Fallece el cineasta tinerfeño Juan Puelles

Lunes, Agosto 5th, 2024

Me comunican el fallecimiento del escritor y cineasta tinerfeño Juan Puelles López. Una noticia que me conmueve hondamente porque me crucé en su vida siendo un adolescente que estudiaba en el InstitutoTeobaldo Power de Santa Cruz de Tenerife y cuyo apoyo y entusiasmo contribuyeron a que consolidara mi interés por el cine…

El primer recuerdo que tengo de Juan Puelles es verlo tocar el piano durante el estreno de El ladrón de los guantes blancos (José González Rivero y Romualdo García de Paredes, 1926). La sala del Yaiza Borges, que antes fue el cine Tenerife, estaba por una vez a rebosar de espectadores, la mayoría gente sorprendida y alucinada ante la noticia de ver el recuperado primer largometraje de ficción rodado por canarios en Canarias. Se trata de un documento imprescindible no solo por su valor de nostalgia sino también por lo que significó y significa en la pequeña pero cada día más inquieta historia del cine a este lado del Atlántico.

El caso es que ahí estaba Puelles (para los que fuimos sus alumnos siempre será Puelles y nunca Juan) tocando las teclas con una corrección que fue declinando a medida que avanzaba la cinta. Tanto, que llegó un momento en que algo hizo que la sala estalló en una sonora carcajada a la que el bueno de Puelles respondió inclinando la cintura, como si fuera un maestro de orquesta.

El segundo recuerdo que tengo de Puelles (sin el Juan) es como profesor de Ética. Me tocó en primero de BUP, y creo que a los que escogimos aquella asignatura en vez de la de Religión supo meternos en el bolsillo no solo por sus pintas de genio chiflado (hablaba no sé cuántos idiomas y tocaba no sé cuántos instrumentos musicales) sino por animar a varios de los estudiantes de primero para que escribiéramos el guión de una película que se convertiría en El examen, un filme rodado en súper 8mm y que el día que se exhibió en el salón de actos del Instituto Teobaldo Power se mereció además de una carcajada cuyo eco parecía que iba a derribar las paredes, una ovación que no tuve la oportunidad de escuchar porque otras tareas requirieron por aquel entonces el concurso de mis modestos esfuerzos.

Puelles animó además a la chavalada del Instituto a que crearan un cine club. Y así nació el cine club del Teobaldo, películas que proyectábamos no me acuerdo ahora si en 8 o 16 milímetros, pero sí que se trataban de clásicos sin discusión de lo que los necios llaman el séptimo arte.

Profesor y cineasta, Juan Puelles formó parte del equipo Neura por lo que resulta imposible explicar la probable historia de un cine canario de los años 70 sin que apareciera su nombre. Fue miembro, además, de Yaiza Borges, un colectivo de locos por el cine cuyo esfuerzo y tesón no ha vuelto a repetirse en las islas. Y es que además de rodar películas y preparar una adaptación frustrada de Mararía, se hicieron con el antiguo cine Tenerife para convertirlo en Yaiza Borges, una sala de exhibición cinematográfica que fue un oasis para generaciones de cinéfilos que residían a este lado del Atlántico, ya que por fin tenían en estas tierras su particular cine Alphaville de estar por casa.

Se trataba de una sala que lo mismo estrenaba La ansiedad de Veronica Voss (Rainer Werner Fassbinder, 1982) como Un hombre loco americano en Londres (John Landis, 1981). O la noqueante Posesión, de Andrzej Zulawski y Paseo por el amor y la muerte, de John Huston, cineasta que tal día como hoy, este mismo día en que se nos fue Puelles, hubiera celebrado su 118 cumpleaños.

En su amor por el cine, los de Yaiza Borges se animaron a publicar una revista, Barrido, que nació como fanzine a fotocopias para ir mejorando con el paso de los años. Si no me equivoco, llegó a sacar once números y en uno de ellos, ahora mismo no recuerdo en cuál, recuerdo una crítica elogiosa de Puelles al reestreno del largometraje Bandolero (Andrew V. McLaglen, 1968) que tituló El discreto encanto de los no geniales. Y si un título debe de resumir lo que se defiende en el texto, imposible haber escrito otro que diera en el clavo como éste.

Como cineasta dirigió con Alberto Delgado y para el Equipo Neura Crónica histérica (La conquista de Tenerife, 1973) que es cine guerrilla antes de que alguien se inventara el nombre; Vamos a desenmascarar al padre Manolo. Bueno, vamos (1974), El dictador aquí y ahora (1975) y Santos barranco (1975). Participó también en filmes colectivos y como codirector en experiencias como Venganza de cristal (2000), que firma junto a Domingo Ojeda y El reloj (2001), con Francisco Morales, entre otros.

Si quieren hacerse una idea aproximada de su filmografía les animó a que consulten el blog En pos de la ballena blanca, de Josep Vilageliú, íntimo amigo de Juan Puelles, y a quien recurrió en varias ocasiones para que fuera técnico o actor en sus películas.

Si las noticias que tengo no se equivocan, Juan Puelles fallece en tierras de la península, donde residía desde hace unos años. La película, que para todos los que vivimos tendrá algún día que llegar a su último capítulo, se apagó para Puelles, mi profesor de ética, un caluroso mes de agosto y precisamente el día en que vino al mundo un cineasta genial que nos enseñó la verdad de los perdedores pero también el espíritu de los hombres que sueñan con ser rey.

Buen viaje, Puelles.

Saludos, muy emocionados, desde este lado del ordenador

Un año de cine en Canarias

Miércoles, Enero 3rd, 2024

La pequeña industria del cine canario, industria que sostiene el Gobierno regional salvo a un pequeño grupo de productoras y cineastas que van por libre, cierra el 2023 de manera más que honrosa, aunque siga primando su apuesta por un cine destinado a públicos “especializados” que a grandes audiencias pese a que estas audiencias sean las de su propio territorio.

Territorio hay mucho en las producciones, entre largos y cortometrajes, que se han estrenado a lo largo del año y ausencias, también, en un año en el que nos dejaron, entre otros, el empresario Francisco Melo Sansó, propulsor de los cines Galaxy’s, Monopol, Price y Aguere, entre otros, y que nos dijo adiós a principios de febrero a la edad de 94 años; el indiscutible rey del humor en Canarias, Manolo Vieira, protagonista de la serie La revoltosa y de programas para la televisión como Esta noche pago yo y que aparece como él mismo en la película Érase una vez en Canarias (Armando Ravelo, 2023); Helena Romero Campos, pionera en la profesionalización del teatro en Canarias; el productor y cineasta Domingo Damián Ojeda y el fotógrafo de Diario de Avisos, Javier Ganivet.

En cuanto a políticas y dineros, la Consejería de Universidades, Ciencia e Innovación y Cultura del Gobierno de Canarias, que dirige Migdalia Machín, anunció la aportación económica de 600.000 euros al Instituto Canario de Desarrollo Cultural (ICDC) para el “Programa de desarrollo del sector audiovisual canario”. La consejera dijo que junto a esta partida se dedicarán “otros 2.800.000 euros a tres líneas de subvenciones para la producción, desarrollo y coproducción minoritaria, dirigidas a nuestra industria local”.

En cuanto a las subvenciones que concede el Ejecutivo regional destinadas al desarrollo de largometrajes y series de televisión de ficción, animación o documentales, así como a la producción de cortometrajes en 2023, resultaron beneficiados doce proyectos en la categoría de desarrollo, dos documentales (Human Object de Silvia Navarro y Tres Balas de Génesis Valenzuela); un largometraje de animación (Cleo y Cuquin, aventuras en Bahia Dragón de Ernesto Mancha) y nueve ficciones: Morirás lejos, de Marina Alberti, Robin de los mares, de Alessio Rigo de Righi; Un supermercado en Tigaday de Paula Bilbao Aragón, El silbido íntimo de David Pantaleón, Calado de Judith Alzola Romero, La isla de los prodigios de María Sanz, Adalid de Mercedes Afonso, ¿Qué estás pensando? de Octavio Guerra y Los gunchis y la ciudad perdida de Patrick Bencomo).

Los cortometrajes que recibieron subvención fueron La piedra luminosa de Helena Girón y Samuel M. Delgado; Mariners de Carla Valdés y Los Huidos de María Abenia. También hay una obra de animación en esta categoría, el cortometraje Tsunami de María Pulido y de ficción: Un hombre entre la multitud de Victor Moreno, Las hijas blancas de Arima León y Daute Campos, Sarasa de Arima León, Koyas de Arima León y Brega de Daute Campos.

Si nos referimos a premios, y no están todos los que deberían de estar, Matar cangrejos, de Omar Razzak, recibió la Biznaga de Plata a la Mejor Película en la sección Zonazine y Mejor Interpretación Femenina, que recayó en la actriz Paula Campos. Aitana, de Marina Alberti, se hizo con la Espiga de Plata en la 68 edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) y la de mejor corto documental en Bogoshorts mientras que el tinerfeño Víctor Moreno recibía por Meteoro el galardón La noche del corto español de la sección Punto de Encuentro y Un hogar sin armarios, de Eduardo Cubillo se hacía con el premio del público en Legaiscinemad.

Circe, de María Albenia obtuvo el Manolo Villalba de cortometrajes 2023 en la categoría de Ficción, en documental el premio quedó desierto. Por otro lado, La hojarasca, de Macu Machín, competirá en la próxima edición de la Berlinale. Se trata de la ópera prima de la directora y está producida por El Viaje Films mientras Bloom, de Helena Girón y Samuel L. Delgado, resultó ganador en la sección de cortometrajes Cruce de caminos: cineastas canarios de la XIII Muestra de Cine de Lanzarote mientras que Un volcán habitado, de José Víctor Fuentes y David Pantaleón, se hizo, entre otros reconocimientos, con el que concede la sección Escáner del Festival Márgenes al que se suma una mención especial en el Festival Cinespaña (Toulouse, Francia) y en el Lálternativa, 30 edición del Festival de Cinema Independent de Barcelona y el premio DOCMA al mejor largometraje, reconocimiento que concede la Asociación de Cine Documental (DOCMA).

Las películas de animación SuperKlaus y Flamingo Flamenco, coproducidas por el estudio tinerfeño 3 Doubles, fueron seleccionadas en Cartoon, cita que se celebra en marzo en la ciudad francesa de Burdeos, para mostrar estos trabajos en modalidad de preesteno.

En el territorio de los independientes destacó la iniciativa de Talleres de Cine Social organizada por Participación Ciudadana de La Laguna, que involucró a residentes de centros ciudadanos como Bajamar, Finca España y San Diego. Dirigidos por el productor Raúl Jiménez, motor de estos talleres, el proyecto culminó con la creación de un largometraje, Lo que realmente importa, que se estrenó el 4 de diciembre en el Teatro Leal.

Raúl Jiménez produjo y realizó también Crónicas de Los Toscales, tras tres años y medio de trabajo y Guillermo Ríos preestrenó hace unas pocas semanas Cuanto me queda, un filme dirigido por Carolina Bassecourt y producido por Ríos.

Canary Islands Films promocionó en el Festival de San Sebastián y bajo el titulo de Canarias en Foco, las recientes producciones canarias que se encuentran actualmente en distintas fases de desarrollo en el programa Canarias en Foco, y escenario en el que Natacha Mora, responsable de Canary Islands Film, destacó las nuevas subvenciones de coproducción minoritaria lanzadas este año por el Gobierno de Canarias, mientras se exhibía Matar cangrejos, de Omar Razzak (Tourmalet Films), A nuestros amigos, de Adrián Orr (El Viaje Films); Another part of me, de Iván López (JR Producciones); Una casa en el pueblo, de Domingo J. González (Digital 104); Yo tenía una vida, de Octavio Guerra (Calibrando Producciones); Centinelas del Viento, de Juan Luis Santos Martínez (Terra Incógnita Docs); Tal vez, de Arima León (La Magua Films); Back to the roots, de Gadi Cimand y Shirly Millo (Canary Islands Productions, SL) y Me dicen el Panzer, de Rodrigo Quintero Arauz (Marco Antonio Toledo Oval).

Con esta línea de coproducción minoritaria, dijo Mora, la inversión del Gobierno autónomo este año habrá sumado 2,8 millones de euros en ayudas, lo que significa un 55 por ciento más que en el anterior. Del total reservado para este año, 520.000 euros estarán destinados a cortometrajes y proyectos en desarrollo; 1.280.000 euros a producción de largometrajes y series; y 1.000.000 euros a coproducciones minoritarias, con convocatorias independientes.

Una lástima que en este foro no se explicara las razones que motivaron el no estreno de los dos (¿o fueron tres?) catálogos anteriores de Canarias en corto aunque sí, por fortuna, el correspondiente a 2022, que incluyó los trabajos Aitana, de María Alberti; Circe, de María Abenia; Las invasiones biológicas. El caso del Ovis orientalis musimon en la isla de Tenerife: El último muflón, de Shira Ukrainit y Omar Razzak; En un segundo, de Pablo Fajardo; Daida back to the Ocean, de Pablo Ramírez; Visionado, de Manuel Román y Cloro, de Pablo Borges.

En este mismo orden, ya se han resuelto los cortometrajes del catálogo que el Gobierno canario promocionará en festivales a lo largo de 2024: Las cosas queridas (Pablo Vilas); Tiempo de carnavales (Antonio Munáiz); Autorretrato (Willy Suárez); Colonos del espacio (Fernando Alcántara); La isla errante (Pablo Borges Díaz Llanos); Ojo de agua (Héctor García) y Hola, ¿cómo estás? (Eli Herrera).

En cuanto a estrenos, 2023 fue un año excelente ya que vimos en pantalla películas como Matar cangrejos (Omar A. Razzak); Érase una vez en Canarias (Armando Ravelo); Geich (Jennifer Castañeda), Absolución (Juan Alfredo Amil) y los documentales Un volcán habitado (José Víctor Fuentes y David Pantaleón); Semilla del son (Juanma Betancort) que sigue al músico y compositor Santiago Auserón y Quesada, la verdad del silencio y Another part of me, ambas de Iván López. Este último trabajo cuenta la historia de cómo Gustavo Hernández -conocido como Gus Jackson- logró convertirse en el mejor imitador de Michael Jackson en Europa y el segundo a nivel mundial. Documental es también Benito Pérez Buñuel (2022), que no ha dejado de recoger premios desde su estreno, como el de la Crítica del Festival Documental de Uruguay y una Mención de Honor en el 40 Festival de Cine de Bogotá, Bogocine, este mes de diciembre.

El cine que se hace en Canarias por canarios no sería el mismo si no estrenaran cada año los estajanovistas y leves Josep Vilageliú y Daniel León Lacave, responsables de dos intensas y muy personales producciones leves: Si quisieras buscarme y Fauna, respectivamente.

Tras ver el tráiler, tenemos muchas ganas de visionar Damsel, una nueva película de Juan Carlos Fresnadillo para Netflix y que se estrena en la plataforma en marzo de 2024.

Por títulos otras películas con cierto aliento canario fueron Me dicen el Panzer, de Rodrigo Quintero Arauz; Back to the roots, de Gadi Cimand y Shirly Millo ; Tal vez, de Arima León; Centinelas del Viento, de Juan Luis Santos Martínez; Una casa en el pueblo, de Domingo J. González; Yo tenía una vida, Octavio Guerra y El bailadero, de Dan Rodríguez.

Hubo también publicaciones relacionadas con “nuestro” cine aunque no encontramos nada de eso, de “nuestro” cine en Cuestión de carácter. Hacia una reflexión del lenguaje en la crítica cinematográfica (Filmoteca Canaria) de Javier Tolentino y en el que colaboran varios especialistas, como Claudio Utrera, el único canario de un libro que cuenta con notas al pie que ocupan páginas enteras (¡!) y Cine en canarias, los hermanos Ríos (Editorial Kinnamon, 2023), de Atala Nebot Álvarez, doctora en Historia del Arte y documentalista. El especialista tinerfeñoJorge Gorostiza publicaba también Arquitectura + Cine + Ciudad. Construcciones y miradas (Asimétricas).

Se celebraron las Jornadas Codirigir con lo real, que organizó el Instituto de Formación e Investigación Cinematográfica (IFIC).
Respecto a festivales el archipiélago sigue contando con numerosos encuentros relacionados con el cine, desde el Festival de Cine de Las Palmas de Gran Canaria a Isla Calavera, que es un encuentro de cine fantástico.Se celebra el Festivalito, que continúa con un cuchillo en la boca reivindicando el cine guerrilla en la localidad de El Paso, La Palma; DocuRock, Fimucité, festival de música en el cine; MiradasDoc, Cinedfest, el Festival de Cine Medioambiental de Canarias, Animayo, Festival Internacional de Cine de Lanzarote y muchísimos más que nos dejamos en el tintero y sin contar con los de cortometrajes como, entre otros, el Festival de Cortos de La Orotava y Tenerife Short.
Por último, el archipiélago volvió este año a servir de plató de rodaje para producciones nacionales e internacionales tanto para cine como para televisión en un año que fue, ya se ve, muy intenso y cinematográfico.

Saludos, se dijo, desde este lado del ordenador

Inés Toharia: “La conservación es una obligación política aparte de personal”

Lunes, Octubre 23rd, 2023

Cine, registro vivo de nuestra memoria (Inés Toharia Terán, 2021) es un trabajo que para todos los que han tenido la suerte de haberlo visto supone un antes y un después ante su mirada al séptimo arte. La película cuenta el trabajo en la sombra que desarrollan las filmotecas de todo el planeta así como la labor generalmente callada de particulares que han conservado materiales que no han terminado por desaparecer gracias a su labor. De esto y más trata este documental que dirige con sobresaliente sentido del ritmo Inés Toharia Terán (Madrid, 1975), cineasta que ahora mismo está preparando dar el salto al cine de ficción tras otras experiencias documentales como El río que suena, reflejo del tiempo: Joaquín Díaz, que recibió el premio Espiello Rechira al mejor trabajo de investigación en Espiello. Festival Internacional de Documental Etnográfico de Sobrarbe y Palabras contra el olvido y La voz descalza.

Inés Toharia estudió Filología y completó sus estudios en cine documental en Barcelona y Gran Bretaña gracias a una beca de La Caixa y el British Council. Tras obtener una beca Fulbright y una ayuda de la fundación Andrew W. Mellon marchó a los EE. UU. donde se especializó en historia audiovisual y en preservación fílmica.

En 2011 volvió a España y se estableció en Urueña donde es cofundadora de la librería El Grifilm especializada en temas cinematográficos y la productora audiovisual de igual nombre.

– ¿Qué le llevó a rodar Film, the Living Record of our Memory?

“Había solicitado una beca para un curso de documentales y por casualidad descubrí el campo de la documentación que me pareció fascinante. El hecho de pedir la beca Fulbright se debe a que por entonces no había en España nada para estudiar este tipo de historias y al conseguir la beca pude irme a los Estados Unidos donde, entre otras actividades, impartían clases especializadas en conservación de películas que me abrió todo un mundo ya que me encanta la historia del cine y la técnica por todo lo que tiene de histórico y sociológico aparte de artístico. Claro que al cine en sus inicios no se le reconoció nunca como arte”.

- Después de rodar este documental y mostrar la delicada vulnerabilidad de los diferentes soportes audiovisuales ¿cómo observa el futuro de lo que conocemos comúnmente como cine?

“Desde el principio siempre se le dio por muerto aunque ahora somos sociedades muy audiovisuales. Tanto, que hoy en día y con teléfonos móviles de nueva generación aprendemos a hacer nuestros propios vídeos pero el problema es ¿qué hacer con todo esto?, ¿vale la pena guardarlo? Es muy caro. Lo que hace falta es concienciarnos que somos seres que contaminamos y en este escenario qué es lo que se debe seleccionar para preservar. Se están haciendo muchas cosas en cuanto a restauración de cine que antes eran impensables pero preocupa el hecho de que al generar tantos datos y al estar conectados las 24 horas del día se hace necesario que nos eduquemos en lo que implica usar todos esos datos porque los mismos aparatos que utilizamos emplean materiales contaminantes que no se pueden reciclar. Deberíamos detenernos y reflexionar hacia dónde vamos”.

- Usted defiende que la conservación tendría que ser una obligación política.

“La conservación es una obligación política aparte de personal. A nivel de archivos nacionales, las instituciones públicas lo han descuidado mucho”.

– ¿Cree que este mensaje por conservar estos materiales ha calado en la opinión pública?

“Me temo que no aunque hay gente que sí. Se nos han acercado estudiantes de cine que tras ver el documental quieren dedicarse a esto porque lo que mostramos no se enseña en las escuelas de cine. Es decir, la labor que desarrolla una filmoteca que no es solo la de exhibir películas, sobre todo las que no se conocen, sino la más importante que es su trabajo porque esas mismas películas se conserven. Por desgracia, es un proceso lento y muy poco reconocido”.

- En los últimos años se han recuperado películas que se creían perdidas y su descubrimiento nos ha enseñado que tenemos que reescribir la historia del cine.

“Son demasiadas las películas del cine mudo que han desaparecido aunque afortunadamente aparecen algunas que afectan forzosamente a reescribir la historia. Que estas películas existan se debe en algunos casos a casualidades y en otros a una persona que por una cuestión de conciencia decidió salvar ese material. Recuerdo escuchar una grabación del fundador de la Cinemateca francesa, Henri Langlois, en la que contaba con frustración cómo había descubierto en un mercadillo una versión de Salomé que no compró en ese momento y que después no ha vuelto a encontrar. En mi caso, a mi me gusta más el metraje documental aunque el cine es todo: la publicidad, el cine profesional, el particular… La Filmoteca de Cataluña tiene registros de operaciones de ojos en la clínica Barraquer que datan de los años 20 o incluso antes. La historia del cine se reescribe continuamente y sobre todo en Europa que ha hecho una historia del cine occidentalizada pero si abres el registro hay más y conoces a personajes como el tunecino Albert Sasama-Chikli, que es un pionero que pensaba mucho en la tecnología. Proyectó películas de los hermanos Lumière en Túnez y filmó bajo el agua y bastantes imágenes de la I Guerra Mundial pero no se habla demasiado de él aunque eso está cambiando. Pasa lo mismo con las mujeres cineastas porque siempre hubo mujeres cineastas, no tantas como hombres, pero sí que hubo mujeres cineastas”.

- En este relato ¿qué personajes destacaría como grandes responsables del rescate y conservación de materiales audiovisuales?

“A todos. A esa persona que creyó en algo y salvó ese material que más tarde ha sido clave para conocer mejor el pasado. Los archivistas son los héroes pero si me pides solo dos nombres diría los de Henri Langlois en los años 30 y Martin Scorsese, un cineasta que se interesa mucho por todo este campo y colaboró en la creación de The Film Foundation”.

- ¿Durante el proceso de rodaje hubo algún momento que le sorprendiera especialmente?

“Me preparaba mucho las entrevistas y los temas de las películas que íbamos a hablar pero en las conversaciones aparecían cosas inesperadas y casi te daba pena terminar cuando tenías que apagar la cámara pero seguías hablando y hablando porque descubres más pedazos de la historia. Me encanta la colaboración y por eso hay tantos testimonios en el documental y tan internacionales. En la actividad de preservación y archivo se colabora mucho. Y sí, el cine tiene mucho de foto y glamour pero también de labor de equipo”.

- No pudo hablar con Scorsese para el documental.

“Llegó la pandemia y no pudimos acabar algunas cosas que queríamos rodar en Portugal. Filmamos a Scorsese en Bolonia y quedamos en hacerlo en Nueva York con él y su montadora pero cuando fuimos estaba en pleno rodaje de El irlandés pero sí hablamos con la directora de The Film Foundation, Margaret Bodde”.

- Como cineasta, ¿qué diferencias encuentra entre un documental y un reportaje rodado en clave periodística?

“Para esta película el montaje tenía que ser rápido y ágil porque contaba con muchos testimonios. Hoy en día el documental tiende a huir de las explicaciones y de la gente que habla a cámara, se buscan recursos que no tengan nada que ver con lo periodístico pero a mi me encanta aprender con el cine. No me importan los reportajes porque hay mil maneras de hacerlo, estoy alerta a todo desde lo periodístico hasta lo experimental pero cada proyecto tiene su estilo”.

- ¿Después de esta experiencia está preparando algo nuevo?

“Hay varias ideas aunque ahora intento hacer algo más de ficción”.

- ¿Será su primer proyecto de ficción?

“Algo así aunque tengo algunos cortometrajes rodados en esa clave. Personalmente, me ha gustado siempre más el documental pero ahora he visto muy claro contar una historia con más narrativa. En broma, Javier Corcuera me acusa de traidora por pasarme al cine de ficción”

Título original: Film, the Living Record of our Memory
Año: 2021
Duración: 119 min.
País: Canadá
Dirección y guión: Inés Toharia Terán
Música: Robert Marcel Lepage
Fotografía: Daniel Vilar
Personajes entrevistados: Ridley Scott, Win Wenders, Fernando Trueba, Costa.Gavras, Laure Adler, Jonas Mekas, Ben Mankiewicz, Ken Loach. Patricio Guzmán, Vittorio Storao, Paula Félix Didier y Margaret Bodde.
Compañías: Coproducción Canadá-España; El Grifilm, Filmoption International. Distribuidora: Filmoption International
Género: Documental | Documental sobre cine

Saludos, luces, cámara y… acción, desde este lado del ordenador

El Clúster Audiovisual denuncia al Gobierno de Canarias de desaprovechar 1,3 millones de euros con destino a la industria cinematográfica

Miércoles, Octubre 17th, 2018

El Clúster Audiovisual de Canarias denuncia en una nota de prensa que “casi 1,3 millones de euros de los dos millones destinados por el Gobierno de Canarias al estímulo de la producción cinematográfica regional en 2017 no llegaron nunca a invertirse, según los datos de la Cuenta General de Gastos de la Comunidad Autónoma”.

De acuerdo con los cálculos del propio Gobierno, se han perdido inversiones en Canarias por al menos otros 4,3 millones de euros y se han cancelado rodajes ya planificados así como se ha frustrado la contratación de cientos de técnicos canarios y se han anulado contratos de coproducción y distribución internacionales”.

Las razones de este fracaso en la gestión de las medidas de estímulo son variadas, pero “pueden resumirse en la falta de una verdadera política audiovisual regional que esté liderada por responsables con decidida voluntad y conocimiento suficiente del funcionamiento del sector”.

El Gobierno regional aprobó, según este colectivo, “unas reglas técnicas inspiradas en sectores tradicionales que nada tienen que ver con el audiovisual e incompatibles con las ayudas del Ministerio de Cultura, o que concediera a las productoras beneficiarias menos de 40 días para terminar de financiar sus películas, preproducirlas, contratar a todo el personal, filmarlas, editarlas y estrenarlas”.

Tachan de ·preocupante falta de transparencia” las acciones del Gobierno canario en relación con el audiovisual y denuncian que no se han publicado las Actas de la Comisión de Valoración o la composición de la Comisión de Seguimiento, “pese a las demandas del sector, así como a rechazar todas las solicitudes de prórroga en la ejecución o, en último extremo, de nueva convocatoria de las partidas no ejecutadas”.

Puestas así las cosas, el Clúster Audivisual de Canarias concluye que este 2018 ha sido “descorazonador” pese a que los Presupuestos recogen una partida de apoyo a la producción regional de 375.000 euros.

“No existe fecha prevista para la próxima convocatoria, ni siquiera confirmación oficial de que ésta, efectivamente, se producirá. Tampoco se ha realizado ningún avance en la actualización de las bases reguladoras, pese a que todas las asociaciones del sector presentaron una propuesta técnica consensuada el pasado mes de marzo, lo que parece abocar a un nuevo fracaso de la convocatoria”.

“Se consolida así, en definitiva, la paradoja de que, coincidiendo con el período de mayor afluencia de rodajes peninsulares y extranjeros a nuestras islas, la producción cinematográfica canaria viva una de las situaciones más críticas de su historia reciente, comprometiendo tanto nuestra identidad cultural como el futuro de un sector estratégico para el desarrollo de la economía de nuestra región”.

Saludos, ¿retorno al pasado?. desde este lado del ordenador

La extraña pareja: Malcom McLaren y Alan Moore

Jueves, Marzo 12th, 2015

Malcom McLaren ha pasado a la historia por ser el agente de ese grupo de rabiosos  aficionados al ruido que fueron los Sex Pistols en plena eclosión del fenómeno punk, una tribu urbana que además de romper modas y generar una moda, sacudió a los jóvenes desahuciados de los años setenta y ochenta por su atractivo nihilista y su ánimo provocador mientras se arrogaban en una juventud que se creía eterna.

Algunos escuchan todavía como himno su irreverente y aguardentoso God Save the Queen aunque la vorágine que asaltó a muchos de sus miembros, incluyendo turbias muertas violentas, puso fin a un capítulo que no nació, como muchos sostienen, por generación espontánea.

Tras abrir una tienda en la que vendía fundamentalmente ropa relacionada con el rock and roll porque por aquel entonces “lo más emocionante para un joven inglés era arreglarse, vestirse con sus propias ideas ya que en Inglaterra entendíamos que el arte de “arreglarse” era la mejor manera de escapar de tu entorno familiar”, McLaren se dio cuenta que podía ir un paso más allá si vendía sexo con la ropa y los complementos.

Él mismo explica que el sexo era “algo que sólo se anunciaba en letras muy pequeñas en las últimas páginas de los periódicos. Yo quería mostrarlo en mitad de la calle y venderlo en boutiques modernas de Chelsea. Así que me deshice de todo el material de los cincuenta y empecé a vender faldas de goma y collares de perro de cuero. Puse al descubierto toda esa serie de prendas fetichistas que cierta gente había estado comprando años atrás en pequeñas tiendas. Mi intención era ponerlas de moda para los más jóvenes.”

Y el invento funcionó. Tanto que incluso contó con su propio estilo y banda sonora.

Son otros los que están llamados a reivindicar el caso Malcom McLaren como referente de unos tiempos probablemente igual de confusos que los actuales pero dentro de ese fenómeno contaminado de música ruidosa, ropa escandalosa, actitud gamberra y con ganas de alimentar polémica, drogas y sexo, queda un creador que entendió que ese negocio, porque al fin y al cabo resultó ser eso: un negocio, era una farsa.

Y farsa es uno de los ejes a través de los que se arma la historieta Fashion Beast, cómic que nació primero como guión de una película para la que el avispado McLaren recurrió a los servicios de un tipo que estaba en las antípodas del movimiento punk y sí mucho más cerca a la corriente hippie, Alan Moore. El mismo Moore explica en la edición completa de Fashion Beast el porqué un guión que nació para el cine terminó transformándose en un guión para colorines en el prólogo de su edición en castellano (Panini Comics).

Básicamente, resume Moore, la razón fue la repentina muerte por un derrame cerebral de Malcom McLaren el 8 de abril de 2010, y el hecho de que a partir de entonces aquel relato relacionado con la moda y la farsa hibernara en el baúl de los recuerdos hasta que William Christensen lo descubrió y le propuso al escritor de Watchmen y V de Vendetta que lo adaptara al cómic.

Alan Moore confiesa que la decisión le resultó difícil. Por un lado, McLaren ya estaba muerto y por otro, sentía que traicionaba uno de sus mandamientos creativos: no traducir para imágenes cinematográficas sus historias recreadas en viñetas aunque el caso de Fashion Beast –se justifica– era diferente ya que llegó al proyecto reclamado por el volcánico McLaren a principio de los ochenta.

Leyendo el cómic es difícil hacerse una idea de cómo hubiera quedado esta historia en el cine porque cómic y cine son medios radicalmente diferentes. También si la estética que se conserva en la historieta hubiera sido la misma en la pantalla grande aunque algo me hace sospechar que no. Si por algo destaca Fashion Beast es por la delicada belleza de sus ilustraciones, obra de Facundo Percio (artista) y Hernan Cabrera (color).

¿Cómo relato?

Como relato Fashion Beast no es de lo mejor como guionista de Alan Moore pese a que respira cierto aliento que lo ha hecho famoso y que en la actualidad sea considerado como uno de los mejores y más reputados escritores de y para cómic de los últimos tiempos.

Le falta sin embargo a Fashion Beast su característico sentido crítico pero mantiene una interesante cosmogonía que no alcanza ni mucho menos la altura de otras de sus grandes obras como las ya citadas Watchmen y V de Vendetta aunque respira ligero ocultismo que, lamentablemente y a nuestro juicio, no termina de cuajar en un relato al que le sobrepasa la estética de sus ilustraciones.

La protagonista de Fashion Beast es Muñeca Seguin, encargada del guardarropa de una sala de fiestas y que es un hombre que se hace pasar por mujer aunque sea una mujer que se hace pasar por hombre que acaba por ser la modelo del diseñador Celestine, que oficia de Pigmalion. Celestine es un misterioso personaje que vive recluido en su taller mientras tira las cartas de un preciosista Tarot.

El cómic Fashion Beast entra por los ojos pero no taladra tu mente. Carece de la profundidad de la que quizá sea la mejor obra de Moore como escritor From Hell y las ya mencionadas Watchmen y V de Vendetta, trabajos estos últimos que tuvieron la capacidad de reinventar un género por aquel entonces tan quemado como era el de los héroes de capa y antifaz.

Pero no cuenta Fashion Beast con un discurso coherente ya que a ratos parece que se ahoga cuando pretende contar una historia con cierto fondo –la farsa en que se ha convertido la moda como instrumento al servicio de la domesticación de las masas – que llamea brevemente cuando tantea otros discursos como el de la ambigüedad sexual y la trampa que significa vivir en soledad pese a que seas una estrella.

El mismo Moore se pregunta en la introducción qué le hubiera parecido a Malcom McLaren el resultado final del cómic. Un cómic que cuenta con delicadas y muy preciosistas viñetas, algunas de ellas con cierto aire a Enki Bilal, y que están muy por encima de la historia.

Historia, ya se ha dicho, que se difumina tras la belleza de su dibujo.

Saludos, calor, calima, África, desde este lado del ordenador.

¿Joseph Conrad contra el cine?

Martes, Diciembre 3rd, 2013

El horizonte azul del Mediterráneo, seductor y embaucador de audaces, guardó el secreto de la fascinación –abrazando en su pacífico seno a las víctimas de todas las guerras, tempestades y desastres de su historia– bajo la maravillosa pureza de su cielo crepuscular. ”

(El pirata, Joseph Conrad. Colección El libro de bolsillo, Alianza Editorial, 1989. Traducción: Eduardo Chamorro)

La vida de Joseph Conrad, como la vida de todo aventurero, suscita muchas preguntas.

Escribe en una lengua que no fue suya y firma con un nombre que, originalmente, no fue el suyo.

Apenas revela elementos de su pasado. Es decir, ¿qué fue de aquellos años previos a su trabajo como marinero y tras ser reconocido como un excelente escritor de novelas de aventuras marinas?

¿Qué opinaba del cine?

El invento para feriantes se estaba consolidando como industria de entretenimiento el año de su muerte.

¿Cuál pudo ser su mirada sobre las películas que, desde entonces, han intentado adaptar sus relatos?

¿Fue consciente del enorme regalo que nos estaba proporcionando con su literatura?

DOS PROYECTOS FRUSTRADOS, ENTRE OTROS TANTOS

Orson Welles intenta poner en pie El corazón de las tinieblas pero, cuenta la leyenda, la RKO lo rechaza de plano.

“Búscate otra historia”, le vinieron a decir.

Welles piensa… y de ahí –dicen– nace Ciudadano Kane. Su mayor triunfo y, paradójicamente, su mayor fracaso.

David Lean está demasiado viejo pero quiere rodar Nostromo.

Pone incluso dinero de su bolsillo y espera regresar a España para convertir en realidad lo que no es sino el obsesivo proyecto del que ahora se considera un dinosaurio.

Pero ¿quién sabe?

Ignoro si David Lean escucha los cantos de sirena con forma de Lawrence de Arabia y el doctor Zhivago.

La maquinaria está en marcha pero las compañías aseguradoras se retiran discretamente por miedo a la edad avanzada del cineasta.

Nostromo se desmorona como un castillo de naipes y cuatro años después de la aventura, David Lean fallece.

Anoten la fecha de su muerte: abril de 1991.

Nostromo.

Yo la vi navegar por el espacio en Alien, el octavo pasajero (Ridley Scott, 1979).

ADAPTACIONES (*)

Buceo por la red y pesco rarezas como Victoria (Maurice Torneur, 1919) y Lord Jim (Victor Fleming, 1925), película que se estrena un año después de la muerte de Conrad, Joseph.

Paraíso peligroso (William Wellman, 1930) adapta una vez más Victoria. Tengo esperanzas en creer que el talento de Wellman fue capaz de reproducir en pantalla el destino trágico de Axel Heyst, el protagonista de la novela.

Alfred Hitchcock lo intenta con la dinámica Sabotaje (1936). Se basa en El agente secreto, un nada desdeñable y tampoco abstracto retrato de un hombre que vive de informar de lo que hacen grupos antisistema.

Pero continúo buceando…

Se adapta una vez más Victoria (John Cromwell, 1940) y El desterrados de las islas (Carol Reed, 1952), un título este último que me desconcierta.

Y Lord Jim (Richard Brooks, 1965), la película, el filme que es, oficialmente, la adaptación más conocida en cine de una obra de Joseph Conrad.

Alguno dirá que es demasiado discursiva pero junto al Moby Dick (1956) de John Huston es una de las más grandes y ambiciosas películas de aventura de la historia del cine. Dos títulos que si tienen lastre es su obsesiva y maniática fidelidad con el texto original.

Algo que supo cribar El aventurero (Terence Young, 1967). La película adapta El pirata.

Más tarde, Ridley Scott se da a conocer con Los duelistas (1977), una novela corta de Joseph Conrad en la que se plantea eso que llama honor. Su estética sabe a poema modernista: estéticamente es voluptuosa.

Hasta que llega Francis Ford Coppola y manda a parar con su infernal viaje a El corazón de las tinieblas en Apocalipsis ahora (1978).

Aún viajo en helicóptero mientras suena a todo trapo La cabalgata de las Valkirias y el olor a napalm me sabe a victoria.

Susurro mientras deslizo la mano por mi cabeza desnuda: “El horror, el horror“.

Y termino, la boca amarga, con El agente secreto (Christopher Hampton, 1996) y El hombre que vino del mar (Beeban Kidron, 1997).

Continúo pescando títulos en la red.

Pero se difuminan o se encadenan en caprichosos planos.

E intento descubrir a Józef Teodor Konrad Korzeniowski en una vieja fotografía donde ya es Joseph Conrad.

¿Victoria?

(*) Si pinchan este enlace, encontrarán una larga lista de adaptaciones al cine y la televisión de novelas y relatos de Joseph Conrad.

Saludos, palabra de Charles Marlow, desde este lado del ordenador.