Relatos desde el purgatorio (Éride ediciones, 2019) recoge un puñado de artículos de opinión y reportajes que el periodista José Luis Cámara (Córdoba, 1977) escribió para Diario de Avisos durante los quince años que trabajó en esta casa. Los temas que se ofrecen en el libro recogen historias que muestran realidades de hondo calado social y muchas de ellas no han perdido actualidad porque esos mismos temas siguen estando ahí.
Tras la publicación del libro de viajes Rumbo a un sueño y la novela La noche más larga en la isla esmeralda, José Luis Cámara está rumiando una nueva novela, trabajo que compagina con el de responsable del departamento de comunicación de Cáritas Diocesana en Tenerife.
- Relatos desde el purgatorio recoge una selección de reportajes y artículos de opinión que resumen una década de trayectoria profesional como periodista. ¿Por qué escogió unos y dejó otros?, ¿qué criterios empleó?
“Es difícil resumir en doscientas páginas una trayectoria profesional de más de quince años. Por eso, cuando me planteé recopilar en un libro algunos de los artículos y reportajes que había publicado, tenía claro que debía hacer una selección de aquellos que más me habían llenado o afectado de algún modo a nivel personal. Yo me hice periodista porque quería contar historias, y ese fue el principal criterio que usé, incluir las historias que, en mi opinión, merecían ser dadas a conocer”.
- Entre otros temas que aborda en el libro escribe sobre transexualidad en menores, inmigración, la prostitución de lujo… ¿qué lecciones saca de estos y otros temas?
“Creo que vivimos en una sociedad un tanto hipócrita, que trata de enmascarar algunos de sus lugares más oscuros, la mayor parte de los cuales pasan desapercibidos en el día a día. Pero eso no significa que no estén ahí, que convivamos con ellos. Y creo que es una lección que deberíamos aprender, porque además cuestiones como la inmigración irregular, la prostitución o la transexualidad en los menores de edad también requieren de medidas políticas y económicas para solucionarse, porque no hablar de ellos no evitará que sigan estando ahí”.
- ¿Son situaciones diferentes pero encuentra algún nexo, si no en todos los textos, sí al menos en algunos de ellos?
“En general, creo que son cuestiones que siempre están de actualidad, que cíclicamente se sitúan en el epicentro informativo. Temas como la corrupción política, las listas de espera sanitarias, los migrantes y refugiados, etc, son temas que vuelven a estar en las portadas de los medios en estos momentos, a pesar de que algunos de esos artículos y reportajes fueran escritos hace ya más de diez años”.
- ¿Hubo alguno que le resultara especialmente difícil de escribir?, ¿por qué?
“Todos los temas que tratan de menores de edad son muy complicados de escribir, especialmente cuando eres padre y tienes hijos que bien podrían ser esos niños y niñas de los que estás hablando en el reportaje. Por ejemplo, contar la historia de una madre que da a luz en un cayuco en medio del mar, o de un niño que con apenas seis o siete años siente que vive en un cuerpo equivocado y quiere cambiar de sexo, son temas que indudablemente te afectan y cuesta mucho escribir sobre ellos”.
- El libro recoge reportajes y artículos de opinión, pero no entrevistas. ¿No le gusta el género o son material que ha dejado para un próximo libro?
“Me gusta mucho el género de la entrevista. He hecho cientos de entrevistas a lo largo de mi trayectoria profesional, muchas de ellas a personas interesantísimas. Sin embargo, al trabajar en un periódico de ámbito regional o insular, casi todas las entrevistas estaban muy enfocadas a lo local, y abordaban cuestiones más particulares que genéricas. Por eso, decidí centrarme en los reportajes, que ofrecen una visión más amplia de los temas. Pero no descarto recopilar también en un libro una selección de entrevistas, aunque ello suponga reescribir o adaptar muchas de ellas”
- ¿Qué cree que encontrará el lector en este libro?, ¿y el periodista?
“Como te comentaba, yo me hice periodista para contar historias, para dar a conocer temas que creo que merecen ser contados y publicados. Y eso es lo que pretendo con los lectores que decidan acercarse a mi libro, que conozcan cuestiones que quizá desconocían o que descubran a personas que son extraordinarias, a las que en ocasiones se les niega el espacio que merecen en los medios. En cuanto a los periodistas, creo que sobre todo a los jóvenes que salen de las facultades, les puede servir como guía para conocer cómo es la profesión, cómo se trabaja y cuáles serán algunos de los problemas que se encontrarán. No es, ni mucho menos, un manual para periodistas, pero sí les puede ayudar a situarse y a conocer mejor el mundo de los medios de comunicación”.
- La mayor parte de los textos tienen calado humano, ¿hay alguno en concreto por el que tenga mayor sensibilidad?
“Durante diez años trabajé en las secciones de Política y Sociedad del Diario de Avisos, y casi por obligación me centré durante mucho tiempo en el ámbito de las migraciones. Tuve la oportunidad de viajar a África y conocer la realidad de muchos migrantes, el por qué se juegan la vida para encontrar un futuro mejor. También conocí a muchos refugiados y desplazados por culpa de conflictos armados o por persecución política o religiosa, y he conocido de primera mano cómo trabajan las entidades sociales y del Tercer Sector. No es demagogia, pero a veces olvidamos que lo único que nos diferencia de todas esas personas es una mera cuestión de suerte, la que nosotros tenemos por haber nacido donde hemos nacido”.
- En periodismo ¿es posible ser objetivo o es un mito, una leyenda del oficio?
“No es que sea un mito o una leyenda ser objetivo; simplemente, es una realidad. Los medios, incluidos los públicos, son empresas cuyo único fin son los resultados, y esos resultados pasan por ganar dinero vendiendo periódicos, consiguiendo anunciantes para la radio o logrando que tus programas de televisión tengan las mejores audiencias. Partiendo de esa premisa, y teniendo claro que muchas veces habrá que remar a contracorriente, sí que los periodistas pueden ser objetivos, y siempre deben tratar de contar las cosas como son. Como yo les decía a muchos estudiantes que venían cada verano a hacer prácticas al periódico, esto es como un juego, donde tienes que intentar conseguir que tus temas siempre estén por encima de los intereses particulares de los protagonistas y del medio en el que estás. No se puede conseguir siempre, pero al menos hay que intentarlo”.
- Es autor de un libro de viajes, Rumbo a un sueño; de una novela, La noche más larga en la isla esmeralda, y ahora Relatos desde el purgatorio. ¿Cómo será el próximo libro?
“Me gustaría que el próximo libro fuera otra novela, incluso ya tengo una idea que están empezando a tomar forma. No obstante, será una novela en la que habrá mucho de periodismo, de datos, de fechas, personajes e historias reales, porque creo que los periodistas somos periodistas las 24 horas del día, y eso se nota en todo lo que escribimos, aunque luego sea ficción”.
- ¿Qué visión tiene del periodismo que se escribe actualmente en las islas?, ¿hasta dónde cree que ha cambiado el oficio de comunicar noticias?
“Creo que en Canarias, como en el resto de España, hay muy buenos profesionales de la comunicación, pero hay pocos profesionales en la gestión de los medios. Y eso ha provocado ciertos vicios que sin duda afectan a los propios periodistas, que además fueron golpeados especialmente por la crisis. Hay que conocer bien los medios por dentro para poder juzgar a los profesionales, que en ocasiones realizan su trabajo en unas condiciones realmente lamentables. En cuanto al oficio de comunicar, obviamente también ha cambiado, y lo seguirá haciendo. Por eso, es fundamental educar a los receptores de la información, para que sepan distinguir los buenos productos de los malos; los rigurosos y bien trabajados, de aquellos que no tienen ni pies ni cabeza”.
- ¿Qué reglas considera sagradas dentro del buen periodismo?
“Informar, formar y entretener son los tres principios básicos que se atribuyen a los medios de comunicación en las sociedades contemporáneas. A partir de ahí, creo que el periodista debe, por encima de todo, creer en lo que está haciendo y contar las cosas como son. Es verdad que tendrá que lidiar con muchas cuestiones e intereses, y eso será una batalla constante en la que habrá victorias y derrotas. Pero, al final del día, uno tiene que irse uno a casa satisfecho con el trabajo realizado. No hay más”.
- ¿Y cuál es su opinión del periodismo digital?
“Sin duda, hace ya tiempo que el periodismo digital llegó para quedarse, aunque todavía son pocos los medios digitales que pueden mantenerse, especialmente porque la publicidad y los suscriptores no han llegado al nivel de ingresos que generan en los medios tradicionales. Los medios, en general, deben reinventarse, porque los perfiles de los lectores y de la sociedad están en constante cambio y evolución. Y también las empresas tendrán que apostar por otros modelos y otras formas de hacer periodismo, y ahí los soportes digitales tendrán mucho que decir”.
- ¿Cree que la prensa de papel tiene los días contados?
“Llevo escuchando eso desde que terminé la carrera en 1999. El periódico en papel ha sobrevivido a crisis muy difíciles, en España y en el resto del mundo, y ahí sigue. Como en muchos otros sectores, los tiempos cambian y evolucionan muy deprisa, y será un reto para el periodismo adaptarse y convivir con eso. Pero también se dijo lo mismo de los libros cuando llegó el ebook, y la gente sigue comprando libros en papel. Quizá soy un romántico del papel, pero creo que al menos yo no veré su final”.
- ¿Cómo terminó ejerciendo el periodismo social?
“Fue por casualidad. Yo trabajé en periódicos como El Correo de Andalucía, ABC y El Mundo antes de llegar al Diario de Avisos, y siempre había hecho deportes o información local. Cuando llegué al Diario, acababa de marcharse la compañera que hacía temas sociales, especialmente inmigración, porque estaba en pleno auge el fenómeno de las pateras y los cayucos en Canarias. No me dio casi ni tiempo de aterrizar y ya estaba escribiendo noticias, reportajes y entrevistas sobre todas estas cuestiones. Al final, hasta me invitaban a dar conferencias y colaboré en varios manuales como experto en inmigración. Fueron diez años apasionantes, que sin duda me marcaron a nivel personal y profesional” .
Saludos, qué, quién, cuándo, dónde, cómo, por qué…, desde este lado del ordenador