Archive for Julio, 2009

And the winner is… en la 22 Semana Negra de Gijón…

Viernes, Julio 17th, 2009

Esto se acaba. Pero se acaba a lo grande como no podía ser menos. Lo único que me estropea esta sensación de satisfacción es la de asumir que cuando empiezo a reconocer las calles de Gijón y a pasear como Pedro por su casa por la Feria y su pequeña y recoleta Plaza Mayor –donde ayer quedé con unos amigos a los que no conocía hasta ayer pero así son los milagros de los que pertenecemos a los tres puntos– me asalte otra vez al espíritu como un lobo hambriento la melancolía de entender que esto ha sido casi todo amigos en la 22 edición de la Semana Negra.

Intento ordenar las notas que pacientemente he ido escribiendo a lo largo de estos días intensos, así como transcribir las entrevistas que he ido grabando con algunos de los casi 150 escritores que se han dado cita en estas jornadas; y me cuesta leerlas y escuchar las declaraciones porque me atenaza ese miedo al vacío que supone el regreso. Ese golpe a las entrañas que casi siempre hace que me duela el alma cuando sé que tengo que irme de un sitio que, de alguna manera, ha logrado alterar mi habitual rutina por otras novedosas rutinas.

De vuelta a lo de siempre. Me digo. En el fondo (recordad que es un idiota el que les escribe) hasta tiene su punto.

Esta mañana se han dado a conocer en multitudinaria rueda de prensa los distintos premios literarios que concede la Semana Negra. Estos premios literarios no tienen dotación económica salvo el de relatos, organizado en colaboración con el Ateneo Obrero de Gijón y cuya cantidad es simbólica. De todas formas, cabe resaltar que cada uno de estos premios sí que allana el camino a todos esos escritores de una u otra orilla que se dan cita en este encuentro para que puedan ser publicados en los países donde todavía se les desconoce.

A mi esto de los premios siempre me ha inquietado. Y lo escribo porque minutos antes de que se revelara la lista de los agraciados, uno percibe en la atmósfera esa tensión entre los que se saben nominados. Emoción que se derrite como un flan cuando su nombre no se pronuncia, y que solo estalla, aunque bien acompañado de aplausos, cuando se revela quién ha sido el ganador. Curiosamente, entre todos los premiados de esta edición no había ninguna mujer. Quizá sea, medito solidarizándome con los perdedores, porque todavía hay pocas que buceen en las entrañas de la novela negra y policial, la fantasía y la ciencia ficción, el reportaje crudo y casi desnudo… ¡Anímense!

And the winner is…

Premio de relato policiaco: Rodolfo Pérez Valero por Dioses y Orishas. Es el único escritor que ha ganado ya en cinco ocasiones el Premio de Cuentos de la Semana Negra, según me informa la inevitable Wikipedia.
Premio Celsius 232: Rojo alma, negro sombra, de Ignacio Martínez Biurrun.
Premio Espartaco de novela histórica: Javier Negrete por Salamina. El año pasado fue también el ganador del Premio Celsius 232.
Premio Memorial Silverio Cañada: Resultó ex-aequo. Sé que mi padre decía y Conducir un trailer, de Willy Uribe y Rogelio Guedea, respectivamente.
Premio Roldolfo Walsh a la mejor obra policiaca de no ficción: Carlos Quilez por Mala vida.
Premio Hammett: Ex-aqueo también: Niños de tiza, de David Torres, y Cruzada: 77, del argentino Guillermo Saccomanno.

Y ahora, que hablen los autores premiados:

Javier Negrete:Salamina narra un episodio histórico. Atenas derrota a Persia, lo que cambió la historia de la humanidad. He procurado no caer en el maniqueísmo tipo 300. Aunque se trata más de la novela de un personaje fascinante, Temístocles. Es una novela de tono épico, estilo que aprendí a desarrollar gracias a mis novelas fantásticas”.

Willy Uribe: “En Sé que mi padre decía cruzo historias que acontecen el día a día protagonizadas por un pringao. La acción se desarrolla en Bilbao, un chantaje negro y oscuro”.

Rogelio Guedea no estuvo en la entrega de premios porque se encuentra en Nueva Zelanda, aunque el director de la Semana Negra, Paco Ignacio Taibo II, informó que su novela es “atípica” y que transcurre en el centro norte de México.

Carlos Quilez explicó que Mala vida es una novelita de situaciones criminales recogidas de primera mano, en las que su autor rastreó todas las fuentes posibles (judiciales, policiales, los fuera de la ley y las víctimas, que son, destacó, “los grandes olvidados de la crónica de sucesos en España”). Su libro fue escrito como un homenaje al periodismo de investigación y calificó la novela como un género periodístico, aunque lamentó que no sean buenos tiempos para el oficio de periodista.

Ignacio Martínez Biurrun: “Rojo alma, negro sombra es una novela de personajes. Más que fantástico prefiero creer que es de sentimientos y emociones”.

David Torres: “Niños de tiza es una novela negra atípica. Intenté rescatar la vida de un barrio de la periferia de una gran ciudad como es Madrid durante la Transición. Comienza con el cadáver de una niña paralítica que aparece en una piscina…”

Guillermo Saccomanno: “Estoy agradecido de recibir este premio que lleva el nombre de Hammett porque fue un escritor que dijo no en unos tiempos como son los actuales que escasean de hombres que digan no. Cruzada: 77 se trata de una novela que transcurre en uno de los tiempos más feroces de la dictadura en Argentina, protagonizada por un hombre ya mayor, peronista, homosexual y que encima lee literatura inglesa”.

Saludos, aún con sabor negro y asturiano, desde este lado del ordenador.

Confesiones de un idiota

Miércoles, Julio 15th, 2009

El idiota que les escribe está contento porque sabe que es un idiota y no un imbécil. El idiota ha estado rodeado casi toda su vida de imbéciles pero de muy pocos idiotas, y en esta Semana Negra cree haber encontrado a otros animales de su misma especie. Por eso, el idiota, creánme, está feliz. Y ese estado tan raro que es la felicidad es muy raro para un idiota porque casi siempre se siente infeliz. La felicidad, piensa el idiota mientras digiere uno de estos sagrados chuletones del norte, es para el imbécil. El imbécil es quien te hace la vida imposible, y quien se empeña en convencerte que tú eres igual de imbécil, el problema es que perteneces a otra especie. Es decir, que un imbécil es de sangre fría (un reptil de esos) y el idiota uno de sangre caliente (un mamífero, probablemente los seres más idiotas de la creación, incapaces de adaptarse a un entorno hostil si no lo cambian al gusto).

Creánme, sé de lo que hablo. Aquí, mientras escribo esto desde la distancia, pienso que mi Canarias bandera tricolor es una región de imbéciles y no de idiotas. Y que por eso así nos va. Estiradillos, ombliguistas, muertos vivientes como… iba a poner un ejemplo pero la idiotez me dicta que no sea imbécil. Ya ven.

Dos escritores idiotas para que sepan de lo que hablo: Maupassant y Chejov. Eran tan idiotas que han pasado a la historia por sus cuentos. Qué idiotas. Gracias.

Pienso en esta y otras cosas mientras hago la digestión. Pesada, los jugos gástricos haciendo música en el estómago, y me entra el temblor de los idiotas. El temblor de los idiotas es saber que, tarde o temprano, tengo que regresar a esas islas de imbéciles. No deseo que nadie se dé por aludido, recuerden que soy un idiota y suelto lo primero que se me viene a la cabeza, pero tenga esa extraña sensación de que regreso si no al infierno sí que al purgatorio. Mi Canarias ya no es mi Canarias, han triunfado los imbéciles.

Mientras hablaba con otros idiotas en Gijón, solté como un idiota que en mi tierra colonia se habían intentado apuestas (más humildes, por los dioses) como ésta. Recuerdo no más (qué viva México) aquel primer encuentro de poesía celebrado en La Laguna. ¿No lo recuerdan? Los poetas pesados leían sus obras en pubs en la vieja ciudad universitaria. Se salía de un bar a otro para escuchar a otro poeta. Viví la primera experiencia como un sueño. Ahora me doy cuenta que fue un sueño. Volvió a celebrarse, pero como estaba en manos de los imbéciles dejaron de lado a los idiotas. Y los idiotas, les duela a esa panda de alacranes, son los poetas.

En fin.

Disculpen este post tan extraño. No sé si quiera porque lo vuelco. Quizá sea con el ánimo de despertar el espíritu de los idiotas que llevamos dentro. Cuidado con el imbécil (suele ser tu jefe, o el concejal o consejero de esa cábala que son las administraciones canarias) pero sigamos siendo idiotas. Es la mejor manera de parecer que no eres inteligente ante todos ellos. Ya les cuento. Si sabré de esto.

Saludos cabalísticos desde este lado del ordenador. 

Intentando domesticar al ‘mono’ que todos llevamos dentro

Martes, Julio 14th, 2009

Al final he dicho basta, aunque cuesta dominar el mono. Y escribo lo de mono porque no quiero comprar más libros por mucho que me pese cuando regrese a las colonias. De hecho, no sé cómo los voy a llevar. Para evitar preocupaciones he optado por darme homenajes gastronómicos en una ciudad que invita a este tipo de tributos. Es verdad que los efectos de esos opíparos almuerzos y cenas ha borrado el excelente cuerpo Danone del que disfrutaba hasta mi llegada a Gijón, pero la verdad es que cuando se come bien… se come bien y punto.

La Semana Negra continúa. Esta noche le han rendido un homenaje muy bonito y naturalmente emocional para la familia Taibo, al padre del director de este encuentro. Se leyeron textos de PIT I, algunos de ellos por amigos como Ana Belén, Víctor Manuel y Joan Manuel Serrat, y hubo muchas risas, nostalgia y hasta un mariachi mejicano que puso la nota refrescante y de color al finalizar el acto. Horas antes, el nieto de Tomás Belarmino presentó un libro sobre este histórico líder minero asturiano y también hubo una buena ración de lágrimas y emociones. Los dos actos estaban llenos a reventar. El presidente del Principado de Asturias estuvo en el acto de Belarminio, un volumen que ha editado la Semana Negra y que se distribuyó gratuitamente entre los asistentes. Se repartieron en total 500 ejemplares. Ya no queda ni uno, aunque yo tengo uno. Antes de repartirlo se pidió al público que como buenos asturianos se pusieran en fila. Que había libros para todos. Y todos se pusieron en fila y hubo libros para todos. Caramba, me dije, no hay quién entienda a esta gente.

La cosa sigue, mañana miércoles llegamos al ecuador del encuentro. Lo que me entristece por un lado porque quedarán menos días para seguir disfrutando de este delicioso delirio lúdico-cultural, aunque por otro soy consciente que mi bolsillo lo agradecerá porque no puedo seguir comprando más libros. Y es que esto de comprar libros es casi una compulsión enfermiza, una enfermedad que no tienen cura. Y en estos tiempos de crisis forazadas…

 ¡Al diablo!, mañana mismo vuelvo a rebuscar en las casetas de la Feria a la caza y captura de nuevos títulos de interés.

Saludos norteños desde este lado del ordenador.

¿Podríamos imitar el espíritu de la Semana Negra?

Lunes, Julio 13th, 2009

Para un confeso e influenciable personaje que parecía sacado de una novela de mi admirado David Goodis (así es como me he sentido estos últimos meses, cautivo y desarmado ante las realidades insulares), confieso sin rubor que cuando  visito la feria donde está instalada la Semana Negra de Gijón intento cambiar y sentirme como el detective cantante con la esperanza de no temblar como un flan ante la anorexia que está sufriendo mi bolsillo con los libros y libros que estoy adquiriendo. Ya tengo una bolsa repleta. De hecho, no quiero saber cuántos títulos me he comprado, lo que me hace salir de mis casillas. Y me hace salir de mis casillas porque primero: son tantos que me digo que no voy a tener tiempo de leerlos todos; pero segundo: me encanalla ser consciente que cuando regrese a las colonias (Canarias a la deriva, of course) me tiraré de los pocos pelos que me quedan porque sé que no podré acceder a ellos como no bucee en Amazon o viaje a México, Argentina o Colombia. En definiva, amigas y amigos, que esta Semana Negra es algo así como una especie de paraíso en la tierra para aficionados al género. Negro o policiaco, fantástico e histórico, y todo lo que quepa en el siempre fascinante saco de la literatura que los estirados llaman popular.

Recomiendo vivamente a todos los que visitan este blog a que alguna vez en su vida peregrinen a la Meca o la Semana Negra de Gijón, porque si bien es seguro que regresarán (o voltearán, que lo oigo mucho últimamente por aquí, y me encanta esa palabreja) cargados de libros y probablemente con un par de centímetros más en la curva de la felicidad que dibuja la barriga, insisto (y no me cansaré de reiterar) que merece muy mucho la pena. De hecho, ahora que estoy viviéndola, me parece que todo es un agradabilísimo sueño del que tarde o temprano tendré que despertar. Y eso será el día que coja el avión para regresar a Tenerife. 

Y es que todo parece tan sencillo en este encuentro. Y tan accesible. Y escribo lo de sencillo y accesible porque todo el trabajo que se realiza tras el telón casi raya en la perfección, lo que apenas hace que detectes problemas y fallas organizativas. Además, me sorprende la humildad y la familiaridad de quienes han perpetrado estas jornadas con todo el mundo. Escritores, periodistas y público en general… Y eso apostando por la cultura con todas sus letras (pero sin renunciar a lo lúdico y festivo para que llegue a todas y a todos). Basta con asistir a los actos que ocupa un abultado e interesantísimo programa de actos: armado de mesas redondas, cine, música, charanga… El día que en Canarias nos quitemos la venda de los ojos y juguemos a lo mismo: a mezclar pensamiento con fiesta, es probable que otro gallo nos cante. De hecho, creo que es la mejor manera para que despertemos del habitual y obligado aplatanamiento al que nos han condenado quienes dirigen la cosa pública.

El director de la Semana Negra, el escritor Paco Ignacio Taibo II, lo dijo el día de la inauguración delante de las autoridades del Principado de Asturias y del Ayuntamiento de Gijón: es un encuentro que no renuncia al pensamiento crítico (en Canarias ya lo habrían crucificado). El escritor de origen paquistaní, Tariq Alí, señaló hoy en una interesantísima rueda de prensa (esperad a leed la crónica de toda esta Semana que preparo para el suplemento cultural de La Opinión de Tenerife) que gracias a encuentros como éste no todo está perdido. Se han transformado de hecho, destacó, en oasis de intercambio de ideas, de motor de debates donde oxigenar la mente ante el oscuro panorama que nos auguran los de siempre. Los de siempre son los que nunca viven oscuros panoramas. Que para eso estamos la tropa. Los proletarios.

La envidia nunca es sana, pero participando en esta Semana Negra me pregunto al menos si sería posible imitar este modelo en nuestras desérticas (críticamente hablando) costas isleñas. Algo me dice que no. Aunque ¿por qué no? Todo el mundo sabe (menos los canarios) que allá en las islas vivimos con una hora de retraso.

Saludos con el esperanzado grito de ¡¡¡mejor tarde que nunca!!! desde este lado del ordenador.  

Si eres mexicano publicas en México pero no en España y viceversa

Domingo, Julio 12th, 2009

La situación es cuanto menos kafquiana. ¿Sabían ustedes que editoriales transnacionales como Planeta, Alfaguara, Seix Barral entre otras editan y editan volúmenes solo para España, solo para Argentina, solo para Chile, solo para México, solo para Colombia? Con esto quiero decir que Planeta México publica a los autores mexicanos para el mercado mexicano, y lo mismo hace Alfaguara argentina con los escritores argetinos, si bien es cierto que de tanto en tanto puede colarse algún extranjero que escribe en español por una cuestión de suerte o porque vende…

Para algunos escritores latinoamericanos y españoles consultados la situación es desesperante. Porque la literatura (y las demás artes, en general) escrita en español no se abre a sus mercados naturales, dejándola cautiva y desarmado en sus propios mercados locales, lo que me hace concluir que en este disparate perdemos todos.

Primero las editoriales, que no confían en el éxito (por meridiano que pudiera resultar) de un autor colombiano en España o en Argentina o en Perú; segundo, los escritores porque sus obras no salen de su espacio, y por último los lectores porque pierden la oportunidad de descubrir nuevas formas narrativas, nuevas miradas que si bien no tienen nada que ver con nuestra realidad, se trata de literatura con todas sus letras.

Aseguran los afectados que se han intentado negociar propuestas con estas empresas con el objetivo de quitar tensión a esa soga invisible que hoy por hoy ahoga a todos estos escritores, personajes la mayoría de ellos reconocidos en su tierra pero poco o nada para los que viven en otros países. Es verdad que hay, no obstante, honrosas excepciones, escritores que han logrado regatear esta situación viciada logrando que sus libros lleguen a España. Por poner un ejemplo, y pese a que sigue siendo poco conocido, el escritor peruano Alonso Cuento, premio Anagrama; pero no es el caso de los mexicanos Jorge Moch o Fritz Glockner, entre otros tantos, narradores que están renovando en clave crítica géneros como el policiaco.

Este debate, personalmente uno de los más interesantes que se ha suscitado en esta Semana Negra, no forma parte, sin embargo, del programa de actos de la Semana aunque sí es un tema de tertulia que no deja de asombrar a quiénes lo descubren (como quien les escribe) como a los escritores, que se quejan con la boca pequeña y resignadamente.

No sé, y es más que probable que peque de ingenuo, pero siempre he confiado en que dando a conocer lo que hacen otros al final nos enriquecemos todos. Es decir, editores, escritores y lectores.

En fin, saludos todavía negrocriminales a este lado del ordenador. 

Un espejismo, pero resulta tan endiabladamente bonito…

Sábado, Julio 11th, 2009

No es la primera vez que acudo a la Semana Negra de Gijón aunque sí que es la segunda. Motivos por aquel entonces laborales y mi santa paciencia rusa impidieron que acudiera a este encuentro de otra manera, o lo que es lo mismo, con la tropa de periodistas que acompaña a festivales de estas caracterísitcas, por lo que tengo una doble visión (como espectador y ahora como ojeador meridianamente privilegiado) de una fiesta de esas que tienes que vivir para que te hagas una idea.

Personalmente, lo que me atrae de la Semana Negra al margen de las innumerables conferencias, los escritores y otros actos luminarios, fue siempre la de pasear por esa feria de libros que se instala justo al lado de barracas donde se asan pulpos y costillas, se preparan quebabs y perritos calientes chilenos, gofres y helados, compartiendo espacio además con una verbena donde tienes coches de choque, norias y martillos de pesadilla entre otras atracciones. Es decir, que el atractivo de esta empresa, a mi juicio, es cómo se mezcla cultura con gastronomía y parque de atracciones con narradores, la mayoría de ellos es verdad que muy despistados pero también alucinados con esta especie de carnaval donde no hace falta que se disfrace la gente. Además, prácticamente está abierta de sol a sol, así que Gijón –esta recoleta y amable ciudad a orillas del Cantábrico– se llena de gente, de gritos que se mezclan con ese croar musical que tienen las gaviotas (son las aves que más ves volando por los cielos de Gijón, lo que amplifica el carácter marinero de esta también luchadora ciudad del norte de España).

Viniendo como vengo del sur y con ese acento tan raro que nos caracteriza, a los asturianos les descoloco un poco, pero como la city está llena por estas mismas fechas de argentinos, cubanos, chilenos, colombianos, mejicanos, pienso que deben de pensar que soy de un lugar indeterminado de latinoamérica. Y casi. De todas formas, cuando alguien me pregunta, les suelo responder que vengo de colonias. ¿De qué colonias?

De Canarias, naturalmente. Sólo que después alzo mi vaso de sidra y trincho mi pedazo de pulpo y grito lo de que bueno es sentirse español. Un país que sólo se arregla si tiene el estómago lleno. Como debe de ser.

En la Semana Negra se mezcla todo. Escritores y periodistas, oficinistas con carniceros, parados con banqueros, un puchero a fuego lento que casi parece que nos hace poner a todos, gijoneses y foráneos, en estado de tregua con las maldades de nuestro tiempo. Tienes la oportunidad, además, de participar en animadas charlas tomando un café. Ayer mismo, en una parada del ya popular tren negro en Mieres para presentar un libro sobre Tomás Berlarmino, el último presidente de Asturias durante la II República, el escritor argentino Guillermo Saccomanno hablaba con su homónimo mejicano Jorge Moch sobre la realidad de ambos países e Hispanoamérica. Un debate interesante, donde Moch concluyó que toda esa derrota salvaje que llevan los que son de esta parte del mundo es uno de los atractivos mayores para los europeos. No sé, pensé entonces, porque todo ese gazpacho en lo que se ha transformado Iberoamérica no deja de recordarme a la convulsa Europa de entreguerras. Sólo que donde había fascistas y comunistas, lo que hay allá son ahora narcotraficantes y extrema izquierda y derecha, así como esa manía innata (y quizá tan española y/o europea) de seguir en tiempos de crisis a caudillos populistas que quieren perpetuarse en el poder.

En fin, una fiesta donde además de comer y beber, de comprar libros de ocasión al simbólico precio de un euro (tengo por fin la autobiografía de Chester Himes y de mi admirada Ava Gardner entre otras rarezas policiales y cinematográficas) del género que más me gusta, compartes pensamientos, intercambias ideas y te crees hasta el cuento de que llegarás a tu tierra más inteligente y seguro de ti mismo.

Un espejismo. Vale, pero un espejismo que al menos sirve para oxigenar las neuronas y celebrar encuentros como este. Encuentros, no lo había dicho, que cumple los dos famosos patitos: 22 años. Toma ya.

Saludos negrocriminales desde lado del ordenador.