Inés Toharia: “La conservación es una obligación política aparte de personal”

Lunes, Octubre 23rd, 2023

Cine, registro vivo de nuestra memoria (Inés Toharia Terán, 2021) es un trabajo que para todos los que han tenido la suerte de haberlo visto supone un antes y un después ante su mirada al séptimo arte. La película cuenta el trabajo en la sombra que desarrollan las filmotecas de todo el planeta así como la labor generalmente callada de particulares que han conservado materiales que no han terminado por desaparecer gracias a su labor. De esto y más trata este documental que dirige con sobresaliente sentido del ritmo Inés Toharia Terán (Madrid, 1975), cineasta que ahora mismo está preparando dar el salto al cine de ficción tras otras experiencias documentales como El río que suena, reflejo del tiempo: Joaquín Díaz, que recibió el premio Espiello Rechira al mejor trabajo de investigación en Espiello. Festival Internacional de Documental Etnográfico de Sobrarbe y Palabras contra el olvido y La voz descalza.

Inés Toharia estudió Filología y completó sus estudios en cine documental en Barcelona y Gran Bretaña gracias a una beca de La Caixa y el British Council. Tras obtener una beca Fulbright y una ayuda de la fundación Andrew W. Mellon marchó a los EE. UU. donde se especializó en historia audiovisual y en preservación fílmica.

En 2011 volvió a España y se estableció en Urueña donde es cofundadora de la librería El Grifilm especializada en temas cinematográficos y la productora audiovisual de igual nombre.

– ¿Qué le llevó a rodar Film, the Living Record of our Memory?

“Había solicitado una beca para un curso de documentales y por casualidad descubrí el campo de la documentación que me pareció fascinante. El hecho de pedir la beca Fulbright se debe a que por entonces no había en España nada para estudiar este tipo de historias y al conseguir la beca pude irme a los Estados Unidos donde, entre otras actividades, impartían clases especializadas en conservación de películas que me abrió todo un mundo ya que me encanta la historia del cine y la técnica por todo lo que tiene de histórico y sociológico aparte de artístico. Claro que al cine en sus inicios no se le reconoció nunca como arte”.

- Después de rodar este documental y mostrar la delicada vulnerabilidad de los diferentes soportes audiovisuales ¿cómo observa el futuro de lo que conocemos comúnmente como cine?

“Desde el principio siempre se le dio por muerto aunque ahora somos sociedades muy audiovisuales. Tanto, que hoy en día y con teléfonos móviles de nueva generación aprendemos a hacer nuestros propios vídeos pero el problema es ¿qué hacer con todo esto?, ¿vale la pena guardarlo? Es muy caro. Lo que hace falta es concienciarnos que somos seres que contaminamos y en este escenario qué es lo que se debe seleccionar para preservar. Se están haciendo muchas cosas en cuanto a restauración de cine que antes eran impensables pero preocupa el hecho de que al generar tantos datos y al estar conectados las 24 horas del día se hace necesario que nos eduquemos en lo que implica usar todos esos datos porque los mismos aparatos que utilizamos emplean materiales contaminantes que no se pueden reciclar. Deberíamos detenernos y reflexionar hacia dónde vamos”.

- Usted defiende que la conservación tendría que ser una obligación política.

“La conservación es una obligación política aparte de personal. A nivel de archivos nacionales, las instituciones públicas lo han descuidado mucho”.

– ¿Cree que este mensaje por conservar estos materiales ha calado en la opinión pública?

“Me temo que no aunque hay gente que sí. Se nos han acercado estudiantes de cine que tras ver el documental quieren dedicarse a esto porque lo que mostramos no se enseña en las escuelas de cine. Es decir, la labor que desarrolla una filmoteca que no es solo la de exhibir películas, sobre todo las que no se conocen, sino la más importante que es su trabajo porque esas mismas películas se conserven. Por desgracia, es un proceso lento y muy poco reconocido”.

- En los últimos años se han recuperado películas que se creían perdidas y su descubrimiento nos ha enseñado que tenemos que reescribir la historia del cine.

“Son demasiadas las películas del cine mudo que han desaparecido aunque afortunadamente aparecen algunas que afectan forzosamente a reescribir la historia. Que estas películas existan se debe en algunos casos a casualidades y en otros a una persona que por una cuestión de conciencia decidió salvar ese material. Recuerdo escuchar una grabación del fundador de la Cinemateca francesa, Henri Langlois, en la que contaba con frustración cómo había descubierto en un mercadillo una versión de Salomé que no compró en ese momento y que después no ha vuelto a encontrar. En mi caso, a mi me gusta más el metraje documental aunque el cine es todo: la publicidad, el cine profesional, el particular… La Filmoteca de Cataluña tiene registros de operaciones de ojos en la clínica Barraquer que datan de los años 20 o incluso antes. La historia del cine se reescribe continuamente y sobre todo en Europa que ha hecho una historia del cine occidentalizada pero si abres el registro hay más y conoces a personajes como el tunecino Albert Sasama-Chikli, que es un pionero que pensaba mucho en la tecnología. Proyectó películas de los hermanos Lumière en Túnez y filmó bajo el agua y bastantes imágenes de la I Guerra Mundial pero no se habla demasiado de él aunque eso está cambiando. Pasa lo mismo con las mujeres cineastas porque siempre hubo mujeres cineastas, no tantas como hombres, pero sí que hubo mujeres cineastas”.

- En este relato ¿qué personajes destacaría como grandes responsables del rescate y conservación de materiales audiovisuales?

“A todos. A esa persona que creyó en algo y salvó ese material que más tarde ha sido clave para conocer mejor el pasado. Los archivistas son los héroes pero si me pides solo dos nombres diría los de Henri Langlois en los años 30 y Martin Scorsese, un cineasta que se interesa mucho por todo este campo y colaboró en la creación de The Film Foundation”.

- ¿Durante el proceso de rodaje hubo algún momento que le sorprendiera especialmente?

“Me preparaba mucho las entrevistas y los temas de las películas que íbamos a hablar pero en las conversaciones aparecían cosas inesperadas y casi te daba pena terminar cuando tenías que apagar la cámara pero seguías hablando y hablando porque descubres más pedazos de la historia. Me encanta la colaboración y por eso hay tantos testimonios en el documental y tan internacionales. En la actividad de preservación y archivo se colabora mucho. Y sí, el cine tiene mucho de foto y glamour pero también de labor de equipo”.

- No pudo hablar con Scorsese para el documental.

“Llegó la pandemia y no pudimos acabar algunas cosas que queríamos rodar en Portugal. Filmamos a Scorsese en Bolonia y quedamos en hacerlo en Nueva York con él y su montadora pero cuando fuimos estaba en pleno rodaje de El irlandés pero sí hablamos con la directora de The Film Foundation, Margaret Bodde”.

- Como cineasta, ¿qué diferencias encuentra entre un documental y un reportaje rodado en clave periodística?

“Para esta película el montaje tenía que ser rápido y ágil porque contaba con muchos testimonios. Hoy en día el documental tiende a huir de las explicaciones y de la gente que habla a cámara, se buscan recursos que no tengan nada que ver con lo periodístico pero a mi me encanta aprender con el cine. No me importan los reportajes porque hay mil maneras de hacerlo, estoy alerta a todo desde lo periodístico hasta lo experimental pero cada proyecto tiene su estilo”.

- ¿Después de esta experiencia está preparando algo nuevo?

“Hay varias ideas aunque ahora intento hacer algo más de ficción”.

- ¿Será su primer proyecto de ficción?

“Algo así aunque tengo algunos cortometrajes rodados en esa clave. Personalmente, me ha gustado siempre más el documental pero ahora he visto muy claro contar una historia con más narrativa. En broma, Javier Corcuera me acusa de traidora por pasarme al cine de ficción”

Título original: Film, the Living Record of our Memory
Año: 2021
Duración: 119 min.
País: Canadá
Dirección y guión: Inés Toharia Terán
Música: Robert Marcel Lepage
Fotografía: Daniel Vilar
Personajes entrevistados: Ridley Scott, Win Wenders, Fernando Trueba, Costa.Gavras, Laure Adler, Jonas Mekas, Ben Mankiewicz, Ken Loach. Patricio Guzmán, Vittorio Storao, Paula Félix Didier y Margaret Bodde.
Compañías: Coproducción Canadá-España; El Grifilm, Filmoption International. Distribuidora: Filmoption International
Género: Documental | Documental sobre cine

Saludos, luces, cámara y… acción, desde este lado del ordenador

El Clúster Audiovisual denuncia al Gobierno de Canarias de desaprovechar 1,3 millones de euros con destino a la industria cinematográfica

Miércoles, Octubre 17th, 2018

El Clúster Audiovisual de Canarias denuncia en una nota de prensa que “casi 1,3 millones de euros de los dos millones destinados por el Gobierno de Canarias al estímulo de la producción cinematográfica regional en 2017 no llegaron nunca a invertirse, según los datos de la Cuenta General de Gastos de la Comunidad Autónoma”.

De acuerdo con los cálculos del propio Gobierno, se han perdido inversiones en Canarias por al menos otros 4,3 millones de euros y se han cancelado rodajes ya planificados así como se ha frustrado la contratación de cientos de técnicos canarios y se han anulado contratos de coproducción y distribución internacionales”.

Las razones de este fracaso en la gestión de las medidas de estímulo son variadas, pero “pueden resumirse en la falta de una verdadera política audiovisual regional que esté liderada por responsables con decidida voluntad y conocimiento suficiente del funcionamiento del sector”.

El Gobierno regional aprobó, según este colectivo, “unas reglas técnicas inspiradas en sectores tradicionales que nada tienen que ver con el audiovisual e incompatibles con las ayudas del Ministerio de Cultura, o que concediera a las productoras beneficiarias menos de 40 días para terminar de financiar sus películas, preproducirlas, contratar a todo el personal, filmarlas, editarlas y estrenarlas”.

Tachan de ·preocupante falta de transparencia” las acciones del Gobierno canario en relación con el audiovisual y denuncian que no se han publicado las Actas de la Comisión de Valoración o la composición de la Comisión de Seguimiento, “pese a las demandas del sector, así como a rechazar todas las solicitudes de prórroga en la ejecución o, en último extremo, de nueva convocatoria de las partidas no ejecutadas”.

Puestas así las cosas, el Clúster Audivisual de Canarias concluye que este 2018 ha sido “descorazonador” pese a que los Presupuestos recogen una partida de apoyo a la producción regional de 375.000 euros.

“No existe fecha prevista para la próxima convocatoria, ni siquiera confirmación oficial de que ésta, efectivamente, se producirá. Tampoco se ha realizado ningún avance en la actualización de las bases reguladoras, pese a que todas las asociaciones del sector presentaron una propuesta técnica consensuada el pasado mes de marzo, lo que parece abocar a un nuevo fracaso de la convocatoria”.

“Se consolida así, en definitiva, la paradoja de que, coincidiendo con el período de mayor afluencia de rodajes peninsulares y extranjeros a nuestras islas, la producción cinematográfica canaria viva una de las situaciones más críticas de su historia reciente, comprometiendo tanto nuestra identidad cultural como el futuro de un sector estratégico para el desarrollo de la economía de nuestra región”.

Saludos, ¿retorno al pasado?. desde este lado del ordenador

La extraña pareja: Malcom McLaren y Alan Moore

Jueves, Marzo 12th, 2015

Malcom McLaren ha pasado a la historia por ser el agente de ese grupo de rabiosos  aficionados al ruido que fueron los Sex Pistols en plena eclosión del fenómeno punk, una tribu urbana que además de romper modas y generar una moda, sacudió a los jóvenes desahuciados de los años setenta y ochenta por su atractivo nihilista y su ánimo provocador mientras se arrogaban en una juventud que se creía eterna.

Algunos escuchan todavía como himno su irreverente y aguardentoso God Save the Queen aunque la vorágine que asaltó a muchos de sus miembros, incluyendo turbias muertas violentas, puso fin a un capítulo que no nació, como muchos sostienen, por generación espontánea.

Tras abrir una tienda en la que vendía fundamentalmente ropa relacionada con el rock and roll porque por aquel entonces “lo más emocionante para un joven inglés era arreglarse, vestirse con sus propias ideas ya que en Inglaterra entendíamos que el arte de “arreglarse” era la mejor manera de escapar de tu entorno familiar”, McLaren se dio cuenta que podía ir un paso más allá si vendía sexo con la ropa y los complementos.

Él mismo explica que el sexo era “algo que sólo se anunciaba en letras muy pequeñas en las últimas páginas de los periódicos. Yo quería mostrarlo en mitad de la calle y venderlo en boutiques modernas de Chelsea. Así que me deshice de todo el material de los cincuenta y empecé a vender faldas de goma y collares de perro de cuero. Puse al descubierto toda esa serie de prendas fetichistas que cierta gente había estado comprando años atrás en pequeñas tiendas. Mi intención era ponerlas de moda para los más jóvenes.”

Y el invento funcionó. Tanto que incluso contó con su propio estilo y banda sonora.

Son otros los que están llamados a reivindicar el caso Malcom McLaren como referente de unos tiempos probablemente igual de confusos que los actuales pero dentro de ese fenómeno contaminado de música ruidosa, ropa escandalosa, actitud gamberra y con ganas de alimentar polémica, drogas y sexo, queda un creador que entendió que ese negocio, porque al fin y al cabo resultó ser eso: un negocio, era una farsa.

Y farsa es uno de los ejes a través de los que se arma la historieta Fashion Beast, cómic que nació primero como guión de una película para la que el avispado McLaren recurrió a los servicios de un tipo que estaba en las antípodas del movimiento punk y sí mucho más cerca a la corriente hippie, Alan Moore. El mismo Moore explica en la edición completa de Fashion Beast el porqué un guión que nació para el cine terminó transformándose en un guión para colorines en el prólogo de su edición en castellano (Panini Comics).

Básicamente, resume Moore, la razón fue la repentina muerte por un derrame cerebral de Malcom McLaren el 8 de abril de 2010, y el hecho de que a partir de entonces aquel relato relacionado con la moda y la farsa hibernara en el baúl de los recuerdos hasta que William Christensen lo descubrió y le propuso al escritor de Watchmen y V de Vendetta que lo adaptara al cómic.

Alan Moore confiesa que la decisión le resultó difícil. Por un lado, McLaren ya estaba muerto y por otro, sentía que traicionaba uno de sus mandamientos creativos: no traducir para imágenes cinematográficas sus historias recreadas en viñetas aunque el caso de Fashion Beast –se justifica– era diferente ya que llegó al proyecto reclamado por el volcánico McLaren a principio de los ochenta.

Leyendo el cómic es difícil hacerse una idea de cómo hubiera quedado esta historia en el cine porque cómic y cine son medios radicalmente diferentes. También si la estética que se conserva en la historieta hubiera sido la misma en la pantalla grande aunque algo me hace sospechar que no. Si por algo destaca Fashion Beast es por la delicada belleza de sus ilustraciones, obra de Facundo Percio (artista) y Hernan Cabrera (color).

¿Cómo relato?

Como relato Fashion Beast no es de lo mejor como guionista de Alan Moore pese a que respira cierto aliento que lo ha hecho famoso y que en la actualidad sea considerado como uno de los mejores y más reputados escritores de y para cómic de los últimos tiempos.

Le falta sin embargo a Fashion Beast su característico sentido crítico pero mantiene una interesante cosmogonía que no alcanza ni mucho menos la altura de otras de sus grandes obras como las ya citadas Watchmen y V de Vendetta aunque respira ligero ocultismo que, lamentablemente y a nuestro juicio, no termina de cuajar en un relato al que le sobrepasa la estética de sus ilustraciones.

La protagonista de Fashion Beast es Muñeca Seguin, encargada del guardarropa de una sala de fiestas y que es un hombre que se hace pasar por mujer aunque sea una mujer que se hace pasar por hombre que acaba por ser la modelo del diseñador Celestine, que oficia de Pigmalion. Celestine es un misterioso personaje que vive recluido en su taller mientras tira las cartas de un preciosista Tarot.

El cómic Fashion Beast entra por los ojos pero no taladra tu mente. Carece de la profundidad de la que quizá sea la mejor obra de Moore como escritor From Hell y las ya mencionadas Watchmen y V de Vendetta, trabajos estos últimos que tuvieron la capacidad de reinventar un género por aquel entonces tan quemado como era el de los héroes de capa y antifaz.

Pero no cuenta Fashion Beast con un discurso coherente ya que a ratos parece que se ahoga cuando pretende contar una historia con cierto fondo –la farsa en que se ha convertido la moda como instrumento al servicio de la domesticación de las masas – que llamea brevemente cuando tantea otros discursos como el de la ambigüedad sexual y la trampa que significa vivir en soledad pese a que seas una estrella.

El mismo Moore se pregunta en la introducción qué le hubiera parecido a Malcom McLaren el resultado final del cómic. Un cómic que cuenta con delicadas y muy preciosistas viñetas, algunas de ellas con cierto aire a Enki Bilal, y que están muy por encima de la historia.

Historia, ya se ha dicho, que se difumina tras la belleza de su dibujo.

Saludos, calor, calima, África, desde este lado del ordenador.

¿Joseph Conrad contra el cine?

Martes, Diciembre 3rd, 2013

El horizonte azul del Mediterráneo, seductor y embaucador de audaces, guardó el secreto de la fascinación –abrazando en su pacífico seno a las víctimas de todas las guerras, tempestades y desastres de su historia– bajo la maravillosa pureza de su cielo crepuscular. ”

(El pirata, Joseph Conrad. Colección El libro de bolsillo, Alianza Editorial, 1989. Traducción: Eduardo Chamorro)

La vida de Joseph Conrad, como la vida de todo aventurero, suscita muchas preguntas.

Escribe en una lengua que no fue suya y firma con un nombre que, originalmente, no fue el suyo.

Apenas revela elementos de su pasado. Es decir, ¿qué fue de aquellos años previos a su trabajo como marinero y tras ser reconocido como un excelente escritor de novelas de aventuras marinas?

¿Qué opinaba del cine?

El invento para feriantes se estaba consolidando como industria de entretenimiento el año de su muerte.

¿Cuál pudo ser su mirada sobre las películas que, desde entonces, han intentado adaptar sus relatos?

¿Fue consciente del enorme regalo que nos estaba proporcionando con su literatura?

DOS PROYECTOS FRUSTRADOS, ENTRE OTROS TANTOS

Orson Welles intenta poner en pie El corazón de las tinieblas pero, cuenta la leyenda, la RKO lo rechaza de plano.

“Búscate otra historia”, le vinieron a decir.

Welles piensa… y de ahí –dicen– nace Ciudadano Kane. Su mayor triunfo y, paradójicamente, su mayor fracaso.

David Lean está demasiado viejo pero quiere rodar Nostromo.

Pone incluso dinero de su bolsillo y espera regresar a España para convertir en realidad lo que no es sino el obsesivo proyecto del que ahora se considera un dinosaurio.

Pero ¿quién sabe?

Ignoro si David Lean escucha los cantos de sirena con forma de Lawrence de Arabia y el doctor Zhivago.

La maquinaria está en marcha pero las compañías aseguradoras se retiran discretamente por miedo a la edad avanzada del cineasta.

Nostromo se desmorona como un castillo de naipes y cuatro años después de la aventura, David Lean fallece.

Anoten la fecha de su muerte: abril de 1991.

Nostromo.

Yo la vi navegar por el espacio en Alien, el octavo pasajero (Ridley Scott, 1979).

ADAPTACIONES (*)

Buceo por la red y pesco rarezas como Victoria (Maurice Torneur, 1919) y Lord Jim (Victor Fleming, 1925), película que se estrena un año después de la muerte de Conrad, Joseph.

Paraíso peligroso (William Wellman, 1930) adapta una vez más Victoria. Tengo esperanzas en creer que el talento de Wellman fue capaz de reproducir en pantalla el destino trágico de Axel Heyst, el protagonista de la novela.

Alfred Hitchcock lo intenta con la dinámica Sabotaje (1936). Se basa en El agente secreto, un nada desdeñable y tampoco abstracto retrato de un hombre que vive de informar de lo que hacen grupos antisistema.

Pero continúo buceando…

Se adapta una vez más Victoria (John Cromwell, 1940) y El desterrados de las islas (Carol Reed, 1952), un título este último que me desconcierta.

Y Lord Jim (Richard Brooks, 1965), la película, el filme que es, oficialmente, la adaptación más conocida en cine de una obra de Joseph Conrad.

Alguno dirá que es demasiado discursiva pero junto al Moby Dick (1956) de John Huston es una de las más grandes y ambiciosas películas de aventura de la historia del cine. Dos títulos que si tienen lastre es su obsesiva y maniática fidelidad con el texto original.

Algo que supo cribar El aventurero (Terence Young, 1967). La película adapta El pirata.

Más tarde, Ridley Scott se da a conocer con Los duelistas (1977), una novela corta de Joseph Conrad en la que se plantea eso que llama honor. Su estética sabe a poema modernista: estéticamente es voluptuosa.

Hasta que llega Francis Ford Coppola y manda a parar con su infernal viaje a El corazón de las tinieblas en Apocalipsis ahora (1978).

Aún viajo en helicóptero mientras suena a todo trapo La cabalgata de las Valkirias y el olor a napalm me sabe a victoria.

Susurro mientras deslizo la mano por mi cabeza desnuda: “El horror, el horror“.

Y termino, la boca amarga, con El agente secreto (Christopher Hampton, 1996) y El hombre que vino del mar (Beeban Kidron, 1997).

Continúo pescando títulos en la red.

Pero se difuminan o se encadenan en caprichosos planos.

E intento descubrir a Józef Teodor Konrad Korzeniowski en una vieja fotografía donde ya es Joseph Conrad.

¿Victoria?

(*) Si pinchan este enlace, encontrarán una larga lista de adaptaciones al cine y la televisión de novelas y relatos de Joseph Conrad.

Saludos, palabra de Charles Marlow, desde este lado del ordenador.

Películas, ciclos, eso que llaman cine

Miércoles, Noviembre 13th, 2013

La Filmoteca Canaria inicia los martes y jueves en el teatro Guiniguada y en los Multicines Renoir Price, en la capital grancanaria y tinerfeña, respectivamente, un ciclo dedicado al cineasta norteamericano Don Siegel. El horario de proyección es a las 20.30, y la sesión se inicia este jueves, 14 de noviembre, en Santa Cruz de Tenerife con la exhibición de La invasión de los ladrones de cuerpos, una cinta de ciencia ficción que adapta a la pantalla grande la novela del mismo título del escritor Jack Finney. El ciclo continuará el 19 (Las Palmas de Gran Canaria) y el 21 (Santa Cruz de Tenerife) con El carnaval de la muerte; Código del hampa (3 y 12 de diciembre) y El seductor (17 y 19 de diciembre).

Organizado por Amnistía Internacional, grupo de Tenerife, TEA Tenerife Espacio de las Artes acoge este jueves, 14 de noviembre, un ciclo de cine sobre Derechos Humanos que inaugura la cinta belga Perder la razón (Joachim Lafosse, 2012). La proyección comienza a las 19,30 horas, y se exhibe en versión original en francés y árabe con subtítulos en español. La entrada es gratuita previa retirada de las invitaciones en la taquilla.

Saludos, fundido encadenado, desde este lado del ordenador.

Estrellas de pop rock ¿estrellas de cine?

Domingo, Agosto 11th, 2013

Antes de tantear la interpretación lo conocerán por su música.

Es un aviso, un adelanto del rumbo que tomará este post.

Un repaso, como siempre corto, demasiado corto, de grandes estrellas de la música que en un momento y otro de su carrera probaron también con eso de ponerse delante de las cámaras.

Es decir ¡¡¡que no cantan sino que interpretan!!!

Alguno de ellos con sobresalientes resultados. Otros, la verdad, no tanto.

En este repaso y por cuestiones de espacio, no citaremos a los tres ilustres mosqueteros del Rat Pack, Frank Sinatra, Dean Martin y Sammy Davis Junior. Tampoco hablaremos de Elvis Presley, Bobby Vinton ni de Barbra Streisand, que cuenta con una notable carrera como actriz y productora, también como directora.

Obviaremos, con gran dolor por nuestra parte, las cintas no musicales que protagonizaron dos leyendas del country western como Johnny Cash y Willy Nelson. Ni reseñaremos la experiencia como secundario de Bob Dylan, Keith Richards, Bon Jovi ni Steve Van Zandt, a quien reconocerán como el consigliere Silvio Dante en Los Sopranos.

Por negarnos a rompernos la cabeza, porque no están los tiempos para rompernos la testa, obviamos también las experiencias cinematográficas que jalonan la carrera del crooner Harry Coonick Jr. Y la de Chris Isaac, Sting, Justin Timberlake, Madonna, Iggy Pop, Will Smith, Meat Loaf, Debbie Harry, Cyndi Lauper y tantos, tantos otros artistas de la música que un momento dado de su carrera fueron tentados por el cine.

No, en este post solo vamos a hablar de los largometrajes que han protagonizado seis artistas anglosajones –es probable que repitamos la experiencia con europeos y americanos del sur en otra ocasión– como son Mick Jagger, David Bowie, Kris Kristofferson, John Lennon, Ringo Starr y Roger Daltrey porque tengo debilidad no ya por todos ellos sino también porque su música forma parte de eso tan cursi que llaman la banda sonora de tu vida.

Mick Jagger.- El señor morritos ha probado suerte en el cine sin hacer de cantante en títulos tan extravagantes como Perfomance (Donald Cammell y Nicolas Roeg, 1968), el western con acento australiano Ned Kelly (Tony Richardson, 1970) y el frustrante filme de ciencia ficción Freejack (Geoff Murphy, 1992) que está basado, al parecer, en una novela del notable escritor Robert Sheckley. Jagger interpreta también al jefe de una agencia de gigolós en The man from Elyssian fields (George Hickenlooper, 2001).

David Bowie.- De la lista que presentamos, probablemente sea el dandi camaleón el que más ha probado esto del cine junto a Kristofferson. Películas donde podemos ver a Bowie tanto como protagonista como secundario de lujo son y siempre sin dar la nota: El hombre que vino de las estrellas (Nicolas Roeg, 1976); Feliz Navidad Mr. Lawrence (Nagisa Oshima, 1983), donde comparte cartel con otro músico y compositor, el japonés Ryuichi Sakamoto; El ansia (Tony Scott, 1983), una película de vampiros ambiguos muy identificada con su época, los ochenta; Laberinto (Jim Henson, 1986); La última tentación de Cristo (Martin Scorsese, 1988), donde interpreta a un insólito Poncio Pilatos; Basquiat (Julian Schnabel, 1996), en la que se mete en la piel de Andy Warhol y El prestigio (Christopher Nolan, 2006), filme en el que asume el papel de Nikola Tesla, ese genio al que se acusó de científico loco, entre otras cintas.

Kris Kristofferson.- Para mi continúa siendo el mejor Billy the Kid. La culpa la tiene el hoy maltratado y ninguneado por crítica y cinéfilos de medio pelo, Sam Peckimpah. Pat Garret and Billy the Kid (1973), con todos sus defectos, que los tiene, si quieren ese exceso de lirismo que casi nadie le perdona actualmente al director de Grupo salvaje, no es que sea un western ejemplar, es que ha terminado por convertirse en un clásico que aún rompe y rasga dentro de tan ilustre género. A las órdenes de Peckimpah, Kristofferson trabajó también en Convoy (1980), otro western pero moderno, ya que los vaqueros conducen ahora camiones gigantes que atraviesan autopistas y carreteras comarcales; y haciendo de canalla en la que quizá es, a nuestro juicio, la mejor película del cineasta, la pequeña pero intensa Quiero la cabeza de Alfredo García (1974). A Kristofferson también lo vimos como protagonista en una nueva versión de Ha nacido una estrella (Frank Pierson, 1976) donde “descubría” a esa feúcha tan atractiva que es Barbra Streisand y en el western crepuscular –otro western– que es Las puertas del cielo (Michael Cimino, 1980). Kristofferson está también en el filme de ciencia ficción Millenium (Michael Anderson, 1989) y en el estupendo policiaco sureño Lone Star (John Sayles, 1996). Como secundario de lujo aparece en los tres Blade, Payback (Brian Helgeland, 1999), una nueva versión de A quemarropa, novela de Donald Westlake, escrita con el pseudónimo de Richard Stark, y con Mel Gibson en el papel de Parker, ahora Porter, y en El planeta de los simios (Tim Burton, 2001) entre otras tantas películas.

John Lennon.- Para unos sigue siendo el mejor Beatle, aunque para otros es Paul, George e incluso Ringo. Dejando de lado tan antipático debate, John Lennon también probó en el mundo del cine con la intención de desembarazarse de su carcasa de estrella de la música pop rock. Solo cuenta, en este sentido, con una película, un título menor en la filmografía de Richard Lester rodado en Almería y que se distribuyó en España con el título de Cómo gané la guerra. No deja de ser esta película una entretenida película con mensaje antibélico que aún se sostiene. Es verdad, en todo caso, que si algo desentona en la misma es el mismo Lennon, lo que pone de manifiesto lo difícil que le resultó desembarazarse, precisamente, de su carcasa de estrella de la música pop rock.

Ringo Starr.- Si lo comparamos con Lennon, Ringo tuvo más suerte cuando probó suerte en el cine asumiendo un papel que no tuviera nada que ver con la música. Cavernícola (Carl Gottlieb, 1981) fue, que recuerde, todo un éxito al menos en la isla en la que vivo. Tanto, tanto, tanto, que si no la habías visto no eras nadie. Pasado el tiempo, la verdad, es que el filme ha envejecido no tan bien como el ex batería de The Beatles. De esta comedia en clave de parodia sobre el hombre de las cavernas destaca, además, Barbara Bach, unida sentimentalmente a Starr y un jovencísimo Dennis Quaid.

Roger Daltrey.- Finalizo este repaso con la voz de The Who, un grupo que junto a The Beatles y The Rolling Stones ha marcado con su música mi paso inestable por este sendero que es la vida. Al margen de la ópera rock Tommy y la estrafalaria Lisztomanía, musicales ambos de Ken Russel, y de sus puntuales apariciones en series de televisión, Daltrey protagonizó la reivindicable McVicar, el enemigo público nº1 (Tom Clegg, 1980) donde interpreta a un delincuente legendario en las páginas de la historia criminal del Reino Unido. No he vuelto a ver de nuevo la película, así que no sé como la habrá tratado el paso del tiempo, pero la primera y hasta ahora única vez que la vi me dejó lo que se dice emocionado.

Tanto, que la mencionaremos en un post que, en este momento elaboramos sobre las que, a nuestro juicio, son las diez mejores películas de temática carcelaria del cine.

Hasta ese momento…

Saludos desde este lado del ordenador.