Archive for Marzo, 2010

¡Ay esto del cine… cine… cine..!

Jueves, Marzo 25th, 2010

¡ESTAMOS PERDIDOS!

La verdad es que si bien confieso que fui de los tantos y tantos aficionados que se pegó ante el televisor cuando se emitió la primera temporada de Perdidos, dejé de prestarle atención a ese rompecabeza en su segunda, tercera, cuarta, quinta y me imagino que también sexta temporada que, me entero ahora, muestra en una de sus imágenes a uno de los protagonistas de esta peculiar historia sobre el purgatorio montado a caballo por El Socorro (Tenerife).

La escena no se rodó, sin embargo, en la isla en la que ahora mismo les estoy escribiendo, sino en Hawai, que es donde se graban las localizaciones de la serie.

 Aprovechando esta coincidencia, el consejero de Turismo del Cabildo de Tenerife, José Manuel Bermúdez, no ha perdido el tiempo para invitar a los productores y guionistas de Perdidos para que conozcan nuestra geografía “y sus posibilidades como lugar de rodaje”. Claro que no sé si le harán caso, y si se lo hacen igual llegan a este territorio y –chiste fácil– se pierden. En el buen y mal sentido de la palabra.

 La cosa es que a la espera de que el próximo martes se estrene la nueva versión de Furia de titanes, filme que ha sido rodado en parte en nuestra cinematográfica geografía, los del Cabildo están como locos con esto del cine. Tan locos, locos que uno, con humildad torera, les recomienda a que abran los ojos y presten más atención a los que desde casa están intentado construir esa entelequia que unos y no otros llaman cine canario.

Mientras tanto, y como viene siendo habitual en estas tierras alejadas de la mano de Dios, continuamos apostando por los de fuera pese a que sus promesas se las haya llevado el polvo (¿recuerdan el sonadísimo remake de Papillon, esa súper producción made in USA que se iba a rodar el año pasado en nuestro territorio hoy (in)felizmente tan cinematográfico?).

Claro que aquí no cambiamos.

Será por nuestra característica y aplatanada testarudez.

NUEVAS DEL INEVITABLE

Nos enteramos tras consultar el Boletín Oficial del Registro Mercantil del 10 de marzo de 2010 que tras la demanda impuesta por Diego Alejandro Mas Trelles contra Vicente Mora de la Rubia, Made In Canarias Proyecto Atlantia, S.L., Markab Creativos, S.L. y Mora de la Rubia Vicente 000789033R, SLNE, sobre despido, se ha dictado una resolución en la que se declara a Vicente Mora de la Rubia, Made In Canarias Proyecto Atlantia, S.L., Markab Creativos, S.L. y Mora de la Rubia Vicente 000789033R, SLNE, “en situación de insolvencia total por importe de 38.000 euros, insolvencia que se entenderá, a todos los efectos, como provisional”.

¿RIFIRRAFE EN LO DE PEPE DÁÁÁMASOOO?

Leo por Internet, dejando de lado la casi siempre sosa por partidista y carente de crítica información con la que los dos periódicos de Gran Canaria han cubierto el certamen, todo lo que se ha movido en los sótanos del Festival de Cine de esa capitá que tengo justo delante de mis narices. Me quedo, tras quemarme las pestañas frente a la pantalla del ordenador, con el comentario que un lector escribió días pasados (y que me ha sido imposible de localizar) en la edición digital de La Opinión de Tenerife sobre la retrospectiva que le dedicó el chiripitifláutico festival al artista Pepe Dámaso.El comentario, que firma alguien que dice ser amigo personal de Dámaso, califica de lamentable el acto de presentación del mismo, y se queja de las continuadas interrupciones de Emilio Ramal a la coordinadora de la Filmoteca Canaria, María Calimano.

Espero, sinceramente, que los hechos no se produjeran como describe ese señor (¿o señora?) porque es tiempo y lugar para reivindicar el sobresaliente esfuerzo que Calimano está desarrollando al frente de la Filmoteca Canaria sin apenas contar con un presupuesto lo que se dice decente. Destaco de la labor de Calimano su feliz política de adquisiciones de materiales cinematográficos rodados a este lado del Atlántico. Tarea, recuerdo, que sus antecesores en el cargo obviaron por los caprichosos duendes que les entraron en la cabeza cuando ocuparon la poltrona filmotequera.

Conozco a Ramal y conozco a Calimano. Así que espero que esta salida de tono del primero, tal y como denuncia el autor del comentario al que hago referencia, no fuera así. Y si fuera así, querido Emilio, vergüenza ajena. De verdad.

¿BIOSHOCK O INTRUDERS, CABALLERO?

Navegando por la red me entero que el próximo proyecto cinematográfico de Juan Carlos Fresnadillo no será un remake de El hombre con rayos X en los ojos ni Bioshock, el popular vídeo juego para los que jueguen a los vídeo juegos. La revista Fangoria anuncia que Fresnadillo (“nuestro cineasta más internacional” como no se cansan de recordarnos los del departamento de la cosa esa audiovisual de la Viceconsejería de Cultura) será –al parecer–  Intruders. Prometemos seguir informando.

CRIATURAS, APROVECHEN ESTA OPORTUNIDAD…

Y terminamos. Si les va el cine ruso cuando Rusia formaba parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) les invito a que se den un paseo por el Corte Inglés porque pueden adquirir dos películas por 9 euros que incluyen, entre otros títulos, filmes tan interesantes como las adaptaciones de nuestro Don Quijote así como de Hamlet o el Rey Lear, dirigidas por Grigori Kózintsev y, sin ser soviética, faltaría plus, y junto al dvd dedicado al caballero de la triste figura la versión alemana de 1943 del Barón de Munchhausen, la mejor adaptación realizada hasta la fecha de este clásico de la literatura fantástica al menos para quien les escribe.

Saludos, lo que se dice cinéfilamente cinéfagos, desde este lado del ordenador.

Querido diario, querida mentira…

Miércoles, Marzo 24th, 2010

INTRODUCCIÓN ¿FALSA Y SENTIMENTAL?

El paso de los años hace que te gusten cosas que en tu niñez, adolescencia y juventud detestabas. Ignoro si es un signo de madurez espiritual u otro elemento más al que tienes que sumar al inevitable recordatorio de que tu cuerpo es una maquinaria que se oxida con el paso implacable de los años, pero en todo este tiempo que llevo caminando al borde del filo de la navaja, como diría el maestro Maugham, he encontrado refugio en muchas de aquellas cosas que antaño me resultaban indiferentes. Este fenómeno, que entiendo que no es particular para nada, ha cambiado incluso el registro de mi mirada con las personas que tengo alrededor, algunas de las cuales consideraba como referentes en mi devenir existencial y hoy, precisamente, hoy, he descubierto que me son completamente desconocidas.

Es probable, no obstante, que esté harto de tanto disfraz y máscara.

Y bien es verdad que me encuentro en una situación donde todo este artificio ya no me es necesario pero si echo una mirada hacia atrás tampoco me reconozco cuando funcionaba con ese antifaz puesto sobre los ojos.

“Si vas así de enmascarado –me recomendó en cierta ocasión alguien muy querido– podrás sobrevivir por este territorio…” Paradójicamente quien me lo sugirió nunca fue así por la vida y les aseguro que su existencia, por modesta y humilde que fuera, se convirtió en una especie de referente para quien les escribe, alguien que últimamente está empeñado en ser él mismo. Sin disfraz alguno.

QUERIDO DIARIO…

Comenzaba diciendo que hay cosas que si bien apartaste de tu lado cuando eras más tonto y presuntamente rebelde, con el transcurrir de los años descubres gratamente sorprendido porque ahora sabes que se trataban de tesoros que dejaste en el camino con la sospecha de que algún día volverías a ellos.

Uno de esos baúles que tenía escondido en el fondo del océano de mi fragmentada memoria son los diarios. Género literario que nunca me había hecho ni fu ni fa quizá porque pensaba que se trataban de relatos de experiencias diarias, reflexiones que cualquiera escribió en su momento para sí mismo.

No sé ustedes, pero yo mismo llevo un diario. Un diario al que recurro de tanto en tanto y que no actualizo como otras cosas en mi devenir existencial pero al que recurro cuando la tormenta que agita mis ideas de tanto en tanto me parece  insoportable.

Estos diarios –son ya varios cuadernos escolares garabateados con letras nerviosa a los que denomino con rimbombante estupidez Cuando el dragón despierte– no recogen aquellos sucesos que me han hecho feliz o infeliz la existencia diaria sino reflejan mis estados de ánimo con tal desnudez que, revisándolos ayer mismo, se me pusieron los pelos de punta.

Y de punta porque descubrí con una amarga sonrisa que todos aquellos demonios que intentaba mandar a paseo se reproducen de distinta manera pese a que crea que los había asesinado a través de esas palabras furiosas.

He llegado así a la conclusión de que mis diarios no son tales diarios sino cuadernos que, a su manera, me sirvieron y me sirven de terapia para encontrar cierta serenidad de espíritu.

Pienso así, tras esta temporada que me ha entrado por devorar cualquier diario publicado, que son mecanismos de una desnudez literaria diría que perfecta. O un intento, una vez más, de dejar constancia que fuimos personas en esto que llaman mundo.

TRAIDOR

Confieso, si han llegado hasta estas líneas, que desconfío de todos aquellos diarios que publica un autor en vida ya que entiendo que su propósito es el de aspirar (y no es eso) el de sincerarse falsamente con su entorno revelando sus estupideces particulares. Hacer pública sus neuras, como si pretendiera ser la estrella de portada de un Private mostrando sus vísceras públicamente.

Un buen diario publicado para que lo lean otros –lo que significa una traición a la autora o el autor que lo fue escribiendo pacientemente para desahogo personal mientras estaba entre los vivos.. — es aquel que llega a nosotros cuando su autora o autor ya no está entre nosotros.

Quizá, pienso, porque su autora o autor ya no está entre nosotros y a los muertos se les perdona casi todo.

¿LAS DOS CARAS DE UNA MISMA MONEDA?

En contra de lo que pudiera parecer si hay dos diarios que me han marcado por su siniestra falsedad son El diario de Bolivia, de Ernesto Guevara, y Los diarios del doctor Goebbels. Y no porque su calidad literaria resulte excepcional sino porque en ambos trabajos me sumergí en eso que Joseph Conrad denominó con acierto el corazón de las tinieblas.

El diario del Che en tierras de Bolivia es un libro amargo. La crónica de un fracaso anunciado. Es como si el mítico guerrillero intuyera su dramático final nada más iniciarlo un 7 de noviembre de 1966 con estas reveladoras palabras: “Hoy comienza una nueva etapa”. La última entrada, fechada el 7 de octubre de 1967, la redactó apenas dos días antes que fuera apresado y posteriormente ejecutado por el ejército boliviano. En la misma se puede leer: “Se cumplieron los 11 meses de nuestra inauguración guerrillera sin complicaciones, bucólicamente”.

En cuanto a la edición que dispongo de los diarios del doctor Goebbels comentar que se trata de una traducción al castellano publicada en 1952. Así que faltan muchos fragmentos de la reedición que hace unos años se publicó en España. Entradas que, sinceramente, no creo que aporten mucho material para que el interesado se haga un retrato del repaso casi diario que este genio demoníaco de la propaganda política transcribió en estos papeles privados.

La edición comienza con una anotación fechada el 21 de enero de 1942: “El Japón nos ha comunicado que ha pedido a Tailandia que por el momento no declare la guerra a Inglaterra ni se adhiera al Pacto Tripartito, ya que los nipones desean utilizar su territorio durante todo el tiempo que les sea posible para reunir las fuerzas que van a luchar contra Birmania, sin verse molestados por raids aéreos enemigos”.

Finaliza el 9 de diciembre de 1943: “Se ha pedido un comunicado lleno de frases pomposas acerca de las entrevistas celebradas en El Cairo por Roosvelt y Churchill con Ínönü”.

Reproduzco inicios y finales de ambos diarios porque lo que quiero interpretar con ello es que lo fascinante –y a la vez tremendamente tenebroso– de estos escritos es que, entiendo, pese a que sus protagonistas  (ideológicamente en las antípodas) intuyeran que se cernía el final, ambos se negaron a reflejarlo en sus escritos personales.

Circunstancia que me lleva a una conclusión entre otras muchas.

El hombre que dice ser un idealista es un puñetero mentiroso.

Y en los dos casos que expongo más si cabe  porque su sueño fue, precisamente, ese fuego que alimenta el corazón de las tinieblas.

Saludos, tras estrecharle la mano sin efusión alguna al señor Kurtz, desde este lado del ordenador.

Desde hoy: ‘elescobillon.com’

Martes, Marzo 23rd, 2010

Lo hemos conseguido. Bueno, casi. Lo importante para quien les escribe es que El Escobillón continúa pese a todo. Aunque haya cambiado de traje y de sitio.

Como comentaba en el último post de elescobillon alojado en La Opinión de Tenerife, a partir de ahora las actualizaciones las subiremos a este nuestro nuevo/viejo blog. Bitácora en la que podrán consultar todo lo escrito hasta ahora en el antiguo elescobillon.

Confieso que me siento como un niño con zapatos nuevos que mira el abismo que debería estar vigilando el guardián entre el centeno. Lo que hace mucho más interesante si cabe esta aventura que inicio. Así que si me está leyendo ahora es que ha pinchado en elescobillon.com, espacio donde podrá consultar, como en el El Escobillon que hasta hoy manteníamos en La Opinión de Tenerife, todos los post que a lo largo de este tiempo hemos ido subiendo.

No obstante, les pido a los navegantes paciencia porque todavía hay algunas cosas que limar en palacio. Por ello, debo anunciar a los que han participado en el debate suscitado en el post ¡Vive!, ¡vive!, ¡vive! que aún no hemos tenido tiempo de llevar sus reflexiones al nuevo sitio porque este trabajo exige tiempo y una dedicación que me ha prestado desinteresadamente un grupo de amigos a los que desde aquí les doy mil gracias.

Estos amigos –no sé por qué los viejos te abandonan cuando peor piensan que te encuentras– son los que han hecho posible que me traslade con todo el equipo a esta nueva casa cuya dirección es ya elescobillon.com.

Conocidos y desconocidos, amigos y enemigos, pasen y vean.

Saludos, aún de mudanzas, desde este lado del ordenador.

¡Vive!, ¡vive!, ¡vive!

Lunes, Marzo 22nd, 2010

Antes que nada pedir disculpas.

Disculpas a los que habrán observado que nos encontramos literalmente de mudanza, lo que se refleja de manera notable en este blog que, a lo largo de estos dos años y pico de existencia, se ha mantenido abierto en La Opinión de Tenerife gracias a la generosidad de quienes asumieron –y sobre todo a los que todavía asumen–  los trabajos de su edición digital.

Disculpas también a los que de manera fortuita han recalado hoy en esta bitácora que navega contra viento y marea en el océano de la Internet.

Les rogamos por eso a todos ellos: a los nuevos y a los que suelen visitarnos con buenas o malas intenciones que nos perdonen este cacao momentáneo en el que actualmente nos encontramos. Era no obstante, un paso inevitable –y también molesto, las cosas como son– en nuestra particular búsqueda de la anunciada Tierra Prometida.

Así que mientras nos acostumbramos a las nuevas herramientas con las que a partir de ahora pilotaremos esta su nave escobillonera, sólo puedo prometer (y prometo) que continuaremos insistiendo con parecida regularidad que en el pasado lo de subir comentarios donde se divague y reflexione sobre esa cosa que llaman cultura y curtura con la misma pasión que nos animó a emprender esta aventura en sus inicios.

Continúen pues en sintonía…

Saludos, reciclándonos una vez más, desde este lado del ordenador.

Regreso a ‘El Planeta de los simios canarios’ (o los ‘monos’ según la traducción)

Sábado, Marzo 20th, 2010

Según las enseñanzas del profesor Pierre Boulle para detectar a un artista (canario en nuestro caso) basta con repasar los tres estamentos con los que los representó en su magnífico ensayo El planeta de los simios (o de los monos depende la traducción a la que tengamos acceso). Trabajo que fue llevado al cine con resultados igual –o más– de sobresalientes.

Como ya sabrán lo iniciados el señor Boulle propone en su estudio tres castas de intelectuales: Los chimpancés (intelectuales revoltosos); orangutanes (venerables y sabios intelectuales guardianes de la Ley) y gorilas (a su manera intelectuales que rinden culto a la fuerza bruta porque asumen que son los protectores de la dichosa Ley).

En ese pequeño planeta perdido en la galaxia del Ombligo que se llama Canarias la visión de Boulle nos sirve –como en cualquier otro escenario de la galaxia del Ombligo–  para analizar las caprichosas fuerzas que agitan el diminuto universo de sus pensadores (¿?).

Contando con la apreciable colaboración de un chimpancé que está empeñado en advertirme que con esta reflexión voy a continuar cosechando esa legión de amigos que, según él, he ido ganándome a través de este blog que no termina por trasladarse, apunto que hay una serie de pautas que tras contrastarlas científicamente en los laboratorios que el Gobierno de los Estados Unidos me ha habilitado en la localidad de Roswell, Nuevo Méjico, coincide entre los sujetos que he utilizado como ejemplos.

Damos así y pese a todo las gracias al chimpancé que nos sirvió de fuente y a quien llamaremos Cornelius por su asesoramiento a la hora de elaborar este, sin embargo, improvisado perfil general de los artistas (los que se creen, los que lo son y los que aspiran a creérselo) con el fin de que abra nuevas vías de estudio sobre el hecho de vivir en esa galaxia del Ombligo. Tan necesitada hoy –reflexionamos con cierta amargura– de clarificar sus más que inciertos y, generalmente, idiotizados horizontes.

He aquí algunas reflexiones:

* La existencia de un artista canario no sería completa si no perteneciera a una generación. Da igual el nombre que se le dé. O el año que le dé origen. El hecho es que tiene que ser generación. O grupo. O pandilla con ánimos de pandilleros culturetas. La paradoja radica –tras consultar archivos– que una vez se catalogue al mono en los tres grupos que sugiere Boulle, éste no querrá que se lo identifique con esa generación, grupo o pandilla.

* En el amplio y variado escaparate cultureta canario (literatura, artes plásticas, cine, música, teatro, danza…) sus protagonistas hacen muchas cosas (la mayor parte de las veces las mismas cosas) que son consumidas siempre por los miembros de esa generación, grupo o pandilla citados anteriormente.

Conclusión boulliana: se lee, se realiza, se pinta, se esculpe o se representa para los mismos mimados miembros de esa generación, grupo o pandilla más arriba reseñados.

* Toda generación, grupo o pandilla que se precie deberá contar con un patriarca (orangután) que guíe sus pasos. Otra cosa es que, pasado el tiempo, los chimpancés se rebelen contra el Venerable. Lo que suele ocurrir. En ese caso surgen los efant terrible, sólo que por edad ya no resulten, precisamente, efant terrible.

* Para formar parte de una generación, grupo o pandilla de ese pequeño planeta llamado Canarias de la galaxia Ombligo es necesario recitar el mantra “los hermanos malasombra somos malos de verdad” sólo que cambiando ideas. Se recomienda así, nos sugiere Boulle, que se recite como plegaria: “somos artistas, somos artistas de verdad”. Con eso se consigue, dice, que se crea en algo que no es creíble.

Además, recomienda, se tiene que buscar a un enemigo para justificar el espejismo de lo que es simple mediocridad. En el caso del planetita canario: los godos. Y no porque sean godos (que son habitantes de la misma galaxia Ombligo) sino porque “no nos entienden”.

* Boulle opina en su ensayo El planeta de los simios (o de los monos según la traducción que se tenga a mano) que esta estrategia para ocultar las miserias señalando la de de los demás es tan antigua como la noche de los tiempos. Recomienda así como lectura obligatoria ese rompecabezas de odio titulado Mi lucha, texto que firma un tal Adolf Hitler, un tipo sospechoso para quien les escribe no ya por su ridículo bigotito a lo Charlot y su confeso vegetarianismo y abstemia sino por su manía de mandar a la cámara de gas a quienes –como quien les escribe– busca su lugar en el mundo y recela de quienes quieren implantarle en el pecho un triángulo amarillo.

* Para todas las generaciones, grupos o pandillas del planetita canario es necesario, además, editar una revista donde publicar sus cosas. Esas cosas que después pondrán a parir con argumentos peregrinos en animadas charlas de café sus mismos colaboradores. Se exige, eso sí, que la revista publique apenas un par de números.

Una vez haya fracasado, es obligatorio que los mismos que la ponían a parir lamenten en nuevas charlas de café el vacío que provoca en la cultura del planetito canario su desaparición.

* Boulle en su libro, y eso lo constatamos en el planetito canario, destaca que tradicionalmente se criticará siempre al artista que, pese a su mediocridad, insista en seguir trabajando. O lo que es lo mismo, no cabe en cabeza de sus miembros que ese autor o autora no pueda contar con edad juvenil con una obra casi tan prolija como la de  Benito Pérez Galdós por mucho que escriba, ruede, pinte, esculpa o componga.

* Y no tendrá interés porque el chimpancé que tarda cinco años en parir una mediocridad querrá casi siempre convencer a los otros monos que no puede salir nada bueno de ese chimpancé mediocre que publica casi todos los años sus obras completas.

* El ensayo de Boullé también revela datos interesantes sobre los monos que empezaron su carrera en el planetito canario para saltar al planetita que llaman España. Todos estos chimpancés aspiran a convertirse en orangutanes (venerables) porque aspiraron a  hacerse un nombre en territorio desconocido. Es probable, apunta el ensayista (autor también del imprescindible estudio El puente sobre el río Kwai, entre otros volúmenes) que muchos de esos chimpancés a lo que nos referimos y a punto de la jubilación miren a su planetita canario de origen con la intención de regresar a su tierra cuando el impecable e implacable paso del tiempo les haya quitado protagonismo en los territorios donde hasta ahora se desenvolvían.

* Permítanos apuntar que lo mejor del caso es continuar siguiendo a rajatabla las directrices planteadas por Boulle y que nos preguntemos ¿por qué esos canarios que lograron hacerse un nombre fuera continúan con los mismos vicios de los canarios que no han triunfado fuera? Será, pensamos humildemente, la mala costumbre de devorarnos a nosotros mismos.

* La conclusión que arroja Boulle en su ensayo es muy triste. Aunque si han visto la película que inspiró tan valiente retrato de la sociedad su final es más amarago si cabe.

Tanta lucha, tanta mierda para descubrir que por mucho que te hayas roto la cabeza para hacerte un lugar en la galaxia del Ombligo tú mismo eres víctima de ella.

* La paradoja de Boulle –y sobre todo la de la película– nos dice que por mucho que escapes con la intención de crear un nuevo mundo al final te encontrarás en la playa desierta con media silueta de la Estatua de la Libertad para recordarte que has regresado a casa.

¡¡¡A casa!!!

Saludos, casi como uno de los supervivientes de Los Andes, desde este lado del ordenador.

La maldición de 'El Quijote'

Miércoles, Marzo 17th, 2010

 quixote.jpg

Esta mañana me dio por hacer una rápida encuesta entre un grupo de amigos lectores. La encuesta consistía en una única pregunta, fácil de responder siempre y cuando se hiciera con sinceridad: ¿Ha leído usted El Quijote?

De los seis amigos a los que les solté la inevitable cuestión creo que cinco me contestaron con el corazón en la mano. No estoy tan seguro de la respuesta que me ofreció el sexto porque es un bromista. Una de esas personas que va por la vida con un optimismo que desarma incluso en las situaciones más desagradables de su existencia. Sólo por eso, considero que lo que me dijo debe darse por válido pese a que todavía me pregunte si fue verdad o simple y llanamente una de sus tradicionales tomaduras de pelo.

Esta encuesta nació a raíz de un post anterior en el que relexionaba del flaco favor que le hicieron a mi espíritu rebelde cuando en su tierna adolescencia le obligaron a leer determinadas novelas. Uno de los encuestados me recriminó de hecho mi obsesivo ataque a los profes y profas que se empeñaron por aquel entonces en que me tragara aquellos títulos que no conservo en mi ya gastada memoria. Quizá tenga razón, pero por carácter siempre he mirado de reojo a quienes intentan imponerme algo sin razonar el por qué debo de hacerlo.

Creo que no soy el único que, pese a ser un idiota y pacífico ciudadano, tiembla cuando pasa por arcos detectores, entrega un billete y enrojece cuando lo pasan por uno de esos dispositivos que salta si es falso o cuando se cruza en la calle con una pareja de policías.

Que sepa, hasta este momento afortunadamente no cuento con ficha policial a no ser que el Estado disponga de un archivo con el quién es quién de todos sus ciudadanos. Por eso no entiendo que este miedo me siga asaltando pese a que crezca y me haga más viejo. Me refiero a la extraña inquietud de enfrentarme ante cualquier tipo de autoridad.

Lo que ya considero como una especie de síndrome debe de tener nombre. Y ese nombre quizá justifique el cañonazo que supuso para mis neuronas cuando descubrí la obra de Franz Kafka. Sí, me refiero a ese mismo escritor al que sólo se le conoce por esa novela corta donde un tipo se despierta una mañana convertido en escarabajo. Aunque en mi imaginario juvenil el nuevo cuerpo transmutado fuera el de una de nuestras tan habituales cucarachas.

Entre los amigos a los que les planteé la pregunta –¿ha leído usted El Quijote?– sólo dos me aseguraron que sí. Y uno de los del sí fue, precisamente, ese amigo que les contaba que ve siempre la botella medio llena. El resto, como quien les escribe, me respondió que lo que conocía de la obra magna de Cervantes era gracias a la serie de dibujos animados que había que tragarse cuando éramos pequeños y se emitía por televisión antes de la película de la tarde; y por los fragmentos que en su época de estudiante les obligaron a que leyeran y comentaran en clase.

No pude reprimir entonces plantear a quienes me confesaron esta laguna en su reconocida cultura como ávidos lectores si habían intentado leerlo después, sin pesadas orientaciones. Y cosa curiosa, tres coincidieron en que trataba de una novela que esperan leer cuando sean ancianos siempre y cuando aún les funcione con corrección la maquinaria de la mente y el cuerpo. Los dos restantes, sin embargo, me indicaron que habían hecho intentos aunque habían desistido nada más empezar En un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme… No manifestaron tampoco mucho interés en leer la obra del que llaman Príncipe de las Letras en los que le queda de vida.

Como no tengo muchas cosas que hacer últimamente y me encantan estas boberías de perder el tiempo y dormir la bendita siesta, me dediqué cuando no estaba puesto en tan sana labor, en navegar por la Internet para descubrir comentarios elogiosos de lectores sobre El Quijote. Muchos porque quieren quitarse ese libro de la cabeza. Casi porque parece que se trata de una obra que sienten como una extraña espina clavada en el alma. Otros porque –dioses– habían llegado a una edad donde el único libro que les reconfortaba intelectualmente era precisamente El Quijote.

Todo esto me hizo reflexionar que hay algo maldito en el que se considera como título mayor en la obra de Miguel de Cervantes. Tan maldito que ilustres cinestas que quedaron cautivados ante su universo descrito fueron incapaces por cuestiones financieras de finalizar los proyectos personales que estaban rodando sobre el caballero de la triste figura. Me refiero a Orson Welles y Terry Gilliam.

Reflexioné así que esta maldición también llega al resto de los que como quien les escribe, y ese grupo de amigos, siente ante esta novela gigantesca de nuestra literatura.

En mi caso, y dispongo de una excelente edición, he fracaso en las tres intentonas en las que me he propuesto sumergirme en su universo. No obstante, escribo que estoy armándome de fuerza para saltar ese obstáculo que aún no me he atrevido a superar en lo que ya considero como una larga y probablemente inquieta carrera como lector.

El Quijote será así la única novela que me llevo en el equipaje de un viaje largo que espero emprender precisamente en abril, mes en el que como todo el mundo sabe se celebra el 23 la Fiesta de eso que todavía llamamos libro. La fecha coincide –¿hay que decirlo?– con el mismo día en que enterraron en Madrid a don Miguel de Cervantes en 1616.

Saludos, más que probable víctima de la maldición de El Quijote, desde este lado del ordenador.