuentan con experiencia de gobierno en legislaturas anteriores pero el mundo va demasiado rápido y el panorama de la Cultura ante el que se encontrarán mucho me temo que no tiene nada que ver con el que dejaron. Un panorama, el actual, que presenta a un sector potente y fortalecido que espero que no de un paso atrás si de lo que se trata es de recortar iniciativas.

Por cierto, ambos trabajarán bajo el ala del nuevo Viceconsejero de Cultura, Horacio Umpiérrez.

Como se sabe, el actual Ejecutivo canario, resultado de un pacto CC-PP, decidió separar Cultura de Educación. Educación pasa ahora a denominarse Consejería de Educación, Formación Profesional, Actividad Física y Deportes (en manos de los populares) mientras que se inserta Cultura en otra Consejería recién creada, la Consejería de Universidades, Ciencia, Innovación y Cultura (en mano de los “nacionalistas”).

En fin, se dice y comenta que estos y otros nombres más se anunciarán pronto, tras la resaca electoral del domingo. ¿Impresiones? Pues que en esta tierra todo cambia para que no cambie nada, y que esa afición a jugar al gatopardo (que todo cambie para que no cambie nada porque los que gobiernan son desde siempre los de siempre) volverá a reproducirse porque esta tierra es así. Y nada ni nadie se atreve de momento a cambiar esta aplastante y terrible realidad.

En las imágenes, y de arriba a abajo: Rubén Pérez Castellano, Miguel Ángel Clavijo y Cristóbal de la Rosa

Saludos, ya veremos, desde este lado del ordenador

Entre los árboles

Viernes, Julio 14th, 2023

“Decía siempre “la mar”. Así es como le dicen en español cuando la quieren. A veces los que la quieren hablan mal de “ella”, pero lo hacen siempre como si fuera una mujer. Algunos de los pescadores más jóvenes, los que usaban boyas y flotadores para sus sedales y tenían botes de motor comprados cuando los hígados de tiburón se cotizaban alto, empleaban el artículo masculino, lo llamaban “el mar”. Hablaban del mar como de un contendiente o un lugar, o incluso un enemigo. Pero el viejo lo concebía siempre como perteneciente al género femenino y como algo que concedía o negaba grandes favores, y si hacía cosas perversas y terribles era porque no podía evitarlo. La luna, pensaba, le afectaba lo mismo que a una mujer”.

(El viejo y el mar)

Está mal visto en estos tiempos profilácticos hablar bien de escritores como Ernest Miller Hemingway (Oak Park, 21 de julio de 1899-Ketchum, 2 de julio de 1961) porque es la literatura de un cazador solitario. Pero más allá de sus libros, algunos de los cuales han quedado algo rancios, exalta un individualismo feroz y viril hoy tan políticamente incorrecto.

Varios de sus protagonistas son cazadores, cazadores de animales salvajes en el África profunda. Otros turistas millonarios norteamericanos que se divierten desafiando al peligro corriendo delante de los toros en Pamplona durante el San Fermín. La fiesta nacional aparece en algunas de sus novelas más celebradas aunque personalmente me resulten las menos recomendables de su trabajo porque la España que conoció Hemingway pertenece a su imaginario personal y tiene mucho de turística. De hecho, allí por donde pasó y dejó huella a Hemingway se le recuerda con un sagrado y respetado cariño turístico.

En el Floridita, la cuna del daiquirí, en La Habana, la butaca en la que solía sentarse permanece vacía porque una cadena impide que otros se sienten en ella. Ese bar pasó a la posteridad gracias a Ernest Hemingway, como pasó con La bodeguita del Medio que salvo las paredes pintarrajeadas ya no sirve, me temo, el mejor mojito del mundo.

La España de Hemingway está reflejada en novelas como Por quién doblan las campanass; cuentos sobre la Guerra Civil española y una obra de teatro (La quinta columna). Ya en la postguerra Muerte en la tarde, Fiesta y alguna más que ahora se le escapa a mi distraída memoria. Cuba aparece en Tener y no tener, que según Howard Hawks se trataba de su peor novela aunque de su peor novela el cineasta sacó adelante una de las mejores películas de su carrera no sé si por la colaboración en el guión de William Faulkner… Entre otros títulos, la mayor de Las Antillas está presente también en Islas en el golfo (que para mi es la obra mayor del escritor, y que como obra mayor dio como resultado una más que estimable adaptación al cine) y, cómo no, El viejo y el mar cuyo protagonista, el viejo que se lanza al mar y logra pescar la pieza de su vida que lleva a tierra mientras los tiburones la devoran, está inspirado en un canario, el lanzaroteño Gregorio Fuentes, emigrado a Cuba y a quien conoció en Cojímar, pueblito marinero en una isla, en un país donde se consume más carne que pescado…

Llegué a la literatura de Hemingway gracias a Scott Fitzgerald, de quien fue amigo aunque más tarde dejaran de serlo o, simplemente, dejaron que aquella relación se disolviera como se disuelve todo en esta vida. El libro es París era una fiesta, recuerdos en los que el autor de Fiesta rememora capítulos esenciales de una existencia a la que le quitó la vida volándose la cabeza en 1961, cuando este que les escribe ni siquiera había venido al mundo.

Tras su París era una fiesta me entró hambre hemingwayana así que prácticamente me zampé de una sentada casi toda su obra, en especial las novelas y sus cuentos ya que Hemingway aunque muchos no lo sepan fue un notable escritor de cuentos.

Leí Adiós a las armas, que es una bonita novela sobre la I Guerra Mundial donde el protagonista como él termina enrolado en el servicio de ambulancias del ejército italiano aunque no alcanza la intensidad de la hermosísima Tres soldados, de John Dos Passos, con quien mantuvo una estrecha amistad que se hizo trizas tras el paso de los dos por una España en llamas, dividida en dos mitades antagónicas que ellos a su manera llegaron a entender en los sótanos de la coctelería Chicote.

Le tengo especial cariño también a los cuentos que protagoniza Nick Adams y a la novela Al otro lado del río y entre los árboles porque le gustaba mucho a una mujer que fue quién me recomendó que no dejara de leerla si me gustaba tanto la literatura de Ernest Hemingway, un escritor que apostó por ser conciso y un escritor de diálogos prodigioso. Sus artículos en prensa tienen también su no sé qué aunque si por algo me atrae su enorme figura es (¿sabían que solía escribir de pie, así lo descubrí en una visita que nuca hice a la Finca La Vigía, a las afueras de La Habana) por su querencia confesa por España y Cuba aunque dejó rastro también de Italia pero la huella que queda no tiene la misma intensidad que la que grabó en estos dos países tan unidos culturalmente… Tanto, que yo sigo siendo de los que digo “más se perdió en Cuba” cuando todo a mi alrededor se pone histérico, extremo, odiosamente penoso por el actual cambio de régimen.

Por su carácter, por ser quien fue a lo largo de su vida, un impetuoso y un pesado antipático cuando se emborrachaba, que era casi todos los días, no deja de resultarme ejemplar la altura que alcanza como escritor. Honores que conoció en vida (le dieron el Nobel aunque en un patético encuentro con Pío Baroja dijo que Baroja lo merecía más que él) como después de su muerte.

Norberto Fuentes, un escritor por el que particularmente siento aprecio aunque su vida sea demasiado oscura, escribió la que probablemente sea la mejor biografía del escritor durante los periodos que pasó en Cuba. Si les gusta el escritor y les gusta Cuba, es una obra imprescindible, uno de esos libros que uno debe leer pese a que deteste recomendaciones obligadas, todas esas que te meten por los ojos pero no por la cabeza.

En contra de lo que me pasa con otros autores, las películas que he visto sobre novelas de Hem no han terminado por gustarme salvo Islas en el golfo, o Islas a la deriva según otras traducciones. La isla del adiós en el cine. No sé, mantienen algo de su espíritu pero no está él salvo en Las nieves del Kilimanjaro, gracias sobre todo a la actriz más hemingwayana de la historia del cine: Ava Gardner, que también asoma la nariz en Fiesta y The Killers.

No me convence las versiones cinematográficas de Por quién doblan las campanas, ni El viejo y el mar aunque sí que me llevaría a una isla desierta con sala de cine Tener y no tener y The Killers, que debe de tratarse del relato corto más adaptado de la historia del cine.

Cuentan que se voló la tapa de los sesos con la escopeta que le regaló su padre. El momento es increíblemente Hemingway: Un tipo bronco y violento, también bromista y jodedor pero desconcertado porque no ha logrado superar su pasado se prepara para suicidarse.

No sé si se pegó el tiro en su casa o en el campo (entre los árboles) o en medio del lago donde solía ir a pescar. El caso es que escucho el estampido de la detonación de la escopeta quebrando la paz del paisaje. De pronto y de entre los árboles una bandada de pájaros sobrevolando asustados el firmamento, asustados por la explosión, por el tiro atroz que puso fin a la vida de un hombre llamado Ernest (don Ernesto en Cuba y España) Hemingway.

Saludos, y sí, tal día como hoy, desde este lado del ordenador

Gloria Oliva gana por Maldita gloria el el Premio de Poesía Pedro García Cabrera CajaCanarias

Jueves, Julio 13th, 2023

Gloria Oliva ha resultado ganadora por el libro Maldita gloria del Premio de Poesía Pedro García Cabrera 2023, dotado con 3.000 más la publicación de la obra.

Para la autora ganadora, los poemas que componen esta obra “son los escritos de una maldita colgada del árbol de los deseos terrenales que, de una manera confusa y lúcida, no se conforma con declararse humana ante su instinto poético. Con sus versos, Oliva invita a los lectores a acercarse a todas las Marías. Serás la santa perra, la del linaje de los trapos de piletas y los manteles de hule. La que prestará su vientre, perderá su silueta y se convertirá en la esclava de un señor… Serás otra maldita”.
 
Gloria Oliva (Las Palmas de Gran Canaria, 1964) ha participado en diferentes actos literarios y en distintas exposiciones de pintura, tanto a nivel individual como de forma colectiva. Los Adioses irremediables (2018), su primer poemario, está próximo a su publicación. El horizonte de los dementes (2019), el segundo, se ha convertido en su primer libro publicado en noviembre del 2022 por Nectarina Editorial. Obtuvo el XXVI Premio Internacional de Poesía Tomás Morales 2021 con el poemario Cazadores de hadas (2020), lo que conllevó su publicación en noviembre del 2022, editado por el Cabildo de Gran Canaria – Casa Museo Tomás Morales. En el año 2023 se llevó a cabo su transcripción al sistema Braille a propuesta de la O.N.C.E. de Canarias.

El jurado del premio que concede la Fundación CajaCanarias estuvo formado por Rosario Valcárcel, Alicia Llarena y Sabas Martín.

Saludos, nos congratulamos, desde este lado del ordenador

 

Un vagamundo español

Miércoles, Julio 12th, 2023

Si uno lo ve en fotografías lo podría comparar con el ayudante de Sherlock Holmes, el doctor Watson, aunque de inglés Ciro Bayo tuvo lo que se dice poco, afortunadamente, y se escribe lo de afortunadamente porque así lo confirma una literatura que leída hoy quizá resulte rancia a los que no se enamoran de las evoluciones del lenguaje pero que asombrará a los más porque sus libros continúan resultando novedosos, especiales y de una actualidad capaz de derrumbar las murallas de Jericó.

El caso es que Ciro Bayo ha pasado a la Historia de la literatura españolas con letra mayúscula. Primero como bohemio, uno de aquellos juntaletras que más que buscarse la vida, sableaban a amigos y enemigos para seguir un día más en el mundo. Luego, está su faceta como uno de los iniciadores de lo que se conoce como literatura de viajes que sigue siendo un género que no termina por fructificar en este país hasta hace relativamente poco tiempo.

El caso es que leyendo un libro como Lazarillo españo; guía de vagos en tierras de España, por un peregrino industrioso que publicó en la noche de los tiempos la editorial Austral, uno se percata del estilo que caracterizó su trabajo. Yo me atrevería a decir que se adelantó a lo que hoy se conoce como nuevo periodismo y su variante extravagante, el periodismo gonzo. En el caso de Ciro Bayo, y en una obra como la que nos interesa, su Lazarillo español, se observa que además de un estilo literario que hace que no se borre la sonrisa en tu boca, la historia que cuenta (una historia presumo donde realidad y ficción basculan en busca del equilibrio perfecto) aproxime a lectores que no son de su siglo, del siglo de Ciro Bayo, a una España hoy poco reconocible, esa es la verdad, aunque en lo más profundo de este país todavía se encuentren algunos de los especímenes humanos que tan bien supo retratar este periodista y escritor madrileño que hizo de la noche su casa y del día la mejor hora para descansar y dormir.

En Lazarillo español Ciro Bayo cuenta su deambular por las tierras de España donde más que dar impresiones del paisaje las da sobre sus gentes. En su andar por esos caminos de Dios, Ciro Bayo va con lo puesto, es decir, como un indigente que a medida que avanza por los caminos va perdiendo cualquier rastro civilizado que pudiera tener antes de iniciar esta aventura. Se convierte así el narrador en protagonista de su relato, un vagamundo que no es lo mismo que un vagabundo. Bayo, llo explica. Él es de los que vaga, de los que se deja llevar por la corriente del destino. No es de los que caminan porque tienen claro su destino.

Eso sí, el escritor y periodista deambula con la mirada puesta siempre en el horizonte y nunca mirando al suelo. Es un dato éste que se molesta en recordar a lo largo de un libro divertidísimo, en el que sale a relucir el buen corazón de un hombre que no tiene nada salvo entusiasmo por vivir. Y tal es ese entusiasmo que son capaces de hasta darle la camiseta a otro si creen que lo necesita porque ese mismo otro está más necesitado que él.

Le sucede al protagonista a lo largo de este periplo por las tierras de España. El trayecto comienza en Madrid, ciudad en la que nació Bayo, para recorrer a continuación los campoos de Andalucía y el levante, hasta llegar a una Cataluña que se escribía en aquellos años así: Cataluña.

En su errar por esos mundos conoce a gente de todo tipo y pelaje, y duerme al raso cuando no hay suerte o en albergues para pobres. En cuanto a los alimentos, se los procura en las iglesias y los conventos ya que pasea con un documento en el que el Estado insta a quien lo lea (a la autoridad también) que se trata de un hombre que tiene derecho a cobijo y comidas en su andar por una España todavía demasiado metida en el siglo anterior.

No hay crítica sin embargo al desorden de un país que recién entreba en el XX, por lo que no mete el dedo en la llaga en las miserias de una nación a la que todavía le cuesta sacudirse el yugo de las miserias seculares que caracterizan a España como nación.

Si que se encuentra por el camino con bandidos que piden perdón cuando le roban lo poco que tiene el pobre vagamundo que no deja de recordarnos que es Bayo, quien también cuenta sus tropiezos con la autoridad, que encarna la Guardia Civil, y con sacerdores que saben latín como sabe latín el mismo Bayo. Pero si hay algún paisanaje al que eleva a la categoría de mito el escritor y periodista ese es el que encarna el pueblo llano, aquel que lo recibe con puertas abiertas y le da lo poco que tiene.

Lazarillo español es la historia de un hidalgo del tipo de don Quijote, solo que el que encarna Bayo no combate contra molinos ni contra nada. Él solo camina y ve y escucha (es notable su capacidad de escuchar) y comparte. Su Lazarillo se convierte así no en un pícaro que sablea para sobrevivir sino en un hombre que vaga por esa España profunda en la que late aún el espíritu de un país que comenzaba a entrar (es verdad que a trancas y barrancas) en un nuevo siglo. De ahí lo de vagamundo y no vagabundo. De ahí lo de caminante no hay camino se hace camino al andar.

Saludos, seguimos con Bayo, desde este lado del ordenador

Circe, Premio de Cortometraje Manolo Villalba CajaCanarias 2023

Martes, Julio 11th, 2023

Circe, de María Albenia ha obtenido el Premio de Cortometrahes Manolo Villalba 2023 en la categoría de Ficción. En documental, el galardón queda desierto.

El premio que concede la Fundación CajaCanarias está dotado con 3.000 euros y el jurado de esta edición lo integraron Patricia González-Cámpora, Alba González de Molina y Ángel Hernández Suárez, que valoraron del trabajo ganador su producción “de exquisito nivel, con una dirección de fotografía sublime que embauca por completo al espectador. Cuenta con muy buen montaje y discurso, así como un sonido excelente, perfectamente cuidado y creador de atmósfera”.

Circe, primer trabajo cinematográfico de la realizadora, guionista, fotógrafa y docente María Abenia, es un diálogo entre una pastora heterodoxa, sabia y de descendencia divina, y un carnicero de pueblo que la busca para compartir con sus vecinos y vecinas los puercos que ella cría y cuida. Un encuentro que podría haber sido contado desde otros lugares, pero que lo hace único y original en su manera de ser narrado, y que confirma la sospecha de la autora de que, para hablar de límites, de tradición, de valores, de reparto y de aventura, es posible hacerlo desde la fusión de temporalidades, sensibilidades, lenguajes, rituales y cultos, señala la cineasta.

El cortometraje rinde homenaje a la naturaleza fuerte y salvaje de las islas, y en concreto, a la de Tenerife, a sus paisajes, pero también a su sonoridad, así como a la belleza humana y el folklore que la habita y embellece, cuenta la cineasta María Abenia que, tras conocer el fallo del jurado, agradeció el galardón destacando que premios comprometidos como este, que nos otorga la Fundación CajaCanarias a mi equipo y a mí por la pequeña fábula de Circe, demuestran un compromiso grande y acertado que atiende a algo de un orden mayor: democratiza el arte, lo impulsa, lo dignifica. Circe es fruto de un humilde gesto de amor, de esfuerzo, de respeto y de dedicación colectiva, que de veras agradecemos haya sido puesto en valor. Gracias, porque esto nos ayuda, sin duda, a crecer y a mejorar.

María Abenia, nacida en Zaragoza (1985) y residente en Buenavista del Norte, Tenerife, es realizadora, guionista, fotógrafa y docente. Ha cursado el máster de Dirección de cine de la Universidad ESCAC (Barcelona) y de Teoría de cine y medios audiovisuales contemporáneos de la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona). Programadora en el Festival de cine Internacional Documental MiradasDoc desde 2019, compagina la realización de trabajos cinematográficos con la docencia en talleres de creación audiovisual en colaboración con diferentes instituciones. Actualmente, se encuentra inmersa en el proceso de escritura de cuatro largometrajes: su pieza de ficción LejosCerca (2024); La casa natal es el color primero (2023) del realizador canario David Baute; Sugar Island (2023) de la directora dominicana Johanne Gómez y Nocturno n.33 (2024), del director canario Rafael Montezuma. Igualmente, está en plena fase de postproducción de su ópera prima de larga duración, Futura, la niebla (2023).

Saludos, felicidades, desde este lado del ordenador

Fauna, un corto de Daniel León Lacave

Martes, Julio 11th, 2023

No tengo todavía muy claro lo que es el cine leve aunque esta corriente estajanovista que se rueda en Canarias y por desgracia para públicos muy restringidos, caracteriza el trabajo de dos cineastas que. contra viento y marea, siguen haciendo películas pese a que los elementos que se disponen a su alrededor sean cuanto menos hostiles.

Estos dos cineasta son Josep Vilageliú y Daniel León Lacave, dos caballeros a los que separa un abismo generacional pero que han sabido encontrar puentes, vías de acceso entre un mundo y el otro gracias, precisamente, al cine, que a veces produce estos milagros entiendo yo que involuntarios.

El caso es que si alguien tanto de fuera como de dentro de las islas quisiera tomarle el pulso al cine que se rueda a este lado del Atlántico debería de estudiar la obra (fecunda) de Vilageliú y Lacave, quienes pese a las adversidades y presupuestos raquíticos (una de las claves entiendo del cine leve) siguen rodando y cuando buenamente pueden exhibiendo sus películas. Películas todas ellas originales, rodadas en muy poco tiempo, pero muy cuidadas técnicamente. Cuenta además el cine leve con un extraordinario trabajo de actores. De hecho y gracias a estas películas –modestas material pero ambiciosas espiritualmente– he descubierto a una generación de actrices y actores de las islas que ha logrado que alimente la esperanza de que es posible un cine rodado en esta tierra netamente de esta tierra.

Lo que no quiere decir que sea un cine de magos y para magos porque no se trata de eso sino de reivindicar las pequeñas grandes películas que unos francotiradores, cineastas que ruedan al margen de apoyos oficiales, hacen y continuarán haciendo hasta que el cuerpo aguante.
Solo hay un problema entre los numerosos problemas que afectan a los leves, y es la práctica imposibilidad de ver sus trabajos. Aquí en Tenerife porque el salón de actos de TEA Tenerife Espacio de las Artes se dedica a otros menesteres vamos a decir que “artísticos”, relegando el importante papel que lideró en el pasado por dar visibilidad al importante movimiento de cortometrajistas canarios cuyos trabajos nunca o casi nunca aparecerán entre los seleccionados del programa Canarias en corto, ese mismo que niega (vaya uno a saber las razones y mira que lo hemos preguntado sin recibir respuesta alguna) que se exhiban los 21 trabajos de sus tres últimas ediciones.

Una pena, lo de no haber podido todavía ver los 21 cortometrajes de ese catálogo que financia el Gobierno canario aunque sí que hemos visto el último trabajo de cine leve que llega como una suave marea a nuestros ojos . Fauna se llama y es una atrevida y demoledora crítica al pequeño y endogámico mundo del cine canario. También un bonito homenaje al cine pese a que alimente toda esa fauna de la que el cortometraje de Daniel León Lacave solo recoge una pequeña muestra para –más que nuestra sonora carcajada– dibujemos una sonrisa de complicidad en la línea de nuestros labios.

Es más que probable que la mayoría de los que hacen (y dicen) que hacen cine en Canarias se vean reflejados en esta película que no deja de ser un chiste con pretensiones cinéfilas e intenciones (para nada camufladas) ombliguistas aunque su lectura resulte comprensible aquí como en Katmandú.

El protagonista es un trasunto del propio cineasta, Daniel León Lacave, que también recibe estopa porque el director y guionista de Fauna es consciente de que él también es un “rarito” en el ecosistema que retrata, esos profesionales y aficionados cineastas que solo se ven las caras en Festivales que como el de Las Palmas siente más debilidad por la alfombra roja que por el cine de verdad, ese que debe ir con mayúsculas pero que en el caso de estos festivales, solo hacen que reivindican el independiente y el que se rueda en países que por su exotismo levanta pasiones encendidas pero casi nunca justificadas.

Como otras películas leves, no hay lo que se dice una complejidad en su planificación técnica, sino el placer de dejar que sea una cámara fija la que recoja el diálogo que se cruzan los protagonistas que hablan de cine en un festival de cine de provincias.

Con apenas unos pocos planos, Daniel León Lacave rueda su película más crítica pero también irónica. Todo lo que muestra es una visión extrema de la realidad y tiene el objetivo de que quien la vea se sienta reflejado en un trabajo donde nadie, absolutamente nadie, sale bien parado.

Rodada con un presupuesto que da solo para pipas y gracias a la colaboración de amigos, Fauna constata una vez más que tenemos en el cineasta grancanario a un hombre, a un artista, preocupado por revelarnos las contradicciones de su generación y, al mismo tiempo, la realidad de una industria que no termina de arrancar en este archipiélago abandonado de la mano de los dioses. Sea, quizá, porque por mucho que nos vendan no existe esa realidad. Y si existiera, que le debe mucho más a estos independientes de la cámara que son los leves que a los que producen y dirigen películas profesionales que no salen del pequeño circuito al que se reservan estas obras (seamos benignos) de un cine canario rodado por canarios con actores y técnicos canarios y que subvenciona el Gobierno canario. El problema es que este cine pretendida y pretenciosamente “intelectual”, no hay quien lo entienda. Y mucho menos quien lo firma pero esto, como diría aquél, es otra historia.

Saludos, fundido encadenado, desde este lado del ordenador