Archive for Marzo, 2010

¡Que viva la bandera tricolor!

Martes, Marzo 16th, 2010

 ¡DALE TANKE Y KEROSENO!

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De un tiempo a esta parte la actividad parlamentaria en la Cámara regional ha acogido una serie de iniciativas de carácter cultural que pese a su carácter simbólico merecen nuestro más absoluto reconocimiento. En la mayor parte de los casos quien ha llevado estas iniciativas es la diputada del grupo de CC Dulce Xearch Pérez, mujer que si llevara boina guevariana podría convertirse en algo así como nuestra particular Patty Hearst de la política canaria.

Gracias a una proposición no de ley defendida por ella con la misma gallardía aunque usando distintas armas que la antaño miembro del Ejército Simbionés de Liberación, la Comisión de Cultura estudiará mañana, a las 10.30 horas, el futuro del Festival Keroken y el Espacio Cultural El Tanque. Buena suerte, inglés, que decían en Adiós al rey.

Está muy bien que el Parlamento de Canarias acoja asuntos de tan importante calado cultural. Lo que ya no me parece muy bien es el paquete de diputados que se prestan a debatir estos asuntos. Durante un tiempo tuve el dudoso honor de ser un habitual de esa casa, casa que pasado el tiempo creo que está encantada. O poblada de fantasmas y cadáveres enterrados en sus paredes como hacen con el pobre protagonista de El barril de amontillado de Poe.

Luego están los actores de la comedia política canaria paseándose por los pasillos, la cafetería y el mismo hemiciclo. Recuerdo que me bastaba escucharlos para que poco a poco mi rostro se transformase en una amarga máscara de aburrimiento y me asaltase (o al menos me asaltaba entonces) la sensación de que todo aquello que se debatía y debatía no servía para nada. Además, cuando intentaba en forma escrita dar coherencia a sus ¿razonamientos? la tarea me resultaba más complicada que resolver el misterio de la piedra Rosseta.

En ocasiones, es cierto, prestaba atención a un diputado porque se expresaba con meridiana claridad aunque generalmente el nivel de oratoria de sus señorías me parecía más que deficiente.

Hablaban y hablaban. Hablan y hablan y se emborrachan hablando. Mientras, fingen compromiso con un cinismo que haría trizas la mueca del mismísimo Joker. Así que uno que les escribe, cuando salía de esa casa de fantasmas ubicada en la santacrucera calle de Teobaldo Power, no dejaba de preguntase ¿para qué demonios sirve este circo interpretado por tan malos payasos?

Conste en acta que con esto no estoy diciendo que me parezca que caen en saco roto iniciativas que, como la que se abordará mañana y se abordaron ayer de carácter cultural, protagonicen algunas de las horas de nuestro provinciano parlamento canario, pero entiendan que soy de los que duda que algunas de sus señorías –salvo honrosas excepciones porque imagino que debe de haberlas, ¿verdad dioses?– haya leído lo que se dice un puto libro en su vida.

Pero así son las cosas en esta chripitifláutica región en la que habitamos.

¡SODOMA Y GOMERA!

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La editorial Verena Zech anuncia que presentará a uno de los autores de su catálogo en la Leipziger Buchmesse, la segunda feria del libro más grande de Alemania. El encuentro se celebra del 18-21 de marzo. Mani Beckmann dará a conocer su novela policíaca Sodom und Gomera (Sodoma y Gomera) en este encuentro. La editorial Zech es una empresa privada fundada por Verena Zech en 2001 en Santa Úrsula (Tenerife). En su catálogo se pueden encontrar novela histórica como El Rey de Taoro y Tanausú, traducidas al castellano, y Pedro González (o Petrus Gonsalus) El salvaje gentilhombre de Tenerife del italiano Roberto Zapperi. Incluye además a otros escritores, como el tristemente desaparecido Rafael Arozarena, co-autor de la Guía naïf de costumbres canarias, con obra de la pintora canaria Ángeles Violán.

(*) La imagen corresponde a Saló o los 120 días de Sodoma. La última obra maestra de ese gigantesco e irrepetible maestro que fue Pier Paolo Pasolini.

Y EL VIERNES…

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El próximo viernes, 19 de marzo, a las 19 horas en la librería Agapea de Santa Cruz de Tenerife tiene lugar la presentación de Los días de mercurio (La iniquidad II), de Alexis Ravelo. El libro fue presentado oficialmente en la librería Negra y Criminal, de Barcelona, el pasado 27 de febrero, donde contó como padrino con el escritor argentino Raúl Argemí. Ahora le toca el turno a la capital tinerfeña, y en esta ocasión el maestro de ceremonias será el escritor y gestor cultural Ayoze Suárez.

POR EL FOR(R)O CANARIO

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Y nuevo mea culpa. Y mea culpa porque si bien hace unos días “acusé” al pobre y sufrido David San Ginés, he comprobado con honda satisfacción que el responsable de diariodeunkinosofista se ha vuelto hoy más gamberro y canalla que nunca. Me entero gracias a su blog de una noticia que hace necesaria su masticación sensata con la esperanza de digerirla con la lentitud que precisa. Lean.

Lean y sepan por donde va la cosa.

Sólo puedo manifestar mi total y también sufrido respaldo a la cineasta María Eugenia Arteaga.

Les invito así, una vez más, a que lean este texto para que se hagan una fotografía de cómo se han hecho las cosas en el actual For(r)o Canario tras la fatal (por la crisis, ¡ah, la crisis! recuerden) destitución de su anterior coordinador, Luis Roca.

LA FRASE DE LA SEMANA

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Lo escuché en un establecimiento de alquiler de películas.

- ¿Vas a ir al concierto de Stanley Jordan?

- ¿Y quién es ese?

-Sí hombre, un negro que toca la guitarra…

Y es que somos ansí.

¡Que viva la bandera tricolor!

Saludos, numantinos, desde este lado del ordenador.

De como aprendí a detestar a Miguel Delibes

Lunes, Marzo 15th, 2010

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… Y pese a todo, va por usted Miguel Delibes

LA LETRA CON SANGRE NO ME ENTRA

La semana pasada falleció el escritor Miguel Delibes. No voy a profundizar en el personaje ni en la obra porque ya se ha escrito (y se escribirá) ríos de tinta en torno a la desaparición del autor de Los santos inocentes. Así que mi modesta y pequeña aportación a su óbito se resume en que si bien lamento su ausencia les aseguro que desde muy joven se me enseñó a que detestara su producción literaria por una mala educación que pretendió que leyera sus libros a base de la letra con sangre entra.

Recuerdo aún la obra que obligó a que lo odiara con todas sus letras mientras se me aplicaba aquella inolvidable disciplina inglesa: Cinco horas con Mario.

Pero no fue sólo Delibes el escritor al que aspiraron que me diera náuseas en mi adolescencia de rebelde lector rebelde aquellos profesores (nunca maestros) de lengua y literatura.

El Quijote, de Miguel de Cervantes, al que leíamos a cucharadas porque nos seleccionaban fragmentos escogidos fue otro de esos libros que provocó mi reacción de involuntario rechazo. Y  lo más peor (que decimos por aquí) es que casi lo consiguen esos talibanes con Ramón J. Sender al imponerme su Réquiem por un campesino español y La tesis de Nancy. Años más tarde, afortunadamente, me reconcilié con él cuando encontré en una librería de viejo El bandido adolescente y se me hizo la luz al descubrir a un autor que todavía conservo en mi cabecera pese a que unos pretendiesen que lo odiara precisamente por imponérmelo por la fuerza. O que me lo tragara como aceite de ricino. O por la cara. O la jeta.

SERÁ QUE LA VIDA ES PURO TEATRO

Recuerdo que los únicos libros que se salvaron de mi rechazo como lector obligado por la autoridad fueron –curiosamente– tres obras de teatro que, para un por aquel entonces principiante devorador de novelas tenebrosas lovecraftianas le sorprendieron gratamente: La vida es sueño, de Pedro Calderón de la Barca, Don Álvaro y la fuerza del sino, de Ángel Saavedra, el duque de Rivas e Historia de una escalera, de Buero Vallejo.

Pienso ahora, con la distancia de la edad, que quizá se deba a que su lectura me propuso algo nuevo. Esto de leer teatro (o guiones de cine) no me obligaba a estrujarme la cabeza. Todo estaba explicadito, masticado como cuando tu mamá te cortaba el bistec en trocitos cuando eras un feliz infante. Claro que, pienso ahora, lo que más gracia curiosa me provocaba es que en vez de poner Fin. O punto y final cuando terminaba la historia lo que te encontrabas era TELÓN.

Me encantaba lo de Telón.

Y m sigue encantando lo de Telón.

Es una metáfora perfecta para poner fin a la comedia de tu vida.

Eduardo se muere cogiendo por el cuello a un puñado de gallinas.

CAE EL TELÓN.

Pero no iba por aquí la cosa. Iba por las novelas que nos obligaron a leer a los de mi generación en los ya lejanos 80.

ESTO ES ASÍ –TE DECÍAN– NUNCA ES ASÁ…

Te indicaban el libro. Hacías el comentario de texto. Pero nadie te orientaba sobre aquello que tenías que leer.

¿Quién era el escritor?

¿Por qué había escrito aquella obra?

El profe o la profa se limitaba a ordenar: “Voy a examinar sobre Cinco horas con Mario…” y la peña, supuestamente, leía Cinco horas con Mario.

Creo que fui uno de los poco de la clase que lo intentó. Me refiero a Cinco horas con Mario.

Digo todo esto porque estoy seguro que el señor Delibes allá donde se encuentre me entenderá.

Otras novelas que también cayeron de tan ingrata manera fueron La familia de Pascual Duarte (que me gustó, sería por el brutal asesinato) y La colmena, novela que volví a releer años más tarde y que me llegó pero no cuando me obligaron con la que quizá sea una de las ficciones más famosas del inolvidable Camilo José Cela. Personaje que caía bien a la muchachada de mi tiempo porque era el único al que autorizaban a que soltara sonoros tacos (coño, cojones) en la televisión en blanco y negro de aquella época que evoco en mi cabeza en blanco y negro.

Y LLEGÓ EL SIGLO DE ORO

No sé si será por mi carácter, pero si hubo un momento de nuestras letras que me gustaba cuando se enseñaba en clase fue el Siglo de Oro. Y no por Lope de Vega, personaje que siempre me cayó bien, bastó que lo viera en una fotografía de mi libro de texto para que sintiera aprecio por ese caballerete de vida licenciosa que al final se metió a monje y que al parecer escribía hasta dormido, sino por el rifirafe que mantuvieron Francisco de Quevedo y Luis de Góngora, representantes de eso que llaman conceptismo y culturanismo, respectivamente.

Confieso que siempre fui más de Quevedo. Bastó descubrirlo en sus retratos: con sus quevedos, su pelo rizado y esa mirada de tomarle el pelo a todo el mundo. Cuando me encontré ante la casa donde ¿nació o vivió? en Madrid me puse de rodillas con otro amigo igual de loco que quien les escribe. En cambio, siempre sentí antipatía por Góngora, que aparece en los retratos de la época como un tipo malfollado. Pienso ahora que no fui justo pero diablo el Góngora tiene cara de inspector de Hacienda mientras que Quevedo refleja la de un inteligente gamberro. Un toca los cojones tan necesario en aquellos y en estos tiempos que vivimos.

Años más tarde me leí casi toda su obra. Y pese a que su textos están escritos en castellano antiguo me sorprendí soltando carcajadas con su deliciosa Vida del buscón. De hecho, gracias a su Vida del Buscón me leí otras historias de esas que llaman de picaresca: Lazarillo de Tormes, el Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán o El diablo Cojuelo de Luis Vélez de Guevara, riendo siempre como un descocido pese a que consultara el Diccionario cada dos por tres… Y todo eso sin imposición reglamentaria.

No obstante, lo de Góngora me dio tan fuerte que cuando estudiamos a la Generación del 27 ya me cayeron mal de partida todos los de aquel grupo cuando le rindieron el famoso homenaje. Sí, soy un tipo lleno de prejuicios, y si bien entiendo que le rindieran loas al de Polifemo ¡donde esté el viejo maestro Quevedo y su espíritu destructor por trasgresor!

Igual me equivoco, pero sería interesante que algún lumbrera de nuestro gastado cine español realizara una película sobre esta rivalidad entre ambos. Quevedo y Góngora. Góngora y Quevedo. Metiéndose leña a través de sus versos.

¡Viva el Siglo de Oro de las letras españolas!

Que son tan mías como de todos ustedes, supongo.

YO, QUE CONOCÍ A DELIBES PORQUE CRUZABA DELANTE DE MI CASA…

Pero ¿a qué venía todo esto?

Ah, Miguel Delibes.

Leo y releo los elogios. Sentidos homenajes. Columnas y columnejas donde se escribe “yo lo conocí una vez. Lo ví cruzar delante de mi casa…” “Encarnó el espíritu de Castilla…” y todas esas fanfarria que se han sacado del bolsillo los que han escrito ahora sobre la muerte del autor de Las ratas (nunca mejor dicho).

Y yo, mientras tanto, pienso en lo cuesta arriba que me resultó leer sus Cinco horas con Mario. Y en el profundo bostezo de indiferencia que me produjo cuando ví la versión que Mario Camus firmó de Los santos inocentes… Bueno, recuerdo a Paco Rabal y su milana, milana bonitaaa

Pero poco más, la verdad.

Pese a todo, y que conste en acta, confieso que me gusta lo poco que conozco de la vieja Castilla nueva. Y conste que disfruto cuando hablo con un mago de la vieja Castilla nueva y me suelta esas Z y esas C sonoras y vibrantes que nunca jamás (¡jamás nunca!) podré pronunciar.

Y conste de tantas cosas que deben constar.

Pero mi España tiene acento andaluz y canario.

Y esa España, que llevo con honor agarrada al alma, se le hace muy difícil todavía entregarse a la España mesetaria que tan bien dicen describió el maestro Delibes.

Aunque sé que es mi España.

Y por eso, precisamente, volveré a leer Cinco horas con Mario.

Aunque me dé miedo.

Claro que quizá sea por eso y algo más…

Saludos, no sé yo ni cómo, desde este lado del ordenador.

Un corto cortísimo

Domingo, Marzo 14th, 2010

Les invito a que lean y relean si quieren este artículo del escritor y periodista Arturo Pérez Reverte y que publica hoy la revista XL Semanal, publicación que se vende conjuntamente con el diario ABC en su edición de los domingos. Con la que nos está cayendo a los que todavía perdemos el tiempo leyendo libros, escuchando música, viendo una película o gastando suela de los zapatos en asistir a conciertos, exposiciones y recitales varios, la verdad es que la opinión del señor Reverte ha llegado a ese trozo de corazón que todavía me queda y que se resiste a dejar de latir.

Saludos, cada día más rehabilitado, desde este lado del ordenador.

Gastando las últimas balas de este 'Colt'

Domingo, Marzo 14th, 2010

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“No era un bandido. De hecho durante un tiempo fue defensor de la Ley.

Llevaba una vida de ermitaño y su credo era:

No soporto injusticias.

No soporto insultos.

No soporto a los bravucones.

No me comporto así con la gente y exigo lo mismo de ella”.

(J. B. Books, John Wayne, en El último pistolero).

Repesco –porque los dioses a pesar de que se despisten también están de mi lado– una película que recomiendo a todos aquellos corazones a los que todavía les pueda quedar un trozo de inocencia. También, me siento así de generoso, a los casposos y a los que creen que el cine es cuestión de mover de un lado a otro la cámara porque “va en función de la historia” ¡¡¡y encima se expirementaaa!!!

El filme que les recomiendo es otro western crepuscular. Crepuscular pero atípico.

Y atípico y crepuscular por varios motivos.

Se tituló en España El último pistolero y la dirigió Don Siegel a mediados de los setenta. Se trata de la última película que interpretó ese centauro del desierto que fue John Wayne. Un hombre que no sé si fue bueno pero que para mí y gracias a sus películas siempre será un modelo de cómo se tiene que ir por la vida…

El filme cuenta los últimos días de un desperado en un tiempo, principios del siglo XX, que ya no es su tiempo. El filme está rodado con cámara fija, apenas se mueve y si se mueve ni lo notas como espectador del espectáculo (¿por qué de eso se trata, verdad?).

Se permite, además, romper la dinámica de cintas del oeste tradicional porque la acción se desarrolla en una ciudad (Carson City) y no en grandes espacios abiertos.

Y se trata, lo más importante, de un largometraje que rinde tributo a uno de esos actores que hicieron grande el género por excelencia del séptimo arte (Wayne) porque en el western (¿pensarán lo mismo los del LEAC, los cubanos de la Escuela de San Antonio de los Baños, los que programan cine in… cuando está out, los del festivalito sea en La Palma o en Las Palmas de Gran Canaria now!, las lumbreras de nuestro Gobcan?) se ha narrado, queridos míos, algunas de las mejores historias que el cine ha sabido contar en pantalla grande.

Made in USA.

El último pistolero es un filme de una tristeza extrema pero con destellos –muy afortunados– de humor negro que desarma. Esa risa amarga que tanto necesitamos en estos tiempos donde ya no queda ni vino ni rosas.

Les cuento infieles:

John Wayne hace de un pistolero que se refugia en la ciudad para esperar a la muerte aunque como le sugiere un viejo amigo que interpreta James Stewart, él al menos tiene la decencia de anticipar su propia muerte…

En este ambiente de “falsa primavera” –como le dice el único personaje femenino de la cinta, Lauren Bacall (la acción se desarrolla a finales de enero)– el pistolero interpretado por Wayne espera a su final mientras mata el dolor con dosis de láudano, no quiere oír hablar de curas y negocia con su fin con el enterrador (fantástico e inolvidable John Carradine).

Es un filme negro y de una hondura terrible. Recuerdo que cuando la vi por primera vez (¿fue en el teatro Baudet?) salí de la sala conmocionado pero sin masticar las claves que ahora he descubierto en un segundo y emocionado visionado.

Es un filme muy triste pero intenso. Quizá no se trate de la mejor película de su director, Siegel, pero sí que es un  emocionado y redondísimo final a la carrera de un gigante como Wayne. Uno de esos actores y cineastas, caramba, que lograron que AME con mayúsculas ese algo intangible –materia con la que están hecho los sueños– que es el CINE.

APRENDED, MUCHACHADA

Tengo los ojos cubiertos de lágrimas. Y no por pena sino por mareo. Vengo de ver Green Zone, la última de Paul Greengrass con Matt Damon como protagonista. Esa que anuncian como un regreso de Bourne pero para adultos o algo parecido.

El filme es otro de esos quiero y no puedo que caracterizan a este cineasta cuando se quiere poner serio. Además, y es lo que genera mis lágrimas, estoy pensando seriamente en solicitar firmas para que los cineastas de nuevo cuño dejen la puta cámara en paz. Me descoloca que dé saltos de un lado a otro como si el artefacto sufriera los espasmos de un epiléptico.

Un amigo me dice que eso es influencia de los informativos pero confieso que solté la carcajada cuando me lo sugirió. “Eso es hacer malabarismos sin magia” le contesté. Claro que es probable que me haga viejo. Salgo –una vez más del cine– con la sensación de que he tirado ese dinero que tanto nos vale a la basura.

¿Y la historia?

La historia es un asco.

MEA CULPA

Por último, y casi a punto ya de iniciar ese exilio voluntario de elescobillon en los mares de la red, aprovecho que los comentarios van de cine para pedir disculpas públicas disculpas a David San Ginés por anunciar que había recuperado su bitácora enrodajecanario cuando no era así. Lo que ha hecho David es crear un nuevo espacio (mucho más interesante que el anterior según mi modesto parecer) en la red llamado diariodeunkinosofista. Y digo que más interesante porque David nos permite ver algún rayo de luz en sus tinieblas. Su blog ahora es un diario personal en el que describe en ocasiones con notable y muy sano sentido del humor sus vivencias y reflexiones diarias.

Destaco, además, que en uno de sus post ha tenido la generosidad de contestar a lo que expresé (y sigo pensando, maestro David) en elescobillon hace unos días acerca de su nueva experiencia en la red.

Pese a todo, y porque tengo fe en eso que llamo corazones inocentes, ya  tengo su blog en mis favoritos.

¿Y ustedes, cabestros, a que esperan?

Saludos, navegando, navegando, desde este lado del ordenador.

¿Las estrellas son mi destino?

Miércoles, Marzo 10th, 2010

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En memoria de quien sabe. Allá donde esté… porque estará ¿verdad?

Nunca me he fiado de ese sistema de catalogar las cosas con estrellitas. Me refiero a las que publican algunas revistas y páginas web donde un puñado de presuntas personas autorizadas califica una película, un libro o un disco con nota.

Si es de fulanito de tal ****

Si es de menganito de tal **

Soy de los que cree que el mejor crítico es el que se limita a decir –como cuando salíamos del cine siendo críos– “pues está película me gustó o no me gustó”. Nadie te preguntaba entonces ¿por qué? pero tú sabías que lo que habías visto, leído u oído era bueno o malo porque te había tooocado algo.

Es verdad que últimamente no me toooca nada lo que veo, leo u oigo (salvo el último disco de Johhny Cash que no me canso de escuchar. Ahora mismo suena como banda sonora mientras escribo estas líneas) lo que me hace revolver como un poseso en ese imperio de la basura que conforma mi cacao intelectual para buscar las voces amigas que nunca fallan y que me llevan a ese dorado exilio en el que puedo evadirme de la triste y sombría realidad que nos rodea.

Creo que si uno consigue cierta seguridad en sí mismo es porque termina aceptándose como persona. Aunque dejes casi siempre intacto un lado salvaje e ignoto con la esperanza de llevarte (¿des?)agradables sorpresas en lo que todavía te queda como payaso en la gran pista de circo que es la vida.

Es una manera de ir por la vida.

Pese a todo –y procurándome centrar en el asunto– de vez en cuando suelo mirar muy por encima esas catalogaciones estrelladas porque una vez fui –¡oh, lo confieso!– miembro de la cofradía de poner nota con estrellitas. Claro que lo que hice entonces fue dar precisamente la nota. Es decir, que le daba cinco estrellas a filmes como Starships Troopers no por un inconsciente acto de gamberrismo sino porque, sinceramente, Starships Troopers me sigue pareciendo una de las mejores películas de la década de los 90 del siglo pasado.

No me canso de verla.

Y verla. Reverla. Verla.

Es uno de mis títulos de cabecera.

Y lo es porque entre otras cosas cuando hablo con otros contaminados coincidimos en lo que más nos gustó del filme que dirigió ese holandés errante que es Paul Verhoeven según su particular interpretación de la novela del iluminado reaccionario que fue el más que estimable escritor Robert A. Heinlein.  Es decir, que no intentamos justificar lo interesante que nos parece la traducción fílmica ni sus claves sino que no nos escuchamos cuando soltamos todos aquellos momentos que nos tooocaron en esa obra maestra del género que es Starships Troopers.

Ni Guerra de las Galaxias ni 2001. Si te gustó el Planeta de los simios (¡quitas tus sucias zarpas sobre mi clásico Tim Burton!) es que usted pertenece al club de los Starships Troopers.

Es decir, que para mí son personas sensibles e inteligentes.

Muy sensibles e inteligentes.

¡Están contaminados!

Claro que, les digo, no iba por ahí lo que quiero contarles como si se tratara de una revelación. Será el Incal que ilumina mis tripas últimamente. Perdónenme ustedes, debe ser que estoy cansado de tanto tooonto del cuuulo que se llama poeta, cineasta, músico o ¡mamá yo lo que quiero es ser artistaaa!

Joder con los mosquitos.

Lo que quería decirles es que he descubierto por fin que sí que hay un sistema de estrellitas que funciona. Y que por funcionar: convence.

¿Será cosa del Incal?

En este sistema no puntúan críticos barbudos y sin pelo en la cabeza ni babosos pupilos que viven “con tanto dolor el laborioso parto de creación mientras se miran la mierda de sus ombligos”, sino todo Dios.

O rostros pálidos.

Negros.

Amarillos.

Rojos.

Heterosexuales, lesbianas, homosexuales, travestís y transexuales. Ricos, clases medias y pobres. Vamos, toda la gente elegante que visita la red y se deja atrapar por ella.

Gente que busca en determinadas páginas lo que busca la gente que explora en determinadas páginas: acción y no historias.

O pornografía.

Con todo lo malooo que piensen algunos.

Y con todo lo buenooo que piensen algunos.

Exploro en la red esas páginas (semper fidelis) legales para adultos y descubro que el sistema de valorar con estrellas el amplio catálogo de películas que ofrece resulta de verdad de lo más eficaz.

Y es que una vez más (Dios te bendiga Democracia) la opinión de la mayoría no suele equivocarse.

Viajas por una de esas páginas digamos que con la lengua fuera y antes de pinchar como el que no quiere una de sus ofertas miras cuántas estrellas le han dado los usuarios.

“¿Dos solamente?”

“Hummm.  No, no merece la pena”.

Vuelves a investigar con los ojos echando chispaaas.

“¿Qué ese título tiene cinco?”

Entonces querido amigo es que la has clavado (¿nunca mejor dicho?).

Y es que la mayoría no se equivoca.

Bendita Democracia bendita.

Saludos, a lo ¿las estrellas son mi destino?, desde este lado del ordenador.

¡Alégrame el día!

Martes, Marzo 9th, 2010

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Dos buenas noticias.

PRIMERA

El Parlamento de Canarias ha dado hoy luz verde por unanimidad a una Proposición No de Ley (PNL) para apoyar el Salón Internacional de Libro Africano (SILA). La iniciativa parlamentaria reconoce la importancia de este encuentro para el archipiélago. Esperamos así que quienes deben tomar nota pues tomen precisamente nota.

SEGUNDA

El realizador David Delgado San Ginés ha recuperado su blog enrodajecanario. Me entero porque me envía un e-mail anunciándome que uno de sus trabajos compite este año en ese extraño y casi cogido por alfileres Foro Canario que se celebrará en el XI Festival de Cine de Las Palmas de Gran Canaria (les invito a que lean el post anterior). El nuevo blog de David está bien pero noto en falta un sano sentido crítico que denuncie ese espejismo que continúa siendo la versión oficial del cine y el audiovisual canario. Sector que parece que se resiste –¿por miedo? ¿desidia de sus protagonistas?– a aclarar de una vez sus negros, negrísimos nubarrones que nos impiden ver…

Saludos, pese a todo gratamente entusiasmados, desde este lado del ordenador.