Benjamín Prado (Madrid, 1961) fue el escritor y poeta invitado este año en el acto de entrega de los premios literarios Julio Cortázar y Luis Feria, de cuentos y poesía, respectivamente, que convoca la Universidad de La Laguna. En este foro, mantuvo un diálogo que reproducimos en parte en esta nueva entrega de El Escobillón.
El escritor cuenta, entre otras novelas, con Raro, Nunca le des la mano a un pistolero zurdo, Dónde crees que vas y quién te crees que eres, Alguien se acerca, La nieve está vacía y cuatro, de las diez previstas novelas de la serie protagonizada por Juan Urbano: Mala gente que camina, Operación Gladio, Ajuste de cuentas y Los treinta apellidos
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En poesía es autor de Un corazón sencillo, El corazón azul del alumbrado, Cobijo contra la tormenta, por el que obtuvo el Premio Hiperión en 1995; Iceberg, Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla, Marea humana, Premio Internacional Generación del 27 y Ya nos es tarde. Como escritor de canciones ha escrito para, entre otros, Joaquín Sabina en el disco Vinagre y rosas; Pereza o Coque Malla.
- Para usted, ¿qué fue primero la poesía o la narrativa?
“Empecé por escribir poesía ya que a los 17 años tuve la fortuna de encontrarme con Rafael Alberti y hacerme amigo de él y por ese contagio de estar al lado de un tipo como Rafael, que como poeta era un mito, un autor de la Generación del 27, un referente político en la defensa de Madrid durante la Guerra Civil junto a los intelectuales antifascistas y un mito que representaba a los españoles que regresaron tras la muerte de Franco, quedé envuelto por su personalidad aunque la primera sorpresa que te llevabas con él es que fuera tan natural y cercano, ciegamente humano como diría Blas de Otero. Un poeta que sentía una gran empatía ante los problemas de los demás”.
- Como novelista ha dedicado de momento cuatro novelas a Juan Urbano, cada una de las cuales se desarrolla en un género, sea de espías, policíaca, histórica y ahora, con Los treinta apellidos de piratas…
“Cuando empecé a escribir la serie me propuse que estuviera protagonizada por un mismo personaje y que estuviera rodeado de algunos secundarios fijos porque tienes la ventaja y el inconveniente de buscar variaciones con los mismos personajes de siempre, lo que hace que sea más difícil escribirlas. En estas novelas se retratan aspectos de nuestra historia más reciente por que hablamos de verosimilitud literaria. Lo que me importa es algo que pasó y cómo eso que pasó afecta a unas personas determinadas en un país determinado que en mi caso es España. Todas las novelas se desarrollan en una época en la que sucedió algo y esa historia tiene su peso, y ese peso pesa en los bolsillos de la gente desde hace doscientos años porque somos lo que somos en un país en el que apenas existió la Ilustración. Lo de que cada novela esté escrita en un género, y hasta ahora son cuatro de las diez que tengo previstas, es que procuro atenerme a la realidad y esa realidad en Los treinta apellidos es vista como una novela de piratas, aunque hoy los piratas trabajen desde casa mientras navegan por el ordenador”.
-Está claro el por qué de piratas pero ¿de dónde saca esos treinta apellidos?
“Los treinta apellidos trata sobre las grandes fortunas españolas que se enriquecieron hace dos siglos por la trata de esclavos lo que también pasó en Europa. El título viene de una famosa frase que dijo en cierta ocasión un empresario español de cuyo nombre no quiero acordarme y que dijo que el Ibex 35 era el 30 por 5 al referirse a los cinco que entran y salen pero no a los otros 30 que representan a las 30 familias que mandan en España durante los últimos doscientos años ”.
- Juan Urbano es protagonista también de Qué escondes en la mano.
“Al decidir que cada una de las novelas de Juan Urbano abordara un género –anuncio que la última será de ciencia ficción aunque no tenga ni remota idea de cómo la voy a hacer–, en Qué escondes en la mano hablo un poco de lo cerca que está todo de lo contrario. De cómo tomar una decisión puede ser una desgracia o no porque tienes una vida que mantienes con cierto orden, sabes cómo eres y en que consiste tu realidad hasta que un día te dan una noticia buena o no muy buena que te cambia la vida completamente. Me interesa contar lo cerca que estamos de una catástrofe como de una maravilla, cómo un acto casual puede cambiar tu manera de ver la realidad. El día que mi padre me envió al bar de la esquina donde me encontré con Alberti me transformó por completo aunque otras veces ese cambio en vez de casual lo llevamos a cabo nosotros a partir de nuestras propias decisiones y muchas veces no es para bien sino para mal. Cuántas veces hemos soñado con ser una persona para resultar al final otra… Por eso el título, Qué escondes en la mano”.
- No ha dejado de mencionar en esta entrevista lo importante que fue en su vida conocer a Rafael Alberti pero ¿cómo influyó su obra en la poesía de Benjamín Prado?
“En mi poesía poco en mi vida mucho. Alberti es uno de los grandes poetas del siglo XX, le echa un pulso a Neruda porque se tiene que ir hasta Lope de Vega para encontrar un escritor con esa capacidad musical que hacía que las palabras bailasen. Se trata de un poeta nacido en 1903 cuya vitalidad y fe en la literatura marca la temperatura de un país que, como es el caso de España que no tiene ni petróleo ni yacimientos de oro, sí que cuenta con Cervantes, Picasso, Lorca… España posee dos tesoros: el turismo y la cultura”.
- Y qué cree que significaba para Alberti la literatura.
“Rafael fue un hombre que le daba a la literatura una importancia máxima, tenía la certeza que era así por lo que su respuesta a las afrentas de la vida, los problemas, la justicia, consistía en escribir siempre un poema en su casa”.
- Poeta, narrador, letrista de canciones para, entre otros Joaquín Sabina, que es antes Benjamín Prado, ¿poeta, escritor, ensayista?
“Uno lo que es escritor y sueño porque algún día alguien sienta lo mismo que sentí yo al leer a Cortázar, que escribió desde novelas, relatos y ensayos hasta alguna obra de teatro por lo que no hace falta preguntar por el género que cultivó sino de si se trata de un libro de Julio de Cortázar. Creo que es un mito lo de los géneros. En la literatura no hay nada más aburrido que la pureza, que acaba siempre en mano de los talibanes. Me gusta más la mezcla, el contagio, aquello que tiene una parte de otra cosa. La poesía que tiene una gota rock and roll, la novela, no la novela lírica pero sí la que tiene una cierta capacidad lingüística. Sería incapaz de no cambiar de género para no cometer uno de los pecados mortales del escritor, que es la repetición. Tienes que entender lo que has escrito como pieza quemada, no puedes repetirte; además, la búsqueda de otras cosas es más fácil cuando cambias de género. Por eso prefiero cambiar de género”.
- ¿Es usted un escritor disciplinado?
“No me considero nada disciplinado como escritor ni en cualquier otra cosa. Escribo y leo mucho en trenes, aviones, hoteles, salas de espera y me va mejor. Si tuviera que hacer como hacen otros compañeros que tienen una disciplina de escribir de 9 a 2, no me saldría nada, me distraería más. Cuando escribes en un avión o en el hotel tienes una línea de llegada y a mi eso me viene bien”.
- ¿Qué tipo de poesía necesita este país?
“Toda. Poesía toda, poesía en todos los ámbitos de la vida. Leonard Cohen decía que era tonto pensar que la poesía está solo en los libros, que son esos espacios donde los recuerdos no llegan al final de la página. La ves también en los cuadros, las películas que te gustan. Ves poesía en las películas de John Ford pero no en las de Charles Bronson. Uno tiene más poesía que el otro. La manera de ser, de estar, la cultura, lo que se llamaba antes cultura general y que si estabas en Toledo es el Tajo y en Sevilla, el Guadalquivir; leer a Cervantes pero no como se lee el Quijote en España que es bochornoso. Los ingleses dicen que uno no es completamente inglés hasta que no lee las obras completas de Shakespeare. La lectura te hace mejor profesional sea lo que sea aquello que haces. La literatura, la cultura, consigue que tengas una empatía mayor y que quieras saber más, también escuchar en vez de oír, ver en lugar de mirar. Que seas un viajero no un turista, todas esas cosas que haces que pases al otro lado donde todo es mucho más fácil si te hacen vivir”.
- ¿Cree entonces que se maltrata a la cultura en este país?
“La cultura siempre ha sido un jarrón chino, un objeto decorativo en España. Este es un país donde los autores están desprotegidos y que ha sido incapaz de llegar a un Pacto por la Educación para sacarnos a todos del vagón de cola de Europa”.
- ¿No ha solución?
“Si se consigue un Pacto por la Educación para que la educación y la cultura sean las bases esenciales sí, y no descubro nada nuevo. Hay que leer, entender lo que pasa, tener opiniones propias de las cosas. Estamos en manos de poderes que de alguna manera contradicen las leyes de la democracia. La democracia basada en la igualdad de oportunidades”.
- ¿Cree que es importante que abordar cuestiones políticas en la literatura?
“No creo que la literatura tenga que ser política pero tampoco que sí lo sea. Sí pienso que es una de sus posibilidades. El libro lo entiendo como un lugar donde se produce una conversación, es un lugar de encuentro entre alguien que cree que tiene algo que contar y otro que le apetece oírlo. Los libros son mejores en la medida que cuentan no la vida del exterior sino de los que lo leen y para que eso ocurra tienen que ser capaces de reducir, simbolizar, reflejar la sociedad en la que vivimos o las sociedades en las que vivieron nuestro abuelos y padres”.
- En cuanto a la novela social, Paco Ignacio Taibo II dijo que en estos tiempos ocupa ese espacio la literatura policíaca.
“Siempre ha sido social. La novela negra tuvo siempre un punto social en todo aquello que denuncia. La corrupción es uno de esos puntos sociales. Lo primero que le pido a un libro es que sea entretenido. Cuando se habla de entretenimiento se asocia hoy a la telebasura pero hay otra clase de entretenimiento, un entretenimiento noble. Cuando Alberti leía a los, como decía él, tres poetas del martirio, Lorca, Hernández, Machado, leía siempre los poemas que más aplaudía el público porque su obligación era la de entretener”.
– Cuentan que no es muy defensor de nacionalismos.
“Los nacionalismos son una astilla de la Edad Media clavada en el pie del siglo XX. Hay mucha gente que ha hecho una lectura antinacionalista de Los treinta apellidos porque cuenta la historia de una familia catalana y gallega que obtiene su fortuna por el tráfico de esclavos y cómo muchos de esos traficantes siguen haciendo las mismas cosas hoy en día de manera menos sanguinaria, es verdad, pero no sé que decir cuando sabes que hay niños que trabajan 17 horas a los que se les paga cinco céntimos a cambio. Pero es igual como se llame, explotación, neocolonialismo… Los treinta apellidos cuenta la historia de esa familia y como esa familia termina formando parte de uno de esos apellidos. Mucha gente ha hecho una lectura antinacionalista de la novela, que no creo que estuviera entre los objetivos primeros o sí, como decía Esperanza Aguirre. Creo que los dos peores inventos del hombre son el dinero y las fronteras”.
(*) En dìas sucesivos se irá subiendo otros textos relacionados con esta entrevista
Saludos, …dijo Abel cuando moría…, desde este lado del ordenador